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lunes, 30 de abril de 2012
#libros #literatura | Algún día este dolor te será útil
Algún día este dolor te será útil / Peter Cameron ; traducido por Jordi Fibla
Libros del Asteroide, Barcelona: 2012
248 p.
ISBN 9788492663545 [2012-04]
/ ES / EN / NOV
/ Aceptación / Homosexualidad / Juventud / Literatura / Psiquiatría / Relaciones familiares / Relaciones humanas
ENLACES
Libros del Asteroide | Algún día este dolor te será útil
http://www.librosdelasteroide.com/-algun-dia-este-dolor-te-sera-util
Algún día este dolor te será útil
elputojacktwist | Dos Manzanas, 2013-06-14
http://www.dosmanzanas.com/2013/06/algun-dia-este-dolor-te-sera-util.html
Libros del Asteroide, Barcelona: 2012
248 p.
ISBN 9788492663545 [2012-04]
/ ES / EN / NOV
/ Aceptación / Homosexualidad / Juventud / Literatura / Psiquiatría / Relaciones familiares / Relaciones humanas
James Sveck, el narrador de esta novela, es un adolescente inteligente y precoz, ha terminado el colegio y durante el verano trabaja en la galería de arte que su Amadre tiene en Manhattan y en la que casi nunca entra a nadie. Pese a haber sido admitido en la prestigiosa Universidad de Brown no está seguro de querer ir; lo que de verdad le gustaría es comprarse una casa en el campo y pasarse el día leyendo, sin ser molestado; detesta relacionarse con gente de su edad, a la que evita y con la que piensa que no tiene nada en común.
La narración de James nos ofrece una sarcástica y divertida mirada sobre su confusa vida, sobre cómo su desestructurada familia y su psiquiatra tratan en vano de ayudarle, o sobre cómo intenta, torpemente, aclararse y salir de su aislamiento. Considerada por la crítica estadounidense como una de las mejores novelas que se han publicado en los últimos años sobre Nueva York, “Algún día este dolor te será útil” es una aguda y emotiva novela sobre un joven capaz de cuestionarse a sí mismo, a su familia y al tiempo que le ha tocado vivir.
Esta obra ha sido seleccionada como el mejor libro de 2012 por la revista Rockdelux La novela de Peter Cameron aparece también en varias de las listas de los mejores libros del año.
Peter Cameron nació en Pompton Plains, Nueva Jersey, en 1959 y se graduó en el Hamilton College de Nueva York en Literatura Inglesa. Ha trabajado en el mundo editorial y ha sido profesor en varias universidades norteamericanas, como Columbia, Sarah Lawrence o Yale. Antes de publicar su primer libro, una colección de relatos titulada “De un modo u otro” (1986), había publicado varios cuentos en The New Yorker. Desde entonces ha publicado siete libros que le han consolidado como un escritor de fama internacional, entre ellos destacan las novelas: “Año bisiesto” (1990), “Un fin de semana” (1995), “Andorra” (1997), “La ciudad de tu destino final” (2002), “Algún día este dolor te será útil” (2007) y “Coral Glynn” (2012).
La narración de James nos ofrece una sarcástica y divertida mirada sobre su confusa vida, sobre cómo su desestructurada familia y su psiquiatra tratan en vano de ayudarle, o sobre cómo intenta, torpemente, aclararse y salir de su aislamiento. Considerada por la crítica estadounidense como una de las mejores novelas que se han publicado en los últimos años sobre Nueva York, “Algún día este dolor te será útil” es una aguda y emotiva novela sobre un joven capaz de cuestionarse a sí mismo, a su familia y al tiempo que le ha tocado vivir.
Esta obra ha sido seleccionada como el mejor libro de 2012 por la revista Rockdelux La novela de Peter Cameron aparece también en varias de las listas de los mejores libros del año.
Peter Cameron nació en Pompton Plains, Nueva Jersey, en 1959 y se graduó en el Hamilton College de Nueva York en Literatura Inglesa. Ha trabajado en el mundo editorial y ha sido profesor en varias universidades norteamericanas, como Columbia, Sarah Lawrence o Yale. Antes de publicar su primer libro, una colección de relatos titulada “De un modo u otro” (1986), había publicado varios cuentos en The New Yorker. Desde entonces ha publicado siete libros que le han consolidado como un escritor de fama internacional, entre ellos destacan las novelas: “Año bisiesto” (1990), “Un fin de semana” (1995), “Andorra” (1997), “La ciudad de tu destino final” (2002), “Algún día este dolor te será útil” (2007) y “Coral Glynn” (2012).
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Libros del Asteroide | Algún día este dolor te será útil
http://www.librosdelasteroide.com/-algun-dia-este-dolor-te-sera-util
Algún día este dolor te será útil
elputojacktwist | Dos Manzanas, 2013-06-14
http://www.dosmanzanas.com/2013/06/algun-dia-este-dolor-te-sera-util.html
#libros #historia | La acera de enfrente : historia de la gaya vida
Global Rhythm Press, [Barcelona] : 2012 [04]
304 p. : il.
ISBN 9788496879683 / 29,90 €
/ ES / ENS / BIO
/ Historia / Homosexualidad / Lesbianismo / Sociología / Testimonios
Las hazañas de los hombres ilustres (ya sean caudillos, artistas o exploradores) nunca han dejado de cautivar nuestra sedienta imaginación. No por ello, sin embargo, merecen menos luz las aventuras o desventuras de individuos algo más oscuros y cuanto en ellas podemos aprender sobre las curiosas propiedades de la condición humana.
Robert Aldrich compone aquí una fascinante galería de retratos con hombres y mujeres de conspicua o velada homosexualidad para mostrarnos así la extraordinaria variedad de la gaya vida (y de la vida sin adjetivos) a lo largo de la historia. Unos ochenta personajes procedentes de los cinco continentes y las aceras vitales más dispares alzan la voz en este singular ejercicio de taxonomía amatoria. Junto a Miguel Ángel, Federico el Grande o García Lorca, junto a santos, filósofos o artistas, aparecen individuos poco o nada conocidos cuyas peripecias son tan elocuentes y significativas como las gestas de los homosexuales egregios: un facineroso sin escrúpulos entregado a la bondad del erotismo; dos funcionarios del Antiguo Egipto sospechosamente unidos en una tumba hace ya cuatro mil años; una atribulada monja renacentista que no lograba adivinar la línea divisoria entre el amor celeste y el mundano; un pintoresco maharajá que aliviaba su incontenible ardor con los cuerpos de la servidumbre; «Aimée» y «Jaguar», cuyo idilio sobrevivió a los campos de extermino nazis… A menudo asombrosas, a veces dramáticas y siempre extraordinarias, estas historias reflejan también (y en ocasiones han alterado) las diferentes actitudes con que el mundo ha ido afrontando el amor y el deseo entre personas del mismo sexo.
Desde los mandarines de la China imperial a los pioneros de la liberación gay en el siglo XX, desde los pecados nefandos del pasado más tenebroso a las abiertas vindicaciones de la identidad sexual contemporánea, este escrutinio invita a la reflexión y nos permite contemplar la riquísima diversidad de los hábitos cultivados por nuestra especie.
Robert Aldrich enseña historia de Europa en la Universidad de Sídney. Ha publicado los libros "The Seduction of the Mediterranean" y "Colonialism and Homosexuality". Además ha editado los volúmenes recopilatorios "Gay Life and Culture: A World History y The Age of Empires".
Global Rhythm Press | La acera de enfrente
http://www.globalrhythmpress.com/es/libros-151010100311000000/maledicta/la-acera-de-enfrente-historias-de-la-gaya-vida-978849687968.html
#libros #sodomia | Las Cañitas : un proceso por lesbianismo a principios del XVII
Las Cañitas : un proceso por lesbianismo a principios del XVII / Federico Garza Carvajal
[Make & Do Books, Valladolid] ; Simancas (imp.), Dueñas (Palencia) : 2012
206 p. : il.
Ed. paleográfica, anot. y crítica. Incluye transcripción del manuscrito del proceso
ISBN 9788483922538 [2012-04] / 27 €
/ ES / ENS
/ Historia – Siglo XVII / Historiografía / Inquisición / Lesbianismo / Persecuciones políticas / Sodomía / Testimonios
“…trataban una con la otra carnalmente como hombre y mujer poniéndose la una debajo y la otra encima y tenían un instrumento de caña hecho a la forma de natura de hombre con el cual se conocían la una a la otra carnalmente y por dicho delito fueron desterradas de la dicha ciudad…”
En junio 1603, Inés Santa Cruz, una ex "monja/beata/priora", y su compañera Catalina Ledesma fueron presas y juzgadas en la ciudad de Salamanca por "bujarronas" y porque "trataba la una con la otra carnalmente con un artificio de caña en forma de natura de hombre" e Inés "con sus manos la abría la natura a la dicha Catalina hasta que derramaba las simientes de su cuerpo en la natura de la otra por lo cual las llamaban las cañitas y esto es público y notorio entre las personas que las conocen". De ello, "había mucho escándalo y murmuración en el barrio".
