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domingo, 19 de marzo de 2023

#hemeroteca #transfobia #lgtbifobia | El calvario sin fin de huir de la transfobia: “Me dispararon siete veces porque mis vecinos no querían tener a un maricón en el barrio”

El País / Fabiana Castro, coordinadora de Welcome Diversity //

El calvario sin fin de huir de la transfobia: “Me dispararon siete veces porque mis vecinos no querían tener a un maricón en el barrio”

Las amenazas de muerte, el rechazo, el acoso y la estigmatización contra las personas trans en gran parte del mundo les obligan a exiliarse a países donde se respete su identidad de género
Paula Herrera | Planeta Futuro, El País, 2023-03-19
https://elpais.com/planeta-futuro/2023-03-19/el-calvario-sin-fin-de-huir-de-la-transfobia-me-dispararon-siete-veces-porque-mis-vecinos-no-querian-tener-a-un-maricon-en-el-barrio.html 

“Cuando mi madre supo que yo me vestía de mujer por la noche, dijo que prefería verme muerto a tener un hijo transexual. Me amenazó con llamar a la policía... Iba a morir, por eso me fui”, relata Olivia, que prefiere mantener su apellido oculto por seguridad. Aunque las leyes en su país, Camerún, no criminalizan directamente a las personas trans, en la práctica, son perseguidas mediante otras disposiciones legales, como la prohibición de relaciones sexuales entre personas del mismo sexo. De haberse quedado en su país, Olivia, mujer trans, hubiera sido condenada por mantener relaciones sexuales con hombres al amparo de una legislación que no la considera una mujer. “Cuando tenía alguna cita [con hombres], yo evitaba tener relaciones sexuales, decía que estaba con la regla. Si se daban cuenta de que no tenía la asignación de sexo, me podían denunciar”, cuenta Olivia. Por eso decidió emprender su ruta hacia España a los 18 años. Tuvo que atravesar Nigeria, Níger, Argelia, Marruecos y, desde allí, se trasladó en patera hasta llegar a las Islas Canarias.

Olivia es una de los 89 millones de personas desplazadas que, de acuerdo con los datos de Naciones Unidas, han tenido que salir de sus países huyendo de las guerras, violencia, persecución y violaciones a los derechos humanos. En un comunicado conjunto, medio centenar de expertos en derechos humanos de la ONU, denunciaron que las personas LGTBIQ en situación de desplazamiento forzoso se ven expuestas a una “violencia exacerbada”. Y agregan que “al huir de la persecución y la exclusión socioeconómica, residen en países que no ofrecen una sólida protección de los derechos humanos, o que los discriminan activamente por su orientación sexual e identidad de género”. Olivia decidió irse de Camerún tras vivir una discriminación constante por su identidad de género. “En los países que recorrí debía disfrazarme de hombre, pero también me discriminaban por mi piel oscura, sobre todo en Argelia. Tenía mucho miedo y corría todo el tiempo”, relata.

Como Olivia, Dina también huyó tras ser perseguida por las autoridades de su país por hablar públicamente sobre los derechos de las personas LGBTIQ y defender la libertad de las personas trans a ocupar los espacios públicos de Marruecos, un país en donde las leyes sí prohíben identificarse con un género distinto al registrado en los documentos oficiales tras nacer.

Solo 13 países, incluido Marruecos, tienen normativas que condenan de manera explícita la transexualidad, pero esta criminalización se produce también a través de otras leyes. Según el último informe de la Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersex (ILGA), las personas trans son acosadas y discriminadas a través de leyes que condenan las relaciones sexuales consentidas entre personas del mismo sexo. Este tipo de normativa está vigente en 69 países, de los que en 11 se castiga con pena de muerte, y que “se suele basar en la fusión entre la identidad de género y la orientación sexual”. También son perseguidas con el recurso a los “delitos de alteración del orden público, indecencia pública y vagancia”, una normativa vigente en 11 Estados del continente africano. La criminalización de la prostitución es otra estrategia usada para arrestar y detener a las personas trans y de género diverso, aunque, de acuerdo con la ILGA, es muchas veces un prejuicio que relaciona lo trans con la prostitución.

Dina, la activista marroquí, de 25 años, cuenta que creció en un orfanato, allí vivió maltratos constantes por ser trans. “No conocí a mis padres, así que no buscaba la aprobación de nadie. Eso me dio fuerzas para hacer activismo y decir públicamente que tener otra identidad de género u orientación sexual no es una enfermedad”, afirma. Luego empezaron las amenazas de muerte, las llamadas telefónicas. Fue entonces cuando decidió salir del país y viajar Madrid, en donde reside como refugiada internacional desde hace algo más de un año.

Una discriminación prolongada
“Aunque en España los derechos de las personas LGTBIQ son tomados en cuenta, aún se vive discriminación y rechazo, sobre todo para los transexuales”, lamenta Dina, y aclara que el activismo es fundamental para visibilizar a las personas trans migrantes. Por eso, desde que llegó a Madrid ha participado en las actividades de sensibilización e información que organiza la fundación de acogida e inclusión de solicitantes de asilo y protección internacional La Merced Migraciones, a través de su proyecto Welcome Diversity.

El programa, nacido en 2016, organiza espacios seguros de encuentro para personas LGTBIQ y da talleres de convivencia y respeto a las diversidades sexuales para los residentes de los pisos de acogida. El objetivo, explica la coordinadora del proyecto, Fabiana Castro, es evitar actitudes de discriminación entre los mismos compañeros de residencia. “Todos vienen de culturas diferentes, con otros idiomas, con contextos sociales distintos. Algunos llegan de países homofóbos o tránsfobos y nunca han estado cerca de una persona transexual, así que es fundamental hablar de los derechos LGTBIQ”.

