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viernes, 11 de diciembre de 2015

#hemeroteca #arte | Judy Chicago: “Es fantasioso esperar que el patriarcado recompense a una artista desobediente”

Imagen: Ecuador Etxea / Judy Chicago
“Es fantasioso esperar que el patriarcado recompense a una artista desobediente”.
June Fernández | Pikara, 2015-12-11
http://www.pikaramagazine.com/2015/12/entrevista-a-judy-chicago/

A Judy Chicago no le sorprende que la primera retrospectiva de su obra se haya inaugurado tras 52 años produciendo arte. La obra de las artistas feministas que, como ella, rompieron con la hegemonía masculina en el arte, ha sido sistemáticamente cuestionada por una industria machista. Pero se resiste al victimismo. Esta exposición en la Alhóndiga de Bilbao supone su enésimo acto de rebeldía.

“¿Me escucháis bien? Hace poco di una conferencia y alguien me pidió que alzase la voz. Me entró la risa, porque en mi carrera lo normal ha sido que pidan que me calle”. El anecdotario de Judy Chicago (Chicago, 1939) entretiene al grupo de periodistas que han acudido a cubrir la inauguración de su retrospectiva en La Alhóndiga de Bilbao (Azkuna Zentroa). Si en la rueda de prensa se muestra entrañable, en la entrevista para Pikara Magazine despliega impaciencia y sarcasmo. “¿Qué es arte feminista?” Zanja mi primera y predecible pregunta diciéndome que eso se lo pregunte a comisarios de arte como el de esta exposición, Xabier Arakistain; que a ella le pregunte por su obra.

Habla con acento sureño y despacio; a rato se adivina que está cansada. Cansada de dar vueltas por Europa, cansada de descansar de hacer arte, que es lo que ella sigue disfrutando. Pero la siguiente pregunta la enciende, se levanta, empieza a agitar las manos y a parodiar a la mujer alienada o al genio machista de turno.

Cuando Judy Chicago estaba en la universidad, un profesor dijo que las mujeres no habían contribuido de forma significativa a la Historia. Su indignación le sirvió como motor para buscar referentes y constatar que no sólo existieron sino que su legado fue borrado del relato histórico patriarcal. Años después inauguró su instalación más emblemática, ‘The dinner party’. La exposición da cuenta también de otro de sus proyectos de gran formato: en 1972, un año después de organizar junto con Miriam Schapiro el primer programa de arte feminista en California, ambas fundaron con sus estudiantes el proyecto ‘Womanhouse’, en un edificio vacío de Los Ángeles crearon diecisiete ambientes para representar la discriminación de las mujeres, dando forma a la premisa que define la segunda ola del feminismo: lo personal es político.

“¿Por qué tardé tanto en montar una retrospectiva? Porque recién conocí a Arakis”. En la rueda de prensa, agradece al comisario ser el que mejor ha comprendido su obra. Y él la corresponde recordando la importancia del legado de Chicago: “Es una de las primeras artistas que se da cuenta de que la dominación masculina también se reproduce mediante el lenguaje visual; que vivimos en un régimen visual falocéntrico que se nos presenta como neutro”.

¿Qué contestaría ahora si le dijeran, como le ocurrió de joven, que tiene que elegir entre ser artista o mujer?
Me reiría de ellos. ¿Conoces a Élisabeth Vigée-Lebrun?

No…
Pues deberías ‘guglearla’. Fue una de las artistas más famosas y exitosas de su época. La gente piensa que no ha habido mujeres que hayan triunfado en el arte. Las hubo, pero fueron borradas de la historia. Ella era francesa, y esta fue la primera retrospectiva sobre ella: más de 200 años después de su muerte. Aquí en el Guggenheim Bilbao han programado una exposición de Jean Michel Basquiat, que acaba de morir, y de Richard Serra, que sigue vivo, pero Vigée-Lebrun tuvo que esperar 200 años.

En la historia del arte hay infinidad de autorretratos de artistas masculinos pintando. Una mujer artista de la generación de Vigée-Lebrun no se podía presentar así. Tenía que ser al mismo tiempo una artista y una dama. Y existían serias dudas sobre si las mujeres podían ser al mismo tiempo pintoras y mujeres. Así que ella dibujó un autorretrato en el que pintaba con un vestido que nunca hubiera utilizado para pintar, porque se lo mancharía entero. Y así sostenía la paleta con delicadeza. Así que el mensaje del cuadro era: “¿Ves? Puedo ser una artista y al mismo tiempo puedo ser una madre devota”.

Así que este es un problema que tenemos desde hace siglos. ¡Es ridículo! Nadie pregunta eso a los hombres. ¡¡Es ridículo!!

