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sábado, 2 de noviembre de 2019

#hemeroteca #lesbianismo #feminismo | Discursos que incomodan, pues «en la comodidad no hay revolución»

Imagen: Naiz / V. Jornadas Feministas de Euskal Herria
Discursos que incomodan, pues «en la comodidad no hay revolución».
La mesa central que ha abierto este segundo día de las Jornadas Feministas ha dejado en claro, de nuevo, que el Movimiento Feminista tendrá grandes retos que afrontar. Hoy han hablado las «bolleras» –de los colectivos Medeak, BALA y Sare Lesbianita–, las diversas funcionales de Elkartean y las transgénero de Ozen.
Maddi Txintxurreta | Naiz, 2019-11-02
https://www.naiz.eus/es/actualidad/noticia/20191102/discursos-que-incomodan-pues-en-la-comodidad-no-hay-revolucion

Tejer alianzas o puentes sí, gestionar la diversidad e incluir cuerpos disidentes, también, pero, sobre todo, las V. Jornadas Feministas de Euskal Herria, que desde el segundo día se prevé marcarán un hito histórico y abrirán debates decisivos para el futuro feminista de este país, están sirviendo para interpelar. Desde los márgenes critican las prácticas del centro. Desde los márgenes, representados por mujeres transexuales, diversas funcionales, bolleras, racializadas, migradas; al centro, ocupado por mujeres cisgénero, blancas, europeas, heterosexuales.

Y los debates van desde la semántica, la categorización de «mujer», hasta lo más corpóreo, el binarisno, la sexualidad, las relaciones sexo-afectivas.

Kattalin Miner y Nagore Iturrioz, de Medeak, han abierto la tercera mesa central de estas Jornadas, llamada ‘Cuerpos y sexualidades’. «Bolleras» las dos, que no es lo mismo que lesbianas, pues consideran que la primera categorización responde a una elección política. Las de Medeak han comenzado reivindicando los cuerpos que se sitúan en los márgenes, porque afirman, «en la comodidad no hay revolución». «Esos cuerpos que se salen del centro son el sujeto político del feminismo», han afirmado.

Después han tomado la palabra Lierni Balantzategi y Shukare Otero, del colectivo gasteiztarra BALA. Lo han dejado claro: «Ser bollera no responde a una orientación sexual, sino a una identidad y un sujeto de lucha. Las lógicas que el capitalismo necesita afectan directamente a nuestro ser. Por eso, el bollerismo es una posición radical que sitúa los cuidados en el centro, y tiene la fuerza de sacudir las relaciones afectivo-sexuales».

Concluyen que ser «bollera» es, por lo tanto, la manera de luchar, desde la disidencia, contra la «heteronorma», la heterosexualidad impuesta. «El sistema nos ha dejado fuera de la hegemonía, pero nosotras hemos construído nuestro ser desde los márgenes, sin saber muy bien lo que queríamos, pero sabiendo lo que no queríamos. La identidad de bollera es una alternativa integral al sistema», han dicho.

El discurso de Eider Aierdi y Dunia-Taher Muti ha sacudido Landako. Han lanzado una pregunta al público: «¿Se puede ser feminista siendo heterosexual?». «Debemos despatriarcalizar las relaciones afectivas desde el activismo lesbofeminista. Interpelamos al feminismo heterosexual. Apelamos también a las lesbianas no politizadas. Las bolleras somos alternativa, y pese a que el horno está para bollos, cuesta darse cuenta de que la heterosexualidad es un orden impuesto, donde, básicamente, las mujeres se acuestan con sus amos», han declamado, tajantes.

Mujeres* o mujeres
Las mujeres de Elkartean, coordinadora de la CAV de las personas con diversidad funcional, han comenzado su ponencia lanzando unas preguntas al público: «¿Qué ves cuando me miras? ¿Ves a una mujer? ¿Soy deseable? ¿Puedo hacer lo que quiera con mi sexualidad?». Han respondido ellas mismas, diciendo que «las mujeres con discapacidad, muchas veces no nos vemos a nosotras mismas como mujeres. Nos autolimitamos y nos autoexcluimos». Pero también la sociedad actúa del mismo modo, según ellas: «La sociedad no nos percibe como mujeres, sino que solo percibe nuestra discapacidad y dificultades».

Las de Ozen, por su parte, han denunciado el suicidio de una chica trans, de 18 años, ayer en Valencia. Katrina Gutierrez y Bryn Hounsell han invitado a este tipo de espacios a «dejar de cargar el foco a los genitales», pues «el mito sexo biológico se queda corto, delante de la diversidad humana».

Han criticado, asimismo, el uso del asterisco (mujer*) por parte del Movimiento Feminista para supuestamente incluir a todo tipo de cuerpos disidentes en el Movimiento, debate que ha puesto sobre la mesa Kattalin Miner. Opinan que ese asterisco resulta «confuso» y que la sociedad «no lo ha entendido bien».

miércoles, 19 de junio de 2019

#hemeroteca #trans #testimonios | Jose Iturrioz: No sé si soy un hombre o una mujer

Imagen: El Salto / Josebe Iturrioz
No sé si soy un hombre o una mujer.
“Las normas de género que debieran servir para que me entienda a mí misma no me valen. Necesito un mundo que vaya más allá de las categorías mujer y hombre”. Una entrevista con Josebe Iturrioz.
Irati Salsamendi | El Salto, 2019-06-19
https://www.elsaltodiario.com/polirika/no-se-si-soy-un-hombre-o-una-mujer

Josebe Iturrioz (Ordizia, 1978) comenzó su andadura en la plataforma política Plazandreok y en el año 2000, fundó el colectivo transfeminista Medeak junto con otras compañeras. Medeak ha hecho un gran trabajo para integrar en Euskal Herria los planteamientos y discursos transfeministas, y según Iturrioz, la aportación que el transfeminismo ha hecho al movimiento feminista de Euskal Herria ha sido muy positivo.

P. Nos han dicho que ser trans es haber nacido en un cuerpo equivocado. ¿Hay una única forma de ser trans?

R. Por supuesto que no. Hay tantas formas de ser trans como personas transexuales. Lo que pasa es que ese formato o paradigma que mencionas, desgraciadamente, está muy extendido. Ese formato genera una lógica totalmente dual, ya que divide psique y cuerpo. Según ese argumento, tu cuerpo está equivocado. A mi parecer, no son los cuerpos los que se equivocan sino la sociedad y sus regímenes de género. Esos regímenes definen a los hombres y mujeres por oposición, y a todos aquellos cuerpos que no entramos dentro de esa marca dual, se nos entiende en conflicto. Y serán nuestros cuerpos los que padezcan los daños colaterales de esas normas sociales.

Yo entiendo mejor la transexualidad de esa forma, y además creo que esta visión posibilita una relación más saludable con el cuerpo. Nos permite pensar que tu vagina o tu pelo facial no condicionan tu masculinidad o feminidad, sino que puedes ser una mujer barbuda, un hombre con coño, una mujer con pene, una mujer con pelo corto, etc.

Para mí esa es la clave. Es necesario reflexionar sobre la forma de generar otros significados desde nuestros cuerpos, una que haga nuestras vidas más vivibles. Pensemos en crear una autodeterminación corporal real, desde la que cada cual gestione su identidad de genero, su orientación sexual y sus prácticas sexuales como quiera y pueda.

P. ¿Entonces el transfeminismo cuestiona el binarismo de genero?

R. El binarismo es un concepto muy amplio que atiende a la forma que tenemos de organizar el mundo. Al organizar la realidad diferenciamos entre hombres y mujeres, pero son conceptos que planteamos en oposición: blanco o negro, hombre o mujer, falso o verdadero etc. Además, esas categorías funcionan de forma jerárquica. Esa idea es imprescindible para entender la interseccionalidad de las discriminaciones. El hombre blanco de clase alta estará en la cúspide de esa pirámide, y quienes se hayan clasificado en categorías opuestas a las de él, se situarán por debajo. Estas categorías son excluyentes entre ellas, y puesto que las entendemos en lógicas de oposición, no nos permiten pensar que tengamos características distintas. Aunque son categorías opuestas sabemos perfectamente lo que significa cuando decimos “este tío es muy femenino”. Además, las formas que pueden tener los hombres de ser femeninos son muy diversas. Puede haber un hombre que físicamente sea muy masculino pero que tenga una sensibilidad especial. Entonces, ¿ese tío ya no es un tío? ¿hay que negarles a los hombres la posibilidad de tener características femeninas?

La biología también tiene mucho que ver con esos discurso. Sin ir más lejos, el partido político Vox, del que tanto se habla últimamente, se maneja mucho en estos discursos biologicistas. En mi opinión, el sexo no se puede entender en lógicas duales, es un ‘continuum’. Si lo analizamos desde un punto de vista biológico, parece ser que al desarrollar las características genitales todas y todos tenemos vulva, y posteriormente se desarrolla de ahí la genitalidad. En ese proceso el sexo no se clasifica en esos dos bloques antagónicos, macho o hembra, sino en el ‘continuum’ o línea que existe entre esas dos categorías. Los cuerpos nos movemos en esa línea, y no nos definimos por oposición. Es imperativo que salgamos de ese dualismo para comprender la complejidad de los cuerpos.

P. Últimamente ha aumentado la visibilidad de la transexualidad. ¿Qué opinas del imaginario que se está trasmitiendo en los medios de comunicación y televisión?

R. Es un imaginario muy estereotipado, con un componente sensacionalista importante. Aunque también hay programas más serios, que intentan darle profundidad al tema, pero siempre desde los testimonios personales. Además les dan voz a modelos de transexualidad muy concretos, a aquellos que tienen muy clara su transición y que al nombrarse han hecho un cambio de nombre total. Rara vez aparecerán aquellos que cuestionan el propio sistema.