Coincide con ella María Jesús Vega, portavoz de ACNUR España, quien aclara que las personas LGTBIQ migrantes han sido blanco de discriminaciones constantes que no terminan ni en los países de tránsito, ni en los de acogida, sino que muchas veces se pueden ver agravadas con otros tipos de violencias como la xenofobia, el racismo, la misoginia o la marginación socioeconómica. “Esto les genera una desconfianza que las aísla. Muchas sufren violencia, son víctimas de tráfico de personas, de trata, torturas, pero no denuncian, sobre todo en el caso de las personas trans, porque muchas veces su identidad de género no coincide con su documento de identidad oficial. Es posible que hasta las autoridades las acusen de suplantar una identidad”, lamenta.

Vega añade que uno de los obstáculos para amparar a este colectivo es que “al salir de sus países, siguen ocultando su identidad para evitar esa estigmatización. Esto impide tener cifras concretas del número de personas LGTBIQ migrantes, así como conocer dónde están, quiénes son y ofrecerles acceso a atención humanitaria”.

La sociedad camina a pasos lentos
Almudena Valdez Pino tiene 39 años, y vive en Madrid desde hace nueve. Víctima de trata, llegó como turista junto con un par de mujeres que le ofrecieron trabajo de peluquera en Girona. Valdez cuenta que al poco tiempo de llegar a España le quitaron el pasaporte, la encerraron en un apartamento y la obligaron a prostituirse. “El calvario duró un mes hasta que logré escapar, pero no pude denunciar porque me amenazaron con llamar a extranjería. Yo no quería que me abrieran una hoja de deportación, no podía volver a Panamá”. Para esta activista, salir de su país era una garantía para sobrevivir a la transfobia. “Me dispararon siete veces, todo porque mis vecinos no querían tener a un maricón en el barrio”, desgrana.

Aunque Valdez ahora cuenta con un permiso de residencia que le permite trabajar, su vida en Madrid ha estado plagada de obstáculos. No ha logrado conseguir empleos estables y formales. “Nadie nos contrata, nos preguntan si ya nos hemos hecho la reasignación de sexo y hasta me han rechazado por ser negra. También me han dicho que me regrese a mi país. He tenido que pasar mucha hambre. La sociedad no quiere que las personas trans migrantes salgamos de ese pozo”.

Rodrigo Araneda, el fundador de la ONG Acathi, dedicada a dar residencias temporales de emergencia a personas migrantes, refugiadas y asiladas en España, lamenta que, aunque las leyes avanzan en pro de los derechos LGTBIQ, la sociedad camina lenta. Y aclara que este colectivo necesita “más que el asilo”. “Requieren garantías para poder sobrevivir, como el acceso a oportunidades de trabajo y redes de apoyo. Debemos seguir rompiendo los estigmas en torno al colectivo LGTBIQ migrante”, finaliza.

lunes, 19 de agosto de 2019

#hemeroteca #lgtbifobia | El colectivo LGTBI analiza el aumento de las agresiones homófobas

Imagen: El Confidencial
El colectivo LGTBI analiza el aumento de las agresiones homófobas.
El Observatorio Contra la Homofobia denuncia que este año han recibido el doble de denuncias en Barcelona que en 2018 y 2017.
Alba Losada | Metrópoli, 2019-08-19
https://www.metropoliabierta.com/el-pulso-de-la-ciudad/colectivo-lgtbi-aumento-agresiones-homofobas-barcelona_19051_102.html

La madrugada del pasado 28 de junio un hombre increpó a Albert Lago en un McDonald's de Barcelona. El hecho de que vistiera unos ‘shorts’ y un ‘top’ bastó para lanzarle ofensas como “te voy a hacer heterosexual a ostias” o “a mí me estás faltando al respeto por vestir así en público y encima hay niños pequeños”. Ante esa batería de agravios y el inmovilismo del personal de seguridad del establecimiento, el joven de 22 años no tuvo más opción que defenderse y llamar a la policía.

“Mis padres tenían miedo de que denunciara la agresión, pero lo hice. Y más que hacerlo por mí, lo hice por todos aquellos que no pudieron hacerlo en su día. Ahora el caso está en manos de la policía”, cuenta en una conversación con Metrópoli Abierta. Esta agresión es solo una de las muchas que aún sufren personas LGTBI en España y en todo el mundo. Y según el Observatorio Contra la Homofobia (OCH) de Cataluña, el territorio catalán está viviendo un repunte.

“Desde el 1 de enero del 2019 hasta el 31 de julio del mismo año se han registrado en Cataluña 102 incidencias (denuncias), es decir, un 40% más que el año anterior”, dijo a principios de agosto Eugeni Rodríguez, el presidente el OCH. También indicó que en ese mismo lapso recibieron 44 denuncias en Barcelona (“33 de estas fueron agresiones”), lo cual significa el doble que el mismo periodo de 2018 y 2017.

Una muestra de la repercusión de estas infames cifras es que los organizadores Circuit Festival, Matinée Group, han incluido el teléfono del OCH en su folleto de programación para que los asistentes tengan donde acudir en caso de agresión verbal o física. Este diario se ha puesto en contacto con OCH para obtener más información sobre estos datos pero no ha respondido a sus requerimientos.

Razones dispares
La subida de las cifras no tiene una respuesta única. Mientras la web del OCH habla de “un incremento de la LGTBI-fobia en Catalunya respecto al 2018”, Rodrigo Araneda, presidente de Asociación Catalana para la Integración de Homosexuales, Bisexuales y Transexuales Inmigrantes (ACATHI), apunta que “una cosa son las agresiones que acontecen y otras las que se denuncian. Existe la posibilidad de que no haya habido un aumento real y que la causa sea que ahora la gente se atreve más a denunciar porque hay más conciencia, información y visibilidad de la realidad LGTBI”.

Una opinión similar al discurso de Araneda es la de Rubén Serrano, periodista e impulsor del movimiento #MeQueer y de la campaña #LeyLGTBIya. Para él, no se puede determinar si el número de incidentes registrados por un ente como la OCH es mayor porque se formulan más denuncias o porque se dan un mayor número de agresiones, ya que se trata de “la gran incógnita que siempre habrá”.