¿Qué opina de artistas cuyo trabajo es claramente feminista, pero que reniegan de esa etiqueta por miedo a que les cierren puertas? Pienso, por ejemplo, en Marina Abramovic.
Nadie infravalora a Andy Warhol por que se le asocie con el pop-art o a Jason Pollock por que se le llame expresionista abstracto. Vivimos en una cultura patriarcal en la que se devalúa el trabajo de las mujeres. Y cuando las mujeres se alzan para defender sus derechos, a la cultura no le gusta. [En tono burlesco]: “Uh, es una artista feminista, probablemente sea una puta, debe ser una persona horrible, seguro que se está acostando con alguien para conseguir esos encargos, debe ser malvada, terrible…”

El feminismo, más que una disciplina artística, es una mirada. ¿Ocurre que cuando se te define como artista feminista, ya solo se te compara con otras artistas feministas?
¿Qué tiene eso de malo? De todas formas, no es eso lo que ocurre. En realidad, la historia del arte feminista no está integrada en la historia del arte, lo que ocurre es que muchos críticos de arte ponen a las mujeres en el contexto de artistas masculinos. Así se dan cosas absurdas, como que a una artista que utiliza la técnica del bordado la comparen con Andy Warhol y no conmigo o con Miriam Schapiro, que también hemos utilizado esa técnica.

Me refería a que cuando una es artista feminista, solo la reconozcan desde espacios especializados en género.
Es que resulta fantasioso pensar que el patriarcado te va a recompensar por ser desobediente. [Carcajada] La desobediencia masculina sí que se premia. Puedes ser un bad boy [un malote], pero no una chica mala.

La crítica masculina ha tendido a tachar de narcisistas o locas a las artistas que han utilizado su propio cuerpo para hacer obras impactantes y transgresoras. ¿Persiste ese estigma?
Eso fue hace mucho tiempo. Artistas de performance como Hannah Wilke y Carolee Schneemann son reconocidas como artistas feministas de nivel. Aunque su obra siga sin ser tratada de la misma manera que a sus colegas masculinos, están en los libros de texto… ¿Pero sabes qué? Las mujeres lo pasan mal recibiendo malas críticas, se las toman como algo personal. Me resulta interesante que décadas después de que esas malas críticas se escribieran, la gente siga preguntándome sobre ellas.

¿Ya está superado?
Creo que las jóvenes artistas siguen enfrentando esas críticas. ¿Conoces a alguna joven artista feminista?
Sí, me hablan de actitudes paternalistas por parte de sus colegas masculinos. Las aplauden pero siempre sienten tratadas como mujeres, no como “una de ellos”.
El cambio no ha sido de alcance. Cada nueva generación tiene que enfrentarse a eso. Es muy irritante.

¿Cómo es que a los críticos les asustan tanto las vulvas?
Cuando mostré mis primeros trabajos claro que se asustaron y horrorizaron. Veremos qué ocurre ahora aquí, cuando lleguen las críticas, y tu pregunta será respondida. España cuenta con leyes de igualdad. Será interesante comprobar si ese clima se traslada al arte, si se reconoce el derecho de las mujeres a proponer imágenes centradas en la feminidad, de la misma forma que los hombres han tenido derecho a proponer imágenes fálicas. Mi experiencia es que los artículos tienden a ser muy positivos mientras que las críticas son realmente negativas. Porque los cambios sociales no han permeado en el arte.

El arte feminista se ha centrado en la subjetividad femenina. Usted, en cambio, se ha interesado por la masculinidad.
Durante mucho tiempo, parecía que sólo las mujeres teníamos género. Los hombres eran lo universal. Pareciera que solo nosotras estamos constreñidas por la feminidad, que los hombres no están modelados por el género. Que cometan actos terroristas o maten a mujeres no tiene nada que ver. ¡Ja! Hay mujeres artistas que siguen preocupadas por su identidad, pero yo no creo que el arte feminista pueda o tenga que ser sólo eso. Creo que el feminismo tiene que abrirse. Los primeros 15 años de mi carrera sí que me centré en la identidad femenina, en la historia de las mujeres, pero después me interesé por la construcción de género de la masculinidad, luego por el Holocausto… Y eso realmente cambió mi punto de vista.

¿Cómo relaciona el Holocausto con la masculinidad?
Viajamos por todo el mundo y observamos cómo el Holocauto se representaba en los diferentes lugares. Constatamos que cada país tenía una forma diferente de aproximarse al tema. Pero tenían en común que las mujeres eran excluidas del relato. Pero lo que empecé a observar fue que la opresión a las mujeres es parte de un sistema más grande, de una opresión global de injusticia resultado de diferentes estructuras de dominación. ‘The dinner party’ es una crítica a cómo se ha escrito la historia, por esa pequeña parte de la humanidad que es la que oprime. Y el resto de la gente, y los animales más aún, quedan debajo. El Holocausto también es resultado de ese sistema global de injusticia.

