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miércoles, 2 de diciembre de 2015

#hemeroteca #islamofobia | Amal Eissa: “No sé si estamos preparadas para el rechazo social que se avecina”

Imagen: Amal Eissa
Amal Eissa · Musulmana de 20 años y vecina de Andoain: “No sé si estamos preparadas para el rechazo social que se avecina”.
Amal, musulmana de Andoain, quisiera manifestarse contra los atentados de París, pero también contra los de Siria, Líbano... “Estos no parecen importarles a los europeos, y todos somos humanos”.
Jorge Napal / Ruben Plaza | Noticias de Gipuzkoa, 2015-12-02
http://www.noticiasdegipuzkoa.com/2015/12/02/sociedad/no-se-si-estamos-preparadas-para-el-rechazo-social-que-se-avecina

Durante la entrevista, que tiene lugar en la calle Reyes Católicos de Donostia, varios paseantes se giran para observar el velo azul que cubre la cabeza de esta joven, que ya de pequeña, en su Marruecos natal, jugaba a “israelíes y palestinos”. Amal Eissa, que protagoniza un documental sobre ‘La huella musulmana en Euskal Herria’, proyectado ayer en la capital guipuzcoana, no se cansa de repetir que “el terrorismo no tiene religión”...

¿Es usted una terrorista?
-No, soy musulmana, no soy terrorista.

¿Conoce a yihadistas?
-No, la única referencia que tengo es por los medios de comunicación. Afortunadamente, nunca he tenido ocasión de conocerlos.

¿Y qué opina de ellos?
-Que son una minoría que ha malinterpretado un libro que no han sabido entender. No son más que cuatro, pero van haciendo lo que quieren.

¿La escalada de violencia daña a jóvenes que, como usted, profesan la religión del Islam?
-Mucho. Nos hace daño porque los atentados los reivindican en nombre del Islam, y comienzan a mirarnos en la calle como si nosotras fuéramos responsables de esas tropelías. Al compartir la misma religión, se nos mete a todos en el mismo saco, vinculando a musulmanes con terrorismo.

¿Está viviendo ese rechazo en primera persona estos días?
-Te miran más por la calle. Antes ya lo hacían porque llevamos velo, pero ahora te observan más detenidamente, como si fuéramos terroristas. Ayer (por el lunes) nos ocurrió. Estábamos colocando el cartel que anuncia el documental ‘La huella musulmana en Euskal Herria’ cuando se nos acercó un hombre mostrando su rechazo hacia nosotras, e intentó quitar el cartel.

¿Les dijo algo?
-Nos miró y dijo: ¡Qué huella ni qué leches! Nos sentimos rechazadas...

¿Tuvieron ocasión de responderle algo?
-Estuve a punto de decirle unas palabras, pero al final se marchó y me callé. No sé si estamos preparadas para lo que viene, para el rechazo social que se avecina y que perdurará en el tiempo.

Quizá no sean más que casos aislados...
-No lo creo. La gente cada vez piensa peor de nosotras y, en ese sentido, los medios de comunicación no nos están ayudando. Dicen a su público lo que quiere oír, y nos colocan en la diana, trasladando el mensaje de que somos malas personas.

Ahora mismo está hablando con un medio de comunicación. Aproveche la ocasión...
-Me gustaría que se visualice nuestra labor, que no tiene nada que ver con la visión que se está dando estos días. La mayor parte somos personas buenas.

¿Teme la islamofobia?
-Lo peor de todo es que la gente no sabe lo que es el Islam. Si hubiera un poco más de interés por conocernos, ni siquiera existiría esa palabra tan fea: islamofobia. El Corán -el libro sagrado del Islam que contiene la palabra de Dios revelada a Mahoma- dice que si matas a una persona es como si hubieras matado a toda la Humanidad. Del mismo modo, el texto deja claro que si salvas a una persona, es como si hubieras salvado a toda la Humanidad. Eso es lo que pone, nada que ver con lo que están haciendo cuatro personas que no son nada. El terrorismo no tiene religión.

¿La lectura del Corán no deja ninguna puerta abierta al uso de la violencia?
-Para nada. Todo lo contrario.

