martes, 31 de marzo de 2020

#hemeroteca #saludpublica #poblacionmigrante | Ordenan el desalojo del CIE de Barranco Seco por un «progresivo contagio» de coronavirus

Imagen: La Marea / Barranco Seco, Las Palmas de Gran Canaria
Ordenan el desalojo del CIE de Barranco Seco por un «progresivo contagio» de coronavirus.
El auto del Juzgado de Instrucción nº8 de Las Palmas de Gran Canaria recoge que las personas internas se encuentran en condiciones de "hacinamiento" que no garantizan el aislamiento de las personas con síntomas o que han dado positivo por coronavirus.
Alba Mareca | La Marea, 2020-03-31
https://www.lamarea.com/2020/03/31/ordenan-el-desalojo-del-cie-de-barranco-seco-por-un-progresivo-contagio-de-coronavirus/

La situación que viven los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE) no queda al margen de la crisis del coronavirus. Las plataformas que piden su cierre así lo han denunciado desde que comenzó el estado de alarma. El pasado viernes, el diario Canarias7 informaba de que dos hombres del CIE de Barranco Seco, en Las Palmas de Gran Canaria, habían dado positivo en la prueba de COVID-19. Este martes, el Juzgado de Instrucción nº8 de Las Palmas de Gran Canaria ha ordenado, mediante un auto al que ha tenido acceso ‘La Marea’, el desalojo de este centro.

En este documento, el juez Arcadio Díaz Tejera pide que «se proceda a remitir a los migrantes internos en el Centro de Internamiento de Extranjeros de Barranco Seco a aquellos centros de carácter social» conforme a la disponibilidad y ritmo que las autoridades administrativas consideren oportuno. «El ritmo de remisión debe ser el más ágil posible debido al progresivo contagio que se está produciendo en el centro por el hacinamiento en el que se encuentran los internos y por la inexistencia de las condiciones adecuadas para garantizar el debido aislamiento de los internos con síntomas o que han dado positivo por contagio del COVID-19″, continúa el auto. El juez insta a actuar con rapidez «por razones de salud pública y por razones de salud de los migrantes y los servidores públicos que están en Barranco Seco».

Esta orden se produce después de que el pasado domingo, el director operativo de la Policía Nacional, José Ángel González, negara en una rueda de prensa que exista hacinamiento en el CIE de Valencia. Lo hizo tras ser preguntado por un vídeo publicado la semana pasada en el medio de comunicación Cuartopoder, en el que varios internos denunciaban la falta de protección que están sufriendo durante esta emergencia sanitaria.

Consultados por ‘La Marea’, desde la plataforma CIEs No Madrid señalan que han denunciado la situación en la que se encuentran estas personas desde el primer momento: «Por el riesgo que tienen y también porque hay unas personas más vulnerables que otras dentro de los CIE». También la Asociación de Abogados Extranjeristas presentó una queja por las condiciones de los CIE en una situación como esta al Defensor del Pueblo, que instó al Gobierno a liberar los internos de este tipo de centros al ser imposible deportarlos por la crisis del coronavirus.

De desalojarse el CIE que se encuentra en Gran Canaria, se sumaría al de Barcelona, donde sus internos ya fueron puestos en libertad el pasado 19 de marzo. Desde 'CIEs No Madrid' explican a este medio que en el de Madrid quedan nueve personas que se prevé que sean liberadas pronto y en el de Murcia quedan 60 personas. «No se puede tener a gente en condiciones de falta de higiene y hacinamiento», insisten desde esta plataforma, denunciando también la falta de alternativas de algunos internos que son puestos en libertad. En muchos casos, por no encontrarse en la ciudad en la que viven sus familias y no tener dinero para comprar billetes de transporte, se ven obligados a permanecer en la calle hasta encontrar una solución, según explican, algo que dificulta su confinamiento conforme a las directrices del Gobierno.

#libros #saludpublica | Sopa de Wuhan: pensamiento contemporáneo en tiempos de pandemia

Sopa de Wuhan: pensamiento contemporáneo en tiempos de pandemia / Pablo Amadeo (ed.) ; Giorgio Agamben [et al.].
La Plata [Argentina] : ASPO, 2020 [03-31].
188 p.

/ ES / ENS
/ Crisis sociales / Enfermedades infecciosas / Filosofía / Salud pública

Autorxs: Giorgio Agamben, Slavoj Zizek, Jean Luc Nancy, Franco “Bifo” Berardi, Santiago López Petit, Judith Butler, Alain Badiou, David Harvey, Byung-Chul Han, Raúl Zibechi, María Galindo, Markus Gabriel, Gustavo Yañez González, Patricia Manrique y Paul B. Preciado.

TEXTO COMPLETO | ASPO
https://drive.google.com/file/d/1tShaH2j5A_9n9cWl6mhxtaHiGsJSBo5k/view?fbclid=IwAR2yyZXK3w5riZKujJpkfIAicceOCQnHQKtlnQkuDzHW3aUja8CYenWI_lg

‘Sopa de Wuhan’ es una compilación de pensamiento contemporáneo en torno al COVID 19 y las realidades que se despliegan a lo largo del globo. Reúne la producción filosófica (en clave ensayística, periodística, literaria, etc.) que se publicó a lo largo de un mes –entre el 26 de febrero y el 28 de marzo de 2020–. La antología presenta a pensadores y pensadoras de Alemania, Italia, Francia, España, EEUU, Corea del Sur, Eslovenia, Bolivia, Uruguay y Chile. ‘Sopa...’ junta en un volumen lo que ya es público y está al alcance de un click. Tan solo propone un “orden” de lectura, acerca algunos datos biográficos sobre les autorxs e intenta poner en una línea de tiempo una serie de debates. Busca reflejar las polémicas recientes en torno a los escenarios que se abren con la pandemia del Coronavirus, las miradas sobre el presente y las hipótesis sobre el futuro.

ASPO (Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio) es una iniciativa editorial que se propone perdurar mientras se viva en cuarentena, es un punto de fuga creativo ante la infodemia, la paranoia y la distancia lasciva autoimpuesta como política de resguardo ante un peligro invisible.

#hemeroteca #feminismo #transfobia | El feminismo que odia a las mujeres

Imagen: Google Imágenes / Chrysallis
El feminismo que odia a las mujeres.
Si echamos la mirada atrás, nos daremos cuenta de que el repudio del Partido Feminista hacia las mujeres trans no es nada nuevo.
Alaine Álvarez Fernández | El Salto, 2020-03-31
https://www.elsaltodiario.com/transfobia/feminismo-que-odia-mujeres-transsexualidad-transfobia

¿Os habéis dado cuenta de que todavía cuando mencionamos a las personas trans es siempre en relación a sus derechos? Las mujeres trans son mujeres que no se sienten conformes con el género que le asignaron al nacer, ya que este está en nuestra cabeza y poco tiene que ver con los genitales, en resumidas cuentas: la sociedad asumió que eran chicos. Nadie se identifica con un género, sino que se “es”, se “nace siendo”, y es imposible de cambiar. Ante esto tienes dos opciones: vivir una infancia reprimida o, en el mejor de los casos, irás a un médico que en la mayoría de ocasiones (bendita la excepción) te dirá las operaciones que debes hacerte y las pastillas que debes tomar para cambiar tu cuerpo si quieres ser “una mujer normal”. Actualmente, hay una vertiente del feminismo conocida como TERF (Trans-Exclusive Radical Feminism) cuya finalidad es excluir a las mujeres trans de la lucha feminista, ya que aseguran que “son hombres disfrazados de mujeres que pretenden ocupar sus espacios”.

Si echamos la mirada atrás, nos daremos cuenta de que el repudio del Partido Feminista hacia las mujeres trans no es nada nuevo. Todos los grupos que sufren discriminación están formados a su vez por grupos minoritarios, y cuando consiguen que su lucha sea escuchada, cuando consiguen un espacio en la sociedad, cuando entran en la norma, piensan que aquellos subcolectivos les estorban, y, por tanto, es hora de echarlos, de evitar que “se relacione con nosotros”, porque ahora nosotros tenemos privilegios. Es algo que sucedió con el colectivo gay no hace mucho, cuando comenzó a disfrutar de sus espacios y a encajar como un colectivo más en la sociedad opresora. Una vez más, esta disonancia surge porque la gente no conoce al colectivo trans, no lo entiende; sin embargo, aunque estén en contra, todo el mundo conoce el feminismo, todo el mundo conoce la homosexualidad, por ello, es más fácil “echar a las transexuales porque se puede confundir nuestro mensaje y nos supone más esfuerzo avanzar en la consecución de derechos”. En una palabra, estorbamos.

