Imagen: Público |
Periodistas de diferentes medios de comunicación se reunieron este martes en Madrid para ofrecer nuevas propuestas para mejorar la calidad informativa en temas de igualdad.
Jennifer Tejada | Público, 2015-11-17
http://www.publico.es/sociedad/prensa-autocritica-tratamiento-violencia-machista.html
A pesar de que existan decálogos y recomendaciones para el tratamiento informativo de la violencia machista hay muchas circunstancias que afectan la calidad informativa con la que se abordan estas noticias. La falta de sensibilización de los periodistas y la falta de tiempo por la inmediatez que se les exige a los medios de comunicación en la era de internet son sólo algunos de los factores que pueden perjudicar el enfoque de estos temas.
Por ello, se ha celebrado este martes en el Ayuntamiento de Madrid una jornada de periodistas y expertas en violencia de género, bajo el título de “Retos en el Tratamiento mediático de la Violencia Machista”, organizado por la revista mensual La Marea, cuyo objetivo principal ha sido debatir cómo mejorar el tratamiento de la violencia machista en los medios y establecer unas conclusiones consensuadas en cómo informar sobre este problema social.
La jornada ha arrancado con las intervenciones de periodistas de diferentes medios de comunicación en España como Rafael Álvarez, de El Mundo, Mariola Lourido, de la Cadena SER o Anna Flotats, de Público. Este último fue el primer periódico que se autoimpuso en el año 2008 un decálogo de obligado cumplimiento para informar sobre la violencia de género. [Puede ver el decálogo de Público al final del artículo]. Sin embargo, según explica Flotats, “el cambio de formato (de papel a digital) y de estructura en la redacción nos plantea a veces bastantes dificultades para cumplirlo”.
En la reunión se ha debatido sobre el diagnóstico de la violencia de género en los medios. Todos los asistentes veían importante no confundir violencia machista con violencia doméstica, otros se cuestionaban la idea de usar el concepto de ‘terrorismo machista’ mientras que otros animaban a usar el término ‘feminicidio’ ya que es, según dicen, el “más apropiado”.
Otra conclusión sacada de esta charla es que los casos de violencia de género no se deberían tratar como un hecho aislado, es decir, existe una necesidad de un relato, un contexto. Para la mayoría, de nada sirve limitarse a explicar si la mujer había denunciado o no, si el criminal tenía orden de alejamiento o no, y si la nueva víctima hacía el número 25 o el 35. Para Juana Gallego, profesora universitaria de periodismo en Barcelona, todos los conflictos responden a un relato histórico. En estos casos, la historia que está detrás de cada tragedia es “el cambio radical en la relación entre hombres y mujeres que ha ocurrido en España”. “El maltrato ha existido siempre, pero la postura de las mujeres ha cambiado, ya no están dispuestas a someterse”, explicaba Gallego. Es importante, por tanto, que a la hora de informar se consideren estos actos como “atentados a la libertad de las mujeres”, añade, ya que “cada una de ellas ha querido hacer uso de su libertad y ha habido alguien que se lo ha impedido”, zanja.
En cuanto a esta idea, Pilar López Díez, Doctora de Ciencias de la Información, cree imprescindible poner el foco sobre el violento, sobre el criminal. Mariola Lourido, también apoya esta idea: “Tenemos que verle la cara, nombre y apellidos, no pueden seguir invisibles”. López Díez propone enriquecer la información con datos complementarios como, por ejemplo, las condenas, el tiempo que pasan en prisión los maltratadores, qué hacen después de cumplir su condena, para que la ciudadanía vea los castigos reales que tienen sus actos. Además, también ve importante hablar sobre las consecuencias de la violencia de género en la salud física y mental tanto de la mujer maltratada como sus hijos, y analizar cómo otros países europeos lo están tratando.
“Los que tienen que estar tremendamente formados tienen que ser los directores, los jefes de redacción. Cuando queremos meter una noticia de maltrato, nos tratan de frikis, como las feministas pesadas”, admitía Marta Pastor, de RNE. La falta de concienciación entre los periodistas es un factor elemental. Se propone una mejor formación o incluso una especialización en temas de igualdad, mientras que sugieren que los directores de los medios visiten los centros de recuperación integral para mujeres víctimas de la violencia de género para estar más sensibilizados y darle la importancia que se merece a estos temas.
