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Imagen: El País / Kike Sarasola |
Kike Sarasola, confesiones de alcoba.
Es un empresario atípico. Además de llevar al éxito a su cadena Room Mate Hotels, no tiene inconveniente en hablar de su vida privada. Planea abrir ocho hoteles en 10 meses y hacer un programa de televisión. A más largo plazo, expandirse a Oriente y su segundo libro.
Elisabet Sans | El País, 2016-07-30 http://elpais.com/elpais/2016/07/27/estilo/1469639607_475890.html
A Kike Sarasola no le gusta que lo describan como hotelero. Prefiere pensar que es más que eso, alguien que ha creado una filosofía de empresa en la cadena de hoteles que preside y que fundó hace una década, Room Mate Hotels. Una forma de trabajar que, dice, podría aplicar a cualquier negocio. Hay una cosa segura: él no es un empresario al uso. Nunca ha escondido su vida privada, es más, ha hecho bandera de ella. También le gusta la atención mediática, hablar de los planes de futuro de su compañía y, en breve, se va a poner al frente de un programa de televisión.
Recibe en la terraza del hotel Óscar situado en el centro de Madrid. La localización, además del diseño, es una de las bazas de los 23 alojamientos de la cadena repartidos en 16 ciudades de seis países. Antes de la charla, Sarasola (Madrid, 1963) pregunta a los clientes con los que se cruza en la piscina en este caluroso julio si están disfrutando de su estancia. Está cómodo con el papel de anfitrión.
Es hijo del reconocido empresario vasco Enrique Sarasola, que amasó una de las grandes fortunas de España. Su padre y la alta competición le aportaron la disciplina a este madrileño que se describe como alguien muy ambicioso y competitivo. “No me dejo desfallecer por los fracasos porque tengo 20.000 todos los días. El deporte me enseñó a no creérmelos, como tampoco los éxitos”, resume quien ha sido tres veces olímpico (Barcelona, Atlanta y Sídney) en la disciplina de hípica. Fue su pasión por este deporte por lo que no llegó a terminar la carrera de Económicas. La peste equina le obligó a irse con sus caballos, para que no enfermaran, porque su principal meta de entonces era clasificarse para Barcelona 92. En 2003, se convertiría en el primer atleta olímpico español en hacer pública su homosexualidad en la portada de febrero de la revista Zero, en la que aparecía junto a su actual marido, Carlos Marrero. En ambas decisiones tuvo el apoyo de su padre, con quien empezó a trabajar a los 16 años.
“Él fue la mejor escuela, era una persona brillante. Yo no soy ni una décima parte de lo que era él”, recuerda de su progenitor. Debió de resultarle duro que al principio no creyera en sus hoteles. “Decía que era un negocio en el que ya estaba todo inventado. Pero llegó a ver el primero [el Mario, en Madrid]. Y, unos días antes de morir, me dijo: ‘Tú dedícate a los hoteles”, recuerda ahora con orgullo. Al principio de la historia de la cadena, que fundó junto a Gorka Atorrasagasti y Marrero, Sarasola dice que nadie lo consideraba hotelero. Hoy espera que eso haya cambiado.
Los números le avalan. En los primeros cinco meses de 2016, Room Mate Hotels ha facturado 25,7 millones de euros, un 48% más que en el mismo periodo del año anterior. Y esperan cerrar 2016 con algo más de 68 millones de facturación superando el millón de huéspedes, para quienes trabajan unos 1.000 rommies —como se conoce a los miembros de su equipo—, Además, en los próximos 10 meses va a abrir ocho establecimientos nuevos, expandiendo mercado en Róterdam, Venecia y Roma.
