El Mundo / Daniel Sancho en la reconstrucción del crimen // |
Daniel Sancho y el maldito 1%
El caso ha abierto una serie de debates sobre cómo abordar esta historia. En algunos medios el tratamiento de "joven, guapo, exitoso" de Sancho se antepone al de criminal.
Alberto Rey | El Mundo, 2023-08-12
https://www.elmundo.es/loc/famosos/2023/08/12/64d66a62e85ecead038b45ab.html
El 99% del caso se resume en ocho palabras: Daniel Sancho mató y descuartizó a Edwin Arrieta. Ahí está prácticamente todo. Y sin embargo es ese "prácticamente", ese 1%, lo que está enturbiando la percepción del asunto. Porque aunque sea una fracción mínima del caso, ese 1% es un agujero negro: su tamaño es ínfimo, pero su fuerza gravitatoria es inmensa. Dividámoslo pues en cinco citas para analizarlo. Troceemos el maldito 1%.
Primera cita: El mundo lo mueve el dinero y, en menor medida, el sexo. Segunda cita: Todo es sexo excepto el sexo, el sexo es poder. Tercera cita: todos los famosos son ricos y, si tienen hijos, por extensión éstos también lo son.
De estas tres afirmaciones sólo las dos primeras son ciertas. Tanto que casi han dejado de tener autores (la segunda es de Oscar Wilde, pero a mí me funciona mejor como de Frank Underwood, el protagonista de ‘House of Cards’). La tercera, falsa, es uno de los melones que se han abierto en el caso del descuartizamiento de Tailandia: con toda probabilidad Daniel Sancho no podría financiar la vida que exhibía en sus redes sociales. Por mucho que éstas exagerasen la capacidad económica del hijo de Rodolfo Sancho, los números no salen.
Pero los números siempre salen porque las matemáticas son una ciencia exacta. Salen, por ejemplo, los números de ciertas influencers que se retratan periódicamente en Dubai luciendo prendas y accesorios de firmas de lujo. Ellas dan a entender que son esas compañías las que han sufragado su estancia en el emirato y tan costosos obsequios, pero con frecuencia no es así. Alguien ha pagado todo eso y no suele ser el fabricante. ¿Son reales los acuerdos comerciales entre una marca y una persona con muchísimos seguidores en Instagram? Desde luego. Pero ni son ni tantos ni tan grandes. La industria del yachting sí lo es: mucha y grande. Con muy malas armas periodísticas ("periodísticas") se han destapado algunas veces estos casos de "prostitución" (prostitución) internacional de perfiles que, de manera proactiva o no, intermediada o no, clara o no, tras una fachada de chica fashion, chico fitness o ‘hashtag #paradise’ ocultaban otro tipo de negocio. Si el álbum de fotos rutilantes y apetecibles fue siempre un catálogo de servicios o si se convirtió en eso tras una primera oferta golosa, es otro debate. La realidad es que, insisto, los números salen. Los de Daniel Sancho también. Cuarta cita: Pánico homosexual es una expresión pseudocientífica acuñada originalmente por el psiquiatra Edward J. Kempf en 1920, para denominar un tipo de reacción violenta causada al ser destinatario de una conducta homosexual.
Copio esto directamente de Wikipedia. Está bien explicado pero conviene añadir que el famoso ‘gay panic’ es un argumento legal que se ha esgrimido en EEUU en numerosas ocasiones. Considerado como una mezcla de enajenación mental y reacción comprensible, ese grosero concepto ha ayudado enormemente en la defensa de unos cuantos asesinos de homosexuales. Seamos optimistas y pensemos que no será ése el camino que tomen los abogados de Daniel Sancho. Cuando escribo esto, tal maniobra legal repugnante no ha ocurrido, pero cuando usted lea este texto bien podríamos haberlo escuchado ya. Los tiempos de esta historia son tan acelerados que dan auténtico vértigo. También el tratamiento que está recibiendo Sancho en algunos medios, que no tienen ningún problema en anteponer su condición de español joven, guapo y exitoso (no siempre por este orden) antes que la de criminal. Es el momento de volver a recurrir a Wikipedia.
