Noticias de Gipuzkoa / Josu Erkoreka |
Ante el encuentro del jueves con el lehendakari, Erkoreka recuerda a los partidos que si dicen no a las elecciones, no estarán legitimados para reprocharle la falta de comicios.
Humberto Unzueta | Noticias de Gipuzkoa, 2020-04-25
https://www.noticiasdegipuzkoa.eus/actualidad/politica/2020/04/26/partidos-mojar-elecciones-compartir-riesgo/1026979.html
El portavoz del Gobierno Vasco y consejero de Autogobierno defiende que sean las comunidades autónomas las que decidan cómo afrontar y organizar la desescalada y vuelta a la normalidad, y confía en que el Gobierno español tenga en cuenta el plan vasco de desconfinamiento, como lo hizo con la deshibernación de las empresas no esenciales o el permiso para que los niños puedan salir a dar un paseo.
¿La salida de los niños a la calle es el principio de la desescalada?
–Estamos en el principio de la desescalada de manera absoluta y asumida por todos los que tienen que decir al respecto. Es un asunto que el lehendakari expresó en la conferencia de presidentes autonómicos con el presidente Sánchez hace dos domingos. Era una propuesta que desde el Gobierno Vasco estaba recogida en nuestro plan de desescalada y el presidente español lo ha asumido y lo ha incorporado a su próximo decreto de prórroga del confinamiento.
El Gobierno Vasco incide en la territorialidad de la desescalada pero el ministro Illa insiste en que él marcará los tiempos y las pautas.
–Parece evidente que la desescalada tiene que tener en cuenta esas realidades diferentes de partida. Nadie pone en cuestión que la desescalada no tiene que ser necesariamente homogénea en todo el territorio del Estado. La clave está en ver a quién corresponden las decisiones relacionadas con la asimetría, si es Madrid o la autonomía correspondiente.
¿Quién va a tomar las decisiones relativas a la definición y las consecuencias de la asimetría territorial?
–Las tienen que tomar las comunidades autónomas, en nuestro caso el Gobierno Vasco, porque somos los que mejor conocemos la realidad epidemiológica, geográfica, económica, social... Eso es lo que todavía el Gobierno central no acaba de definir y tomar una decisión definitiva. No ponemos en cuestión la posibilidad de que existan unas pautas comunes muy generales que se compartan con las comunidades pero, a partir de esas pautas generales, debería ser cada comunidad autónoma la que decida cómo tiene que organizar esa asimetría.
El plan del Gobierno Vasco propone la apertura a partir de mediados de mayo de los pequeños comercios y peluquerías pero no bares y restaurantes. ¿Por qué esta diferencia?
–No son decisiones caprichosas del responsable político de turno, sino distinciones que descansan sobre la opinión de los expertos. Se supone que para el pequeño comercio –siempre que se tomen las medidas de higiene y prevención oportunas– el riesgo de transmisión es mínimo. Sin embargo, los peligros en el ámbito de la hostelería son mayores y bastante más difícil evitar el contagio y la propagación del patógeno.
Las críticas por la deshibernación de las empresas no esenciales parecen haber remitido. ¿Está superado el dilema entre salud y economía?
–Todavía se escuchan los ecos de algunos irreductibles pero creo que es un dilema falso. Es como cuando se nos dice que hay que elegir entre un buen médico y médico euskaldun, como si fuera imposible que un buen médico fuera también euskaldun. Nadie ha puesto en cuestión que haya que volver progresivamente a la activación de las industrias descuidando la salud, lo que se ha planteado es que, una vez garantizados todos los requisitos de salud y seguridad en el trabajo, se pueda avanzar en la normalización de la actividad productiva.
¿No hubiera sido más prudente esperar un poco?
–Una parálisis hoy en la actividad productiva podría tener como consecuencia que mañana no tuviéramos los recursos necesarios para sostener, por ejemplo, el sistema sanitario que ahora tenemos, con lo que estaríamos comprometiendo seriamente la salud y el bienestar del futuro.
