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jueves, 25 de julio de 2024

#hemeroteca #lesbianismo #memoria | Isabel Franc: “Las lesbianas no estamos de moda ni lo estaremos nunca”

Isabel Franc //

Isabel Franc: “Las lesbianas no estamos de moda ni lo estaremos nunca”

La escritora presenta ‘Darrere les Persianes’ (Detrás de las persianas) un recorrido sobre el activismo lésbico en Barcelona, ilustrado por Rosa Navarro y editado por el Ayuntamiento de Barcelona
Amparo Pérez | El País, 2024-07-25
https://elpais.com/espana/catalunya/2024-07-25/isabel-franc-las-lesbianas-no-estamos-de-moda-ni-lo-estaremos-nunca.html

“¿Cuántas lesbianas conocéis desde Safo a la tenista Martina Navrátilová?”, es la pregunta con la que Isabel Franc (Barcelona, 68 años) empieza sus lecciones de literatura lésbica en el máster de Género y Comunicación en la Universidad de Barcelona. A esta clase también asisten las protagonistas del cómic ‘Darrere les persianes’ ('Detrás de las persianas'): “Cuando me propusieron el libro empecé a escribir desde una perspectiva autobiográfica, pero no quería que fuera una narración nostálgica”, explica Franc. La escritora, junto a la ilustradora Rosa Navarro, optó por dar voz a las nuevas generaciones y dejar que fueran dos estudiantes las que trazaran un recorrido por la historia de las lesbianas de Barcelona para Trabajo de Fin de Máster.

Franc lleva toda la vida escribiendo sobre lesbianismo, y aún no sabría decir si se trata de un género literario en sí mismo: “Mis alumnas no quieren ponerse etiquetas y me parece estupendo. Pero ellas pueden hacer esto porque otras trabajamos duro para acabar con nuestra invisibilidad, reivindicando la etiqueta de lesbianas, como una cultura y espacio propios”, subraya. ‘Darrere les persianes’ es el relato de las lesbianas con etiqueta y su primera parada es el archivo de Ca la Dona, donde Mercè Otero les descubre a las grandes figuras femeninas de la Segunda República como la deportista olímpica Ana María Martínez Sagi, la primera directiva del Barça.

Las estudiantes avanzan en la investigación, igual que lo hizo la historia. “Elena fue detenida el 17/07/74 en un bar de copas por actitud sospechosa, usando vestimenta masculina con la pretensión de engañar a las mujeres, por las que siente una irresistible inclinación”, reza una ficha policial replicada en el libro. Con la llegada del franquismo desaparecen los colores y el gris inunda las páginas: “Acostumbro a utilizar siempre la misma paleta de colores suaves, como el rosa pastel. Pero, cuando se produce este retroceso, me incliné por la oscuridad para dejar constancia de la pesadez del ambiente durante el régimen”, afirma Rosa Navarro (Vilanova i la Geltrú, Barcelona, 47 años), la ilustradora del libro.

Con sus dibujos, Navarro refleja los códigos que utilizaban las lesbianas durante el franquismo para no ser descubiertas, como llamarse “libreras” entre ellas. También dibuja los centros del Patronato de protección a la Mujer ―cárceles encubiertas donde iban a parar las que eran consideradas como señoritas de vida alegre― y caricaturiza las excursiones al campo y otros puntos de encuentro del colectivo. “Una de las grandes paradojas del franquismo es la segregación de sexos en lugares como las playas, donde, sin quererlo, terminó creando playas de ambiente. Uy, si las casetas hablaran”, bromea Franc.

Viñeta de Rosa Navarro recordando las Jornades de la Dona de 1976 //

Muere Franco, comienza la transición y vuelve el color a las páginas que revisitan las Jornades Catalanes de la Dona, las marchas del Frente de Liberación Homosexual de Castilla, el primer Orgullo LGTBI de Barcelona en 1977 y el activismo de Empar Pineda. “Empar fue la primera lesbiana que salió en TVE hablando de su sexualidad. Ella contaba que, al día siguiente de la emisión, en su barrio, una vecina dijo ‘Ayer Amparito salió en la tele’ y las otras respondieron ‘sí, la vimos, y ¿al final se casó?’, ignorando totalmente el tema del que hablaba en televisión”, critica Franc. “Las lesbianas hemos sufrido menos castigo público que los gays. Si dos mujeres se daban la mano por la calle no pasaba nada y, si vivían juntas, eran solteronas amigas. El beneficio es que tuvimos ‘más libertad’, pero, a la larga, el castigo ha sido más cruel: no existes, te quitan el derecho a ser”, admite Franc.

La “arqueología lésbica” sigue por el Distrito 3, barrio 9, en la calle del Cardenal Casañas, lugar frecuentado por otras activistas como la lesbiana separatista Gretel Amman y su pareja Lola Majoral―fundadora de Ca la Dona―, y remata la ruta con una mapa de locales clave para el lesbianismo de los 90 como el bar Núria, el Daniels, el restaurante Fortuny, o el Casal Lambada.

Llegan los 90, el primer reportaje sobre lesbianas por Rosa Montero en ‘El País’, y los activistas que trataban de quitar el halo de drama al lesbianismo: grupos de música como Xoxo Sisters― vestidas estilo ‘drag queen’―, o las fiestas Fes-Lu (Hazlo). En el 97, Franc publica ‘Con pedigree’ (Egales) bajo el pesudónimo Lola Van Guardia: “Fue un libro para que las lesbianas se rieran de sus “bollodramas”. Tenía una portada muy explícita y el subtítulo era ‘culebrón lésbico por entregas’, pero esto solo aparece en la primera edición, las librerías no lo querían. No sé si lo que no les terminaba era culebrón o por entregas”, recuerda con ironía.

‘Darrere les persianes’ llega hasta 2004, cuando se aprueba la Ley del matrimonio homosexual. “En ese momento aparece el transfeminismo, otra etapa del feminismo, del lesbianismo y de la colectividad LGTB, un paradigma que yo no he vivido en primera persona. Mi infancia, adolescencia, juventud y madurez son esto―dice señalando el libro―, la historia no se ha acabado, pero son las nuevas generaciones las que tienen que terminar de escribirla”. Pese al éxito de ventas del libro en plena celebración del Orgullo LGTBI, Franc advierte: “Las lesbianas no estamos de moda ni lo estaremos nunca. La diversidad se lleva mucho, pero es una tendencia hipócrita. A la gente le encanta un reportaje sobre artistas LGTBIQ+ pero, cuando la lesbiana es tu vecina de abajo, ya no hace tanta gracia”.

Se acerca el final: las estudiantes atraviesan el Paraninfo de la UB hasta llegar a la sala de audiencias, donde exponen su TFM, bajo la atenta mirada de la activista María Giralt, Mercè Otero y la propia Franc. Tras el éxito de la exposición, con Safo y Navrátilová en mente, todas prometen no volver a esconderse detrás de las persianas.

miércoles, 3 de julio de 2024

#hemeroteca #marginalidad #cine | El legado del cine quinqui

El legado del cine quinqui
¿Cine social o extractivismo capitalista a través de la imagen? Volver al cine quinqui es recuperar la periferia como escenario y preguntarse, 40 años después, qué herencia narrativa dejó, qué estereotipos continúan aún vigentes y qué grietas abrió para una representación crítica y politizada de la precariedad juvenil más allá del producto audiovisual
Sonia Herrera Sánchez | Pikara, 2024-07-03
https://www.pikaramagazine.com/2024/07/el-legado-del-cine-quinqui/

José Luis Manzano //
El cine quinqui tiene una narrativa cruda y artificial a la vez, interpeladora y desoladora, aparentemente abandonada en el tiempo y en la historia del cine español, pero, no obstante, actual. ‘La estanquera de Vallecas’, dirigida por Eloy de la lglesia y repuesta hace poco en una conocida plataforma de ‘streaming’, es un claro exponente de este género cinematográfico opuesto al policíaco y más cercano a las aventuras de bandoleros o de ladrones, pero sin la épica de un Robin Hood, ni la fineza de los cacos de Ocean o de ‘The Italian Job’, ni viajes iniciáticos con redención y recompensa como en las grandes historias de piratería. Un género que popularizó un relato supuestamente costumbrista de la precariedad juvenil de los años 70 y 80 del siglo pasado mientras construía una versión ‘made in Spain’ del negocio del ‘exploitation cinema’ de serie B.

Inolvidable resulta aquella secuencia donde Doña Justa se liaba a tiros contra los atracadores dentro de su propio estanco, medio poseída a lo ‘Rápida y mortal’, después de noquear con una maceta a un policía infiltrado. O aquella otra en la que los cuatro protagonistas conversaban y bebían Anís del Mono mientras escuchaban ‘Suspiros de España’ y en la que Leandro decía que “España no hay más que una”, a lo que Tocho respondía “que, si hubiera dos, nos iríamos todos para la otra”.