Quinta cita: El efecto halo consiste en inferir destrezas, capacidades o atributos de una persona o de una cierta circunstancia de manera favorable, basándose en una primera impresión. Traducción: ¿Cómo va a ser un asesino un chico como Daniel Sancho, tan joven, tan guapo y tan ‘hashtag #nofilter’? La respuesta es muy sencilla: lo es. En la historia del asesinato de Edwin Arrieta, lo que queremos que Daniel Sancho sea o signifique es absolutamente irrelevante. La víctima es Edwin. Descuartizado y en bolsas de plástico está el 99% de esta historia. El otro 1% está hecho de mentiras que nos contamos a nosotros mismos para no asumir que el mundo nunca es tan bonito como en Instagram.
Primera cita: El mundo lo mueve el dinero y, en menor medida, el sexo. Segunda cita: Todo es sexo excepto el sexo, el sexo es poder. Tercera cita: todos los famosos son ricos y, si tienen hijos, por extensión éstos también lo son.
De estas tres afirmaciones sólo las dos primeras son ciertas. Tanto que casi han dejado de tener autores (la segunda es de Oscar Wilde, pero a mí me funciona mejor como de Frank Underwood, el protagonista de ‘House of Cards’). La tercera, falsa, es uno de los melones que se han abierto en el caso del descuartizamiento de Tailandia: con toda probabilidad Daniel Sancho no podría financiar la vida que exhibía en sus redes sociales. Por mucho que éstas exagerasen la capacidad económica del hijo de Rodolfo Sancho, los números no salen.
Pero los números siempre salen porque las matemáticas son una ciencia exacta. Salen, por ejemplo, los números de ciertas influencers que se retratan periódicamente en Dubai luciendo prendas y accesorios de firmas de lujo. Ellas dan a entender que son esas compañías las que han sufragado su estancia en el emirato y tan costosos obsequios, pero con frecuencia no es así. Alguien ha pagado todo eso y no suele ser el fabricante. ¿Son reales los acuerdos comerciales entre una marca y una persona con muchísimos seguidores en Instagram? Desde luego. Pero ni son ni tantos ni tan grandes. La industria del yachting sí lo es: mucha y grande. Con muy malas armas periodísticas ("periodísticas") se han destapado algunas veces estos casos de "prostitución" (prostitución) internacional de perfiles que, de manera proactiva o no, intermediada o no, clara o no, tras una fachada de chica fashion, chico fitness o ‘hashtag #paradise’ ocultaban otro tipo de negocio. Si el álbum de fotos rutilantes y apetecibles fue siempre un catálogo de servicios o si se convirtió en eso tras una primera oferta golosa, es otro debate. La realidad es que, insisto, los números salen. Los de Daniel Sancho también. Cuarta cita: Pánico homosexual es una expresión pseudocientífica acuñada originalmente por el psiquiatra Edward J. Kempf en 1920, para denominar un tipo de reacción violenta causada al ser destinatario de una conducta homosexual.
Copio esto directamente de Wikipedia. Está bien explicado pero conviene añadir que el famoso ‘gay panic’ es un argumento legal que se ha esgrimido en EEUU en numerosas ocasiones. Considerado como una mezcla de enajenación mental y reacción comprensible, ese grosero concepto ha ayudado enormemente en la defensa de unos cuantos asesinos de homosexuales. Seamos optimistas y pensemos que no será ése el camino que tomen los abogados de Daniel Sancho. Cuando escribo esto, tal maniobra legal repugnante no ha ocurrido, pero cuando usted lea este texto bien podríamos haberlo escuchado ya. Los tiempos de esta historia son tan acelerados que dan auténtico vértigo. También el tratamiento que está recibiendo Sancho en algunos medios, que no tienen ningún problema en anteponer su condición de español joven, guapo y exitoso (no siempre por este orden) antes que la de criminal. Es el momento de volver a recurrir a Wikipedia.
Quinta cita: El efecto halo consiste en inferir destrezas, capacidades o atributos de una persona o de una cierta circunstancia de manera favorable, basándose en una primera impresión. Traducción: ¿Cómo va a ser un asesino un chico como Daniel Sancho, tan joven, tan guapo y tan ‘hashtag #nofilter’? La respuesta es muy sencilla: lo es. En la historia del asesinato de Edwin Arrieta, lo que queremos que Daniel Sancho sea o signifique es absolutamente irrelevante. La víctima es Edwin. Descuartizado y en bolsas de plástico está el 99% de esta historia. El otro 1% está hecho de mentiras que nos contamos a nosotros mismos para no asumir que el mundo nunca es tan bonito como en Instagram.