El Gobierno Vasco asegura que está entre los mejores países en test por habitantes, pero a la ciudadanía le parece algo muy lejano. ¿Por qué esta brecha?
—El dato que aporta el Gobierno Vasco es objetivo y contrastado con otros países europeos. No hay duda de que el nivel de test por millón de habitantes está al nivel de los países más avanzados. El Gobierno Vasco plantea hacerlos a colectivos señalados y seleccionados porque reúnen condiciones que hacen aconsejable, por ejemplo el personal sanitario o el que trabaja en residencias de mayores. Y a partir de ahí hemos de disponer de un sistema de monitorización inmediata que nos permita una identificación precoz de los casos.
¿Entonces por qué hay mucha gente que no lo ve así?
–En Euskadi, como en otros lugares, sobrevuelan en torno a las redes y los medios de comunicación sombras que transmiten una idea que no se corresponde con la realidad y que asegura que hay países en los que se está planteando la práctica de test generalizados a toda la población. Esto es falso, porque es materialmente inviable y ningún país lo está haciendo. Además se estarían desbaratando recursos que podrían aprovecharse mejor.
¿Rechazó el Gobierno Vasco el Comité asesor de enfermedades infecciosas para crear un Comité director, más gestor y menos científico?
–El Gobierno Vasco no ha desdeñado ninguno de los apoyos de la asesoría que se le ha prestado desde sus entornos especializados, pero la crisis ha tenido diferentes fases. En una primera fase, la prioridad a la hora de formular las consultas se centraba en los consejos asesores especializados en las enfermedades infecciosas, que son los que inspiran las medidas adoptadas por el Gobierno Vasco. A partir del momento en que se detectan en Euskadi casos de coronavirus, y no casos importados de otros países sino que son fruto de la transmisión, y vemos un aumento importante de los contagios, nuestra prioridad fue centrarse en la gestión y ordenar el sistema sanitario y hospitalario.
¿El verano facilitará la reducción de la tasa de contagio?
–Los expertos que nos asesoran dicen que julio puede ser el mes de más baja tasa de transmisión o de contagio. Habitualmente, las gripes no suelen tener incidencia en verano. Esto del COVID-19 no es lo mismo pero sí algo parecido. Las gripes estacionales tienen esa dinámica, también puede ocurrir que los contagios y el riesgo de propagación del virus se reduzcan durante el verano. La comunidad científica sugiere que el mes de julio tendrá la tasa de contagio más baja, como ocurrió con la gripe de 1918, que en verano desapareció y rebrotó luego en septiembre-octubre.
¿Esperan una segunda oleada de contagios después del verano?
–Nadie sabe lo que puede hacer este virus a partir de septiembre u octubre, pero no se puede descartar que, como ha ocurrido en el pasado, se recrudezca. Los especialistas alertan con insistencia sobre esta hipótesis.
¿Por qué tanta prisa para convocar elecciones?
–Estos últimos días hemos visto que los partidos insistían en la idea de que hay que intensificar la relación entre el lehendakari y los partidos para compartir información. Es cierto que el lehendakari ha comparecido en dos ocasiones ante la Diputación Permanente del Parlamento Vasco, ha celebrado otra sesión aprobando proposiciones no de ley, está preparando otra sesión; todo esto dentro de las limitaciones que establece el reglamento del Parlamento Vasco al estar disuelto. Desde el 26 de febrero el Departamento de Salud se ha reunido todas las semanas con todos los partidos a los que da cuenta de la situación y recoge sus propuestas. Como hay una preocupación para abordar esta situación porque el Parlamento Vasco está disuelto, como había esta inquietud, ha llegado el momento de hablar en serio de esta cuestión. Si se quiere salir de esta situación anómala en la que se encuentra el Parlamento, hemos puesto sobre la mesa la cuestión de las elecciones porque es una decisión importante pero que entraña riesgos.
