sábado, 17 de octubre de 2015

#hemeroteca #politica #literatura | Álvaro Pombo: "Apoyé a Rosa Díez, pero votaré a Ciudadanos. El voto a UPyD es casi perdido"

Imagen: Vozpópuli / Álvaro Pombo
Álvaro Pombo: "Apoyé a Rosa Díez, pero votaré a Ciudadanos. El voto a UPyD es casi perdido".
El escritor Álvaro Pombo presenta nueva novela. Aunque está convaleciente tras una peritonitis, Pombo no puede lucir mejor. En una conversación divertida y afilada, Pombo cuenta a Vozpópuli no sólo sobre esta nueva entrega literaria, sino también sobre política.
Karina Sainz Borgo | Vozpópuli, 2015-10-17
http://vozpopuli.com/ocio-y-cultura/69954-alvaro-pombo-apoye-a-rosa-diez-pero-votare-a-ciudadanos-el-voto-a-upyd-es-casi-perdido

Álvaro Pombo no tiene el aspecto de quien se recupera de una peritonitis. Al contrario, parece tocado por una segunda y más obstinada juventud. Y aunque el susto lo llevó al quirófano -estuvo dos días en un coma inducido-, el escritor se mueve ahora sin cortapisas por la sala de estar de ese bote fondado que es su casa en Argüelles. Un lugar donde abundan los libros y los grabados de veleros.

El objetivo de esta entrevista es hablar de la más reciente novela del escritor: 'Un gran mundo', publicada por Destino, y en la que Álvaro Pombo hace un retrato de la España franquista de los años cincuenta y sesenta a través de Elvira, un personaje de los que pueblan su inmenso universo femenino y que le servirá como instrumento para desmontar una sociedad frívola a la vez que opresiva, además de clasista y conservadora.

Excéntrico, provocador y creador de un universo narrativo que se sujeta en la memoria y la identidad, Álvaro Pombo (Santander, 1939) gusta del ruedo político. Es un militante. Un personaje activo. Tanto en 2008 como 2011, fue cabeza de lista por Madrid para el senado por el partido político UPyD. En aquellos días, andaba Pombo micrófono en mano pidiendo el voto para Rosa Díez y su agrupación magenta. Hoy, si se lo preguntan no está tan seguro.

“Yo lo veo todo muy complicado. Y si me preguntas ahora, votaré por Ciudadanos”, exclama Álvaro Pombo, como si se tratara de una frase inofensiva. Quien escucha prefiere repreguntar. Por si las moscas. “Vamos a ver -Pombo suspira, derrotista- No tenemos otra opción. Yo apoyé a UPyD, y sería como una traición votar a Ciudadanos, pero el voto a UPyD en este momento es casi perdido, aunque voté a ellos la última vez”, dice el escritor quien inmediatamente agrega: “Ojo que yo sigo formando parte del partido, todavía pago mis cuotas”.

El filósofo y autor de la novela ‘Donde las mujeres’ (Premio Nacional de Narrativa y Premio Ciudad de Barcelona 1997), habla de estos asuntos partidistas con una mezcla de hartazgo, cansancio y algo parecido al despecho simpático. También, claro, dedica el autor buena parte de la conversación a claves de 'Un gran mundo', una saga familiar y a su manera nacional, donde una generación descubre la necedad y frivolidad ahí donde todos veían cosmopolitismo y belleza.

-En 2011 usted encabezó la lista al Senado por Madrid con UPyD, que fue entonces la cuarta fuerza más votada. Cuatro años después, ¿qué fue lo que pasó?
-Pues una desgracia. Yo lo he vivido así, como una cosa muy injusta. UPyD formó una estructura política interesante y fue contra todas las grandes estafas, entre ellas Bankia. Pero como parece que aquí tenemos cabeza de chorlito, nadie se acuerda. Yo siempre he apoyado al partido externamente, me presentaba a senador y todo lo que querían que hiciera para que tuviera el partido tuviera visibilidad, lo hice.

-De ahí a como acabó todo, pues hay un trecho muy grande, ¿no?
-Las elecciones europeas fueron un palo gordo. Ese es el momento en que Podemos sube. Me parece que fue una equivocación no juntarse con Ciudadanos. Eso de empeñarse en no querer confundir las siglas daba igual, porque la verdad es que nos parecíamos mucho.

-Bueno, ya sabe usted que Rosa Díez es mucha Rosa Díez…
-Totalmente, y eso me parece admirable.

-Ya, pero justamente por eso no quiso entrar en aquel asunto.
-Y fue un error. Que una persona que está en política tenga un carácter fuerte me parece que bien, de lo contrario te comen vivo.