No obstante, a efectos judiciales, no era la primera vez que Inés y Catalina estuvieron detenidas por tratar carnalmente entre sí. Según consta en el manuscrito, Santa Cruz y Ledesma ya fueron juzgadas con anterioridad en Valladolid, concretamente en 1601, porque:
«...trataban una con la otra carnalmente como hombre y mujer poniéndose la una debajo y la otra encima y tenían un instrumento de caña hecho a forma de natura de hombre con el cual se conocían la una a la otra carnalmente y por dicho delito fueron desterradas de la dicha ciudad...». Ambas mujeres, por tanto, tuvieron que abandonar la ciudad de Valladolid y se instalaron en Salamanca. Tampoco sería la última vez que fueron juzgadas por las audiencias reales de Castilla y León. La tercera y definitiva tuvo lugar en Valladolid, en 1606.
Un proceso único e histórico
El proceso contra Santa Cruz y Ledesma se conserva en el Archivo General de Simancas. El manuscrito de 142 folios, que aparece en el libro transcrito ad verbum, consta de varias partes. La primera está integrada por un resumen o breve relato de los procesos de 1603 y 1606 y de las sentencias dictadas por las reales cortes. El documento, relatado por varios escribanos, es sumamente repetitivo e incluye los gráficos, por no decir pornográficos, cargos de los sucesos expuestos por los magistrados de las cortes, las declaraciones de las testigas oculares (en ambos casos todas son mujeres), las confesiones de Santa Cruz y Ledesma, las largas descripciones de las torturas infligidas contra ellas, las sentencias dictadas y ejecutadas, y finalmente los recursos de las acusadas.
Esta detallada crónica sobre la relación amorosa de Inés de Santa Cruz y Catalina Ledesma representa el único proceso conocido hasta la fecha, tanto en España como en Europa, que dilucida sin tapujos el tema del lesbianismo durante la época moderna. "Quizás", la "palabra que mejor defina la actitud de la historiografía en castellano hacia la homosexualidad, tanto masculina como femenina, sea la incomodidad'. Efectivamente, la historiografía del lesbianismo en la España moderna podría decirse que tanto "las editoriales tradicionales" como 'las revistas de prestigio apenas cuentan con unas cuantas referencias', por no decir ninguna 'rehuyendo de manera deliberada o mostrando poca sensibilidad por estos temas".
Las Cañitas relata explícitamente los actos sexuales atribuidos a mujeres tal y como aparecen gráficamente escritos y detallados por los escribanos. Estos relatos representan una de las aportaciones más destacadas de este libro. Y lo son, precisamente, porque las tendencias lésbicas de Inés de Santa Cruz y Catalina de Ledesma han sido anotadas por hombres que eran la manus longa de una política española represiva estado-iglesia.
Sobre el proceso contra Inés de Santa Cruz, ex-monja/beata, y Catalina Ledesma por lesbianas
Víctor del Río | Avistamientos, 2012-10-31
http://victordelrio.es/avistamientos/?p=484
Hay algunos libros que no merecerían una reseña, sino un relato, porque son en su pura existencia un regalo de las relaciones promiscuas entre novela e historia real. Este verano presentamos en la Casa Revilla de Valladolid el esperado libro de Federico Garza Carvajal titulado “Las cañitas”. En la mesa, acompañando al autor, estuvimos Patricia Heras, editora de Makeando Books e historiadora; Daniel Gómez Bonet, diseñador de la obra; Antonio Piedra, director de la Fundación Jorge Guillén y yo mismo. Cada uno aportó una perspectiva sobre un libro que se presenta como una rareza bibliográfica, pensada como un objeto de coleccionista.
Por empezar por el autor, Federico es un norteamericano cuya familia es de origen español y que lleva algunos años en Europa, por cierto, en una curiosa indecisión entre París y Valladolid. Habíamos invitado a Federico antes a la Universidad de Salamanca para que nos hablara de sus métodos de investigación historiográfica en el curso “Conciencia histórica y arte contemporáneo”. En particular nos interesaba porque él trabaja sobre una rigurosa base documental en los archivos de Castilla para exhumar casos relacionados con la represión de la homosexualidad en la España de los siglos XV y XVI. Hasta ahora se conocía su obra "Quemando mariposas" [Barcelona, Laertes, 2002], un estudio sobre la sodomía en el imperio español en el que se analiza el sentido del “delito nefando” dentro de las nociones de “hombría española”. Al hacerlo quedan al descubierto las contradicciones inscritas en las biografías, a veces novelescas como la de Catalina de Erauso, la monja alférez, de hombres y mujeres que tenían que vivir bajo las demandas de legitimación e identidad de un imperio que, probablemente, ya declinaba antes de llegar a culminar. En definitiva, un trabajo de “arqueología del saber” en los yacimientos documentales de los archivos españoles. Fruto de este verdadero interés por lo que albergan instituciones como el Archivo de Simancas ha sido este segundo libro, "Las cañitas", que muestra editado y contextualizado el “Proceso contra Inés de Santa Cruz, ex-monja/beata y Catalina Ledesma por lesbianas en Valladolid y Salamanca, siglo XVII”.
El documento no tiene desperdicio. El texto de las actas del proceso revela en toda su crudeza un episodio cuyo registro documental es único en Europa. En él, las diferencias de clase entre las dos protagonistas, las reincidencias de ambas y la lucha interna entre el amor y la tortura dan como resultado un fresco antropológico de la época. Las cañitas es uno de esos textos vertiginosos porque su textura nace de la huella de lo acontecido, por su implacable y arcaica prosa judicial, por su equilibrio entre el tratamiento de los hechos y la transpiración de los afectos y los miedos que recorren el relato. Resultó inevitable para mí presentar el libro como una obra de carácter factográfico, es decir, pura “escritura de los hechos”. Como ya he propuesto en sintonía con Renate Lachmann, “el factógrafo (…) accede al sentido del relato mediante el análisis preciso de los hechos e intenta guiar la atención hacia la condición real que éstos presentan, hacia su carácter concreto. Este trabajo directo sobre aspectos de la realidad tendría como objetivo una inversión del protagonismo del sujeto que describe los hechos, hacia unos hechos que en su devenir constituyen un sujeto” ["Factografía. Vanguardia y comunicación de masas", p. 34]. El nuevo libro de Federico podría encajar muy bien en ese modelo que teorizaron los artistas soviéticos sobre cómo contar historias a partir de los hechos, o de cómo los hechos nos cuentan historias que revelan mucho más de lo esperado. Corresponde con la factografía más originaria, aquella que recreaba la literatura en una clave documental que sería desarrollada en las artes visuales a través de la fotografía y el cine. En este caso, Federico Garza se sitúa en el plano del editor de un texto, cuya cuidadosa transcripción permite la verdadera “escritura de los hechos”, y no sólo la del historiador.
DOCUMENTACIÓN
Miguel García Vega, 2013-12-22
http://www.miguelgarciavega.com/las-canitas/
Las Cañitas. Un proceso por lesbianismo a principios del siglo XVII
Ana Sabe | Sabedurías, 2013-11-11
http://sabedurias.blogspot.com.es/2013/11/las-canitas-un-proceso-por-lesbianismo.html
Las Cañitas: un proceso por lesbianismo a principios del siglo XVII
Laura Zorrilla | Mirales, 2013-05-06
http://www.mirales.es/cultura_entretenimiento/las-canitas-un-proceso-por-lesbianismo-a-principios-del-siglo-xvii/
Juicio por lesbianismo en el siglo XVII
Una investigación pormenoriza la persecución de la Inquisición a una relación homosexual femenina. Es el primer caso de este tipo del que hay noticia documental.
Roger Salas | El País, 2013-05-05
http://cultura.elpais.com/cultura/2013/05/04/actualidad/1367696954_992222.html
«La sexualidad es como las lenguas, todos podemos aprender varias»
En su libro 'Las Cañitas' Federico Garza Carvajal refleja una historia real de amor, celos y lesbianismo y el durísimo peso de la ley en el siglo XVII
Alfredo J. Gómez | El Norte de Castilla, 2012-07-18
http://www.elnortedecastilla.es/20120718/mas-actualidad/cultura/sexualidad-como-lenguas-todos-201207182046.html
Federico Garza Carvajal presenta mañana en la Casa Zorrilla de Valladolid su cuerto libro, “Las Cañitas”
Europa Press, 2012-07-18
http://www.europapress.es/castilla-y-leon/noticia-federico-garza-carvajal-presenta-manana-casa-zorrilla-valladolid-cuarto-libro-canitas-20120718112631.html
Un amor imposible en el siglo XVII
Federico Garza Carvajal saca a la luz, tras investigar en el Archivo de Simancas, el singular proceso inquisitorial a un apasionado amor lésbico
P. Lambertini | ABC, 2012-07-04
http://www.abc.es/20120704/local-castilla-leon/abci-amor-imposible-siglo-xvii-201207040850.html
>
ENLACES
Make & Do Books | Las Cañitas
http://www.makeando.net/makeando/books
>
WIKIPEDIA
Las Cañitas (Inés de Santa Cruz y Catalina Ledesma)
http://es.wikipedia.org/wiki/Las_Ca%C3%B1itas_%28In%C3%A9s_de_Santa_Cruz_y_Catalina_Ledesma%29
viernes, 27 de abril de 2012
martes, 24 de abril de 2012
#hemeroteca #violenciamachista | Femicidio, gaycidio y tonticidio
The Objective / Activismo argentino contra el feminicidio // |
Femicidio, gaycidio y tonticidio.