El cine quinqui, o el quinqui ‘exploitation’ —que diría Rafael Robles Gutiérrez—, se forjó alrededor de la figura de unes jóvenes antihéroes, “talegueros” sin porvenir; adherido al asfalto y a la velocidad desbocada por el hambre, la heroína y un Seat 124. Su puesta en escena fue la del barraquismo, las “casas baratas”, los descampados, los bloques con aluminosis y fibrocemento y las barriadas como Otxarkoaga, en Bilbao, Torre Baró o el Camp de la Bota, en Barcelona, La Mina, en Sant Adrià del Besòs o San Blas y El Pozo del Tío Raimundo, en Madrid. Barrios cuya lucha vecinal pervive, a pesar de la falta de relevo generacional, porque la precariedad testamentaria del desarrollismo franquista persiste crisis tras crisis como una herencia intergeneracional alimentada por las promesas políticas incumplidas y por los deseos de transformación frustrados.
El cine quinqui transformó la aporofobia y la criminalización de la juventud empobrecida y vulnerable en producto de consumo de masas sin asumir una verdadera perspectiva de clase ni politizar el discurso
Aunque con ciertas pretensiones de cinema ‘verité’ y neorrealismo, el cine quinqui nació como un género clandestino y paria dentro de la propia industria cinematográfica de su época, quizás, o precisamente, por la explotación que hizo de aquellos sujetos subalternos que, viendo una posible salida de la marginalidad en el mundo audiovisual, se convirtieron en objetos exprimidos mientras duró el fenómeno pop.

Este aprovechamiento utilitarista anclado en la criminalización de la juventud, la vulnerabilidad y la exclusión, hizo caja con la mirada ‘voyeur’ sobre la fronterización de la vida de aquellos y aquellas que habitaban —y habitan—esas periferias, a veces anómalas y situadas en el centro de la ciudad, marcadas por el paro juvenil y por la desesperanza aprendida.

Víctor Matellano
, en su libro ‘Spanish Exploitation. Sexo, sangre y balas’, define este uso y abuso como “todo un ‘exploit’ a la española”: “Las aventuras y desventuras de los adolescentes marginales se convierten en todo un género explotado por el cine español. En la mayoría de los casos con el exclusivo propósito de hacer taquilla, derrochando únicamente tremendismo, sensacionalismo, acción, sexo y drogadicción de forma explícita”. Un caso paradigmático lo podemos encontrar en la figura del actor amateur José Luis Manzano, protagonista de éxitos como ‘Navajeros’, ‘El Pico’ o ‘Colegas’. Descubierto por Eloy de la Iglesia y tras un fugaz idilio con la fama, Manzano fallecía en 1992, con tan solo 29 años, en el más absoluto ostracismo.

Podríamos decir que el cine quinqui transformó la aporofobia y la criminalización de la juventud empobrecida y vulnerable en producto de consumo de masas sin asumir una verdadera perspectiva de clase ni politizar el discurso para bosquejar siquiera una crítica al sistema político y económico depredador que situaba a las infancias en la encrucijada entre la miseria y la resignación o la resistencia y la evasión, canalizada a través de la navaja y la aguja. Poco o nada contaban esas películas sobre resiliencia y otras posibilidades de organización colectiva en los barrios, estereotipando más aún las posibilidades de futuro para miles de niñes de nuestras ciudades en el tardofranquismo y los primeros años de democracia.

¿Qué tuvo de performativo ese cine en el imaginario de las generaciones posteriores? ¿Qué semillas de cambio dejó en las narrativas cinematográficas de los años 90 y los primeros 2000? ¿Por qué las cineastas no encontraron en el cine quinqui un paraguas bajo el que cobijar un discurso distinto y más complejo y crítico? Son preguntas para las que no he hallado respuesta y que lanzo tras revisionar títulos como ‘Perros callejeros’ (que también tuvo su versión en femenino años más tarde), ‘Los últimos golpes de El Torete' o 'Yo, El Vaquilla’ de José Antonio de la Loma; ‘El pico’, del mismo Eloy de la Iglesia; las pelis de Vicente Aranda sobre ‘El Lute’ o ‘Deprisa, deprisa’, de Carlos Saura, por poner algunos ejemplos del género.

“El carrusel de sexo y delito fascinaba a millones de españolitos crecidos bajo las arengas del NODO. Por militancia ideológica o como coartada para enseñar cacha, el género quinqui exorciza cinematográficamente las formas que le correspondían a un periodo de emergencia de la imagen de la marginalidad urbana, la contracultura y la explicitud en España”, explica Mery Cuesta, crítica de arte y comisariada de la exposición ‘Quinquis de los 80. Cine, prensa y calle’.
Algunas películas permiten esbozar un imaginario donde la transgresión y los arquetipos más añejos de santas y putas se entremezclan generando narrativas híbridas, grotescas y desafiantes
En ese rasgo del “enseñar cacha”, cabe preguntarse por el papel que desempañaron las mujeres dentro del cine quinqui, un papel —no se puede obviar— que estaba íntimamente ligado al que ocupaban también las mujeres en el llamado cine del “destape” y que la propia historia del cine español y las reposiciones televisivas han invisibilizado. Títulos como ‘Las que empiezan a los quince años’ o ‘Los violadores del amanecer’ (ambas dirigidas por Ignacio F. Iquino en 1978), ‘Maravillas’ (Manuel Gutiérrez Aragón, 1980), 'Nunca en horas de clase' (José Antonio de la Loma, 1978) o ‘Barcelona Sur’ (Jordi Cadena, 1981) permiten esbozar un imaginario donde la transgresión y los arquetipos más añejos de santas y putas se entremezclan generando narrativas híbridas, grotescas y desafiantes sobre cuestiones aún hoy centrales en la agenda feminista como la prostitución, la violencia sexual, el abuso contra las infancias, la relación entre feminización de la pobreza y drogodependencia, la privación de libertad, la heteronormatividad o las representaciones de lo femenino en relación a la criminalidad. Muy a nuestro pesar, queda mucho por decir y analizar desde los feminismos sobre esta versión “patria” del cine de explotación.

Interesante podría ser, por ejemplo, un acercamiento desde la deconstrucción de la masculinidad hegemónica a la escena de ‘Navajeros’ en la que El Marqués, interpretado por un jovencísimo Quique San Francisco, alienta la violación del Jaro entre las risas de sus “secuaces” —aunque la agresión en sí misma la oculte una atinada elipsis temporal, recurso que se utiliza muy poco en el caso de las mujeres— y la venganza multitudinaria posterior.

Y en deuda también está el análisis fílmico feminista con el personaje de Ángela (Berta Socuéllamos) en ‘Deprisa, deprisa’, y esos primeros planos en silencio con la mirada perdida frente el cuerpo moribundo de Pablo, y sus pasos seguros con una bolsa de deporte al hombro con el dinero del último palo, perdiéndose en la noche en el fundido sonoro entre los gritos de la chiquillería y el ‘Me quedo contigo’ de Los Chunguitos.

Desaparecido el cine quinqui como género circunscrito a un momento muy concreto de nuestra historia, debemos y podemos interrogarnos sobre su legado: ¿qué punto de vista y qué relatos de ficción audiovisual encontramos hoy sobre la exclusión social en España?, ¿qué ha cambiado y qué permanece?, ¿quiénes serían los y las “quinquis” hoy?, ¿qué otros ejes de discriminación atraviesan ahora la precariedad económica que hace 40 años no se tenían en cuenta o no eran tan notorios?, ¿se ha caminado en algo hacia la autorrepresentación y los relatos de memoria y denuncia?

Quizás nos vengan a la cabeza películas recientes, protagonizadas además por mujeres, como ‘Techo y comida’ (Juan Miguel del Castillo, 2015) o ‘La hija de un ladrón’ (Belén Funes, 2019) y algunas anteriores como ‘Barrio’ (Fernando León de Aranoa, 1998) o ‘Báilame el agua’ (Josetxo San Mateo, 2000). Y, aunque no sea un leitmotiv homogéneo ni conformen un género propio, podemos constatar que la mirada se ha hecho más compleja, aunque todavía son muchas las inercias y silencios que estos filmes arrastran. Pero ¿qué más le podemos pedir al cine sobre la representación de la precariedad en las periferias, en las comunidades desfavorecidas, más allá de la mera visibilización sin sensacionalismo y de que prescinda de convertirlo en un safari por la pobreza como denuncia Darren McGarvey?

Judith Butler ofrece algunas claves en ‘Marcos de guerra: las vidas lloradas’ cuando explica que “si queremos ampliar las reivindicaciones sociales y políticas respecto a los derechos a la protección, la persistencia y la prosperidad, antes tenemos que apoyarnos en una nueva ontología corporal que implique repensar la precariedad, la vulnerabilidad, la dañabilidad, la interdependencia, la exposición, la persistencia corporal, el deseo, el trabajo y las reivindicaciones respecto al lenguaje y a la pertenencia social”.

Repensar las vidas al límite de las periferias hoy a la luz imperfecta del cine quinqui de entonces nos permite empezar a atisbar también reivindicaciones que continúan vigentes desde hace décadas y otras vulneraciones de derechos que aquel cine —más utilitarista que social— solo consiguió apuntar sin atreverse a involucrarse. Habrá que seguir tirando del hilo y hacerlo desde el reto ineludible de los saberes y luchas del antirracismo, de los movimientos LGTBIAQ+, del anticapacitismo..., desde las narrativas de quienes han forjado su mirada en los márgenes, también del relato oficial de la industria audiovisual.

sábado, 22 de junio de 2024

#hemeroteca #homosexualidad #historia | Àngel Casals: "La represión homosexual del franquismo es clasista"

Público / Àngel Casals, profesor de Historia Moderna en la UB //

Àngel Casals: "La represión homosexual del franquismo es clasista"
Ona Falcó | Público, 2024-06-22

https://www.publico.es/sociedad/angel-casals-represion-homosexual-franquismo-clasista.html

Entrevistamos a Àngel Casals, profesor de Historia Moderna en la Universitat de Barcelona y coordinador de la investigación publicada en la revista ‘Sàpiens’ bajo el título ‘Cuando la homosexualidad era delito. 1.000 años de represión en Catalunya’.

