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jueves, 6 de julio de 2017

#hemeroteca #lesbianismo #testimonios | El "amor prohibido" de una joven de Vigo la mantiene atrapada en Malasia

Imagen: Faro de Vigo / María Suerio y Riham Hafiz
El "amor prohibido" de una joven de Vigo la mantiene atrapada en Malasia.
María Sueiro mantiene una batalla burocrática para poder casarse con su pareja, la egipcia Riham Hafiz, y lograr un visado que normalice su situación en Malasia y viajar a España.
Enrique Martínez | Faro de Vigo, 2017-07-06
http://www.farodevigo.es/sociedad/2017/07/06/lucha-viguesa-defensa-amor/1711614.html

María Sueiro López es una joven viguesa de 27 años.Tras titularse en Fisioterapia por la Universidad de Vigo, abandonó España en busca de oportunidades, recalando en Malasia hace más de dos años. Todavía está empadronada en Vigo, pues no ha conseguido el visado necesario para establecerse en el país asiático como residente. Su amor por una joven egipcia llamada Riham Hafiz la mantiene atrapada en la capital, Kuala Lumpur.

Sueiro cumplió en febrero año y medio sin volver a nuestro país, puesto que su pareja no puede entrar en Europa. Lo único que desean es casarse, algo ilegal en todos los países a los que puede viajar Hafiz, sin ciudadanía europea ni visado para poder entrar en la UE a pesar residir desde 2014 en Malasia. Su boda les permitiría poder visitar juntas Vigo, la ciudad natal de María, y a su familia

Ambas han recorrido embajadas, enviado correos y contactado con cientos de personas buscando una solución. Temen que Hafiz sea enviada de vuelta a África ahora que no posee trabajo estable.

"¿Cómo es posible que hasta me tengan que sugerir que la forma más fácil de solucionar esto es pagarle a un hombre español para que se case en Egipto con mi pareja? Soy muy consciente de que éso es un negocio y existe. Pero yo no quiero hacer las cosas así, es una medida desesperada a la que ni pensaría recurrir", se queja María.

"No pido dinero, no pido un trabajo. He trabajado duro toda mi vida y buscado mis propias oportunidades. No necesito que nadie me dé las cosas hechas. Pero sí pido mi derecho a casarme con la persona que quiero en mi propio país y saber que puedo viajar con ella libremente sin tener que decirle adiós cada vez que quiero o necesito visitar España", afirma rotunda

Sueiro escribió una carta a la Embajada española en Malasia y acudió personalmente para comprobar si era posible casarse allí. Afirma que no le dejaron explicarse, aunque no había nadie más a quien atender. Su contestación, según la viguesa, fue que la embajada tiene que cumplir las normas del Estado en el que se encuentra, no al que pertenece. Lamenta Sueiro que "si se sentasen un segundo y escuchasen, sabrían que lo que parece tan sencillo, acudir al territorio español para efectuar el casamiento, no lo es para nosotros, pues Hafiz no puede pisar España".

"No sé si esto va a tocarle la fibra sensible a alguien, va a despertar algún sentimiento en quien lo lea o va a concienciar a la gente. Pero no puedo esperar más. Estoy cansada de quedarme de brazos cruzados y aceptar el no por respuesta, el "no podemos hacer nada", "tenéis que hacer esto y lo otro" y explicaciones y soluciones que están completamente fuera de nuestro alcance", denuncia María.

La egipcia llegó a Malasia muy joven, con pocos ahorros y apenas estudios y experiencia laboral. Las oportunidades fueron escasas, y cuando al fin consiguió un trabajo de dos años de duración, el salario era de 1.500 ringgits mensuales (307,88 euros) por ochenta y cuatro horas a la semana, descansando solo un día. En aquella época, Hafiz vivía en un cuarto de lavadoras y pagaba como un favor "solo" 400 ringgits de alquiler. Actualmente ambas viven en un pequeño estudio que les cuesta 1.600 ringgits al mes. Residen en Kuala Lumpur, capital del país, y por tanto los precios son altos.

La compañía para la que trabaja Sueiro como oficinista puede ayudarle a conseguir el visado, pero la viguesa denuncia la existencia de corrupción en el país en el que reside, y afirma que hasta que no consiga ciertos objetivos de ventas, no le ayudarán. Aunque asume que quizás sus esfuerzos no resuelvan sus problemas, no se da por vencida.

Denuncia la joven viguesa que "si fuésemos una pareja de sexo opuesto, sería tan fácil como ir a Egipto y conseguir el papel, entonces podríamos viajar juntas a España sin problemas".

En Malasia no es legal el matrimonio homosexual, al igual que en Egipto, donde está duramente penado, y la policía malaya aplica la sharia (ley islámica) sobre los locales, encarcelándolos si mantienen relaciones con personas del mismo sexo, pero se respeta a los turistas. Esta "doble moral" se debe a que Kuala Lumpur es una ciudad dinámica en la que conviven distintas razas, se construyen grandes riquezas y existe un movimiento de personas de todo el globo, según relata María a Faro.

"Somos dos personas trabajadoras, luchadoras. Sin miedo a esforzarnos y enfrentarnos a lo que venga. Hemos pasado por muchas situaciones surrealistas, hemos crecido y aprendido a mirar al futuro y a no rendirnos cuando las cosas se ponen feas. No ha sido fácil, pero siempre encontramos fuerza para seguir adelante". En cualquier caso, Sueiro denuncia que "los políticos malasios no están preparados para el cambio, y aunque nosotras nos casemos en un país donde es legal, en cuanto volvamos a Malasia no será efectivo a efectos prácticos. Estoy orgullosa de que España haya sido uno de los primeros países en legislar al respecto, pero la realidad es que en la mayor parte del mundo, el matrimonio homosexual no está permitido ni reconocido".