¿Qué reacciones observa cuando interpela a los hombres?
La primera vez que hice ‘Power play’, todavía recuerdo que en una lectura una mujer se puso de pie y se puso a gritar [Se levanta e imita]: “¡¿Por qué estás tan enfadada con los hombres?!” Y un hombre le respondió: “Ella nos ha retratado como somos”. Las mujeres han tendido a cumplir el rol de apoyar y defender a los hombres y sus comportamientos. Es como cuando los diseñadores de moda deciden: “Vamos a diseñar tacones altos porque las mujeres son estúpidas y los van a calzar”. Y todas las mujeres los usan. Así que ellas también son cómplices. Necesitamos más mujeres desobedientes.

En ese proceso de ampliar una mirada centrada en la feminidad, ¿le ha interesado el arte queer?
Hay mucho arte queer y lésbico que ha quedado excluido del diálogo artistico. El teórico queer que considero más prominente es Jonathan Katz, y él ha escrito el ensayo del catálogo de la última exhibición de ‘Power play’. La teoría queer es fruto de la teoría feminista y es, desde luego, una gran contribución. Hay muchos artistas como Jasper Johns que no han querido que su obra sea asociada con la homosexualidad. Ocurre como con las mujeres: “Oh, no quiero participar en una exhibición de mujeres, pueden darse cuenta de que soy una mujer”.

Después de 50 años haciendo arte, ¿qué es lo que le mueve ahora?
No soy feliz cuando no estoy dentro de mi estudio. Es muy difícil para mí. Llevo cinco semanas en Europa y es muy duro. Simplemente, no soy feliz cuando no estoy haciendo arte.

domingo, 18 de octubre de 2015

#hemeroteca #arte #feminsimo | Judy Chicago · Artista feminista: “Necesitamos más hombres y mujeres desobedientes”

Imagen: El País / Judy Chicago
Judy Chicago · Artista feminista: “Necesitamos más hombres y mujeres desobedientes”.
La creadora norteamericana, discípula de Anaïs Nin, lucha desde hace 50 años por que las mujeres vean reconocido su papel en la historia del arte.
Joseba Elola | El País, 2015-10-18
http://cultura.elpais.com/cultura/2015/10/16/actualidad/1444990969_866620.html

Judy Chicago es una artista peleona y desobediente que nunca se resignó a aceptar la marginación de las mujeres en el mundo del arte. Su obra cumbre, 'The Dinner Party', instalación tan celebrada como denostada por parte de la crítica, reivindica el papel de 39 grandes mujeres como Virginia Woolf o Leonor de Aquitania a través de una mesa de 39 platos con formas que recuerdan a una vulva. Impulsora del arte feminista en la década de los setenta, discípula de Anaïs Nin, sus cuadros, collages, fotografías e instalaciones han experimentado un notable proceso de reivindicación en los últimos cinco años, algo de lo que se muestra hondamente orgullosa. En su década de los setenta (tiene 76 años), por fin, llega el ansiado reconocimiento. Es una de las firmas de The World Goes Pop, muestra que reúne en estos días en la Tate Modern de Londres a las mujeres artistas del pop art. Y en el Azkuna Zentroa de Bilbao se exhibe hasta el 10 de enero de 2016 '¿Por qué no Judy Chicago?', muestra que recorre sus 50 años de trayectoria y que no obvia su eterno caballo de batalla: la lucha por el reconocimiento de las mujeres artistas. En una de las salas del centro de arte vizcaíno, flanqueada por su marido, el fotógrafo Donald Woodman, del que nunca se separa para las entrevistas, contesta a las preguntas con su marcado acento de, cómo no, Chicago, su ciudad natal.

Pregunta. Usted está considerada como una impulsora del arte feminista, ¿qué es lo que convierte una obra de arte en una obra de arte feminista?
Respuesta. No tiene por qué estar centrada en la mujer, ni tiene por qué estar hecha por mujeres. Debe contener un reconocimiento del género, debe estar filtrada por una lente que ve el mundo de un modo más holístico. El feminismo no es solo la igualdad de derechos para las mujeres. El feminismo es desafiar el paradigma predominante, el paradigma de la dominación.

P. Y, como feminista, ¿cuáles cree que deberían ser ahora las prioridades del movimiento?
R. Traducir los cambios de conciencia en cambios institucionales. Porque ahí es donde no se ha producido un cambio suficiente. Y también, transformar el planeta de modo que las niñas en Pakistán no tengan que tener miedo de ir a la escuela, porque les van a arrojar ácido a la cara o las van a matar. Hay tanto trabajo por hacer, y somos tan afortunadas en el Oeste... Tenemos derechos que damos por sentados y olvidamos cómo los conseguimos.

P. Usted sostiene que las mujeres han sido borradas de la historia del arte, ¿cómo se produce ese borrado?
R. Ese borrado no es consciente. Y no diré que las cosas no han cambiado: se ven más trabajos de mujeres, de artistas de minorías, pero, sobre todo, en centros regionales. En los grandes centros, que son los que entran en la historia del arte, ha habido muy poco cambio. ¿Cómo se produce? "Oh, sí, esta persona debería estar en la colección, pero no hay suficiente dinero"; "No estoy interesado en su trabajo"; o "No encaja en nuestro calendario" son expresiones que cubren mucho territorio. Hay un lenguaje codificado en el mundo del arte.