El colectivo trans es muy frágil, creemos que no, pero desgraciadamente le hace falta mucho empoderamiento, porque está formado por una gran minoría de la sociedad, la cual vive, en su mayoría, intentando encajar en la norma, por lo que cuando lo consiguen, dejan de luchar, generando falta de cohesión grupal. Hermanas trans, estamos dispersadas.

Se está mostrando que el colectivo trans ahora más que nunca está autoaceptándose. Yo digo que es mentira, cuanto más reconocimiento obtenemos y más avanza la ciencia más se les enseña a los niños trans desde pequeños que encajen en el modelo binario, en un intento de “normalización”, cuando antes las mujeres trans pisaban las calles con un estilo estrafalario y debido a la falta de recursos sobresaltaban sus cuerpos. Solo les quedaba ser auténticas.

La normalización no es un proceso negativo. Sin embargo, el enfoque debería ir encaminado a la autoaceptación, reivindicación de lo diferente y no como medio para encajar en la norma. Y precisamente, la transexualidad rompe la norma en todos los sentidos, rompe todos los modelos sociales que hay, y eso incomoda porque hace que todo tenga que ser tachado, desmitificado, reevaluado y readaptado, desde el machismo hasta el feminismo, incluyendo roles de género, hasta el género en sí mismo, sin olvidarnos de los cuerpos. Supone decir que el mundo como lo hemos concebido es una mentira, pasando por todos los ámbitos de conocimiento; la psicología, la medicina y la biología son formas de entender y etiquetar la realidad y, por tanto, han sido tránsfobas, y lo son. Si encajamos en la norma, ya no somos trans. Las personas como yo pretendemos introducirnos y, con ello, dejar de ser nosotros, desde que intentamos entrar en el molde, lo cual sucede continuamente.

Un profesor de historia me dijo una vez que las mayores guerras no se generan por dinero, sino por creencias, y es así. Lo más rígido e inamovible que puede tener una persona son sus creencias, y las creencias parten de lo establecido, de eso que nos llevan enseñando desde que nacemos... Y las trans rompemos esas creencias. Por ello, la sociedad recurre a la biología en busca de un argumento de apoyo que nos sirva para entender que hay algo malo en este colectivo, nada más lejos de la realidad.

Hagas lo que hagas está mal, da igual que encajes o sobresalgas. El rechazo no atiende a la razón, sino al puño y, menos aún, el miedo a lo diferente. La sociedad nos ha intentado moldear asumiendo que teníamos un problema que debía ser tratado, y no hay nada peor que decirle a un niño desde los cinco años que tiene que someterse a una serie de cirugías porque es un bicho raro.

Actualmente, las feministas que pretenden abolir el género, romper con la existencia de los géneros, nos culpan a las personas trans de intentar perpetuar el género, cuando precisamente son ellas las que nos han obligado a encajar en uno, ya que nosotros llevamos rompiendo el binarismo de género cisnormativo establecido desde que existen las personas trans, es decir, desde que existe la humanidad.

Cuando asistí al 8M, iba con una pancarta que ponía “El Feminismo será trans-inclusivo o no será”. Debo admitir que iba con algo de miedo, ya que soportar el rechazo por parte de los hombres (asumir que aquel que te atrae te rechaza, te hace daño, te discrimina, o se avergüenza de ti -¿debido a su frágil masculinidad?- es algo a lo que estoy acostumbrada) lo he vivido y lo viviré hasta que me muera, pero sentir el propio rechazo de las mujeres son palabras mayores. Y llega un punto en el que te cansas, te cansas de sentir inseguridad en un espacio y que de repente todo se vuelva gris, de sentir impotencia y resquemor de que en todos los espacios siempre haya alguien que te rechace, de no poder bajar la guardia, y confiar, y que te acaben rechazando los rechazados y oprimiendo los oprimidos. Es una sensación de agotamiento y evitación mezclada con rabia, que vives cada día, pero solo te queda seguir luchando y sacar positivismo, pensando en todo lo bueno que tienes y lo que puedes cambiar. “Eso es, todo sucede por algo, y he venido a cambiar el mundo, aunque sea un poco”, me digo a mí misma cuando siento que nadie me entiende.

He sido conocedora de que las TERFs asistieron a la manifestación feminista de forma violenta y generando conflictos en el inicio de la marcha. Sin embargo, yo estuve en el bloque mixto, aquel en el que pueden estar hombres y mujeres diversos, y solo puedo decir que me sentí arropada por mis compañeras. Miles de pancartas a modo de sororidad con las personas trans iluminaban Madrid al caer la noche: “Yo te apoyo, hermana” o “Hermanas trans, gracias, sin vosotras no habría feminismo”. Me resultó de lo más bonito, ya que, ¿quién se iba a preocupar por un grupo de personas insignificante? Ellas. Todas con pasados diferentes, intentando labrarnos un mismo futuro, y haciendo que, cada día, este mundo sea menos de hombres y más de todos. Por último, citar una frase, “no existe nada imposible para una mujer, solo le toma tiempo conseguirlo”, y yo soy una mujer, una mujer trans.

Gracias a El Salto Extremadura y a Fundación Triángulo de Extremadura por darme voz.

#hemeroteca #saludpublica #politica | El Topo, el polideportivo de Altza y los nuevos puentes se paran en seco

Imagen: Noticias de Gipuzkoa / Obras del topo en Donostia
El Topo, el polideportivo de Altza y los nuevos puentes se paran en seco.
El decreto que prohíbe las obras de construcción afecta a la colocación de la barandilla de la concha, las reparaciones de las calles y el asfaltado que iba a comenzar en algunos puntos de la ciudad.
Carolina Alonso | Noticias de Gipuzkoa, 2020-03-31
https://www.noticiasdegipuzkoa.eus/gipuzkoa/donostia/2020/03/31/topo-polideportivo-altza-nuevos-puentes/1022016.html

La obra de construcción del Topo bajo el centro de Donostia, dependiente del departamento de Transportes del Gobierno Vasco, así como las distintas actuaciones de calado encargadas por el Ayuntamiento de Donostia, como el polideportivo de Altza o los puentes de Espartxo y Astiñene, tuvieron que echar ayer el freno en seco, a consecuencia del decreto que obliga al cese de toda la actividad no esencial a causa del coronavirus, lo que incluye las obras de construcción.

En el caso de Donostia, la circunstancia coincide con un momento de especial intensidad de obras, muchas de ellas de elevada cuantía económica y afección a la población. El Departamento de Transportes del Gobierno Vasco preparaba ayer la paralización de los trabajos del Topo bajo el centro de Donostia, aunque no podía ser inmediata, ya que antes de clausurar los tajos era necesario garantizar las adaptaciones de los sistemas de vigilancia para lo ya construido de modo que los contratistas pudiesen dejar cerradas las áreas en obras en condiciones de seguridad. Una vez finalizadas estas tareas de urgencia, que se esperaba que terminasen ayer, todas las actividades relacionadas con la pasante de Topo cesarán, por lo que se calcula que hoy ya no habrá operarios en esta actuación.

La paralización de todas las obras afecta especialmente a las encargadas por el Consistorio. La concejala de Proyectos Urbanos, Marisol Garmendia, informó ayer de la orden dada a todas las empresas y contratas para que paralizasen las actuaciones que estaban en plena ejecución. "Nos referimos, por ejemplo, a las obras de renovación del primer tramo de la barandilla de La Concha en el tramo más cercano al túnel de El Antiguo, la demolición y desvío del bidegorri en esa zona o la renovación de aceras en Sancho el Sabio, que había iniciado la obra en la segunda manzana", señaló Garmendia.

Otras actuaciones que han quedado paradas son, según el listado que recordó, la de construcción del polideportivo de Altza, así como las de los dos nuevos puentes: el de Espartxo (Txomin) y el de Astiñene (entre Loiola y Egia). Otras actuaciones que también estarán sometidas a la suspensión derivada de la situación de pandemia son las de los remates de las obras de Anoeta así como las de los trabajos previos a la demolición del viaducto de Iztueta, "que pararán hasta que la situación se normalice".

"Muchas de estas obras habían imprimido una mayor velocidad al trabajar las empresas de forma más cómoda debido a la ausencia de viandantes y peatones, pero ahora deben paralizar su desarrollo", explicó Garmendia, que añadió que también han quedado en suspenso las intervenciones diarias en las calzadas que desarrolla la empresa Hobetu. "Son actuaciones puntuales y cotidianas de parcheo de losas, renovaciones de aceras o, como venían desarrollando desde hace unos días, la renovación de la cuneta en el Paseo de Bizkaia", dijo la corporativa socialista, que señaló que ayer mismo iban a comenzar una serie de asfaltados para aprovechar el descenso de actividad, que quedarán para más adelante, así como las labores previstas por el departamento de Parques y Jardines.