María Sueiro: "Veo a muy largo plazo volver a Vigo; este año es imposible".
Tanto Malasia como las normas de extranjería de la UE impiden a su pareja visitar España
Enrique Martínez | Faro de Vigo, 2017-07-07
http://www.farodevigo.es/sociedad/2017/07/07/maria-sueiro-veo-plazo-volver/1712240.html

La viguesa María Sueiro reconoció ayer a Faro que no espera retornar a su ciudad natal "en un largo tiempo", debido a las difíciles circunstancias en las que se encuentra en Malasia viviendo con su novia, la egipcia Rahim Hafiz, con la que lleva dos años de relación, como ayer recogió este periódico en exclusiva.

María resaltó que al pertenecer al mismo sexo y residir en un país islámico como Malasia no pueden realizar su sueño de casarse. Además, la imposibilidad de formalizar su relación les impide también visitar juntas España, ya que Hafiz, al serle ofrecidos solamente trabajos esporádicos o sin contrato en Malasia, no puede cumplir los requisitos para solicitar el visado que le permita moverse por la UE.

Sueiro subraya que si ella fuese un chico, y estuvieran en Asia o en cualquier lugar, solucionar su situación sería tan sencillo como casarse en Malasia y Hafiz ya podría pisar España, por lo que se trasladarían de Kuala Lumpur a Vigo sin problemas y cuando quisieran.

El apoyo de su familia y amistades anima a la joven viguesa a continuar, pero aunque agradezca el cariño no cree que vaya a arreglar el problema. "Veo a muy largo plazo volver a Vigo. Este año, imposible", asume. No piensa insistir ante la Embajada española, y reconoce que cuando no le dieron solución estaban siguiendo la ley, pero al mismo tiempo denuncia la falta de empatía de no haberse parado a atender su caso: "Yo no enviaría una carta si no existiera una razón. El hecho de haberme escuchado, ese gesto simple y humano, me habría servido", lamenta la viguesa.

Lo que les preocupa es no tener libertad para moverse: "solo pido el derecho básico de poder ir con mi pareja a mi propio país. Estamos trabajando, moviéndonos, pero seguimos a la espera. Lo terrible es que para quienes nos lo podrían formalizar son solo unos papeles, no les cuesta tanto, pero a nosotras nos cambiaría la vida."

Aunque la búsqueda de una solución sea complicada, su objetivo es reivindicar un derecho básico que en caso de ser una pareja "convencional" estaría garantizado, brindándoles la posibilidad de desplazarse sin limitaciones.

Apoyos de las LGTBI
En relación con este caso, desde Ultreia LGTBI afirman que "habría que realizar manifestaciones, campañas por las redes, hablar con las instituciones y con despachos de abogados. Es un tema complejo, pero si todas las asociaciones LGTBI de Galicia, feministas y activistas se unen, seguro que se consigue algo".

Manifiestan que hasta que no estén comprometidos todos los países con la igualdad, estos obstáculos tendrán lugar, y apelan al internacionalismo, "para luchar contra la discriminación LGTBI en el mundo, especialmente en África y Asia, donde la homosexualidad se castiga con penas de muerte."

La asociación LGTBI Galiza Entende denuncia que ser homosexual sigue estando penado en más de 70 países, y que este "no es un caso aislado, sino uno de los pocos visibles". Piensan que nuestra Embajada podría al menos facilitarles más información, y afirman estar dispuestas a comenzar una recogida de firmas y concentrarse las veces que sea necesario para que esta joven consiga casarse.

sábado, 27 de mayo de 2017

#hemeroteca #gestacionsubrogada | “Tenemos un hijo por gestación subrogada y el cónsul no quiere registrarlo”

Imagen: El País / Nacho Díaz y Jaime Sánchez con su hijo
“Tenemos un hijo por gestación subrogada y el cónsul no quiere registrarlo”.
Tres parejas gay con hijos nacidos por gestación subrogada en Canadá no pueden inscribir a su hijo como español.
Jordi Pérez Colomé | El País, 2017-05-27
http://politica.elpais.com/politica/2017/05/26/actualidad/1495818404_649808.html

Nacho Díaz y Jaime Sánchez tuvieron en febrero un hijo por gestación subrogada en Canadá. Desde que empezaron, el proceso ha durado más de tres años. Optaron por Canadá por la confianza que da a parejas homosexuales y porque las madres gestantes son altruistas, no reciben una compensación. Los padres no tienen ninguna queja de Canadá: “Todos allí se han volcado con nosotros”, dice Sánchez. El problema les llegó cuando debían registrar a su hijo como español en el consulado de Toronto: “Entonces llegamos a nuestro representante, que se supone que debe velar por tus derechos, y se negó a hacerlo”, añade.

Díaz y Sánchez y al menos otras dos parejas gay cuyos hijos han nacido en 2017 en Canadá están metidos en una maraña legal que les impide registrar a su hijo como español. Las consecuencias van desde no poder cobrar la baja por paternidad o el cheque guardería en la comunidad de Madrid a tener que sacarle el NIE al bebé, que vive en España como “turista canadiense”: "Cuando fuimos a comisaría a buscar su NIE, los funcionarios no entendían por qué un niño español debía inscribirse como extranjero”, dice Jordi Piqueras. Hoy su hija está en España sin NIE y solo con el pasaporte canadiense con el plazo de 90 días de estancia permitida ya caducado.

Los padres viven el lío legal como una afrenta a sus derechos básicos. Díaz y Sánchez pidieron una reunión con el cónsul español en Toronto, Pablo Ruiz-Jarabo. El cónsul les advirtió que no iba a cambiar su postura. La reunión se fue calentando y acabó en reproches de los padres al funcionario por sus creencias y valores. “No puede usted perjudicarnos por sus ideas. ¿Qué necesidad hay de pasar por esto?”, le dijo Nacho Díaz al cónsul.