Los transexuales siguen apareciendo como un objeto de análisis esperpéntico. Tratan el tema desde el sensacionalismo y se centran en aquellos elementos que dan morbo. Con frecuencia se pregunta a ver si esa persona tiene intención de quitarse las tetas, ponerse pene… en lugar de explicar el planteamiento que hay de fondo. A los heterosexuales en cambio, no les hacen este tipo de preguntas. Normalmente no sabemos nada sobre la genitalidad de esas personas; no sabemos si le falta un testículo o si ha tenido una circuncisión. En los medios de comunicación le dan importancia a la parte pornográfica de la transexualidad.

P. ¿Cuándo empezaste a militar en el movimiento feminista?

R. Me di cuenta con 17 o 18 años de que tenía un sentimiento muy fuerte en mi interior. Sentía que me estaban robando la vida. Probablemente por eso, con 19 años, mientras estudiaba en la universidad, entré en la plataforma Plazandreok. La diferencia de edad era grande pero pasé muchos años en el colectivo. En el año 2000, las jóvenes de Plazandreok creamos el grupo Medeak. Se creó de una forma muy inocente, siempre estábamos intentando coger la calle. En aquella época el feminismo estaba en declive, y había un conflicto entre el movimiento feminista autónomo y el mixto. Nosotras, por el contrarios, estábamos fortalecidas. Queríamos sacar las banderas y hacer la revolución. Y así empezamos a hacer teatro en la calle, concentraciones…

En los comienzos de Medeak fueron esenciales una serie de jornadas que se programaron en Arteleku. En esas jornadas participaron Paul Preciado y el grupo Erreakzioa (un grupo de artistas feministas compuesto por Azucena Vietites y Estibaliz Sadaba), Ahí empezamos nuestra andadura.

En 1999 tradujeron al castellano ‘El género en disputa’ de Judith Butler y aunque lo intentamos, no entendíamos nada. Empezamos a plantearle a nuestro entorno y a nosotras mismas ¿qué es ser queer? A través de las jornadas de las que participamos en Arteleku empezamos a comprender cuáles eran los planteamientos de la teoría queer. También fue entonces cuando empezamos a hacer talleres Drag king, y a trabajar con muchos grupos cuyas prácticas artísticas eran muy innovadoras. Empezamos a generar redes a nivel estatal y fue entonces cuando se creó el monstruo del transfeminismo en Euskal Herria.

P. En Euskal Herria pusisteis muchos planteamientos patas arriba. ¿Qué aportaciones le ha hecho el transfeminismo al feminismo de Euskal Herria?

R. En Euskal Herria existía una tradición feminista concreta, una que partía de una discriminación triple (clase, nación y genero) y nosotras pusimos en cuestión el concepto de mujer en sí. Eso, por un lado, generó malestar, como es lógico. Pero por otro lado, este nuevo punto de vista tuvo una acogida muy buena. Al fin y al cabo, las ideas transfeministas posibilitan integrar otro tipo de discursos, como por ejemplo el discurso decolonial o el de la diversidad funcional. Y a la vez dan la posibilidad de plantear otro tipo de alianzas.

Ahora llega de España a Euskal Herria uno de los debates más conflictivos sobre prostitución. En Euskal Herria, hemos gestionado los debates sobre prostitución de forma diferente.

Por otro lado, en Euskal Herria, por ejemplo, hace diez años, en las coordinadoras para organizar el 8 de marzo, más de una decía que el lesbianismo no era un tema para el 8 de marzo. Hoy en día cuestionar eso es impensable. Yo creo que hoy en día el transfeminismo goza de reconocimiento en Euskal Herria, incluso del reconocimiento del feminismo clásico. Tenemos una relación muy buena con los demás colectivos, y nuestras aportaciones se han tomado en cuenta siempre.

Además, creo que hemos influido en esos grupos, porque en parte han modificado sus discursos. Hay a nuestro alrededor personas que no piensan como nosotras, pero hemos aprendido a dialogar entre nosotras. Hace unos años para muchas era impensable que una persona transexual entrara en el movimiento feminista, porque no lo entendían como una problemática feminista. Ahora en cambio, todas las feministas entendemos que la transexualidad es un tema que compete al feminismo.

P. Tu trayectoria en el colectivo Medeak es muy amplia. A menudo habéis usado los talleres “Drag King” como herramienta política. ¿Cuáles son las posibilidades que brindan esos talleres?

R. En los talleres que nosotras hacemos, en la primera parte trabajamos ampliamente los contenidos teóricos, durante cuatro horas nada menos. Suele ser una clase magistral larga y dirigida por varias personas. Posteriormente, se hace un taller práctico de otras cuatro horas y para finalizar, intentamos salir a la calle o a algún espacio de fiesta. Es una formación que abarca todo el día. Estos talleres ofrecen muchas posibilidades, entre otras, la de cuestionarnos la masculinidad y la feminidad, es decir, desnaturalizar los conceptos hombre y mujer y cuestionar esa dicotomía, esa definición tan limitada y rígida. Además los talleres Drag king permiten hacer esto de un modo práctico. Mediante el taller la gente puede ver como se construye la masculinidad y además se dan cuenta de que para construir masculinidad, primero deben deconstruir la feminidad que ya tienen interiorizada.

De esta forma las participantes se dan cuenta de que para ser mujer es necesario utilizar infinidad de prótesis y tecnologías. Si son capaces de despojarse de esas técnicas y adoptar las de la masculinidad adecuadamente, pueden vivir una nueva experiencia, una que de pie a plantearse muchas cosas como por ejemplo ¿qué es ser un hombre? ¿qué es ser leído como un hombre? ¿cómo se puede vivenciar el cuerpo desde un lugar político distinto? Además, los talleres nos permiten identificar los privilegios que nos han robado como mujeres.

Los talleres suelen ser muy físicos y paradójicos. Tienen una parte catártica. Las mujeres a menudo conectan con experiencias muy traumáticas a través del taller. A lo largo de los años me he dado cuenta de que tenemos una percepción de la masculinidad muy perversa y violenta. En el taller, las participantes tienen que crear y teatralizar un personaje, y eso requiere de un trabajo previo. Suelen crearse perfiles de hombres muy violentos, como por ejemplo pederastas etc. A veces, hay quien intenta generar otro tipo de masculinidad más positiva, pero no suelen funcionar mucho. La gente puede tener una experiencia traumática en un taller drag king, y es que vivenciar la masculinidad a veces puede ser muy traumático, sobre todo si se tiene una referencia de la masculinidad traumática e impuesta como puede ser el caso de alguien que ha recibido malos tratos. Los talleres son muy interesantes como técnica pero lo que yo he visto es que las mujeres no vivimos la masculinidad de una forma positiva. De todas formas, es importante decir que en general lo pasamos muy bien en los talleres.

Además también tienen otro aspecto muy interesante, dan la posibilidad de entender a los hombres desde otro punto de vista. Te das cuenta de que su identidad también es una teatralización. Después de tantos talleres, muchas masculinidades me hacen mucha gracia porque son muy hiperbólicas. Se ponen de manifiesto cosas muy tontas como por ejemplo cuál es la forma adecuada de estrechar una mano entre hombres. Las mujeres no sabemos estrechar la mano como un hombre. Parece una tontería pero es una expresión de poder, si sabes como estrecharle la mano a un hombre le estás diciendo que comprendes su código.

P. Te defines como transgénero poniendo en practica el lema feminista de “lo personal es político”. ¿cómo te ha afectado tu trayectoria política en el ámbito personal?

R. Desde pequeña me he entendido a mí misma como alguien en conflicto con la corporalidad normativa y el género. Muchos relatos de personas trans dicen haber identificado claramente su transexualidad desde la más tierna infancia, pero yo no lo he tenido nunca claro. No sé si soy un hombre o una mujer. Además no sé hasta que punto quiero darle una respuesta cerrada a esa pregunta. Ahora tengo cuarenta años y si miro atrás soy consciente de haber vivido un nivel de violencia muy alto: violencia física, simbólica y estructural… e identifico esto en todos los ámbitos de mi vida.

Por eso, yo he necesitado el feminismo para poder sobrevivir y también para poder comprenderme a mí misma. Me ha ayudado a no caer.

El feminismo provoca micro revoluciones, y posibilita generar una red de seguridad donde no es necesario justificarse constantemente. Hablamos mucho de la autodeterminación de los pueblos pero en lo que a la autodeterminación de mi cuerpo se refiere, es decir, para comprender mi cuerpo, el feminismo es indispensable.

Más tarde, sentí que al feminismo que yo conocía le faltaba algo, no podía quedarse ahí. Tenia un malestar interior. Entonces empecé a interesarme por la teoría queer. Creo que soy una persona muy densa y no puedo dejar de buscarme a mí misma desde una perspectiva ontológica. Siempre me planteo este tipo de preguntas ¿quién soy?

Esos malestares han acompañado paralelamente mi trayectoria política, teórica y practica. Por eso mismo Medeak, al igual que yo, encarnamos muy bien aquello de que “lo personal es político”. Bueno, nosotras y la mayoría de feministas claro. Al fin y al cabo, la mayoría de feministas entramos en el feminismo porque necesitamos un espacio de seguridad. Un espacio de seguridad no es sólo un lugar donde desarrollar prácticas políticas sino también un lugar habitable.