#hemeroteca #trans | Visibilidad trans, asignatura pendiente

Imagen: El Salto / Sylvia Rivera y Marsha P. Johnson
Visibilidad trans, asignatura pendiente.
Marsha P. Johnson, Sylvia Rivera, Miryam Amaya, la Veneno, Carmen de Mairena, Carla Antonelli, Martín Berenguer, Uge Sangil... Por mucho que se burlaran de ellas e intentaran quitarles su dignidad, estas mujeres trans y muchas otras siguieron abriendo camino para las que vinimos después.
Marcos Ventura · Coordinadora del grupo trans de FELGTB | El Salto, 2020-03-31
https://www.elsaltodiario.com/opinion/visibilidad-trans-asignatura-pendiente

Las personas somos seres sociales. Ningún ser humano vive en el vacío, vivimos en sociedades más o menos complejas, que determinan nuestras posibilidades de desarrollo individual y colectivo. El feminismo ha sido uno de los desarrollos teóricos que más han servido para la emancipación de las personas discriminadas, y de ellas hemos aprendido mucho. Un ejemplo de ello es que todo aquello que no se nombra, no existe. Esto último es tan cierto, como que muchas personas trans tardan años en entender su identidad, porque se les ha privado de la posibilidad de conocer y entender la diversidad de las identidades humanas, su propia realidad.

Cuando nuestros cuerpos e identidades no encajan con lo que la sociedad espera de nosotras, nos encontramos ante un territorio hostil, donde la violencia —tanto material como simbólica— campa a sus anchas, y nos genera a las personas trans serias consecuencias de salud física y mental. A lo largo de la historia, han sido innumerables las personas trans que han dado un paso adelante y han luchado contra normas sociales, religiosas, políticas, culturales y hasta médicas que nos invisibilizan, patologizan y discriminan por ser diferentes a la normatividad cisexista.

El término referente hace mención a todas aquellas personas con proyección pública en las que nos vemos reflejades, aquellas personas que sentimos que son como nosotres, y de las que pensamos, “si ellas han podido llegar hasta allí, yo también puedo”. Todas las personas tenemos referentes, ya sea familiares o personalidades públicas, que tomamos como ejemplo de conducta, porque nos sentimos afines y porque admiramos a esas personas.

La comunidad trans también merece tener referentes en los que verse reflejada para que las nuevas generaciones de personas trans entiendan que su identidad no es menos válida, que no están solas en el mundo y que pueden aspirar a lo que deseen. Esas personas trans jóvenes que hoy, a causa de la crisis sanitaria que estamos viviendo, están confinadas en sus casas, si han tenido suerte, estarán compartiendo cuarentena con una familia que les quiere, pero si no la han tenido, estarán sufriendo la negación de su identidad y su dignidad humana a manos de quien se supone debe velar por su bienestar. Este artículo pretende ser, tanto un ejercicio de visibilidad y homenaje a esos personajes públicos que son referentes trans por derecho propio, como una muestra de apoyo a esos jóvenes trans, a quienes les decimos algo y claro que todo mejora.

Ese año en el que, desde la Federación Estatal de Lesbianas, Trans y Bisexuales (FELGTB) estamos reivindicando el papel de las mujeres LBT, queremos recordar a nuestras referentes históricas, especialmente, aquellas mujeres trans que tanto consiguieron por el colectivo LGBTI. Ha habido gente trans haciendo historia por y para nosotras, muchas que ya no están: Marsha P. Johnson y Sylvia Rivera en Stonewall, Miryam Amaya en la manifestación del 77 en Barcelona, o Cristina, la Veneno, y Carmen de Mairena, a la que acabamos de perder. Por mucho que se burlaran de ellas e intentaran quitarles su dignidad, ellas siguieron abriendo camino para las que vinimos después.

Es necesario recordar a quien ha hecho del activismo su forma de vida, y nos ha abierto puertas en política, pero también en la vida asociativa. Carla Antonelli, primera diputada trans; Martín Berenguer, la cabeza pensante detrás de las leyes que nos han dado nuestros derechos; Uge Sangil, primera presidenta trans de FELGTB y tantas otras, que es imposible mencionarlas a todas, Joana Cabrera, Joss Pérez, Guillem Montoro...

A quienes nos visibilizan en los medios de comunicación de masas: actores y actrices como Laverne Cox, Lara Martorell, Abril Zamora, Daniela Vega, Josiah Garcia, Indya Moore. A quienes nos permiten pensarnos mejor desde la academia: Paul B. Preciado, Susan Stryker, Julia Serrano, Jack Halberstam, Miquel Missé y también desde la ficción: Darío Gael Gómez, Alana Portero o Roberta Marrero.

Y a quienes rompen barreras allá donde van: Marina Sáenz, primera catedrática trans de España; Alba Palacios y Omaira Perdomo en el mundo del deporte; Juani Bermejo, investigadora en computación cuántica; artistas de la talla de Alicia Ramos, Elsa Ruiz, Dani Curbelo...

Todas esas personas forman parte de esa comunidad trans visible y pujante que lucha por hacerse un hueco en un mundo desfavorable a ellas. Todas ellas forman parte de nuestra historia como comunidad, y a todas ellas les debemos no solo parte de lo que somos, sino también su parte merecida en este orgullo que sentimos por ser trans y por poder visibilizarlo (y visibilizarlas) en un día como hoy.

lunes, 30 de marzo de 2020

#hemeroteca #saludpublica #vih | Los genes de la víctima

Imagen: Google Imágenes / Adam Castillejo
Los genes de la víctima.
Javier Sampedro | El País, 2020-03-30
https://elpais.com/ciencia/2020-03-30/los-genes-de-la-victima.html

El coronavirus también es susceptible a este enfoque. El receptor celular es otro (ACE2 en vez de CCR5), pero el nuevo virus tiene la misma necesidad que el antiguo de reconocerlo para que le abra, de forma traidora y candorosa, la puerta de las células humanas. Algunos de los nodos de la genómica mundial, entre ellos el Instituto Broad del MIT, la Facultad de Medicina del Mount Sinaí, la célebre firma islandesa deCODE Genetics, Goeroge Church de Harvard y la Universidad de Siena han pedido ya voluntarios en medio planeta para investigar si las variaciones congénitas de ese traidor están relacionadas con la distinta respuesta de cada persona al coronavirus. Quizá haya ahí una estrategia terapéutica como la que ha curado a Adam Castillejo.

Un antiguo jefe me escribía el otro día: “Me empieza a cabrear tanta insistencia en que los viejos somos los que nos morimos. ¡Ya lo sabemos, leche!”. Tanto él como su pareja han cruzado la línea roja de los 75, y leen las noticias desde un ángulo compresiblemente distinto del que usa un jovenzano, que en algún rincón inconfesable de su mente se sentirá aliviado por no estar en la edad de riesgo. En la misma línea argumental, no podemos evitar que la muerte de personas jóvenes y sanas, por pocas que sean, nos produzca un choque emocional mayor que las víctimas más comunes del coronavirus.

Hemos conocido algunos casos en estos días. Un bebé en Wuhan, otro en Chicago, un chico de Lisboa, cuatro sanitarios en España incluida una médica de 28 años. Son muertes improbables según las estadísticas, lo que no las hace menos dolorosas que las probables, y algunas pueden estar relacionadas con patologías previas. Los números nos siguen indicando que los fallecidos tienen una media de edad de 69 años, y los infectados graves que sobreviven la tienen de 52. Los casos de personas jóvenes son estadísticamente marginales, por cruel que resulte decirlo. Hay un sentido, sin embargo, en que estos raros casos pueden estimular la investigación sobre el virus.

En un inesperado giro de guion, vamos a dedicar un párrafo a otro virus. Hace tres semanas, el cocinero Adam Castillejo reveló en ‘The New York Times’ que él era el “paciente de Londres”, ya un clásico de la literatura científica. Es una de las dos personas del planeta que se ha curado del sida mediante un trasplante de médula. No lo recibió por el sida, sino porque tenía una leucemia mortal. Pero su caso, junto al de Timothy Ray Brown, el “paciente de Berlín”, indican que la clave está en las personas concretas que donaron su médula. Un pequeño porcentaje de la población nace con una mutación del receptor celular que normalmente abre la puerta al virus que ha perdido la llave de la puerta. El experimento más escandaloso de los últimos años consistió justo en inactivar ese gen en dos niñas chinas para protegerlas del VIH.

