miércoles, 25 de marzo de 2020

#hemeroteca #queer #flamenco | Un show de flamenco queer revoluciona el género.

Imagen: Clarín / Manuel Liñán (3i) y su compañía flamenca
Un show de flamenco queer revoluciona el género.
El “¡Viva!” de Manuel Liñán representa algo nuevo para el público flamenco: una expresión franca y alegre de la identidad gay.
Marina Harss | Clarín, 2020-03-25
https://www.clarin.com/new-york-times-international-weekly/show-flamenco-queer-revoluciona-genero_0_eOnaDI9ry.html

Una bailaora en un largo vestido rojo está sola de pie en la oscuridad, de espaldas al público. Una voz melancólica resuena y sus brazos aletean ligeramente, como si despertaran por su sonido acongojado. “Eres una rosa”, entona el cantaor. El cuerpo de la bailaora se mece ligeramente, como si tomara fuerzas, antes de darse la vuelta con un movimiento rápido.

Lo que el público ve es esperado y, al mismo tiempo, inesperado: una bailaora de flamenco peinada y vestida en el estilo tradicional, con mirada resuelta y concentrada. Pero la bailaora es un varón, Manuel Liñán, creador y protagonista del espectáculo “¡Viva!”.

Con el flamenco siendo una música y danza de siglos de antigüedad que se desarrolló a partir del choque de culturas en el sur de España, lo que sigue es tanto sorprendente como refrescante: un show travesti por Liñán y seis bailaores varones, luciendo vestidos coloridos y los chales con flecos conocidos como mantones, y el cabello decorado con peinetas y flores.

Mientras uno baila, los otros lo acompañan con canciones, exhortos y batiendo las palmas al ritmo de la música.

El espectáculo es algo nuevo para el público del flamenco tradicional: una exposición sincera y animada de la identidad queer. Para Liñán, quien es gay, bailar se ha convertido en una forma de expresar quién es él.

“Mis bailaores y yo nos interpretamos al bailar”, comentó.

“¡Viva!” ha sido ampliamente aceptado por el público y la crítica desde su estreno en Madrid, en 2019. Roger Salas lo describió en el diario español El País como “una de las mejores cosas que suceden en este momento crucial en el flamenco y la danza española”.

Los bailaores de Liñán ejecutan alegrías, tarantos y bulerías tradicionales, bailes llenos de pasos rítmicos, arqueo de los brazos, golpeteo de las manos en los muslos, chasquidos con los dedos y giros pronunciados; así como danzas de la escuela bolera más académica, con sus pasos veloces tipo ballet.

Siendo un niño en Granada, Liñán anhelaba usar los vestuarios coloridos de sus ídolos femeninos, bailarinas y estrellas glamorosas del cine. “Me escondía en un cuarto en mi casa, probándome faldas y maquillándome”, recordó.

En su formación en la danza se le enseñó a bailar “como un hombre”. A los varones se les enseñaba a no mover tanto las manos y las caderas y mantener más rígida la parte superior del cuerpo; a las mujeres se les instruía usar movimientos más voluptuosos y ornamentales para los brazos y el torso.

Liñán explicó que se sintió limitado por estas reglas: “mi cuerpo no podía evitar estos impulsos, y pronto empecé a mover las manos como me gustaba, y mis caderas. Comencé a moverme entre sexos”.

Fernando López Rodríguez, artista y teórico del flamenco, ha trazado el origen de la existencia de los artistas travestis en un libro próximo a ser publicado, “Historia Queer del Flamenco”.

En un correo electrónico desde Madrid, señaló que el flamenco siempre ha tenido un componente queer. A inicios del siglo XX, había cafés y salones de música donde artistas travestis convivían con ejecutantes de flamenco más tradicionales. Pero bajo la dictadura de Francisco Franco, los travestis quedaron en la clandestinidad hasta los 60, cuando empezaron a reaparecer.

España ha cambiado. Han transcurrido 15 años desde que se convirtió en uno de los primeros países del mundo en legalizar los matrimonios gais. El espectáculo de Liñán es producto de este cambio cultural.

No obstante, Liñán reveló que él y sus bailaores han sido blanco de burlas homofóbicas, en la profesión y en línea. “Por supuesto, es doloroso, pero así es el mundo en el que vivimos”, afirmó.

Y, sin embargo, no hay duda de que “¡Viva!” es una celebración del arte del flamenco y su habilidad para conectar con un amplio público. Cuando se presentó en el Festival de Jerez el mes pasado, un crítico lo elogió al afirmar que “es algo de lo mejor que se ha visto en el festival en sus 24 años de historia”.

Parece que el mundo del flamenco está listo para Manuel Liñán.

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