P. En esta exposición que trae a Bilbao se ven dibujos de ‘Fragments from the Delta of Venus and other Femerotica’ en que…
R. Es un trabajo basado en la obra de Anaïs Nin, que fue mi mentora. A principios de 2000 leí unos escritos sobre Anaïs que me enfurecieron. Además, hacía tiempo que yo estaba interesada en crear una imaginería paralela a la del falo de tiempos de los griegos, que habla de la sexualidad activa del hombre. No había una iconografía visual comparable en la sexualidad femenina. Yo no había leído esos relatos eróticos que escribió, ‘Delta de Venus’. Lo que sí recuerdo es que cuando fueron publicados, ella estaba muy preocupada por si las historias tenían una mirada femenina o no. Esos cuentos contienen algunos de los más tempranos ejemplos de erótica femenina. Pensé que podía rendir homenaje a Anaïs, responder a esos crueles escritos sobre ella escribiendo algo distinto, y también dar un nuevo paso en mi largamente cultivado interés en crear imágenes de la sexualidad femenina.

P. ¿Hay algo específicamente distinto en el erotismo desde el punto de vista femenino?
R. Una de mis imágenes favoritas de 'Fragmentos del delta de Venus' es una boca de mujer y un falo que se convierte en una fresa. ¿Cuántas imágenes hemos visto en los museos de cuerpos o pechos femeninos que son peras, frutas, y otros deliciosos manjares? En el taller, el impresor se mostró muy incómodo con esa imagen. No estaba acostumbrado a una representación del cuerpo del hombre como deliciosa fruta.

P. Mientras algunos señalan que sus obras rompen tabús y están profundamente comprometidas, otros las califican de semipornográficas. ¿Le resulta extraño que, casi 40 años después de empezar a trabajar en ellas, todavía generen este tipo de controversia?
R. La controversia que mi trabajo genera tiene su parte positiva y su parte negativa. Significa que estos temas siguen vigentes. Yo estoy muy contenta de que The Dinner Party haya tenido una audiencia tan grande, pero ¿por qué resulta tan revelador que tantas mujeres hicieran grandes contribuciones históricas?

P. Usted se presenta a sí misma como una mujer desobediente.

R. Sí, eso es cosa de Arakis [Xabier Arakistain, comisario de la muestra de Azkuna Zentroa], que identificó dos constantes en mi trabajo: el déficit de mujeres en el arte y la cultura, y el déficit de perspectiva femenina, de experiencias de mujeres expresadas artísticamente. Yo me convertí en desobediente porque rechacé aceptar todo esto. Necesitamos más hombres y mujeres desobedientes en este mundo.

P. Hay movimientos sociales que están reivindicando la desobediencia como motor de cambio, ¿se siente usted identificada?
R. ¡Por supuesto! ¿Soy yo menos desobediente a los 76 que a los 30? No. De hecho, ahora que he sobrevivido a que se digan las peores cosas de mí y de mi arte, ¿qué más me da? ¡Adelante, di que mi trabajo es horrible, no serás el primero ni serás el último, me da igual! En cierto modo, esto me ha hecho más libre. ¿Qué ha pasado en los últimos cinco años? Viendo cómo mi trabajo mueve a la gente, se puede decir que solo ha hecho que la desobediencia sea más atractiva. Occupy Wall Street, la primavera árabe, que desafortunadamente no acabó en primavera, sino en algo muy oscuro, las protestas de Tiananmen.... Mi corazón está con esa gente, sigo siendo la hija de mi padre.

P. Su padre fue víctima del macartismo, ¿queda algo del macartismo hoy en día?
R. El macartismo solo fue una muestra más de comportamiento reaccionario. Hemos visto muchos ejemplos de terrorismo intelectual a lo largo de la historia. ¿Qué pasa con los periodistas en Egipto? ¿Qué pasa con Ai Weiwei en China? Vemos muchos ejemplos del Estado actuando de forma terrorista. ¿No los tienen aquí? El macartismo fue una vergüenza para América. Mi padre fue una víctima y a mí me intentaron hacer creer que gente como él era terrible. De hecho, le voy a decir algo que es clave para entenderme. A veces me preguntan cómo afronté algunos de los obstáculos y críticas que encontré a lo largo de mi carrera. Mi padre murió cuando yo tenía 13 años, y en ese momento había un bombardeo de propaganda anticomunista, incluso en los cómics para niños. Tuve que decidir si hacía caso de mi experiencia con mi padre, un hombre maravilloso con una pasión por la justicia y una esperanza de cambio, o me creía lo que decían los demás. Tuve que decirlo a los 13. Que todo el mundo creyera algo no quería decir que fuera cierto.