El coronavirus también es susceptible a este enfoque. El receptor celular es otro (ACE2 en vez de CCR5), pero el nuevo virus tiene la misma necesidad que el antiguo de reconocerlo para que le abra, de forma traidora y candorosa, la puerta de las células humanas. Algunos de los nodos de la genómica mundial, entre ellos el Instituto Broad del MIT, la Facultad de Medicina del Mount Sinaí, la célebre firma islandesa deCODE Genetics, Goeroge Church de Harvard y la Universidad de Siena han pedido ya voluntarios en medio planeta para investigar si las variaciones congénitas de ese traidor están relacionadas con la distinta respuesta de cada persona al coronavirus. Quizá haya ahí una estrategia terapéutica como la que ha curado a Adam Castillejo.

#hemeroteca #saludpublica #educacion | Las universidades dan casi por perdidas las clases presenciales y buscan soluciones para cerrar el curso

Imagen: El Diario / Campus de la Universidad Complutense de Madrid
Las universidades dan casi por perdidas las clases presenciales y buscan soluciones para cerrar el curso.
Los rectores acuerdan con el Ministerio explorar vías para resolver cuestiones como la evaluación, las prácticas curriculares externas o el calendario si se confirma que no se retorna este curso a las aulas.
Daniel Sánchez Caballero | El Diario, 2020-03-30
https://www.eldiario.es/sociedad/Ministerio-Universidades-practicamente-presenciales-aprobaran_0_1011399794.html

Las universidades dan prácticamente por perdidas las clases presenciales este curso. Tras una reunión con el Ministerio de Universidades, los campus quieren empezar a plantear escenarios ante "el muy probable desarrollo de la actividad docente en la modalidad NO (sic) presencial hasta final de curso", según se lee en la nota informativa que ha enviado el presidente de la Conferencia de Rectores de Universidades Españolas (CRUE) a los rectores.

"Creo que sí", responde el presidente de la CRUE, José Carlos Gómez Villamandos, cuando se le pregunta si consideran que será imposible retomar las clases presenciales. Ante esta situación, CRUE y Ministerios han pactado líneas de actuación, aunque insiste Gómez Villamandos en que lo de este lunes "no es un acuerdo como tal, ha sido una conversación para empezar a caminar. Esperamos tener cosas concretas después de Semana Santa".

Una portavoz del Ministerio explica que lo de este lunes no pasa de reunión informativa o de intenciones, recuerda que las medidas de las que se habla pueden no ser aprobadas y se remite a las decisiones que se tomen en la Conferencia General de Política Universitaria que tendrá lugar este próximo jueves y en el Consejo de Ministros.

Mientras, las universidades tratan de anticipar escenarios. Gómez Villamandos explica que la intención de los rectores es ofrecer a los estudiantes una solución respecto a cómo se evualarán las asignaturas, uno de los asuntos que más les preocupan, a finales de abril.

Mientras llegan las decisiones definitivas, hay propuestas. Una de las más concretas es que la CRUE quiere considerar superadas las prácticas curriculares externas cuando se hayan realizado al menos en un 50%.

Además, los responsables universitarios se emplazan a establecer "un marco de actuación común para todo el sistema universitario; establecer el nivel mínimo a alcanzar para la verificación de los contenidos adquiridos por el estudiantado; analizar la ampliación del curso académico para la defensa de los trabajos de final de grado o máster; y analizar posibles mecanismos de evaluación online".

"No va a ser de un día para otro"
Certezas en esta situación hay pocas, y quizá en el mundo educativo todavía menos. Pero la CRUE analiza la situación, mira cómo están en países que van por delante de España (en el tiempo) en la expansión y gestión de la pandemia, como China o Italia, que aún no han retomado las clases, y empieza a llegar a la conclusión de que va a ser difícil que los estudiantes vuelvan a las aulas este curso.

"El estado de alarma va a durar hasta después de Semana Santa y quizá se prolongue. Además, una vez que se quite, la vuelta a la normalidad no va a ser de un día para otro. Congregamos a mucha gente en espacios cerrados, habrá un periodo de transición", explica Gómez Villamandos, rector de la Universidad de Córdoba además de presidente de la CRUE. "Las clases acaban a finales de mayo... Trabajamos con ese escenario" de dar por perdido el curso académico presencial.

Y empiezan a buscar soluciones. La primera de las medidas que se quiere implementar es buscar un "marco de actuación común" para que todas las universidades puedan tomar las "medidas adecuadas para el objetivo marcado". Este "objetivo marcado" es que "ningún estudiante vea interrumpido su desarrollo académico por el COVID-19", según se lee en la misma nota y según repiten todos los responsables educativos cada vez que tienen la oportunidad. Quizá se retrase, quizá se pierda algún mes, quizá uno se gradúe en septiembre. Pero será en el curso 2019-20, según los rectores.

La segunda línea pasa por establecer "el nivel mínimo a alcanzar en los diversos cursos y asignaturas para la verificación de los conocimientos adquiridos por el estudiantado". En este punto, la CRUE especifica que tendrá en cuenta que "las competencias generales y específicas no alcanzadas puedan obtenerse, de ser preciso, en cursos posteriores".

Se superarán las prácticas que estén por encima del 50%
Las universidades quieren dar por superadas las prácticas curriculares externas cuando estas se hayan realizado, al menos, en un 50%. Las prácticas curriculares externas son aquellas que tienen que realizar algunos estudiantes, según el grado en el que estén, en empresas o instituciones fuera de la universidad y superarlas es imprescindible para avanzar en el grado, sea pasar de curso o sea obtener el título.

El problema principal aquí está con los estudiantes de Ciencias de la Salud y Ciencias de la Educación, recuerda el presidente de la CRUE. "Los de Salud [futuros médicos, enfermeras, fisioterapeutas, etc.] porque no sabemos cuándo podrán volver [a los hospitales, porque sus prácticas se paralizaron]. Los de Educación [maestros y estudiantes del máster de profesorado para Secundaria] porque cerraron colegios e institutos", explica.

De esta manera, si la propuesta sale adelante, a los que hayan cursado ya el 50% de su práctica ("muchos están ya por el 70%, explica el rector) se les dará por superada la práctica, que podrán completar con cursos o trabajos prácticos online. La CRUE también ha pedido que se permita a los estudiantes en prácticas ayudar a los profesores con la docencia online.

Otro de los asuntos que quedan por resolver son las evaluaciones. CRUE y Ministerio de Universidades se emplazan a "analizar posibles mecanismos de evaluación online", y cita específicamente la evaluación continua.

"Tenemos que estar preparados por si se da el caso de que no podamos hacer exámenes presenciales", explica el rector de la Universidad de Córdoba. "No puede ser que ahora estemos entrando en procesos de evaluación continua, que estemos entrando en esos procesos pidiendo trabajos a los estudiantes, y que después de ese trabajo ingente haya un examen presencial como tal. Tenemos que regular muy bien las cargas de trabajo de profesorado y estudiantes", reflexiona. "Lo importante sobre todo es que el estudiante sepa cómo se va a examinar –y eso dependerá mucho de cada profesor y asignatura– lo antes posible", insiste.

#hemeroteca #salupublica | El rey de Tailandia hace cuarentena en Alemania con su harén de 20 mujeres

Imagen: El País / Maha Vajiralongkorn
El rey de Tailandia hace cuarentena en Alemania con su harén de 20 mujeres.
El monarca, muy criticado por su ausencia desde hace meses, ha reservado todo un hotel en el sur del país.
Jaime Santirso | El País, 2020-03-30
https://elpais.com/gente/2020-03-30/el-rey-de-tailandia-hace-cuarentena-en-alemania-con-su-haren-de-20-mujeres.html

A Maha Vajiralongkorn se le da mucho mejor vivir como un rey que actuar como tal. Al fin y al cabo, ha dedicado su vida a prepararse para los placeres más que al gobierno. En los últimos días ha salido a la luz que, ante la amenaza del coronavirus, el monarca tailandés ha optado por aislarse del mundo reservando un hotel entero en el sur de Alemania para uso y disfrute de él y su corte, que incluye una veintena de concubinas.

Esta noticia se hizo pública poco después de que una campaña digital contra su figura se volviera viral en las redes sociales del país. En las primeras 24 horas más de 1,2 millones de personas criticaron su gestión, empleando la etiqueta “Mi ksatriy wi thami?”, traducido como “¿Para qué queremos un rey?”. La conversación pronto se convirtió en uno de los temas más populares, a pesar de que la Corona –institución clave en la arquitectura política de Tailandia– está protegida por una ley de lesa majestad que castiga con cuantiosas multas y hasta 35 años de cárcel cualquier comentario negativo vertido en público.

El rey Vajiralongkorn, cuyo apelativo dinástico es Rama X, concluyó su coronación en diciembre del año pasado, pero ya ha dilapidado la credibilidad acumulada durante las seis décadas de reinado de su progenitor, el rey Bhumibol, quien siempre contó con la veneración de la mayoría de sus súbditos. “No eres un rey, solamente tuviste la fortuna de ser hijo de un rey”, sentenciaba un usuario en Twitter.

