sábado, 4 de julio de 2015

#hemeroteca #historia | Judy Garland, la trágica muerte que impulsó el Orgullo Gay

Imagen: El Confidencial / Judy Garland
Judy Garland, la trágica muerte que impulsó el Orgullo Gay
"Amigo de Dorothy". En el Estados Unidos de los años 60 esa era la contraseña, la clave de los hombres gais para reconocer a otros con los que compartían identidad sexual.
Jose Madrid | Vanitatis, El Confidencial, 2015-07-04
http://www.vanitatis.elconfidencial.com/celebrities/2015-07-04/judy-garland-la-tragica-muerte-que-impulso-el-orgullo-gay_914617/

"Amigo de Dorothy". En el Estados Unidos de los años 60 esa era la contraseña, la clave de los hombres gais para reconocer a otros con los que compartían identidad sexual cuando el mundo homosexual se vivía en privado. La influencia del personaje que encarnó Judy Garland en “El mago de Oz” era ya evidente, como obvio es, casi cinco décadas después, que los colores de la bandera que representa el movimiento hacen una clara alusión a la canción “Over the rainbow”, que la actriz entonase en la mítica película. Para más inri, su funeral se produjo el 27 de junio de 1969, justo un día antes de las protestas de Stonewall, que a su vez tuvieron lugar a raíz de la paliza que unos policías pegaron a un grupo de homosexuales en un bar de ambiente neoyorquino. Las conexiones entre Judy Garland y el mundo gay son múltiples y variadas, pero si hubiese que primar una de ellas sobre el resto, los críticos hablarían de la identificación de los homosexuales con el sufrimiento que padeció la actriz, cuya vida supuso una serie de obstáculos propios de un folletín melodramático que la conducirían a una muerte prematura.

Los problemas de Garland tuvieron su origen en la infancia, cuando su madre aprovechaba su talento como artista para ejercer lo que hoy sería entendido, claramente, como explotación infantil. La Metro Goldwyn Mayer, estudio para el que trabajó desde mediados de los años 30 hasta 1950, tuvo gran parte de culpa de ese trato. Para aguantar horas y horas de trabajo, los ejecutivos del estudio le proporcionaban pastillas que acabaron creándole una fuerte adicción que arrastraría el resto de sus días. A ello se unía la eterna inseguridad de la estrella que, rodeada de beldades de la talla de Lana Turner o Hedy Lamarr, sentía que su físico era demasiado ordinario, una tara a la hora de convertirse en una gran estrella. Que L. B. Mayer la llamase "mi pequeña jorobada" no ayudaba demasiado a que aumentase la confianza en sí misma.

Una serie de matrimonios desdichados, entre los que se encuentran el que formó junto a Vincente Minnelli tras conocerse en el rodaje de “Cita en St. Louis”, harían el resto. En la última década de su vida, Judy se había reinventado. Desde que la Metro Goldwyn Mayer, harta de sus continuas neurosis y de los retrasos que provocaban sus miedos, la despidiese, rodó “Ha nacido una estrella” para Warner y desdeñó el cine en beneficio de los escenarios, donde encontró una segunda vía de ingresos económicos y una nueva vida profesional.

Su tercer marido, Sidney Luft, impulsó ese cambio de rumbo que coincidió con su culto gay. Pese a todo, Luft tampoco se quedaría en su vida definitivamente, ya que se divorciaron en 1963 y luego vinieron otros dos maridos. De hecho, su hija Liza le llegó a decir una vez: "¿Otro marido más, mamá?". Entre cónyuge y cónyuge, sus shows dejaban ver la debilidad física que sufría por culpa de las depresiones y su afición a los barbitúricos. En uno de ellos, celebrado en Melbourne en 1964, apareció una hora más tarde de lo previsto, lo cual hizo que gran parte de los 70.000 asistentes la abucheasen y que el concierto finalizase antes de tiempo.

En marzo del 69, Judy Garland se casó con un empresario mucho más joven que ella, Mickey Deans. Los vídeos que han quedado de aquel día dejan patente su decadencia física. Con la mirada cansada, extremadamente delgada y frágil, Judy parecía una pálida sombra de lo que una vez fue. A sus adicciones había que sumar el cansancio acumulado de tantas actuaciones, necesarias para poner al día sus finanzas. Deans, del que también se acabaría separando, sería el testigo involuntario de la desgracia que iba a sobrevenir. En la mañana del 22 de junio, al acudir al baño del domicilio que ambos compartían en Londres, se encontró a Garland sentada en el retrete con la cara arañada. La actriz había muerto de una sobredosis de barbitúricos. Aunque la versión oficial lo llamó paro cardíaco, la rumorología acabó confirmando que probablemente se trataba de un suicidio o de una ingesta involuntaria de pastillas.

Pocos días después, la paliza de los agentes de la ley a varios chicos en un local neoyorquino, la que serviría de semilla definitiva para el movimiento gay, tendría relación directa con el fallecimiento. Cuando los policías entraron en el local, un grupo de gais celebraban la vida y obra de la actriz, cuyo 'arcoíris' serviría de eterna metáfora a todos aquellos que sienten como propio las fiestas que conmemoran aquel día; para aquellos que, día a día, y como Dorothy en “El mago de Oz”, saben que ya no están "en Kansas", que prefieren entrar en un universo tan colorido como el de la película, en el que cada cual puede amar a quien le dé la gana.

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