Eulogio López | Hispanidad, 2012-04-24
https://www.hispanidad.com/hemeroteca/sin-categoria/femicidio-gaycidio-y-tonticidio_9045366_102.html
Por lo general, almas un tanto ingenuas consideran que el machismo es un atentado contra la mujer mientras el feminismo consiste en la defensa de los derechos de la mujer. Es decir, que el machismo es muy malo y el feminismo muy bueno.
No es así, claro, y si los hechos son tercos los conceptos aún lo son más. El feminismo es lo contrario de machismo y encima, desde que se inventaron los abortivos, mucho más homicida que aquel. Como muestra, un botón: Notivida informa que en Argentina prosigue la reforma legal (nº 817) que introducirá en el Código Penal el Femicidio y el gaycidio. En plata: matar a una mujer o a un gay será castigado con más severidad que matar a un varón heterosexual. Es decir, hemos creado el femicidio, el gaycidio y ahora ya sólo nos queda el tonticidio, que no es castigar la matanza de los tontos, sino de los partidarios de la ideología de género, que, encima, son progresistas.
La capacidad de asombro de esta sociedad anda, ciertamente, muy mermada, pero deberíamos tratar de recuperarla. Aunque sólo sea para no caer en la tontuna generalizada, mismamente como como los legisladores argentinos.
No es así, claro, y si los hechos son tercos los conceptos aún lo son más. El feminismo es lo contrario de machismo y encima, desde que se inventaron los abortivos, mucho más homicida que aquel. Como muestra, un botón: Notivida informa que en Argentina prosigue la reforma legal (nº 817) que introducirá en el Código Penal el Femicidio y el gaycidio. En plata: matar a una mujer o a un gay será castigado con más severidad que matar a un varón heterosexual. Es decir, hemos creado el femicidio, el gaycidio y ahora ya sólo nos queda el tonticidio, que no es castigar la matanza de los tontos, sino de los partidarios de la ideología de género, que, encima, son progresistas.
La capacidad de asombro de esta sociedad anda, ciertamente, muy mermada, pero deberíamos tratar de recuperarla. Aunque sólo sea para no caer en la tontuna generalizada, mismamente como como los legisladores argentinos.
Y TAMBIÉN…
Se cumplen ocho años de la ley de femicidio.
Diario Digital Femenino, 2020-11-14
https://diariofemenino.com.ar/df/se-cumplen-ocho-anos-de-la-ley-de-femicidio/
>
Úrsula Bahillo, la última víctima de feminicidio que ha sacado a la calle a miles de mujeres en Argentina.
The Objective, 2021-02-18
https://theobjective.com/sociedad/2021-02-18/ursula-bahillo-la-ultima-victima-de-feminicidio-que-ha-sacado-a-la-calle-a-miles-de-mujeres-en-argentina/
domingo, 22 de abril de 2012
#hemeroteca #historia | La homosexualidad antes de la llegada española a América
Matanza de sodomitas ordenada por Vasco Núñez de Balboa, Panamá, 1513. Grabado de Théodore de Bry ("America", 1594) |
Marvin Aguilar | La Página, 2012-04-22
http://www.lapagina.com.sv/editoriales/65477/La-homosexualidad-antes-de-la-llegada-espanola-a-America
Un acercamiento a las costumbres homosexuales de la época precolombina nos ayudará a comprender mejor si para la sociedad, la masa salvadoreña, es este un tema ancestral difícil de erradicar, estando preparada para que se comience un proceso de normalización amen de las creencias cristianas occidentales de esta preferencia sexual, veamos:
Hay que dejar de ver al pueblo como un menor de edad en cuanto al tema de la sexualidad -como ha sido la posición conservadora hasta hoy- . Es necesario partir de que la diversidad sexual es debido a los avances democráticos una esfera de los Derechos Humanos. Si se declaran liberales en lo económico ¿debido a que no lo son en lo social y político?
Por otro lado ¿qué tan extraño es para el arquitrabe latinoamericano la homosexualidad? Cabe decir que es antiguo. El Chilam Balam nos menciona que fue habitual que durante la cuarta edad del mundo existiesen las relaciones entre personas del mismo sexo: las flores del Naxcit y sus compañeros.
En San Antón, México, los conquistadores encontraron ídolos de oro y barro en donde se aprecian dos hombres cabalgando uno sobre otro, en forma de acto homosexual. Otra cerámica similar se puede observar en el museo del oro en Bogotá, Colombia.
Entre los Mayas-Yucatecos se encuentran figuras de barro en una perfecta orgía gay. En la cultura Mochica, asimismo, existen representaciones de este comportamiento sexual. Podemos apreciar otras figuras en el museo Rufino Tamayo de Oaxaca o en el museo de arte precolombino de Chile.
Hernán Cortés comenzó con lo que sería la primera campaña homofóbica en el continente, al declarar “sodomitas” a todos los mexicanos de la costa atlántica. Así refería el conquistador: “Hemos sabido y sido informados de cierto que todos son sodomitas y usan aquel abominable vicio”.
El cronista Bernal Díaz del Castillo dice al respecto: “Además desto eran todos ellos sodomitas y en especial los que vivían en las costas y tierras calientes, en tanta manera que andaban vestidos de en habito de mujeres, muchachos a ganar con aquel abominable vicio”.
La ciudad de Panuco, para sorpresa de los españoles, era una sociedad exageradamente homosexual, a tal punto que eran públicos sus amancebamientos, llegando a reunir a mil y más de ellos.
Vasco Núñez de Balboa, en la zona ístmica se dedicó a perseguir y quemar a todos los homosexuales. ¿Los primeros crímenes de odio? La etnia en mención es la de los indios cuevas, en donde lo que él pensó un vicio era una institución social. En efecto, tenían una costumbre que obligaba a determinados individuos a educarse, vestirse y comportarse como mujeres. Y esto para sorpresa de los españoles ocurría en la mayoría de los territorios de América.
A esta clase de institución indígena se le conoce con el nombre de: Bardaje. Álvar Núñez Cabeza de Vaca se los encontró en la Florida, EEUU. En Sudamérica existieron bardajes en casi toda la zona llanera: salivas, piapocos, guahibos.
Los Laches en Colombia, por explicar alguno tenían por ley que si la mujer paría cinco varones continuados sin parir hembra, uno de los hijos podía hacer de mujer; criados de aquella manera eran femeninos en el talle, ademanes, que nadie podía diferenciarlos de las mujeres. De igual manera, en algunos aborígenes venezolanos se encuentra este tipo de tradición. Otro ejemplo, los Tupinambos del Brasil tenían por valiente al varón activo dentro de la relación homosexual y por proeza esa conducta.
Es entre los aztecas que encontramos la actitud represiva y que castigaba severamente lo que los españoles llamaban el pecado nefando. La pena era la muerte para ambos. Muy similar en lo violenta e inhumana al Antiguo Testamento cristiano y al Coram islámico. Incluso entre los aztecas existía la costumbre del arresto de homosexuales en plan delincuencial. Es dentro de esta cultura que vemos que se reconoce el lesbianismo, ya que al igual que se capturaba al hombre vestido de mujer, de igual se hacía con la mujer vestida de hombre, según consigna el cronista Jerónimo de Mendieta. En el actual México antiguo Tenochtitlán las uniones gais son legales.
Los Incas tenían la categoría de delito que se castigaba con inmolación no sólo de la persona sino la quema de todos sus bienes materiales. Aplicada ésta no solo a los que se les demostrara ser homosexuales, sino también a los que lo parecieran. Guardar las apariencias era vital para la subsistencia.
El celibato - sacerdocio - homosexualidad
Este trinomio es viejo dentro de la historia amerindia. En efecto, otra vez Bernal Díaz del Castillo anota que en Cipalcingo, México, los sacerdotes eran hijos de principales y no tenían mujeres, pero practicaban la sodomía.
En Perú similar situación recoge Pedro Cieza de León: en los templos de los yungas, tienen uno o dos hombres vestidos de mujeres desde el tiempo de su niñez, hablando como tales, en sus maneras y demás remedando a las mujeres. Con estos celebran las fiestas y días principales, casi por religión y vía de santidad, los señores principales.
La palabra sodomía fue acuñada por una mal interpretación hecha por el monje benedictino Petrus Damianus en el siglo XI, él asoció conducta homosexual con este término.
La Biblia, releyéndola en relación a los sucesos de Sodoma y Gomorra condena la violación de un hombre así como el desacato a la tradición judía de la hospitalidad en instancia última, no a la homosexualidad en sí.
Burla, miedo a la obviedad femenina, muerte moral u física, instalación en las mentes de la gente que homosexualidad es algo perverso, llevando a la sensación de verse enfermos a sí mismos, sentimiento de culpa, autodestrucción, baja autoestima de los homosexuales y toda la parafernalia discriminadora denominada: homofobia son claramente algunas de las consecuencias que se perpetuaron con las ideas de la conquista.