El registro de niños nacidos por gestación subrogada depende en España de una Instrucción de 2010, que pide básicamente una cosa: una sentencia judicial en el país de nacimiento donde el juez certifique que la madre gestante actúa libremente y su renuncia al bebé es consciente e irrevocable.

Esto que parece sencillo para no juristas puede convertirse en una maravillosa arma de interpretación restrictiva. El cónsul de España en Toronto, a través del Ministerio de Justicia, explica a El País sus motivos: “En Canadá, la legislación sobre maternidad subrogada no cumple con los requisitos que exige la Instrucción 2010, entre ellos, la intervención de un juez que supervise el consentimiento de la madre gestante a la renuncia de su filiación”. Las tres parejas afectadas disponen de sentencias legales, pero el aparente gran error es que la gestante no está presente ni físicamente ni por escrito ante el juez. Esta novedad se debe a un cambio en la legislación de Ontario -no de Canadá- en noviembre de 2016. De los tres bebés sin registro solo uno nació en Ontario. Los otros dos nacieron en British Columbia y Alberta.

El cónsul puede decidir que una sentencia es insuficiente porque tiene facultades para interpretar el Derecho a su modo. Desde la Oficina de Información Diplomática (OID) del Ministerio de Exteriores defienden que Ruiz-Jarabo “no ha actuado de forma arbitraria”. De todos modos, los padres tienen una vía abierta para recurrir ante la Dirección de Registros en el Ministerio de Justicia, dicen desde la OID. Añaden que para eliminar toda duda futura, sería conveniente “una instrucción nueva que aclare el criterio”. En Exteriores insisten en que la solución depende de la falta de instrucciones claras desde Justicia.

“Es una vergüenza”, dice la abogada canadiense Sara Cohen. “Bajo la ley provincial, los padres intencionales son los padres y la gestante ya no lo es. Si España no lo reconoce, deja la seguridad de estos niños en peligro.” No es algo sin embargo que ocurra solo en un consulado español: “Cuando una pareja canadiense va al extranjero y tiene un hijo allí, tienen que ir al consulado de Canadá y siempre hay reglas distintas”, dice Sheetal Maya Nanda, abogada canadiense especializada en inmigración. “Mis clientes me piden que les dé una garantía del 100% de que algo va funcionar. Pero desgraciadamente cuando hay gente tomando decisiones acaba siendo subjetivo”, añade.

El papel de los políticos
La responsabilidad de una legislación nueva que aclare estos embrollos es de los políticos. Ciudadanos presentó una iniciativa en febrero para regular la subrogación, que fue recibida con poco entusiasmo por los otros partidos. Para complicar aún más el panorama, el Comité de Bioética publicó un informe el 19 de mayo donde proponía prohibir la subrogación. Entre ambos polos, hay docenas de familias en trámite que tratan de sortear dificultades legales insospechadas para registrar a sus hijos. En Canadá hay, al menos, otros cuatro embarazos subrogados que salen de cuentas antes del fin del verano. Un proceso de subrogación en Estados Unidos ronda los 100.000 euros y en Canadá, los 60.000, pero no son los únicos países donde se hace.

Hasta el cambio en Ontario de noviembre, el consulado pedía para inscribir al niño que el padre biológico -en el caso de parejas gay, uno de los dos- apareciera en el registro junto a la gestante y que el otro miembro adoptara al bebé una vez de vuelta a España. Este proceso sin embargo implica desequilibrio en las parejas: “Siempre aparecerá que uno de los dos ha adoptado. Siempre habrá un padre que es adoptivo”, dice Nacho Díaz. El bebé tendría además apellidos distintos en sus primeros años de vida: para Canadá tendría los apellidos de los padres reales y para España, un apellido de la gestante. Nadie sabe con certeza qué pasaría con ese bebé si el futuro padre adoptivo rompe su acuerdo mientras el niño tiene apellidos distintos.

El reto en España es eliminar la inseguridad jurídica de las familias que optan por esta vía: “La solución debe pasar porque no dependamos de quién se siente en la silla. Si dependemos de eso, la inseguridad jurídica va a continuar”, dice Ana Miramontes, abogada especializada en asuntos de subrogación. En Toronto, por ejemplo, el cónsul anterior a la llegada de Ruiz-Jarabo en agosto de 2014 ponía menos trabas a los registros. Una solución maliciosa para parejas con problemas es esperar al reemplazo de Ruiz-Jarabo -a quien le queda otro año en Toronto- y esperar que el nuevo cónsul sea menos estricto.

La gestación subrogada es un ámbito tan poco transparente que hasta las cifras son un agujero negro: “No hay números en ningún lugar sobre cuánta gente entra en acuerdos de subrogación”, dice Marilyn Crawshaw, profesora de la Universidad de York. En Reino Unido, por ejemplo, los padres deben pedir una “orden parental” para ser ambos progenitores al mismo nivel del bebé subrogado. Desde 1995 hasta 2015, el número de estas órdenes no llega a 2.000, aunque ha crecido mucho en los últimos años. La profesora Crawshaw ve factible un número tan pequeño: “Es un área en la que hay mucha especulación sin datos”. La legislación española no ha puesto de momento remedio.

viernes, 7 de abril de 2017

#hemeroteca #testimonios | Luis Melgar: “Los derechos LGTB son prioritarios para la Marca España”

Luis Melgar: “Los derechos LGTB son prioritarios para la Marca España”.
El diplomático Luis Melgar, que estuvo con su marido destinado en la Embajada de España en Guinea Ecuatorial, habla para Shangay_com de la situación de España en el mundo en lo que se refiere a derechos LGTB y de la vida gay dentro del cuerpo diplomático.
Nacho Fresno | Shangay, 2017-04-07
http://shangay.com/luis-melgar-los-derechos-lgtb-son-prioritarios-para-la-marca-espana

Luis Melgar nació en Madrid en 1980 y siempre supo que quería ser diplomático. Con su marido, Pablo, se embarcó rumbo a Guinea Ecuatorial a ocupar la segunda jefatura de la Embajada de España en ese país africano. Lejos de esconderse, dieron la cara como pareja gay, por los derechos LGTB, y aseguran que no sintieron el menor rechazo por parte de los guineanos, salvo la primera sorpresa de Yolanda, la joven bubi que se encargaba del mantenimiento de la casa, cuando se enteró de que Pablo no era su hermano ni su amigo, sino su marido. “Los blancos estáis locos”, dijo Yolanda, que luego pasó a asumirlo como algo normal.