Pero sea por la razón que sea, considera que el hecho de cada vez más personas se atrevan a señalar a aquellos que atentan contra sus derechos y libertades, es un claro reflejo del empoderamiento del colectivo LGTBI. “Que las cifras hayan subido significa en parte que nos sentimos más fuertes, valientes y, sobre todo, más seguros para denunciar y para decir lo que sucede”, dice Serrano y añade: “Yo no soy menos que tú y quiero que tú conozcas la violencia que ejerces contra mí”.

Los espacios públicos
Los espacios de ocio y el transporte público son, de acuerdo con OCH, los principales escenarios donde la LGTBIfobia denigra a otros por su forma de sentir y querer. Una particularidad que el presidente de ACATHI destaca al hablar del panorama LGTBIfóbico actual. En su opinión, una mayor presencia de los discursos de odio en nuestro día a día es una de las razones por las que ahora es más común que algunos increpen a personas LGTBI en espacios públicos.

“Estos mensajes están dando a entender a muchos que las personas LGTBI estamos abusando de nuestra ‘libertad’ cuando, en realidad, solo luchamos por la libertad que nos corresponde”. O, lo que es lo mismo, para que por ejemplo, un simple beso en la calle entre dos personas del mismo sexo deje de ser blanco de agravios.

Para Serrano no se puede hablar de discursos de odio sin hablar de los actuales discursos de “odio institucional”. Aquellos que apunta que promueve Vox, “validan” los 2,6 millones de votos que obtuvo el partido en el 28A y no hace más que avalar la violencia y las agresiones. Él sostiene que el odio de los agresores nace de sentir que van a perder sus privilegios heterosexuales “al ver a personas LGTBI”.

“Con su actuación los agresores dicen: ‘tú no tienes que estar aquí. Tu sitio en un espacio público, en la calle, el metro o el trabajo es esconderte, que no se te note. No alteres mi sistema de privilegios y supremacía heterosexual que viene creado desde hace siglos’”, dice el periodista y, acto seguido, agrega: “Eso es lo que hace la LGTBIfobia en espacios públicos: minarnos y hacernos sentir vergüenza de lo que somos”.

A Lago le habían llamado despectivamente “maricón” y “bujarra” en numerosas ocasiones, pero asegura que nunca se habían ensañado con él en público como esa noche en el McDonald's. Aunque cree que actualmente hay menos homofobia que años atrás, “los cuatro o cinco que aún son homófobos se han embrutecido”. Y no solo por un auge de los discursos de odio, también porque “se sienten amenazados” ahora que hay una mayor visibilidad, aceptación y normalización de la realidad LGTBI en el imaginario colectivo. Digan lo que digan, él no dejará de ser quién es.

Y TAMBIÉN…
Aumentan un 30% las agresiones homófobas en Cataluña durante las noches de ocio.
L'Observatori Contra l'Homofòbia denuncia las 70 agresiones homófobas producidas en 2019 y propone un servicio de ayuda a las víctimas a través de un número de WhatsApp.
EFE | El Confidencial, 2019-06-03
https://www.elconfidencial.com/espana/cataluna/2019-06-03/aumentan-agresiones-homofobas-cataluna-noche_2050266/

miércoles, 27 de junio de 2018

#hemeroteca #lgtbi #orgullo | La liberación LGTBI va de no dejar a nadie atrás

Imagen: El Diario / Marcha LGTBI en Nueva York
La liberación LGTBI va de no dejar a nadie atrás.
Tenemos mucho que celebrar, sí, pero también mucho que luchar. Si celebramos olvidándonos del racismo, de la precariedad, del capacitismo, del machismo y de tantas otras opresiones presentes en nuestra sociedad, estaremos dejando atrás a muchas personas y celebrando unas conquistas sólo para unas pocas.
João França · Periodista y director del documental ‘El Fil Rosa’ | El Diario, 2018-06-27
https://www.eldiario.es/tribunaabierta/liberacion-LGTBI-va-dejar-nadie_6_786781332.html

El 26 de junio de 1977, pocos días después de las primeras elecciones generales, el Front d’Alliberament Gai de Catalunya, arropado por muchas más gente y organizaciones, salió a la calle para reclamar libertad para las personas homosexuales, todavía perseguidas por la ley, por primera vez en España. Más allá del hito histórico, es especialmente destacable que desde aquel año en Barcelona se ha celebrado ininterrumpidamente a final de junio la manifestación por la liberación LGTBI. Y es “por la liberación” porque los derechos y libertades se conquistan día a día.

En la organización de esa manifestación no han sido bienvenidas las empresas destinadas al público homosexual, porque sus convocantes entienden que la lucha por los derechos y libertades es eminentemente anticapitalista. De ahí que en 2008 surgiera en paralelo el Pride de Barcelona, como ya existía en otras grandes ciudades, de manos de la Asociación Catalana de Empresas para Gais y Lesbianas (Acegal), la patronal del “ambiente”, una celebración que ha ido ganando adeptos año tras año, hasta el punto que la mayoría de organizaciones que convocan la manifestación histórica también participan en el Pride. Pero sigue habiendo una resistencia crítica, que pretende plantar cara al capitalismo rosa.

Por capitalismo rosa se entiende la integración a través del consumo de las disidencias sexuales y de género, que parte de una necesidad básica: espacios propios, de seguridad, de socialización… Cuando la propia comunidad no tiene capacidad de proveerse estos espacios es el mercado quien lo hace, porque de ahí puede sacar un beneficio. Jordi Barceloneta era un militante gay en la transición que en 1981 fundó el primer ‘gay shop’ de España, la Sextienda, que todavía resiste en el centro de Barcelona. Hoy podría ser un sexshop como otro cualquiera, pero al principio, recuerda, lo puso en marcha por la necesidad de referentes, y donde ahora hay películas porno había montones de libros que no se podían encontrar fácilmente. Ahí nos recibió para hablar en el documental ‘El Fil Rosa’ y nos contó que él ha vivido de su tienda, pero la abrió con ese objetivo, en cambio para otros “el negocio estaba ante todo”. “El que tenía un bar que no le funcionaba lo ponía en un ambiente gay porque recogía una cantidad de gente que no podía ir a otro sitio, entonces automáticamente funcionaba”, rememora.

