Imagen: El País / Pedro Almodóvar en el rodaje de 'Julieta' |
Un diccionario analiza la obra del cineasta español a través de un centenar de entradas que repasan sus películas, sus influencias y sus pasiones.
Gregorio Belinchón | El País, 2017-10-29
https://elpais.com/cultura/2017/10/26/actualidad/1509044542_904856.html
"Creo que la gente me da mucha más importancia de la que tengo", se lee en la primera frase de 'Universo Almodóvar. Estética de la pasión en un cineasta posmoderno' (Alianza Editorial). Es una declaración de Pedro Almodóvar a la revista ‘Cahiers du Cinéma’, en la que aseguraba que ni siquiera se sentía representante de la movida o estandarte de distintas opciones sexuales. Y de ahí viene el subtítulo que ha elegido José Luis Sánchez Noriega, profesor de Historia del Cine y del Audiovisual en la Universidad Complutense y autor de una variada bibliografía sobre directores y movimientos. "Es posmoderno porque supera la movida para crear una obra mestiza, donde combina multitud de elementos", cuenta el profesor. "Y por eso decidí entresacar las variables a tener en cuenta, como cuerpo, deseo, sexo... En definitiva, lo que conforma su identidad cruzando transversalmente sus fotogramas. Y luego elegí las palabras que mejor definían su cine y esas son las que metí". A estas, añadió sus 20 películas, "y otras más coyunturales", como Paul Morrissey. Así nació el diccionario, "pensando en su contexto histórico e internacional".
El libro lleva rondando a Sánchez desde 2007. "Doy un curso a estadounidenses y tenía apuntes sobre un director, del que soy seguidor, pero no apasionado. Hay películas que no me gustan y otras que sí. Sin embargo, es innegable que tras Buñuel no hay cineasta español más conocido en todo el mundo. Así que el año pasado decidí sentarme y reflexionar sobre lo que quedará de Almodóvar dentro de 30 años. Más allá de filias y fobias, ¿qué huella dejará en el cine?". Por eso, el diccionario, profusamente ilustrado, no está escrito solo para la comunidad académica sino para cualquier aficionado. Sánchez reconoce que ha disfrutado mucho en su elaboración. "Porque cruzas datos e ideas, descubres sus conceptos transversales y eso es riquísimo como estudioso y como cinéfilo". Y pone como ejemplo el uso de las fotografías en las películas del cineasta. "Me sorprendió descubrir su importancia. O que, en realidad, de sus 20 películas solo tres son comedias. Lo que ocurre es que incluye chistes en mitad de sus melodramas".
A lo largo de ese centenar de entradas incluidas en sus 496 páginas, entre 'Los abrazos ratos' (la inicial) y 'John Waters' (la final), hay espacio para desarrollar comida, símbolos, tauromaquia, Salomé, lesbianismo, melodrama, fotografía, incesto, estética, carteles... "El cine de Almodóvar mejora mucho cuando lo piensas", reflexiona Sánchez. "Es un problema de verosimilitud. Una vez que saltas la valla, el universo de ficción te lo crees y disfrutas de cómo rueda, de las referencias, de los diálogos. Encuentras sus valores, y ahí está la riqueza de Almodóvar". En la misma introducción, el autor defiende que su diccionario proporciona itinerarios y claves para que posteriormente el lector disfrute del visionado. "Espero que queden flecos, grietas que el mismo espectador complete viendo sus películas". Para Sánchez, Almodóvar posee como creador un arma poderosísima: "Tiene una gran personalidad, y al final él cuenta la historia que quiere. Piensa en ‘La ley del deseo’, que se estrena en una España aún repleta de tabúes, con una ley del divorcio aprobada apenas un lustro antes, y que cuenta un drama homosexual de forma absolutamente natural, sin apologías ni proclamas. Lleva al público a su terreno". Antes de escribir, Sánchez decidió no hablar con el cineasta: "Es un libro académico desapasionado, y yo no quería ningún tipo de injerencia. ‘A posteriori’ sé que lo ha hojeado y que le ha gustado, pero según su secretaria no lee lo que se escribe sobre él. Poco más".