¿A qué riesgos se refiere?
–Nadie sabe cuál va a ser la situación sanitaria y de salud pública, aunque hay indicadores que nos dicen que la curva de contagios está siendo controlada, que el sistema hospitalario está descongestionado y volviendo a la normalidad y que parece que la pandemia empieza a estar controlada. Lo que vaya a ocurrir a partir de octubre nadie lo sabe y, por tanto, hay que mojarse y tomar una decisión sobre las elecciones. ¿Cuál es la alternativa? ¿Prolongar hasta primavera o verano del año que viene esta situación anómala que no gusta a los partidos?
¿Y qué pasa si se convocan las elecciones en julio y ese mes la situación de la pandemia empeora?
–Todos esos riesgos hay que valorarlos entre todos y el lehendakari lo quiere poner encima de la mesa. Si el lehendakari no propiciara este encuentro entre los partidos para buscar un consenso, y en septiembre u octubre empeoraran las cosas, y las elecciones no fueran posibles hasta la primavera o el verano siguiente, algunos le reprocharían no haber planteado la posibilidad de convocar elecciones cuando la tasa de contagio estaba relativamente controlada. Además, para abordar las consecuencias de esta crisis es necesario un gobierno fuerte y una oposición que pueda ejercer como tal en un Parlamento Vasco pleno de facultades, no como ahora que no puede aprobar una ley. Los partidos se van a tener que mojar y decir qué opinan sobre esta cuestión. Tienen que compartir el riesgo que comporta tomar una decisión así y decir sí o no a convocar elecciones.
¿La propuesta del lehendakari va a ser convocarlas en julio?
–Primero vamos a ver lo que dicen los partidos. Vamos a contrastar y posibilitar que los partidos opinen. Si todos o la mayoría de partidos dicen que no, después ninguno estará legitimado para decirle al lehendakari que es el que ha generado esta situación anómala.
¿En el encuentro solo se van abordar las elecciones o también hablarán sobre la gestión de la pandemia y la desescalada?
–El encuentro está previsto para hablar de las elecciones, porque eso lo condiciona todo. El escenario político y el marco de relaciones entre gobierno y oposición, entre el lehendakari y partidos políticos, depende de lo que salga de esa reunión.
¿Por qué no convocar una mesa de partidos para afrontar la crisis?
–Estos días se ha hablado mucho de foros y mesas de partidos. EH Bildu plantea una especie de asamblea general en la que caben partidos políticos, parlamentarios, empresarios, sindicatos, colectivos varios; un foro en el que todo el mundo opine sobre todo lo que hay que gestionar. Si las decisiones que hemos ido tomando durante la crisis en el ámbito de lo sanitario y hospitalario hubieran sido sometidas al contraste de la asamblea hubiera sido poco eficaz, porque son momentos en los que se necesita una reacción rápida. Es el momento de los ejecutivos, asamblearizar un proceso de este tipo hubiera sido un error mayúsculo.
¿Ese foro es para un día o se va a prolongar en el tiempo?
–Vamos a ver qué sale de ese foro, porque si todo el mundo está de acuerdo en activar el proceso electoral y poner en marcha las bases de un nuevo decreto, todo será diferente. Si los partidos quieren seguir en la situación actual, con un Parlamento Vasco limitado, la relación será distinta a si se abren a pensar sobre la conveniencia de una cita electoral en julio.
¿Está el Gobierno español gestionando la crisis con un impulso recentralizador?
–El modelo de gobernanza obedece a un esquema centralista. Los ministerios y las delegaciones del Gobierno en las comunidades han suplantado a sus homónimos en las comunidades y han atraído para sí las decisiones que en condiciones normales son de las comunidades. El desplazamiento competencial ha sido clarísimo y eso habrá que plantearlo en un futuro para ver si en una situación excepcional ha de gobernarse en detrimento de las competencias autonómicas.
¿Es pasajero o teme que cuando se salga se mantenga la inercia?