La reforma constitucional salvadoreña
Algo que se ha perseguido por siglos que no es delito o enfermedad, que se resiste a desaparecer debería ser motivo de un abordaje distinto al que la historia ha evidenciado como una solución justa.
Igual es de hacer notar que las principales civilizaciones precolombinas persiguieron como forma de control social la homosexualidad, pero la toleraban en los niveles altos y religiosos. La doble moral de la España oscura encontró muy buen caldo de cultivo entre estas civilizaciones. Por el contrario en las etnias menos pendientes por el poder que vivían más cerca de la tierra y sus ancestrales raíces se mostraban tolerantes con esta conducta siendo para ellos muy natural. Las dos visiones encontradas en la actualidad.
Unos 500 años después de la llegada española a América, España legalizó las uniones homosexuales y la posibilidad de adopción entre parejas del mismo sexo. Los conquistadores enmendaron así un histórico error. La mayoría de países del hemisferio debido a sus insuperables ideologías, desconocimiento y temores sobre este tema, El Salvador entre estos, no se han atrevido a esta otra justa reparación en el continente. Violan derechos aunque se amparen en Dios cuando blindan a una forma de familia, dejando en el limbo la posibilidad de uniones, contratos o similar figura jurídica para los LGBTI.
Hay que dejar de ver al pueblo como un menor de edad en cuanto al tema de la sexualidad -como ha sido la posición conservadora hasta hoy- . Es necesario partir de que la diversidad sexual es debido a los avances democráticos una esfera de los Derechos Humanos. Si se declaran liberales en lo económico ¿debido a que no lo son en lo social y político?
Por otro lado ¿qué tan extraño es para el arquitrabe latinoamericano la homosexualidad? Cabe decir que es antiguo. El Chilam Balam nos menciona que fue habitual que durante la cuarta edad del mundo existiesen las relaciones entre personas del mismo sexo: las flores del Naxcit y sus compañeros.
En San Antón, México, los conquistadores encontraron ídolos de oro y barro en donde se aprecian dos hombres cabalgando uno sobre otro, en forma de acto homosexual. Otra cerámica similar se puede observar en el museo del oro en Bogotá, Colombia.
Entre los Mayas-Yucatecos se encuentran figuras de barro en una perfecta orgía gay. En la cultura Mochica, asimismo, existen representaciones de este comportamiento sexual. Podemos apreciar otras figuras en el museo Rufino Tamayo de Oaxaca o en el museo de arte precolombino de Chile.
Hernán Cortés comenzó con lo que sería la primera campaña homofóbica en el continente, al declarar “sodomitas” a todos los mexicanos de la costa atlántica. Así refería el conquistador: “Hemos sabido y sido informados de cierto que todos son sodomitas y usan aquel abominable vicio”.
El cronista Bernal Díaz del Castillo dice al respecto: “Además desto eran todos ellos sodomitas y en especial los que vivían en las costas y tierras calientes, en tanta manera que andaban vestidos de en habito de mujeres, muchachos a ganar con aquel abominable vicio”.
La ciudad de Panuco, para sorpresa de los españoles, era una sociedad exageradamente homosexual, a tal punto que eran públicos sus amancebamientos, llegando a reunir a mil y más de ellos.
Vasco Núñez de Balboa, en la zona ístmica se dedicó a perseguir y quemar a todos los homosexuales. ¿Los primeros crímenes de odio? La etnia en mención es la de los indios cuevas, en donde lo que él pensó un vicio era una institución social. En efecto, tenían una costumbre que obligaba a determinados individuos a educarse, vestirse y comportarse como mujeres. Y esto para sorpresa de los españoles ocurría en la mayoría de los territorios de América.
A esta clase de institución indígena se le conoce con el nombre de: Bardaje. Álvar Núñez Cabeza de Vaca se los encontró en la Florida, EEUU. En Sudamérica existieron bardajes en casi toda la zona llanera: salivas, piapocos, guahibos.
Los Laches en Colombia, por explicar alguno tenían por ley que si la mujer paría cinco varones continuados sin parir hembra, uno de los hijos podía hacer de mujer; criados de aquella manera eran femeninos en el talle, ademanes, que nadie podía diferenciarlos de las mujeres. De igual manera, en algunos aborígenes venezolanos se encuentra este tipo de tradición. Otro ejemplo, los Tupinambos del Brasil tenían por valiente al varón activo dentro de la relación homosexual y por proeza esa conducta.
Es entre los aztecas que encontramos la actitud represiva y que castigaba severamente lo que los españoles llamaban el pecado nefando. La pena era la muerte para ambos. Muy similar en lo violenta e inhumana al Antiguo Testamento cristiano y al Coram islámico. Incluso entre los aztecas existía la costumbre del arresto de homosexuales en plan delincuencial. Es dentro de esta cultura que vemos que se reconoce el lesbianismo, ya que al igual que se capturaba al hombre vestido de mujer, de igual se hacía con la mujer vestida de hombre, según consigna el cronista Jerónimo de Mendieta. En el actual México antiguo Tenochtitlán las uniones gais son legales.
Los Incas tenían la categoría de delito que se castigaba con inmolación no sólo de la persona sino la quema de todos sus bienes materiales. Aplicada ésta no solo a los que se les demostrara ser homosexuales, sino también a los que lo parecieran. Guardar las apariencias era vital para la subsistencia.
El celibato - sacerdocio - homosexualidad
Este trinomio es viejo dentro de la historia amerindia. En efecto, otra vez Bernal Díaz del Castillo anota que en Cipalcingo, México, los sacerdotes eran hijos de principales y no tenían mujeres, pero practicaban la sodomía.
En Perú similar situación recoge Pedro Cieza de León: en los templos de los yungas, tienen uno o dos hombres vestidos de mujeres desde el tiempo de su niñez, hablando como tales, en sus maneras y demás remedando a las mujeres. Con estos celebran las fiestas y días principales, casi por religión y vía de santidad, los señores principales.
La palabra sodomía fue acuñada por una mal interpretación hecha por el monje benedictino Petrus Damianus en el siglo XI, él asoció conducta homosexual con este término.
La Biblia, releyéndola en relación a los sucesos de Sodoma y Gomorra condena la violación de un hombre así como el desacato a la tradición judía de la hospitalidad en instancia última, no a la homosexualidad en sí.
Burla, miedo a la obviedad femenina, muerte moral u física, instalación en las mentes de la gente que homosexualidad es algo perverso, llevando a la sensación de verse enfermos a sí mismos, sentimiento de culpa, autodestrucción, baja autoestima de los homosexuales y toda la parafernalia discriminadora denominada: homofobia son claramente algunas de las consecuencias que se perpetuaron con las ideas de la conquista.
La reforma constitucional salvadoreña
Algo que se ha perseguido por siglos que no es delito o enfermedad, que se resiste a desaparecer debería ser motivo de un abordaje distinto al que la historia ha evidenciado como una solución justa.
Igual es de hacer notar que las principales civilizaciones precolombinas persiguieron como forma de control social la homosexualidad, pero la toleraban en los niveles altos y religiosos. La doble moral de la España oscura encontró muy buen caldo de cultivo entre estas civilizaciones. Por el contrario en las etnias menos pendientes por el poder que vivían más cerca de la tierra y sus ancestrales raíces se mostraban tolerantes con esta conducta siendo para ellos muy natural. Las dos visiones encontradas en la actualidad.
Unos 500 años después de la llegada española a América, España legalizó las uniones homosexuales y la posibilidad de adopción entre parejas del mismo sexo. Los conquistadores enmendaron así un histórico error. La mayoría de países del hemisferio debido a sus insuperables ideologías, desconocimiento y temores sobre este tema, El Salvador entre estos, no se han atrevido a esta otra justa reparación en el continente. Violan derechos aunque se amparen en Dios cuando blindan a una forma de familia, dejando en el limbo la posibilidad de uniones, contratos o similar figura jurídica para los LGBTI.
martes, 17 de abril de 2012
#libros #testimonios | Freddie Mercury : la biografía definitiva
Freddie Mercury : la biografía definitiva / Lesley-Ann Jones ; traducción de Alejandro Pradera.
Madrid : Alianza, 2012 [04-17].
512 p.
Colección: libros Singulares.
ISBN 9788420671932 / 19 €
/ ES / EN* / BIO
/ Freddie Mercury / Gais / Iconos / Música / Testimonios / VIH-Sida
Madrid : Alianza, 2012 [04-17].
512 p.
Colección: libros Singulares.