Y esa frase, ‘Los blancos estáis locos’, fue precisamente el título que Luis escogió para el libro que acaba de publicar Ediciones Península, en el que narra su experiencia –y la de su marido– en Guinea Ecuatorial. País en el que, por otro lado, llevaron a cabo la primera experiencia de visibilizar la vida LGTB de allí, y que este año, si todo va bien, tendrá continuidad.

Hoy Luis ya no está en el país africano, actualmente es el primer secretario en la Embajada de España en Venezuela. Charlamos con él y con su marido en una escala que hicieron en Madrid. En la entrevista no omiten ningún tema: desde los derechos LGTB en España, África o en su actual destino caraqueño, hasta sus deseos de ser padres y la situación actual de la reivindicación de la causa homosexual.

Shangay: Guinea Ecuatorial, Venezuela... Destinos complicado, especialmente para el mundo LGTB.
Luis Melgar: Como diplomático español, tengo que decir que siempre hay un apoyo muy grande por parte del ministerio para que nosotros podamos pedir el destino que queramos. Dicho esto, Guinea Ecuatorial nos sorprendió mucho, porque cuando llegamos Pablo y yo todo el mundo pensaba que iba a ser una situación un poco más delicada. Y no hubo ningún tipo de problema. La primera que nos preguntó fue la protagonista del libro, Yolanda, nuestra empleada doméstica. Cuando le dijeron que éramos dos hombres, preguntó: “¿Son hermanos?”. Cuando supo que estábamos casados, respondió con “Los blancos están locos”. Mi teoría es que como el concepto de familia es tan amplio en Guinea Ecuatorial, una vez que se lo explicamos Pablo y yo, dijeron: “Bueno, pues fenomenal”. A partir de entonces, fuimos a un montón de actos sociales, incluso con el Gobierno, y nunca hubo problema, ni con las acreditaciones ni a nivel personal. Venezuela tampoco plantea problemas en ese sentido.

S.: Pero igual es porque hay una especie de ‘inmunidad diplomática’, un por ser vos quien sois, porque son países en los que no resulta fácil ser homosexual...
L.M.: Aquí hay dos cosas: efectivamente, la situación de un diplomático es distinta y podemos ir a cualquier país del mundo porque sí tenemos esa inmunidad, y siempre se acepta el tipo de familia que uno tenga, igual que nosotros tampoco analizamos cómo son las familias de cualquiera que venga a aquí. Pero en el caso de Guinea resultó sorprendente, porque fue un paso más allá, y se aceptó con una normalidad total. En Venezuela, a Pablo no lo reconocen como cónyuge sino como acompañante. En Guinea Ecuatorial, África, Pablo era cónyuge de la segunda jefatura; en Venezuela, como “acompañante permanente”, que conlleva todas las inmunidades diplomáticas para él, pero no como marido. En Venezuela aún hay que hacer muchas mejoras en el ámbito legislativo para regularizar la situación; no así en el social, donde sí hay una normalidad en las calles. En Guinea, a nivel legislativo, no hay nada, es un tema que no se trata, pero hemos vivido una gran aceptación social. Esa fue la sorpresa.

[Interviene Pablo, su marido]

Pablo Martín: Guinea es, por decirlo de esta manera, el tardofranquismo: sigue con la misma legislación, se han quedado con el cuerpo legal franquista, por lo que tienen la ‘Ley de Vagos y Maleantes’ vigente. Lo que ocurre es que no la aplican, a diferencia de Camerún, donde sí estamos perseguidos. En Venezuela hay una ley de ‘no discriminación’, donde sí que puedes denunciar una agresión o un insulto.

S.: ¿Fuisteis los primeros ‘gays oficiales’ en Guinea?

L.M.: La primera pareja abiertamente gay, casada y que llegó como matrimonio, sí. Allí no hay ningún personaje público abiertamente gay.

S.: También fuisteis los primeros en organizar, en 2016, unas jornadas por la visibilidad LGTB…
L.M.: Sí, y estamos muy orgullosos. Fue la Primera Semana de Expresión Cultural LGTB de Guinea Ecuatorial. Hasta ese momento no se había hecho ningún evento relacionado con la comunidad LGTB en el país. Nunca en la historia, no existía nada. Los guineanos tienen un concepto de la familia por el cual todas las personas están avocadas a una relación heterosexual y tener hijos. Eso es una presión enorme en la familia: ser madre en el contexto, lógicamente, de relaciones heterosexuales. Luego, como la moral sexual es muy amplia, no está especialmente mal visto que tú tengas ‘tus cosas’, siempre que seas debidamente discreto. Es un tema del que no se habla, pero que se practica, en la clandestinidad, siempre que no seas problemático. Quisimos dar un paso más, y hacer algo para visibilizar al colectivo, para que pudieran ver que tienen derecho a expresarse. Porque algo también muy extendido allí es que la homosexualidad es ‘cosa de blancos’, que es un invento europeo, que está exportado a África.