A través de esta libertad vinculada al consumo se va construyendo también un imaginario, de qué es ser gay, que es tener un poder adquisitivo determinado, unos cuerpos normativos, unos gustos similares… y se van invisibilizando otras realidades presentes en las luchas y vivencias LGTBI. Lo gay es central, y difícilmente tienen cabida las mujeres lesbianas y bisexuales o las personas trans en este modelo, que reproduce el machismo imperante en la sociedad. Mientras, muchas empresas (o también estados) aprovechan para lavarse la imagen, y sacar del foco prácticas no muy bien vistas, gracias a la bandera del arcoíris, lo que se conoce como ‘pinkwashing’, un lavado de imagen rosa.

El Pride ha ido poniendo sobre la mesa reivindicaciones sociales, que sirven para mostrar el compromiso de las empresas implicadas. Este año se dedica a dar visibilidad a las personas refugiadas LGTBI, y lo hace de la mano de ACATHI, la principal entidad dedicada al tema en Catalunya. De forma muy oportuna, este año han cambiado la imagen corporativa del Pride. Hasta el año pasado tenía como elemento central una silueta rosa de Cristóbal Colón, que poco debe agradar a personas que llegan aquí viniendo de países empobrecidos por un expolio colonial.

Esta edición iba a contar con el apoyo de Airbnb, que patrocinaba las conferencias sobre refugio LGTBI como parte de su despliegue publicitario en Barcelona. No es que la empresa tenga una imagen especialmente buena en una ciudad donde hay una guerra abierta ante el modelo turístico y la subida de los alquileres. Tampoco es la primera campaña que impulsan focalizada en las personas LGTBI. Finalmente, tras las críticas recibidas el festival ha desistido de la colaboración con la compañía de alquiler turístico, pero de todas formas Acegal tiene un objetivo muy claro, y el Pride es su punta de lanza: “mejorar la rentabilidad de las empresas del sector, potenciando Catalunya como destino turístico LGBT”. De cara al 2022 pretenden postular Barcelona como sede del EuroPride. Mientras tanto, en mi escalera hay un Airbnb (sin licencia) que seguramente acogerá ese esperado turismo gay mientras a mí me suben un 40% el alquiler. ¿No debería un ayuntamiento que pretende cambiar este modelo de explotación turística cuestionarse su apoyo a una iniciativa de estas características?

Otra empresa sorprendente en el programa de actividades que tiene como núcleo el derecho al refugio es B The Travel Brand, la antigua Barceló Viajes, que hizo el pasado viernes un acto de presentación de sus viajes LGTBI a Punta Cana o la Riviera Maya. Sorprendente porque durante el último año dos compañías del mismo grupo, Evelop Airlines y Orbest, han estado efectuando los macrovuelos de deportación contratados por el Estado español, que ahora volverán a manos de Air Europa y Swiftair. En esos vuelos también habrá habido muchas personas LGTBI y también personas solicitantes de asilo que lo hayan tenido denegado. Ahí se plantaron personas del Encierro Migrante que lleva desde abril dando guerra en el centro de Barcelona para denunciarlo.

Hace pocas semanas se deportaba desde el Centro de Internamiento de Extranjeros de Barcelona a Mohamed, un chico marroquí gay que solicitaba asilo en España porque en su país estaba amenazado de muerte por miembros de su propia familia. El Encierro Migrante intentó generar una movilización que parara la deportación de Mohamed, pero no fue posible. Ahora nos ponen encima de la mesa que no es posible defender a las personas refugiadas LGTBI sin cuestionar las políticas que menosprecian a personas migradas, refugiadas y racializadas.

Decía Javier Sáez [sic, Paco Vidarte] en su ‘Ética Marica’ que “la lucha contra la homofobia sólo es posible y realmente eficaz dentro de una constelación de luchas conjuntas solidarias en contra de cualquier forma de opresión marginación y persecución”. “No por caridad”, añadía, “sino porque la homofobia, como forma sistémica de opresión, está imbricada con ellas, articulada con ellas de tal modo que, si tiras de un extremo, el nudo se aprieta por el otro, y si aflojas un cabo, tensas otro”.

Tenemos mucho que celebrar, sí, pero también mucho que luchar. Si celebramos olvidándonos del racismo, de la precariedad, del capacitismo, del machismo y de tantas otras opresiones presentes en nuestra sociedad, estaremos dejando atrás a muchas personas y celebrando unas conquistas sólo para unas pocas. El 30 de junio a las 18:30 nos convocan a salir a la calle a reivindicar nuestros derechos y libertades como cada año desde 1977. Aprovechemos para poner todo esto sobre la mesa.

Y TAMBIÉN…
"Las empresas del Orgullo hacen negocio con nuestras opresiones".

El Orgullo Crítico sale a las calle este jueves 28 de junio para reivindicar los derechos LGTBI frente a la "mercantilización" de estos en el "Orgullo oficial".
El Diario, 2018-06-27
https://www.eldiario.es/carnecruda/llamada-a-la-actualidad/Orgullo-Critico_6_786781319.html

viernes, 23 de febrero de 2018

#hemeroteca #lgtbifobia #poblacionrefugiada | Superar el miedo y elegir cómo vivir su orientación sexual: el doble proceso de los refugiados LGTBI

Imagen: El Diario / Activismo LGTBI en Yakarta, Indonesia, 2018-02-20
Superar el miedo y elegir cómo vivir su orientación sexual: el doble proceso de los refugiados LGTBI.
Las personas que huyen por motivos de género y orientación sexual se enfrentan en los países de acogida a un proceso nuevo para ellas en el que definen quiénes son y cómo quieren vivir su identidad. "Nos parece muy básico, pero muchos de ellos no han tenido la opción de conocerse y elegir cómo ser", indican desde CEAR. "Al llegar a España, no podía contar mi historia, era como si se me atragantase algo en la garganta. ¿Qué iban a pensar de mí?", cuenta un solicitante trans.
David Noriega | El Diario, 2018-02-23
http://www.eldiario.es/desalambre/Refugiados-LGTBI_0_741926068.html

John recibió dos disparos por ser transexual en Colombia; a David, un reconocido activista hondureño pro derechos LGTBI, lo amenazó de muerte una banda del crimen organizado; y a Dushime le chantajearon agentes cameruneses por su homosexualidad. Los tres huyeron de la persecución en sus países. Los tres se enfrentan ahora a un nuevo desafío en los países donde han solicitado asilo: superar el miedo y ser quienes son.