P. ¿Y cómo ve en estos momentos a la sociedad estadounidense?
R. Es obscena. El discurso político se ha convertido en teatro político. Como en Europa con Berlusconi. El dinero ha entrado en el mundo del arte. Cuando yo era joven no se hacía arte para ganar dinero. Hoy, el valor del arte se mide por lo que genera en las subastas. ¿Deben de estar de coña, no? ¡El valor del arte reside en su significado!

P. ¿El dinero lo contamina todo?
R. Ha contaminado el proceso político, el mundo del arte… Los jóvenes ya no saben por qué se dedican al arte. Luego vas a los supermercados y ves que hay tantas cosas... Y mientras tanto, mucha gente en el planeta que no tiene nada. Es obsceno y doloroso.

P. ¿Alguno de los candidatos a las elecciones norteamericanas puede hacer una contribución que signifique algo para usted?
R. Idealmente querría ver a una mujer ser presidenta de Estados Unidos. ¿Creo que Hillary Clinton va a poder cambiar las cosas? Lo dudo. Pero yo votaré por ella. No tenemos alternativas reales en la escena. Aquí, en España, parece que ustedes sí que tienen más alternativas.

jueves, 15 de octubre de 2015

#hemeroteca #arte #feminismo | Judy Chicago, pionera del arte feminista

Judy Chicago, pionera del arte feminista.
Hoyesarte, 2015-10-15

http://www.hoyesarte.com/evento/2015/10/judy-chicago-pionera-del-arte-feminista/

Azkuna Zentroa (Bilbao) rinde homenaje a Judy Chicago (Chicago, 1939), pionera del arte feminista, con la exposición ‘Why Not Judy Chicago?’ (¿Por qué no Judy Chicago?), que se puede visitar hasta el 10 de enero. La muestra, realizada en colaboración con el Musée d´art Contemporain de Burdeos y la Penn State University, presenta un relato visual a través de una selección de obras y documentos que recorren los más de 50 años de su trabajo.

Judy Chicago forma parte de la primera generación de mujeres que se incorporaron a la práctica y a la teoría del arte junto a lo que en EE.UU. se denomina Segunda Ola del feminismo. En aquel contexto político, social, intelectual y artístico en el que se cuestionaban los saberes heredados porque perpetuaban la dominación masculina, Chicago concibió su carrera en torno a las nociones de déficit y desobediencia.

Será su frontal rechazo a acatar el mandato patriarcal, que somete a las mujeres mediante ideologías que propugnan su natural inferioridad y que preconizan que “la biología es destino”, lo que hará de ella una artista radicalmente innovadora. La desobediencia feminista de esta artista le revelará el déficit de representaciones femeninas de carácter activo en el imaginario colectivo, así como el de narrativas que sitúen en positivo a las mujeres en la historia. Judy Chicago hizo de estos déficits los dos ejes principales sobre los que gira su trabajo.

Iconografía
El primero de ellos está dedicado a la creación de una iconografia femenina y feminista que, representando a las mujeres, desvela, denuncia y desafía el falocentrismo que opera como masculino universal en el régimen visual contemporáneo. Este eje comienza con las primeras obras que la artista produjo a principios de los años 60, en las que advierte que la diferencia sexual, entendida como la lógica que fundamenta la discriminación, opresión y explotación de las mujeres, está también inscrita en el régimen visual.

Paulatinamente la artista ira produciendo un imaginario abstracto construido sobre una forma central, a menudo circular, para dar paso a una iconografía que específicamente simbolizará los genitales femeninos. En esos años de feminismo incipiente en el arte, la artista trata de romper el silencio impuesto y de representar la identidad negada, pero también de comenzar una exploración estética sobre qué significa ser mujer desde la experiencia personal, la perspectiva histórica y la reflexión filosófica.

Historia
El segundo eje, que interactúa con el primero, gira en torno a la historia. El interés de Chicago por la historia se remonta a sus años de estudiante, en los que descubre perpleja que en su formación académica no se le ofrecen referentes femeninos. Inicia entonces un proceso de búsqueda en la historia del pensamiento feminista que le proporcione una genealogía de mujeres, en el arte y en todos los ámbitos de actividad, que, en especial a partir de 1970, informa de una manera directa su trabajo. Aquel año puso en marcha el primero de sus proyectos educativos de arte, que tiene como base fundamental la toma de conciencia feminista.

A principios de los 70 también impulsa una serie de proyectos artísticos colaborativos que marcaron hitos en el arte feminista y que desembocaron en una serie de obras en las que destaca la incorporación de técnicas, como la pintura de porcelana, la costura o el bordado, que se asocian a un universo femenino, y que responden a su preocupación por la producción de una historia visual de las mujeres.

