Imagen: Noticias de Gipuzkoa / Irene Gantxegi |
Anabel Domínguez | Noticias de Gipuzkoa, 2016-11-20
http://www.noticiasdegipuzkoa.com/2016/11/20/vecinos/debagoiena/la-literatura-es-una-herramienta-muy-valiosa-para-abordar-la-perspectiva-de-las-victimas-de-la-violencia
Antes de desgranar los detalles del taller que va a impartir, cuéntenos qué le ha motivado centrar su tesis doctoral –es licenciada en Filosofía– en las víctimas que ha generado la violencia política en Euskal Herria desde el punto de vista de la literatura; en cómo han sido recogidas en la narrativa.
–Mi tesis parte de la necesidad de hacer una reflexión crítica de las consecuencias de la violencia de intencionalidad política que ha padecido nuestra sociedad durante más de 50 años de conflictividad. Teniendo en cuenta que el horizonte último es la deslegitimación de la violencia, creo que debemos fijarnos en los más afectados: las víctimas. Realizo mi tesis doctoral en el Centro de Ética Aplicada de la Universidad de Deusto, y una de las características principales del pensamiento que desarrollamos es tomar como eje referencial a las víctimas, a los injustamente tratados, porque asumir su perspectiva permite conocer parte de la realidad que sin ellas sería inaccesible. Yo me propuse acercarme a su realidad desde la ficción narrativa; considero que la literatura puede cultivar la sensibilidad de la persona, acercándola al sufrimiento injusto que padecen las víctimas.
¿Cuáles son los objetivos del taller que ha puesto en marcha?
–El objetivo es analizar si la lectura de narrativas literarias que tratan el tema de la violencia política contribuye o permite al lector reconocer a las distintas víctimas protagonistas de la historia. Desde la perspectiva ética hay algo universal a todas ellas, y es que todas han padecido un sufrimiento injusto e inmerecido. Esta definición no ignora que haya que cuidar y atender las especificidades de cada caso concreto, pero evita hacer comparaciones y jerarquizaciones.
¿Nos referimos a todas las víctimas?
–Los protagonistas de las novelas son diversas víctimas de intencionalidad política: de la violencia ejercida por ETA, la de los grupos terroristas que han actuado contra ella, y la de las violaciones de derechos humanos por parte de las fuerzas de seguridad en su lucha contra ETA; pero todas ellas tienen en común la vulneración de derechos humanos que han padecido. El objetivo, por lo tanto, es analizar si la lectura y el trabajo de estas historias concretas genera un reconocimiento de todas las víctimas. Considero que la literatura es una herramienta muy valiosa para abordar la perspectiva de las víctimas, porque las historias concretas, llenas de matices, nos ayudan a imaginar situaciones distintas a la propia, pero que por el grado de detalle que ofrecen permite al lector acercarse y empatizar con la situación del otro. La literatura puede ayudar a sacarnos de la indiferencia porque cuestiona algunas de nuestras ideas preconcebidas.
¿Qué dinámica va a emplear en las distintas sesiones?
–Vamos a leer dos novelas de autores vascos escritas en euskera, y a cada una le dedicaremos dos sesiones de dos horas. La primera de ellas es 'Bizia Lo', de Jokin Muñoz (traducida al castellano bajo el título 'Letargo'), que tendrá que estar leída para el día 30 de este mes. En este caso, la segunda cita será el 14 de diciembre. El segundo libro lo elegiremos más adelante. Cada participante contará con un diario individual para ir anotando sus reflexiones y luego, en grupo, habrá un diálogo en torno a las víctimas representadas en las historias. Grabaré todos los encuentros para analizarlos.
¿A quién está dirigido?
–A todas aquellas personas que estén interesadas en conocer y reflexionar sobre las víctimas de intencionalidad política representadas en diversas novelas de autores vascos. Creo interesante que participen personas de distintas generaciones e ideologías para ver los contrastes que surgen.
Atesora la experiencia del taller que hace dos años coordinó en Bilbao. Ahora da el salto a un pueblo, al suyo propio: Oñati. ¿Se esperaba la acogida que ha tenido la iniciativa?
–Estoy muy contenta con la acogida. –se han inscrito 19 personas–. Dinamizar las sesiones supone un reto porque el tema es muy complejo y delicado. Pero tengo la sensación, y es algo que constaté en el taller anterior, de que la gente tiene ganas y siente la necesidad de hablar sobre este tema. Creo que aún no hemos meditado lo suficiente en torno a las víctimas que ha generado la violencia y que la lectura de estas novelas, junto con el diálogo en grupo, ofrece una oportunidad, un contexto para empezar a conversar abiertamente y de forma crítica. Pienso que abordar este tema desde la ficción puede facilitar un diálogo empático con la víctima, porque aunque sean historias de ficción están inspiradas en acontecimientos reales que se dieron en la sociedad vasca, y ello nos ofrece un contexto que propicia abordar el tema del reconocimiento de la víctima.
Habla del reconocimiento a las víctimas, uno de los puntos del proceso de paz. ¿Qué papel puede desempeñar en esta línea un taller de estas características ?
–Este taller, al igual que el que desarrollé en Bilbao, son experiencias concretas, con un número de participantes reducido y en un contexto particular, por lo que no creo que se puedan extraer conclusiones generalizables o extrapolables al resto de la sociedad. Pero la buena acogida que han tenido muestra que la gente tiene ganas o siente la necesidad de saber más sobre este tema, y también de conversar y compartir su opinión. En ese sentido, creo que toda iniciativa que invite a salir de la indiferencia y contribuya a generar un diálogo crítico que asuma la perspectiva de las víctimas, puede ser muy positivo para la convivencia pacífica.
¿Qué cree que puede aportarle a los participantes esta reflexión?
–En primer lugar, a nivel individual, leer diferentes historias de víctimas puede ampliar el conocimiento que las personas pueden tener sobre este tema. Acercarse a perspectivas distintas a la propia puede ayudar a comprender las consecuencias de la violencia, no para justificar sino para entender la complejidad de lo que ha acontecido en más de 50 años de violencia política en nuestro entorno. Y en segundo lugar, como esa lectura personal se combina con el diálogo en grupo, también pienso que compartir visiones diferentes puede contribuir a generar un cuestionamiento de las posiciones propias, no necesariamente para transformarlas, sino para repensarlas, hacer autocrítica.
¿Tiene pensado promover más encuentros de este tipo?
–Me gustaría mucho seguir con esta iniciativa en un futuro, tanto con novelas escritas en euskera como en castellano. Hay un centenar de novelas vascas que han tratado el tema de la violencia acontecida en el País Vasco, y creo que trabajar la literatura local producida en un contexto conflictivo como ha sido el nuestro tiene posibilidades de calar en la ciudadanía, porque puede ser más cercana a las costumbres de la población, a sus principios y preocupaciones. Esto no solo puede ayudar a que la sociedad acceda a conocer historias particulares, sino que también facilita que se interese por las consecuencias de la violencia en su entorno más cercano.
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