Nos están robando el Orgullo LGTBIQ+
Paco Tomás | Público, 2025-06-15
https://www.publico.es/opinion/columnas/robando-orgullo-lgtbiq.html
Paco Tomás | Público, 2025-06-15
https://www.publico.es/opinion/columnas/robando-orgullo-lgtbiq.html
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Sevilla Pride // |
Porque si bien es cierto que el Orgullo LGTBIQ+, potenciando las alianzas entre activismo y empresa, fue una de las grandes apuestas de Pedro Zerolo, hoy sentimos que se nos escapa de las manos. Es verdad que ese Orgullo empezó a reunir en la calle a tantas personas de las comunidades LGTBIQ+ que los políticos advirtieron que no éramos dos o tres. Y esos políticos comenzaron a vernos de dos maneras: unos nos vieron como votos en las urnas —y potenciaron su compromiso con nuestras reivindicaciones y derechos— y otros nos vieron como símbolos de dólar —y favorecieron las alianzas lucrativas necesarias para quedarse con nuestro dinero—. Ojo, porque los segundos están aplastando a los primeros. ¿Y qué estamos haciendo mientras? Botellón y bailar a Sonia y Selena. Cuidado.
¿Recuerdan cuando ese partido político, hoy cadáver, llamado Ciudadanos, llevó a la Asamblea de Madrid una Proposición para declarar el Orgullo LGTBIQ+ ‘fiesta de interés turístico’? Eso fue en 2019. Fue una señal de alarma que ignoramos demasiado pronto. Ese partido ultra liberal inició una batalla infame para despolitizar un evento, que era naturalmente político, y convertirlo en una verbena. Y para ello, jugó a la provocación, asistiendo a la manifestación como quien se pasea por la pradera en San Isidro. Ni eslogan reivindicativo llevaban en la pancarta. Y eso después de haber pactado con la ultra derecha lgtbifóbica. Esos ultraliberales se dieron cuenta de que lo nuestro era político cuando les echamos de la manifestación. Pero eso no les gustó. Porque a ellos solo les gustamos cuando sonreímos a su condescendencia, cuando estamos calladitas, cuando no exigimos, cuando nos conformamos con las migajas, cuando nos dejamos pisotear por miedo a las represalias, cuando se nos pasa el berrinche porque Melody está haciendo el helicóptero sobre un escenario.
Ese vertido tóxico que fue Ciudadanos contaminó gran parte de la celebración del Orgullo LGTBIQ+ hasta el punto de que hoy, cuando ya no existen, el interés de los ayuntamientos por pretender apropiarse de nuestra celebración, para despolitizarla y usarla para sus propios intereses, es cada vez mayor. El primer paso consiste en reducir a la mínima expresión la presencia e intervención de las entidades activistas LGTBIQ+. O al menos, que no den guerra. Y si se manifiestan, o montan una cacerolada contra la tránsfoba de Lidia Falcón, como hizo Orgullo Vallekano, la Junta Municipal reacciona negándoles aquello que les había dicho que tendrían para organizar el TetaFest (escenario, iluminación, sonido, baños...). El castigo se ha ampliado a negarles la posibilidad de hacer un concierto al cierre de la manifestación del Orgullo Vallekano del 21 de junio.
El segundo paso se basa en contratar a algún hombre gay —lo siento, pero casi siempre somos nosotros— con empresa de eventos y actitud amable, de esos que no han gritado jamás una consigna, que nunca sujetaron una pancarta, y encargarle una fiesta de ‘celebrities’, “que eso gusta mucho a los maricones”. Porque claro, para esta gente, el Orgullo sigue siendo mayoritariamente gay. Y ya no es solo que alimenten un estereotipo de homosexual, sino que el interés por los gustos del resto de comunidades brilla por su ausencia. Algunos de esos empresarios crearán sus propios premios LGTBIQ+, como son los premios Diversa, para recompensar a gente que hace política contra las comunidades LGTBIQ+. Os recuerdo que el año pasado, Diversa premió a PP y Vox en Valencia. El tercer paso lo damos nosotrxs, apuntándonos a la fiesta sin cuestionar qué intereses hay detrás.
Si bien Madrid es un claro ejemplo de lo que expongo, Sevilla se ha convertido en otra ciudad que, en los últimos años, organiza un Orgullo sonrojante e insultante. El año pasado, su Ayuntamiento, del Partido Popular —los del recurso en el Constitucional al matrimonio igualitario que cumple 20 años—, lanzó una cuña publicitaria del Orgullo en la que no se mencionaba, ni una sola vez, las siglas LGTBIQ+. Se hablaba de orgullo por tus calles, por tu río, por tus bares, pero sin gais, sin lesbianas, sin bisexuales, sin personas trans, sin ninguna de las comunidades protagonistas de lo que se reivindica.
Y este año lo han vuelto a hacer. Confieso que no esperaba menos desde el momento en el que los vi en Fitur, vendiendo sus fiestas del Orgullo. El cartel de este año incide en la lgtbifobia condescendiente de convertir nuestra lucha y reivindicación en unos símbolos absurdos que nos convierta en personas abstractas. Lo mismo que hizo Almeida en Madrid, el año pasado, y que, con seguridad, volverá a hacer.
Nos están robando el Orgullo LGTBIQ+ en nuestra puta cara y ¿qué estamos haciendo? Poco. Muy poco. Nos desprecian, nos quitan nuestra bandera, dicen que adoctrinamos, desvirtúan nuestra lucha y ¿qué hacemos nosotres mientras? Celebrar a Belén Esteban. Porque “la princesa del pueblo” es quien va a leer el pregón del Día del Orgullo en Sevilla. ¿Qué más necesitamos para reaccionar? Ojo, que Belén Esteban no tiene la culpa. A ella la llaman, ella pide 26.000 euros, ellos se los pagan y todo para adelante. Para Belén Esteban es trabajo. Para nosotros, es nuestra lucha y nuestra conquista. Es la sangre y las lágrimas de nuestros muertos, de quienes nos precedieron en terapias de conversión, en cárceles, en exilios, en lobotomías y en psiquiátricos. Lo voy a decir: el pregón del Orgullo tiene la obligación de recaer siempre en personas LGTBIQ+, en nuestras vidas, relatos y memoria. Con las personas aliadas a nuestro lado, pero nunca delante. De la misma manera que sería inconcebible que el manifiesto de un 8 de marzo lo leyese un hombre.
Mientras unos nos desprecian, otros nos usan. Y o nos rebelamos ante eso, en nombre de nuestras antepasadas, o nos van a reducir a un acto carnavalesco. Si vuestro respeto es a costa de nuestra docilidad, estamos aquí para incomodar. No para aplaudir vuestros “orgullos”, concebidos como una gala de “Murcia, qué hermosa eres”, ni vuestros carteles, pensados para que no molesten a la mirada hetero. Deberíamos plantearnos, como personas LGTBIQ+, si es digno aceptar y asumir esta situación mientras nuestras hermanas, hermanes y hermanos, en Hungría, van a salir a la calle, poniendo en peligro su vida, para reivindicar su orgullo de ser LGTBIQ+ en un país, y frente a un gobierno, que se lo ha prohibido.
Paco Tomás · Escritor y director de Westeria Lane en RNE
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