En su búsqueda de referentes femeninos, Chicago no sólo constató la existencia de mujeres insignes en todas las épocas, sino que descubrió que sus figuras habían sido sistemáticamente borradas de ellas. De ahí que buena parte de su creación artística rinda homenaje, y en algún caso incluso en forma de monumento, a las figuras y logros de las mujeres que una historia androcéntrica ha negado o minimizado.

Derechos humanos
En una nueva aproximación a la historia, las piezas más recientes de esta exposición se adentran en textos religiosos y en la cultura popular como si de archivos históricos de conocimiento se tratara, y evidencian, de forma especial, la riqueza y la complejidad de la mirada feminista de Judy Chicago.

La mirada feminista es el único “método” de observación de las sociedades humanas que no olvida que la diferencia sexual se produce en conjunción con la de raza/etnia, clase y edad. Una mirada que Chicago propone al comienzo del siglo XXI para profundizar en la redefinición y aplicación de la agenda contemporánea de los derechos humanos.

Recordando una vez más la máxima del feminismo “lo personal es político”, el título de la exposición ‘¿Por qué no Judy Chicago?’ pretende transcender la dimensión particular para abordar la cuestión del (no) reconocimiento de las artistas mujeres y, en concreto, el de las artistas feministas. En su dimensión particular el título también evoca otra pregunta: ¿Por qué una de las legendarias pioneras del arte feminista y una de las artistas vivas más populares de los EE.UU. sigue sin ser reconocida por las instituciones de arte hegemónicas?

La exposición está acompañada de un seminario codirigido por el comisario de la muestra, Xabier Arakistain, y la antropóloga feminista Lourdes Méndez, en el que, además de Judy Chicago, participarán Amelia Jones, Andrew Perchuk, Jane Gerhard y Edward Lucie-Smith. Desde la historia del arte y otras perspectivas teóricas y de pensamiento, en el seminario, se abordaran la obra de Judy Chicago y el nacimiento del arte feminista en la costa oeste de EE.UU. en la segunda mitad de los años 60 del siglo XX.

jueves, 8 de octubre de 2015

#hemeroteca #arte #feminismo | Judy Chicago, pionera del arte feminista

Judy Chicago, pionera del arte feminista.
Gràffica, 2015-10-08
http://graffica.info/judy-chicago-pionera-del-arte-feminista/

Judy Chicago (20 de julio de 1939, Chicago) es una artista, feminista, autora, maestra y humanista cuyo trabajo y vida son modelos para una definición más extensa del arte, un papel más amplio para el artista, y la defensa de los derechos de libertad de expresión para las mujeres. El trabajo de Chicago ha sido expuesto en los Estados Unidos, Canadá, el Reino Unido, Europa, Asia, Australia y Nueva Zelanda. Ha escrito 14 libros, llevando su arte y filosofía a los lectores alrededor del mundo.

A principios de la década de 1970, después de diez años de práctica artística profesional, Chicago se convirtió en pionera del arte feminista y la educación artística mediante un programa único en su clase para mujeres en la Universidad Estatal de California, Fresno. Durante años, ha continuado con el desarrollo de este enfoque pedagógico.

Judy Chicago forma parte de la primera generación de mujeres que se incorporaron a la práctica y a la teoría del arte junto a lo que en EE.UU se denomina ‘Segunda Ola’ del feminismo. En aquel contexto político, social, intelectual y artístico, en el que se cuestionaban los saberes heredados porque perpetuaban la dominación masculina, Chicago concibió su carrera en torno a las nociones de déficit y desobediencia. Será su frontal rechazo a acatar el mandato patriarcal que somete a las mujeres mediante ideologías que propugnan su natural inferioridad, y que preconizan que ‘la biología es destino’, lo que hará de ella una artista radicalmente innovadora.

En 1974, Chicago dirigió su atención sobre el tema de la historia de las mujeres, para crear su obra más conocida, ‘The Dinner Party’, la cual se llevó a cabo entre 1974 y 1979 con la participación de 400 voluntarios. Este proyecto monumental de multimedia es una historia simbólica de las mujeres en la civilización occidental. ‘The Dinner Party’ encontró un hogar permanente en 2007 en el Centro de Arte Feminista Elizabeth A. Sacker en el Museo de Brooklyn.

De 1980 a 1985, Chicago trabajó en el ‘Birth Project’. Habiendo observado en el arte occidental una ausencia de inconografía en torno al tema del nacimiento, Chicago diseñó una serie de imágenes para bordado centrándose en el nacimiento y la creación, las cuales fueron realizadas, bajo la supervisión de la artista, por 150 talentosos bordadores en diferentes lugares del país.

Mientras completaba el ‘Birth Project’, Chicago también se enfocó en su trabajo de estudio individual para crear ‘PowerPlay’. A través de dibujos, pintura, tejido, papel de molde, y relieves en bronce, Chicago dirigió una mirada crítica feminista hacia el constructo del género de la masculinidad, explorando cómo las definiciones de poder han afectado al mundo en general, y a los hombres en particular.

