Páginas

lunes, 31 de julio de 2006

#libros #biopolitica | Cuerpos sexuados : la política de género y la construcción de la sexualidad

Cuerpos sexuados : la política de género y la construcción de la sexualidad / Anne Fausto-Sterling ; traducción de Ambrosio García Leal.
Melusina, Barcelona : 2006.
526 p. / Bibliogr.: p. 437-506
ISBN 9788496614031 [2006-07] / 22 €

/ ES / ENS
/ Biopolítica / Cuerpos / Género / Identidad sexual / Psicología / Sexualidad  / Sociología
Biblioteca UPV/EHU
https://millennium.ehu.es/record=b1548774~S1*spi

Un ensayo audaz que revisa los textos científicos como metáforas culturales y representaciones políticas a través de los que se han construido las ideas de masculinidad y feminidad, de heterosexualidad y homosexualidad durante el último siglo. ¿Tienen los hombres y las mujeres un cerebro distinto? ¿Por qué unos prefieren el amor heterosexual y otros se decantan por las personas del mismo sexo? ¿Está la identidad sexual determinada por la biología o es tan sólo un producto de las convenciones sociales? En este extraordinario e irreverente ensayo Anne Fausto-Sterling señala que la respuesta a estas preguntas hay que buscarla tanto en el reino de la ciencia como en el de la política. Este libro recibió el Premio a la Publicación Destacada de la Asociación de Mujeres en Psicología y el Premio Robert K. Merton de la Sección de Ciencia, Conocimiento y Tecnología de la Asociación Sociológica Norteamericana.

ENLACES
Melusina | Cuerpos sexuados

http://www.melusina.com/libro.php?idg=4614
>
DOCUMENTACIÓN

Nacido tibio. Comentario a Cuerpos Sexuados de Anne F. Sterling
Jorge Díaz | Disidencia sexual, 2014-02-04
https://disidenciasexualcuds.wordpress.com/2014/02/04/nacido-tibio-comentario-a-cuerpos-sexuados-de-anne-f-sterling-por-jorge-diaz/
Cuerpos sexuados
Luis E. Aldave, Encuentros de lecturas, 2006-09-25

http://encuentrosconlasletras.blogspot.com.es/2006/09/cuerpos-sexuados.html

lunes, 24 de julio de 2006

#hemeroteca #laicismo #fiestas | “Paganizar” las fiestas

Antzuolako Alardea / Imagen de 2007, dos años antes de la renovación coreográfica //

“Paganizar” las fiestas

Mikel Martin · Julen Zabala · Militantes de EHGAM | EHGAM-DOK, 2006-07-24

http://ehgamdok.blogspot.com/2006/07/paganizar-las-fiestas-ehgam-dok-2006-07.html 

El pasado 6 de Julio se dio un importante paso para hacer nuestra sociedad un poco más civilizada. El grito del concejal de Iruñea Javier Eskubi en el chupinazo anunciador de los sanfermines, transformó el tradicional en uno bastante más laico: “Viva las Fiestas de San Fermín”.

La posterior intervención de la alcaldesa Barcina para introducir, forzadamente, los tradicionales “Viva San Fermín” y “Gora San Fermin” da más valor, si cabe, a la actitud de Eskubi, consecuentemente agnóstica. Quienes luchamos por una sociedad verdaderamente laica y desprovista de cualquier símbolo religioso consideramos que ha sido un pequeño, pero decidido, avance en la transformación social.

Hubiéramos querido, sin duda, más: que el grito hubiera sido “Viva el 7 de Julio”. Pero todo llegará. Es tal la influencia de la Iglesia en casi todos los aspectos de la vida social, que restringir su presencia al ámbito estrictamente privado resulta una tarea más que titánica. Y un paso como éste, por mínimo que parezca, debe ser valorado como heroico.

La Iglesia siempre lo ha tenido claro: “santificar” las fiestas. Es bien sabido que en su empeño de convertir a los infieles, no ha dudado en apropiarse de los símbolos y tradiciones “indígenas”, en un proceso calculado de asimilación y desintegración de las culturas originarias.

El resultado está a la vista: apenas nos quedan reminiscencias de las fiestas que en su origen fueron claramente paganas. Es más, las principales festividades cristianas se asientan, con descaro, sobre ritos ancestrales del ser humano, como los solsticios.

La Iglesia, en su afán totalizador de controlar la vida personal y social apenas ha dejado, a regañadientes, un escape en carnavales y carnestolendas, a sabiendas de que les seguían cenizas, procesiones y cuaresmas.

No deja de ser curioso que hoy en día grupos parroquiales y esos mal llamados “de tiempo libre” (en vez de “adoctrinamiento de la infancia”) participen activamente en fiestas y carnavales. Frágil su memoria: no hace nada que perseguían, denunciaban, prohibían cualquier sarao, festejo, baile..., eso sí, con el apoyo incondicional del poder establecido.