La revista ‘Sàpiens’ ha publicado este junio una exhaustiva investigación sobre la represión de la homosexualidad en Catalunya, desde la Edad Media hasta la actualidad. La persona encargada de coordinar esta investigación de larga duración –un año entero en varios archivos catalanes y estatales– es Àngel Casals (Barcelona, 1963), profesor de Historia Moderna de la Universitat de Barcelona.

Bajo el título ‘Cuando la homosexualidad era delito. 1.000 años de represión en Catalunya’, el dosier hace un retrato sociológico de las víctimas de la homofobia desde la época medieval, cuando la homosexualidad se castigaba con la pena de muerte, pasando por la Edad Moderna, hasta la lenta despenalización y normalización de las relaciones homosexuales a partir del siglo XIX. La investigación también analiza la opresión durante el franquismo, que, según Casals, era completamente "clasista".

P. ¿Estamos ante una investigación pionera a nivel catalán? Usted mismo ha asegurado que el colectivo LGTBI ha estado "bastante olvidado por la academia"...

Más que una investigación pionera, lo que es innovador es el planteamiento. Siempre se ha tratado la historia de la homosexualidad en secciones separadas: en la época de los romanos, en la Edad Media, en el siglo XX... Nosotros hemos sido de los primeros investigadores en Europa en analizarla como un fenómeno global. El título del dosier es la conclusión que hemos extraído. ¿Cuál es la gran característica de la homosexualidad a lo largo del tiempo? La represión. Yo esperaba encontrar más cosas además de eso, pero hay pocas y están muy escondidas. Lo que es pionero es la visión panorámica desde la época medieval hasta el momento actual.

P. ¿Han encontrado la causa concreta de esta represión a lo largo de la historia?


Básicamente, la construcción del poder. El sexo es poder. La posición ortodoxa y correcta dentro de la moral cristiana u occidental a la hora de tener relaciones sexuales coloca a la mujer abajo o de espaldas y al hombre arriba. Una relación sexual es una relación de dominio en la que está muy claro el rol de la figura masculina y la femenina. ¿Entonces qué pasa con dos hombres? ¿Un hombre puede ser dominado por otro? Sí, pero con condiciones. El hombre dominado debe ser socialmente inferior. La homosexualidad que han practicado los grupos privilegiados sobre esclavos, criados o niños es condenable, pero ha sido tolerada durante mucho tiempo porque no cuestiona la estructura de poder.

La homosexualidad escandalosa es aquella en la que la parte dominada es la que es socialmente superior y la dominante es un esclavo, un hebreo, un musulmán. El gran problema con la homosexualidad es que cuestiona los roles de género y de poder dentro de la sociedad. Por eso el lesbianismo es visto con perplejidad, porque representa que son dos figuras dominadas.

P. ¿Y cuál es el argumento que empleaban para efectuar la represión?


Está el argumento religioso, pero también hay uno pseudocientífico. Hasta el siglo XVIII se pensaba que la cantidad de esperma que un hombre podía generar era limitada. Por lo tanto, cada eyaculación que no tuviera fines reproductivos era un niño perdido. En la segunda mitad del siglo XIV comienza una gran persecución a los homosexuales porque había la peste negra, murió mucha gente y se establecieron políticas natalistas. El control de la fertilidad es otra de las causas de la represión contra los homosexuales.

En función del momento pesa más el factor religioso o el antropológico, pero hay que tener claro que los temas de fondo son el sexo como herramienta de dominio y la reproducción como objetivo final de las relaciones sexuales. Todo lo que salga de aquí, es una aberración y es pecado.

P. Como usted dice, durante la Edad Media era pecado todo aquello que no fuera sexo dentro del matrimonio con fines reproductivos, es decir, la masturbación, la eyaculación fuera de la vagina... ¿Por qué la sodomía era la práctica más mal vista? ¿Es por el factor de sumisión masculina?

Son tres elementos: en primer lugar, una eyaculación que no debería ser. En segundo lugar, una penetración por un agujero que no corresponde y, en tercer lugar, la antinaturalidad que implica. La suma de estos factores hace que la sodomía sea un pecado mucho más grave que la masturbación, que era vista como una debilidad. De hecho, la masturbación era vista como el camino hacia la homosexualidad porque se trataba de un hombre dándose placer a sí mismo.

P. ¿El placer se consideraba un pecado?


Desde el punto de vista religioso y filosófico, el ser humano está formado por la parte material, sucia e impura, el cuerpo, y la parte pura y que se acerca a Dios, el alma. Aristóteles ya diferenciaba entre el mundo imperfecto y el mundo espiritual. Y los cátaros también decían que todo lo que provenía del cuerpo era malo y a la inversa, porque el cuerpo creaba debilidades. Cualquier rendición a la parte impura podía atacar el alma. Por lo tanto, la única manera aceptada de buscar el placer era a través de la vía contemplativa.

En el siglo XVII aparece en Francia el movimiento de los libertinos, con figuras como Cyrano de Bergerac, que son nobles, ateos y viven en un Carpe Diem constante. Lo que pasa es que estos, cuando se hacen viejos, comienzan a preocuparse por el alma y se convierten todos al cristianismo, donde siempre ha quedado excluido el placer.

P. ¿El machismo implícito en el sistema daba cierta impunidad a las relaciones lésbicas? ¿Las protegía de alguna manera?


En cierta medida, sí. En Catalunya no hemos encontrado casos de denuncias, pero en Castilla o València algunos. Son relaciones que se deben atrapar ‘in fraganti’ y que, a la hora de llegar a los tribunales, eran difíciles de juzgar porque no había eyaculación. La pregunta era si había habido penetración con algún objeto. Porque entonces sí, era pecado, pero si lo negaban no se podía demostrar.

P. ¿Estamos hablando solo de la Edad Media?

Y también la Edad Moderna. Las primeras lesbianas se presentan como tales a finales del siglo XVIII, principios del XIX. Las primeras mujeres inglesas que lo proclaman lo hacen a través de actos concretos, como montar a caballo, vestir pantalones... La sociedad las tildaba de desequilibradas. Mientras que un hombre vestido de mujer era un peligro, una mujer vestida de hombre era objeto de burla.

P. El dosier incluye una radiografía gráfica del perfil de las víctimas y acusados de sodomía en la Edad Moderna. Los datos extraídos del Archivo Histórico Nacional revelan que el porcentaje más alto de víctimas de la Inquisición tenía entre 10 y 19 años...


Los griegos y los romanos ya practicaban la pedofilia. Aquí hay un debate sobre cuándo a los homosexuales se les puede llamar como tal. Hay un historiador estadounidense, Randolph Trumbach, que tiene una teoría que dice que la sociedad concibe la homosexualidad o la heterosexualidad como un valor inmutable, es decir, que el que es homosexual es solo eso y a la inversa. La bisexualidad no se acaba de concebir. Posiblemente deberíamos entender que, en la Edad Media y parte de la Moderna, la sexualidad se expresaba independientemente del género y tenía más que ver con las condiciones socioeconómicas que con otra cosa.

Según Trumbach, un hombre joven que no tenía dinero para casarse acababa manteniendo relaciones homosexuales. Este chico iniciaba a otro chico aún más joven en el mundo del sexo. Ahora bien, esto duraba hasta que el hombre más adulto accedía al matrimonio y, entonces, se volvía exclusivamente heterosexual.

P. De hecho, los mismos gráficos revelan que la mayor parte de los acusados eran solteros o religiosos...

Casados hemos encontrado muy pocos. Esto hace pensar que esta idea de Trumbach tiene un fondo de verdad. Estamos hablando de relaciones oportunistas. ¿Por qué no pensamos que tenían un deseo sexual y que lo satisfacían con lo primero que tuvieran delante, fuera hombre o mujer? ¿Por qué tenemos que categorizar?

Hay un caso que explicamos en el dosier en el que un hombre, cuando ya es mayor y quiere salvar el alma ante la Inquisición, confiesa que cuando era joven e iba con los amigos a bañarse al río, mantenían relaciones sexuales. Y que nadie le había explicado en aquel momento que eso estaba mal. Un hombre que de mayor se casa y tiene una vida heterosexual honorable. No ha cambiado, simplemente no ha distinguido a la hora de mantener relaciones en su juventud.

P. ¿Qué tan significativo es el cambio de terminología? ¿De llamarlos sodomitas a llamarlos homosexuales y dotarlos de una identidad?


Es fundamental y es un proceso bastante lento. A partir del siglo XVIII, el mantenimiento del delito de la sodomía, a ojos de la Ilustración y del mundo de la razón, es bastante insostenible. Hay países como Inglaterra que lo mantienen hasta el siglo XX, pero el liberalismo en general cambia el pensamiento y dice que los pecados no pueden ser un delito.