La larga preocupación de la artista con respecto a los temas del poder y un creciente interés en su propia herencia judía, llevó a Chicago a su siguiente conjunto de obras, el ‘Holocaust Project: From Darkness into Light’, que tomó ocho años de investigación, viajes, estudio, y creación artística. Está conformado por un conjunto de obras que unen las pinturas de Chicago con la fotografía de Donald Woodman, así como obras en vidrieras y tapices diseñados por Chicago y realizados por talentosos artesanos.

‘Resolutions: A Stitch in Time’ fue el último proyecto colaborativo de Judy Chicago. Iniciado en 1994, Resolutions combina la pintura y el bordado, y, con la mirada puesta en el futuro, hace una reinterpretación lúdica de los dichos y proverbios populares.

En 2011 y 2012, las importantes contribuciones de Chicago al arte del sur de California fueron puestas en la mira en Pacific Standard Time, una iniciativa que documentaba y celebraba la valiosa historia de la región. Esta reevaluación del arte de Chicago ha desembocado en un renovado interés en su trabajo en todo Norteamérica y Europa.

En 2014, se llevaron a cabo exposiciones y eventos de costa a costa para celebrar el cumpleaños 75 de Chicago, culminando en la compleja obra pirotécnica A Butterfly for Brooklyn. Más de 12,000 personas asistieron a esta muestra pirotécnica en Prospect Park, Brooklyn, New York.

Durante más de cinco décadas, Judy Chicago ha permanecido firme en su compromiso con el poder del arte como vehículo para la transformación intelectual y el cambio social, y con el derecho de las mujeres de participar en los niveles más altos de la producción artística.

miércoles, 7 de octubre de 2015

#hemeroteca #arte #feminismo | Bilbao acoge una completa muestra de la artista feminista Judy Chicago

Imagen: El Mundo / Judy Chicago y Arakis
Bilbao acoge una completa muestra de la artista feminista Judy Chicago.
Se trata de la muestra más completa realizada en Europa sobre la artista estadounidense. Se podrá visitar hasta el 10 de enero en Azkuna Zentroa.
EFE | El Mundo, 2015-10-07
http://www.elmundo.es/pais-vasco/2015/10/07/56155e84268e3e11758b4578.html

La muestra más completa realizada en Europa sobre la estadounidense Judy Chicago, una de las pioneras del arte feminista, se podrá visitar desde mañana y hasta el próximo 10 de enero en Azkuna Zentroa de Bilbao.

La exposición, que lleva por título "¿Por qué no Judy Chicago?", ha sido presentada esta mañana con la presencia de la propia artista y del comisario de la muestra, Xabier Arakistain.

La muestra presenta un relato visual a través de la selección de obras y documentos que recorren los más de 50 años de producción de esta pintora, escultora, educadora y escritora feminista, según han informado fuentes de la organización.

Judy Chicago (20 de julio de 1939, Chicago) forma parte de la primera generación de mujeres que se incorporaron a la práctica y a la teoría del arte junto a lo que en EEUU se denomina "segunda ola del feminismo".

La obra de esta artista gira en torno a una iconografía femenina y feminista y en torno a la búsqueda de referentes femeninos en la historia del pensamiento feminista.

Su obra más conocida es la titulada "The dinner Party", desarrollada entre 1974 y 1979 y centrada en el tema de la historia de las mujeres.

Se trata de un proyecto "monumental" multimedia, en el que participaron 400 voluntarios y que muestra una historia simbólica de las mujeres en la civilización occidental.

Las mismas fuentes han indicado que con el título de la exposición, "¿Por qué no Judy Chicago?", se pretende abordar la cuestión "del no reconocimiento de las artistas mujeres y, en concreto, el de las artistas feministas".

La exposición va acompañada de la IV edición del curso "Perspectivas feministas en las producciones artísticas y las teorías del arte", dedicado en esta ocasión a Judy Chicago, quien participará en el seminario.

martes, 6 de octubre de 2015

#hemeroteca #arte #feminismo | Judy Chicago “Aún es difícil que las artistas logren un sitio en los grandes museos”

Imagen: Deia / Judy Chicago
Judy Chicago “Aún es difícil que las artistas logren un sitio en los grandes museos”.
La exposición ‘Why not Judy Chicago?’ recorre en Azkuna Zentroa, desde el jueves y hasta el 10 de enero, la trayectoria de Judy Chicago, pionera en el arte feminista.
Leyre Eguskiza | Deia, 2015-10-06
http://www.deia.com/2015/10/06/ocio-y-cultura/cultura/aun-es-dificil-que-las-artistas-logren-un-sitio-en-los-grandes-museos

Mientras posa para los fotógrafos, unos espontáneos corean un entusiasmado “Aupa Judy” frente a Azkuna Zentroa. Un grupo de jóvenes la ha reconocido en el enorme cartel que viste desde hace algunas semanas la fachada del centro bilbaino. En esta obra del fotógrafo Jerry McMillan, la artista mira desafiante al objetivo desde lo alto de un ring de boxeo. Chicago les responde con una sorprendida sonrisa de recién llegada a Bilbao, la ciudad que desde el jueves invitará al público a conocerla de cerca, en un recorrido por una trayectoria de más de cinco décadas.