S.: ¿Tuvisteis o sentisteis oposición?
L.M.: El primer paso, como es lógico, fue contar con el permiso de mis superiores en Madrid. La Agencia de Cooperación Internacional estuvo completamente de acuerdo, porque también hay que decir que la no discriminación por razones de orientación sexual es uno de las prioridades de derechos humanos de la política exterior de España. Es algo que nosotros estamos obligados a defender en nuestras embajadas y centros culturales, etcétera. Está en la página web del ministerio. Los derechos LGTB son prioritarios en la actividad diplomática de la Marca España, en la acción exterior de nuestra embajada. Entonces empezamos a organizar el acto y contamos con la ayuda indispensable de bastantes asociaciones españolas que se implicaron. Tengo que mencionar, por supuesto, a la Federación Española de Gays y Lesbianas, que se implicó muy activamente, a la Fundación Triángulo, el Festival Zinegoak de cine LGTB de Bilbao, y a dos activistas como Mili Hernández –que fue a Guinea– y Marc Serena. Me acuerdo perfectamente que leí lo que publicasteis en ‘Shangay’ y os lo agradezco muchísimo. Se formó este grupo de activistas y dieron el paso, valiente, de viajar a Guinea. Luego yo hice mis contactos con el Gobierno guineano para tantear hasta qué punto podía ser un problema o no. Y recibimos todo el apoyo desde el principio, eran conscientes de que eso nunca se había hecho y les alegraba que fuera España quien diera el paso. También contactamos con otras embajadas, como las de Estados Unidos, Francia o Alemania, que se unieron. La respuesta fue fantástica: la sociedad civil se implicó y hubo también muchas empresas que colaboraron, porque los presupuestos que manejamos son bastante modestos y nos quedábamos cortos.

S.: ¿Va a tener continuidad?

L.M.: El gran logro de esa semana es que salió la primera asociación LGTB de Guinea Ecuatorial, que no existía hasta ese momento, y que sigue existiendo: un grupo de jóvenes donde hay lesbianas, gays, bisexuales y transexuales, un éxito, las cuatro letras iniciales están representadas. Ellos siguen reuniéndose, y la vocación es de continuidad. No tiene por qué seguir siendo una semana de expresión cultural, igual es Semana de la Diversidad. Las otras embajadas ya lo han metido también en la programación, no solo el Centro Cultural de España.

S.: ¿Quieres, queréis, continuar en Venezuela con esa dinámica de organizar cosas para la causa LGTB a nivel institucional, utilizando tu posición dentro del cuerpo diplomático?
L.M.: Sí, pero mi situación es diferente. En Guinea Ecuatorial yo era la segunda jefatura, por lo tanto tenía un trabajo que era transversal. Además, durante el último año tuve la suerte de ser el director del Centro Cultural, con una enorme libertad para programar actividades. En Venezuela soy el primer secretario, encargado de Asuntos Políticos y Derechos Humanos. Eso significa que mi trabajo no tiene nada que ver con la cultura, desgraciadamente, pues me gusta mucho. Sin embargo, en derechos humanos sí que trabajo y es una prioridad para España, que ha defendido los derechos de la comunidad LGTB en el Examen Periódico Universal de las Naciones Unidas –al que se acaba de someter Venezuela– con una pregunta específica sobre el tema, por una iniciativa mía. La principal problemática que hay en Venezuela sobre este tema, y sobre la cual preguntó España en este examen periódico es, por un lado, un tema de lenguaje: muchos líderes políticos están utilizando expresiones insultantes que tienen que ver con la homosexualidad para referirse a miembros de oposición política. Y por otro lado, está el tema del ejército: ahora mismo, formalmente, una persona abiertamente homosexual no puede ser miembro del ejército. Esto está en la legislación de la República Bolivariana de Venezuela hoy en día. Por otro lado, hay una gran demanda de la regulación legal de las parejas, un tema que en un país como Venezuela tiene muchas implicaciones, puesto que hay muchos subsidios para que una gran parte de la población tenga acceso a cosas tan básicas como la alimentación. Las parejas del mismo sexo, al no estar reconocidas, no tienen acceso a ello. Y esto, en un país que depende tanto de los subsidios, para cosas tan básicas como el acceso a la vivienda, crea situaciones dramáticas. O para bienes higiénicos, todas las parejas LGTB están excluidas porque su situación no está regularizada. Va más allá de lo que pasó en España cuando pedíamos aquí el matrimonio. En Venezuela, este hecho, tiene un impacto en la vida social diaria.

S.: Y en el día a día cotidiano, en una ciudad como Caracas, ¿como es la vida gay?
L.M.: En general, como en un 80 por ciento, la sociedad es muy abierta. Hay presencia en la sociedad. De hecho hay una diputada de la Asamblea Nacional que es transexual. Ahora bien, en ciertos ámbitos, todavía se ve con mucha extrañeza, parece que no se puede decir. Y esto a nosotros nos ha sorprendido.