"Es un proceso difícil, porque llegas a un sitio donde, de repente, todo está permitido. Al principio no te atreves a hacer nada", explica Dushime, un ruandés que llegó a España desde Camerún, donde, apunta, "ser homosexual te lleva a la cárcel o a la muerte". "En Madrid te dicen que hay un barrio gay y te preguntas cómo puede ser. ¡Allí no hay ni una casa!", comenta en una conversación con eldiario_es.

Las personas LGTBI se enfrentan a una "represión generalizada" en todo el mundo que incluye detenciones, acoso y riesgo de muerte, según ha documentado Amnistía Internacional en su último informe anual. En 72 países ser gay, lesbiana, bisexual o transexual está criminalizado por ley. Pero, cuando escapan en busca de seguridad en otro país, a los obstáculos impuestos en su proceso de asilo se suman los desafíos internos derivados de su propio proceso.

Cuando huyen, el primer paso es romper el tabú y contarlo a la hora de solicitar asilo. "Hay personas que piden protección por un motivo, pero no hablan de la razón principal: su orientación sexual o identidad de género. Te lo dejan entrever o no te dicen nada hasta que están dentro del proceso y ven que aquí pueden hacerlo", explica responsable de LGTBI en ACNUR, Juan Carlos Arnáiz. "Cuando te crías en una sociedad homófoba, la interiorizas, algo que también ocurre en Europa", sostiene Rodrigo Araneda, presidente de ACATHI, una organización especializada en migración, refugio y diversidades LGTBIQ+.

La Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) y la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) han detectado en los últimos tiempos un aumento de peticiones por razón de género y orientación sexual, pese a ser uno de los motivos menos conocidos y más difíciles de admitir por los propios solicitantes.

Además de los trámites, las personas refugiadas LGTBI hacen frente a un proceso personal de "desarrollo de su identidad en libertad". Debido a los prejuicios y la homofobia en todo el mundo, las inseguridades son comunes entre las personas LGTBI a la hora de definir y mostrar abiertamente su orientación sexual e identidad de género, pero cuando este paso se traduce en persecución o la muerte, el miedo es una barrera que les impide explorar quiénes son.

"Nos parece muy básico, pero ellos no han tenido la opción de conocerse y elegir cómo ser", indica Ángeles Plaza, psicóloga de CEAR. Por esta razón, explica, en el país de acogida se inicia un proceso en el que descubren "cómo comportarse, la ropa que les gusta llevar, cómo moverse o qué les gusta y qué no".

En estos contextos, dice, los referentes son fundamentales para desenvolverse en la nueva cultura. "El acompañamiento psicológico es muy importante, pero lo es más la construcción de vínculos. Necesitas personas que te den seguridad, a las que puedas recurrir sin hablar de estos temas", señala Plaza.

"No podía contar mi historia, ¿qué iban a pensar de mí?"
John aterrizó en España desde Colombia en 2016. "Al llegar respiré tranquilo, sabía que no me iban a matar", dice. Aunque el miedo no desaparecía: "No podía contar mi historia, porque era como si se me atragantase algo en la garganta. ¿Qué van a pensar de mí? ¿cómo me van a llamar? ¿cómo me tratarán?", recuerda.

Entonces, John tenía 42 años. Solo habían pasado cinco desde que descubrió su identidad. "Al principio creía que era una mujer lesbiana". Con 20 años, su padre le apuntó con una pistola. Sin apoyo familiar, comenzó a trabajar como transportista y fue detenido por su documentación. "Hace tres años unos compañeros me dispararon", relata. También, dice, recibió amenazas de violación.

Historias como la de John dejan huella en forma de traumas. "Son heridas muy profundas que condicionan su forma de ser y quiebran su confianza", explica Plaza. Estas experiencias se reviven cada vez que vuelven a ser discriminados en los países de acogida. "Es frustrante cuando te dicen que vienen a un 'país libre' y les insultan. Cuando te cuentan que les han mirado mal, esa mirada conecta con muchos traumas pasados".

También tienen que "reconciliarse con sus creencias" y superar los sentimientos de culpa, por ejemplo, por el daño familiar. "Hay un proceso de aceptación, en el que poco a poco se va trabajando esa culpa y aprendiendo que tiene unos condicionamientos culturales, sociales y religiosos", comenta Plaza.

"Si regreso no es que pueda morir, es que voy a morir"
Sin embargo, es difícil desprenderse del temor. "El miedo está siempre contigo. Cuando estoy en medio de mucha gente o hablando sobre el tema empiezo a temblar. Te bloqueas y vuelve todo ese sentimiento de agobio y de miedo", asegura David. Él nunca había sufrido rechazo familiar por ser homosexual, por lo que en 1999 creó la Organización Pro-Unión Ceibeña para defender los derechos LGTB en Honduras, donde los delitos de odio están a la orden del día.

Tras varias amenazas, la situación se hizo insostenible en 2013. "Un miembro del crimen organizado entró en las oficinas insultándonos y amenazándonos de muerte, también a nuestra familia. Denunciamos, pero al día siguiente nos sacaron del país", relata. Llegó a Barcelona en 2016. "Me centré en visitar organizaciones para tener orientación para adaptarme y saber a qué puertas tocar para conseguir un empleo".

