Imagen: El País |
La ciudad de Yichang pide a los miembros jóvenes del Partido que den ejemplo y tengan un segundo hijo.
Macarena Vidal Liy | El País, 2016-09-22
http://internacional.elpais.com/internacional/2016/09/22/actualidad/1474562207_959805.html
La ciudad de Yichang, en Hubei, en el centro de China, era famosa en el país por su estricto cumplimiento de la política del hijo único. Con una natalidad media inferior a un niño por mujer desde el año 2000, superaba incluso a Hong Kong como el lugar donde nacía menor porcentaje de bebés. Su estricta aplicación de las órdenes demográficas de Pekín le habían valido ser designada oficialmente en 2010 como un ejemplo nacional. Pero con la abolición el año pasado de la norma que imponía un solo descendiente a cada pareja, las tornas han cambiado. Y con la misma diligencia con que velaban por cumplir la política anterior, las autoridades municipales se han propuesto ahora fomentar una explosión de nacimientos entre los jóvenes comunistas de la localidad.
Una carta abierta de la Comisión de Sanidad y Control de la Población de Yichang, publicada en su página web, insta a los funcionarios y trabajadores estatales del Partido y de la Liga de Juventudes Comunistas a “dar ejemplo empezando por ellos mismos”. Los que estén en edad de procrear deben tener un segundo hijo; aquellos ya demasiado mayores han de “educar y encomendar” a sus hijos en edad fértil la tarea de darles un segundo nieto.
Los funcionarios del Partido deben asimismo difundir entre el resto de la población “los beneficios de tener dos hijos” y “los riesgos que se corren teniendo solo uno”. Para hacer hincapié en la idea de los beneficios, el Ayuntamiento ha aprobado una serie de ventajas para los padres repetidores, desde pruebas médicas gratuitas hasta un permiso de maternidad más prolongado, pasando por la construcción de nuevas guarderías y centros infantiles.
Según la oficina nacional de estadísticas, esta ciudad de 4 millones de habitantes -la segunda por tamaño de la provincia de Hubei- registró en 2014 una tasa de natalidad de 11,5 nacimientos por cada mil personas; en 2015 la cifra descendió aún más, 9,2 nacimientos por mil personas. Es una proporción notablemente inferior a la media nacional, de 12,1 recién nacidos por mil personas en 2015. Muchas mujeres residentes en la ciudad en edad fértil, entre los 18 y los 45 años, optan directamente por no tener hijos.
Si la tendencia continúa, recuerda la Comisión, la baja natalidad causará “una sociedad envejecida, escasez de mano de obra, una urbanización incompleta” y la posibilidad de que la pareja envejezca en soledad si pospone tener un hijo hasta que sea demasiado tarde, o fallece el único vástago que tienen. La tradicional preferencia por un hijo varón ya ha provocado una desproporción naturalmente alta entre nacimientos de varones y de mujeres en toda China, 116 niños por cada 100 niñas.
Pekín anunció el año pasado la abolición de la política del hijo único para permitir que las parejas casadas puedan tener un segundo bebé. La decisión ponía fin a una medida impuesta a principios de los años 80 por Deng Xiaoping y que se aplicó en muchas ocasiones radicalmente, mediante esterilizaciones, abortos forzosos y fuertes multas a las parejas que tuvieran hijos de más. El anuncio de la derogación se tomaba después de numerosas advertencias de los expertos sobre el rápido envejecimiento de la población y la falta de trabajadores en las próximas décadas. La ONU calcula en cerca de 400 millones el número de jubilados que el país, con una población actual de 1.370 millones de personas, acogerá para 2035.
Provincias como Hubei son algunas de las más afectadas. Aquellas con una fuerte presencia de fábricas obsoletas o con una economía predominantemente agraria. Los jóvenes optan por marcharse a las prósperas regiones costeras o a la capital, mientras en sus poblaciones de origen permanecen los ancianos o niños que no pueden acompañar a sus padres en la migración.
