Imagen: El Periódico / Pierrot presenta el espectáculo 'Gaylandia' en 'Barcelona de Noche' |
Esta recorrido guiado sigue el rastro de antiguos cabarets con regusto a Moulin Rouge y rincones míticos de la historia LGTB de Barcelona. Desde El Molino hasta La Paloma.
Abel Lacruz | OnBarcelona, 2020-01-17
https://www.elperiodico.com/es/onbarcelona/visitar/20200117/ruta-lgtb-raval-7801660
Que la noche barcelonesa tiene un gran atractivo para lesbianas, gais, transexuales y bisexuales no es ninguna novedad. Pero ¿sabías que ya en el siglo XIX y durante buena parte del siglo XX el Raval -o el Barrio Chino, como lo llamaban entonces- fue un hervidero del ocio LGTB? Acompañamos a las periodistas Thaïs Morales y Carme Pollina, creadoras de Rutas LGTBarcelona, en uno de sus itinerarios guiados. Los organizan siempre que tienen un grupo superior a 10 personas y aderezan sus explicaciones con algo de cotilleo y mucho humor.
Empezamos en la plaza de la Bella Dorita, una de las míticas vedetes de El Molino. “Este inconfundible cabaret abierto en 1910 -explica Carme- ha tenido diferentes edificios y nombres, siempre con el regusto francés del Moulin Rouge. Allí destacó una vedete lesbiana, Gardenia Pulido, que manejaba su vida y su propio dinero porque no dependía del control de ningún empresario, y fue mentora -y amante- de otras muchas mujeres”.
Cine permisivo
Cruzamos el Paral·lel y nos plantamos frente al teatro Arnau, en la plaza de Raquel Meller, 60. Los asistentes giran la cabeza a izquierda y derecha. “Se encuentra tras los andamios -aclara Thaïs Morales-, porque está en ruinas y quién sabe qué será de él”. Durante décadas, además de teatro de variedades “fue cine permisivo, o sea que los gais de la época hacían ‘cruising’ allí aprovechando la oscuridad de la sala”.
En un lateral del Arnau, en el nº 5 de la calle de les Tàpies, se encontraba el Barcelona de Noche, un cabaret fundado en 1936. En los 70, los espectáculos de travestis y transexuales eran la especialidad: Paco España, Bibi Andersen (ahora Bibiana Fernández) o Pavlosvsky pasaron por allí. “También la revista ‘Party’ celebraba en este local la final del concurso ‘Chico Party’, en el que elegían al buenorro del momento”, dice Carme.
Cabarets de los años 20
Nos adentramos en el Raval y enfilamos la calle Cid hasta el número 10, donde hoy día solo vemos un bloque de pisos. La Criolla (después Wu-li-chang) fue quizás el cabaret más famoso entre los años 20 y 30. Uno de sus personajes más destacados fue el abogado anarquista (de día) y travesti (de noche) Flor de Otoño, del cual se hizo una película protagonizada por José Sacristán. La Criolla desapareció en 1938 tras un bombardeo de la aviación italiana. Frente a ella se encontraba Casa Sacristán, otro cabaret donde el transformista Mirko imitaba a Concha Piquer como nadie.
La calle Cid desemboca en la plaza de Jean Genet, justo delante de la Escuela Oficial de Idiomas. El nombre es un homenaje al escritor francés, que vivió en Barcelona de 1932 a 1934 y subsistía gracias al robo y la prostitución. Esa experiencia sirvió como inspiración para escribir ‘Diario del ladrón’ en 1949. Un dato del que toman buena nota dos de los asistentes al ‘tour’, los escritores Ricard Ruiz Garzón y Sebastià Portell, los dos comisarios de la última edición del festival de literatura LGTB #QLit.
A pocos metros se encuentra el nº 9 de la calle de Guàrdia, allí se encontraba Gambrinus. A finales de los 60, este cabaret protagonizó el resurgimiento del transformismo en Barcelona. Allí reinaron Coccinelle, Dolly Van Doll y “Madame Arthur, exayudante de cámara -cuenta Thaïs ante el estupor de los asistentes al ‘tour’- ¡del ministro de gobernación franquista Camilo Alonso!”. Carme y Thaïs definen el Gambrinus en su libro ‘Gent de ploma i marabú’ como “la cantera trans de la Barcelona de los 70”.
Primera manifestación del orgullo
Del Raval salimos a la Rambla y la recorremos de abajo arriba. En 1977 se celebró allí la primera manifestación del orgullo gay, capitaneada entre otros por el pintor naïf Ocaña. Esta mítica arteria barcelonesa, además, contaba con locales tolerantes concurridos por gais y lesbianas como el el Jazz Colón (nº 18), el Teatro Principal (nº 27), el recientemente cerrado Cosmos (nº 34) o el incombustible Cafè de l’Òpera (nº 74).