La responsable de CEAR recalca que el número de concesiones de asilo por este motivo "es mínimo", principalmente, porque, según explica, es algo "muy difícil de demostrar". "Si no se forma y se sensibiliza a quien atiende a personas LGTBI, se verá desde nuestra percepción occidental, con estereotipos y prejuicios, y se puede quedar gente fuera porque, por ejemplo, tal vez dicen primero que son homosexuales y luego transexuales, caen en una contradicción y no se admite", afirma.

Y, tras el proceso, la espera. Para muchos, volver no es una opción. "La pregunta no es si quiero volver a mí país, si no a ese infierno. Si regreso no es que pueda morir, es que voy a morir", lamenta Dushime. David es más tajante: "No quiero volver. Nunca".

lunes, 13 de febrero de 2017

#hemeroteca #acogida #lgtbi | Barcelona despunta en la atención a refugiados por su orientación sexual

Imagen: El Periódico / Piso de acogida de ACATHI
Barcelona despunta en la atención a refugiados por su orientación sexual.
El colectivo LGTBI de asilados dispone ya de un piso y el ayuntamiento aportará otros dos para facilitar su integración. El consistorio amplía a 81 las plazas para demandantes de protección internacional y carga contra la "opacidad" del Estado.
Carlos Márquez Daniel | El Periódico, 2017-01-13
http://www.elperiodico.com/es/noticias/sociedad/barcelona-ciudad-refugio-para-homosexuales-5805018

El asunto de los refugiados bascula entre lo político, lo social y lo mediático. Político porque las Administraciones -municipal, autonómica, estatal y comunitaria- gestionan la crisis más a la greña entre ellas que con entendimiento. Social porque la hemorragia no se cierra y la asistencia a los asilados sigue siendo tan necesaria como urgente. Y mediático porque es una materia que preocupa, que compromete y que genera encendidas declaraciones. En medio del alboroto se producen noticias que hablan por sí solas, sin estridencias. Como que Barcelona sea pionera en la atención a los demandantes de protección internacional que tuvieron que abandonar su país por su orientación sexual.

La capital catalana dispone de un piso en Gràcia para el colectivo LGTBI desde del 2014. Lo puso en marcha la Asociación Catalana para la Integración de Homosexuales, Bisexuales y Transexuales Inmigrantes (Acathi), a cuyo presidente, Rodrigo Araneda, le gusta hablar claro. Dice que Barcelona es una ciudad "muy visible, que está de moda", y que ha conseguido que la gente crea que es receptiva a los refugiados. No es que no lo sea, pero a su modo de ver, el "discurso de apertura de la sociedad" tiene un pero: "De acuerdo, que vengan, pero que sea en otro barrio". A eso, culmina, habría que añadir lo caro que resulta vivir aquí.

Programa Nausica
A la vivienda que administra esta entidad, en la que se cuentan siete plazas por las que ya han pasado unas 40 personas, se suman ahora otros dos pisos con un total de ocho plazas. Los pone el Ayuntamiento de Barcelona de la mano del programa Nausica de apoyo a los refugiados, un plan que ya han vendido en Madrid y Europa pero que sigue sin poder desplegar del todo sus alas porque las competencias no son locales. Por ahora, porque ese es el deseo del gobierno de Ada Colau, que la semana pasada solicitó ante la Unión Europea, una vez más, que los municipios tengan acceso a los fondos comunitarios destinados a la atención a asilados.

Estas ocho plazas municipales forman parte del paquete de 34 que el consistorio acaba de poner a disposición de los refugiados que abandonan el programa estatal de asilados. Sumadas a las 47 ya existentes, la ciudad ya cuenta con 81 camas para demandantes de protección que han quedado fuera del paraguas del Gobierno tras agotar los plazos de protección previstos, de hasta dos años si se consiguen todas las prórrogas. Si todo va bien, Barcelona terminará el 2017 con 100 plazas. Para todo ello, de momento, se han destinado 1,13 millones de euros, por encima del millón que el Govern prevé para su propio programa de atención a asilados.

En estos pisos municipales, los usuarios tendrán todos los gastos pagados durante un plazo máximo de 12 meses, en los que se realizará una doble tarea de integración social y laboral para conseguir el objetivo último del plan: que se conviertan en ciudadanos autónomos. En cuanto al mercado de trabajo, Araneda no es muy optimista respecto a las opciones del colectivo gay. "Si a un transexual de aquí ya le resulta muy complicado encontrar un empleo, imagínate cómo lo tendrá uno que viene de fuera". Extranjero y, como sucede en muchos casos, macerado en el trauma. Como el chico georgiano que tuvo que huir porque su propia familia quería matarlo tras conocer su homosexualidad de boca de una expareja despechada. A ese hombre, por cierto, el Estado español le denegó la condición de refugiado. Esa es otra de las cosas que las entidades aborrecen: el criterio bajo el cual se toma la decisión de quién cumple y quién no pasa el corte.

Estado culpable
Barcelona se ha inspirado en Berlín en cuanto a la integración de los refugiados LGTBI. Explica Araneda que en Alemania existe un albergue con 200 plazas para este colectivo, y que en aquel país, algunos asilados agredieron a personas en su misma situación pero por razones de orientación sexual. Aquí, dice el presidente de Acathi, se han producido incidentes aislados. Nada grave.

El teniente de alcalde Jaume Asens ha sido el encargado este lunes de desgranar la hoja de ruta municipal, acompañado por el responsable de Inmigración, Ramon Sanahuja. El concejal ha incidido en el hilo argumental del consistorio: "Denunciamos la gestión opaca de los fondos europeos. El Estado recibirá hasta el 2020 unos 220 millones de euros para la acogida de refugiados y los destinará básicamente a la política de retorno y al control de fronteras".