S.: Cambiamos de tercio y volvemos a España. Parece que el mundo diplomático y el mundo gay han ‘relajado’ las formas y todo es más visible. Siempre ha existido, pero ahora, por poner un ejemplo, hemos tenido a tres embajadores de países muy importantes que son gays. Primero Francia, luego Estados Unidos [ambos ya en otros destinos] y, ahora, Italia…
L.M.: Varios comentarios al hilo de esto. Respecto a la tolerancia que existe en nuestro país con respecto al mundo LGTB, creo que esto ya se ha convertido en un elemento de la Marca España, es uno de los temas que nos dan buena reputación a nivel mundial: la tolerancia de la sociedad española y el avance de nuestra legislación. Se nos considera internacionalmente uno de los países más avanzados en el tema LGTB. Hay estudios que lo demuestran. Y eso es parte de lo que nosotros, como diplomáticos, tenemos que vender. España sorprendió al mundo con la ley de matrimonio homosexual de Zapatero, y con cómo se aceptó. Todos los que dijeron que esto iba a ser una barbaridad, al final, ¡normal!. Y por eso este año está aquí el WorldPride. España se ha convertido en un ejemplo para el mundo. Esto es bueno, un ejemplo de tolerancia. Segundo, en la carrera diplomática española siempre ha habido fama de que había un porcentaje muy elevado de homosexuales. Esto, antiguamente, era por otros motivos: hablamos de hace muchas décadas, cuando la situación no era la que es hoy, era una salida muy sencilla para los hijos de las familias de buena posición social y que eran gais alejarse de la presión social que podía existir, porque, además, en aquellos años las mujeres raramente accedían a la carrera diplomática. De ahí viene la fama de que en el cuerpo diplomático había muchos homosexuales: era un buena salida, desaparecías de tu círculo, de tu madre, tus tías que te estaban preguntando si te casabas o no, y hacías tu vida. Y volvías con un amigo, de otro país, que no se sabía muy bien cuál era su papel. Hoy, la situación es completamente diferente. Pablo y yo, por ejemplo, somos un caso más de cómo la situación se ha normalizado. Cuando a José Manuel García Margallo lo nombraron ministro, enseguida me propuso que trabajara con él como subdirector de Diplomacia Pública y le dije que sí, pero que en unos meses me casaba y tenía la luna de miel. Al preguntarme cómo se llamaba mi mujer, le dije: “No es mujer, va a ser marido y se llama Pablo”. Inmediatamente quiso conocerlo, y hoy día nos seguimos llevando fenomenal con él y con su mujer, jamás puso el menor problema. Al contrario. Unos meses después nos casamos, yo vestido de uniforme, como es tradicional en los matrimonios de diplomáticos, y con muchos compañeros, con altos cargos, como invitados. Nosotros somos solo un ejemplo. Hay muchos más, que pueden optar por otras vías, pues no todo el mundo quiere casarse.

S.: Hablas de la situación que se vive en España, pero ¿crees que sigue siendo necesario reivindicar?
L.M.: Yo creo que el activismo LGBT siempre ha mantenido dos reivindicaciones, que aparentemente son opuestas, pero que en realidad son las dos caras de la misma moneda: la igualdad y la diferencia. Hay veces que tenemos que reclamar nuestro derecho a ser iguales a los demás, a tener los mismos derechos y a no sufrir discriminación a causa de nuestra orientación sexual. Pero hay otros momentos en que lo hay que reivindicar es precisamente nuestro derecho a ser diferentes, a no obedecer ciegamente los dictados de una norma preestablecida, sino a buscar nuestra propia forma de ser felices... Y la verdad es que no creo que estas dos reivindicaciones sean exclusivas del colectivo LGBT sino de todas las personas, todos tenemos derecho a ser tratados como iguales y al mismo tiempo a ser diferentes, únicos. Pablo y yo creemos mucho en ambas ideas, tanto en la igualdad como en la diferencia. No nos sentimos diferentes a los demás por ser gais, todos somos diferentes porque somos únicos, y eso es precisamente lo que nos hace iguales. Por otro lado, creo que la comunidad LGTB de hoy está donde está, y ha conseguido lo que ha conseguido, gracias a la lucha de todos los que han estado antes de nosotros. Para mí, haber podido conocer durante la semana de Malabo a gente como Mili Hernández, una luchadora de toda la vida, es un privilegio. Creo que tenemos que estar eternamente agradecidos a estas personas que han hecho que tengamos una vida mucho más fácil. Hay que reconocerlo y hay que reivindicarlo.

S.: Vosotros, como matrimonio, ¿queréis formar una familia?
L.M.: Desde nuestra primera cita, la primera vez que cenamos juntos, hablamos de lo que queríamos en el futuro. Y ambos dijimos que queríamos tener hijos, sin especificar el método, dependiendo de cómo fuera el desarrollo de las cosas. Conforme fue consolidándose nuestra relación, y tras casarnos, decidimos hacer una gestación subrogada. Ese fue uno de los motivos por los que decidimos irnos a Venezuela, porque hay varios vuelos diarios a Miami, y allí es más fácil iniciar este proceso. La verdad es que estamos superilusionados. Es la mayor aventura de nuestra vida. Estamos en las fases iniciales, pero si todo va bien, para más o menos dentro de un año se produciría el nacimiento.

S.: ¿Os ha supuesto algún problema moral o ético el tema de gestación subrogada?
L.M.: La verdad es que no, además, cuánto más lo conoces, más claras tienes las cosas. Y una de las cosas buenas de hacerlo en Estados Unidos es que todo está muy medido y el aspecto legal perfectamente claro, y nos quedamos muy tranquilos con todas las partes implicadas: la donante de óvulos, una mujer anónima, a través de un banco de óvulos; por otro lado, la mujer gestante, y Pablo y yo, que somos los padres.

S.: A nivel profesional, ¿has notado algún problema o rechazo en el ministerio?
L.M.: En absoluto. La mayoría de mis compañeros saben que estamos metidos en este proyecto, y lo apoyan y se alegran por nosotros. Nada más allá del reto de cualquier padre o cualquier madre que tiene que enfrentarse a conciliar la vida laboral con la personal.

Y TAMBIÉN…
Un rayo de esperanza gay en Guinea Ecuatorial.

La ‘primera Semana por la expresión cultural LGBT’ celebrada hace unos días en Malabo ha supuesto una acto pionero en el país africano en lo que a visibilidad se refiere.
Joaquín Gasca | Shangay, 2016-07-15
http://shangay.com/un-rayo-de-esperanza-gay-en-guinea-ecuatorial

martes, 28 de marzo de 2017

#hemeroteca #testimonios | Luis Melgar, diplomático: «Guinea es puro surrealismo mágico»

Imagen: La Razón / Luis Melgar
Luis Melgar, diplomático: «Guinea es puro surrealismo mágico».
En el libro «Los blancos estáis locos» relata sus peripecias vitales durante sus tres años en la antigua colonia española como diplomático.
Goyo G. Maestro | La Razón, 2017-03-28
http://www.larazon.es/cultura/libros/luis-melgar-guinea-es-puro-surrealismo-magico-KN14800813

Luis Melgar (Madrid, 1980) se instaló en 2013 como segundo secretario de la embajada de España en Guinea Ecuatorial dispuesto a vivir la aventura africana. Durante tres años fue acumulando lo que él llama «perlas», vivencias y anécdotas cotidianas de su vida junto a su marido Pablo de las que emerge un fresco de un país «asombroso» que vive en constante «surrealismo mágico». Al contrario que otros diplomáticos que escriben sus memorias cuando se retiran, Melgar no pudo aguantarse las ganas de contarlo, y con humor. De ahí ha salido «Los blancos estáis locos» (editorial Península).