¿Estamos ante la primera retrospectiva de su obra en Europa?

-No exactamente, ya que las retrospectivas reúnen todas las piezas que un artista ha producido. Ésta construye un recorrido visual por la trayectoria artística de estos últimos 52 años.

Lo que sí podría decirse es que constituye la mayor exposición dedicada a su obra en el continente.
-Es cierto. Es la primera vez que se organiza una muestra que repase toda mi carrera en Europa. Bilbao ofrece a la audiencia la posibilidad de acercarse a toda mi obra y entenderla.

Recoge así el testigo de otra muestra comisariada por Xabier Arakistain sobre el colectivo de las ‘Guerrilla Girls’ (2013).
-Por supuesto, estoy encantada. Pero ya conocía el trabajo de Arakis desde la exposición Kiss Kiss Bang Bang (2007) en el Museo Bellas Artes, porque vinimos a verla. Una de mis obras, Red Flag, formó parte de la muestra y ahora ha vuelto a Bilbao. Es la segunda vez que viaja aquí, como yo (risas).

Empezó a dibujar siendo muy joven, con apenas tres años. ¿Siempre tuvo claro lo de que quería ser artista?
-Sí, siempre lo supe. Y a los cinco años ya empecé a tomar clases.

Y siempre dijo que quería dejar marcada su huella en la historia.
-Quería contribuir a la sociedad y eso fue gracias a mi padre, que me crió en la creencia de que era importante tratar de ayudar a cambiar las cosas.

Cuenta que en su época de estudiante, un profesor les prometió que repasarían los logros de las mujeres a lo largo de la historia, algo que resumió con un “ninguno”.
-Así fue. Era un profesor de Humanidades y que dijera eso me enfadó muchísimo.

¿Fue este hecho el que desencadenó su interés por indagar en la historia de las mujeres, uno de los ejes principales de su obra?
-No, ese interés ya existía. Pero lo que dijo ese idiota me enfadó tanto que decidí echar la vista atrás y comprobar si era verdad o no. Comencé una investigación en la que descubrí que había toda una historia de las mujeres que no había sido contada.

Habla de los cimientos de ‘The Dinner Party’ (1979), sin duda, uno de sus trabajos más conocidos.

-En aquella época ya llevaba años exponiendo y tenía planeado ser artista, pero eran tiempos duros con muy pocas mujeres que nos dedicáramos a ello. Todo contribuía a crear un ambiente complicado y comencé a preguntarme si el profesor estaba en lo correcto o si había habido mujeres antes que yo que se habían topado con los mismos obstáculos. Descubrí que estaba equivocado, y eso me puso en el camino para realizar la obra. Cuando creé The Dinner Party, habían pasado 20 años desde aquella clase.

Hace muy pocos años la obra logró ser expuesta de manera permanente. ¿Le reconforta saber que no caerá en el olvido?
-Lo cierto es que no di por acabado este trabajo hasta que consiguió una sede permanente. Sabía que en el caso contrario, le podría ocurrir lo mismo que les ocurrió a las mujeres cuya historia yo contaba. Ese era mi objetivo, lo que no sabía era cuánto tiempo iba a llevarme lograrlo.

¿Predomina aún la presencia masculina en museos y galerías de arte?
-Absolutamente. Todo eso sigue ahí. Hay más mujeres que antes, pero en la cima... Aún es difícil que a las mujeres los museos las reciban con los brazos abiertos y logren encontrar un lugar para su obra. A mí me ha costado treinta años, y ha sido gracias a que otra mujer lo ha impulsado.

Si ya es harto difícil para las mujeres artistas, ¿más aún en el caso del arte feminista?
-(Risas). Más aún; estamos más atrás todavía. Los museos no quieren contar la historia del arte feminista.

Con un panorama tan negro... ¿qué le diría a una artista joven que quiere iniciar una carrera?
-Que no tire la toalla.

¿Ha estado tentada alguna vez?
-No muy a menudo, pero sí alguna que otra vez. Ser artista es duro y las artistas se toman las cosas de manera personal, si reciben una mala crítica o las cosas no van bien creen que es porque no son suficientemente buenas. Pero no tiene por qué ser eso.

‘Why not Judy Chicago’, ¿qué significa para Judy Chicago?
-Significa lo que Arakis ha querido reflejar, la resistencia institucional a que mi trabajo sea expuesto en los principales museos. Pero no se trata solo de Judy Chicago, sino de todas las mujeres y del no reconocimiento de las artistas feministas.