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Julen Zabala, en el centro, con los equipos de Coordinación RUD entrante y saliente // |
Universidades en red por la diversidad
Julen Zabala Alonso · Comisión para la Igualdad de la EHU | Campusa, EHU, 2025-06-26
https://www.ehu.eus/es/web/campusa/-/universidades-en-red-por-la-diversidad
Una vez más, al acercarnos al 28 de junio, medio mundo conmemora la revuelta de Stonewall, una fecha que sitúa en primer plano la liberación sexual y el orgullo de la disidencia sexo-genérica en una sociedad en la que todavía priman estructuras cisheteronormativas y patriarcales. Las universidades también se suman a esa conmemoración, recordando con numerosas actividades aquella fecha que marcó un hito en la lucha por la dignidad de quienes permanecían en los márgenes por su orientación sexual o su identidad o expresión de género.
Una de las primeras cuestiones a señalar es que, hasta un tiempo muy reciente, ha habido una enorme brecha entre el activismo y la academia. Y resulta fundamental reconocer que hay una necesidad mutua. Resulta innegable, por un lado, que el activismo debe basarse en una teorización sólida, en un marco conceptual en el que moverse con mayor facilidad.
Y, de igual modo, nuestras universidades, la academia, deben contar con el activismo, no pueden quedar al margen de la acción social. Tenemos muchos casos en los que teoría y acción yendo de la mano por un mismo camino recogen los frutos: así, por poner un ejemplo cercano, las fiestas populares avanzan contra las tradicionales e injustificadas discriminaciones.
Constatamos también que incorporar la perspectiva de género ha sido fundamental para transformar el conocimiento y hacerlo más inclusivo. No es tarea fácil, pero hay que modificar los parámetros para que el quehacer científico incorpore la diversidad, cualquier diversidad.
Además, la academia debe dar un paso más y no conformarse con que sea un lugar seguro para cuanto se dejaba al margen, sino que también debe abrir vías para que quienes no comparten esos valores, como los casos de ideología de odio, sientan la inseguridad en primera persona y vean que la universidad es un espacio inseguro e, incluso, se planteen que sobran en el espacio académico.
Casos como el de Aquilino Polaino, que avergonzó a quienes lo llevaron al Senado para defender sus posturas homofóbicas, no pueden volver a darse. No podemos permitir que algo parecido ocupe una cátedra en alguna de nuestras universidades. Al parecer, en el ámbito de las ciencias humanas y sociales es más difícil imponer el rigor científico deseable: se admiten, por ejemplo, posturas transfóbicas, totalmente acientíficas. La diferencia con otras disciplinas es obvia, pues no se permitiría, en ningún caso, incluso bajo la libertad de cátedra, defender posturas terraplanistas.
Nuestra universidad pertenece desde 2023 a la Red de Universidades por la Diversidad (RUD). En los objetivos propios de la RUD se establecen varias pautas de actuación, que podemos considerar retos a los que nos enfrentamos como Red. Por una parte, las de un carácter más interno, como compartir conocimientos, sinergias, buenas prácticas, experiencias, actividades y recursos que promuevan y mejoren sus actuaciones en el ámbito de la diversidad.
Se trata, en definitiva, de establecer un canal de información, asesoramiento y apoyo mutuo, para generar políticas y acciones comunes que nos permitan superar los obstáculos que dificultan o impiden la igualdad de trato y de oportunidades en la comunidad universitaria. Fomentar, de ese modo, el respeto de la diversidad en las universidades mediante acciones de información, concienciación y difusión ofrecidas por la propia RUD.
Y, por otra parte, también hay que tener en cuenta los retos de un carácter más externo, hacia fuera, de modo que se pueda establecer vínculos con otras entidades y asociaciones, de diferentes ámbitos administrativos, y cualquier organización que se comprometa con la diversidad. Podemos proponer medidas conjuntas para una transformación social, contra cualquier discriminación y en defensa de la igualdad y la justicia social.
El mensaje que desde la Red de Universidades por la Diversidad enviamos a la comunidad universitaria para este Día del Orgullo es lo que hemos recogido en el manifiesto que hemos preparado para este 28 de junio. Apostamos por una universidad que no solo tolera la diferencia, sino que la celebra, la protege y la reconoce como motor de justicia social, por un conocimiento transformador y por un compromiso firme en defensa de la paz entre los pueblos.
Al celebrar el 20 aniversario de la aprobación del matrimonio igualitario, fruto de la movilización del movimiento de gais y lesbianas, reafirmamos también nuestro compromiso con la memoria, con la justicia y con la lucha por todos los derechos para todas las personas.