P. ¿Este cambio en el marco mental proviene del pueblo o bien de los pensadores ilustres?

Los historiadores llevamos años discutiendo esto. La existencia de una cultura popular y una de élite y cómo se mezclan entre ellas. No te sabría contestar rotundamente. Quienes expresan todo esto son las élites, que saben escribir. La Edad Moderna se caracteriza por una progresiva laicización de la sociedad y por la misoginia. A partir del siglo XVII, en algunos lugares la homosexualidad es tolerada y en otros no tanto, y una mayor restricción moral comienza a crear una cultura homosexual. En los países protestantes hay una ola puritana que castiga mucho la homosexualidad y esto llevará a la creación de las primeras sociedades cerradas.

Ya hacia el siglo XVIII, a medida que se aparta a Dios de la teoría del mundo y que se sabe que el combustible de la eyaculación no es limitado, la homosexualidad masculina sigue siendo un comportamiento inaceptable porque juega con los roles de poder, pero no es un delito si no es un escándalo público y no tiene una vocación subversiva.

Cuando llegan los primeros regímenes liberales en el siglo XIX y se hacen las primeras constituciones, muchos países consideran que ya no se puede penalizar. Entonces, si no era un delito, pero no lo querían normalizar, ¿en qué lo convertían? En una enfermedad.

P. El hecho de tildar a los homosexuales de enfermos desvía la mirada de la culpabilidad. Un delito es culpa de la persona en cuestión, pero una enfermedad no se elige...

Hasta cierto punto. ¿Esta persona quiere curarse? Nos encontraremos con que, en vez de ingresar en la cárcel, los homosexuales ingresan en manicomios. Por eso es importante que a finales de los años sesenta del siglo XIX aparezca la palabra ‘homosexual’. Hasta el momento, se les llamaba sodomitas o uranitas.

La persona que utiliza por primera vez la palabra ‘homosexual’ en 1869 es un poeta, no un científico, que busca un término neutro que no haga referencia ni al pecado ni al delito. A partir del momento en que se crea una categoría objetiva, podemos pensar en la creación de una identidad colectiva para toda esta gente con la misma tendencia sexual. Desde entonces es cuando comienza el larguísimo proceso de normalización de la homosexualidad.

P. ¿Considera que históricamente España ha tenido un mayor grado de aceptación de la homosexualidad? Aquí se despenalizó antes que en Alemania o en Inglaterra y fue uno de los primeros países del mundo en legalizar el matrimonio homosexual en 2005...

A pesar de las apariencias, la homosexualidad era más perseguida en los países protestantes que en los países católicos durante los siglos XVI, XVII y XVIII. Si eres católico y cometes un pecado, te puedes confesar y arrepentir, pero si eres protestante, lo llevas contigo y lo tienes que resolver tú mismo con Dios. ¿Y qué pasa si no lo haces? Que lo resolverá la comunidad a través del control social.

A partir del siglo XIV, se instala en Europa la idea de que cuando hay una epidemia o una hambruna hay dos posibles causas que han despertado la ira divina: o bien se ha dejado vivir a los judíos entre cristianos –los asesinos de Jesús– o bien se ha permitido a los sodomitas. Como en los países católicos existía la posibilidad de arrepentirse, había una tolerancia displicente. Trumbach habla del régimen sexual antiguo, que es el que tolera la homosexualidad, y el régimen sexual moderno, que la condena.

El régimen sexual antiguo dura más en los países católicos, en el mundo mediterráneo y, por eso, en España hay una tolerancia más alta respecto a otros países europeos, siempre que se cumpla la condición de la invisibilidad.

P. La burguesía del siglo XIX oculta la homosexualidad...


El mundo homosexual en Catalunya o en Barcelona tiene tres manifestaciones concretas. En primer lugar, la cultura homosexual de la cual hemos encontrado poco rastro, que implica la celebración de determinadas fiestas o la existencia de locales. En segundo lugar, la homosexualidad que busca las relaciones ocasionales y furtivas en teatros o en baños públicos. Y, por último, la homosexualidad socialmente "aceptada" que practicaba gente integrada y casada. De la misma manera que se permitía que los hombres poderosos tuvieran una amante.

Cuando un hombre tenía una relación homosexual permanente, no causaba desórdenes públicos y llevaba una vida formal, no había nada que decir. Esta era la más extendida, pero también la más invisible, porque sin documentación personal, cartas o diarios, es imposible de detectar.

P. Sin embargo, durante el franquismo hay un retroceso. La homosexualidad vuelve a ser delito y es motivo de "peligrosidad social"...


Aparte de toda la hipocresía moral y social que había, no es verdad que el franquismo persiguiera por igual a todos los homosexuales. Este régimen hace una distinción social muy clara. Cuando nosotros miramos los más de 400 procesos que hay en los tribunales de Barcelona, la inmensa mayoría son hombres jóvenes, solteros, sin trabajo conocido o poco cualificado, sin familia o que han venido de fuera. No encontramos catalanes casados con hijos.

La policía franquista reprime dos tipos de homosexuales: los chaperos, es decir, chicos jóvenes que ejercen la prostitución, y los travestidos que actuaban en locales y fiestas. La represión homosexual del franquismo es clasista: mientras el señor de buena familia recibía una reprimenda, el chapero era trasladado a la comisaría de Via Laietana.

P. Si los homosexuales de buena familia no tenían problemas con la justicia y vivían cómodos a la sombra, ¿cuándo nace la necesidad de reivindicarse públicamente como tal?

Aparece más o menos al mismo tiempo que el término ‘gay’. Los cambios de los años sesenta, el amor libre y el disfrute del propio cuerpo generan la reivindicación de ser uno mismo. Toda aquella gente que pensaba que era aceptable vivir su homosexualidad en privado para estar tranquila, de repente reivindica que forma parte de su identidad personal.

P. Por otro lado, el reconocimiento del lesbianismo viene de la mano de la segunda ola feminista...

Sí, porque la homosexualidad masculina, en general, es misógina. La reivindicación del lesbianismo no viene de los hombres homosexuales, sino del feminismo. No considero que sea igual el movimiento de las lesbianas que el de los gays, porque estos fueron más aceptados por el ‘establishment’.

P. ¿Cómo encaja la transexualidad en todo esto?


Transexualidad ha habido siempre. Pero hay pocos casos conocidos y la mayoría terminaron en la hoguera. Siempre ha sido muy mal tolerada y en el siglo XIX, cuando deja de ser un delito, pasa a ser considerada una forma de esquizofrenia.

P. Hemos visto cómo a lo largo de la historia la homosexualidad ha sufrido una represión más o menos fuerte. ¿Considera que actualmente estamos sufriendo una regresión a nivel social?


Hubo unos tiempos en los que la ley siempre iba detrás de la realidad social. Lo único que se esperaba era que se legalizara aquello que ya existía. Ahora estamos llegando a la situación contraria. Ya hay unas leyes de equiparación de derechos aprobadas, pero hay sectores de la sociedad que están involucionando. Una involución ideológica que lo afecta todo: es misógina, racista, homófoba, tránsfoba...

Esta reacción es una respuesta al miedo. Hasta hace 20 años había unas cuantas certezas: si estudiabas en la universidad el ascensor social funcionaba, encontrabas una pareja, un piso y un trabajo hasta la jubilación. Hoy en día, nadie se lo cree y nadie sabe cuál es la alternativa. Por este motivo, la gente mira hacia el pasado y piensa que era mejor. La sociedad culpa a los políticos y por eso surgen movimientos reaccionarios que fomentan la homofobia y el racismo. Son reacciones viscerales de miedo y si no sabemos gestionarlas, terminaremos teniendo consecuencias nefastas.

viernes, 7 de junio de 2024

#hemeroteca #gais #testimonios | Quién es Gonzalico, el referente LGTBI que protagoniza el cartel del Orgullo de Jaén

Quién es Gonzalico, el referente LGTBI que protagoniza el cartel del Orgullo de Jaén
Este icono vivió su homosexualidad de manera libre en una época de represión
Víctor Rojas | Six, Diario Sur, 2024-06-07
https://www.diariosur.es/six/gonzalico-referente-lgtbi-protagoniza-cartel-orgullo-jaen-20240605134612-nt.html 

Gonzalico (i) en familia //
«O soy la novia o no juego», gritaba el pequeño Gonzalico (1937-2001) cuando se disponía a jugar con sus hermanos y primas a hacer bodas. Esa era su única condición durante el reparto de papeles, pero una condición inamovible que siempre era respetada. Conforme fue creciendo, sus faldas, bañadores y pelucas fueron formando parte de su idiosincrasia, así como su bondad y buen hacer con sus vecinos de la Estación Linares-Baeza, donde siempre vivió. «Lo recuerdan con mucho cariño. Era una persona que ayudaba en lo que necesitaban. Y aparte de que se aceptase su homosexualidad, Gonzalico era muy buena persona y el recuerdo que hay en el pueblo es muy bueno», asegura Jesús Pareja, vecino de la zona e investigador sobre la figura de esta persona.

