Imagen: El País / 8M en San Petersburgo |
En la Federación Rusa no hay una ley específica contra la violencia de género ni doméstica.
Elena Vicéns | El País, 2016-11-23
http://internacional.elpais.com/internacional/2016/11/23/actualidad/1479899071_759756.html
Hace unos meses, la periodista ucrania Anastasia Melnichenko hizo público que había sido violada. “Quiero que hoy en día nosotras, las mujeres, hablemos de la violencia que la mayoría hemos experimentado. Quiero que no nos disculpemos, la culpa siempre la tiene el agresor. No temo decirlo", publicó la periodista en su página de Facebook. Enseguida, centenares de mujeres ucranias y rusas siguieron su ejemplo y se lanzaron a compartir en las redes sociales sus propias historias sobre la violencia física o psicológica sufrida a manos de los hombres. Todas con el hashtag #NoTemoDecirlo. El caso de Melnichenko y el movimiento improvisado que surgió después en Internet, ha contribuido a visibilizar el enorme problema de la violencia contra la mujer, una realidad tristemente común en Rusia.
En este país de más de 143 millones de habitantes, entre 12.000 y 14.000 mujeres mueren a manos de sus parejas o parientes, según un estudio de 2012 del Ministerio de Interior y del Consejo presidencial del desarrollo de la sociedad civil y los derechos humanos. Una mujer cada 40 minutos. A falta de un registro oficial, las estimaciones del Gobierno apuntan que cada día, 36.000 rusas sufren malos tratos de sus cónyuges. Sin embargo, las autoridades calculan que las cifras son todavía mayores, ya que creen que sólo el 12% de los casos se denuncian. Pese a esto, Rusia no tiene una ley específica sobre violencia de género. Los casos que llegan a los tribunales se juzgan por violencia o actos agresivos en el ámbito familiar, pero sin el agravante de la desigualdad de género.
“Casi todas las mujeres al menos una vez en su vida han sido víctimas de alguna forma de violencia: acoso obsesivo del jefe, coacción del compañero, presión psicológica. Lo más duro es el acoso de los padres, porque la niña agredida lleva dentro esa experiencia traumática toda su vida”, apunta Olga Yurkova, directora del centro independiente de ayuda a mujeres violadas Siostry (Hermanas). La violencia de género sigue siendo un gran tabú en la sociedad rusa. Quienes sufren malos tratos están acostumbradas a ocultarlo. Suelen silenciar lo ocurrido por temor a ser reprobadas, a ser acusadas de tener ellas mismas la culpa, a recibir más agresiones en venganza por contarlo.
La experta Yurkova y la periodista Melnichenko resaltan que es muy común que se disculpe socialmente el comportamiento violento de un hombre y que se culpe a la mujer. Excusas como “llevaba la falda demasiado corta”, “regresaba a casa tarde y a solas” o “no es suficientemente cariñosa con su esposo” todavía abundan.
Que no exista una ley específica de castigue la violencia de género (ni siquiera de violencia doméstica) no ayuda. En Rusia no hay juzgados especializados, normas que castiguen el abuso psicológico o la violencia económica. El pasado septiembre, un grupo de diputados presentó un proyecto de ley federal sobre la prevención de la violencia doméstica y familiar. Actualmente, según el artículo 115 del Código Penal cualquier actitud intencional que haya causado lesiones leves, un breve trastorno de salud o una pérdida temporal de capacidad de trabajo puede ser castigada con trabajos obligatorios o la restricción de libertad por entre cuatro meses y dos años o el pago de hasta 40.000 rublos (unos 600 euros) de multa.
Si las palizas u otros actos violentos se producen en el seno de la familia la pena de prisión y la sanción es la mayor prevista. Algo que muchos consideran una incoherencia. De hecho, la legisladora Elena Mizúlina, conocida por sus iniciativas legislativas contra el aborto, contra lo que denomina la “propaganda de homosexualidad” y la pornografía, ha propuesto descriminalizar la violencia doméstica, reduciendo las sanciones penales a una multa. Una iniciativa para suavizar esos castigos, similar a la que propuso la semana pasada un grupo de diputados. “¿Por qué los conflictos dentro de la familia, los malos tratos contra los familiares son un delito, y los mismos actos cometidos en la calle suponen una infracción administrativa. Nuestro proyecto de ley propone resolver este conflicto”, plantea Olga Batalina, una de las diputadas estatales que firma la propuesta. Estos parlamentarios consideran que suavizando los castigos por “actos agresivos que provocan sólo arañazos o moretones” pueden ayudar a “salvar las familias de una desintegración”.
