Granada Hoy / Niki Zamfir // |
La estudiante de la Universidad de Granada y tiktoker que desafía los estereotipos: "Ser trans no va de tacones".
Niki Zamfir, que cursa Derecho en la UGR, usa las redes sociales con desparpajo y humor para dar a conocer las demandas del colectivo trans, "la minoría de la minoría".
A.A. | Granada Hoy, 2022-01-31
https://www.granadahoy.com/granada/estudiante-Universidad-Granada-tiktoker-trans_0_1652235055.html
Niki Zamfir (Pitesti, Rumanía, 2000) llega alta, maquillada, con un jersey ‘top crop’ que desafía los seis grados de temperatura que se registran en la plaza de la Universidad. Estudia en Granada desde 2018, donde cursa el grado en Derecho. Antes completó un ciclo superior de FP en Anatomía Patológica. “Pensé ¿qué área de conocimiento es la que más me falla? Las leyes. Me está encantando”. Va prácticamente a curso por año, y eso que la pandemia ha atravesado de un lado a otro su experiencia universitaria.Tiene claro que se quiere dedicar al Derecho, donde tiene especial interés en dos ramas, Laboral y Penal. “Existen derechos de los que la gente apenas tiene conocimiento”, reflexiona. Para ella, es precisamente la población que más desamparada está la que menos conoce cómo puede ayudar la ley a mejorar sus condiciones. Asume que, cuando le toque ejercer de abogada, tendrá conflictos entre lo que siente que debe hacer y su labor, pero tiene claro que lo suyo son “siempre las causas perdidas”.
Su trayectoria vital está marcada por las sucesivas elecciones que Niki ha tenido que afrontar desde chiquilla. En sus redes sociales, Tik Tok e Instagram, cuenta cómo afrontó su transición. Con 15 años se identificó como trans, “pero no sabía en qué sentido”. El camino que Niki ha andado desde entonces se puede seguir en sus redes.
“Edito los vídeos a las tres o cuatro de la mañana”. Asegura que intenta normalizar los horarios, pero explica que esos vídeos, salen del tirón, sin guion. “Monto el 'set up' con libros, con ropa...”. Coloca el móvil y se lanza, sin red, a reflexionar de una forma desenfadada, pero también cargada de madurez, sobre su realidad, la de una mujer trans.
Cuenta “lo vivido, lo conocido y lo aprendido”. Desde su experiencia cuando era niña y fue con su familia a por el traje de primera comunión y acabó llorando a sus trastornos con la alimentación. “Utilizo mi experiencia para dar ejemplo”, y para evitar que se hable de su realidad con una única figura estereotipada.“No va de tacones, ni de maquillarse. Sufrimos el mismo tipo de presiones estéticas, porque no nos pintamos para ser mujeres trans, sino porque somos mujeres trans. Tenemos que encajar”, reflexiona. “Ninguna mujer se siente mujer, sino que sabe que es mujer. Lo de vivir encerrado en un cuerpo es un recurso estilístico, pero que a nivel práctico no se corresponde” con la realidad. Sobre los cambios en su entorno social, apunta a que ser trans “se ha despatologizado. Cada vez más personas trans forman parte de la sociedad, gente en todos los ámbitos profesionales”.
Su exposición, cruda y directa, en las redes, es otra elección que Niki ha hecho consciente de que al otro lado de la pantalla hay quien aprovecha para lanzar mensajes denigrantes. Ella le da la vuelta y a su vez recoge esos comentarios para “desestigmatizar”. Así lo ha hecho con quienes lanzan mensajes en los que le dicen que a los 50 años tiene que revisarse la próstata. Ella recomienda, con desparpajo, que sí, que hay que revisarse tanto si eres hombre cis como mujer trans. De camino, da visibilidad al hecho de que queda mucho por hacer en cuanto a la medicación que se suministra a las mujeres trans. “Te tienes que gestionar, controlar las dosis, seguir los análisis, ver qué dosis es la que te conviene”.
“Hay quien pasa, quien prefiere estar tranquila, en paz, sin desafiar”. Ella, en redes, ha elegido el bando de la contestación libre de prejuicios y desenfadada, incluso ácida. Es consciente de que los “creadores de contenidos reciben comentarios brutales”. Sin embargo, Niki le da la vuelta. “Eso es que llego a más gente”. Además de difundir un mensaje que hasta ahora sólo era para la “minoría de la minoría”, esta estudiante percibe que los ataques “provocan la reacción de la gente que lo ve. Ayuda a que empaticen y a que vean la estupidez de los argumentos que se utilizan”.