Aún más, ¿por qué quieren olvidar aquella Acción Católica que señalaba con el dedo a quienes, condenados y pecadoras, iban a los cines a ver películas como “Lo que viento se llevó”? Su memoria es lo que se llevó y hoy no dudan en proclamar “la adaptación a los nuevos tiempos” como una forma más de permanecer donde siempre han estado.

Y así siguen manteniendo su presencia, en pueblos y ciudades, en colectivos y gremios: santos y procesiones, vírgenes y romerías, patronales y bendiciones... Tal es la tela de araña que tejieron a lo largo de la historia, que resulta casi imposible salir de ella: corporaciones que siguen acudiendo en procesión hasta el santo patrón, alardes que acaban en ermitas, agua bendita para hortalizas y para cualquier cosa, repiques de campanas anunciando lo que sea, paseos de arcángeles, imágenes y reliquias, sagrados corazones y cientos de cruces que hunden sus cimientos en los picos de montes y montañas...

No es de extrañar, por ello, que pueblos y ciudades conserven las fiestas dedicadas a santos, santas y vírgenes: sanignacios, santanas, sanjuanes, madalenas, sanfermines, santiagos, sanmigueles, sanpedros… Los movimientos sociales y vecinales deberían apostar claramente por una profunda transformación de las estructuras de la sociedad hacia planteamientos realmente laicos y progresistas, y no deberían conformarse con un mero cambio de parte del contenido de los programas festivos.

Pueden empezar por “paganizar” el propio nombre de las fiestas, que, aunque no lo parezca, también es importante. Las palabras tienen, sin duda, más significado de lo que parece. Así nos lo demostró el 6 de Julio: no es igual dar vivas a un santo que a las fiestas, aunque sean de ese mismo santo. Y no por nada, sino porque a quienes quieren que todo siga igual les dolió, les duele. Aunque sólo sea por eso.

Reducir a la esfera privada cualquier manifestación religiosa significa que los poderes públicos deben impulsar el cambio: no participar institucionalmente en ninguno de esos actos, por muy “tradicional” que sea; excluir de los programas festivos “herri mezak” y cualquier actividad religiosa; no subvencionar entidades (incluidas las de carácter asistencial, educativo o de tiempo libre) que tengan relación con la iglesia o con cualquier otra religión; eliminar los nombres religiosos de calles, barrios e, incluso, ciudades; preparar las bases para el cambio hacia una sociedad realmente laica...

Las fiestas tendrán que asumir estos cambios, porque la sociedad está en constante transformación. Y no se trata únicamente de la participación igualitaria en alardes y similares. Llegará un día en que en la “esku dantza” de santaneros y santaneras de Ordizia participará una pareja de gays o de lesbianas, como matrimonio recién casado, con el mismo derecho que los otros. Que esto sea “normal” cuanto antes depende de quienes nos comprometemos de verdad por luchar por una sociedad mejor.

Las “tradiciones” festivas deberán modificarse irremediablemente: no ha lugar a connotaciones sexistas, heterosexistas, machistas, militaristas, xenófobas, discriminatorias... El pobre “moro” del alarde de Antzuola dejará de ser sometido y, quién sabe, tal vez la fiesta se convierta en una bienvenida a un “subsahariano sin papeles”. Sólo necesitamos voluntad y dosis de imaginación.

Si nuestro objetivo es eliminar cualquier presencia religiosa en la sociedad civil, deberemos plantearnos incluso la transformación de muchos símbolos hoy en día casi incuestionables. ¿Podremos convertir en laica una ikurriña, cuya cruz blanca y aspa verde no son sino simbología cristiana? ¿Dejaremos de festejar el día de la patria un domingo de Resurrección?

Nada es imposible, como nos acaba de demostrar, el pasado mes de Junio, la Conferencia mundial de la Cruz Roja, al adoptar un nuevo distintivo universal, aconfesional y sin vínculo con ninguna religión: el “Cristal Rojo”. Una buena noticia para el laicismo, pues sustituye a los símbolos y nombres de la cruz y la media luna roja, de carácter claramente religioso. El nuevo distintivo, el marco rojo de un rombo sobre fondo blanco, puede ser asumido por cualquier persona sean cuales sean sus creencias. A partir de ahora será nuestra tarea que este nuevo símbolo se implante cuanto antes en todas partes.

En fin, que durante demasiados siglos se han empeñado en “santificar” las fiestas. Por ello la tarea de volver a “paganizar” las fiestas nos va a resultar larga, ardua y difícil. Quienes creemos en una verdadera sociedad civil, realmente laica y desprovista de cualquier connotación religiosa, sea de la religión que sea, vamos a seguir poniendo todo nuestro empeño en ello.