Posturas sociales como esta explican en parte ese silencio y el tabú. “Las mujeres raramente comparten lo que les ha ocurrido con un especialista o piden ayuda. La tradición cultural, el estereotipo de género u otras cosas pesan demasiado”, apunta Melnichenko. La periodista apunta también que la visión de la mujer como un objeto está muy arraigada en la sociedad rusa, y que ese estereotipo abunda y se perpetúa por la publicidad y la televisión. “Además, en Rusia y Ucrania persiste el pensamiento de que no hay que ‘sacar los trapos sucios a relucir’, lo que contribuye a perpetuar el silencio”, añade.
Hace tres años, la desaparición de la periodista Irina Kabánova, madre de tres niños y esposa del dueño de un famoso restaurante capitalino sacudió a la sociedad rusa. Durante los festejos navideños, el empresario publicó en su página de Facebook que la mujer había desaparecido y pedía ayuda para encontrarla. “Salió de casa corriendo después de una pelea y no regresó”, escribió. Ocho días después, el cuerpo de Kabánova fue encontrado decapitado y desmembrado en el maletero del coche que su esposo había pedido prestado a un amigo.
El hombre reconoció después que mató a su mujer durante una discusión. Fue condenado a 14 años de prisión. Días antes, Kabánova había escrito en su Facebook: “Por qué la esposa no es capaz de decirle a nadie que su marido la apalea. O, cuando no aguanta más sólo es capaz de decirle a su amiga al oído, después de una botella de vodka, ‘bueno, sí, hubo un par de veces’... y llevar la conversación a otro tema. Porque es una situación vergonzosa, desesperada. No se pueden sacar los trapos sucios a relucir, no se puede denunciar a los tuyos y, lo más importante, yo misma tengo la culpa! Yo misma soy culpable!".
Las cifras del machismo en Rusia
- Asesinatos machistas. En Rusia, un país con 143 millones de habitantes, cada año de 12.000 a 14.000 mujeres mueren a manos de sus parejas o familiares, según un estudio del Ministerio de Interior (2012). Esto supone una mujer cada 40 minutos.
- Malos tratos. Cada día 36.000 mujeres sufren malos tratos por parte de sus cónyuges. Sólo el 12% de las mujeres agredidas acude a la policía, pero sólo el 3% de los casos llegan a los tribunales.
- Condenas. Cada año alrededor de 12.000 varones son condenados a diferentes penas por agresiones que se producen en el ámbito doméstico.
- Emergencias. En Rusia, funcionan varios teléfonos rojos a los cuales pueden llamar las víctimas de violencia doméstica.
En este país de más de 143 millones de habitantes, entre 12.000 y 14.000 mujeres mueren a manos de sus parejas o parientes, según un estudio de 2012 del Ministerio de Interior y del Consejo presidencial del desarrollo de la sociedad civil y los derechos humanos. Una mujer cada 40 minutos. A falta de un registro oficial, las estimaciones del Gobierno apuntan que cada día, 36.000 rusas sufren malos tratos de sus cónyuges. Sin embargo, las autoridades calculan que las cifras son todavía mayores, ya que creen que sólo el 12% de los casos se denuncian. Pese a esto, Rusia no tiene una ley específica sobre violencia de género. Los casos que llegan a los tribunales se juzgan por violencia o actos agresivos en el ámbito familiar, pero sin el agravante de la desigualdad de género.
“Casi todas las mujeres al menos una vez en su vida han sido víctimas de alguna forma de violencia: acoso obsesivo del jefe, coacción del compañero, presión psicológica. Lo más duro es el acoso de los padres, porque la niña agredida lleva dentro esa experiencia traumática toda su vida”, apunta Olga Yurkova, directora del centro independiente de ayuda a mujeres violadas Siostry (Hermanas). La violencia de género sigue siendo un gran tabú en la sociedad rusa. Quienes sufren malos tratos están acostumbradas a ocultarlo. Suelen silenciar lo ocurrido por temor a ser reprobadas, a ser acusadas de tener ellas mismas la culpa, a recibir más agresiones en venganza por contarlo.
La experta Yurkova y la periodista Melnichenko resaltan que es muy común que se disculpe socialmente el comportamiento violento de un hombre y que se culpe a la mujer. Excusas como “llevaba la falda demasiado corta”, “regresaba a casa tarde y a solas” o “no es suficientemente cariñosa con su esposo” todavía abundan.