Siempre me he sentido muy fea, y siempre he sentido que no cabía en mi cuerpo. Cuando iba a comprar ropa, pensaba que a todo el mundo le quedaba todo bien y yo no me encontraba a mí misma. Mediante los talleres drag king empecé a verme a mí misma de otro modo. La masculinidad, para mí, ha sido un lugar liberador. Me di cuenta de que no tenía que entrar siempre en las tiendas de chicas, que no tenía que llevar sujetador si no me gustaba. Los talleres drag king, en la practica me dieron la posibilidad de cambiar mi forma de vestir. Entendí que la ropa era una prótesis y vi la posibilidad de representarme a mi misma como quisiera. Para mí esto fue esencial en lo que a autogestión del cuerpo ser refiere. En mi vida lo político y lo personal van de la mano, y es que el feminismo es eso al fin y al cabo.

P. Has dicho que en los talleres Drag king se usan las prótesis y las tecnologías como herramientas de experimentación. ¿Por qué decidiste empezar a tomar hormonas?
 

R. La verdad es que este es un tema que me genera bastante conflicto, y creo que es algo que nos pasa a muchos transexuales. Cuando tenía 28 años tuve claro que me definía como transgénero. En un momento concreto decidí que no necesitaba tomar hormonas, y me sentí muy cómoda en esa situación. Pero de algún modo siempre he tenido esa duda. Ahora he empezado a tomar hormonas y para mí suponen un peligro importante, porque son sintéticas. Además, generan una representación política de la masculinidad. Es decir, las hormonas que yo tomo generan los efectos que los médicos han diseñado. Mis hormonas no son naturales, no se han extraído de un hombre e insertado en mi cuerpo sino que han sido diseñadas para generar unos efectos concretos. Hay hombres que tienen testosterona pero tienen pechos. Mis hormonas están pensadas para reducir mis pechos.

En este proceso, he decidido tomar hormonas como forma de experimentación. Por una parte, me gusta el proceso pero por otro tengo un conflicto con el concepto de las hormonas en sí. La verdad es que lo de las hormonas no ha sido nada fácil. Me ha removido mucho, y la percepción que la gente tiene de mí ha cambiado mucho. Me genera muchas dudas y me hago muchas preguntas ¿para qué ser un hombre? ¿para qué ser una mujer?

Como mujer te sientes en casa en el feminismo, pero como transexual sientes una profunda soledad. La gente te hace preguntas muy dolorosas con total naturalidad. Por poner un ejemplo, con el tema de las hormonas mucha gente me ha preguntado para qué tomo hormonas, “eso mata, son malas” y yo pienso “¿pero tú te has visto?” Tú llevas 40 años tomando anticonceptivos, qué me estas diciendo a mí. La gente se permite hacer preguntas muy duras e invasivas.

P. ¿La cirugía es la última meta?

R. Parece que hubiera una única forma de ser transgénero. Esa forma única requiere tomar hormonas, elegir un nuevo nombre, nombrarte en femenino o masculino etc. Siguiendo esa lógica yo debería nombrarme en masculino pero no lo hago, me nombro en femenino. Me llamo Josebe, y mis amigas me llaman Itu, es un nombre neutro. No he pedido ningún cambio de nombre y en principio no voy a someterme a ningún tipo de cirugía.

Seguramente, tomar hormonas no sea un proceso seguro y constante. Tendrá parones y altibajos, como los tiene hoy en día. Gestiono mi cuerpo de ese modo. La experiencia de los talleres drag king ha tenido que ver con esto, me ha agenciado en ese aspecto, me ha ayudado a entenderme a mi misma como transgénero. Es más, me tranquiliza pensarme como transgénero aunque también me identifico como mujer. Pero mi relato vital tiene algunos matices, y a mi el transgenerismo me ayuda a explicar muchas cosas sobre mi misma. Ya no soy hombre ni mujer, no me siento en el bando de los hombres, no al menos hasta que ser mujer signifique otra cosa.

Ahora he empezado a tomar hormonas y veo a los hombres de otra forma. A veces a los jóvenes que veo muy machunos les digo: estoy tomando hormonas y estoy harta de los referentes masculinos que tenemos. Os veo todo el rato a hostias entre vosotros y esa masculinidad da miedo. Debe haber una responsabilidad para cambiar esa masculinidad. Creo que se pueden crear masculinidades feministas.

Por eso el drag king y la teoría queer me han ayudado a comprender muchas cosas, pero mi situación es muy compleja, quiero decir que sigo estando en tierra de nadie. Estoy probando. Estoy tomando hormonas, pero no quiero nombrarme en masculino. Este tipo de opciones ponen patas arriba muchos valores de mucha gente.

Para mucha gente es mucho más fácil que yo diga “de aquí en adelante seré Antonio, nómbrame en masculino, y me operaré para tener pene”. Para la gente la indefinición es lo complejo, yo represento un cortocircuito tanto para ellos como para mí misma. Quiero cuidar mi cuerpo porque sólo tengo uno. Además estoy cuestionando un sistema médico hegemónico en el que no quieren a personas como yo.

El intentar llevar al extremo ese reto implica poner tu vida patas arriba. Al experimentar con el cuerpo, el propio cuerpo se mueve y también se mueve la percepción que la gente tiene de él, y eso se nota mucho. Además, mucha gente está esperando el momento. ¿Cuándo hay que empezar a hablarle en masculino? Pero no hay sentencia final.

Las normas de género que debieran servir para que me entienda a mí misma no me valen. Necesito un mundo que vaya más allá de las categorías mujer y hombre, un mundo en el que existan mujeres barbudas y donde entren muchas otras casuísticas.

P. Para muchas la huelga del año pasado supuso un hito histórico. ¿Cuáles son los retos del transfeminismo? 

R. Nos encontramos ante una crisis epistemológica feminista muy grande a nivel estatal. Al observar el discurso que muchas personas trans están desarrollando me siento muy en conflicto. El feminismo se está convirtiendo en algo ‘mainstream’ en cierta forma, y cuando leo en las redes sociales que las personas masculinas no podemos estar ahí… yo soy parte del movimiento feminista y nunca me he planteado dejar de serlo porque sea masculina. Creo que no visibilizar a las personas masculinas en el feminismo es un error. No somos el enemigo. En este momento creo que estamos en otra fase más interesante, que tenemos que hacerle frente a este reto y que tenemos que desenredar este nudo.

Entrevista original en euskara Irutxuloko Hitza (traducción al castellano de Nagore Iturrioz)

lunes, 3 de junio de 2019

#hemeroteca #lgtbifobia #violencia | Medeak denuncia «una agresión brutal por lesbofobia y transfobia» en una gasolinera

Imagen: Google Imágenes / Aritzeta
Medeak denuncia «una agresión brutal por lesbofobia y transfobia» en una gasolinera.
Según la víctima fue la rápida reacción de una testigo al llamar a la Ertzaintza la que evitó que el ataque, que quedó grabado, llegara aún más lejos.
Donostitik, 2019-06-03
https://www.donostitik.com/medeak-denuncia-una-agresion-brutal-por-lesbofobia-y-transfobia-en-una-gasolinera/

El colectivo Medeak ha hecho público en las redes una agresión a una compañera en la gasolinera de Aritzeta el pasado 23 de mayo. Una «agresión física brutal por parte de un hombre y motivada por la lesbofobia y transfobia», según afirma Medeak en un comunicado en que también se refiere al «duro proceso judicial» posterior.

Según el testimonio de la víctima fue la rápida reacción de una testigo al llamar a la Ertzaintza la que evitó que la agresión llegara aún más lejos. El ataque que quedó grabado en las cámaras de vigilancia.

«Antes de que pueda darme cuenta abre la puerta de mi coche, me coge del cuello y me tumba en el asiento del copiloto. Se tira encima de mí, tengo su cara pegada a la mía, y mis pies cuelgan del asiento del piloto, saliendo fuera del coche. Mientras trata de estrangularme me grita que me va a matar, que me va a destrozar y que me va a reventar», expresa la víctima en su testimonio.

Según parece el hombre la acusaba de «haberle enseñado un dedo» desde el coche y se dio a la fuga cuando supo de la próxima llegada de la Ertzaintza.

La víctima fue atendida en el ambulatorio y a continuación interpuso la denuncia en la comisaría de Hernani. «La Ertzaintza trata de discernir si es una agresión por una discusión de tráfico o una agresión sexual. La lesbofobia y la transfobia no entran en los códigos de la agresión sexual y se genera un debate», narra al respecto.

Tras una primera sentencia de agresión leve y los consiguientes recursos el atacante aceptó los cargos de agresión leve y amenazas, el pago de 150 euros de indemnización y una orden de alejamiento de un año. «Retiro el recurso por la doble victimización institucional. Soy consciente de que no van a entender que ha sido una agresión sexual, pero que tengo claro que lo es», afirma la víctima.

La víctima añade expresa en su testimonio: «Mi condición de bollera-transgénero me ha hecho vivir una cantidad ingente de violencia. Reconozco la ira, el asco, la repulsión y las ganas de matar que les genero a muchos hombres tan solo por mi condición corporal. Pero nunca jamás había vivido, en mi vida, una agresión con semejante violencia, vejación sexual y pánico a perder la vida».

martes, 21 de junio de 2016

#hemeroteca #28j | Tolosa: El Tinglado vestirá los colores del arcoíris

DV / Ramón San Sebastián, Maite Ruiz de Eguilaz, Olatz peon y Mikel Martin //

El Tinglado vestirá los colores del arcoíris

El Ayuntamiento ha anunciado actividades en torno al Día Internacional del colectivo LGBTIQ el próximo martes
Elene Arandia | El Diario Vasco, 2016-06-21
https://www.diariovasco.com/tolosa-goierri/tolosa/201606/21/tinglado-vestira-colores-arcoiris-20160621001645-v.html

El Ayuntamiento de Tolosa fue uno de los primeros consistorios en aprobar una moción en contra de la homofobia hace ya casi cuarenta años, y como tal, se sumará al Día Internacional del Orgullo LGBTIQ (lesbiana, gay, bisexual, transexual, intersexual y 'queer') del próximo 28 de junio, para el cual, tal y como lo anunció en la presentación ayer, llevará a cabo una serie de actividades mediante las cuales desea mostrar su apoyo y compromiso al colectivo, darle visibilidad, y condenar la discriminación que sufre, poniendo como ejemplo el atentado de Orlando (EE UU) contra un club frecuentado por homosexuales, en el que murieron más de cincuenta personas.