-Pero si igual terminaron devorándola.
-Y malamente.

-Insiste en que ha sido injusto el desgaste de UPyD, pero ¿exactamente a qué se refiere?
-Ha sido injusto, terrible y muy largo, una agonía muy larga. Con todas las deserciones. La historia de Sosa Wagner fue muy perniciosa. Es discutible si debió o no de publicar aquel artículo en El Mundo, pero tampoco era para tanto. Era un artículo correcto que no se merecía una reacción tan airada. Allí comenzó una disgregación que se volvió incontenible.

-¿Cómo ve el panorama de aquí a diciembre?
-Yo lo veo todo muy complicado. Y si me preguntas ahora, votaré por Ciudadanos. Yo no siento simpatía por el PSOE, prefiero a Izquierda Unida, mejor dicho prefería a Izquierda Unida. Ahora estamos en una situación en la que no veo a Podemos llegando a hacer lo que dijeron. Podemos está en una gran bajada y además están diciendo tonterías.

-¿Ha dicho que sí votaría a Ciudadanos?
-¿Me está preguntando si votaría a Ciudadanos?

-Usted acaba de decírmelo, sólo quiero cerciorarme de que he escuchado bien.
-Vamos a ver -... Pombo suspira con un cierto derrotismo que empaña su excelente humor-. No tenemos otra opción. Yo apoyé a UPyD, y sería como una traición votar a Ciudadanos, pero el voto a UPyD en este momento es casi perdido, aunque voté a ellos la última vez. Creo que hay que apoyar a un tercer partido, porque está tan ñoño Pedro el Guapo, y Rajoy…

-Vuelve usted a la carga, literariamente. Tras La transformación de Johanna Sansíleri presenta Un gran mundo. En ambas historias reina el engaño: Johana Sansíleri descubre al morir su marido que éste tiene otra familia. Elvira, a su manera ejerce el engaño: es una falsa mujer cosmopolita en una España franquista.

-A diferencia de Elvira, la protagonista de Un gran mundo, Johana Sansíleri, la protagonista del libro anterior, se transforma y se salva de la frivolidad. Porque lo que nos amenaza es la frivolidad. Eso es lo que le ocurre a Elvira. No hay brillantez ni gracia ni don de gentes si no tienes un corazón que ame, al menos a tu gente.

-Se dice en estos días ‘Pombo ha vuelto al universo femenino’. ¿Pero se ha ido usted alguna vez?
-Nunca, la verdad no lo he abandonado. Y tampoco sé por qué dicen eso.

-La narradora de esta novela, la sobrina de Elvira, es la encargada de contar y desmitificar la vida de su tía y con ella a la España de los cincuenta.
-Sí. En el caso de Elvira, ella pertenece a una España como aquella: impostada y falsa. Aquella fraseología falangista, integrista y conservadora. Este personaje, Elvira, está totalmente metida en aquella sociedad de aprovechados. Ahora hay también otros aprovechados, pero me refiero a los de esa época. Eran privilegiados, vivían de aquellos privilegios, formaban parte del régimen. Aquella España, que es la de mi juventud, era muy clasista. Si tenías suerte y estabas con los nacionales y además tenías relación con las clases acomodadas o altas, bien. Y si no: te las apañabas como podías.

-En esta novela hay una paradoja con la idea de apariencia y el valor, de la ruina y la baratija. ¿Qué simboliza exactamente esta tienda de antigüedades de Elvira y Helio?
-Helio, que es argentino, está enamorado de la España que se encontraba entre las ruinas de las iglesias, en los pueblos, en los rastros. En aquel entonces en esos lugares se encontraba de todo, porque España estaba machacada. Podías llevarte cosas magníficas por dos duros. Por ejemplo, los muebles castellanos, pero también grandes armarios del XVII. Luxor, la tienda que se cuenta en la novela, era verdaderamente bellísima. Ocurre que los españoles somos muy perdularios, lo perdemos todo.

-¿La memoria por ejemplo?
-Yo no, desde luego, porque no olvido nada. Pero España padece de una inmensa desmemoria, para bien (porque hay cosas que conviene olvidar) y para mal.

-Toda su obra gira alrededor del mismo impulso: busca la identidad. Opone en los personajes individuales, retratos colectivos. En esta ocurre lo mismo.
-En este caso hay un desmontaje del tinglado. Lo que hace posible es justamente la memoria. La memoria colectiva y la literatura como fuente de reconfiguración, porque se trata de volver a contar la misma historia desde otro ángulo. La tía Elvira era percibida como una mujer importante y distinguida, cuando no era más que una frívola.

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