Imagen: El Punt / Manifestación organizada por la Red contra la Homofobia en Barcelona, 2007-11-03 |
Julen Zabala · EHGAM – Gipuzkoa | Red contra la Homofobia, 2007-11-03
Texto presentado en los IV Encuentros de la RcH, celebrados del 1 al 3 de Noviembre de 2007 en Barcelona
EHGAM, Euskal Herriko Gay-Les Askapenerako Mugimendua / Movimiento de Liberación Gay-Les de Euskal Herria, dio sus primeros pasos a finales de 1976 y a principios del año siguiente hizo su primera aparición pública. A lo largo de todo el año 2007, estamos conmemorando estos primeros 30 años de lucha de una organización que se ha convertido en referente social, dentro y fuera del propio activismo.
En una sociedad donde se rechaza al “diferente”, EHGAM ha hecho de la diferencia su principal bandera. Su lucha se ha centrado en, por una parte, superar barreras, estereotipos y prejuicios y, por otra, reivindicar constantemente unos derechos que se negaban a gais, lesbianas, hombres y mujeres transexuales y a otras expresiones sexuales (en adelante GLT+), denunciando cualquier discriminación como consecuencia de la orientación sexual o de la identidad de género.
Podríamos decir que llevamos 30 años “contaminando” Euskal Herria con nuestros colores. Una tarea larga y difícil porque las resistencias han sido múltiples y persistentes. No debemos olvidar que hasta 1983 la organización fue clandestina y alegal. En aquellos durísimos inicios la lucha debió centrarse en la derogación de la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social y en la propia legalización de los diferentes grupos del movimiento gay, especialmente complicada en el caso de EHGAM.
Han sido decenas de campañas contra la exclusión, por el reconocimiento social y contra el insulto y la marginación, por la igualdad legal y social, por la visibilidad y contra los estereotipos, por el derecho a la diferencia y contra los prejuicios, por la diversidad sexual, contra la discriminación en la educación y en el entorno laboral, por la insumisión al servicio militar, por la apostasía y contra la financiación de iglesias que nos condenan, contra la psiquiatrización y medicalización de la transexualidad, contra las terapias de “curación”, por la retirada de libros de texto homófobos, contra el gueto al que se nos quiere relegar, contra quienes sin escrúpulos hacen su negocio del mercado rosa…
Todo ello forma ya parte de nuestra lucha de treinta años: liberando prejuicios, sumando complicidades, defendiendo la pluralidad sexual y apostando por la diversidad. Y debido a las permanentes reivindicaciones del activismo GLT+ podemos constatar los logros actuales, especialmente en la igualdad legal.
Pero nos sigue quedando mucho por hacer para conseguir la plena igualdad social. Los datos de diferentes estudios recientes no son nada alentadores. Así, un 80% de gais y lesbianas prefieren seguir ocultando su condición en el trabajo, para evitar problemas y discriminaciones. Y un 40% de jóvenes rechazan contar entre sus amistades personas de condición homosexual.
El acoso escolar a quienes no cumplen con los parámetros estereotipados de género sigue siendo constante. La incomprensión y el rechazo social hacia la transexualidad es más que manifiesta. Todavía son demasiadas las personas que sufren discriminaciones, insultos e, incluso, agresiones, por ser o parecer diferentes. Y qué decir de la violencia machista, claro exponente de una sociedad que no asume la transformación de sus estructuras.
Todavía necesitamos lograr un convencimiento colectivo de que hay que seguir luchando por la igualdad social y erradicar cualquier actitud homofóbica, lesbofóbica, transfóbica o heterosexista. Sin olvidar, en ningún caso, que en lugares demasiado cercanos avanza el revisionismo más ultra y que aún en la mayor parte del mundo la población GLT+ sufre una situación terrible, de persecución y hasta de muerte.
Queremos también recordar a quienes no han podido conocer estos avances logrados y a quienes se han quedado por el camino, como nuestra Madelón. Ella estaría hoy aquí, como en tantas reuniones de la COFLHEE, y nos recordaría, una vez más, que “si tu pluma les molesta, clávasela”. También queremos recordar muy especialmente a quienes nos dejaron a causa del sida. Si los inicios del movimiento de liberación GLT+ fueron complicados, su irrupción en la década de los ochenta, casi sin tiempo a despegar, nos marcó decisivamente: tuvimos que aprender no sólo a superar el estigma social al que se nos condenaba sino también a enfrentarnos a una nueva realidad y tejer nuevas redes solidarias.
Consideramos que sigue siendo prioritario luchar contra cualquier muestra de heterofascismo. Las agresiones (hetero)sexistas, machistas, racistas, xenófobas, homófobas, lesbófobas, tránsfobas deben ser erradicadas socialmente. Es necesario intervenir decisivamente en ámbitos como el laboral, el educativo o el judicial y programar acciones específicas para los sectores GLT+ más desfavorecidos, como jóvenes, mayores, migrantes, lesbianas, hombres y mujeres transexuales, personas discapacitadas, personas seropositivas…
Seguimos mostrando nuestra preocupación por la falta de conciencia social, la despolitización y el acomodo de una gran parte de la población GLT+. Necesitamos campañas que nos mantengan en tensión y otras más generales que alerten al conjunto de la sociedad. Apostamos por iniciativas como RED CONTRA LA HOMOFOBIA como un lugar de encuentro para quienes deseamos otra forma de hacer, otra forma de sentir, otra forma de combatir, otra forma de resistir…
El pasado 28 de Junio, como cada año, salimos a la calle, invitando a todo el mundo a que se liberara de prejuicios y compartiera nuestros colores, en esa diversidad que nos ofrece el arcoíris, en ese día que nos resulta tan especial y cuyo espíritu de liberación quisiéramos que se extendiera a lo largo de todo el calendario. Este año EHGAM lo celebró bajo el lema “Vive la diferencia”. Ese es el mensaje que queremos trasmitir en nuestro 30 aniversario: que cada persona viva, con toda libertad, su propia forma de ser, su propia forma de sentir, su propia diferencia, con el respeto de las demás.
