'The Angel Makers of Nagyrév' |
El final de las guerras supone siempre para las mujeres el rearme de nuestra opresión. Pero en Nagyrév, ellas se rebelaron.
Itziar Ziga | Naiz, 2019-09-05
https://www.naiz.eus/es/hemeroteca/gara/editions/2019-09-05/hemeroteca_articles/nosotras-cocinamos-nosotras-envenenamos
En Hungría, a principios del siglo pasado, a las mujeres que ayudaban a otras tanto a parir como a abortar se las conocía como hacedoras de ángeles, angyalcsinálók. Como nuestras sorginas, eran las que hacían. Cosicas quizás de mantener lenguas preindoeuropeas. Pero hubo un pueblo llamado Nagyrév, a unos 150 kilómetros al sureste de Budapest, donde las mujeres hicieron bastante más por el control demográfico local que traer o no traer criaturas al mundo: mataron a los hombres que las molestaban. Y conociendo lo molestos que acostumbran a ser los hombres con las mujeres a las que dominan bajo el patriarcado, una vez tomada la decisión entre ellas de liberarse, cayeron unos cuantos durante la digestión. 50, más o menos.
Los hombres habían sido llamados a La Gran Guerra y ellas se reorganizaron comunitariamente sin mandos y sin machos. Suele pasar, por ello hicimos nuestra la imagen de Rosie La Remachadora: el final de las guerras supone siempre para las mujeres el rearme de nuestra opresión. Pero en Nagyrév, ellas se rebelaron. Los hombres fueron regresando del frente y pretendían recuperar su despotismo en cada casa y en la aldea. Ya era tarde. Ellas pidieron consejo a una partera llamada Zsuzsanna, que fue encarcelada hasta diez veces por practicar abortos entre 1911 y 1921, y acordaron una solución: arsénico. Me encanta que se llamase como mi amona, como la «Susana, demonio y carne» de Buñuel. Alguien las delató en 1929, la sorgina prefirió su propio arsénico antes que la horca.
Hace igual 22 años, en una noche de euforia y spray, decoré Bilbao con la frase «Matahormigas para los hombres malos». Una mujer acababa de ser condenada a trece años de cárcel, y humillada en los telediarios, por sazonar las comidas de su marido abusador con tal veneno. Se llamada Remedios. Las mujeres nunca elegimos que nos maltraten, pero el patriarcado es un mientras tanto. De lucha feminista... y del ingrediente que tenga una a mano.
Los hombres habían sido llamados a La Gran Guerra y ellas se reorganizaron comunitariamente sin mandos y sin machos. Suele pasar, por ello hicimos nuestra la imagen de Rosie La Remachadora: el final de las guerras supone siempre para las mujeres el rearme de nuestra opresión. Pero en Nagyrév, ellas se rebelaron. Los hombres fueron regresando del frente y pretendían recuperar su despotismo en cada casa y en la aldea. Ya era tarde. Ellas pidieron consejo a una partera llamada Zsuzsanna, que fue encarcelada hasta diez veces por practicar abortos entre 1911 y 1921, y acordaron una solución: arsénico. Me encanta que se llamase como mi amona, como la «Susana, demonio y carne» de Buñuel. Alguien las delató en 1929, la sorgina prefirió su propio arsénico antes que la horca.
Hace igual 22 años, en una noche de euforia y spray, decoré Bilbao con la frase «Matahormigas para los hombres malos». Una mujer acababa de ser condenada a trece años de cárcel, y humillada en los telediarios, por sazonar las comidas de su marido abusador con tal veneno. Se llamada Remedios. Las mujeres nunca elegimos que nos maltraten, pero el patriarcado es un mientras tanto. De lucha feminista... y del ingrediente que tenga una a mano.
Y TAMBIÉN…
Las envenenadoras de Nagyrév.
Se trata de uno de los episodios de asesinatos colectivos más prolíficos y prolongados en el tiempo que la historia del crimen conoce.
Miguel Ángel Manzanas | Nueva Tribuna, 2015-01-16
https://www.nuevatribuna.es/articulo/cultura---ocio/envenenadoras-nagyrev/20150116111128111313.html
Las envenenadoras de Nagyrév.
Se trata de uno de los episodios de asesinatos colectivos más prolíficos y prolongados en el tiempo que la historia del crimen conoce.
Miguel Ángel Manzanas | Nueva Tribuna, 2015-01-16
https://www.nuevatribuna.es/articulo/cultura---ocio/envenenadoras-nagyrev/20150116111128111313.html
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