Imagen: Facebook / Adrián Amaya y Carmen de Mairena |
Pequeñas pinceladas para acercarnos, muy tímidamente, a Carmen de Mairena, recientemente fallecida por causas naturales. Que la tierra te sea leve.
Imanol Alvarez gartzia | Pikara, 2020-03-25
https://www.pikaramagazine.com/2020/03/carmen-de-mairena-mucho-mas-que-una-friki/
Estos días ha fallecido Carmen de Mairena, a la edad de 87 años. Ella era, sin duda, un personaje mediático. Para muchos y muchas fue objeto de chanza por su exagerada dosis de silicona, sobre todo en los labios, y porque al hablar resultaba obvio que su nivel cultural no era muy elevado. Realmente, fue utilizada por esa televisión basura entonces incipiente pero insaciable, siempre a la búsqueda de personajes frikis para manipularlos a su antojo, obligándoles a hacer el ridículo con tal de aumentar la audiencia. Habrá quien diga que la utilización fue mutua. Quién sabe. No lo niego.
Mucho antes, había sido protagonista de la Barcelona canalla y ‘underground’ de los años 60 y 70. Hay quienes la encumbran por haber sido, dicen, buena defensora de los derechos LGTB. No lo sé. Lo que sí sé es que fue una luchadora, que siempre vivió —o lo intentó— como quiso vivir. Fue también víctima del franquismo, como tantos y tantas, perseguida y detenida por la policía del régimen, con la Ley de Vagos y Maleantes en al mano, por su “evidente homosexualidad”. También sé que sufrió malos tratos en prisión, torturas que le causaron secuelas que le impidieron trabajar en el mundo del espectáculo durante algún tiempo. No debemos olvidar que fue una gran artista, cantante de copla, Miguel de Mairena antes de su tránsito, y que llegó a tener mucha fama, especialmente en Catalunya. Grabó algún disco y rodó varias películas.
Era, desde luego, una mujer polifacética y sorprendente. Quizá no lo recordéis, o quizá no lo sepáis; pero hizo también sus pinitos en la política: se presentó en 2010 al Parlament de Catalunya como número dos en la lista de la CORI (Coordinadora Reusenca Independent), convirtiéndose durante ese periodo en la portavoz de las prostitutas del Raval. Dicen que le hubiese gustado llegar a ser alcaldesa de Barcelona. Como dato anecdótico, y a buen seguro de gran regocijo para lectores y lectoras, Carmen consiguió casi dos mil votos más que UPyD, el entonces partido de la Rosa Díez de nuestros horrores y del obtuso Toni Cantó.
En todo caso, quienes conocían personalmente a Carmen de Mairena la querían, y en su vejez la cuidaron. Por algo sería. Sus últimos años los ha pasado en una residencia geriátrica; pero nuca ha estado sola.
Mucho antes, había sido protagonista de la Barcelona canalla y ‘underground’ de los años 60 y 70. Hay quienes la encumbran por haber sido, dicen, buena defensora de los derechos LGTB. No lo sé. Lo que sí sé es que fue una luchadora, que siempre vivió —o lo intentó— como quiso vivir. Fue también víctima del franquismo, como tantos y tantas, perseguida y detenida por la policía del régimen, con la Ley de Vagos y Maleantes en al mano, por su “evidente homosexualidad”. También sé que sufrió malos tratos en prisión, torturas que le causaron secuelas que le impidieron trabajar en el mundo del espectáculo durante algún tiempo. No debemos olvidar que fue una gran artista, cantante de copla, Miguel de Mairena antes de su tránsito, y que llegó a tener mucha fama, especialmente en Catalunya. Grabó algún disco y rodó varias películas.
Era, desde luego, una mujer polifacética y sorprendente. Quizá no lo recordéis, o quizá no lo sepáis; pero hizo también sus pinitos en la política: se presentó en 2010 al Parlament de Catalunya como número dos en la lista de la CORI (Coordinadora Reusenca Independent), convirtiéndose durante ese periodo en la portavoz de las prostitutas del Raval. Dicen que le hubiese gustado llegar a ser alcaldesa de Barcelona. Como dato anecdótico, y a buen seguro de gran regocijo para lectores y lectoras, Carmen consiguió casi dos mil votos más que UPyD, el entonces partido de la Rosa Díez de nuestros horrores y del obtuso Toni Cantó.
En todo caso, quienes conocían personalmente a Carmen de Mairena la querían, y en su vejez la cuidaron. Por algo sería. Sus últimos años los ha pasado en una residencia geriátrica; pero nuca ha estado sola.
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