En una sociedad donde se rechaza al “diferente”, EHGAM ha hecho de la diferencia su principal bandera. Su lucha se ha centrado en, por una parte, superar barreras, estereotipos y prejuicios y, por otra, reivindicar constantemente unos derechos que se negaban a gais, lesbianas, hombres y mujeres transexuales y a otras expresiones sexuales (en adelante GLT+), denunciando cualquier discriminación como consecuencia de la orientación sexual o de la identidad de género.
Podríamos decir que llevamos 30 años “contaminando” Euskal Herria con nuestros colores. Una tarea larga y difícil porque las resistencias han sido múltiples y persistentes. No debemos olvidar que hasta 1983 la organización fue clandestina y alegal. En aquellos durísimos inicios la lucha debió centrarse en la derogación de la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social y en la propia legalización de los diferentes grupos del movimiento gay, especialmente complicada en el caso de EHGAM.
Han sido decenas de campañas contra la exclusión, por el reconocimiento social y contra el insulto y la marginación, por la igualdad legal y social, por la visibilidad y contra los estereotipos, por el derecho a la diferencia y contra los prejuicios, por la diversidad sexual, contra la discriminación en la educación y en el entorno laboral, por la insumisión al servicio militar, por la apostasía y contra la financiación de iglesias que nos condenan, contra la psiquiatrización y medicalización de la transexualidad, contra las terapias de “curación”, por la retirada de libros de texto homófobos, contra el gueto al que se nos quiere relegar, contra quienes sin escrúpulos hacen su negocio del mercado rosa…
Todo ello forma ya parte de nuestra lucha de treinta años: liberando prejuicios, sumando complicidades, defendiendo la pluralidad sexual y apostando por la diversidad. Y debido a las permanentes reivindicaciones del activismo GLT+ podemos constatar los logros actuales, especialmente en la igualdad legal.
Pero nos sigue quedando mucho por hacer para conseguir la plena igualdad social. Los datos de diferentes estudios recientes no son nada alentadores. Así, un 80% de gais y lesbianas prefieren seguir ocultando su condición en el trabajo, para evitar problemas y discriminaciones. Y un 40% de jóvenes rechazan contar entre sus amistades personas de condición homosexual.
El acoso escolar a quienes no cumplen con los parámetros estereotipados de género sigue siendo constante. La incomprensión y el rechazo social hacia la transexualidad es más que manifiesta. Todavía son demasiadas las personas que sufren discriminaciones, insultos e, incluso, agresiones, por ser o parecer diferentes. Y qué decir de la violencia machista, claro exponente de una sociedad que no asume la transformación de sus estructuras.
Todavía necesitamos lograr un convencimiento colectivo de que hay que seguir luchando por la igualdad social y erradicar cualquier actitud homofóbica, lesbofóbica, transfóbica o heterosexista. Sin olvidar, en ningún caso, que en lugares demasiado cercanos avanza el revisionismo más ultra y que aún en la mayor parte del mundo la población GLT+ sufre una situación terrible, de persecución y hasta de muerte.
Queremos también recordar a quienes no han podido conocer estos avances logrados y a quienes se han quedado por el camino, como nuestra Madelón. Ella estaría hoy aquí, como en tantas reuniones de la COFLHEE, y nos recordaría, una vez más, que “si tu pluma les molesta, clávasela”. También queremos recordar muy especialmente a quienes nos dejaron a causa del sida. Si los inicios del movimiento de liberación GLT+ fueron complicados, su irrupción en la década de los ochenta, casi sin tiempo a despegar, nos marcó decisivamente: tuvimos que aprender no sólo a superar el estigma social al que se nos condenaba sino también a enfrentarnos a una nueva realidad y tejer nuevas redes solidarias.
Consideramos que sigue siendo prioritario luchar contra cualquier muestra de heterofascismo. Las agresiones (hetero)sexistas, machistas, racistas, xenófobas, homófobas, lesbófobas, tránsfobas deben ser erradicadas socialmente. Es necesario intervenir decisivamente en ámbitos como el laboral, el educativo o el judicial y programar acciones específicas para los sectores GLT+ más desfavorecidos, como jóvenes, mayores, migrantes, lesbianas, hombres y mujeres transexuales, personas discapacitadas, personas seropositivas…
Seguimos mostrando nuestra preocupación por la falta de conciencia social, la despolitización y el acomodo de una gran parte de la población GLT+. Necesitamos campañas que nos mantengan en tensión y otras más generales que alerten al conjunto de la sociedad. Apostamos por iniciativas como RED CONTRA LA HOMOFOBIA como un lugar de encuentro para quienes deseamos otra forma de hacer, otra forma de sentir, otra forma de combatir, otra forma de resistir…
El pasado 28 de Junio, como cada año, salimos a la calle, invitando a todo el mundo a que se liberara de prejuicios y compartiera nuestros colores, en esa diversidad que nos ofrece el arcoíris, en ese día que nos resulta tan especial y cuyo espíritu de liberación quisiéramos que se extendiera a lo largo de todo el calendario. Este año EHGAM lo celebró bajo el lema “Vive la diferencia”. Ese es el mensaje que queremos trasmitir en nuestro 30 aniversario: que cada persona viva, con toda libertad, su propia forma de ser, su propia forma de sentir, su propia diferencia, con el respeto de las demás.
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