Que no exista una ley específica de castigue la violencia de género (ni siquiera de violencia doméstica) no ayuda. En Rusia no hay juzgados especializados, normas que castiguen el abuso psicológico o la violencia económica. El pasado septiembre, un grupo de diputados presentó un proyecto de ley federal sobre la prevención de la violencia doméstica y familiar. Actualmente, según el artículo 115 del Código Penal cualquier actitud intencional que haya causado lesiones leves, un breve trastorno de salud o una pérdida temporal de capacidad de trabajo puede ser castigada con trabajos obligatorios o la restricción de libertad por entre cuatro meses y dos años o el pago de hasta 40.000 rublos (unos 600 euros) de multa.
Si las palizas u otros actos violentos se producen en el seno de la familia la pena de prisión y la sanción es la mayor prevista. Algo que muchos consideran una incoherencia. De hecho, la legisladora Elena Mizúlina, conocida por sus iniciativas legislativas contra el aborto, contra lo que denomina la “propaganda de homosexualidad” y la pornografía, ha propuesto descriminalizar la violencia doméstica, reduciendo las sanciones penales a una multa. Una iniciativa para suavizar esos castigos, similar a la que propuso la semana pasada un grupo de diputados. “¿Por qué los conflictos dentro de la familia, los malos tratos contra los familiares son un delito, y los mismos actos cometidos en la calle suponen una infracción administrativa. Nuestro proyecto de ley propone resolver este conflicto”, plantea Olga Batalina, una de las diputadas estatales que firma la propuesta. Estos parlamentarios consideran que suavizando los castigos por “actos agresivos que provocan sólo arañazos o moretones” pueden ayudar a “salvar las familias de una desintegración”.
Posturas sociales como esta explican en parte ese silencio y el tabú. “Las mujeres raramente comparten lo que les ha ocurrido con un especialista o piden ayuda. La tradición cultural, el estereotipo de género u otras cosas pesan demasiado”, apunta Melnichenko. La periodista apunta también que la visión de la mujer como un objeto está muy arraigada en la sociedad rusa, y que ese estereotipo abunda y se perpetúa por la publicidad y la televisión. “Además, en Rusia y Ucrania persiste el pensamiento de que no hay que ‘sacar los trapos sucios a relucir’, lo que contribuye a perpetuar el silencio”, añade.
Hace tres años, la desaparición de la periodista Irina Kabánova, madre de tres niños y esposa del dueño de un famoso restaurante capitalino sacudió a la sociedad rusa. Durante los festejos navideños, el empresario publicó en su página de Facebook que la mujer había desaparecido y pedía ayuda para encontrarla. “Salió de casa corriendo después de una pelea y no regresó”, escribió. Ocho días después, el cuerpo de Kabánova fue encontrado decapitado y desmembrado en el maletero del coche que su esposo había pedido prestado a un amigo.
El hombre reconoció después que mató a su mujer durante una discusión. Fue condenado a 14 años de prisión. Días antes, Kabánova había escrito en su Facebook: “Por qué la esposa no es capaz de decirle a nadie que su marido la apalea. O, cuando no aguanta más sólo es capaz de decirle a su amiga al oído, después de una botella de vodka, ‘bueno, sí, hubo un par de veces’... y llevar la conversación a otro tema. Porque es una situación vergonzosa, desesperada. No se pueden sacar los trapos sucios a relucir, no se puede denunciar a los tuyos y, lo más importante, yo misma tengo la culpa! Yo misma soy culpable!".
Las cifras del machismo en Rusia
- Asesinatos machistas. En Rusia, un país con 143 millones de habitantes, cada año de 12.000 a 14.000 mujeres mueren a manos de sus parejas o familiares, según un estudio del Ministerio de Interior (2012). Esto supone una mujer cada 40 minutos.
- Malos tratos. Cada día 36.000 mujeres sufren malos tratos por parte de sus cónyuges. Sólo el 12% de las mujeres agredidas acude a la policía, pero sólo el 3% de los casos llegan a los tribunales.
- Condenas. Cada año alrededor de 12.000 varones son condenados a diferentes penas por agresiones que se producen en el ámbito doméstico.
- Emergencias. En Rusia, funcionan varios teléfonos rojos a los cuales pueden llamar las víctimas de violencia doméstica.
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