sábado, 3 de marzo de 2018

#hemeroteca #mujeres #vidarural | Las baserritarras trabajan 50,1 horas semanales de media, pero solo el 10% cobra por esta actividad

Imagen: Noticias de Gipuzkoa / Trabajando en una huerta en Amezketa
Las baserritarras trabajan 50,1 horas semanales de media, pero solo el 10% cobra por esta actividad.
El primer sector reclama a la Administración que apruebe políticas que favorezcan y reconozcan la labor de las mujeres en el caserío
Iraitz Astarloa | Noticias de Gipuzkoa, 2018-03-03
http://www.noticiasdegipuzkoa.com/2018/03/03/sociedad/las-baserritarras-trabajan-501-horas-semanales-de-media-pero-solo-el-10-cobra-por-esta-actividad

A escasos días de que se celebre el Día Mundial de la Mujer, mujeres de numerosos ámbitos laborales y sociales han alzado la voz para reivindicar la relevancia del trabajo que llevan a cabo. Entre ellas se encuentran las mujeres baserritarras, un colectivo especialmente precarizado y en el que el trabajo realizado no siempre está reconocido.

Según informaron ayer el sindicato agrario EHNE y la agrupación de mujeres baserritarras EBEL, las mujeres del primer sector trabajan de media 50,1 horas semanales, mientras que tan solo una de cada diez tiene un salario asignado a su trabajo en el caserío, es decir, son profesionales. Esta es la principal conclusión que se puede extraer de un informe elaborado por EHNE y financiado por la dirección de Igualdad de la Diputación de Gipuzkoa, en el que se evidencia que las mujeres del primer sector viven una situación todavía muy precarizada.

El perfil de la mujer baserritara es mayoritariamente adulto: seis de cada diez tienen más de 50 años, mientras que el 20% tienen 80 años o más, dejando en evidencia la necesidad de un relevo generacional. El 60% de las mujeres es titular o cotitular de una explotación y, aunque el 70% trabaja en el caserío, solo una de cada diez tiene esta actividad reconocida salarialmente.

Estas últimas trabajan una media de 51,5 horas semanales, mientras que las que compaginan el trabajo en sus explotaciones con una vida laboral en el exterior lo hacen una media de 50,1 horas. Además, las mujeres que están jubiladas trabajan de media 16,4 horas a la semana.

Por otro lado, el 80% de las baserritarras asumen la tarea del cuidado de familiares, ya sean personas mayores o niños.

Llamamiento a las instituciones
Lamentablemente, esta realidad no ha cogido por sorpresa ni a EHNE ni a EBEL, que desde hace años vienen advirtiendo de la desigualdad que padecen las mujeres del primer sector.

Por ello, hicieron un llamamiento a las instituciones que tienen competencia en la regulación del sector, a que lleven a cabo medidas que favorezcan la igualdad y que contribuyan a que el medio agrario se convierta en atractivo para las mujeres, especialmente para las más jóvenes.

“No es la primera vez que nos sentamos con la Administración y estamos dispuestos a seguir haciéndolo con cualquier institución que tenga competencias en el sector para, entre todos, promover políticas que fomenten la igualdad”, señaló Rosa Arregi (EBEL). “Las mujeres realizan un trabajo que ni se paga ni se reconoce. Primero, hay que poner en valor el trabajo artesanal que tanto hombres como mujeres llevan a cabo en los caseríos, mediante ayudas económicas a las explotaciones agrarias. Además, la presión fiscal tiene una gran incidencia en nuestra actividad. Se pueden impulsar políticas relacionadas con la cotización, con la inserción, o promover ayudas para atraer a los más jóvenes, especialmente a las mujeres, al primer sector”, aseveró Arregi, al tiempo que enfatizó: “Si se regula en base a la igualdad, podremos sacar muchas cosas positivas”.

Pero no basta con esto, y desde EHNE son conscientes de ello. “Como sector, llevamos años trabajando sobre esta cuestión, pero todavía nos queda mucho por hacer y tenemos muchos deberes pendientes”, indicó Garikoitz Nazabal, al tiempo que prosiguió: “Tenemos que hacer ver que el papel de la mujer en el caserío es fundamental, y para ello, necesitamos la implicación de los hombres, que empiecen a asumir una serie de tareas que tradicionalmente han sido asignadas a las mujeres, como son todas aquellas que tienen que ver con el cuidado de las personas”. “Necesitamos educar a la gente de nuestro sector y combinar esto con políticas efectivas que favorezcan la igualdad”, concluyó.

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