Y TAMBIÉN…
>
Festak pagano bihurtu
Mikel Martin / Julen Zabala · EHGAMeko kideak | Irutxuloko HITZA, 2006-09-03

http://ehgam-euskaraz.blogspot.com/2006/09/iritzia-mikel-martin-julen-zabala.html
>
Festak pagano bihurtu: besterik ez?
Inazio Acha | Irutxuloko HITZA, 2006-09-19

http://ehgam-euskaraz.blogspot.com/2006/09/iritzia-inazio-acha-festak-pagano.html

domingo, 16 de julio de 2006

#hemeroteca #homofobia | El escarnio diario de Ahmed

Imagen: El País
El escarnio diario de Ahmed
Cuatrocientos islamistas someten a vergüenza pública a un estudiante gay y le expulsan de la residencia universitaria de Fez
Ignacio Cembrero | El País, 2006-07-16
http://elpais.com/diario/2006/07/16/sociedad/1153000808_850215.html

"Eres como un virus al que hay que exterminar". Cuando hace un mes escuchó a cuatro “barbudos” pronunciar esta frase, Ahmed, nombre supuesto, pensó que su suerte estaba echada. Aquella noche cuatro estudiantes islamistas le vinieron a buscar a su cuarto del colegio mayor Dar el Mahraz, de la Universidad de Fez, donde escuchaba música con otros compañeros. Le preguntaron si era homosexual y Ahmed, de 26 años, estudiante de Ciencias Económicas, que nunca disimuló su orientación sexual, les respondió afirmativamente. Entonces le obligaron a acompañarle hasta el campus y cuando vio a los islamistas allí concentrados sus peores temores se confirmaron: iban a "juzgarle" por ser gay.

Unos 400 islamistas, entre los que abundaban los hombres maduros que no eran estudiantes, formaban, en medio del campus, un cuádruple círculo compacto que impedía acercarse a todos los demás. Vestidos con chilabas o con camisas, muchos de ellos llevaban chalecos pese al calor primaveral para, probablemente, disimular sus armas blancas que no llegaron a exhibir.

Algunos pertenecían a las juventudes del Partido de la Justicia y del Desarrollo (PJD), la principal fuerza de oposición parlamentaria, mientras que los demás eran miembros de Justicia y Caridad, el gran movimiento islamista ilegal pero tolerado. Curiosamente, los primeros fueron más vehementes con el joven gay.

Sentado en medio de los barbudos, Ahmed fue acusado no sólo de ser homosexual, sino de haber practicado sexo en el colegio mayor -aseguraron poseer testimonios grabados- y de provocar vanagloriándose de su orientación sexual.

"Les contesté que sí, que era gay, como lo son cientos de miles de marroquíes, incluidos otros muchos estudiantes de Fez y varios profesores que lo esconden", recuerda aún acongojado en un restaurante de la ciudad. "Les grité también que no hacia daño a nadie, que nunca practiqué sexo en el recinto universitario y que aportasen pruebas de sus acusaciones".

Poco después de medianoche, tras tres horas de audiencia salpicadas de insultos coreados por la asamblea, los 24 miembros del "jurado" empezaron a deliberar. Dos optaron por que recibiese 20 latigazos y fuese excluido de la universidad; cuatro, por el destierro de la ciudad; cinco, por la expulsión de la facultad pero sin azotes, y 13, la mayoría, por obligarle a abandonar la residencia universitaria y permitirle asistir a clase y examinarse, pero con condiciones.

La "sentencia" estipula que Ahmed no podrá atravesar el campus y deberá entrar en la facultad por una puerta trasera. Sólo podrá permanecer en ella el tiempo necesario, sin extenderse más charlando con otros estudiantes ni frecuentando la cafetería. Su incumplimiento acarrearía mayores sanciones, acaso incluso físicas.

Pasada la una de la madrugada cuatro barbudos escoltaron a Ahmed a su habitación para que recogiese sus pertenencias. "Les pedí, les supliqué que me dejasen pasar una última noche en el colegio mayor porque no sabía dónde ir a esas horas, pero se negaron en redondo", recuerda el "condenado". Insistían en que había que ejecutar el "veredicto". "Creáme, son unos psicoterroristas".

Escaldado por una anterior experiencia en un semanario marroquí, Rachid el Aduni, un militante del PJD y miembro del "jurado", rehusó entrevistarse con este corresponsal. "La legislación marroquí, y también la ley divina, prohíben la homosexualidad, y nosotros no hemos hecho más que aplicarla", consiente a duras penas a explicar por teléfono tras recordar que la policía no entra casi nunca en el recinto universitario.