Para ello, por un lado, desde este jueves día 23 hasta el próximo martes 28 de junio, la fachada del Tinglado vestirá los colores de la bandera arcoíris, también conocida como bandera LGBT, a través de una iluminación especial que el consistorio encenderá este jueves por la noche.

Por otro lado, y de cara al próximo martes 28 también, las banderas LGBT y el triángulo rosa, uno de los símbolos más conocidos por la comunidad gay, lucirán en el balcón del consistorio, y el Pleno de ese día aprobará la Declaración Universal de los Derechos Humanos, redactada por la asociación Gehitu, el movimiento EHGAM, Euskal Herriko Gay-Les Askapen Mugimendua, y el grupo feminista Medeak.

La alcaldesa, Olatz Peon, por su parte, recordó lo ocurrido en Orlando haciendo referencia a un artículo de opinión publicado por Iñigo Lamarka el sábado pasado en DV bajo el nombre 'Homofobia hiltzailea', y remarcó la necesidad de visibilizar la realidad de este colectivo. «En muchos países, las personas LGBTIQ sufren persecución, y no debemos olvidar que son parte de la diversidad de esta sociedad. Mientras no haya respeto, no habrá igualdad de derechos», añadió Peon.

Ramón San Sebastián, miembro de la asociación Gehitu, recordó que el año pasado por estas fechas, miembros de Gehitu participaron como primera «intervención oficial en la lucha contra la homofobia» en el campeonato de 3x3 organizado por TAKE a través del equipo Ortzadar, y que tras la experiencia y la colaboración ciudadana recibida, este año la asociación se ha puesto en contacto con el consistorio. A su vez, señaló el objetivo de dar visibilidad y divulgar esta iniciativa también en las redes sociales con el hashtag #tolosaLGTBIherria.

Por último, Mikel Martin, miembro de EHGAM, recalcó que, poco a poco, «la homofobia está desapareciendo», pero «aún se deben ejecutar diversos protocolos»: «que la represión o la homofobia no nos corten las alas, las ganas de volar, la necesidad de respirar, ni de andar por ningún lugar. Todos los centímetros de la tierra nos pertenecen en pie de igualdad, como a todas las demás personas».

miércoles, 26 de agosto de 2015

#hemeroteka #postpornoa | Iraultza gorpuzten postpornografiaren eskutik

Irudia: Klitto
Iraultza gorpuzten postpornografiaren eskutik
Nagore Iturrioz · Medeak taldeko kidea | Berria, 2015-08-26
http://www.berria.eus/paperekoa/1832/012/001/2015-08-26/iraultza_gorpuzten_postpornografiaren_eskutik.htm

Joan den uztailean, Medeak talde transfeministako kideok jardunaldi postporno batzuk antolatu genituen Donostian. Gure helburua askatasunean oinarritutako sexualitate eredu berriak Euskal Herrira helaraztea zen. Auskalo lortu genuen ala ez! Baina, dirudienez, erronka hori mahai gainean jartze hutsak jakin-mina sortu zuen, edo agian porno hitza entzuteak, nor daki! Ukaezina da herri borrokalaria dela gurea, baina isileko hierarkia bat existitu izan da beti hemen borroka gaiekiko. Iraultzarako bidean, gorputza buruaren euskarri soila bilakatu da maiz.

Feministontzat, ordea, gorputza lehen mailako tresna eta mintzaidea izan da beti. Gorputzetik hitz egin dugu, eta gorputza erabili izan dugu borrokarako. Lehenik eta behin, jakin badakigulako ez dagoela bi elementu hauen arteko banaketarik. Eta, bigarren, egunero jendarteak gure bizitza arautzeko ezartzen dituen debekuak gure gorputzean mugak inskribatzen dituelako. Emakume izateak modu zehatz batean eseri behar dudala esan nahi du, hankak ondo itxiz eta nire bizkar hezurra urratuz. Txikitatik ikasi nuen, eta hainbestetan errepikatu dut, dagoeneko nire gorputzean inskribatu dela. Orain, ikasitakoa deseraikitzea da esku artean dudan lana, ez baitago esanahi gabeko gorputzik ezta gorputzean markak uzten ez dituen gertakizunik. Barbara Krugerek zioen moduan, “my body is a battleground”.

Beraz, gorputza borrokarako tresna izanik, sexualitateak erdiguneko gaia izan behar luke. Euskal Herrian irekiak garen heinean, maiz esaten dugu sexualitatea gure egunerokotasunaren atal garrantzitsua dela. Hau da, pentsamendua, kirola, elikadura eta beste hainbeste atal jorratzen ditugun era berean landu beharko genukeela. Baina zer gertatzen da postpornografiari buruz hitz egiten badut? Hau da, sexu eredu eta pedagogiari buruz hitz egiten badut? Orduan masailak gorritzen zaizkio orori, eta txantxetako gaietara bueltatu garela dirudi.

Masail gorri horiek beste behin konfirmatzen dute sexualitatea esparru pribatuan kokatzen dugun gai bat dela. Ezkutukoa eta norbanakoa balitz bezala. Baina ideia hori guztiz faltsua da, gure gorputza beste hainbeste gaitan domestikatzen den era berean sexualitate eredu zehatz bat izan dezan hezten da, baita sexualitate eredu hori egoera eta modu zehatz batean gauzatu dadin ere. Domestikazio prozesu horretarako, askotariko tresnak ditu estatuak: lege zibikoak, komunikabideak... eta, nola ez, pornografia.

Pornografia gure sexualitatearen pedagogia bihurtu da, eta bertan agertzen diren gorputzak besteak beste zuriak, klase ertainekoak, heterosexualak eta gazteak dira. Beraz, eredu horietatik at dauden gorputzak sexualitaterik ez izatera kondenatuta daude. Mugimendu aniztasuna duten gorputzei, gorputz lesbianoi, gorputz nagusiei... beraien bizitzaren atal bat lapurtu zaie, ez baitute eredu koitozentratu heteropatriarkal horretan errepresentaziorik.

Seguruenik, masailak oraindik gorrituta dituztenek ez liekete sekula hainbesteko boterea emango pornografiari. Agian ez dute inoiz pentsatu pornografia gure gorputzarekin zuzenean mintzatzen den hizkuntza dela, hau da, beldurrezko filmek egiten duten modu berdinean sentsazioak sortzen dituela, gure gorputza sofatik mugiaraziz. Ba, jakin ezazue gorputzak sentsazio horiek barneratzen dituela ordegailuaren disko gogorra balitz bezala, esanahiak inskribatuz. Barneratze prozesu horrek oso modu eraginkorrean funtzionatzen du, pornografiaren eskutik ematen zaigun sexuaren narrazioa berdina baita beti: lehenengo ukitu, gero lau hanketan, gero sexu orala eta azkenik, noski, eiakulatu. Gure sexualitateari imaginaziorik gabeko bidexka bat marrazten dio.

Baina sexualitatea beste zerbait izan daiteke, gorputzetik sortzen den grina eta desioa milaka modutan gauzatu daiteke, milaka koloretan eta milaka momentu edo kidelagun desberdinekin. Beraz, postpornoaren sortzaile den Anny Sprinklek esan zigun moduan, dagoen pornografiak islatzen ez bazaitu, sortu ezazu zure pornografia propioa “do it yourself”.

Helburua beste pertsonaren desioan barrena hausnartzea da, gorputza entzutea, ez modu mekanizatu eta heterokoitozentratu batean jokatzea; gorputzak, zakila eta aluaz beste, azala du, izerdia, ilea, pultsioa. Beraz, gorputzarekin elkarrizketan jarri behar gara pornoak egiten duen bezalaxe, baina beste hizkuntza bat hitz eginez: postpornoaren hizkuntza, non gorputzak milaka zulo dituen, nahiz eta agian gure desioa gaur ez den horietako bat bera ere penetratzea.

Izan dezagun ba elkarrizketa hori gozatzen dugun gorputz bakoitzarekin, praktika koitozentratu hegemonikoetatik haratago. Hitz egin dezagun bere azalarekin, bere mila zuloekin, bere ilearekin, bere izerdiarekin, eta ponpatu dezagun bere pultsioa. Agian horrela, gorputz guztiek, edozein jatorri, mugikortasun edo sexu identitate izanda ere, bizirik daudela eta legitimoak direla sentitu ahalko dute. Ez dago ilegala den pertsona ez desiragarria ez den gorputz edo praktikarik, gurea topatu besterik ez dugu.

Beraz, bada garaia noizbait dezagun desira eta plazerra mahai gainean jarri eta gorputza borroka gune bilakatu.

viernes, 24 de julio de 2015

#hemeroteka #postpornoa | Nagore Iturrioz: «Sexualizatuta gaude eremu publiko orotan»

Imagen: Berria / Nagore Iturrioz
Nagore Iturrioz · Medeak talde transfeministako aktibista: «Sexualizatuta gaude eremu publiko orotan»
Euskal Herriko lehen postporno jardunaldiak egiten ari dira atzotik Donostian. Sexualitatearen eredu hegemonikoen aurkako borroka politikoa egiteko zimenduak finkatuko dituzte bihar arte, solasean.
Oihan Vitoria | Berria, 2015-07-24
http://www.berria.eus/paperekoa/1845/040/001/2015-07-24/sexualizatuta_gaude_eremu_publiko_orotan.htm

Gora eta behera, hara eta hona ibili da egunotan Medeak talde transfeministako aktibista Nagore Iturrioz (Ordizia, Gipuzkoa, 1979); atseden hartzeko astirik gabe kasik. Buru-belarri ari da Euskal Herriko aurreneko postporno topaketen prestaketan, eta aireportura joan-etorrian igaro du astea: «Pixka bat erotuta». Atzerritik datozen hizlariei harrera egin —maletak galdu dizkiete zenbaitzuei— eta jardunaldiei azkeneko ukituak eman berritan mintzatu da Berriarekin, gogoeta feministez zipriztindutako solasaldi pausatuan. Medeak-en izenean hitz egin du.