ISBN 9788420671932 / 19 €
/ ES / EN* / BIO
/ Freddie Mercury / Gais / Iconos / Música / Testimonios / VIH-Sida
"¡No quiero ser una estrella, quiero ser una leyenda!" "Sabéis, eso es exactamente lo que no me deja dormir por la noche. He creado un monstruo. El monstruo soy yo. No puedo echarle la culpa a nadie más. Es por lo que llevo trabajando desde que era niño y habría matado por conseguir esto. Me ocurra lo que me ocurra, es todo culpa mía. Es lo que yo quería. Es lo que todos nos esforzamos por alcanzar. Éxito, fama, dinero, sexo, drogas, lo que uno quiera. Yo puedo tenerlo." Freddie Mercury, uno de los mayores talentos de la música pop de todos los tiempos, ha sido sin duda el más misterioso de aquellos intérpretes que llegaron a convertirse en leyenda. Sin embargo, y a pesar de que su ilimitada creatividad e inigualable sentido del espectáculo le granjeara millones de enfervorizados seguidores en todo el mundo, muy pocos han llegado a conocer al hombre que se escondía tras el mito. La biografía, además de relatar con detalle todos los pasos de su fascinante trayectoria como ídolo de multitudes, explora los aspectos más íntimos de su vida y se detiene en la confusa sexualidad que lo llevó a establecer fortísimos lazos con personas de ambos sexos.
martes, 10 de abril de 2012
#hemeroteca #libros | Histrión pero escritor: Terenci Moix
Histrión pero escritor: Terenci Moix
Jordi Gracia | El País, 2012-04-07
http://cultura.elpais.com/cultura/2012/04/27/actualidad/1335529437_665885.html
Juan Bonilla se ha metido en la trinchera con el casco calado y metralla suficiente para ganar la guerra y la ha ganado. Su enemigo es la pereza y el prejuicio, la vulgaridad habitual de los mentideros literarios y la peligrosa hipertensión que la vanidad induce en los escritores (a pesar suyo). Y aunque su taller de biógrafo está hecho de muy pocos elementos (para mi deformación de historiador, demasiado pocos), los explota a fondo: los libros escritos por el mismo Terenci Moix, los testimonios de otros (Iborra, Castellet, Néstor Almendros, Benet i Jornet, algunos reseñistas) y las entrevistas personales con su hermana Ana María, Pere Gimferrer (que es el ángel tutelar del libro), Román Gubern, Maruja Torres, Vicente Molina Foix, Luis Antonio de Villena o Núria Espert, entre otros. Pero no es un libro de investigación ni se menciona bibliografía crítica alguna (aunque es abundante y alguna aprovechable).
El desarrollo remansado en 300 páginas de la peripecia hasta el año clave de 1969 se compensa con la síntesis de todo lo demás en las 200 finales, donde brilla mejor el narrador que es Bonilla. Pero ese desequilibrio también da una pista sobre su idea motriz: reivindicar desde la lectura a pelo un puñado de libros de un escritor demasiado atrapado en la percha del histrión jovial y querido, con propensión al vedetismo melodramático y malcriado familiar y social desde el origen de los tiempos. Su hermana Ana María escribió de él en 1972: “Se le ataca por trepador, por culturista, por irrespetuoso, por oportunista, se le defiende por valiente, por buen escritor, por trabajador infatigable”. Cuarenta años después pesa decididamente el escritor con media docena de libros tan vivos que no han perdido nada de su fuerza de transgresión, su hedonismo sexual y vital o su aliento de irreverencia trágica y al mismo tiempo descocada. Entre ellos está su trilogía memorialística bajo el título común de “El peso de la paja”, por supuesto, pero eso ya lo sabe todo el mundo. Bonilla añade y justifica por qué también importa, y mucho, la primerísima y pionera etapa de dinamita ética y homosexualidad ignífuga con los relatos de “La torre dels vicis capitals”, o la novela salvaje “Mundo Mach”o, o la fiera fiesta cruel de “El dia que va morir Marilyn” o, todavía, la reescritura tardía de un manuscrito inacabado, “El sexe dels àngels”, ya en 1992.
Para la gente de mediana edad Terenci Moix es poco menos que el egiptólogo recreativo de novelas archipopulares, el de las astracanadas vodevilescas y los fetichismos de cinéfilo. Su alianza con Planeta lo hizo feliz dándole mucho dinero y lo hizo resentido (es decir, débil) quitándole crédito y calidad literaria: “Se le entumeció la capacidad de discernir o de ser autocrítico” desde los años noventa, como dice bien Bonilla. Pero es ahí donde se encuentra la motivación de este libro, en esa paradoja insoluble: explicar a quienes siguen sumidos en el cromo banal que además del narrador histriónico había un escritor original e insólito. Nadie espere por tanto el estudio definitivo sobre el escritor porque ni lo es ni quiere serlo (inquieta que no salga ni citado Baltasar Porcel o que Vázquez Montalbán sea apenas una referencia menor), pero en absoluto tampoco es la crónica de un lector cautivo y adulador. Es una minuciosa y concluyente invitación a comprender a un autor que extrajo de su inmadurez personal el combustible para escribir libros con ira y humor, sexo, transgresión y valor.
El desarrollo remansado en 300 páginas de la peripecia hasta el año clave de 1969 se compensa con la síntesis de todo lo demás en las 200 finales, donde brilla mejor el narrador que es Bonilla. Pero ese desequilibrio también da una pista sobre su idea motriz: reivindicar desde la lectura a pelo un puñado de libros de un escritor demasiado atrapado en la percha del histrión jovial y querido, con propensión al vedetismo melodramático y malcriado familiar y social desde el origen de los tiempos. Su hermana Ana María escribió de él en 1972: “Se le ataca por trepador, por culturista, por irrespetuoso, por oportunista, se le defiende por valiente, por buen escritor, por trabajador infatigable”. Cuarenta años después pesa decididamente el escritor con media docena de libros tan vivos que no han perdido nada de su fuerza de transgresión, su hedonismo sexual y vital o su aliento de irreverencia trágica y al mismo tiempo descocada. Entre ellos está su trilogía memorialística bajo el título común de “El peso de la paja”, por supuesto, pero eso ya lo sabe todo el mundo. Bonilla añade y justifica por qué también importa, y mucho, la primerísima y pionera etapa de dinamita ética y homosexualidad ignífuga con los relatos de “La torre dels vicis capitals”, o la novela salvaje “Mundo Mach”o, o la fiera fiesta cruel de “El dia que va morir Marilyn” o, todavía, la reescritura tardía de un manuscrito inacabado, “El sexe dels àngels”, ya en 1992.
Para la gente de mediana edad Terenci Moix es poco menos que el egiptólogo recreativo de novelas archipopulares, el de las astracanadas vodevilescas y los fetichismos de cinéfilo. Su alianza con Planeta lo hizo feliz dándole mucho dinero y lo hizo resentido (es decir, débil) quitándole crédito y calidad literaria: “Se le entumeció la capacidad de discernir o de ser autocrítico” desde los años noventa, como dice bien Bonilla. Pero es ahí donde se encuentra la motivación de este libro, en esa paradoja insoluble: explicar a quienes siguen sumidos en el cromo banal que además del narrador histriónico había un escritor original e insólito. Nadie espere por tanto el estudio definitivo sobre el escritor porque ni lo es ni quiere serlo (inquieta que no salga ni citado Baltasar Porcel o que Vázquez Montalbán sea apenas una referencia menor), pero en absoluto tampoco es la crónica de un lector cautivo y adulador. Es una minuciosa y concluyente invitación a comprender a un autor que extrajo de su inmadurez personal el combustible para escribir libros con ira y humor, sexo, transgresión y valor.
Y TAMBIÉN...
"Todo el universo erótico y sentimental de Terenci Moix"
La hermana del fallecido autor presenta la novela 'Sadístico, esperpéntico e incluso metafísico', que se editó en catalán en 1976, y se publica hoy por primera vez en castellano
EFE | El País, 2011-10-25
http://cultura.elpais.com/cultura/2011/10/25/actualidad/1319493608_850215.html
domingo, 8 de abril de 2012
#hemeroteca #homofobia | La caza del gay
La caza del gay
Lo más fácil e hipócrita es atribuir el asesinato de Daniel Zamudio a cuatro bellacos que se autodenominan neonazis. Ellos no son más que la avanzadilla repelente de nuestra tradición homófoba
Mario Vargas Llosa | El País, 2012-04-08
http://elpais.com/elpais/2012/04/04/opinion/1333540547_113226.html
Lo más fácil e hipócrita es atribuir el asesinato de Daniel Zamudio a cuatro bellacos que se autodenominan neonazis. Ellos no son más que la avanzadilla repelente de nuestra tradición homófoba
Mario Vargas Llosa | El País, 2012-04-08
http://elpais.com/elpais/2012/04/04/opinion/1333540547_113226.html
La noche del tres de marzo pasado, cuatro “neonazis” chilenos, encabezados por un matón apodado Pato Core, encontraron tumbado en las cercanías del Parque Borja, de Santiago, a Daniel Zamudio, un joven y activista homosexual de 24 años, que trabajaba como vendedor en una tienda de ropa.
Durante unas seis horas, mientras bebían y bromeaban, se dedicaron a pegar puñetazos y patadas al maricón, a golpearlo con piedras y a marcarle esvásticas en el pecho y la espalda con el gollete de una botella. Al amanecer, Daniel Zamudio fue llevado a un hospital, donde estuvo agonizando durante 25 días al cabo de los cuales falleció por traumatismos múltiples debidos a la feroz golpiza.