Una de las críticas más reiteradas entonces hacía referencia a las largas estancias del rey en el extranjero, en particular en un momento tan complicado como el actual. A diferencia de su predecesor, quien no abandonó el reino en sus últimos 24 años de vida, Vajiralongkorn pasa la mayor parte de su tiempo en su mansión en Baviera, al borde del Lago de Starnberg. La información publicada por el tabloide alemán Bild aseguraba que el monarca no ha aparecido en público en su país desde febrero y que, además, no habría pisado suelo patrio desde entonces. Tailandia es el segundo país más afectado por la pandemia del Sudeste Asiático, con 1.524 casos y 7 víctimas mortales. El gobierno liderado por el general Prayuth Chan-ocha decretó la semana pasada la emergencia nacional, una medida que incluye el bloqueo de la mayor parte del territorio y la entrada de cualquier extranjero no residente.

El rey, mientras tanto, reposa en el Grand Hotel Sonnenbichl, cerca de la frontera con Austria, con permiso de las autoridades locales. No se sabe si Suthida, la reina consorte, le acompaña. Asimismo, hasta 119 cortesanos habrían sido enviados de regreso a su país de origen tras dar positivo en la prueba de la Covid-19.

El hotel, construido en 1980 y renovado por última vez en 2010, es un clásico resort de invierno alemán. Las fotografías muestran un gran edificio amarillo de tejas naranjas, con campo de golf, balneario, piscinas y amplios salones con una decoración que haría rechinar los dientes a Wes Anderson; todo ello a los pies de una cadena montañosa. El complejo cuenta con 99 habitaciones repartidas en 5 plantas. Las ordinarias cuestan 85 euros por noche, mientras que en condiciones normales las suites están disponibles a partir de 368: un alojamiento modesto para un semidiós acostumbrado a vestir de oro.

El dinero no es un problema para Vajiralongkorn: por algo es el monarca más rico del mundo. Precisamente, una de sus primeras decisiones tras acceder al trono fue poner bajo su control personal la Oficina de Propiedad Real, una institución que gestiona las multimillonarias inversiones de la casa real y sus vastas posesiones a lo largo y ancho del país. Por si esto no fuera suficiente, en julio del año pasado el Gobierno le descargó de la molestia de pagar impuestos por sus terrenos, ahondando así la separación entre la vida y la labor de un rey.

domingo, 29 de marzo de 2020

#hemeroteca #saludpublica #crisissociales La tormenta perfecta de autoritarismo

Ilustración de Martín Elfman
La tormenta perfecta de autoritarismo.
La crisis sanitaria amplía el poder policial en nuestras instituciones y normaliza el acoso social. Tenemos una patrulla ciudadana tras cada visillo. La España de los balcones es el país de los chivatos de terraza.
César Rendueles | El País, 2020-03-29
https://elpais.com/elpais/2020/03/27/opinion/1585301613_468266.html

‘Marea roja’ es una película de 1995 cuyo argumento gira en torno al conflicto que estalla en un submarino atómico norteamericano entre el capitán de la nave y el segundo de a bordo, en el contexto de una crisis internacional que amenaza con desencadenar una guerra nuclear. Al poco de empezar la misión se produce un incendio en el submarino. Mientras los equipos de emergencia tratan de sofocar el fuego, el capitán pide al resto de la tripulación que realice unos ejercicios de combate. Su ayudante se desespera hasta el límite de la insubordinación ante lo que le parece una irresponsabilidad en una situación crítica. Cuando todo acaba, el capitán le explica que ese era el momento idóneo para hacer unas maniobras, lo más parecido que cabía imaginar a las condiciones de estrés y caos que se dan en una batalla real.

La respuesta al incendio del coronavirus está siendo no solo una movilización general de todos los recursos sanitarios públicos, sino también de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado e incluso el Ejército, con atribuciones sin precedentes en la historia de nuestra democracia. Seguramente son medidas inevitables, pero plantean desafíos evidentes por lo que toca a la salvaguarda de las libertades ciudadanas y al mantenimiento de los límites legales del uso de la fuerza por parte del Estado. Hay gente a la que la preocupación por un problema como ese, mientras miles de muertos se amontonan en las morgues, le resulta irresponsable y frívola. El deterioro de la democracia puede parecer un fenómeno transitorio y, sobre todo, un precio a pagar razonable en el contexto de una catástrofe sin parangón. En mi opinión, las cosas son justo al contrario. La fortaleza del Estado de derecho se demuestra en los momentos de crisis. Pensar que los derechos civiles son para cuando nos los podemos permitir es sencillamente no creer en los derechos civiles. Si en algún momento necesitamos que funcionen los mecanismos de control de las fuerzas de seguridad es cuando les otorgamos poderes extraordinarios. Y con frecuencia las pérdidas en libertades no son transitorias, sino que dejan secuelas en las instituciones y la cultura política de un país. De hecho, España sufre un déficit histórico, heredado del franquismo, en lo que respecta a la supervisión ciudadana del monopolio de la fuerza por parte del Estado. Se trata de un problema que se acentuó en el contexto de la lucha antiterrorista, cuando cualquier duda sobre las actuaciones judiciales o policiales era interpretada como un signo de deslealtad o complicidad con la violencia.

¿De verdad es razonable que la policía haya impuesto 150.000 sanciones relacionadas con el coronavirus en 12 días (el triple que en Italia en un mes)? Además, hay indicios razonables de que la vigilancia policial del confinamiento está deparando, como mínimo, algunos abusos de poder no meramente anecdóticos. En las redes sociales proliferan los vídeos y testimonios que documentan los excesos policiales y, sobre todo, un repertorio asombroso de arbitrariedades. Hace unos días, el administrador de una cuenta de Facebook que reúne a una gran cantidad de policías (tiene más de 130.000 seguidores), lanzaba un mensaje de alarma que resume bastante bien el problema: “Os pido calma y mano izquierda, compañeros. (...) Esto se ha convertido en una cacería absurda, en un descontrol de macarrismo uniformado. Somos policías”. Es comprensible que los agentes estén abrumados por una tarea gigantesca y que en ocasiones la tensión o el cansancio les lleven a cometer errores. Tampoco estoy sugiriendo de ningún modo que sea una pauta generalizada. El problema es el clima de impunidad que ampara esas conductas minoritarias.

Porque lo cierto es que muchas personas justifican e incluso jalean los abusos de poder. Esta especie de masoquismo ciudadano, de subordinación entusiasta, forma parte de un fenómeno más amplio de normalización del linchamiento social. Las personas que vigilan desde la ventana de su casa a sus vecinos y acosan a quienes salen a la calle por un motivo que no les parece apropiado se han convertido en el paisaje social de muchos barrios durante el confinamiento. Esta especie de comunitarismo represivo era bastante previsible, en realidad. A menudo, las catástrofes aumentan la cohesión, pero al precio de un incremento de la coacción social. El resultado es que ahora tenemos una patrulla ciudadana tras cada visillo. La España de los balcones era el país de los chivatos de terraza. Los medios de comunicación han señalado que muchas veces las víctimas del acoso balconero son, en realidad, personas que disfrutan de alguna excepción legal al confinamiento: niños con trastornos de la conducta, enfermos que necesitan caminar por prescripción médica o personas que salen de su domicilio para ayudar a familiares dependientes. Incluso ha llegado a surgir alguna iniciativa para que quienes tienen derecho a salir a la calle durante el confinamiento lleven una prenda distintiva que los vecinos al acecho puedan reconocer desde sus ventanas. Como si el problema fuera la puntería de los chivatos. Tal vez aún más estremecedora es su falta de empatía cuando aciertan, su incapacidad para preguntarse qué puede haber llevado a alguien a quebrantar el confinamiento arriesgándose a una multa y a los reproches de sus vecinos. Hay mucha gente imprudente e insolidaria, sin duda, pero hay también personas desesperadas, que viven muy solas y están asustadas, hacinadas en pisos diminutos o en situaciones familiares insostenibles, con problemas graves de ansiedad...

La resaca que dejará la ampliación del poder policial en nuestras instituciones combinada con la normalización del acoso social puede producir una tormenta perfecta de autoritarismo. En especial, porque se solapa sobre una tendencia aún no generalizada, pero sí creciente hacia la normalización de la democracia iliberal en nuestro país. Es un proceso que tiene hitos legales, como la Ley de Partidos y la ley mordaza, pero en el que también está desempeñando un papel destacado el Poder Judicial. La Audiencia Nacional parece haberse especializado en la persecución de supuestos delitos de opinión completamente triviales. Del mismo modo, en el contexto de la crisis catalana hemos asistido a una intensísima movilización judicial de dudosa compatibilidad con la separación de poderes. ¿Qué ocurrirá cuando se levante el confinamiento y la catástrofe económica que se avecina empiece a dar lugar a movilizaciones laborales o sociales? ¿Jueces y policías se dejarán arrastrar por la inercia represiva creada durante el estado de alarma? ¿Se seguirá apelando a la excepcionalidad de la situación y a la unidad frente a la catástrofe? ¿Continuarán las metáforas bélicas para exhortarnos a acatar las decisiones del Gobierno?