Euskal Herriko lehenbiziko postporno jardunaldiak. Beldurrak, aurreiritziak eta tradizioak apurka-apurka hausten ari diren seinale?
Seinale baino gehiago, nolabait gogoaren isla dira topaketok. Medeak-en aspaldi hasi ginen horrelakoetan lan egiten, eta Euskal Herria sexualizatzen; txantxetan esan ohi dugu euskal gatazka sexualitatearekiko jarrerarekin eduki dugula hemen. Badaude tabu moduan geratu diren gauzak, eta garrantzi handia dutenak politikoki. Agian bada unea, lasaiago gaudela, horri heltzeko? Baliteke. Baina, jendea prest delako ez, burugogor jarri garelako egin dugu.

"Lizun eta zikin" leloa aukeratu duzue. Euskal herritarrek, ordea, garbi eta lotsatien ospea omen dute...
Iruditzen zaigu badela garaia postpornografiak esan nahi duena jendeari helarazteko; ez da horrenbeste sexual herria iritsi denik. Egia da aurreiritzi franko daudela, eta izuak ere bai: bortizkeriaz hitz egingo bagenu zalantzarik gabe etorriko liratekeenen aurpegietan horixe igarri dugu: «Jo egingo gaituzte?» edota «Txortan egin beharra dago?» galdetu digute. Postpornoaren ikuspegi politikoa Euskal Herrira gerturatzea da jomuga. Jendea ausarta izan behar da, baina, bai, beldurrez dira.

Tabu lehen, plazer gozagarri orain. Zergatik kostatu da ikusaraztea?
Bidea egiten ari da apurka-apurka, baina sistemak —erlijioak, erruak, medioak...— irabazi egin digu nolabait. Postpornoaren bidez joera hori iraultzea eta geure gorputzez jabetzea da asmoa: sexualitatea kudeatzen dugun neurrian, askeago gara.

Zer-nolako inguruak irabazi ditu?
Sexualizatuta gaude eremu publiko orotan. Iruñeko sanferminetan lizunkeriak eta ukituak pairatzen dituzten andreen kasuak, adibidez, normaltzat dauzkagu. Kalean egoera sexual batean agertzeak, ostera, lotsa ematen digu. Kontraesana da.

Porno tradizionala iraultzen duen mugimendutzat duzue postpornoa. Politikoki zer eragin dauka?
Estatuak sortu dituen andre kikildu horietatik aldentzen gaitu, besteak beste. Txortan egitea oso garrantzitsua da, osasunarentzat eta buruarentzat. Guk, alabaina, testuinguru jakin batean txertatzen dugu postpornoa, aldarrikapen politiko batekin. Alde batetik, pornografia izan da urteetan sexualitatearen pedagogia bakarra. Sexu esplizitua ikusteko aukera bakanena izan da, eta gehiengoak hortik ikasi du: gorputz normatiboak, pertsona zurien arteko harreman heterosexualak...

Eta horrek bazterketa dakar...
Erabatekoa. Sexualitatearen eredurik ez dutelakoan, asko eta asko geratzen dira bazterrean. Noizbait kudeatzen da dibertsitate funtzionala dutenen sexualitatea? Ikusezina eta estigmatizatua da. Gainera, sexualitatea ulertzeko modua estatuaren heteroarauaren menpekoa da.

Postporno propioa edukiko luke balizko euskal estatu feministak?
Sexu eredu ireki bat, behintzat, bai. Do it your self (Egin ezazu zuk zeuk) filosofiarekin bat dator postpornoa; hori du premisa. Estatuak ez du disidentziatik ezer sortuko; geuk sortu behar ditugu eredu errealak. Eta nahi dugun pornoa existitzen ez bada, beste bat egin beharko dugu denok irudika gaitzan. Feminismoaren ikuspegi anitz eta bateratzailea aintzat hartuta, betiere.

Eta posible al da euskaraz egitea?
Guztia da posible; baita Euskal Herrian ere. Gehiegi sinistu dugu sexualitaterik ez dugula, eta politikoki oso zorrotzak izan gara. Argi eta garbi eduki dugu egin beharrekoa, baina desioa, plazera eta gorputzarekin loturiko kontuak ahaztu zaizkigu. Horrek ez du esan nahi euskaraz egin ahal ez denik. Horretan gabiltza; egin daitekeela soilik ez, egin behar dela sinesten dugu. Edozein iraultza egiteko, bizipoza behar da, eta, hortaz, postpornoak ere euskararen biziberritzean lagun dezake.

Bizikleten piezekin egindako jostailu sexualak, sokak eta pintzak. Lantegi bateko tresnak dirudite...
Normalean bizitzen ez dugun emozio aldaketa bat sortzen du postpornoak gorputzean, baina sarri ez du minik eragiten; sexualitateaz gozatzeko erremintak erabiltzen jakitean datza. Beldurra ezjakintasunetik dator; tabuak tabu, korapiloekin eta immobilizatuz goza daiteke.

Azken egunean ere festa bat egingo duzue. Lantegietan trebatutakoa praktikan jartzeko asmorik?
Baliabideak jarriko ditugu, baina ez dugu inor derrigortuko txortan egitera, ez eta biluztera ere. Feminismoak ez du ezertara behartzen.

miércoles, 24 de junio de 2015

#textos #transmarikabollo | Cuerpos y anticuerpos


CUERPOS Y ANTICUERPOS
Julen Zabala, 2015-06-24

Gorputza eta Sexualitatea Bizitzen | Donostiako Emakumeen Etxea

Antes de nada agradeceros esta oportunidad para participar en la mesa redonda “Gorputza eta sexualitatea bizitzen”. Quiero compartir con todas vosotras estas reflexiones sobre el activismo actual, en el marco de las dinámicas de colectivos como Medeak y EHGAM o la Transmarikabollo Koordinadora, con el único propósito de suscitar el debate y la participación de todas vosotras. Deciros que he titulado mi intervención de este modo: “Cuerpos y anticuerpos”.

Cuando estaba intentando ordenar unas cuantas ideas, no he podido obviar dos temas de plena actualidad y que me permitan, de alguna manera, plantear un discurso más o menos coherente y mantener, al menos, vuestro interés y atención.

Por un lado se acaban de celebrar unas elecciones municipales, forales y autonómicas: podemos constatar un aire nuevo que recorre de norte a sur y de este a oeste la península. Y su mayor interés reside en que nos presenta un panorama bastante desconocido, basado, fundamentalmente, en alianzas y pactos: asistimos a unos tiempos llenos de promiscuidad, tríos y hasta orgías de diferentes rangos políticos.

La primera cuestión que me planteo es si esta promiscuidad, inédita en la mayor parte de los casos, dará sus frutos. Ya lo veremos y tendremos tiempo para obtener conclusiones. Pero desde el inicio hemos visto unas imágenes nuevas, diferentes, que al menos nos pueden dar cierta ilusión.

Sin duda alguna, Manuela Carmena nos está dando en Madrid alguna de esas imágenes inéditas hasta ahora: es impagable la caricia tierna de esta señora a Gallardón, ni más ni menos, ante una Botella desencajada, la misma de las peras y las manzanas. Con una sola imagen hemos pasado del “cuidado con la política” a la “política de los cuidados”, a la que Manuela hizo alusión en su discurso de investidura. ¡Toma ya!

Un aire nuevo, como digo, recorre la nueva política. Podemos apuntar algunos signos del cambio para estas fechas de celebración del 28-J, Día para la Liberación Sexual: se volverá a colocar la bandera arcoíris en el Ayuntamiento de Madrid, algo que no se hace desde 1995; ya ondea esta bandera, desde la pasada semana, en el Ayuntamiento de Cartagena; y lo hará los próximos días por primera vez en su historia en Córdoba y en Valladolid, gracias a las nuevas y promiscuas mayorías políticas.

Ada Colau, por su parte, crea en Barcelona la concejalía de Ciclo de la Vida, Feminismos y LGTBI, algo que no puede dejar de asombrarnos, pues, además de visibilizarnos, convierte la "igualdad" en "feminismos". ¡Toma ya!. Ayuntamientos como Ripollet y Mérida también crean concejalías o áreas específicas sobre derechos y políticas LGTBI. También hemos conocido que en todas las poblaciones extremeñas con gobiernos socialistas se van a pintar pasos de cebra con los colores arcoíris. Y más visibilidad: ni uno, ni dos, sino tres son los concejales gais de Compromís en el Ayuntamiento de Valencia.

Más cambios en menos de una semana. El despacho del nuevo alcalde de Cádiz, José María González “Kichi”, está presidido por el regidor anarquista de la Primera República. Y cómo olvidar el acto, lleno de simbolismo, del alcalde de A Coruña, Xulio Ferreiro, de homenajear a la científica María Wonenburger: “donde tenía que estar” aseguró. Tanto él como el resto de los regidores de las mareas gallegas (de Compostela y Ferrol) muestran auténtico laicismo y no acuden a la ofrenda de las ciudades del Antiguo Reino de Galicia, casposa “devoción” al Santísimo Señor Sacramentado.