La posmodernidad es un signo de los tiempos. "Explicar a Almodóvar desde la movida madrileña es reduccionista, eclipsa sus muy distintas perspectivas. Como él, no se puede entender a Greenaway, Lynch, Carax, Kaurismäki o Jarmusch sin recalcar su carácter descreído e irónico, y su búsqueda de una artificiosidad que nace de sus estilos, que conforman sus mundos", cuenta Sánchez. Otra motivación para editar ahora el libro: "A Almodóvar aún le quedan películas, seguro, pero intuyo que el grueso de su filmografía ya está ahí, ya ha cumplido una etapa". El libro al final sirve también para resumir una época, capítulo de oro del cine español.
El libro lleva rondando a Sánchez desde 2007. "Doy un curso a estadounidenses y tenía apuntes sobre un director, del que soy seguidor, pero no apasionado. Hay películas que no me gustan y otras que sí. Sin embargo, es innegable que tras Buñuel no hay cineasta español más conocido en todo el mundo. Así que el año pasado decidí sentarme y reflexionar sobre lo que quedará de Almodóvar dentro de 30 años. Más allá de filias y fobias, ¿qué huella dejará en el cine?". Por eso, el diccionario, profusamente ilustrado, no está escrito solo para la comunidad académica sino para cualquier aficionado. Sánchez reconoce que ha disfrutado mucho en su elaboración. "Porque cruzas datos e ideas, descubres sus conceptos transversales y eso es riquísimo como estudioso y como cinéfilo". Y pone como ejemplo el uso de las fotografías en las películas del cineasta. "Me sorprendió descubrir su importancia. O que, en realidad, de sus 20 películas solo tres son comedias. Lo que ocurre es que incluye chistes en mitad de sus melodramas".
A lo largo de ese centenar de entradas incluidas en sus 496 páginas, entre 'Los abrazos ratos' (la inicial) y 'John Waters' (la final), hay espacio para desarrollar comida, símbolos, tauromaquia, Salomé, lesbianismo, melodrama, fotografía, incesto, estética, carteles... "El cine de Almodóvar mejora mucho cuando lo piensas", reflexiona Sánchez. "Es un problema de verosimilitud. Una vez que saltas la valla, el universo de ficción te lo crees y disfrutas de cómo rueda, de las referencias, de los diálogos. Encuentras sus valores, y ahí está la riqueza de Almodóvar". En la misma introducción, el autor defiende que su diccionario proporciona itinerarios y claves para que posteriormente el lector disfrute del visionado. "Espero que queden flecos, grietas que el mismo espectador complete viendo sus películas". Para Sánchez, Almodóvar posee como creador un arma poderosísima: "Tiene una gran personalidad, y al final él cuenta la historia que quiere. Piensa en ‘La ley del deseo’, que se estrena en una España aún repleta de tabúes, con una ley del divorcio aprobada apenas un lustro antes, y que cuenta un drama homosexual de forma absolutamente natural, sin apologías ni proclamas. Lleva al público a su terreno". Antes de escribir, Sánchez decidió no hablar con el cineasta: "Es un libro académico desapasionado, y yo no quería ningún tipo de injerencia. ‘A posteriori’ sé que lo ha hojeado y que le ha gustado, pero según su secretaria no lee lo que se escribe sobre él. Poco más".
La posmodernidad es un signo de los tiempos. "Explicar a Almodóvar desde la movida madrileña es reduccionista, eclipsa sus muy distintas perspectivas. Como él, no se puede entender a Greenaway, Lynch, Carax, Kaurismäki o Jarmusch sin recalcar su carácter descreído e irónico, y su búsqueda de una artificiosidad que nace de sus estilos, que conforman sus mundos", cuenta Sánchez. Otra motivación para editar ahora el libro: "A Almodóvar aún le quedan películas, seguro, pero intuyo que el grueso de su filmografía ya está ahí, ya ha cumplido una etapa". El libro al final sirve también para resumir una época, capítulo de oro del cine español.
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