Tiene que ser molesto sentirse cuestionada constantemente...
-Es muy molesto, sobre todo cuando, insisto, hay personas que están haciendo el mal en nombre del Islam. No contentos con ello, matan con la idea de que esas imágenes terribles recorran el mundo. Y dicen hacerlo en nombre de Alá, eso es lo que más me molesta y me da rabia.

Hay quien dice que el cambio llegará cuando ustedes se manifiesten en las calles...
-Es algo que ya se está haciendo. Ha habido iniciativas como si confías en mí, abrázame. Se han hecho campañas para dejar claro que somos musulmanes pero no terroristas. Pese a todo, siento que no va a servir de nada porque es muy difícil acabar con los prejuicios de la gente.

¡Eso sería resignarse! ¿No ve que hay un motivo de lucha?
-Sí, claro, pero es muy complicado. En realidad, una semana después de los atentados de París se convocó una manifestación junto al lugar donde estoy realizando un curso. Si soy sincera, no quise ir...

¿Por qué?
A ver si lo explico bien. Me gustaría hacer una apreciación con respecto a los muertos. A la vez que se cometieron los atentados de París hubo ataques en Líbano, los más mortíferos en 25 años, que dejaron más de 40 víctimas y 200 heridos. ¿Quién habla de ello? No lo he visto reflejado prácticamente en ningún medio, al menos, en la medida que se han estado dando las imágenes de París las 24 horas del día. Lamento muchísimo lo que ocurrió en Francia donde, por cierto, fallecieron también personas musulmanas. Pero en el mundo está muriendo mucha más gente de la que no sabemos nada. En Siria, por ejemplo, hay miles de muertos, pero parecen más importantes los muertos europeos.

De Siria nos ofrecen imágenes en blanco y negro del caza que supuestamente ha dado en la diana...
-En esos bombardeos mueren niños, familias..., ¿por qué se da más importancia a los muertos europeos cuando todos somos personas?

Judíos, cristianos, musulmanes... ¿Por encima de todo somos humanos?
-Sin duda. Da igual la procedencia o la religión cuando estamos hablando de personas que sufren. Si hacemos una manifestación por los europeos muertos, ¿por qué no nos movilizamos también por las personas a las que quitan la vida en otros países? Veo en ello muchas contradicciones. Me gustaría manifestarme, pero por todos, porque todos somos humanos.

¿Habla de todo ello en casa con sus padres?
-Sí, claro. Al día siguiente de cometerse el atentado me pasé todo el fin de semana leyendo e investigando sobre lo ocurrido. Y después de dedicarle tiempo, hay cosas que no encajan...

¿A qué se refiere?
-Por ejemplo, cuando realizas una consulta en Wikipedia, figura Estado Islámico como Daesh, un grupo terrorista insurgente de naturaleza fundamentalista. Pues bien, el Estado Islámico no es eso. Más bien cabría hablar de Estado Terrorista. ¿Por qué tienen que mezclar el Islam en todo ello?

Buena parte de los autores de la masacre son jóvenes como usted... ¿Qué ha ocurrido en sus vidas?
-Esa es la pregunta. No son personas que hayan nacido en un país musulmán y tengan un vínculo directo con el Islam desde su infancia. Han crecido en una sociedad occidental...

Ayer mismo detuvieron a un hombre en Pamplona que estaba dispuesto a viajar a Siria. ¿A usted podrían captarla?
-No lo creo, tengo una formación religiosa que me permite ver las cosas con cierta claridad. Pero entiendo que son más fácilmente captados jóvenes que, quizá, viven en una situación de frustración y falta de arraigo.

Por los jóvenes musulmanes que conoce en Gipuzkoa, ¿cree que algunos de ellos podrían ser reclutados?
Las personas de mi entorno no creo que caigan en ello.

¿Se puede hacer algo para frenar el ataque de alguien que está dispuesto a morir?
Hay medidas de seguridad que se están tomando y, entiendo, pueden ser adecuadas. Pero cuando estamos hablando de personas que no están bien, que hacen lo que les da la gana, es muy difícil frenarles. El terrorismo no tiene religión.

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