–Hay riesgo de que las restricciones a los derechos y libertades impuestas por el estado de alarma puedan instalarse con vocación definitiva, de manera que los ciudadanos los asuman como algo normal. Existe ese mismo riesgo respecto al estado autonómico. Hay que alertar del riesgo de que el Gobierno central pueda cogerle gusto asumiendo competencias de las comunidades autónomas y pretenda consolidar esta situación o al menos algunos avances que ha hecho en este periodo.
¿La salida de los niños a la calle es el principio de la desescalada?
–Estamos en el principio de la desescalada de manera absoluta y asumida por todos los que tienen que decir al respecto. Es un asunto que el lehendakari expresó en la conferencia de presidentes autonómicos con el presidente Sánchez hace dos domingos. Era una propuesta que desde el Gobierno Vasco estaba recogida en nuestro plan de desescalada y el presidente español lo ha asumido y lo ha incorporado a su próximo decreto de prórroga del confinamiento.
El Gobierno Vasco incide en la territorialidad de la desescalada pero el ministro Illa insiste en que él marcará los tiempos y las pautas.
–Parece evidente que la desescalada tiene que tener en cuenta esas realidades diferentes de partida. Nadie pone en cuestión que la desescalada no tiene que ser necesariamente homogénea en todo el territorio del Estado. La clave está en ver a quién corresponden las decisiones relacionadas con la asimetría, si es Madrid o la autonomía correspondiente.
¿Quién va a tomar las decisiones relativas a la definición y las consecuencias de la asimetría territorial?
–Las tienen que tomar las comunidades autónomas, en nuestro caso el Gobierno Vasco, porque somos los que mejor conocemos la realidad epidemiológica, geográfica, económica, social... Eso es lo que todavía el Gobierno central no acaba de definir y tomar una decisión definitiva. No ponemos en cuestión la posibilidad de que existan unas pautas comunes muy generales que se compartan con las comunidades pero, a partir de esas pautas generales, debería ser cada comunidad autónoma la que decida cómo tiene que organizar esa asimetría.
El plan del Gobierno Vasco propone la apertura a partir de mediados de mayo de los pequeños comercios y peluquerías pero no bares y restaurantes. ¿Por qué esta diferencia?
–No son decisiones caprichosas del responsable político de turno, sino distinciones que descansan sobre la opinión de los expertos. Se supone que para el pequeño comercio –siempre que se tomen las medidas de higiene y prevención oportunas– el riesgo de transmisión es mínimo. Sin embargo, los peligros en el ámbito de la hostelería son mayores y bastante más difícil evitar el contagio y la propagación del patógeno.
Las críticas por la deshibernación de las empresas no esenciales parecen haber remitido. ¿Está superado el dilema entre salud y economía?
–Todavía se escuchan los ecos de algunos irreductibles pero creo que es un dilema falso. Es como cuando se nos dice que hay que elegir entre un buen médico y médico euskaldun, como si fuera imposible que un buen médico fuera también euskaldun. Nadie ha puesto en cuestión que haya que volver progresivamente a la activación de las industrias descuidando la salud, lo que se ha planteado es que, una vez garantizados todos los requisitos de salud y seguridad en el trabajo, se pueda avanzar en la normalización de la actividad productiva.
¿No hubiera sido más prudente esperar un poco?
–Una parálisis hoy en la actividad productiva podría tener como consecuencia que mañana no tuviéramos los recursos necesarios para sostener, por ejemplo, el sistema sanitario que ahora tenemos, con lo que estaríamos comprometiendo seriamente la salud y el bienestar del futuro.
El Gobierno Vasco asegura que está entre los mejores países en test por habitantes, pero a la ciudadanía le parece algo muy lejano. ¿Por qué esta brecha?