Sarasola, como buen olímpico, planea su vida a cuatro años vista y sabe exactamente dónde quiere estar en 2020. “Habremos sacado el Room Mate Playa y empezado el desembarco en Oriente”, lanza quien tiene una espina clavada porque aún no ha conseguido abrir en Londres. Quizá también haya publicado su segundo libro, el primero, lanzado en 2013, resumía su carrera en el título Más ideas y menos másters. Pero antes de eso se tiene que plantar frente a las cámaras de televisión en la versión española de Hotel Hell (algo así como hotel infierno). “Van a ser 10 semanas de rodaje. Ahora mismo estoy asustado”, ríe. Este “actor frustrado”, como también se define, ha hecho sus pinitos en cine y televisión. Incluso la película que produjo, Rosario Tijeras, estuvo nominada a los Goya de 2006 como mejor película extranjera de habla hispana. “Lo que me preocupa es hacerlo bien, que al público le guste. Pero estoy encantado de poder ayudar a 10 hoteleros a que cambien su negocio”. Tiene unas semanas por delante para ensayar, y aunque en los últimos 14 años asegura que ni un solo día ha apagado el teléfono, este verano pasará unas horas desconectado frente al televisor viendo al chef Gordon Ramsay, protagonista de la versión estadounidense del programa que en España emitirá Discovery Max.
Kike Sarasola ha empezado el verano con buen pie. Este julio se ha hecho con el 70% de las acciones de Room Mate Hotels. El otro 30% está en manos de Sandra Ortega, hija del fundador de Inditex. “Esa historia nace con Rosalía [Mera, exmujer de Amancio Ortega], que en paz descanse. Vino a conocer los hoteles, nos llevamos fenomenal y se enamoró del concepto porque lo entendió. Me apoyó en el momento en el que empezaba”, recuerda con agradecimiento. Tras su fallecimiento en agosto de 2013, hoy es Sandra Ortega quien controla el 30% de la compañía a través del fondo ROSP Corunna.
Este mes también ha firmado un acuerdo entre la Confederación Española de Agencias de Viajes y su empresa Be Mate, sus apartamentos con servicios de hotel. Cuando lanzó esta plataforma en 2014 parecía ser el único en el sector que simpatizaba con la filosofía de Airbnb. “Me tildaron incluso de traidor”, dice. Este acuerdo parece darle la razón en que los apartamentos turísticos en España no son una moda pasajera, sino “una oportunidad para todos”. Una visión que ya premió en 2015 el Consejo de Ministros al otorgarle la Medalla de Oro a la Innovación Turística. Al recibir la noticia, a Sarasola lo primero que se le pasó por la cabeza fue un “guuuaaau”. Y luego sus noches sin dormir.
“Como soy hotelero y, además, tengo apartamentos turísticos, puedo hablar de esto”, sentencia. Así que a los políticos les pide menos normas para poder abrir un hotel y que se regule el otro sector. Desde pequeño ha vivido de cerca la política, su padre era un estrecho colaborador de Felipe González. “El 23F, mi padre fue a buscar a Carmen Romero [exmujer del presidente] y a sus hijos. La noche del golpe de Estado yo hice de baby sitter de los hijos de González y de los de Enrique Múgica [entonces presidente de la Comisión de Defensa]”, recuerda. Una anécdota que da paso para hablar de la actualidad política, otra de las pasiones de Kike Sarasola. Confiesa que ha dejado a un lado al Partido Socialista, y hoy da su apoyo público a Albert Rivera y Ciudadanos. Convencido de que se han acabado las mayorías absolutas y el bipartidismo, a los políticos les pide “que se sienten, negocien, pacten y se pongan a trabajar”. Lo dicho, él es un empresario atípico, y no solo porque se haya sacado la corbata y metido en una bañera para posar.
Anuncios en la Red
Amigo de los hijos de Adolfo Suárez, cuando supo que el expresidente estaba a punto de morir Kike Sarasola pidió en su cuenta de Twitter un reconocimiento público para el político. Tras su muerte, él fue uno de los primeros en reclamar en la red social el cambio de nombre del aeropuerto de Barajas. Sus comentarios se hicieron virales. “Ahí comprendí el poder que tienen las redes sociales”.
En su Instagram reveló que había nacido su segundo hijo. En noviembre de 2015, nacía en California (EE UU) Enrique Jr. gracias a la maternidad subrogada. El mismo método que siguió para tener en 2012 a su primera hija, Aitana (nombre que ha dado al hotel de Ámsterdam). Sarasola y su marido, Carlos Marrero, decidieron anunciarlo así para normalizarlo, el mismo motivo que les llevó a hacer pública su homosexualidad en una portada de revista. Para ellos es toda una declaración de intenciones. Sarasola cree que la maternidad subrogada es un tema pendiente en España, y está en contacto con asociaciones porque quiere que más pronto que tarde sea una realidad en este país.