Sobre el discurso de Jordi Évole en el concierto del pasado sábado a favor de los asilados, Asens ha asegurado que es el Gobierno central quien debería "sentirse interpelado" por las palabras del periodista, que afeó, a su manera, la inacción de la Administración. "Es el Estado quien está fallando en esta crisis". Sanahuja ha detallado que Nausica es un "recurso puente entre el programa estatal y la autonomía".

A todo esto, el Servicio de Atención a Inmigrantes, Emigrantes y Refugiados (SAIER), dependiente del consistorio, ha incrementado este enero su actividad un 85% respecto al mismo mes del 2016. El crecimiento ha sido sostenido en estos últimos años. Según Sanahuja, entre otras cosas, "porque el mundo está peor que antes".

viernes, 1 de enero de 2016

#hemeroteca #transexualidad | "Demasiado mayor para ser transexual"

Imagen: El Diario / Verónica
"Demasiado mayor para ser transexual".
Tras llevar seis años en lista de espera para ser sometida a una vaginoplastia, Verónica ha sido excluida por su edad y por tener "pocos recursos económicos". El Defensor del Pueblo catalán pide a la Generalitat que revise su caso, porque fue descartada después de ser considerada óptima. Según Salud es por "criterios médicos". El Observatorio contra la homofobia considera que está siendo "discriminada" al no respetarse sus derechos sexuales.
Laura Galaup | El Diario, 2016-01-01
http://www.eldiario.es/sociedad/transexual-discriminacion-Departamento_catalan_de_Salud-defensor_del_pueblo-transfobia_0_465454186.html

A Verónica no le permiten terminar el proceso de cambio de sexo porque "ya es demasiado mayor para ser transexual", dice esta mujer de 52 años. Llevaba seis años en una lista de espera para ser sometida a una vaginoplastia -cirugía para modificar los genitales- y asegura que en abril le confirmaron que había sido excluida.

"Me tenían que haber operado en 2013, terminó el año y tampoco me intervinieron. Cuando preguntaba sobre el retraso de la intervención, me respondían que la culpa la tenía la crisis. Pero vi que una chica más joven, que llevaba menos tiempo esperando, sí que era operada", recuerda esta colombiana que lleva 15 años viviendo en Barcelona. "Desde pequeña quería ser mujer, en Colombia no tuve la oportunidad, pero cuando llegué aquí sentí más libertad. Hace siete años comencé la transición de género".

Al final, este año le confirmaron la decisión que preveía: no iba a ser intervenida porque su edad "no permite garantizar el resultado óptimo esperado tras la cirugía", señalan las especialistas de la Unidad de Identidad de Género del Hospital Clínic (Barcelona) en un informe emitido en febrero al que ha tenido acceso El Diario.

Asimismo estas profesionales justifican la negativa esgrimiendo que "la paciente no trabaja y tiene pocos recursos económicos" y también consideran destacable que Verónica no cuente con apoyo familiar ya que, según señalan en este documento, "no puede tener el soporte social y/o familiar para los cuidados del postoperatorio".

El Observatorio catalán contra la homofobia considera que esta mujer está siendo discriminada y por eso su presidente denunció su caso ante el Defensor del Pueblo catalán (Síndic de Greuges). Esta institución ha dado la razón a la paciente en una resolución emitida a finales de octubre que desmonta las argumentaciones de la administración, solicita al Departamento de Salud que revise este caso y cuestiona que no se haya puesto en duda "hasta ahora" la inclusión de la paciente en la lista de espera.

Por un lado, el Defensor recuerda que los seis años que ha estado esperando a ser intervenida "no son imputables a la paciente" y que el paso del tiempo "ha jugado en su contra, de tal forma que ha supuesto su exclusión".

Por otro, se pronuncia sobre la falta de entorno social y recursos económicos a los que hacen referencia las especialistas. Recuerda que durante estos años Verónica ha contado con el acompañamiento de ACATHI (Asociación catalana por la integración de homosexuales, bisexuales y transexuales inmigrantes) y que esta organización "estaría dispuesta a ofrecerle apoyo postquirúrgico" y "asumir el coste del material".

El Departamento de Salud ha señalado a eldiario.es que la exclusión se debe a "criterios médicos" y no ha confirmado que vaya a revisar el caso.

"Llevo seis años con mi vida paralizada a la espera de ser operada. No me he ido a otras ciudades en las que tenía opciones de encontrar trabajo para no cancelar el procedimiento médico porque nunca me llegué a imaginar que iba a ser excluida de la lista de espera", añade esta mujer. Para ser incluida en el programa quirúrgico, Verónica estuvo siguiendo un tratamiento en la Unidad de Identidad de Género durante dos años, 12 meses de tratamiento hormonal y 12 meses de experiencia real.

"Se está vulnerando la ley contra la homofobia"
El presidente del Observatorio catalán contra la homofobia considera que en este caso no se están respetando los derechos sexuales y, por lo tanto, no se está cumpliendo la ley contra la homofobia aprobada por el Parlamento catalán. "Creemos que denunciar esta situación ante la Administración no iría a ningún sitio porque son los mismos que han excluido a Verónica. Por eso, decidimos iniciar un procedimiento ante el Defensor del Pueblo", apunta Eugeni Rodríguez, portavoz de este organismo.

Aunque la vaginoplastia no está incluida en la cartera del Servicio Nacional de Salud, el Defensor recuerda que "esta operación forma parte de la cartera de prestaciones complementarias que puede ofrecer una comunidad autónoma". Al año en Cataluña se realizan ocho intervenciones de este tipo y hay una lista de espera de 187 pacientes. Por lo tanto, Verónica reivindica que no es una "batalla" personal. "Hay muchas personas del colectivo LGTB en la misma situación", recuerda. Añade que van a seguir protestando, han comenzado una recogida de firmas en Change y no descartan manifestarse en la calle contra el Departamento de Salud.

jueves, 3 de septiembre de 2015

#hemeroteca #acogida | “Nadie nos contrata por ser refugiados”


Imagen: El País
“Nadie nos contrata por ser refugiados”
La espera para obtener el asilo, que en muchas ocasiones se alarga años, somete a una pareja de ucranios a un limbo social que las entidades intentan mitigar.
Camilo S. Baquero | El País, 2015-09-03
http://ccaa.elpais.com/ccaa/2015/09/02/catalunya/1441220789_767525.html

Silencio a cambio de 30 euros. Ese era el dinero que un policía de una ciudad de Crimea le pedían a la madre de Vladimir para no revelar a sus vecinos y compañeros de trabajo la orientación sexual de su hijo. Y lo que es peor, su convivencia con otro hombre. Del chantaje se pasó a las llamadas amenazantes: esa información terminaría en manos de grupos homófobos organizados. La escalada del enfrentamiento entre los nacionalistas rusos y ucranios aumentó la presión. Fueron a hablar con un abogado y la policía: “Ser gays es problema vuestro”. Había que escapar.