En muchos lugares del mundo la derecha radical se está imponiendo como una alternativa al derrumbe de la globalización neoliberal, ofreciendo una promesa de orden y retorno a los viejos buenos tiempos anteriores a la Gran Recesión. Las inmensas conmociones económicas que va a desencadenar la pandemia del coronavirus son un escenario perfecto para una extrema derecha capaz de conjugar un programa económico posneoliberal con una gestión inteligente del rencor social y el miedo colectivo. En realidad, un país en cuarentena se parece mucho a las distopías políticas de la nueva ultraderecha: el Ejército en la calle, llamamientos a la unidad nacional, limitación del poder autonómico, comunitarismo represivo y ruedas de prensa en ‘prime time’ a cargo de un general cuyos comunicados parecen un diálogo desechado de ‘La escopeta nacional’.

César Rendueles es profesor de Sociología en la Universidad Complutense de Madrid.

#hemeroteca #saludpublica #educacion | “Los profesores hemos modificado en 24 horas el sistema educativo del país”

Imagen: Google Imágenes / Un manifestación de la Marea Verde
“Los profesores hemos modificado en 24 horas el sistema educativo del país”.
Docentes de institutos madrileños aseguran que se enteraron del cierre de los centros por los medios de comunicación y tuvieron apenas un día para convertir un sistema de enseñanza presencial en uno a distancia. La administración pide evaluar al alumnado y aplaza la EBAU sin contemplar la situación personal de los estudiantes o su acceso a los medios para que su derecho a la enseñanza sea efectivo.
Patricia Reguero | El Salto, 2020-03-29
https://www.elsaltodiario.com/coronavirus/profesores-hemos-modificado-en-24-horas-sistema-educativo-pais-covid19

En el aula PMAR —las siglas de Programas de Mejora del Aprendizaje y del Rendimiento— de Cruz Díez, profesora de secundaria en un instituto público de Fuenlabrada, la mitad de los alumnos no acceden a sus clases virtuales. También fallan, aunque menos, algunos alumnos de sus otros grupos.

“Algunos no se conectan porque no tienen los medios y hay otros que necesitan el tirón de los profesores... Estos son los que más me preocupan porque a los que no tienen recursos y son alumnos motivados los podremos recuperar, pero hay chicos que necesitan tener al profe”, explica.

Además, le consta que entre sus alumnos hay algunos enfermos con coronavirus, y también algunos cuyos familiares han enfermado. “La gente que se está muriendo no son entes abstractos”, asegura esta profesora, que no entiende por qué la administración obliga al profesorado a actuar con normalidad: “Si esto fuera un incendio o un huracán se comprendería que no estuviésemos dando clase como si no pasara más, pero como es silencioso e invisible parece que tenemos que seguir como si no pasara nada”.

El pasado 9 de marzo, la Comunidad de Madrid decretó el cierre de guarderías, colegios y universidades en toda la región para evitar la propagación del coronavirus. La medida sería de aplicación a partir del miércoles 11 de marzo y tendría una duración de al menos 15 días. Al día siguiente, el profesorado de la Comunidad de Madrid acudió a sus centros de trabajo sin más información que la que habían dado los medios.

“Me enteré el lunes por la tarde como todo el mundo y el martes teníamos que organizarnos y además dar clase como un día normal, porque a primera hora no teníamos ninguna indicación”, dice Ramón Martínez. Este profesor de Lengua y Literatura trabaja en un instituto en Villanueva de La Cañada y recuerda el papel que le tocó hacer ese día: “Tú en clase eres el adulto que está ante 30 chavales, en mi caso era un 1º de la ESO, y tu obligación es dar la imagen de tranquilidad”.

Martínez cree que, pese a la premura, el profesorado reaccionó rápido y “de un día para otro cambiamos el sistema de enseñanza”. No se trata solo, aclara, de hacer lo mismo ante una webcam: hay que organizar las aulas virtuales, adaptar los materiales de una enseñanza presencial para que sean efectivos en un sistema a distancia, encontrar las herramientas para hacerlo y aprender a manejarlas... El reto ha sido grande y, según Martínez, “ha salido bien”.

La Comunidad de Madrid pone a disposición de alumnado y profesorado la plataforma Educamadrid. Cada alumno recibe al comienzo de su vida escolar un correo personal, y los profesores también tienen alojados sus correos profesionales en esta plataforma. Educamadrid permite también crear aulas virtuales o poner recursos a disposición de los alumnos, pero no todos lo utilizan.

Cuando se cerraron los centros el 11 de marzo, dice Cruz Díez, el profesorado no recibió ninguna pauta. “Entiendo la parte en la que la administración tiene que adaptarse, pero podían haber permitido parar unos días mientras los alumnos se llevaban trabajo para casa en papel para poder organizarnos”, explica.

Las pautas y la formación para poder trabajar de forma virtual con Educamadrid se dieron a posteriori. Dos días después del cierre de los centros, la consejería de Educación puso a disposición del profesorado algunas formaciones en su plataforma, en un momento en el que Educamadrid estaba colapsada por el elevado nivel de tráfico según coinciden varios profesores.

“Hay profes que dan clases por directos de Instagram, por Youtube, Skype, Google Classrooms, Colaborate... cada uno está donde puede porque se ha buscado la vida”, explica Cruz Díez, que utiliza Google Classrooms para dar unas clases en un horario de trabajo similar a su jornada precoronavirus.

Las jornadas, en cambio, se han ampliado. “El horario de un profesor siempre es de más horas de las que debería, pero ahora además mi horario se ha extendido: me preguntan de sol a sol y mientras que en clase respondes una pregunta y se entera todo el grupo, ahora son 33 preguntas que responder en 33 correos”, dice Martínez, que aclara que se ha adaptado a las necesidades de sus alumnos porque sabe que en su trabajo no se comercia con fruta, sino que lo que está en juego es el derecho de los menores a ser educados.

Este profesor es consciente, como Cruz Díez, de la brecha digital que abre un sistema de enseñanza online que, además, se ha implementado de un día para otro. “Mi zona es económicamente acomodada y no he detectado mucho problema, pero la brecha digital es importante: si hay un ordenador en casa que los padres usan para trabajar y además son varios hermanos la frontera en difícil de superar”.

Mientras la profesora de Fuenlabrada apunta también a otra brecha que se puede hacer más profunda, la de la capacidad de las familias para apoyar a sus hijos cuando estos están escolarizados en centros bilingües, en la enseñanza privada estas grietas quedan más lejos. M. es profesora de un centro de pago donde cada alumno ya llevaba un ordenador propio a clase antes de la crisis provocada por el coronavirus. “Todos mis alumnos tienen dispositivo propio porque desde que el alumno empieza tiene la opción de adquirir un ordenador o usar el suyo porque trabajamos con libro digital y el colegio tiene un programa orientado al uso de las nuevas tecnologías”. Las clases para esta profesora han seguido su horario normal y “sorprendentemente” asisten como antes. “La gente que falta es la misma que ya faltaba”, dice.

M. es responsable además de un grupo de Bachillerato: “Lo único posible era retrasar la EBAU (Prueba de Bachillerato de Acceso a la Universidad) y retrasar también las fechas de matriculación en la universidad”, dice esta profesora que entiende que, ante la dificultad de preparar a sus alumnos en esta situación, “no queda más que adaptarse y pensar en lo mejor para los estudiantes que no tienen culpa de nada”.

Angustia por la EBAU y evaluaciones
Mercedes López es profesora en un instituto de Leganés y no entiende la reacción de la administración educativa ante una situación excepcional de crisis que incluye un decreto de estado de alarma anunciado el 14 de marzo y que fue prorrogado el 24 de marzo hasta al menos el 11 de abril. “Se pretende que el curso siga con normalidad cuando no hay normalidad posible”, dice esta profesora que cada día trabaja con “adolescentes que han perdido sus certezas, su referencias, sus hábitos, y que tienen familiares enfermos muriéndose”.

López pide una reflexión sobre para qué está el profesorado y si su cometido es transmitir una serie de contenidos establecidos en el currículum sin mirar más allá. En su centro, explica, se ha dado el caso de una alumna a la que han tratado de localizar repetidamente tras detectar que no se conectaba a las clases hasta que la familia les ha informado del motivo: el abuelo de la menor acaba de fallecer con covid19. “Se antepone lo académico a los emocional, a lo personal, al cuidado del alumnado, que es mucho más que un ser al que hay que dar el programa sí o sí”, explica. “Perseguir a una alumna para que entregue los deberes de ortografía cuando se acaba de morir tu abuelo, me parece cruel”, apostilla.