De nuevo al Raval y, después de pasar por la casa natal de los escritores Terenci y Ana María Moix (Joaquim Costa, 37), llegamos al final del itinerario. Estamos en la puerta de La Paloma (Tigre, 27), donde se celebró el fin de fiesta de la primera manifestación LGTB. Thaïs y Carme se despiden y los asistentes a la ruta aplauden porque las dos periodistas han conseguido con simpatía y humor que, después de dos horas pateando bajo la ocasional lluvia, salga el arcoíris sobre el Raval.
Empezamos en la plaza de la Bella Dorita, una de las míticas vedetes de El Molino. “Este inconfundible cabaret abierto en 1910 -explica Carme- ha tenido diferentes edificios y nombres, siempre con el regusto francés del Moulin Rouge. Allí destacó una vedete lesbiana, Gardenia Pulido, que manejaba su vida y su propio dinero porque no dependía del control de ningún empresario, y fue mentora -y amante- de otras muchas mujeres”.
Imagen: El Periódico / 'Barcelona de noche' |
Cruzamos el Paral·lel y nos plantamos frente al teatro Arnau, en la plaza de Raquel Meller, 60. Los asistentes giran la cabeza a izquierda y derecha. “Se encuentra tras los andamios -aclara Thaïs Morales-, porque está en ruinas y quién sabe qué será de él”. Durante décadas, además de teatro de variedades “fue cine permisivo, o sea que los gais de la época hacían ‘cruising’ allí aprovechando la oscuridad de la sala”.
En un lateral del Arnau, en el nº 5 de la calle de les Tàpies, se encontraba el Barcelona de Noche, un cabaret fundado en 1936. En los 70, los espectáculos de travestis y transexuales eran la especialidad: Paco España, Bibi Andersen (ahora Bibiana Fernández) o Pavlosvsky pasaron por allí. “También la revista ‘Party’ celebraba en este local la final del concurso ‘Chico Party’, en el que elegían al buenorro del momento”, dice Carme.
Cabarets de los años 20
Nos adentramos en el Raval y enfilamos la calle Cid hasta el número 10, donde hoy día solo vemos un bloque de pisos. La Criolla (después Wu-li-chang) fue quizás el cabaret más famoso entre los años 20 y 30. Uno de sus personajes más destacados fue el abogado anarquista (de día) y travesti (de noche) Flor de Otoño, del cual se hizo una película protagonizada por José Sacristán. La Criolla desapareció en 1938 tras un bombardeo de la aviación italiana. Frente a ella se encontraba Casa Sacristán, otro cabaret donde el transformista Mirko imitaba a Concha Piquer como nadie.
La calle Cid desemboca en la plaza de Jean Genet, justo delante de la Escuela Oficial de Idiomas. El nombre es un homenaje al escritor francés, que vivió en Barcelona de 1932 a 1934 y subsistía gracias al robo y la prostitución. Esa experiencia sirvió como inspiración para escribir ‘Diario del ladrón’ en 1949. Un dato del que toman buena nota dos de los asistentes al ‘tour’, los escritores Ricard Ruiz Garzón y Sebastià Portell, los dos comisarios de la última edición del festival de literatura LGTB #QLit.
A pocos metros se encuentra el nº 9 de la calle de Guàrdia, allí se encontraba Gambrinus. A finales de los 60, este cabaret protagonizó el resurgimiento del transformismo en Barcelona. Allí reinaron Coccinelle, Dolly Van Doll y “Madame Arthur, exayudante de cámara -cuenta Thaïs ante el estupor de los asistentes al ‘tour’- ¡del ministro de gobernación franquista Camilo Alonso!”. Carme y Thaïs definen el Gambrinus en su libro ‘Gent de ploma i marabú’ como “la cantera trans de la Barcelona de los 70”.
Primera manifestación del orgullo
Del Raval salimos a la Rambla y la recorremos de abajo arriba. En 1977 se celebró allí la primera manifestación del orgullo gay, capitaneada entre otros por el pintor naïf Ocaña. Esta mítica arteria barcelonesa, además, contaba con locales tolerantes concurridos por gais y lesbianas como el el Jazz Colón (nº 18), el Teatro Principal (nº 27), el recientemente cerrado Cosmos (nº 34) o el incombustible Cafè de l’Òpera (nº 74).
De nuevo al Raval y, después de pasar por la casa natal de los escritores Terenci y Ana María Moix (Joaquim Costa, 37), llegamos al final del itinerario. Estamos en la puerta de La Paloma (Tigre, 27), donde se celebró el fin de fiesta de la primera manifestación LGTB. Thaïs y Carme se despiden y los asistentes a la ruta aplauden porque las dos periodistas han conseguido con simpatía y humor que, después de dos horas pateando bajo la ocasional lluvia, salga el arcoíris sobre el Raval.
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