Este crimen, hijo de la homofobia, ha causado una viva impresión en la opinión pública no sólo chilena, sino sudamericana, y se han multiplicado las condenas a la discriminación y al odio a las minorías sexuales, tan profundamente arraigados en toda América Latina. El presidente de Chile, Sebastián Piñera, reclamó una sanción ejemplar y pidió que se activara la dación de un proyecto de ley contra la discriminación que, al parecer, desde hace unos siete años vegeta en el Parlamento chileno, retenido en comisiones por el temor de ciertos legisladores conservadores de que esta ley, si se aprueba, abra el camino al matrimonio homosexual.
Ojalá la inmolación de Daniel Zamudio sirva para sacar a la luz pública la trágica condición de los gays, lesbianas y transexuales en los países latinoamericanos, en los que, sin una sola excepción, son objeto de escarnio, represión, marginación, persecución y campañas de descrédito que, por lo general, cuentan con el apoyo desembozado y entusiasta del grueso de la opinión pública.
Lo más fácil y lo más hipócrita en este asunto es atribuir la muerte de Daniel Zamudio sólo a cuatro bellacos pobres diablos que se llaman neonazis sin probablemente saber siquiera qué es ni qué fue el nazismo. Ellos no son más que la avanzadilla más cruda y repelente de una cultura de antigua tradición que presenta al gay y a la lesbiana como enfermos o depravados que deben ser tenidos a una distancia preventiva de los seres normales porque corrompen al cuerpo social sano y lo inducen a pecar y a desintegrarse moral y físicamente en prácticas perversas y nefandas.
Esta idea del homosexualismo se enseña en las escuelas, se contagia en el seno de las familias, se predica en los púlpitos, se difunde en los medios de comunicación, aparece en los discursos de políticos, en los programas de radio y televisión y en las comedias teatrales donde el marica y la tortillera son siempre personajes grotescos, anómalos, ridículos y peligrosos, merecedores del desprecio y el rechazo de los seres decentes, normales y corrientes. El gay es, siempre, “el otro”, el que nos niega, asusta y fascina al mismo tiempo, como la mirada de la cobra mortífera al pajarillo inocente.
En semejante contexto, lo sorprendente no es que se cometan abominaciones como el sacrificio de Daniel Zamudio, sino que éstas sean tan poco frecuentes. Aunque, tal vez, sería más justo decir tan poco conocidas, porque los crímenes derivados de la homofobia que se hacen públicos son seguramente sólo una mínima parte de los que en verdad se cometen. Y, en muchos casos, las propias familias de las víctimas prefieren echar un velo de silencio sobre ellos, para evitar el deshonor y la vergüenza.
Aquí tengo bajo mis ojos, por ejemplo, un informe preparado por el Movimiento Homosexual de Lima, que me ha hecho llegar su presidente, Giovanny Romero Infante. Según esta investigación, entre los años 2006 y 2010 en el Perú fueron asesinadas 249 personas por su “orientación sexual e identidad de género”, es decir una cada semana. Entre los estremecedores casos que el informe señala, destaca el de Yefri Peña, a quien cinco “machos” le desfiguraron la cara y el cuerpo con un pico de botella, los policías se negaron a auxiliarla por ser un travesti y los médicos de un hospital a atenderla por considerarla “un foco infeccioso” que podía transmitirse al entorno.
Estos casos extremos son atroces, desde luego. Pero, seguramente, lo más terrible de ser lesbiana, gay o transexual en países como Perú o Chile no son esos casos más bien excepcionales, sino la vida cotidiana condenada a la inseguridad, al miedo, la conciencia permanente de ser considerado (y llegar a sentirse) un réprobo, un anormal, un monstruo. Tener que vivir en la disimulación, con el temor permanente de ser descubierto y estigmatizado, por los padres, los parientes, los amigos y todo un entorno social prejuiciado que se encarniza contra el gay como si fuera un apestado. ¿Cuántos jóvenes atormentados por esta censura social de que son víctimas los homosexuales han sido empujados al suicidio o a padecer de traumas que arruinaron sus vidas? Sólo en el círculo de mis conocidos yo tengo constancia de muchos casos de esta injusticia garrafal que, a diferencia de otras, como la explotación económica o el atropello político, no suele ser denunciada en la prensa ni aparecer en los programas sociales de quienes se consideran reformadores y progresistas.
Porque, en lo que se refiere a la homofobia, la izquierda y la derecha se confunden como una sola entidad devastada por el prejuicio y la estupidez. No sólo la Iglesia católica y las sectas evangélicas repudian al homosexual y se oponen con terca insistencia al matrimonio homosexual. Los dos movimientos subversivos que en los años ochenta iniciaron la rebelión armada para instalar el comunismo en el Perú, Sendero Luminoso y el MRTA (Movimiento Revolucionario Tupac Amaru), ejecutaban a los homosexuales de manera sistemática en los pueblos que tomaban para liberar a esa sociedad de semejante lacra (ni más ni menos que lo hizo la Inquisición a lo largo de toda su siniestra historia).
Liberar a América Latina de esa tara inveterada que son el machismo y la homofobia —las dos caras de una misma moneda— será largo, difícil y probablemente el camino hacia esa liberación quedará regado de muchas otras víctimas semejantes al desdichado Daniel Zamudio. El asunto no es político, sino religioso y cultural. Fuimos educados desde tiempos inmemoriales en la peregrina idea de que hay una ortodoxia sexual de la que sólo se apartan los pervertidos y los locos y enfermos, y hemos venido transmitiendo ese disparate aberrante a nuestros hijos, nietos y bisnietos, ayudados por los dogmas de la religión y los códigos morales y costumbres entronizados. Tenemos miedo al sexo y nos cuesta aceptar que en ese incierto dominio hay opciones diversas y variantes que deben ser aceptadas como manifestaciones de la rica diversidad humana. Y que en este aspecto de la condición de hombres y mujeres también la libertad debe reinar, permitiendo que, en la vida sexual, cada cual elija su conducta y vocación sin otra limitación que el respeto y la aquiescencia del prójimo.
Las minorías que comienzan por aceptar que una lesbiana o un gay son tan normales como un heterosexual, y que por lo tanto se les debe reconocer los mismos derechos que a aquél —como contraer matrimonio y adoptar niños, por ejemplo— son todavía reticentes a dar la batalla a favor de las minorías sexuales, porque saben que ganar esa contienda será como mover montañas, luchar contra un peso muerto que nace en ese primitivo rechazo del “otro”, del que es diferente, por el color de su piel, sus costumbres, su lengua y sus creencias y que es la fuente nutricia de las guerras, los genocidios y los holocaustos que llenan de sangre y cadáveres la historia de la humanidad.
Se ha avanzado mucho en la lucha contra el racismo, sin duda, aunque sin extirparlo del todo. Hoy, por lo menos, se sabe que no se debe discriminar al negro, al amarillo, al judío, al cholo, al indio, y, en todo caso, que es de muy mal gusto proclamarse racista.
No hay tal cosa aún cuando se trata de gays, lesbianas y transexuales, a ellos se los puede despreciar y maltratar impunemente. Ellos son la demostración más elocuente de lo lejos que está todavía buena parte del mundo de la verdadera civilización.
Durante unas seis horas, mientras bebían y bromeaban, se dedicaron a pegar puñetazos y patadas al maricón, a golpearlo con piedras y a marcarle esvásticas en el pecho y la espalda con el gollete de una botella. Al amanecer, Daniel Zamudio fue llevado a un hospital, donde estuvo agonizando durante 25 días al cabo de los cuales falleció por traumatismos múltiples debidos a la feroz golpiza.
Este crimen, hijo de la homofobia, ha causado una viva impresión en la opinión pública no sólo chilena, sino sudamericana, y se han multiplicado las condenas a la discriminación y al odio a las minorías sexuales, tan profundamente arraigados en toda América Latina. El presidente de Chile, Sebastián Piñera, reclamó una sanción ejemplar y pidió que se activara la dación de un proyecto de ley contra la discriminación que, al parecer, desde hace unos siete años vegeta en el Parlamento chileno, retenido en comisiones por el temor de ciertos legisladores conservadores de que esta ley, si se aprueba, abra el camino al matrimonio homosexual.
Ojalá la inmolación de Daniel Zamudio sirva para sacar a la luz pública la trágica condición de los gays, lesbianas y transexuales en los países latinoamericanos, en los que, sin una sola excepción, son objeto de escarnio, represión, marginación, persecución y campañas de descrédito que, por lo general, cuentan con el apoyo desembozado y entusiasta del grueso de la opinión pública.
Lo más fácil y lo más hipócrita en este asunto es atribuir la muerte de Daniel Zamudio sólo a cuatro bellacos pobres diablos que se llaman neonazis sin probablemente saber siquiera qué es ni qué fue el nazismo. Ellos no son más que la avanzadilla más cruda y repelente de una cultura de antigua tradición que presenta al gay y a la lesbiana como enfermos o depravados que deben ser tenidos a una distancia preventiva de los seres normales porque corrompen al cuerpo social sano y lo inducen a pecar y a desintegrarse moral y físicamente en prácticas perversas y nefandas.