Vladimir, de 31 años, y Kirill, de 27, recuerdan su huida sentados en sala de la sede la Asociación catalana para la integración de homosexuales, bisexuales y transexuales inmigrantes (ACATHI), una entidad única en el territorio español. Piden que ni sus nombres reales ni sus caras aparezcan publicados, pues están pendientes de que el Gobierno central determine si les concede el asilo. Una espera que dura ya más de un año y cuyo fin no se ve aún en el horizonte.

“Nos dicen que hay que esperar. Todo es un círculo vicioso. Queremos trabajar, no queremos ayudas, pero nadie nos contrata por ser refugiados”, explica Vladimir, ingeniero naval de formación. Kirill, ingeniero de alimentos, asiente: “En Ucrania la vida era dura, pero nunca tuvimos que pedirle a nadie nada”.

La pareja pasa por los problemas a los que se enfrentan casi todos los refugiados a la espera de la carta de asilo, explica Rodrigo Araneda, presidente de ACATHI. Las entidades cuentan con pocos medios para poder atender todas las demandas de ayuda. “Están en el limbo”, se lamenta Araneda.

Vladimir y Kirill terminaron en España porque era el país al que dos jóvenes sin sellos en el pasaporte podían llegar más fácilmente, según les recomendaron en una agencia de viajes. “Como buscan turistas, todo es más sencillo”, explican. Los ucranios llegaron a Lloret de Mar como un par de turistas rusos más. De ahí pasaron a Barcelona donde después de muchas preguntas descubrieron el Servicio de Atención a los Inmigrantes, Extranjeros y Refugiados del Ayuntamiento. Tuvieron mucha suerte y en un mes les dieron la cita para comenzar todo el proceso de solicitud el asilo en la Subdelegación del Gobierno. Una espera que ahora, según Araneda, tarda más de tres meses. Los solicitantes tienen que aportar pruebas que muestren el acoso que los ha llevado a abandonar sus países y, en este caso, entrevistas por separado que revelen la veracidad de su relato.

Los ahorros se acababan y el Consistorio les dio una plaza para dormir en un albergue para sin techo. No tardaron en descubrir la palabra maricón, recuerda Kirill. De allí pasaron a la tutela de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CAER), que les ofrecía alojamiento en Madrid, donde también recibieron las primeras clases de castellano. Una habitación para ambos pero solo por seis meses. Tras ese tiempo, el Gobierno les entregó un permiso provisional para trabajar. “La tarjeta, roja, no se ve auténtica. Ni en los bancos saben que es válida. Tiene una duración de seis meses, ¿quién te va a contratar así?”, se queja Vladimir. La pareja ya ha trabajado en limpieza y en algunas ocasiones han acudido a entrevistas de trabajo donde se pide hablar ruso. “Ven que tu documento es temporal y te descartan. No quieren problemas”, asegura.

El Gobierno les dio una ayuda de 350 euros a cada uno al mes por medio año más. “Todo funciona de forma muy extraña. Te dan la ayuda cuando demuestras que ya tienes un alquiler. Si no tengo dinero para la fianza, ¿cómo lo hago?” critica Kirill. “Los trabajadores sociales son muy amables, te escuchan, pero no tienen los recursos suficientes para ayudarte”, agrega. Algo en lo que Araneda también insiste y pide al Estado también destinar más dinero para la atención de los inmigrantes. “Ser jóvenes y estar en contacto con sus familias los penaliza a la hora de poder recibir ayudas”, agrega Araneda.

ACATHI tiene un piso donde hay varios inmigrantes y allí están ahora los dos ucranianos. La pareja decidió volver a Barcelona “porque hay más oportunidades y empresas rusas”, aunque tendrán que volver a Madrid cuando se reúna la Comisión que otorga los asilos, donde está ACNUR como observadora. “Nos dicen que los casos de Ucrania están en stand by, a la espera de ver qué pasa con el conflicto”, aseguran los tres.

Los voluntarios ofrecen desde pisos vacíos hasta clases de español
Clara Gil | El País, 2015-09-03

El Ayuntamiento de Barcelona ya ha empezado a gestionar las peticiones de voluntarios dispuestos a colaborar con los refugiados. Desde que la alcaldesa Ada Colau compartiera el pasado viernes a través de las redes sociales su voluntad de convertir Barcelona en ciudad refugio, las solicitudes de familias dispuestas a ofrecer vivienda para acoger a los refugiados ha ido en aumento.

Fuentes municipales avanzaron ayer que todavía no disponen de cifras exactas ni de un canal oficial para ordenar todas las peticiones. Las solicitudes se están llevando a cabo a través de las redes sociales y de llamadas y cartas dirigidas al Ayuntamiento. Gabriela Rodríguez, una joven activista, ya se ha adelantado al Consistorio y ha diseñado una página web para registrar el conjunto de ayudas ofertadas. “La mayoría escribe para preguntar en qué puede ayudar y aporta un resumen de su perfil”, asegura Rodríguez. Las ayudas, ofrecidas desde distintas ciudades del país, oscilan desde facilitar pisos vacíos para acoger a los refugiados, hasta familias que se prestan a donar alimentos, cocinar para ellos o impartir clases de español.