El artículo 489 del Código Penal prevé penas de seis meses a tres años de cárcel y multas de 11 a 110 euros, para los homosexuales, aunque hace tiempo que los tribunales no pronuncian ninguna condena.

La policía sí efectúa, muy de cuando en cuando, alguna redada. Una de las más sonadas ocurrió en junio de 2004, en Tetuán, donde fueron detenidas 43 personas que celebraban un cumpleaños. La movilización internacional incitó a Rabat a ponerles en libertad al cabo de unos días.

Sentado en la cantina de la universidad, Mohamed el Yubi, líder de las juventudes de Vía Democrática, un grupo de extrema izquierda que goza aún de cierta implantación universitaria, confirma la versión del escarnio narrada por Ahmed. También la corrobora Bennur Hucine, secretario de la sección local de la Asociación Marroquí de Derechos Humanos. "Con el seudojuicio, los “barbudos” no trataron sólo de infligir un castigo ejemplar a un homosexual", sostiene El Yubi. "Hicieron además una demostración de fuerza después de perder una batalla".

Tres semanas antes, los islamistas fueron derrotados en una macroasamblea cuando intentaron imponer el cierre, a las nueve de la noche, de la residencia de chicas. "Les vencimos argumentando que la biblioteca está abierta hasta las doce y ellas acuden allí a estudiar", añade.

Pero si El Yubi y sus correligionarios, que controlan en Fez el sindicato universitario, están en contra de la expulsión de Ahmed, "que nunca cayó en la provocación", también se muestran convencidos de que el estudiante de Económicas "está enfermo". "Había que haberle brindando apoyo psicológico, convencerle de que fuese a un médico para corregirse", recalca Aziz, otro militante de Vía Democrática.

Ahmed recuerda con emoción contenida la "noche infernal" de su exclusión “manu militari”, y finalmente se le saltan las lágrimas cuando habla de sus padres en Taza, una localidad entre Fez y Melilla. "A través de la familia de un chaval de Taza, que estudia aquí, se enteraron de que soy gay", afirma apesadumbrado.

"Desde que lo supieron, mi padre no para de repetir, según me cuenta un hermano, que no soy su hijo, y mi madre se niega a hablar conmigo por teléfono", se lamenta. Por primera vez, este verano Ahmed no irá de vacaciones a su casa familiar de Taza. "Lo único que me queda ahora", prosigue, "es el trabajo" a tiempo parcial en un taller textil con el que costea sus estudios. "El dueño es un hombre piadoso y temo que en cualquier momento algún mal bicho se acerque a revelarle mi secreto y me despida", afirma angustiado. "Cuando me expulsaron de la residencia pensé en irme a otra ciudad, pensé incluso en suicidarme, pero me repuse". "Pero si pierdo el empleo...".

"Mire, aquí, en Marruecos, los gays no queremos ni casarnos ni que se nos reconozca ningún derecho", concluye en tono de súplica. "Nos bastaría con que nos dejasen en paz".

Poco probable que suceda en una sociedad cada vez más impregnada de religiosidad y en la que Mohamed Asseban, miembro del consejo de los ulemas (doctores del islam) de Rabat, preconiza aún "la hoguera para los homosexuales".

El primero en salir del armario
"Temblaba por dentro". Abdelá Taia, de 33 años, recuerda su aprensión cuando evocó su homosexualidad en un debate, el pasado invierno, sobre su obra literaria en el Instituto Francés de Meknes (Marruecos), ante una sala atiborrada.

Taia, un escritor que empieza a abrirse camino, ha hecho historia en su país al ser el primer marroquí que reconoce abiertamente, sin ser forzado como Ahmed, el estudiante de Fez, su orientación sexual.

Rachid O., otro literato marroquí, también se declaró gay, pero nunca desveló su verdadera identidad y, a diferencia de Taia, sólo publicó bajo seudónimo en Francia y no en Marruecos.

Taia evoca su homosexualidad en libros, escritos en francés, como “El Ejército de Salvación”, editado en primavera en su país.

Por sorprendente que parezca, la doble confesión del escritor, de viva voz y en su obra, no ha suscitado, por ahora, reacciones hostiles en Marruecos, acaso porque se mueve en ambientes intelectuales. "El francés me protege", reconoce.

La prensa francófona, independiente u oficialista, menciona su orientación sexual de forma aséptica y los órganos islamistas le ignoran. "Incluso he sido invitado a la televisión, aunque no me han preguntado por el tema", comenta sorprendido del eco que suscita su obra.

Taia nació en Salé, la ciudad pegada a Rabat, en una familia numerosa y humilde, y ahora vive en París. "En Europa es más fácil", señala. "En Marruecos se nos inculca el temor a ser mal visto, a tener vergüenza". "Todo se hace a escondidas". "Estamos cansados de disimular".