–Usted dice que Guinea Ecuatorial es un manicomio.
–Guinea es puro surrealismo mágico. Tiene una cultura muy parecida a la nuestra, pero por otro lado es muy diferente. Este choque es lo que más llama la atención. Me explico. Lo primero que sientes al llegar es que estás en un lugar muy familiar, donde se habla español y donde la cultura y la actualidad españolas son muy seguidas. Pero poco a poco te encuentras con fuertes contrastes. Son católicos, pero existe la poligamia. Y la brujería está muy presente en todo, les sirve para explicar la salud, el clima, cualquier cosa. A ellos les da vergüenza hablar de esto a los europeos, pero creen firmemente en ella. Nadie cuestiona la brujería.

–¿Es un buen destino para un diplomático Guinea Ecuatorial?
–Es el destino perfecto para un diplomático que empieza, pero también para cualquier diplomático español en general, porque es un país que mantiene unas relaciones con España muy intensas a pesar de ser pequeño. La embajada tiene una actividad frenética. Desde luego, no se lo recomiendo a un diplomático vago.

–¿En qué consiste el magnetismo de África?
–África te cambia la perspectiva, es una experiencia muy enriquecedora, recomiendo a cualquier europeo que viaje al menos una vez en su vida a África. Guinea tiene la facilidad de que es una África en castellano, ya traducida, pero aun así, el cambio de perspectiva es total, y sobre todo desde el punto del materialismo. Te das cuenta de hasta qué punto en Europa acabamos preocupados por cosas que no son importantes y que no proporcionan felicidad cuando ves cómo los guineanos viven con menos y pueden ser más felices que nosotros. Eso es el magnetismo de África, el hecho de que ser feliz es algo mucho más sencillo de lo que pensamos.

–¿Cómo asumieron en Guinea su matrimonio?
–Lo vivieron con naturalidad. Jamás tuvimos un problema. Ellos tienen claro que los blancos estamos locos, así que cualquier cosa que haga uno les parece normal. Además, la moral sexual en Guinea Ecuatorial es muy relajada. La homosexualidad no está perseguida ni penalizada, pero socialmente no existe porque no se habla de ella, aunque obviamente también hay homosexualidad en África. Lo que existe es una represión familiar para que el homosexual se case y tenga hijos, pero una vez hecho esto, tus divertimentos van por otro lado. Yo organicé una semana temática sobre LGTB allí. Mis compañeros de la embajada me decían que estaba loco. Antes hablé con ministros guineanos, tenía permiso de Madrid y puedo decir que fue un éxito total.

–¿Ser homosexual dentro de la comunidad diplomática le ha supuesto algún problema?
–Nadie se sorprende de algo así. Se dice –aunque cada vez sucede menos– que hay un alto porcentaje de homosexuales dentro de la carrera diplomática española y en general. Pablo y yo nos hemos sentido completamente acogidos.

–¿Les interesa a los políticos españoles Guinea Ecuatorial?
–Bastante más que a la sociedad española. Hay un cierto cariño de los políticos y funcionarios españoles hacia Guinea. Lo que ocurre es que es un tema delicado.

–Antes de Guinea, barajaron irse a Kabul, un destino peligroso. ¿Tenía ganas de acción?
–Al final es más peligroso un destino que en principio tú crees que no es peligroso. Si vas a Kabul, estás siempre rodeado con grandes medidas de seguridad. No haces vida normal, pero no estás tan expuesto. Pero si estás en Londres y sales un día a pasear, puedes ser víctima de un atentado como el del otro día en Westminster. Para nosotros son más peligrosos los sitios de gran criminalidad, como puede ser Caracas. De hecho, Caracas es mucho más peligroso que Kabul porque te confías, haces vida normal y puedes acabar teniendo un problema. Yo barajé Kabul porque quiero una carrera intensa, un destino donde pueda aportar y aprender mucho.

–¿Cómo es su trabajo como diplomático en Venezuela?
–En Venezuela estoy encargado de derechos humanos y llevo también política interior. Como diplomático, Caracas es uno de los sitios ahora mismo para estar, porque es un punto focal de las relaciones internacionales. Allí se están dando una serie de acontecimientos que van a determinar el futuro del socialismo en América Latina. Lo que pase en Venezuela en los próximos años va a tener consecuencias para toda la región.

–¿Los diplomáticos son buenos anticipando acontecimientos?
–Cuando estuve en El Cairo, todas las embajadas daban por hecho que Mubarak se moriría en el cargo. Unos meses después vino la Primavera Árabe. Nadie lo supo anticipar, pero una vez ocurrió todos corrimos a explicar por qué había sucedido. Los diplomáticos metidos a profetas se equivocan. Estamos ahí para observar y cuando suceden las cosas, las explicamos.

viernes, 24 de marzo de 2017

#hemeroteca #testimonios | “¡Quieren convertir en gais a nuestros hombres!”

Luis Melgar (d) y su marido Pablo
“¡Quieren convertir en gais a nuestros hombres!”.
El diplomático Luis Melgar recoge en un libro tres años de anécdotas en Guinea Ecuatorial junto a su marido, Pablo.
Natalia Junquera | El País, 2017-03-24
http://politica.elpais.com/politica/2017/03/23/actualidad/1490283792_376361.html

“Los blancos estáis locos”, respondió Yolanda cuando le dijeron que los nuevos inquilinos de la casa en la que trabajaba, la residencia de la segunda jefatura de la Embajada española en Guinea Ecuatorial, eran un matrimonio formado por dos hombres. La respuesta de la carismática asistenta da título al libro, editado por Península, en el que el diplomático Luis Melgar resume tres años de disparatadas anécdotas en el país africano junto a su marido, Pablo.