Pareja, desde joven, ha estado ligado a Gonzalico. Y no sólo por ser amigo de su abuela. También lo ayudó a descubrir su homosexualidad. «Un día me puse a limpiar un mueble y llegó una hermana de mi abuela y me dijo tenemos aquí a Gonzalico», relata el investigador, al que se le despertó la curiosidad por esta personalidad desde ese momento hasta ahora, que ha convertido la vida de Gonzalico en su Trabajo de Fin de Máster (TFM).

Gracias a esta investigación, Gonzalico se ha convertido en el protagonista del cartel del Orgullo de Jaén 2024. Esta figura representa a todas las personas LGTBI que lucharon por la libertad en una época de represión. «Es muy importante que sirva como homenaje a las personas que nos han precedido y que han luchado sin ser conscientes de ello», señala Pareja, quien añade que también lo es para que los adolescentes conozcan esta historia del pueblo y que sepan que existen referentes.

Gonzalico creció en una familia humilde y, junto a ella, trabajó como servicio en un cortijo. Vivían en un refugio de la guerra que habían habilitado como vivienda. Su madre murió cuando él era joven y su padre se mudó a Cataluña. «Él se quedó en el pueblo porque hizo de sus amistades y de sus vecinas, su familia», explica, además añade que no tuvo ningún «problema de homofobia» y que era «muy respetado». Una situación atípica en un contexto de represión. Sin embargo, el jienense no tenía «ningún reparo» en colocarse su peluca, su traje de flamenca y salir a la calle.

«Su prima me ha contado que nunca lo llegaron a detener, nunca tuvo ningún problema», relata Pareja, quien añade que los dueños del cortijo en el que trabajaba Gonzalico eran «muy influyentes». «Si hubiesen cogido un teléfono, cualquier problema se hubiese solucionado. Y puede que influyese también eso», cuenta. Sin embargo, lo que más llama la atención del investigador es la aceptación que tuvo en esa época, tal y como le relatan las personas del pueblo que coincidieron con él. «Por ejemplo, una amiga suya, que ya tiene 88 años, me contó que siempre que tenía que ir a algún sitio le dejaba a sus hijos y él le decía a los niños que lo llamaran mama».

Otra cosa que sorprendió a Pareja fue las dos etapas en las que se divide la vida de este icono del colectivo. Estas etapas tienen que ver con las distintas ubicaciones en las que vivió: una a cada lado del río. En la segunda, que coincide con el paso de la dictadura a la democracia, se mostró «menos enérgico». «Siempre se maquilló y se divirtió, pero durante la dictadura se rebelaba más contra la sociedad», asegura. Esto se podía ver cada 18 de julio, festivo nacional durante la dictadura, cuando todo el pueblo bajaba al río a celebrar una fiesta. «Él llegaba ese día y se ponía su bañador de mujer y montaba la fiesta padre, él era el alma». Además, siempre fue un referente para las niñas de la zona en cuestión de maquillaje. Acudían a su casa para que les prestase productos.

La luz de Gonzalico se apagó en 2001, a los 64, por una neumonía que se le complicó. No obstante, ahora Pareja vuelve a encenderla de otra manera. «Quiero visibilizar esa figura, era un referente que estaba aquí y se iba a acabar olvidado cuando las personas mayores ya falleciesen, íbamos a perder esta historia de vida tan interesante y tan relevante», confiesa. Una vida que sirvió de ejemplo de libertad para una generación como la de los abuelos. que al fin y al cabo ha sido un referente, el referente de la generación de mis abuelos, mis abuelos la primera persona homosexual, así abiertamente que conocieron fue a él.

lunes, 20 de mayo de 2024

#libros #moda #franquismo | La moda en el franquismo : tul ilusión y arriba España

La moda en el franquismo : tul ilusión y arriba España / Ana Velasco Molpeceres.

Madrid : Catarata, 2024 [05-20].
240 p.
Serie: Mayor ; 1001.

/ ES / Libros / ENS / Cultura pop / Franquismo / Historia – Siglo XX / Moda / Vestimenta

📘 Ed. impresa: ISBN 9788410670259 / 18.50 €
📝 Cita APA-7: Velasco Molpeceres, Ana (2024). La moda en el franquismo: tul ilusión y arriba España. Catarata.


Los sueños que reflejaron las modas en la sociedad española a lo largo de casi cuatro décadas, desde el tul ilusión a las chicas topolino. La moda durante el franquismo, periodo aciago marcado por la represión, la escasez y el atraso, coincidió, tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, con el surgimiento de una nueva sociedad. La cultura pop modificó gustos y actitudes, bajo el liderazgo estadounidense. La alta costura dio paso a la ropa lista para llevar y a los grandes almacenes. La España de la mantilla y las camisas viejas quedó atrás: la minifalda, los vaqueros y el bikini hicieron su aparición. Novedades que también encarnaron las rebeldes chicas topolino, con sus “zapatos de coja” y su llamativo estilo. E incluso muchachas menos extravagantes, más acordes a la Sección Femenina de Falange, que, peinadas con el recogido arriba España, soñaban con casarse con un velo de tul ilusión. Este libro habla de los sueños y las realidades que modelaron y reflejaron las modas en la sociedad española a lo largo de casi cuatro décadas. De Mariquita Pérez, muñeca fascista pero moderna, que acompañó y marcó el vestir de las niñas hasta que tomaban las “galas de mujer”. De las creaciones de diseñadores españoles como Ana de Pombo, Flora Villarreal o Balenciaga. También de la Guardia Civil y las incautaciones de tejidos del mercado negro, en el que las medias eran tan preciadas como los cigarrillos y las drogas. Del Sindicato Nacional del Textil; de los salones de belleza, los desfiles de modelos y de la tienda Loewe en el Castellana Hilton, donde compraba Ava Gardner.

😏 Ana Velasco Molpeceres. Es licenciada en Periodismo, graduada en Historia del Arte y en Geografía e Historia. Doctora en Español, está especializada en estudios sobre moda, cambio social, historia contemporánea y medios de comunicación. Ha publicado ‘Moda y prensa femenina en la España del siglo XIX’, ‘Eugenia de Montijo. Ni frívola, ni altiva. Emperatriz con voz propia’ y, en Catarata, ‘Historia de la moda en España. De la mantilla al bikini’ (2021). Es profesora en la Universidad Complutense de Madrid.

lunes, 13 de mayo de 2024

#libros #franquismo #mujeres | Militantes de primera línea : la Sección Femenina de Falange y la formación de una élite política femenina en la España de Franco (1934-1977)

Militantes de primera línea : la Sección Femenina de Falange y la formación de una élite política femenina en la España de Franco (1934-1977) / Indal Ofer ; traducción de Saioa Sáez Domínguez.
Madrid : Libros Corrientes, 2024 [05-13].
345 p.
Serie: De lo social ; 22.

/ ES / Libros / ENS / Franquismo / Historia / Mujeres / Política / Sección Femenina

📘 Ed. impresa: ISBN 9788412697513 / 20.00 €
📝 Cita APA-7: Ofer, Indal (2024). Militantes de primera línea : la Sección Femenina de Falange y la formación de una élite política femenina en la España de Franco (1934-1977). Libros Corrientes.

Este estudio se construye en torno a dos preguntas esenciales a las que la autora, Inbal Ofer, profesora de Historia Contemporánea de Europa, trata de dar respuesta: ¿Existió una élite política exclusivamente femenina en la España franquista? Y, de ser así, ¿qué relación existió entre esa élite y la promoción de los derechos de la mujer bajo la dictadura?

El libro examina la historia de la Dirección Nacional de Falange como grupo diferenciado dentro de la organización y los procesos a través de los cuales se constituyó como élite política femenina en la España franquista. Se pregunta, desde una perspectiva feminista, si esa élite luchó realmente por la promoción de los derechos de las mujeres dentro del régimen y si fue capaz de conjugar los principios nacionalsindicalistas —el servicio a la patria a través del cuidado del hogar y la crianza de los hijos— con el fomento de una mujer independiente y trabajadora fuera de casa.

Vertebrado a partir de entrevistas directas con antiguas militantes de la Sección Femenina, el libro cuenta asimismo con un ingente trabajo de expurgo de los archivos de la asociación falangista Nueva Andadura y de la Secretaría General del Movimiento, ubicados en la Real Academia de Historia y en el Archivo General de la Administración de Alcalá de Henares, respectivamente.

viernes, 10 de mayo de 2024

#hemeroteca #memoria #homofobia | Miguel de Molina, víctima LGTB, represaliado del franquismo

Miguel de Molina //

Miguel de Molina, víctima LGTB, represaliado del franquismo

Marta Saavedra Doménech | El Diario, 2024-05-10

https://www.eldiario.es/canariasahora/canarias-opina/miguel-molina-victima-lgtb-represaliado-franquismo_132_11357716.html 

El artista malagueño Miguel Frías de Molina, Miguel de Molina, (1908-1993), llamado en su época ‘El rey de la copla’, fue un artista completo, multidisciplinar. De origen muy humilde, fue principalmente cantante de copla y bailarín, destacando su participación en el el aclamado ‘Amor Brujo’ en el Teatro Español, en abril de 1934, junto a grandes figuras como Antonia Mercé, Pastora Imperio y Vicente Escudero. Como actor, trabajó a las órdenes de importantes cineastas de la época como el canario Claudio de la Torre, de quien este año conmemoramos el centenario de su Premio Nacional de Literatura.