—El dato que aporta el Gobierno Vasco es objetivo y contrastado con otros países europeos. No hay duda de que el nivel de test por millón de habitantes está al nivel de los países más avanzados. El Gobierno Vasco plantea hacerlos a colectivos señalados y seleccionados porque reúnen condiciones que hacen aconsejable, por ejemplo el personal sanitario o el que trabaja en residencias de mayores. Y a partir de ahí hemos de disponer de un sistema de monitorización inmediata que nos permita una identificación precoz de los casos.
¿Entonces por qué hay mucha gente que no lo ve así?
–En Euskadi, como en otros lugares, sobrevuelan en torno a las redes y los medios de comunicación sombras que transmiten una idea que no se corresponde con la realidad y que asegura que hay países en los que se está planteando la práctica de test generalizados a toda la población. Esto es falso, porque es materialmente inviable y ningún país lo está haciendo. Además se estarían desbaratando recursos que podrían aprovecharse mejor.
¿Rechazó el Gobierno Vasco el Comité asesor de enfermedades infecciosas para crear un Comité director, más gestor y menos científico?
–El Gobierno Vasco no ha desdeñado ninguno de los apoyos de la asesoría que se le ha prestado desde sus entornos especializados, pero la crisis ha tenido diferentes fases. En una primera fase, la prioridad a la hora de formular las consultas se centraba en los consejos asesores especializados en las enfermedades infecciosas, que son los que inspiran las medidas adoptadas por el Gobierno Vasco. A partir del momento en que se detectan en Euskadi casos de coronavirus, y no casos importados de otros países sino que son fruto de la transmisión, y vemos un aumento importante de los contagios, nuestra prioridad fue centrarse en la gestión y ordenar el sistema sanitario y hospitalario.
¿El verano facilitará la reducción de la tasa de contagio?
–Los expertos que nos asesoran dicen que julio puede ser el mes de más baja tasa de transmisión o de contagio. Habitualmente, las gripes no suelen tener incidencia en verano. Esto del COVID-19 no es lo mismo pero sí algo parecido. Las gripes estacionales tienen esa dinámica, también puede ocurrir que los contagios y el riesgo de propagación del virus se reduzcan durante el verano. La comunidad científica sugiere que el mes de julio tendrá la tasa de contagio más baja, como ocurrió con la gripe de 1918, que en verano desapareció y rebrotó luego en septiembre-octubre.
¿Esperan una segunda oleada de contagios después del verano?
–Nadie sabe lo que puede hacer este virus a partir de septiembre u octubre, pero no se puede descartar que, como ha ocurrido en el pasado, se recrudezca. Los especialistas alertan con insistencia sobre esta hipótesis.
¿Por qué tanta prisa para convocar elecciones?
–Estos últimos días hemos visto que los partidos insistían en la idea de que hay que intensificar la relación entre el lehendakari y los partidos para compartir información. Es cierto que el lehendakari ha comparecido en dos ocasiones ante la Diputación Permanente del Parlamento Vasco, ha celebrado otra sesión aprobando proposiciones no de ley, está preparando otra sesión; todo esto dentro de las limitaciones que establece el reglamento del Parlamento Vasco al estar disuelto. Desde el 26 de febrero el Departamento de Salud se ha reunido todas las semanas con todos los partidos a los que da cuenta de la situación y recoge sus propuestas. Como hay una preocupación para abordar esta situación porque el Parlamento Vasco está disuelto, como había esta inquietud, ha llegado el momento de hablar en serio de esta cuestión. Si se quiere salir de esta situación anómala en la que se encuentra el Parlamento, hemos puesto sobre la mesa la cuestión de las elecciones porque es una decisión importante pero que entraña riesgos.
¿A qué riesgos se refiere?
–Nadie sabe cuál va a ser la situación sanitaria y de salud pública, aunque hay indicadores que nos dicen que la curva de contagios está siendo controlada, que el sistema hospitalario está descongestionado y volviendo a la normalidad y que parece que la pandemia empieza a estar controlada. Lo que vaya a ocurrir a partir de octubre nadie lo sabe y, por tanto, hay que mojarse y tomar una decisión sobre las elecciones. ¿Cuál es la alternativa? ¿Prolongar hasta primavera o verano del año que viene esta situación anómala que no gusta a los partidos?