Esta idea del homosexualismo se enseña en las escuelas, se contagia en el seno de las familias, se predica en los púlpitos, se difunde en los medios de comunicación, aparece en los discursos de políticos, en los programas de radio y televisión y en las comedias teatrales donde el marica y la tortillera son siempre personajes grotescos, anómalos, ridículos y peligrosos, merecedores del desprecio y el rechazo de los seres decentes, normales y corrientes. El gay es, siempre, “el otro”, el que nos niega, asusta y fascina al mismo tiempo, como la mirada de la cobra mortífera al pajarillo inocente.
En semejante contexto, lo sorprendente no es que se cometan abominaciones como el sacrificio de Daniel Zamudio, sino que éstas sean tan poco frecuentes. Aunque, tal vez, sería más justo decir tan poco conocidas, porque los crímenes derivados de la homofobia que se hacen públicos son seguramente sólo una mínima parte de los que en verdad se cometen. Y, en muchos casos, las propias familias de las víctimas prefieren echar un velo de silencio sobre ellos, para evitar el deshonor y la vergüenza.
Aquí tengo bajo mis ojos, por ejemplo, un informe preparado por el Movimiento Homosexual de Lima, que me ha hecho llegar su presidente, Giovanny Romero Infante. Según esta investigación, entre los años 2006 y 2010 en el Perú fueron asesinadas 249 personas por su “orientación sexual e identidad de género”, es decir una cada semana. Entre los estremecedores casos que el informe señala, destaca el de Yefri Peña, a quien cinco “machos” le desfiguraron la cara y el cuerpo con un pico de botella, los policías se negaron a auxiliarla por ser un travesti y los médicos de un hospital a atenderla por considerarla “un foco infeccioso” que podía transmitirse al entorno.
Estos casos extremos son atroces, desde luego. Pero, seguramente, lo más terrible de ser lesbiana, gay o transexual en países como Perú o Chile no son esos casos más bien excepcionales, sino la vida cotidiana condenada a la inseguridad, al miedo, la conciencia permanente de ser considerado (y llegar a sentirse) un réprobo, un anormal, un monstruo. Tener que vivir en la disimulación, con el temor permanente de ser descubierto y estigmatizado, por los padres, los parientes, los amigos y todo un entorno social prejuiciado que se encarniza contra el gay como si fuera un apestado. ¿Cuántos jóvenes atormentados por esta censura social de que son víctimas los homosexuales han sido empujados al suicidio o a padecer de traumas que arruinaron sus vidas? Sólo en el círculo de mis conocidos yo tengo constancia de muchos casos de esta injusticia garrafal que, a diferencia de otras, como la explotación económica o el atropello político, no suele ser denunciada en la prensa ni aparecer en los programas sociales de quienes se consideran reformadores y progresistas.
Porque, en lo que se refiere a la homofobia, la izquierda y la derecha se confunden como una sola entidad devastada por el prejuicio y la estupidez. No sólo la Iglesia católica y las sectas evangélicas repudian al homosexual y se oponen con terca insistencia al matrimonio homosexual. Los dos movimientos subversivos que en los años ochenta iniciaron la rebelión armada para instalar el comunismo en el Perú, Sendero Luminoso y el MRTA (Movimiento Revolucionario Tupac Amaru), ejecutaban a los homosexuales de manera sistemática en los pueblos que tomaban para liberar a esa sociedad de semejante lacra (ni más ni menos que lo hizo la Inquisición a lo largo de toda su siniestra historia).
Liberar a América Latina de esa tara inveterada que son el machismo y la homofobia —las dos caras de una misma moneda— será largo, difícil y probablemente el camino hacia esa liberación quedará regado de muchas otras víctimas semejantes al desdichado Daniel Zamudio. El asunto no es político, sino religioso y cultural. Fuimos educados desde tiempos inmemoriales en la peregrina idea de que hay una ortodoxia sexual de la que sólo se apartan los pervertidos y los locos y enfermos, y hemos venido transmitiendo ese disparate aberrante a nuestros hijos, nietos y bisnietos, ayudados por los dogmas de la religión y los códigos morales y costumbres entronizados. Tenemos miedo al sexo y nos cuesta aceptar que en ese incierto dominio hay opciones diversas y variantes que deben ser aceptadas como manifestaciones de la rica diversidad humana. Y que en este aspecto de la condición de hombres y mujeres también la libertad debe reinar, permitiendo que, en la vida sexual, cada cual elija su conducta y vocación sin otra limitación que el respeto y la aquiescencia del prójimo.
Las minorías que comienzan por aceptar que una lesbiana o un gay son tan normales como un heterosexual, y que por lo tanto se les debe reconocer los mismos derechos que a aquél —como contraer matrimonio y adoptar niños, por ejemplo— son todavía reticentes a dar la batalla a favor de las minorías sexuales, porque saben que ganar esa contienda será como mover montañas, luchar contra un peso muerto que nace en ese primitivo rechazo del “otro”, del que es diferente, por el color de su piel, sus costumbres, su lengua y sus creencias y que es la fuente nutricia de las guerras, los genocidios y los holocaustos que llenan de sangre y cadáveres la historia de la humanidad.
Se ha avanzado mucho en la lucha contra el racismo, sin duda, aunque sin extirparlo del todo. Hoy, por lo menos, se sabe que no se debe discriminar al negro, al amarillo, al judío, al cholo, al indio, y, en todo caso, que es de muy mal gusto proclamarse racista.
No hay tal cosa aún cuando se trata de gays, lesbianas y transexuales, a ellos se los puede despreciar y maltratar impunemente. Ellos son la demostración más elocuente de lo lejos que está todavía buena parte del mundo de la verdadera civilización.
domingo, 1 de abril de 2012
#hemeroteca #libros #literatura | Nostalgia de un tiempo apartado
Nostalgia de un tiempo apartado
Olga Merino novela en 'Perros que ladran en el sótano' la vida de un homosexual nacido en Marruecos
Manuel Morales | El País, 2012-04-01
http://cultura.elpais.com/cultura/2012/03/27/actualidad/1332869205_852182.html
En ese territorio seco y pobre del norte marroquí, en Tetúan, planta Merino a la familia Rodiles, que regenta un taller de zapatería y ortopedia en el que se fabrican alpargatas para el ejército y se moldean piernas postizas, un mundo de telas, herramientas y olores descrito con exquisita precisión por la escritora. “Esa familia y su taller es una metáfora de aquel proyecto colonial español, que fue postizo, falso, de un territorio en el que no había ni carreteras”, señala la autora por teléfono.
A esa familia pertenece el protagonista del libro, Anselmo, que recuerda los años vividos en Tetuán antes de la independencia marroquí en 1956. Además del desarraigo de los que, como los Rodiles, tuvieron que marcharse de aquel lugar, Anselmo sufre el propio, el de un homosexual que prueba suerte como bailarín. Al principio se trata de un mundo hedonista y en el que gana dinero. “Aquellos artistas eran jornaleros del flamenco, en tablaos alentados por el franquismo, eximidos de algunos impuestos y en los que la censura se vadeaba algo por las noches”.
“Mala cabeza”
Sin embargo, “la mala cabeza” del protagonista le aboca a tener que malvivir en una compañía de variedades de mala muerte que arrastra, pueblo a pueblo, su decadencia en las postrimerías del franquismo. “En esa segunda parte de la novela he intentado contar a través de esa troupe, con personajes de distintas procedencias, aquella España desnortada que intentaba echar a andar, coincidiendo con la muerte de Franco”, añade Merino.
En “Perros que ladran en el sótano”, se nos cuenta cómo durante el franquismo a los homosexuales se les empujaba a “tener relaciones sórdidas, furtivas, a vivir en un submundo”. “Una etapa –recuerda Merino- en la que se decía aquello de ‘antes prefiero ver a mi hijo muerto que maricón’ y en la que se les aplicaba “electroshocks” para curarles”. Anselmo Rodiles tiene que ocultar sus verdaderos deseos, son esos perros que ladran en el sótano y a los que se refiere el título del libro.
Para esta tercera novela –las anteriores son “Cenizas rojas”, de 1999 y “Espuelas de papel” (2004)- la escritora, que fue corresponsal de El Periódico de Catalunya en Londres y Moscú, viajó a Marruecos para documentarse sobre cómo era el día a día de los españoles que vivieron en el protectorado. Asimismo, le ayudó mucho una asociación de antiguos residentes en el país magrebí, quizás por ello el relato está teñido de cierta nostalgia. “Estas personas me contaron que los moros estaban defraudados con Franco, al que habían ayudado en la Guerra Civil pero luego les abandonó. Mientras que los españoles de Tetuán, Larache, Alcazarquivir… tuvieron una posguerra menos dura que la de la Península. Además, estaba Tánger, donde había contrabando y se podía encontrar de todo. Al final, con la independencia de Marruecos, estas personas sufrieron una diáspora”.
A pesar del tono de derrota que transita el libro y de las duras circunstancias personales –muerte de seres queridos y una enfermedad rara- que padeció Merino durante la gestación de la novela y que impregnan la obra, la escritora no cree que todo sea negro en “Perros que ladran en el sótano”. “Anselmo no es un ser autocompasivo, él quería ser artista y cumple ese deseo. Es cierto que es un libro de perdedores, pero son perdedores que tienen dignidad y coraje”. En cuanto a la imposibilidad de lograr una relación duradera con la persona querida, Merino está de acuerdo en que a los seres de su novela “les dura poco el amor, pero no se engañan a sí mismos, saben lo que hay”. De ese hilo, “el de la dificultad para conseguir el amor y mantenerlo con esta vida que llevamos”, tirará la autora en su próxima novela.