Desde luego, algo está cambiando, y no solo son gestos. También se está abriendo un debate para cambiar el modelo de Orgullo para próximas ediciones. Pero también se abordan otras cuestiones más importantes: las primeras medidas de Manuela y Ada se centran en paliar la malnutrición infantil durante este verano y hacer frente a los desahucios. Frente a estas acciones sociales podemos poner el ejemplo del asunto tratado en el primer pleno del Ayuntamiento de Bailén, en Jaén, convocado con carácter urgente: nombrar “alcaldesa perpetua” a la patrona del municipio, la Virgen de Zocueca. Sobra decir que el gobierno municipal está en manos del PP y una agrupación de “independientes”. Sin más palabras.

Hasta aquí una serie de ejemplos desde la promiscuidad. Puede que no nos parezcan grandes cosas. Pero sabemos lo que nos costó que en Donostia se izara la bandera multicolor o los triángulos rosa y negro en la balconada del edificio consistorial, tras múltiples excusas socialistas. Podemos recordar también el sectarismo con el que se nos ha tratado a las transmarikabollos en las ruedas de prensa con ocasión del 28-J en el mismo Ayuntamiento.

Vayamos a una segunda reflexión. Frente a esta promiscuidad, ¿qué ocurre en nuestro ámbito más cercano? Pues que, en este lugar en el que la mayoría es, sin ninguna duda, de izquierdas, los pactos son de cuarto oscuro, de políticas de infidelidades y cuernos y vuelven a gobernarnos meapilas y quienes persiguen cruising y “alardean” con ordenanzas sobre ocupación y uso del espacio público.

La sensación es más bien amarga, pues quienes pudieron iniciar unas verdaderas políticas para la diversidad sexual no lo han hecho: sin visibilidad, apagando incluso la iluminación del Kursaal arcoíris; sin afrontar políticas contra la lgtbifobia en la ciudad, en la educación, en el ámbito laboral, en la atención social, por poner solo algún ejemplo. ¿Nos parece suficiente incrementar la dotación económica de los premios de la regata femenina de La Kontxa? ¿Hablamos del Alarde de Hondarribia y de sus consecuencias políticas? ¿No hubiera sido decisivo abordar las necesidades de las bollos y las maricas más viejas, creando, tal vez, un centro de día, siguiendo el ejemplo de la Fundación 26 de Diciembre en Madrid? ¿Por qué no se ha sustituido el voto de la ciudad a la Virgen del Coro por un homenaje a Teresa de Escoriaza, periodista donostiarra que dio por radio el primer discurso feminista allá por 1924?

Lo mínimo que podemos pedir a quienes se consideran nuestras aliadas son verdaderas políticas para la diversidad sexual. Pero, además, me parece que estas políticas para la diversidad sexual se nos quedan ya muy cortas y que, desde la perspectiva transmarikabollo, nuestra “biodiversidad sexual” exige una nueva “biopolítica”. Y ahí os dejo este nuevo concepto, “biodiversidad sexual”, que ojalá abra nuevas líneas de reflexión y debate.

Hasta ahora hemos visto algunos apuntes sobre las elecciones y sus resultados, pero ahora quiero abordar una tercera (y última) reflexión. Estos días también se ha desarrollado un intenso debate sobre la vacunación infantil, a raíz del lamentable caso de difteria en Olot, algo que no se daba ya desde hace 28 años. Igual os parece que hasta el momento no he hablado mucho del tema de este ciclo sobre “Cuerpo y Sexualidad”. Pero este asunto de las vacunas me ha llevado a relacionar nuestro activismo, desde esa idea de la “biodiversidad sexual” con los “anticuerpos”.

En ocasiones hemos tratado la homofobia y, por extensión, la lgtbifobia en todas sus formas, como auténtica enfermedad: de ahí nuestro mensaje “vacúnate contra la homofobia”. Los “anticuerpos” se encuentran en la sangre u otros fluidos corporales y son empleados por el sistema inmunitario para identificar y neutralizar elementos extraños tales como bacterias, virus o parásitos. Las vacunas son un preparado de antígenos que una vez dentro del organismo provoca la producción de anticuerpos y con ello una respuesta de defensa ante microorganismos patógenos.

He aquí una de las claves para afrontar las agresiones que sufrimos. Me parece que el activismo transmarikabollo debe desarrollar múltiples vacunas sociales frente al heterosexismo y el machismo que nos rodea. Debemos considerar su violencia, sus agresiones, incluso su discurso, como verdaderos elementos extraños y organismos patógenos. Debemos desarrollar un plan de inmunización de nuestros cuerpos y también de nuestras vivencias, de nuestra “biodiversidad”.

Y podemos extraer otra lección de la vacunación. Las vacunas son múltiples, dependiendo de los organismos patógenos a combatir. Me parece que aquí tenemos otra de las claves. Poner una bandera arcoíris en un Ayuntamiento como el de nuestra ciudad durante este fin de semana igual ya no crea ningún “anticuerpo” social, porque nuestra comunidad ya es inmune a este hecho. Pero esta misma bandera que, por primera vez, se ha colocado en Cartagena o se va a colocar en Córdoba o Valladolid sí es una primera dosis de vacunación social.

Cada ámbito social necesita sus propios anticuerpos. Me parece que ésta es una gran lección que debemos asumir. Hay que desarrollar “anticuerpos”, aquí y allá, en todas partes, pero no podemos pretender que sea de la misma forma ni con los mismos ritmos. Pongamos algunos ejemplos.

Empecemos por lo más cercano: nuestros cuerpos transmarikabollos identifican e intentan neutralizar elementos extraños tales como el Orgullo mercantilizado, el dinero rosa que aflora con iniciativas como la de Ayuntamiento y comerciantes de Bilbo o la entrada de 20€ para acceder al Pride de Sitges, pero no estoy seguro de que hayan identificado de la misma forma la iniciativa “Escapadas LGTB – Festival de Cine” de hace dos años, presentada en rueda de prensa nada más y nada menos que por el mismo concejal Josu Ruiz, "versátil" donde los haya, pues lo mismo defiende el turismo gay que renueva votos al Coro.

Vayamos un poco más allá: tal vez a estos cuerpos estereotipados de la celebración del Orgullo gay en Tel Aviv todavía no podamos considerarlos como cuerpos patógenos, teniendo en cuenta el contexto en el que se celebran, un Oriente Próximo asediado.

Y lo mismo parece que sucede con los desfiles festivos de lugares como Murcia, donde la imagen del “anticuerpo” es absolutamente extraordinaria.

Extraordinario también es el debate que se ha abierto en Marruecos estos últimos días y del que debemos aprender cómo generar “anticuerpos”. La coincidencia de varios hechos ha abierto un debate sin precedentes pero no podemos considerarlo como positivo. Algunas acciones, como la de Femen, ha desarrollado la enfermedad y las consecuencias han sido más terribles para la propia comunidad gay local, que intenta generar anticuerpos adecuados a su realidad social frente al artículo 489.

No deberíamos olvidar nuestro pasado, nuestra propia lucha, nuestra forma de generar anticuerpos: empezamos con una tímida campaña frente a la despenalización de la homosexualidad, avanzamos combatiendo el escándalo público, seguimos con la legalización del movimiento, aprendimos a compartir nuestra desesperación en los tiempos oscuros del sida, nos hicimos más fuertes luchando contra cualquier discriminación, abordamos los derechos y la igualdad legal y continuamos en el combate por la igualdad real y la erradicación de la lgtbifobia y todavía nos queda defender la diferencia y un largo etcétera.

No, no parece, pues, muy adecuado pretender crear anticuerpos enseñando, en un lugar medio sagrado (el del “héroe de la descolonización”, como dicen Brigitte Vasallo y Gerard Casas) y en un ambiente totalmente hostil, unas tetas “con un lema de inspiración estadounidense”. Se alimenta así, de forma contraproducente, “una amenaza ligada a las potencias coloniales”. ¿Olvidamos dónde estamos y cuáles son las consecuencias de otras tetas, las que se mostraron en la capilla complutense? Descolonicemos, también, el feminismo y el activismo transmarikabollo y apoyemos para que el activismo de cada lugar consiga con sus medios y ritmos avances significativos, como acaban de conseguir las mujeres marroquíes la ampliación de los supuestos para abortar.

Se trata, en definitiva, de crear los anticuerpos adecuados en tiempo y lugar. Podríamos hablar de muchísimos cuerpos y de cómo los organismos patógenos intentan controlarlos de mil maneras. Aquí batallamos contra la talla 38, que es la que nos aprieta el chocho.

Y contra la indumentaria femenina que marque las curvas para deleite del heteromacho: tallas ajustadas en baloncesto, faldas en bádminton, bikini para el balonmano playa o aquel impresentable maillot “transparente” del equipo colombiano de ciclismo. Y, sin embargo, allá, en Irán por ejemplo, es el hiyad el que “mantiene vivo el amor por el deporte de las mujeres”: “el velo es parte de su cuerpo”.

Por cierto, habría que abrir un capítulo solo para el maltrato y burla al deporte femenino. ¿Nos parece peor jugar con el velo como las iraníes o que el club campeón de la Liga femenina cobre aquí un premio de 1.352,28€? Así daban la bienvenida a Primera división al equipo de chicas del Oiartzun en Marca: “Botas de fútbol: 80 euros; cintas del pelo: 10 euros; sueldo de las futbolistas: 0 euros; entrada al campo: 3 euros. Subir a Primera división: no tiene precio.” Y ya lo dijo un tal Felice Belloli, responsable del fútbol femenino italiano: “Basta ya de dar dinero a cuatro lesbianas”. En fin, dejemos para otra ocasión la verificación de sexo, la última humillación para las futbolistas.