En un momento marcado por el crecimiento de discursos de odio, retrocesos legales y ataques a las personas LGTBIQA+ en distintas partes del mundo, alzamos la voz. La censura en las aulas, la persecución a las personas trans, los vetos ideológicos y la negación de derechos fundamentales no son fenómenos lejanos. Y desde la RUD advertimos: ningún derecho está garantizado si no lo defendemos colectivamente.
Una de las primeras cuestiones a señalar es que, hasta un tiempo muy reciente, ha habido una enorme brecha entre el activismo y la academia. Y resulta fundamental reconocer que hay una necesidad mutua. Resulta innegable, por un lado, que el activismo debe basarse en una teorización sólida, en un marco conceptual en el que moverse con mayor facilidad.
Y, de igual modo, nuestras universidades, la academia, deben contar con el activismo, no pueden quedar al margen de la acción social. Tenemos muchos casos en los que teoría y acción yendo de la mano por un mismo camino recogen los frutos: así, por poner un ejemplo cercano, las fiestas populares avanzan contra las tradicionales e injustificadas discriminaciones.
Constatamos también que incorporar la perspectiva de género ha sido fundamental para transformar el conocimiento y hacerlo más inclusivo. No es tarea fácil, pero hay que modificar los parámetros para que el quehacer científico incorpore la diversidad, cualquier diversidad.
Además, la academia debe dar un paso más y no conformarse con que sea un lugar seguro para cuanto se dejaba al margen, sino que también debe abrir vías para que quienes no comparten esos valores, como los casos de ideología de odio, sientan la inseguridad en primera persona y vean que la universidad es un espacio inseguro e, incluso, se planteen que sobran en el espacio académico.
Casos como el de Aquilino Polaino, que avergonzó a quienes lo llevaron al Senado para defender sus posturas homofóbicas, no pueden volver a darse. No podemos permitir que algo parecido ocupe una cátedra en alguna de nuestras universidades. Al parecer, en el ámbito de las ciencias humanas y sociales es más difícil imponer el rigor científico deseable: se admiten, por ejemplo, posturas transfóbicas, totalmente acientíficas. La diferencia con otras disciplinas es obvia, pues no se permitiría, en ningún caso, incluso bajo la libertad de cátedra, defender posturas terraplanistas.
Nuestra universidad pertenece desde 2023 a la Red de Universidades por la Diversidad (RUD). En los objetivos propios de la RUD se establecen varias pautas de actuación, que podemos considerar retos a los que nos enfrentamos como Red. Por una parte, las de un carácter más interno, como compartir conocimientos, sinergias, buenas prácticas, experiencias, actividades y recursos que promuevan y mejoren sus actuaciones en el ámbito de la diversidad.
Se trata, en definitiva, de establecer un canal de información, asesoramiento y apoyo mutuo, para generar políticas y acciones comunes que nos permitan superar los obstáculos que dificultan o impiden la igualdad de trato y de oportunidades en la comunidad universitaria. Fomentar, de ese modo, el respeto de la diversidad en las universidades mediante acciones de información, concienciación y difusión ofrecidas por la propia RUD.
Y, por otra parte, también hay que tener en cuenta los retos de un carácter más externo, hacia fuera, de modo que se pueda establecer vínculos con otras entidades y asociaciones, de diferentes ámbitos administrativos, y cualquier organización que se comprometa con la diversidad. Podemos proponer medidas conjuntas para una transformación social, contra cualquier discriminación y en defensa de la igualdad y la justicia social.
El mensaje que desde la Red de Universidades por la Diversidad enviamos a la comunidad universitaria para este Día del Orgullo es lo que hemos recogido en el manifiesto que hemos preparado para este 28 de junio. Apostamos por una universidad que no solo tolera la diferencia, sino que la celebra, la protege y la reconoce como motor de justicia social, por un conocimiento transformador y por un compromiso firme en defensa de la paz entre los pueblos.
Al celebrar el 20 aniversario de la aprobación del matrimonio igualitario, fruto de la movilización del movimiento de gais y lesbianas, reafirmamos también nuestro compromiso con la memoria, con la justicia y con la lucha por todos los derechos para todas las personas.
En un momento marcado por el crecimiento de discursos de odio, retrocesos legales y ataques a las personas LGTBIQA+ en distintas partes del mundo, alzamos la voz. La censura en las aulas, la persecución a las personas trans, los vetos ideológicos y la negación de derechos fundamentales no son fenómenos lejanos. Y desde la RUD advertimos: ningún derecho está garantizado si no lo defendemos colectivamente.
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