Pero pese a que Pekín espera que permitir un segundo hijo suponga 17 millones de nacimientos adicionales en los próximos cinco años, los intentos del Gobierno de lograr un aumento significativo de la natalidad aún tardarán en dar fruto. La Academia China de Ciencias Sociales calculaba que el año pasado la tasa de natalidad se encontraba en 1,3 hijos por mujer, muy por debajo de los 2,1 necesarios para mantener los niveles de población.
Una carta abierta de la Comisión de Sanidad y Control de la Población de Yichang, publicada en su página web, insta a los funcionarios y trabajadores estatales del Partido y de la Liga de Juventudes Comunistas a “dar ejemplo empezando por ellos mismos”. Los que estén en edad de procrear deben tener un segundo hijo; aquellos ya demasiado mayores han de “educar y encomendar” a sus hijos en edad fértil la tarea de darles un segundo nieto.
Los funcionarios del Partido deben asimismo difundir entre el resto de la población “los beneficios de tener dos hijos” y “los riesgos que se corren teniendo solo uno”. Para hacer hincapié en la idea de los beneficios, el Ayuntamiento ha aprobado una serie de ventajas para los padres repetidores, desde pruebas médicas gratuitas hasta un permiso de maternidad más prolongado, pasando por la construcción de nuevas guarderías y centros infantiles.
Según la oficina nacional de estadísticas, esta ciudad de 4 millones de habitantes -la segunda por tamaño de la provincia de Hubei- registró en 2014 una tasa de natalidad de 11,5 nacimientos por cada mil personas; en 2015 la cifra descendió aún más, 9,2 nacimientos por mil personas. Es una proporción notablemente inferior a la media nacional, de 12,1 recién nacidos por mil personas en 2015. Muchas mujeres residentes en la ciudad en edad fértil, entre los 18 y los 45 años, optan directamente por no tener hijos.
Si la tendencia continúa, recuerda la Comisión, la baja natalidad causará “una sociedad envejecida, escasez de mano de obra, una urbanización incompleta” y la posibilidad de que la pareja envejezca en soledad si pospone tener un hijo hasta que sea demasiado tarde, o fallece el único vástago que tienen. La tradicional preferencia por un hijo varón ya ha provocado una desproporción naturalmente alta entre nacimientos de varones y de mujeres en toda China, 116 niños por cada 100 niñas.
Pekín anunció el año pasado la abolición de la política del hijo único para permitir que las parejas casadas puedan tener un segundo bebé. La decisión ponía fin a una medida impuesta a principios de los años 80 por Deng Xiaoping y que se aplicó en muchas ocasiones radicalmente, mediante esterilizaciones, abortos forzosos y fuertes multas a las parejas que tuvieran hijos de más. El anuncio de la derogación se tomaba después de numerosas advertencias de los expertos sobre el rápido envejecimiento de la población y la falta de trabajadores en las próximas décadas. La ONU calcula en cerca de 400 millones el número de jubilados que el país, con una población actual de 1.370 millones de personas, acogerá para 2035.
Provincias como Hubei son algunas de las más afectadas. Aquellas con una fuerte presencia de fábricas obsoletas o con una economía predominantemente agraria. Los jóvenes optan por marcharse a las prósperas regiones costeras o a la capital, mientras en sus poblaciones de origen permanecen los ancianos o niños que no pueden acompañar a sus padres en la migración.
Pero pese a que Pekín espera que permitir un segundo hijo suponga 17 millones de nacimientos adicionales en los próximos cinco años, los intentos del Gobierno de lograr un aumento significativo de la natalidad aún tardarán en dar fruto. La Academia China de Ciencias Sociales calculaba que el año pasado la tasa de natalidad se encontraba en 1,3 hijos por mujer, muy por debajo de los 2,1 necesarios para mantener los niveles de población.
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