Existe también una preocupación entorno al uso de recursos gráficos en una noticia de este tipo. Muchas veces la inmediatez de internet y de competir por un click hace caer en la trampa del sensacionalismo. Además, muchos defienden la necesidad de evitar los estereotipos de las mujeres, intentar explicar por qué no pudo denunciar antes, cuáles eran sus dificultades, con qué apoyo real contaba… pero nunca revelar su identidad, por respetar su derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen.
El próximo 23 de noviembre se presentarán los frutos de esta reflexión colectiva y se pretende elaborar un documento conjunto que más tarde se enviará a todos los principales medios de comunicación en España para servir de guía a la hora de informar sobre la violencia machista.
El decálogo de violencia de género de Público
1. Usaremos los términos “violencia de género”, “violencia machista”, “violencia sexista” y “violencia masculina contra las mujeres”, por este orden. Rechazamos las expresiones “violencia doméstica”, “violencia de pareja” y “violencia familiar”.
2. La violencia de género no es un suceso, sino un problema social. Por ello, no le daremos este tratamiento. No publicaremos fotos ni detalles morbosos. [Aclaración: esto incluye no meter el número de hachazos / navajazos / tiros en los titulares]
3. Nunca identificaremos a las víctimas ni incluiremos información que pueda perjudicarlas a ellas o a su entorno.
4. Respetaremos siempre la presunción de inocencia de los agresores. Una vez haya sentencia condenatoria, los identificaremos debidamente, destacaremos el castigo e intentaremos incluirlo en los titulares. [Mientras esto no ocurra, sí se permite la inclusión de iniciales del agresor, pero evitando dar demasiados detalles del domicilio de la víctima y, en ningún caso, su nombre completo].
5. Nunca buscaremos justificaciones o “motivos” (alcohol, drogas, discusiones…). La causa de la violencia de género es el control y el dominio que determinados hombres ejercen contra sus compañeras.
6. Evitaremos las opiniones de vecinos o familiares que no hayan sido testigos directos de los hechos. En cualquier caso, nunca recogeremos opiniones positivas sobre el agresor o la pareja.
7. Intentaremos ofrecer opiniones de personas expertas en la materia. Priorizaremos las fuentes policiales y de la investigación. No se informará con precipitación.
8. Sólo incluiremos testimonios de víctimas de malos tratos cuando no se hallen en situación de emergencia o bajo cualquier tipo de presión.
9. Denunciaremos también la llamada violencia continuada (agresiones, maltrato psicológico… aunque no tenga resultado de muerte).
10. Siempre incluiremos en la noticia el teléfono gratuito de ayuda a las víctima (016) y cualquier otra información que les pueda ser útil. En la web, el texto a incluir al final de la noticia será el siguiente: 016. Teléfono de atención a víctimas de violencia de género. Es gratuito y no deja rastro en la factura telefónica.
Por ello, se ha celebrado este martes en el Ayuntamiento de Madrid una jornada de periodistas y expertas en violencia de género, bajo el título de “Retos en el Tratamiento mediático de la Violencia Machista”, organizado por la revista mensual La Marea, cuyo objetivo principal ha sido debatir cómo mejorar el tratamiento de la violencia machista en los medios y establecer unas conclusiones consensuadas en cómo informar sobre este problema social.
La jornada ha arrancado con las intervenciones de periodistas de diferentes medios de comunicación en España como Rafael Álvarez, de El Mundo, Mariola Lourido, de la Cadena SER o Anna Flotats, de Público. Este último fue el primer periódico que se autoimpuso en el año 2008 un decálogo de obligado cumplimiento para informar sobre la violencia de género. [Puede ver el decálogo de Público al final del artículo]. Sin embargo, según explica Flotats, “el cambio de formato (de papel a digital) y de estructura en la redacción nos plantea a veces bastantes dificultades para cumplirlo”.
En la reunión se ha debatido sobre el diagnóstico de la violencia de género en los medios. Todos los asistentes veían importante no confundir violencia machista con violencia doméstica, otros se cuestionaban la idea de usar el concepto de ‘terrorismo machista’ mientras que otros animaban a usar el término ‘feminicidio’ ya que es, según dicen, el “más apropiado”.
Otra conclusión sacada de esta charla es que los casos de violencia de género no se deberían tratar como un hecho aislado, es decir, existe una necesidad de un relato, un contexto. Para la mayoría, de nada sirve limitarse a explicar si la mujer había denunciado o no, si el criminal tenía orden de alejamiento o no, y si la nueva víctima hacía el número 25 o el 35. Para Juana Gallego, profesora universitaria de periodismo en Barcelona, todos los conflictos responden a un relato histórico. En estos casos, la historia que está detrás de cada tragedia es “el cambio radical en la relación entre hombres y mujeres que ha ocurrido en España”. “El maltrato ha existido siempre, pero la postura de las mujeres ha cambiado, ya no están dispuestas a someterse”, explicaba Gallego. Es importante, por tanto, que a la hora de informar se consideren estos actos como “atentados a la libertad de las mujeres”, añade, ya que “cada una de ellas ha querido hacer uso de su libertad y ha habido alguien que se lo ha impedido”, zanja.