En esta situación, el Ministerio de Educación y Formación Profesional y los máximos responsables educativos de las comunidades autónomas acordaron este jueves celebrar la EBAU entre el 22 de junio y el 10 de julio. Los alumnos de 2º de Bachillerato —un total de 290.000 en España— se encuentran, pues, sin una fecha concreta y recibiendo clases a distancia, una situación que no saben hasta cuándo se puede prolongar.

“El alumnado está muy angustiado por la EBAU y hay peticiones de que se acorte el temario o que se busque alguna solución alternativa”, dice López, que insiste además en que las personas que trabajan con adolescentes no pueden pasar por alto la situación personal de unos chicos que están permanentemente conectados y son muy conscientes del contexto incierto que viven este curso.

En el instituto de esta profesora se añade, además, otra situación que era previsible en la crisis que ha provocado el coronavirus, como es el tener un compañero infectado por covid19 al que, sin embargo, nadie va a sustituir. La Comunidad de Madrid informó el 10 de marzo de que quedaban suspendidas de manera temporal las convocatorias de asignación de necesidades de sustitución del personal docente de los centros públicos no universitarios. El Gobierno regional añadía que la reanudación de estas convocatorias se haría en función del desarrollo de los acontecimientos y de las medidas que adopte la Comunidad de Madrid, sin que a fecha de hoy y tras saberse que la situación de cierre se prorroga al menos hasta el 11 de abril haya notificado cambios en esta decisión.

Tras más de dos semanas en esta situación, profesores y alumnos han ido encajando las piezas de una educación a distancia que se ha tenido que improvisar de un día para otro, pero sin un cambio de enfoque desde las administraciones educativas. “Yo no digo que no trabajemos, pero si me dices que lo que vamos a hacer no se va a evaluar yo puedo hacer otro tipo de actividades: repaso, trabajar temas transversales... Es bueno que tengan ese contacto pero se les está sometiendo a un estrés innecesario”, dice Cruz Díez, que se pregunta si es posible impartir “teleprimaria”, donde el alumnado es más pequeño y en algunos cursos apenas sabe leer.

Para Ramón Martínez, en este rompecabezas han sido también esenciales los padres y madres de los alumnos que están haciendo triple jornada entre trabajo, casa y educar a sus hijos, dice. “Profes, padres y alumnado somos pequeños héroes a los que no nos aplaude nadie”.

sábado, 28 de marzo de 2020

#hemeroteca #saludpublica #controlsocial | ¿Por qué el Covid-19 no nos va a cambiar en nada?

Imagen: Cuerpos Periféricos en Red
¿Por qué el Covid-19 no nos va a cambiar en nada?
Francisco Brives | Cuerpos Periféricos en Red, 2020-03-28
https://cuerposperifericosenred.com/2020/03/28/por-que-el-covid-19-no-nos-va-a-cambiar-en-nada/

Desde el minuto uno de esta crisis, algo lleva barruntándome a nivel interno. Algo profundamente injusto porque no logro empatizar con la supuesta conciencia general del pánico y la obediencia establecida. El miedo no logra afianzarse en mis neuronas y la establecida cita de los aplausos me repatea los hígados. No veo una sociedad empática, ni percibo un cambio de sistema, y mucho menos auguro que vaya a cambiar nada tras la pandemia, que por otro lado sabemos a ciencia cierta que se va a acabar. Todas las pandemias pasan, el egoísmo continúa.

Judith Butler dice: “el virus no discrimina”. La pensadora nos cuela la misma teoría caduca del medievo y las danzas igualitarias de la muerte. Este virus, como todos, no discrimina, obvio, la naturaleza selecciona que no es lo mismo. El coronavirus actúa según su propia naturaleza, se aloja en las grietas de cuerpas que le permiten sobrevivir. Si hablamos de discriminación, que es absurdo aplicarla a un virus, tendríamos que hablar de deseo: yo puedo desear no ser discriminado y resulta que el virus pasa de mi cuerpa y no me infecta. Pero el nombramiento del Coronavirus sí discriminó, la pandemia que, desde el minuto uno, se identificó como un virus chino, racializado, comunista y, por ende, susceptible de ser tomado a chirigota. Virus televisado, lo cual lo convierte en artículo de primera necesidad, prime time 24/7, vino a discriminar otras crisis globales, se asentó en la pantalla para no hablar de los campos de refugiados, de las atrocidades fronterizas, de los feminicidios, del genocidio de originarios a manos de multinacionales, del desfalco de la casa real española, de la CorinaVirus, de que Cataluña va a ser por fin aplastada y, sobre todo, a ocultarnos el incremento de tropas que EEUU ha desembarcado en las bases españolas desde hace un año. Declarar la pandemia como un estado de guerra es permitir que el estado de excepción vulnere de manera flagrante todas y cada una de la semilibertades en pro de la defensa de lo común que tanto gusta a los políticos airear para robar a espuertas bajo un estado de excepción. Arreglos, tejemanejes, desvíos de fondos, aprobación de regularización de empleos, desmantelamientos de sectores “no productivos” y, sobre todo, muy importante, implantación del miedo, que es lo que más favorece al poder.

Las redes me aturden y la televisión es una especie de viernes 13 con Freddy Krueger haciendo añicos a los que se quedan dormidos ante la pantalla. Lo sabemos todxs, el feminismo lo denunció públicamente el pasado 8M, aunque esto se lleva sabiendo desde que el mundo es mundo. Esto va de clases, de clases que no se igualan ni con la amenaza de la muerte.

Nace una nueva clase, se impone un clasismo por estatus y se aclara bajo pena de multa cuál es en realidad tu estatus social, no el que te crees que tienes, sino el que en realidad eres. Ejemplo, yo estado controlo si tú eres nueva clase social, acudo a tu terraza comunitaria (la privada es de la nueva elite social) para multarte por salir a respirar. Tú que tienes piscina en tu casa privada, sí estás bien para darte un chapuzón con cloro desinfectante; las piscinas comunitarias, esas no están bien. Este es el mensaje que quieren vendernos, todos unidos ante el coronavirus. TODOS (porque la disidencia de las todxs no la vamos a incorporar). La defensa de lo suyo frente a lo de ninguna. Nos la están colando. La violencia del secuestro improductivo frente a las bajas asumibles para no bloquear las camas de hospitales. Nos la están metiendo a pelo. El lenguaje de la guerra y la estructura militar frente al pacifismo y la no violencia. La defensa de la familia nuclear que puede enclaustrarse y gemir de gozo cada noche frente a las fluidas o poliamorosas que nos tienen vetadas las cuerpas de amantes. El placer está prohibido siempre que este sea entre maricas amantes de orgias (y si son catalanas más). ¿Dónde estaba este control de peligro público con los bucakes de los 90 en plena pandemia del sida? ¿Cuando clausuraron el ‘Strong’? ¿O ‘La Men’, el ‘Troyans’ o el ‘Odarko’? Repito, nos la están clavando a pelo y con porras cargadas de nuevos fascismos vestidos de Coronas, virus y otras Herpes, digo Ertes.

La histeria del control vecinal que insulta desde las redes a las ventanas, las madres a las que prohíben ser visitadas por sus hijos pues son casos de riesgo, y también la loca de turno que llama a la guardia civil para que le firme un salvoconducto que le permita salir de Madrid e irse al pueblo. El siempre bienpensante procomún frente a váyase con su miedo a la mierda. La ignorancia violenta frente a la encarnizada defensa de los territorios libres de virus. La estupidez de creer que un virus tiene nacionalidad, demarcación y, por supuesto, es urbanita. Ahora las alarmas de una España vaciada resultan ser de una España que no quiere ser pandemizada. Teruel existe pero no te acerques. Dame pan y dime tonto, volvemos a la postguerra. El lenguaje se militariza, las reservas, el racionamiento, la escasez, aislamiento, cuarentena, inmovilización, los daños colaterales y el ¿”delito sanitario”? Falta el toque de queda, que llegará pronto. No sé si se han enterado, pero hemos asumido que unos señoros con medallas y uniformes nos interpelen en códigos de lenguaje militarista todos los días en un telediario que parece sacado de una mala peli yanqui de cuarta. ¡¡¡Señoros!!! ¿Dónde estaban estas grandes medidas en la pandemia del Sida? Sí, a eso vamos, es la hora de confrontar las clases, usted maricón, silencio. Yo, CoronaVirus, declaro que estoy infectado. Usted sidoso de mierda, Yo población de riesgo. Usted “no hay vacuna desde los 80”, Yo “antes de fin de año esperamos tener vacunas”. Usted su medicación cuesta un dineral a las arcas públicas, Yo tengo que llenar mi carro de la compra como si no hubiera un mañana.

