lunes, 23 de marzo de 2020

#hemeroteca #trans #inmemoriam | Carmen de Mairena se queda sin su último cuplé

Imagen: El País / Adrián Amaya y Carmen de Mairena
Carmen de Mairena se queda sin su último cuplé.
La pandemia impide celebrar el funeral de la mediática artista.
Alfonso L. Congostrina | El País, 2020-03-23
https://elpais.com/espana/catalunya/2020-03-23/carmen-de-mairena-se-queda-sin-su-ultimo-cuple.html

Carmen de Mairena no falleció como consecuencia del coronavirus. “Murió como consecuencia del deterioro de los años, un párkinson cada vez más incontrolable, dos ictus... eran 86 años. Se apagó”, así de contundente se mostraba este lunes Adrián Amaya, un joven cupletista de 28 años que se convirtió en la sombra de la artista durante sus últimos años de vida. La pandemia no acabó con Mairena pero el estado de alarma obligará a los familiares de Carmen a incinerarla y esperar que pase la tormenta para hacer el homenaje que el público y especialmente la farándula de Barcelona quieren rendir a la mediática artista.

“Me apena muchísimo no poder despedir a Carmen como se merece. Ayer estuve en el tanatorio de Sancho de Ávila. Me dijeron que no estaban permitidos los grandes funerales”, lamenta Adrián Amaya (nombre artístico de Adrià García Pau). El pasado sábado Mémora, la principal empresa funeraria de España, decidió restringir –todavía más– el acceso del público a sus tanatorios. Desde entonces, cada difunto solo puede ser velado por su “familia más cercana”, con un límite máximo de 30 minutos y se suprime la celebración de funerales. “No es justo despedirse de Carmen así. Su hermana y yo hemos decidido que la incineren y después, cuando se haya acabado toda esta pesadilla del coronavirus, celebrar el funeral que se merece”, destaca Amaya.

Los caminos de este joven cupletista y Carmen de Mairena se cruzaron cuando él era solo un adolescente. “Hace 15 años la vi, creo que en ‘Crónicas Marcianas’, y de alguna manera me enamoré de ella. Yo tenía 13 años y fui a un programa de ‘Toni Rovira y Tú’ donde la conocí. Me hice una foto a su lado. Le hizo gracia que un niño la siguiera artísticamente y me dio su tarjeta con su teléfono”, recuerda el joven cupletista. Entonces comenzó una amistad telefónica en una de las épocas en las que más trabajo tenía Mairena. “Eran un montón de bolos en televisiones, discotecas... Comencé a visitarla en su piso de la calle de Sant Ramón y cuando empezó a estar delicada de salud me encargaba yo de ir a buscarla en taxi y llevarla a los platos”, recuerda. Llegaron las enfermedades: “Le dio un ictus, se caía en casa. La trabajadora social pudo cambiarla del piso de la calle de Sant Ramon a otro en la calle del Est. Pero su estado de salud no era bueno”.

En 2016 la artista ingresó en una residencia de la calle de Aragó de Barcelona. “Se ha hablado mucho de que la familia no se preocupó de ella, eso es mentira. Carmen tiene una hermana mayor -también delicada de salud- y otra menor. La menor vive en un piso sin ascensor que no era idóneo para una persona que ya iba en silla de ruedas. Gracias a la trabajadora social, y a la familia, pudo pasar los últimos cuatro años de su vida en la residencia”, defiende Anaya. Cuando ingresó en el geriátrico, la cuenta corriente de Mairena tenía un saldo negativo. “Carmen tenía un gran corazón, ayudaba a todo el mundo y se dejaba engañar. Si veía a alguien pidiendo no le daba un euro, le daba mínimo cinco. Sus joyas desaparecieron”, lamenta.

La semana pasada la salud de Carmen cayó en picado y la ingresaron en el Hospital de la Esperanza de Barcelona. Murió el domingo a las 3.00 de la madrugada. “Ha sido una pena porque sus compañeros no han podido visitarla en los últimos días por las restricciones del coronavirus”, deplora su amigo. Amaya estuvo con ella en los últimos momentos: “Nunca perdió la cabeza y murió tranquila”.

“Yo estoy muy agradecido de haber podido conocer a un ser humano de sus características. Empecé siendo un admirador de Carmen de Mairena y he acabado siendo parte de su familia. El próximo cuplé que cante, algo que no sé cuándo sucederá porque me han anulado todos los bolos por el coronavirus, se lo dedicaré a Carmen”, asegura. Además, promete que cuando la pandemia pase celebrarán una “misa laica” donde se proyectarán muchas imágenes de una artista que actuó como Miguel de Mairena y como Carmen de Mairena en salas como la Bodega Apolo, el Ciro’s, Andalucía de Noche, Panam’s o Tabú. “Sé que artistas como Gilda Love o Rubén del Cangrejo no faltarán. Otros de sus compañeros como el Norteño o La Pastis, que fue su mano derecha, ya murieron”, lamenta Amaya.

“Carmen ha sido una mujer hasta el último día de su vida. Aún así, era muy de su época. Nunca quiso cambiar su nombre real, Miguel Brau, porque era así como le había bautizado su madre”, concluye. La familia ha decidido dividir las cenizas de la artista en dos mitades y “quizás una parte se entierre en un nicho que tiene la familia en el cementerio de Montjuïc”.

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