Y si aquí batallamos contra la talla 38 y la indumentaria sexista, también defendemos el derecho a utilizar el transporte público con velo integral en Gasteiz. Pero allá, en la tiranía del Estado Islámico por ejemplo, las mujeres nos dan una lección de anticuerpos despojándose de burkas y niqabs al alcanzar territorio kurdo y mostrar coloristas vestimentas que, por cierto, siguen tapando todo su cuerpo. Cuerpos y anticuerpos. Como si no fueran anticuerpos los que desarrollan las mujeres de Argelia y Túnez que lanzan en las redes sociales la campaña “mi dignidad no está en el largo de mi falda”.

Como si no fueran anticuerpos los que desarrollan las iraníes que desafían a la policía de la moral, que en 2014, según cuentan, multó, llamó la atención y arrestó hasta 3 millones y medio de mujeres. Eso, que te presentas allí y enseñas tus tetas colonizadoras y occidentales. Occidentales también los cortes de pelo para ellos en Irán, a los que se les prohíbe los peinados satánicos, la depilación de cejas masculina y los tratamientos de bronceado. Más anticuerpos.

Acabo ya, pues la lista de vacunas a desarrollar sería interminable y, además, cualquier antídoto debe ser transversal y responder al “movimiento de las intersecciones”: gais gitanos, lesbianas obesas, trans afroamericanas, migrantes seropositivas, prostitutas viejas, mariliendres sordas…

Testimonios como el de la exmodelo Patricia Soley Beltrán, que asegura que lo que da lustre al glamour es la existencia de la pobreza. Y ante la pregunta: “¿Hay un modelo de consumo ideal o está por inventar?”, responde: “A mí me gusta mucho el modelo de los años 60 del siglo XX. Una sociedad concienciada que luchaba contra guerras estúpidas y un modelo de industria con propuestas pero sin imposiciones. Se podía elegir. Ese sería un buen modelo a seguir.”

Testimonios tan vivos como el de Fátima Djarra Sani que nos dice que, como su madre, cuida la tradición, pero solo aquella que lo merece: “La ablación, no. Si no nos levantamos las mujeres africanas en la lucha contra la mutilación, nadie lo va a hacer por nosotras."

Abramos nuestra mirada, porque el mundo está lleno de testimonios increíbles que han sabido desarrollar anticuerpos para sobrevivir, como Sisa Abu Daooh, una egipcia que decidió vestir como hombre tras la muerte de su marido y por la necesidad de mantener a su hija Hoda: debía escapar de las restricciones contra el empleo de las mujeres en una cultura patriarcal y ha trabajado en la construcción, otros trabajos manuales y, finalmente, entre los lustradores de zapatos de Luxor. Después de cuatro décadas decidió dar a conocer su secreto, ante las persecuciones gubernamentales contra las expresiones poco convencionales de género y sexualidad. Sin embargo lo que empezó como una manera de sobrevivir a la pobreza se ha convertido en su forma de vivir preferida y no tiene intención de cambiar. Su hija, Hoda, ha dicho: “No es sólo mi madre. Es mi madre, mi padre, todo en mi vida.”

Ahora vais y le contáis -ahora vamos y le contamos- a Sisa Abu Daooh lo que es la performatividad drag-king, la teoría queer, lo que es el activismo transmarikabollo y lo que son los anticuerpos. ¡Ea!

sábado, 9 de mayo de 2015

#hemeroteca #cuerpos | Nagore Iturrioz: “La anorexia es una tecnología de género que sirve para crear mujeres”

“La anorexia es una tecnología de género que sirve para crear mujeres”
Una conversación con Nagore Iturrioz sobre trastornos alimenticios y feminismos
Hibai Arbide Aza | PlayGround, 2015-05-09
http://www.playgroundmag.net/articulos/entrevistas/Anorexia-feminismo_0_1531646825.html

Nagore Iturrioz vive en Donostia. Tiene 35 años y es militante del colectivo Medeak, toda una referencia del activismo transfeminista. Hoy no se definiría como anoréxica, pero hubo un tiempo en el que identificarse como tal fue parte de un proceso que debía hacer. Fruto de ese proceso ha dado varias charlas en las que analiza la anorexia y los trastornos alimenticios como elementos que construyen la feminidad.

Hablemos de la anorexia.

Yo tengo problemas con los términos patologizados como anorexia, bulimia, etcétera. Hablaría más bien de haber vivido en primera persona desórdenes alimenticios. No me gusta el término anorexia, así que cuando lo use durante la conversación, será sólo por facilidad, para entendernos.

¿Hablamos de trastornos alimenticios, entonces?

En mi caso hablaría de una fijación o de TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo) con la alimentación. Si hablamos de desórdenes alimenticios, antes deberíamos preguntarnos qué es el orden y ese debate daría para mucho.

A las mujeres se les impone un canon estético, pero se les ridiculiza y critica cuando intentan amoldarse al mismo a través del maquillaje, el adelgazamiento o la cirugía estética…

Este tema a mí me indigna especialmente porque eso es invisibilizar las tecnologías de género. Los gimnasios y las dietas son esfuerzos para parecernos a un modelo de lo que es ser mujer. Piensa en las típicas tías que están muy delgadas y presumen de comer “de todo”, con esa necesidad de repetir constantemente algo que una persona más gordita no diría nunca: “yo como un montón”. Socialmente está muy bien visto comer como una lima pero estar delgada como un palo. La que lo hace ha conseguido la virtud genética de ser aquello que representa la feminidad, sin tener que llevar a cabo esfuerzos. Pero es una farsa. Es mentira. Pasa en todos los grupos de amigas cuando nos vamos juntas de vacaciones. A las que decían que comían mucho dan ganas de decirles: “no, cariño, tú estás delgada porque no comes lo mismo que esta otra que pesa 20 kilos más que tú”. Es como lo de “qué guapas estás / uy, pues me acabo de levantar así de la cama”. No, es mentira. No te has levantado así.

¿Por qué esa necesidad de fingir que lo hacemos sin ningún tipo de esfuerzo?

Para que parezca que es algo natural, algo que no ha sido construido mediante las tecnologías de género. La anorexia es una tecnología de género para crear mujeres. Un ejemplo son las amenorreas, cuando se te va la regla. Se suele vivir como algo súper conflictivo porque es un indicador médico de que algo falla. ¿Cuál es la solución que proponen los doctores? La hormonación, tomar hormonas que te hacen mujer. Una anécdota: hace poco estaba hablando con una amiga que está pensando si tomar hormonas o no para hacerse trans. Yo le decía: “valóralo y decide tú, pero yo no me voy a hormonar para ser mujer. ¿Lo vas a hacer tú para ser hombre?”

Esta obsesión por parecer natural se da también en otro tipo de tecnologías de género. Por ejemplo, el canon dicta que tienes que tener unas tetas grandes pero que sean naturales o que parezcan naturales.

Aquí hay un conflicto con aquellas tecnologías de género que se exceden; pechos demasiado grandes, labios demasiado grandes… Las mujeres deben estar delgadas y tienen que tener tetas para ser reconocidas como mujeres, pero el exceso de cualquiera de estas dos cosas se castiga. Esto lo explica muy bien Lucrecia Masson cuando habla de “ la línea”, en sus dos sentidos: “mantener la línea” y “no sobrepasar línea”. Así, las anoréxicas son las que no han encontrado la medida, las zumbadas que han hecho lo mismo que todas, pero se les ha ido de las manos.

¿Podríamos decir que el mensaje es “tienes que hacerlo pero, si te pasas, se te va a ridiculizar”? Te debes maquillar pero no debes exagerar, te debes operar pero que no se note…

Con la cirugía estética pasa lo mismo que con la alimentación. Se aspira a que sea efectiva. Elsa Pataky es todo cirugía pero cuadra en el estereotipo, por lo tanto está bien. Ahora, si te pasas de la línea, te conviertes en una especie de freak show como Yola Berrocal, o como Alaska cuando dice que se quiere poner más tetas.

Hay numerosos estudios que vinculan las agresiones sexuales con la anorexia, que sitúan las violaciones como origen de la misma. ¿Qué opinas de ello?

Todas las mujeres vivimos agresiones sexuales a lo largo de nuestra vida. Un porcentaje altísimo simplemente lo oculta, lo invisibiliza o no lo nombra como agresión sexual. Por otro lado, un proceso terapéutico traumático puede generar un análisis sobre una misma que haga aflorar la mierda que llevas dentro.

Pero a mí me interesa más por qué quien hace las estadísticas quiere hablar de procesos traumáticos que generan anorexia. Por qué les interesa vincular esa imagen de mujer a la que se ha robado algo —la violación caracterizada como robarle a la mujer la dignidad, la sexualidad, la autoridad, etc.— con la anorexia, explicándolo como desencadenante.

Obviamente yo he vivido agresiones sexuales en mi vida, aunque no como esas que caracterizamos bajo el nombre violación. Pero siempre me ha pasado, a partir de la idea de que lo personal es político, que cada vez que yo hablo de las agresiones sexuales que he vivido, la persona que tengo enfrente me responde que ella ha vivido algo similar.

¿Lo personal es político también en los desórdenes alimenticios?


Curiosamente, me pasa algo parecido. Desde que empecé a llevar esa premisa de lo personal es político a las charlas sobre desórdenes alimenticios, cuando acabo la charla dos o tres personas se me acercan a preguntarme dudas y me dicen que ellas han vivido lo mismo. Pero es que, de alguna u otra forma, la mayoría de la tías han vivido un desorden alimenticio.

¿Puede ser, entonces, que la identificación con la etiqueta “anoréxica” se dé más a través de la patologización que mediante la descripción de un comportamiento? Es decir, ¿eres anoréxica cuando te diagnostican la enfermedad, aunque hagas casi lo mismo que todas las demás mujeres?