“Allí la homosexualidad no está perseguida, pero no es visible y hay una represión familiar total, así que lo que suelen hacer es casarse y luego tener su vida aparte. En Guinea y en África en general piensan que la homosexualidad no existe, que es un invento, un vicio de los blancos”, explica Melgar, de visita en Madrid antes de regresar a su nuevo destino, Venezuela, desde donde han iniciado el proceso para ser padres por gestación subrogada.

“Íbamos juntos a las fiestas de cumpleaños de Teodoro Obiang —donde se servían tartas de diez pisos con la cara del presidente antes de cantarle “porque es un muchacho excelente”— y no tuvimos ningún problema de discriminación”, relata, pero sí se produjeron algunos malentendidos. Por ejemplo, un ministro ecuatoguineano con su mejor intención homenajeó a Melgar ofreciéndole un grupo de mujeres despampanantes que rápidamente se sentaron en sus rodillas. “Me fui discretamente en cuanto pude”, recuerda. En otra ocasión, al organizar un taller de periodismo dirigido por la periodista Ana Borderas, decidieron que uno de los amigos de Melgar, activista gay de visita en Malabo, ofreciera una rueda de prensa a los alumnos. Los chicos en general reaccionaron bien. Ellas no tanto. “¡Vienen a quitarnos a nuestros hombres! Con la poligamia ya teníamos que pelear con otras mujeres más jóvenes. ¿A cuántos hombres quieren convertir en gais?”, decían.

Antes de cambiar de destino, Melgar organizó una semana LGTB —charlas, proyección de películas para sensibilizar contra la discriminación...—. “Era la primera vez que se hacía algo así en Guinea. Yo me la estaba jugando, por eso lo planeamos con mucho cuidado. Hablé con varios ministros guineanos porque no quería molestarles. Dentro de la Embajada había compañeros que no lo veían claro. Uno me dijo que no era una prioridad para España. También hubo empresarios que tenían miedo porque pensaban que aquello podía cabrear a las autoridades guineanas y perjudicarles en sus negocios, pero al final salió todo fenomenal”, recuerda. De hecho, durante esa semana vivió “lo más bonito” que le pasó en el país africano. “Un alto cargo guineano me pidió consejo porque acababa de enterarse de que su hijo adolescente era gay y había reaccionado mal”. De aquella iniciativa suya surgió, además, la primera asociación LGTB de Guinea Ecuatorial.

Melgar también relata en el libro lo difícil que era explicarle a los guineanos residentes en España que solo podían llevarse a una de sus tres o cuatro mujeres, que tenían que elegir. Gestionaba unas 10.000 peticiones de visados al año solo desde Malabo. Rechaza la poligamia, pero el diplomático explica que en Guinea hay algunas diferencias con la de la cultura musulmana. "Allí las mujeres se pueden divorciar de sus maridos y no son estigmatizadas socialmente, aunque el hombre se queda con la dote y los niños".

Los visados eran de ida y vuelta. “También era muy frecuente que un español de cierta edad viniera por negocios, se enamorara de una guineana exuberante y luego quisiera ‘repatriarla’. En el 2% de las pasiones eran viudos, solteros o divorciados. En el otro 98% había una esposa española que no sabía nada”.

Yolanda, la asistenta de etnia bubi con la que terminaron siendo uña y carne, los introdujo en la cultura del país y es el hilo conductor del libro. A veces tenía que ausentarse del trabajo porque había entrado en su casa una boa gigante. En otra ocasión porque debía cumplir con el luto bubi, que recluye a la viuda en una cabaña durante varias semanas y le rapa la cabeza al cero para que “al espíritu del difunto no le dé por acercarse”. Ahora siguen en contacto por Facebook y WhatsApp. “Seguro que en Venezuela no habéis conocido a nadie como yo”, les dice Yolanda. “La verdad es que no”, admite Melgar.

martes, 21 de marzo de 2017

#libros #testimonios | Los blancos estáis locos : un diplomático español en Guinea Ecuatorial

Los blancos estáis locos : un diplomático español en Guinea Ecuatorial / Luis Melgar.
Barcelona : Ed. Península, 2017 [03-21].
376 p.
Colección: Odiseas.
ISBN 9788499425870

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Cuando en agosto de 2013 la segunda jefatura de la embajada de España en Guinea Ecuatorial queda libre, Luis Melgar lo tiene claro: va a ser suya. Las intensas relaciones con la penúltima colonia española, que sigue mirándose en muchos sentidos en su antigua metrópolis, hacen de Malabo un destino apetecible para el joven diplomático, su marido Pablo y su perro ‘Churchill’, que esperan poder vivir su propia aventura africana.

Los preparativos para la mudanza, sin embargo, pronto se convierten en un curso acelerado de guinealogía, una ciencia en la que lo imprevisible es la norma, con contenedores llenos de muebles que tardan meses en llegar a su destino, trámites interminables regidos por el caos, peticiones de visado en cada esquina y una consigna que Luis pronto hará suya: en Guinea lo fácil es difícil, lo difícil es muy sencillo y lo imposible se consigue sin pestañear.

Una vez en África, el surrealismo se sucede en la embajada, igual que las visitas sin freno de los familiares de ambos, y una figura se erige como protagonista absoluta de la vida cotidiana de Luis y Pablo: Yolanda, la joven bubi que se encarga de su casa, fuente inagotable de sentido común y oráculo de usos y costumbres de la isla, para quien todas las actividades de los recién llegados son motivo de la más absoluta perplejidad.