En cuanto a esta idea, Pilar López Díez, Doctora de Ciencias de la Información, cree imprescindible poner el foco sobre el violento, sobre el criminal. Mariola Lourido, también apoya esta idea: “Tenemos que verle la cara, nombre y apellidos, no pueden seguir invisibles”. López Díez propone enriquecer la información con datos complementarios como, por ejemplo, las condenas, el tiempo que pasan en prisión los maltratadores, qué hacen después de cumplir su condena, para que la ciudadanía vea los castigos reales que tienen sus actos. Además, también ve importante hablar sobre las consecuencias de la violencia de género en la salud física y mental tanto de la mujer maltratada como sus hijos, y analizar cómo otros países europeos lo están tratando.
“Los que tienen que estar tremendamente formados tienen que ser los directores, los jefes de redacción. Cuando queremos meter una noticia de maltrato, nos tratan de frikis, como las feministas pesadas”, admitía Marta Pastor, de RNE. La falta de concienciación entre los periodistas es un factor elemental. Se propone una mejor formación o incluso una especialización en temas de igualdad, mientras que sugieren que los directores de los medios visiten los centros de recuperación integral para mujeres víctimas de la violencia de género para estar más sensibilizados y darle la importancia que se merece a estos temas.
Existe también una preocupación entorno al uso de recursos gráficos en una noticia de este tipo. Muchas veces la inmediatez de internet y de competir por un click hace caer en la trampa del sensacionalismo. Además, muchos defienden la necesidad de evitar los estereotipos de las mujeres, intentar explicar por qué no pudo denunciar antes, cuáles eran sus dificultades, con qué apoyo real contaba… pero nunca revelar su identidad, por respetar su derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen.
El próximo 23 de noviembre se presentarán los frutos de esta reflexión colectiva y se pretende elaborar un documento conjunto que más tarde se enviará a todos los principales medios de comunicación en España para servir de guía a la hora de informar sobre la violencia machista.
El decálogo de violencia de género de Público
1. Usaremos los términos “violencia de género”, “violencia machista”, “violencia sexista” y “violencia masculina contra las mujeres”, por este orden. Rechazamos las expresiones “violencia doméstica”, “violencia de pareja” y “violencia familiar”.
2. La violencia de género no es un suceso, sino un problema social. Por ello, no le daremos este tratamiento. No publicaremos fotos ni detalles morbosos. [Aclaración: esto incluye no meter el número de hachazos / navajazos / tiros en los titulares]
3. Nunca identificaremos a las víctimas ni incluiremos información que pueda perjudicarlas a ellas o a su entorno.
4. Respetaremos siempre la presunción de inocencia de los agresores. Una vez haya sentencia condenatoria, los identificaremos debidamente, destacaremos el castigo e intentaremos incluirlo en los titulares. [Mientras esto no ocurra, sí se permite la inclusión de iniciales del agresor, pero evitando dar demasiados detalles del domicilio de la víctima y, en ningún caso, su nombre completo].
5. Nunca buscaremos justificaciones o “motivos” (alcohol, drogas, discusiones…). La causa de la violencia de género es el control y el dominio que determinados hombres ejercen contra sus compañeras.
6. Evitaremos las opiniones de vecinos o familiares que no hayan sido testigos directos de los hechos. En cualquier caso, nunca recogeremos opiniones positivas sobre el agresor o la pareja.
7. Intentaremos ofrecer opiniones de personas expertas en la materia. Priorizaremos las fuentes policiales y de la investigación. No se informará con precipitación.
8. Sólo incluiremos testimonios de víctimas de malos tratos cuando no se hallen en situación de emergencia o bajo cualquier tipo de presión.
9. Denunciaremos también la llamada violencia continuada (agresiones, maltrato psicológico… aunque no tenga resultado de muerte).
10. Siempre incluiremos en la noticia el teléfono gratuito de ayuda a las víctima (016) y cualquier otra información que les pueda ser útil. En la web, el texto a incluir al final de la noticia será el siguiente: 016. Teléfono de atención a víctimas de violencia de género. Es gratuito y no deja rastro en la factura telefónica.
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