Totalmente. Y es curioso porque es una obsesión sobre el cuerpo que la inmensa mayoría de la sociedad presupone sólo a cierto tipo de cuerpos. Quiero decir que la fijación estética está tanto en la gente que consigue llevarla a cabo como en la que no lo consigue. El desorden alimenticio se puede dar en cualquier tipo de cuerpo. Tenemos que tener en cuenta que estamos hablando de lo que se ingiere, de cómo nos deshacemos de lo digerido, de la fijación con la comida… Todos esos elementos están presentes en el proceso alimenticio.

Al final estás hablando del control del cuerpo expresado de diferentes formas, ¿no?


Para mí esta es la clave de todo. Conseguir el control sobre el cuerpo y la ingesta te da una sensación de poder abrumadora. Hablo de poder, no de dolor, ni de inseguridad, ni nada. Te sientes poderosa. Yo he llegado a comer cuatro manzanas en cuatro días. Hay que tener mucho autocontrol para conseguir eso. Tanto que, a partir de aquello, cada vez que me preguntaban “¿Tú crees que podrás?”, yo pensaba para mí “perdona, yo puedo comer cuatro manzanas en cuatro días, yo puedo hacer lo que me salga del moño”.

Además, cuentas con el refuerzo positivo del resto de la sociedad que te está diciendo lo guapa que estás. No olvidemos esto: cada vez que alguien está fatal a raíz de una ruptura de pareja o por la muerte de su madre o su abuela, el comentario más repetido es “está guapísima, ha adelgazado un montón”. Adelgazar y estar guapa son conceptos que siempre van unidos.

El refuerzo positivo ¿viene de la gente cercana?

Viene de todas partes. Te pongo un ejemplo: para la única boda a la que he ido en mi vida, la boda de mi tía, me fui a hacer una falda y le dije a la modista “hazla ajustada, porque en una semana voy a bajar dos kilos”. Yo entonces ya estaba muy delgada, ella me vio y no sólo no le pareció raro sino que me felicitó y me dijo que ella antes también era capaz de hacer ese tipo de cosas, refiriéndose a adelgazar dos kilos en una semana.

El mundo de las dietas es campo abonado para vendehumos y timadores.

Yo, como tenía problemas gástricos, fui a un dietista macrobiótico. Yo entonces estaba muy delgada. Me miró el brazo, me agarró el pellejo y me dijo “yo te voy a ayudar a bajar los cuatro kilos que te sobran”. Y respondí “claro, claro, por supuesto”. De hecho, me puso una dieta que me estriñó, por lo que engordé seis kilos. Le llamé y le dije “me has matado, he engordado seis kilos” y me contestó “¿Que has adelgazado seis kilos? Qué bien, ¿no?”. Yo quería que me enseñara a comer pero él me proponía cosas absurdas como arrozadas durante 15 días. Yo pensaba que eso no era comer, que eso eran ayunos y yo ya los hacía con manzanas. O sea, que yo estaba zumbada pero el mundo me acompañaba.

¿Qué opinas de los tópicos sobre las anoréxicas como, por ejemplo, el que dice que “son niñas muy listas”?

Cuando se le tiene que dar la autoridad a alguien —en este caso, reconocer su inteligencia— es porque antes se le ha denegado. Es un tópico que se repite desde los años 90, cuando la opinión pública empieza a hablar de la anorexia. Es verdad que podríamos hablar de un perfil habitual obsesivo-perfeccionista entre las chicas diagnosticadas como tal, aunque repito que me sigue costando utilizar ciertas etiquetas. Un perfil perfeccionista da el pego de una persona eficaz, con gran intelecto y tal… Esto nos llevaría a cuestionarnos qué es la inteligencia, si es lo mismo que la eficacia, para qué se usa la inteligencia, etcétera. Pero, básicamente, son atributos que se le reconocen a la anoréxica, en tanto que mujer a la que no se le reconoce fuerza.

En tus charlas hablas de una “performatividad de la anorexia”. ¿A qué te refieres?

Ésta se manifiesta tanto en la forma física como en la manera de estar en el espacio alimenticio. Yo no sé si le pasa a todo el mundo, pero yo tenía mucha fijación con los cubiertos y los purés. Llegas a alimentarte de una forma muy infantil; cubiertos muy pequeños, platos muy pequeños y comiendo todo en puré. Yo al final sólo comía en un plato muy pequeño, con una cuchara concreta y un tenedor muy concreto. En realidad, todo esto son puntos de neurosis. Obsesiones que podríamos tener con otras cosas pero que, en este caso, es con la comida.

También sueles hablar de la infantilización de las anoréxicas, ¿a qué te refieres?

En cierto punto, me temo, es inevitable. La performatividad es tan infantil que a veces, hasta la gente que más quiero, que me quiere y me ha querido acompañar en todo esto, me ha infantilizado. Sin ir más lejos, diciéndome “Nagore, come. Nagore, come. Nagore, come” todo el rato. O intentando pedir comida que creían que me iba a gustar, para ver si así comía. Yo reaccionaba pensando “me estás intentando engañar. Si yo no quiero comer, no voy a comer. Comeré cuando me da la gana, coño, no me engañes.”

¿Hay algo de infantilización asumida?

Yo he hecho una lectura política de todo esto, pero hay que tener en cuenta que a mí me ha pasado ya siendo adulta, con una cierta conciencia de lo que me pasaba. Pero, en el fondo, todos acabamos creyendo que somos lo que nos dicen que somos. En cualquier situación de desajuste emocional, cuando estamos jodidos, en el fondo no nos importa nadie más, ni nada más, que lo que tenemos aquí mismo. Yo me doy cuenta de que por mí han pasado cosas que eran atroces y yo ni las sentía. Pero… esto era lo mejor de todo: yo no sentía. Con mi terapeuta me reía de esto, en plan “¿Con qué nos vamos a entretener ahora? ¿Con que me estriño? ¿Con los cubiertos? ¿Pensáis que soy una puta cría? Pues me vale mientras siga bajando. 51, 48, 47, cuánto índice de masa corporal, etc.”. Para mí hay un elemento esencial en todo esto que es la medición del cuerpo.

Respecto a la medición del cuerpo, ¿no es una obsesión común en todo el mundo? Todo el mundo quiere pesar X, medir X y tener un volumen X.

Para mí es neurótico. Yo lo vivo así porque es la fijación sobre un número. Es como lo que decíamos antes del índice de masa corporal o el llamado “peso ideal” o los kilos que quieres bajar. Es fijarte un número como objetivo. Yo he conocido a gente que creía que el día que follara su vida iba a mejorar, pues esto igual: creemos que por alcanzar una medida concreta nuestra vida va a ser mejor. Es un intento de tener una información veraz, objetiva, de tu cuerpo. Pero esto sí que es algo común a todos, pensemos en las obsesiones por las tallas.

La medicina empieza midiendo el cuerpo para determinar cuándo existe un ser humano y acaba estableciendo medidas arbitrarias para determinar qué cuerpo es sano. Yo, en donde peor lo he pasado con todo esto sin duda es donde la dietista. Me tenía que pelear con ella, en un sentido opuesto, pero también por un número, por llegar a tal peso. La dietista se sabía los trucos para no comer y para intentar engañarla, así que ahí no me sentí tan exclusiva, me sentí más igual a las otras y eso en cierto modo me hizo sentir acompañada. Porque la soledad que se siente con todo esto es terrible.

Se suele decir que las mujeres diagnosticadas con anorexia pierden el deseo sexual.

Claro, no tienes fuerza para tener libido. A mí no me ha llegado a pasar, no he llegado a tal extremo. Para mí fue un poco al contrario, trasladé mi deseo alimenticio al sexual. Sustituí mi hambre por el sexo. Dejé de comer y follé a destajo. Cuando salía de fiesta, comía frutos secos. Si bebía alcohol, o comía frutos secos o me caía. De hecho, me ha pasado, caerme. Entonces, empezaba a beber y para mí salir era la orgía absoluta: bebía, comía con ansia y follaba a saco. Yo podía estar tres días de fiesta sin drogarme, a cafés. Pensaba que la inanición era un estímulo que me mantenía alerta, que me permitía hacer todo eso.

Pero tras esta primera fase de euforia vienen tremendos problemas físicos.

Claro, luego empiezas a tener un montón de problemas de estómago. La que se estriñe, la que vomita… Hay un montón de conflictos que nunca se nombran porque son más escatológicos y nada glamurosos. Y porque nos aleja de la feminidad; la mujer parece que no caga. Lo que puede llegar a hacer una anoréxica para provocarse una diarrea o para vomitar es tremendo.

Y lo pasas fatal. A la boda a la que me he referido antes yo llegué sin haber comido apenas durante días. Cuando intenté comerme un chuletón me intoxiqué, me empezó a doler fortísimo la tripa, me mareé… Tengo un recuerdo malísimo.

Puedes llegar a límites inimaginables sin comer, pero las consecuencias físicas de esto, si sobrevives, son terribles...

Claro, yo cuando empecé a oír esto me cagué de miedo. Aún no sé qué consecuencias puede haber provocado esto para mi salud. Problemas de estómago seguro, pero ya veremos si es algo más. Yo hoy soy feliz si no me duele el estómago cuando como algo similar a lo que comen los demás.

A veces, cuando he dado esta charla, me han acusado de hacer apología de la anorexia y lo niego completamente. Yo lo único que estoy haciendo es legitimar las formas de desquiciarnos por no entrar en la heteronorma, dándoles legitimidad en el sentido de intentar comprenderlas. No es más que eso. Porque en el fondo, si pienso en mi colectivo y no sólo... estamos todas jorotas. Cada una tiene su desquicie y yo tenía el mío.