Al igual que tantos artistas de entonces, con los que compartió amistad, Miguel de Molina es expresión artística de una época cultural tan floreciente como convulsa. Pero también un exponente del acoso más abyecto a muchos hombres y mujeres. Perpetrado durante los años del golpe militar, la guerra y la posterior dictadura de Franco, esta caza de talento traería la aniquilación de una generación completa de artistas e intelectuales florecientes. Representantes de la cultura más transgresora, libre y vanguardista, perseguidos y torturados por muchos motivos, fundamentalmente ideológicos. Pero también, y no conviene olvidarlo, homófobos. Miguel de Molina, amigo personal de Federico García Lorca, ya había visto pagar cara, con su propia vida, la libertad y el talento de su amigo. Tras una paliza que recibiría a la salida de una de sus actuaciones en el Teatro Pavón, en Madrid, decidió marcharse a emprender una vida de fama en Argentina, estableciéndose en Buenos Aires. No serían años sencillos, puesto que el azote de la obcecación homófoba también llegaría hasta ese país, por lo que también recabaría en otros lugares, como México. Apartado de su tierra, a la que regresó sólo en una ocasión, contempló siempre con la nostalgia del exiliado la vida que no se le permitió vivir, hasta su muerte en Buenos Aires, ocurrida en 1993. El interés que despierta hoy su figura es universal, no sólo desde el ámbito cultural, sino también académico y se extiende gracias a la magnífica labor de visibilización que ejercen sus herederos, a través de la Fundación Miguel de Molina.

Recientemente y por iniciativa del Grupo Socialista, se ha registrado una moción en la comisión de Cultura del Senado para el reconocimiento del artista como víctima LGTB, represaliada del franquismo, y para que se valore la puesta en marcha por parte de las administraciones públicas, de un centro para la exhibición permanente de su legado. Miguel de Molina merece ser recordado como protagonista de un tiempo en el que la represión o persecución se manifestaba de múltiples formas afectando singularmente a las personas LGTB, con formas especiales de represión o violencia por causa de su orientación o identidad sexual, singularizadas incluso en normas. Llama la atención que la propia modificación de la Ley de Vagos y Maleantes para incluir a «los homosexuales» sea del año 1954. Y en agosto de 1970 se aprobaría la Ley sobre Peligrosidad y Rehabilitación Social, que definía como peligrosos sociales a «los que realicen actos de homosexualidad».

La democracia en España vive momentos de perplejidad, con las anunciadas leyes autonómicas de la ‘concordia’, que no son más que un modo de anular la memoria necesaria de un episodio oscuro de nuestra historia más reciente. El blanqueamiento del franquismo con su equiparación de la Segunda República, en un momento en los que se pretende poner a las víctimas a la misma altura que sus verdugos, hace necesaria la reivindicación de la memoria de Miguel de Molina, cuya figura siempre estará ligada, sin ninguna duda, al arte de la copla como expresión artística nacional. Especialmente en una época de privación de libertades. Por ello, consideramos significativo -y no dejaremos de hacerlo- el recordar a la ciudadanía (especialmente a los más jóvenes) lo que muchos hombres y mujeres de este país tuvieron que padecer, en un tiempo de intransigencia en el que se nos arrebató el derecho más fundamental que existe: a ser nosotros mismos.

miércoles, 17 de enero de 2024

#libros #memoria | Urtain : retrato de una época

Urtain : retrato de una época / Felipe de Luis Manero.

Logroño : Pepitas de Calabaza, 2024 [01-17].
232 p.

/ ES / Libros / ENS / Crónicas / Franquismo / Memoria sentimental / Sociología / Urtain

📘 Ed. impresa: ISBN 9788418998652 / 21,50 €
📝 Cita APA-7: Luis Manero, Felipe de (2024). Urtain : retrato de una época. Pepitas de Calabaza.


En ‘Urtain’, Felipe de Luis Manero ha recreado la vida y la muerte de aquel boxeador que fue un auténtico «ídolo de masas» en los años finales de la dictadura; un ‘héroe popular’ en el que la gente del común depositó la esperanza de, por una vez, ganar algo. Y, más allá de contarnos la historia trágica del inesperado camino de Urtain a las alturas, de sus peripecias —con sus claroscuros— y de su posterior e irremediable caída en desgracia, el autor ha trazado con este libro un sugerente retrato de la España tardofranquista.

[…] El objetivo siempre fue contar una historia real —la historia de Urtain— y eso es lo que he hecho. La gran base de esta narración, pues, son las entrevistas, los libros, la documentación de la época. Aunque también existen algunos fragmentos que, a partir de la realidad, han sido recreados con mayor libertad. Lo que siempre ha permanecido ahí ha sido ese poso de fatalidad del que hablaba antes. Incluso los momentos más delirantes, varios de ellos protagonizados por personajes secundarios (los que rodeaban a Urtain), han dejado en el que escribe un regusto amargo. Supongo que es lo que sucede al descubrir que los héroes también son de carne y hueso, y los golpes les hacen daño, y la derrota los persigue, y la vida los abruma. Supongo que da bastante miedo descubrir que los héroes también pierden. […]

viernes, 15 de diciembre de 2023

#hemeroteca #cine #destape | Cuando el destape fue más que tetas y ‘manolos’: cómo redescubrir el cine más denostado de España

Cartel de 'Los placeres ocultos' //
Cuando el destape fue más que tetas y ‘manolos’: cómo redescubrir el cine más denostado de España
Pablo Caldera | ICON, El País, 2023-12-15

https://elpais.com/icon/2023-12-15/otro-destape-es-posible-como-el-aborto-o-la-homosexualidad-se-colaron-en-el-cine-mas-denostado-de-espana.html

En agosto de 1974, escondido bajo el seudónimo de Sixto Cámara, Manuel Vázquez Montalbán firmó en la revista ‘Triunfo’ una columna en defensa del destape. En ella comparaba el descubrimiento de unos textos marxistas en una librería esa misma semana con los primeros escotes lucidos por Rocío Jurado: en el fondo, ambos ejemplos respondían a la misma ansia de expandir los límites de lo que la dictadura, entonces agónica, permitía hacer, leer, vestir o ver. “Yo pensaba: ‘¿Será posible? ¿Por fin sobrevolamos las ruinas de nuestros reprimidos pudores?’. Luego alguien ha dicho que nuestra sociedad no está preparada. Maldita sea. En este país, en cuanto alguien se ha hecho alguna ilusión evolutiva ha salido el sociólogo de turno diciendo que la sociedad no estaba preparada”. Se trata de uno de los primeros usos del término destape, aunque comúnmente se acepta que el concepto se originó en el programa de Àngel Casas en Radio Barcelona. Destape se refiere a toda una época, pero sobre todo a un tipo de cine que más tarde mutó en ‘españolada’ y del que hasta hace muy poco ya nadie quería hablar.

Al comienzo de ‘Manolo, la nuit’ (1973), una de las películas más significativas de las agrupadas bajo el complejo manto del destape, una voz en ‘off’ nos presenta a “ese colosal producto, el racial celtíbero español que en este caso se llama Manolo”, un Alfredo Landa que se pasea orgulloso ante la enardecida mirada de turistas suecas y alemanas. Ese hombre bajito, peludo, torpe y dicharachero, obsesionado con trascender algunos límites de la familia tradicional (conservando siempre su rol hegemónico en ella), era el modelo libidinal de finales del franquismo. Arribista y orgulloso, el personaje estandarizado se enfrentaba por la vía cómica a sus propios complejos. El propio Landa, Fernando Esteso o Andrés Pajares personificaron el estereotipo hasta auparlo como un icono del aperturismo español que caracterizó la ligereza moral premeditada de los últimos años del franquismo.

Se trataba de hombres de clase media-baja que solían impostar sibaritismo, acomplejados por su juzgada situación de inferioridad, cultural y corporal, respecto al resto de hombres europeos, presuntamente más formados, educados y, por qué no, más guapos. El éxito de películas como ‘Manolo, la nuit’ consistía justamente en la afirmación de estos estereotipos por la vía cómica y paródica, que no solo era una forma de evitar la posible censura, sino de restar gravedad al complejo.

Y no eran precisamente galanes, sino gañanes. Obsesionados con la posibilidad del sexo fuera del matrimonio, un privilegio que a la vez les negaban a sus mujeres (en ‘Manolo, la nuit’ el protagonista intenta denunciar por la vía penal a su mujer al creerla adúltera), en el macho ibérico reconocemos una tensión, inherente a un país en tránsito, entre libertad y control. Una voluntad de autoafirmación conduce a los machos ibéricos a utilizar a las mujeres a su antojo. Parece, en el cine del destape, que la libertad que se convoca siga una trama escalonada, a la que las mujeres solo podrán acceder una vez los machos ibéricos hayan quedado desacomplejados. Las encargadas de desacomplejar al macho ibérico eran las suecas, mujeres venidas de otra latitud, pero sobre todo de otro tiempo, que, si bien representaban aspiraciones de modernidad, no dejaban de ser vistas como algo ajeno. Las actrices del destape tuvieron que asumir rápidamente esa posición, afirmarse así en la conquista de la libertad, intentando, como Nadiuska, ser singulares en una narrativa que las reducía a todas a una abstracción sexual.