¿Y qué pasa si se convocan las elecciones en julio y ese mes la situación de la pandemia empeora?
–Todos esos riesgos hay que valorarlos entre todos y el lehendakari lo quiere poner encima de la mesa. Si el lehendakari no propiciara este encuentro entre los partidos para buscar un consenso, y en septiembre u octubre empeoraran las cosas, y las elecciones no fueran posibles hasta la primavera o el verano siguiente, algunos le reprocharían no haber planteado la posibilidad de convocar elecciones cuando la tasa de contagio estaba relativamente controlada. Además, para abordar las consecuencias de esta crisis es necesario un gobierno fuerte y una oposición que pueda ejercer como tal en un Parlamento Vasco pleno de facultades, no como ahora que no puede aprobar una ley. Los partidos se van a tener que mojar y decir qué opinan sobre esta cuestión. Tienen que compartir el riesgo que comporta tomar una decisión así y decir sí o no a convocar elecciones.
¿La propuesta del lehendakari va a ser convocarlas en julio?
–Primero vamos a ver lo que dicen los partidos. Vamos a contrastar y posibilitar que los partidos opinen. Si todos o la mayoría de partidos dicen que no, después ninguno estará legitimado para decirle al lehendakari que es el que ha generado esta situación anómala.
¿En el encuentro solo se van abordar las elecciones o también hablarán sobre la gestión de la pandemia y la desescalada?
–El encuentro está previsto para hablar de las elecciones, porque eso lo condiciona todo. El escenario político y el marco de relaciones entre gobierno y oposición, entre el lehendakari y partidos políticos, depende de lo que salga de esa reunión.
¿Por qué no convocar una mesa de partidos para afrontar la crisis?
–Estos días se ha hablado mucho de foros y mesas de partidos. EH Bildu plantea una especie de asamblea general en la que caben partidos políticos, parlamentarios, empresarios, sindicatos, colectivos varios; un foro en el que todo el mundo opine sobre todo lo que hay que gestionar. Si las decisiones que hemos ido tomando durante la crisis en el ámbito de lo sanitario y hospitalario hubieran sido sometidas al contraste de la asamblea hubiera sido poco eficaz, porque son momentos en los que se necesita una reacción rápida. Es el momento de los ejecutivos, asamblearizar un proceso de este tipo hubiera sido un error mayúsculo.
¿Ese foro es para un día o se va a prolongar en el tiempo?
–Vamos a ver qué sale de ese foro, porque si todo el mundo está de acuerdo en activar el proceso electoral y poner en marcha las bases de un nuevo decreto, todo será diferente. Si los partidos quieren seguir en la situación actual, con un Parlamento Vasco limitado, la relación será distinta a si se abren a pensar sobre la conveniencia de una cita electoral en julio.
¿Está el Gobierno español gestionando la crisis con un impulso recentralizador?
–El modelo de gobernanza obedece a un esquema centralista. Los ministerios y las delegaciones del Gobierno en las comunidades han suplantado a sus homónimos en las comunidades y han atraído para sí las decisiones que en condiciones normales son de las comunidades. El desplazamiento competencial ha sido clarísimo y eso habrá que plantearlo en un futuro para ver si en una situación excepcional ha de gobernarse en detrimento de las competencias autonómicas.
¿Es pasajero o teme que cuando se salga se mantenga la inercia?
–Hay riesgo de que las restricciones a los derechos y libertades impuestas por el estado de alarma puedan instalarse con vocación definitiva, de manera que los ciudadanos los asuman como algo normal. Existe ese mismo riesgo respecto al estado autonómico. Hay que alertar del riesgo de que el Gobierno central pueda cogerle gusto asumiendo competencias de las comunidades autónomas y pretenda consolidar esta situación o al menos algunos avances que ha hecho en este periodo.
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