Un mapa literario del protectorado y la homosexualidad
Olga Merino se ha embarcado con “Perros que ladran en el sótano” en una parte de la historia española apenas narrada, la del protectorado en Marruecos (1912-1956). “España llegó tarde al reparto colonial y le correspondió una zona muy pobre”. Además, Merino cuenta en su libro la vida de un homosexual en la España de Franco. Para hacerse con un mapa literario de ambos temas, la autora menciona las siguientes lecturas:
· Los militares en el protectorado: "Imán", de Ramón J. Sender, y "La forja de un rebelde", de Arturo Barea.
· La vida cotidiana en la antigua colonia: la obra de Juan Goytisolo; "El pan desnudo", de Mohammed Chukri; "La vida perra de Juanita Narboni", de Ángel Vázquez, y "El tiempo entre costuras", de María Dueñas.
Lumen edita la versión completa del 'diario' del poeta, que ya publicó, parcialmente en 1974
Xavier Moret | El País, 1990-12-30
http://elpais.com/diario/1990/12/30/cultura/662511601_850215.html
Cristiano y homosexual
R. C. | El País, 2005-12-10
http://elpais.com/diario/2005/12/10/babelia/1134175162_850215.html
La novela de Marruecos
Jorge Campos | El País, 1977-01-19
http://elpais.com/diario/1977/01/19/cultura/222476402_850215.html
Mohamed Chukri: 'No busco el martirio, pero si me ataca un loco por la calle me defenderé con mi cuchillo'
Javier Valenzuela | El País, 2001-10-05
http://elpais.com/diario/2002/10/05/babelia/1033775411_850215.html
Angel Vázquez un escritor fuera de nómina
Emilio Sanz de Soto | El País, 1980-03-12
http://elpais.com/diario/1980/03/12/cultura/321663614_850215.html
María Dueñas: "He querido rescatar del olvido las vidas de españoles en Marruecos"
Aurora Intxausti | El País,2010-01-11
http://elpais.com/m/diario/2010/01/11/cultura/1263164403_850215.html
Olga Merino novela en 'Perros que ladran en el sótano' la vida de un homosexual nacido en Marruecos
Manuel Morales | El País, 2012-04-01
http://cultura.elpais.com/cultura/2012/03/27/actualidad/1332869205_852182.html
Una época con tanta carga histórica pero tan poco novelada como la del protectorado de España en Marruecos vertebra la tercera novela de la periodista y escritora Olga Merino (Barcelona, 1965), “Perros que ladran en el sótano” (Alfaguara). Merino, que anda estos días en la presentación de su libro en varias ciudades, dice que escogió ese escenario para su obra porque “está muy poco explotado en las letras españolas”. “Algo más en lo que se refiere a las guerras pero casi nada de la vida cotidiana de entonces. Frente a los ingleses y franceses, que sí han escrito sobre sus colonias y están orgullosos de ese pasado, nosotros parece que tenemos una falta de autoestima y hemos querido apartar ese periodo de nuestra historia, como si molestara”. Un hecho que explica Merino porque es una etapa que “remite a los militares africanistas, a los que luego protagonizaron el alzamiento y la Guerra Civil”.
En ese territorio seco y pobre del norte marroquí, en Tetúan, planta Merino a la familia Rodiles, que regenta un taller de zapatería y ortopedia en el que se fabrican alpargatas para el ejército y se moldean piernas postizas, un mundo de telas, herramientas y olores descrito con exquisita precisión por la escritora. “Esa familia y su taller es una metáfora de aquel proyecto colonial español, que fue postizo, falso, de un territorio en el que no había ni carreteras”, señala la autora por teléfono.
A esa familia pertenece el protagonista del libro, Anselmo, que recuerda los años vividos en Tetuán antes de la independencia marroquí en 1956. Además del desarraigo de los que, como los Rodiles, tuvieron que marcharse de aquel lugar, Anselmo sufre el propio, el de un homosexual que prueba suerte como bailarín. Al principio se trata de un mundo hedonista y en el que gana dinero. “Aquellos artistas eran jornaleros del flamenco, en tablaos alentados por el franquismo, eximidos de algunos impuestos y en los que la censura se vadeaba algo por las noches”.
“Mala cabeza”
Sin embargo, “la mala cabeza” del protagonista le aboca a tener que malvivir en una compañía de variedades de mala muerte que arrastra, pueblo a pueblo, su decadencia en las postrimerías del franquismo. “En esa segunda parte de la novela he intentado contar a través de esa troupe, con personajes de distintas procedencias, aquella España desnortada que intentaba echar a andar, coincidiendo con la muerte de Franco”, añade Merino.
En “Perros que ladran en el sótano”, se nos cuenta cómo durante el franquismo a los homosexuales se les empujaba a “tener relaciones sórdidas, furtivas, a vivir en un submundo”. “Una etapa –recuerda Merino- en la que se decía aquello de ‘antes prefiero ver a mi hijo muerto que maricón’ y en la que se les aplicaba “electroshocks” para curarles”. Anselmo Rodiles tiene que ocultar sus verdaderos deseos, son esos perros que ladran en el sótano y a los que se refiere el título del libro.
Para esta tercera novela –las anteriores son “Cenizas rojas”, de 1999 y “Espuelas de papel” (2004)- la escritora, que fue corresponsal de El Periódico de Catalunya en Londres y Moscú, viajó a Marruecos para documentarse sobre cómo era el día a día de los españoles que vivieron en el protectorado. Asimismo, le ayudó mucho una asociación de antiguos residentes en el país magrebí, quizás por ello el relato está teñido de cierta nostalgia. “Estas personas me contaron que los moros estaban defraudados con Franco, al que habían ayudado en la Guerra Civil pero luego les abandonó. Mientras que los españoles de Tetuán, Larache, Alcazarquivir… tuvieron una posguerra menos dura que la de la Península. Además, estaba Tánger, donde había contrabando y se podía encontrar de todo. Al final, con la independencia de Marruecos, estas personas sufrieron una diáspora”.
A pesar del tono de derrota que transita el libro y de las duras circunstancias personales –muerte de seres queridos y una enfermedad rara- que padeció Merino durante la gestación de la novela y que impregnan la obra, la escritora no cree que todo sea negro en “Perros que ladran en el sótano”. “Anselmo no es un ser autocompasivo, él quería ser artista y cumple ese deseo. Es cierto que es un libro de perdedores, pero son perdedores que tienen dignidad y coraje”. En cuanto a la imposibilidad de lograr una relación duradera con la persona querida, Merino está de acuerdo en que a los seres de su novela “les dura poco el amor, pero no se engañan a sí mismos, saben lo que hay”. De ese hilo, “el de la dificultad para conseguir el amor y mantenerlo con esta vida que llevamos”, tirará la autora en su próxima novela.
Un mapa literario del protectorado y la homosexualidad
Olga Merino se ha embarcado con “Perros que ladran en el sótano” en una parte de la historia española apenas narrada, la del protectorado en Marruecos (1912-1956). “España llegó tarde al reparto colonial y le correspondió una zona muy pobre”. Además, Merino cuenta en su libro la vida de un homosexual en la España de Franco. Para hacerse con un mapa literario de ambos temas, la autora menciona las siguientes lecturas:
· Los militares en el protectorado: "Imán", de Ramón J. Sender, y "La forja de un rebelde", de Arturo Barea.
· La vida cotidiana en la antigua colonia: la obra de Juan Goytisolo; "El pan desnudo", de Mohammed Chukri; "La vida perra de Juanita Narboni", de Ángel Vázquez, y "El tiempo entre costuras", de María Dueñas.
DOCUMENTACIÓN
Retrato de Gil de Biedma en 1956 Lumen edita la versión completa del 'diario' del poeta, que ya publicó, parcialmente en 1974
Xavier Moret | El País, 1990-12-30
http://elpais.com/diario/1990/12/30/cultura/662511601_850215.html
Cristiano y homosexual
R. C. | El País, 2005-12-10
http://elpais.com/diario/2005/12/10/babelia/1134175162_850215.html
La novela de Marruecos
Jorge Campos | El País, 1977-01-19
http://elpais.com/diario/1977/01/19/cultura/222476402_850215.html
Mohamed Chukri: 'No busco el martirio, pero si me ataca un loco por la calle me defenderé con mi cuchillo'
Javier Valenzuela | El País, 2001-10-05
http://elpais.com/diario/2002/10/05/babelia/1033775411_850215.html
Angel Vázquez un escritor fuera de nómina
Emilio Sanz de Soto | El País, 1980-03-12
http://elpais.com/diario/1980/03/12/cultura/321663614_850215.html
María Dueñas: "He querido rescatar del olvido las vidas de españoles en Marruecos"
Aurora Intxausti | El País,2010-01-11
http://elpais.com/m/diario/2010/01/11/cultura/1263164403_850215.html