Si los personajes masculinos, protagonistas indiscutibles de estas cintas, asumían cierta complejidad psicológica (a pesar de lo simple del modelo), ¿qué ocurría con ellas? ¿Eran las mujeres del destape simples objetos de deseo o gozaban de cierta autonomía sexual? El debate en torno a la efectividad política y los aspectos positivos del destape parece estar clausurado hace tiempo: vistas hoy, algunas películas de la época destilan una sonrojante mezcla de machismo, racismo y homofobia. Sin embargo, ¿cómo renegar de un episodio cultural tan importante para nuestra historia contemporánea? Es cierto que el fenómeno no es específicamente español –en Australia, Italia o Brasil encontramos producciones semejantes, como señala Natalia Ardanaz, doctora en historia contemporánea con una tesis sobre las lecturas de género del destape, y que prepara un libro sobre el tema–, pero la efervescencia que, de un día para otro, produjo el destape en España no tiene comparación alguna. La integración de sus elementos en el imaginario colectivo en torno al cine español –recordemos la saga ‘Torrente’ (1998-2014), pero también películas como ‘Desde que amanece, apetece’ (2006)– y su posterior disolución, solo convocada por personajes como Luis Rubiales, dan cuenta de ello.

Tras años de silencio, en los que la sombra de la españolada apuntaba a cada producción patria que no se sometiera a una posible internacionalización, el destape vuelve a producir interés, si bien meramente historiográfico. Todos conocemos sus limitaciones y defectos, pero ¿tiene algo reivindicable? Por supuesto, ahí están las películas de Eloy de la Iglesia o las de Pedro Olea, que exploran sin tapujos la homosexualidad masculina –como ‘Los placeres ocultos’ (1977) o ‘Juego de amor prohibido’ (1975), ambas del primero– o aspectos más perversos, pero igualmente disidentes, del deseo masculino, como ‘No es bueno que el hombre esté solo’ (1973), de Olea, en la que José Luis López Vázquez vive con una muñeca a la que trata como esposa.

En el destape podríamos encuadrar también ‘Me siento extraña’ (1977), que recoge una de las primeras escenas de sexo lésbico –en este caso, entre Rocío Durcal y Bárbara Rey– de nuestro cine. Sin embargo, al no encajar en el marco de las comedias sexuales, estas películas suelen quedar fuera de la conversación. En el caso de Eloy de la Iglesia, la falta de desnudos parece también deslegitimar su papel en el conjunto, porque el término hace referencia a las partes más superficiales de la sexualidad, asociadas temáticamente a la comedia.

Es la comedia el género por excelencia del destape, y es en ese marco, que posibilita la ligereza en la representación, donde los desnudos femeninos o los personajes LGTBIQ+ abundan: en ‘Los bingueros’ (1979), Pajares y Esteso se travisten y acaban recibiendo una paliza en la calle. A pesar de la ridiculización de la homosexualidad y la transexualidad, la película es testimonio, quizás de forma ingenua, de la imposibilidad de vivir una sexualidad disidente en la vía pública. Alejandro Melero, autor del libro ‘Placeres ocultos. Gays y lesbianas en el cine español de la transición’ (Notorious Ediciones, 2008), reconoce que “la otredad sexual ha sido y es material muy jugoso para la comedia, siempre reflejando las ansiedades y los paradigmas de cada época. Con los cambios de modelos de masculinidad, estos patrones se adaptan, pero no desaparecen”.

Si las películas de De la Iglesia cosechaban un éxito moderado en la taquilla, las de Mariano Ozores, de bajo presupuesto y ritmo de producción acelerado, eran todo un fenómeno de masas. Desde el 1 de marzo de 1975, el código de censura permitió el desnudo siempre que estuviera “justificado” en el guion. Para 1978, la mitad de las películas producidas en España llevaban el sello S, importación patria de la marca X. Las películas se adaptaban bien a la conversación colectiva de la época: “Algunos de los debates más importantes a los que se enfrentaba la sociedad española, como el divorcio, el aborto, las libertades de gais y de lesbianas, se plantearon desde estas películas con audiencia masiva”, recuerda Melero.

Este verano, el alegato de Eva Amaral, a pecho descubierto en el festival Sonorama, recordó a una de las mujeres que siempre ha defendido su papel en el destape: Susana Estrada. En el documental ‘Susana y el sexo’ (2021), producido por RTVE, Estrada habla abiertamente del desprecio que sufrió en los primeros ochenta: no solo 14 procesos penales que la acusaban de agitar el “escándalo público”, sino amenazas de muerte por parte de grupos de extrema derecha (al grito de “¡Viva Cristo Rey!”) y una nula comprensión del movimiento feminista, que por entonces juzgó el papel de Estrada, María José Cantudo, Claudia Gravy o Nadiuska como un escollo en la lucha por la liberación de la mujer, pues, creían, las sometía de nuevo a la objetualización por parte de los hombres.

“El feminismo rechazó totalmente el fenómeno del destape cuando surgió. Siempre consideró que era hacer uso y abuso de la mujer, vieron en esa representación a la mujer objeto. En ese momento no se entendió que el cuerpo desnudo podría ser un campo de batalla”, reconoce Natalia Ardanaz. Estrada, Gravy o Eva Lyberten siempre han defendido el peso histórico de sus desnudos, a pesar del escarnio público y el desprecio social. En el documental ‘Mujeres sin censura’ (2021), dirigido por Eva Vizcarra, las actrices recuerdan los abusos de poder y agresiones sexuales cometidas por el productor Ignacio Ferrés ‘Iquino’. En ese contexto, por entonces públicamente ignorado, sus desnudos suponían una transgresión hoy naturalizada. ‘El enigma Nadiuska’, la serie que Valeria Vegas ha dedicado recientemente a la actriz más icónica del destape, profundiza en los abusos de poder llevados a cabo por su mánager Damián Rabal, que redibujan el mito del juguete roto que acompaña a la olvidada actriz desde hace décadas. ¿Cómo íbamos a olvidar el destape? Su estudio supone, en muchos casos, un ejercicio leve de justicia reparativa, un alegato contra aquellos que censuran la aventura de observar el pasado con los ojos de hoy.

Los avances que traen consigo los cambios en materia de derechos sociales sirven para identificar y discernir el humor anacrónico, que muchas veces hace de ese “no entender los tiempos” el propio conflicto narrativo, como en el caso de la estrenada este año ‘Como Dios manda’, de Paz Jiménez, película heredera de un landismo corregido y madurado. Si hoy podemos tener un debate sosegado en torno al destape, e incluso recuperar y aupar algunas de sus figuras, es porque sabemos que, aunque con excepciones, su tiempo se ha clausurado. “No es muy diferente a lo que ha pasado recientemente con la copla”, subraya Alejandro Melero. Se trata de una recuperación que en ningún caso supone un giro nostálgico, pues el camino de la crítica colectiva, que nos ha ayudado a reconocer todos los estereotipos que en aquellas películas se ponían en juego, ya está recorrido.

El interés por el destape es creciente, y el revisionismo de algunas de sus figuras (como ilustra el Goya de Honor a Mariano Ozores, o los sucesivos cameos de Pajares y Esteso en series como ‘La que se avecina’ o ‘Paquita Salas’) obedecen, en palabras de Ardanaz, “más que a justicia histórica, a un morbo comercial”. Frente a la gravedad impostada de algunas producciones patrias, conviene recordar la ligereza ‘amateur’ de ciertas películas del destape. Pero solo una ampliación de lo que entendemos como tal, que incluya sus propias disidencias, podrá quitarle el polvo a un concepto tan controvertido. En las películas más destacadas del destape reconocemos a un país obsesionado con sus propios complejos. Algo parecido le ha ocurrido, en el largo camino recorrido desde la Transición, al cine español, obsesionado a partir de los primeros ochenta por cumplir ciertos criterios de calidad importados. Es fácil renegar del destape. Sin embargo, el consenso social que existe en torno a la inutilidad de volver a dichas películas desde una posición neutral y acrítica lo eleva como fenómeno estético y social. En ese sentido, aquellas películas, sin intención alguna, politizaron la mirada de generaciones enteras.

viernes, 27 de octubre de 2023

#hemeroteca #homosexualidad #teatro | El estreno nacional de ‘El novio de España’ abre la programación de noviembre en el Palacio de Festivales

Dídac Flores, Christian Escudero, Carmen Raigón y Marta Valverde //

El estreno nacional de ‘El novio de España’ abre la programación de noviembre en el Palacio de Festivales

Nyka Goicoechea | Filtración, 2023-10-27

https://www.periodicofiltracion.es/articulo/cultura/estreno-nacional-novio-espana-abre-programacion-noviembre-palacio-festivales/20231027170530015283.html 

El estreno nacional de ‘El novio de España’, con funciones previstas en la Sala Pereda los días 3 y 4 de noviembre, a las 19.30 horas, centra la programación del Palacio de Festivales de Cantabria la próxima semana.

Esta obra de teatro musical, que servirá también para abrir la programación del mes de noviembre, está dirigida por Juan Carlos Rubio, quien también es su autor, y cuenta con la dirección musical y las composiciones de Julio Awad.