Limitación de movimientos, TODOS EN CASA. Salvo los viejos que si se salen nos ahorramos las pensiones, salvo las residencias de ancianos que nos ahorramos las pensiones, salvo los sin sin, sin techo, sin papeles, lxs sin posibles, salvo los CIES (ah no… estos ya estaban confinados, y además a quién le importa.)

Sanitarios orgullosos de los aplausos, orgullo patrio todas las tardes a las 20h, aplausos en los balcones donde ir colando simpatías forzadas con las vecinas con las que no te hablas desde hace mil años. Aplausos en los balcones mientras el memo de turno nos cuela un pasodoble torero (un buen patriota). Aplausos para que al menos los niños puedan desfogarse y tener algo que hacer en todo el puto día encerrados. Aplausos por mil razones y motivos, tantas como individualidades necesarias tienen los claps del sistema. De verdad… ¡sanitarios!, ¿alguien se cree que va por ustedes? Obediencia Señoros, obediencia o multa. Obediencia o te saco de la carretera. Obediencia o permiso de empresa. Obediencia inhumana hasta para prohibir la asistencia al sepelio de nuestros muertos. ¿Alguien en su sano juicio va a vivir con esa culpa el resto de su obediente vida? No fui al entierro de mi hermano, mi primo, mi abuelo, porque no cumplíamos con la distancia de seguridad. Seguro que esa culpa te la cura un ERTE, ¡tranquilo! ¿De verdad nadie piensa reaccionar? Esto va de clases. ¿Aún no se han enterado? Nuevas clases emergen, limitación de movimientos, hay que tener una puta mascota para poder justificar tu huida del hogar porque no aguantas a tu familia o, lo que es peor, no te aguantas ni a ti mismo. Limitación de movimiento salvo que seas sacerdote y por supuesto aunque tu institución no haya puesto ni un duro para paliar la crisis, sí hay libertad de movimiento para las monjas que huyen del asilo dejando al capellán con los infectados. Licencia de movimiento para los políticos, y desvío de mascarillas, respiradores y guantes señalizados recogidos por colas de coches oficiales en la plataforma de desembarco (entrega directa del trailer al congreso), esos políticos no van a dejar de cobrar por no ir al congreso, esos no van a pasar por un despido ni un ERTE. Licencia para el rey (……… pitido) de ese no se puede hablar.

Hablemos pues del VIH. Esa clase social que la medicación nos secuestra mes a mes confinados en la sala de la farmacia del hospital. Ese Gregorio Marañón (históricamente homófobo) que se niega y no nos brinda la medicación que prescribe la doctora, porque “antes está la economía que la salud”.

¿Y pretenden hacernos creer a lxs que habitamos los hospitales, como enfermas crónicas, que ahora va a ser distinto? Hablemos de ese desplazamiento de lxs cuerpas inmunodepresivxs que no son nombradxs como población de riesgo. Los asmáticos SÍ, por supuesto, los diabéticos SÍ, los crónicos con enfermedades pulmonares también, los obesos, los ancianos, los alérgicos… ¡vaya! ¡Se les olvidaron los sidosos! ¡Qué casualidad…!

Probablemente sean de esa clase junto a los sintecho, los CIES, los sin papeles… a los que mejor no nombrar. También es altamente probable que seamos lxs primeras cuerpas en protocolo clínico ante la escasez para dejar morir primero. Es la ley que rige la selva del capitalismo.

Y en este punto, como colofón, ¿por qué he tenido yo la impresión de que mi cuerpa serológicamente vulnerable nunca ha merecido la preocupación, tan asumida ahora, de alguien que con un tremendo gripazo se me acercó, abrazó, besó o no mantuvo esa distancia de seguridad tan asumida hoy en día, sin cargo de conciencia?

¡Qué curiosa esta pandemia que tanto se preocupa por uno mismo!

Francisco Brives es activista lgtbq, escritor y cineasta.

#hemeroteca #televisión #trans | ‘Veneno’: Una biografía luminosa de las sombras

Imagen: El País / Fotograma de 'Veneno'

‘Veneno’: Una biografía luminosa de las sombras.

Atresplayer Premium estrena este domingo el primer episodio de la serie de Javier Calvo y Javier Ambrossi, en la que se acercan a la cultura popular sin cinismo.
Guillermo Alonso | El País, 2020-03-28
https://elpais.com/television/2020-03-27/veneno-una-biografia-luminosa-de-las-sombras.html 

El anuncio de que el dúo de Javier Calvo y Javier Ambrossi iba a contar la vida de Cristina Ortiz, La Veneno, en una miniserie (‘Veneno’, cuyo primer capítulo llega a Atresplayer Premium el domingo 29, el resto de la serie tendrá que esperar a después del estado de alarma) fue tan sorprendente como previsible. Por un lado, La Veneno está en el lado opuesto al universo de estos creadores. Ella era autodesprecio, marginalidad y bravura; ellos, orden, brillo y afectividad. Por otro lado, tenía sentido: la muerte de Cristina en 2016 la convirtió en una diosa pagana y Calvo y Ambrossi son el máximo exponente de ese paganismo de nuevo cuño en el que cualquier cosa (‘Médico de Familia’, Amaia o un torrezno) es susceptible de elevarse a la categoría de icono instantáneo. Su acercamiento a esa modernidad, curiosamente, resulta bastante conservador: travestis, prostitutas, gordas, chonis y macarras buscan, al final, la redención, el perdón, el conocimiento. Quieren ser personajes de Gregg Araki, pero pasan por el mismo arco dramático que los de Doris Day. No es necesariamente malo, vaya: se llama estilo y ese es el suyo.

Calvo y Ambrossi han sido de los primeros que se han acercado a la cultura popular española contemporánea sin ápice de cinismo (incluso Almodóvar, alguien tan pegado a lo popular en sus películas del pasado, ha tratado la televisión en sus películas con distancia condescendiente). Por ejemplo, cuando la trama de ‘Veneno’ se desarrolla en 1996, mientras Cristina es descubierta por ‘Esta noche cruzamos el Mississippi’, la redacción del programa de Pepe Navarro es rodada —qué buena esa secuencia de Lola Dueñas llegando al plató— como si fuese la de ‘The Washington Post’. Esa épica puede ser exagerada, pero también bienvenida: celebremos que estén haciendo entretenimiento gente que sabe que el entretenimiento es una cosa muy importante.

La otra línea argumental del primer episodio salta a 2006, diez años después, cuando la vida de La Veneno ha dado un giro radical y se ha convertido en un despojo que vive de prestado en la casa valenciana de su amiga Paca la Piraña (que, haciendo de sí misma, es la gran revelación de todo esto). Allí es descubierta por Valeria, que es autora de las memorias en las que se basa la serie y a la vez personaje principal de la misma. Valeria (Vegas), fascinada desde pequeña con La Veneno, sigue su consejo a la hora de iniciar su propia transición. En cualquier otra serie el espectador se preguntaría preocupado si una exprostituta y expresidiaria es la persona ideal para aconsejar a una adolescente confundida. En esta, no hay que temer: todo el mundo es bueno.

No aparece demasiado La Veneno joven en este primer episodio y eso contribuye a retratarla como una superheroína que viene y va de entre las sombras (preciosos esos momentos en los que su halo angelical es, en realidad, la luz del coche de un cliente que espera a recibir una felación a cambio de 5.000 pesetas). No es el caso de La Veneno mayor, que sí aparece y regala los mejores momentos del episodio. Si en la subtrama de 1996 Cristina rechaza la fama, en la de 2006 la añora con urgencia e invita a merendar a la única fan que llama a su puerta.

A veces, la serie parece esa Veneno mayor: se la ve desesperada por meternos en su casa y ofrecernos magdalenas. Los seguidores de Calvo y Ambrossi los aceptarán encantados. El resto mirará con recelo ese estilo diabético que se convierte a menudo en una plantilla: cada diez minutos un personaje vive una revelación mientras suena un piano suave y una voz se empeña en verbalizar el entrelineado que llevamos viendo una hora. Con ustedes, lo mejor y lo peor de ‘Paquita Salas’, un producto que es en sus mejores momentos una adaptación cariñosa y divertida y en los peores una maraña de luces de neón fagocitando un contenedor.

Es magnífico que esta serie exista y que vaya a ser vista por mucha gente joven. A los otros, a los cascarrabias, permítasenos fantasear con lo que podrían haber hecho Eloy de la Iglesia, Carlos Saura o Bigas Luna con el mismo material.