Sobre las reacciones, Niki tiene claro que “a la gente no le interesa el colectivo trans, sino cotillear, lo trágico, lo desconocido.Nuestras necesidades no importan”, sino la imagen de una historia cruda, llena de episodios truculentos.“Siento que se intenta reducir todo a ese estereotipo”, que en su momento a través de los medios de comunicación encarnaron mujeres como Cristina Ortiz, La Veneno.
“Siento que es necesario visibilizar” su situación y demandar “atención y recursos”. Por ello ve clave que salga adelante el anteproyecto de Ley Trans, “que permitirá una correcta identificación” de mujeres y hombres trans Ella. Niki, cuando se matriculó en la UGR, pidió acogerse al protocolo de cambio de nombre. Desde el primer día en la Facultad se la ha identificado por su nombre real, no por el asignado al nacer, un paso que hizo de forma “bastante rápida. Me tranquilizó”, reconoce.
Su trayectoria vital está marcada por las sucesivas elecciones que Niki ha tenido que afrontar desde chiquilla. En sus redes sociales, Tik Tok e Instagram, cuenta cómo afrontó su transición. Con 15 años se identificó como trans, “pero no sabía en qué sentido”. El camino que Niki ha andado desde entonces se puede seguir en sus redes.
“Edito los vídeos a las tres o cuatro de la mañana”. Asegura que intenta normalizar los horarios, pero explica que esos vídeos, salen del tirón, sin guion. “Monto el 'set up' con libros, con ropa...”. Coloca el móvil y se lanza, sin red, a reflexionar de una forma desenfadada, pero también cargada de madurez, sobre su realidad, la de una mujer trans.
Cuenta “lo vivido, lo conocido y lo aprendido”. Desde su experiencia cuando era niña y fue con su familia a por el traje de primera comunión y acabó llorando a sus trastornos con la alimentación. “Utilizo mi experiencia para dar ejemplo”, y para evitar que se hable de su realidad con una única figura estereotipada.“No va de tacones, ni de maquillarse. Sufrimos el mismo tipo de presiones estéticas, porque no nos pintamos para ser mujeres trans, sino porque somos mujeres trans. Tenemos que encajar”, reflexiona. “Ninguna mujer se siente mujer, sino que sabe que es mujer. Lo de vivir encerrado en un cuerpo es un recurso estilístico, pero que a nivel práctico no se corresponde” con la realidad. Sobre los cambios en su entorno social, apunta a que ser trans “se ha despatologizado. Cada vez más personas trans forman parte de la sociedad, gente en todos los ámbitos profesionales”.
Su exposición, cruda y directa, en las redes, es otra elección que Niki ha hecho consciente de que al otro lado de la pantalla hay quien aprovecha para lanzar mensajes denigrantes. Ella le da la vuelta y a su vez recoge esos comentarios para “desestigmatizar”. Así lo ha hecho con quienes lanzan mensajes en los que le dicen que a los 50 años tiene que revisarse la próstata. Ella recomienda, con desparpajo, que sí, que hay que revisarse tanto si eres hombre cis como mujer trans. De camino, da visibilidad al hecho de que queda mucho por hacer en cuanto a la medicación que se suministra a las mujeres trans. “Te tienes que gestionar, controlar las dosis, seguir los análisis, ver qué dosis es la que te conviene”.
“Hay quien pasa, quien prefiere estar tranquila, en paz, sin desafiar”. Ella, en redes, ha elegido el bando de la contestación libre de prejuicios y desenfadada, incluso ácida. Es consciente de que los “creadores de contenidos reciben comentarios brutales”. Sin embargo, Niki le da la vuelta. “Eso es que llego a más gente”. Además de difundir un mensaje que hasta ahora sólo era para la “minoría de la minoría”, esta estudiante percibe que los ataques “provocan la reacción de la gente que lo ve. Ayuda a que empaticen y a que vean la estupidez de los argumentos que se utilizan”.
Sobre las reacciones, Niki tiene claro que “a la gente no le interesa el colectivo trans, sino cotillear, lo trágico, lo desconocido.Nuestras necesidades no importan”, sino la imagen de una historia cruda, llena de episodios truculentos.“Siento que se intenta reducir todo a ese estereotipo”, que en su momento a través de los medios de comunicación encarnaron mujeres como Cristina Ortiz, La Veneno.
“Siento que es necesario visibilizar” su situación y demandar “atención y recursos”. Por ello ve clave que salga adelante el anteproyecto de Ley Trans, “que permitirá una correcta identificación” de mujeres y hombres trans Ella. Niki, cuando se matriculó en la UGR, pidió acogerse al protocolo de cambio de nombre. Desde el primer día en la Facultad se la ha identificado por su nombre real, no por el asignado al nacer, un paso que hizo de forma “bastante rápida. Me tranquilizó”, reconoce.
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