Es el cuarto estreno de la temporada actual del Palacio de Festivales y, según explica su autor, es un nuevo homenaje al patrimonio musical español.

Y es que, para Rubio, en una cartelera dominada por el repertorio anglosajón, “maravilloso y necesario”, es oportuno aportar musicales de creación propia que hagan “reflexionar” al público sobre nuestra historia y que “ayuden a no repetir los mismos errores que tanto dolor han acarreado”.

Con una duración de 100 minutos, sin descanso, es el año 1952. El internacionalmente conocido cantante vasco Luis Mariano se encuentra en España rodando ‘Violetas imperiales’. Tras el enorme éxito de ‘El sueño de Andalucía’, Carmen Sevilla y él vuelven a protagonizar una película musical. Entre los dos existe una entrañable amistad que ambos saben que no pueden convertirse en amor, dadas las evidentes preferencias sexuales del cantante. Pero Luis está dispuesto a ‘heterosexualizar’ su imagen, zanjar las habladurías y pedir a la actriz que se case con él. Se convertirá en un ‘hombre de verdad’.

Carmen no comprende la repentina ansiedad de Luis por “normalizar” su vida. Y es que el tenor esconde una poderosa razón: sus padres, republicanos exiliados al comienzo de la Guerra Civil, quieren regresar a España. Y él desea pedirle a Franco que se lo permita, renovando sus pasaportes. Si para alcanzar ese fin ha de renunciar a su verdadero ser, está dispuesto. La actriz se niega a participar en un matrimonio de conveniencia, pero promete ayudarle a conseguir sus objetivos. El día 18 de julio Franco dará su tradicional fiesta en La Granja. ¿No es ese el momento perfecto para que Luis pueda conseguir su objetivo?

Carmen Sevilla y Luis Mariano formaron una popular pareja artística, colaborando en tres exitosas películas: ‘El sueño de Andalucía’, ‘Violetas imperiales’ y ‘La bella de Cádiz’.

Tangos, operetas, zarzuelas, music hall, copla, entre otros. En ‘El novio de España’ se reúnen canciones que pertenecen a la historia musical de este país y que, a lo largo de las décadas, han conformado la banda sonora de nuestras vidas. [...]

NOTA DE IGLU: Un preestreno o ensayo público de la obra se realizó en el Centro Cultural Amaia de Irun, el día 27 de octubre de 2023.

martes, 17 de octubre de 2023

#hemeroteca # Rafael de León, el poeta que salpicó de guiños LGTBI los éxitos de la copla

Archivo familiar de Reyes de León / Rafael de León (d) con Rocío Jurado y otres amigues //

Rafael de León, el poeta que salpicó de guiños LGTBI los éxitos de la copla

Un ensayo ahonda en la lectura 'queer' de las letras de los temas que escribió el autor, uno de los más prolíficos del género
Jesús A. Cañas | El País, 2023-10-17 *** [MyNews]
https://elpais.com/cultura/2023-10-17/rafael-de-leon-el-poeta-que-salpico-de-guinos-lgtbi-los-grandes-exitos-de-la-copla.html

La Palomita llenó de transgresión clandestina y colorista los escasos huecos que la España franquista no lograba teñir de gris. A ratos vestida de dama, acompañada de amantes "machos" en sus noches de juventud, pero devota y enamorada hasta la muerte de su Joaquín. Su historia no se distancia tanto de La Lirio o La Zarzamora, esas mujeres sin nombre de la copla. Pero, a diferencia de ellas, La Palomita tenía nombre, Antonio Millán, y un amor que tuvo un feliz desenlace. Millán era uno de esos muchos "mariquitas" —como se autodenominaba— que rebuscó trazas de esa identidad LGTBI disidente en las letras de Rafael de León, uno de los mayores autores de coplas, que sembró sus versos de referencias homosexuales y homoeróticas más o menos veladas.

Marqués de cuna (del Valle de la Reina, del Moscoso y conde Gómara, para más señas); poeta de la generación del 27; presumiblemente homosexual, pero exitoso superviviente en el franquismo, Rafael de León (Sevilla, 1908-Madrid, 1982) es un personaje con una vida en constante dicotomía, quizá eso explica que su nombre cayese en el olvido al poco de su fallecimiento, arrastrado por un decaimiento de la copla. El ensayo ‘Querer como las locas. Pasiones maricas ocultas en la copla de Rafael de León’ (Editorial Cántico) se ha propuesto hacer una relectura de la obra del poeta con un nuevo enfoque. "Que todas las historias que cuentan las coplas de amor de De León son historias vividas por maricones (…) no es nada nuevo. Travestis y maricones lo hemos venido haciendo con persistencia durante generaciones", explica Jesús Pascual.

La revisión no pretende ser biográfica, ni podría serlo. El investigado se preocupó de proteger su vida. Reyes de León, sobrina nieta del autor y heredera de sus derechos de autor, ha buceado en sus manuscritos buscando referencias a un gran amor, pero no ha encontrado nada. Intenta impulsar la figura de su antepasado con una web de difusión y un perfil en Instagram, @rafaeldeleonpoeta. "Era celoso de su privacidad por su familia, para que no les llegase", añade De León. Tampoco es necesario, a lo largo de las más de 4.000 letras registradas del autor en la SGAE, se deslizan insinuaciones homoeróticas envueltas en ambigüedades para burlar la censura.

En ‘Mi amigo’ le pregunta al amante que se ausentó de noche: "¿Y por qué me causaste esta pena si sabes, ay amor, que eres mi amigo?". Para Juan Carlos García Piedra, autor de ‘Género gramatical y género erótico en la poesía de Rafael de León’, no hay duda en el uso del eufemismo amigo "como término asociado en esa época a novio o a amante". Pero tanta referencia LGTBI quedaba diluida cuando esas letras acababan musicalizadas para ser interpretadas por grandes folclóricas en cuya voz se convertían en heteronormativas.

Fue en la copla donde más y mejor se detuvo De León, a la vista del éxito que cosechó, muchos de la mano de los maestros Manuel Quiroga y Antonio Quintero. Los tres llevaron a otra escala un género surgido en los años veinte del siglo XX hasta elevarlo a música de masas en el contexto de una dictadura que lo asumió como propio. En ese marco controlado por la censura, el poeta fue capaz de concebir historias de amores alejados de la moral pacata del franquismo que se convertían en grandes éxitos. Y en esas composiciones Pascual también encuentra guiños al colectivo LGTBI, como esos títulos característicos con sobrenombres en femenino.

Nuevas investigaciones
Esas protagonistas sin nombre que vivían amores trágicos y desgraciados, saeteados por el engaño o por relaciones ilegítimas, son para Pascual una clara referencia a cómo se vivía el amor homosexual en la época. "La experiencia de amor entre dos hombres no podía estar exenta de angustia y de peligro", explica. "Todas las mujeres de la copla viven experiencias comunes: deseo muy fuerte, un sufrimiento, porque entregarse a ese deseo las lleva al borde del abismo. Sabes que lo que vas a tener es un señalamiento. Eso tiene mucho en común con la experiencia homosexual en el franquismo", añade.

El ensayo de Pascual se suma a la tendencia de intentar rehabilitar la copla, a sus autores e intérpretes, después de que fuese denostada durante la Transición por su asimilación con el franquismo. El autor espera que su ensayo dé pie a nuevas investigaciones sobre un poeta cuya pertenencia a la generación del 27 aún es controvertida en los ámbitos académicos. A fin de cuentas, no todos tienen el honor de poder presumir de ser el letrista español más ‘mainstream’ de España durante décadas.

#libros #maricas #copla | Querer como las locas : pasiones maricas ocultas en la copla de Rafael de León

Querer como las locas : pasiones maricas ocultas en la copla de Rafael de León / Jesús Pascual.
Córdoba : Cántico, 2023 [10-17].

170 p.
Serie: Culpables.

/ ES / Libros / ENS / Copla / Disidencia sexual / Franquismo / Maricas / Memoria sentimental / Queer / Rafael de León

📘 Ed. impresa: ISBN 9788419387622 / 17,95 €
📝 Cita APA-7: Pascual, Jesús (2023). Querer como las locas : pasiones maricas ocultas en la copla de Rafael de León. Cántico.


[.es] Esta obra, ganadora del I Premio de Teorías Queer y Crip Sonia Rescalvo Zafra, está firmada por Jesús Pascual, una de las voces jóvenes más potentes del panorama queer español, y constituye una rica e innovadora reflexión sobre las pasiones maricas ocultas en la copla andaluza durante el franquismo. El discurso se articula en torno a la figura de Antonio, "la Palomita", cuyas fotografías y vivencias vertebran el libro. La intimidad de Antonio queda ligada a las coplas de Rafael de León mediante el lúcido análisis del autor, que nos ofrece una mirada cálida y muy necesaria sobre la pasión, la expresión del deseo y la disidencia sexual durante la dictadura. Un libro absolutamente necesario y actual, que supone al mismo tiempo un diálogo entre generaciones y un reconocimiento a las figuras valientes y anónimas que mantuvieron viva la pulsión queer en España.
 
DOCUMENTACIÓN
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Una lectura queer de las coplas de Rafael de León
Arte Compacto, Radio 5, RTVE, 2023-10-07