jueves, 1 de septiembre de 2016

#hemeroteca #homosexualidad | Vida íntima de Vicente Aleixandre

Imagen: El Mundo / Vicente Aleixandre
Vida íntima de Vicente Aleixandre.
La publicación de 'La memoria de un hombre está en sus besos', de Emilio Calderón, recupera los amores del Premio Nobel.
Luis Antonio de Villena | El Mundo, 2016-09-01
https://www.elmundo.es/cultura/2016/09/01/57c72c9246163f865e8b4581.html

La editorial barcelonesa Stella Maris otorgó su segundo premio de Biografías y Memorias, allá por febrero, a una biografía de Vicente Aleixandre realizada por un escritor no muy popular, Emilio Calderón, que nunca conoció a Aleixandre, lo que, con todo, es secundario. El libro se titula (un verso del poeta) ‘La memoria de un hombre está en sus besos. Vicente Aleixandre. Biografía’. En un país tan poco dado a las biografías veraces y que no tiendan a convertir al biografiado en una sacra estatua de mármol, toda biografía con visos de verdad (aunque tenga lagunas y zonas peor que ambiguas) es bienvenida y despierta curiosidad.

Existían dos breves biografías de Aleixandre publicadas en vida del autor y ambas hechas al gusto -muy puritano en público- de Vicente, por dos muy cercanos amigos, la de Leopoldo de Luis (1971) y la de Antonio Colinas (1978) [i.e. 1977]. Siendo buenas, son biografías sólo fiables en lo superficial, pues recogen lo que Aleixandre quería que se dijera de él, y su vida sexual y amorosa -muy importante en su vivir- prácticamente no sale. Alguna vez amigos muy cercanos a Vicente comentamos lo importante que será su correspondencia cuando se edite entera (está lejos) y una biografía que no atendiera a la en apariencia muy anodina vida del poeta y premio Nobel Vicente Aleixandre (1898-1984) sino a su vida interior e íntima que él procuraba celar fuera del estricto circuito gay y amistoso, las dos cosas...

Para la mayoría, la clave básica de Aleixandre está en saber si fue o no homosexual, como tanto se decía. Vicente fue bisexual hasta los 28 años, según narraba él mismo y homosexual después. Cuando su antigua amante alemana Eva venía a verle en la postguerra (ya no había nada sexual), Vicente aprovechaba esa visita como escudo. Pero te decía que ni Dámaso Alonso ni Pedro Sáinz Rodríguez mentían cuando aseguraban que, de jóvenes, habían ido de putas con Vicente. Era verdad. Tanto como sus amores masculinos posteriores (José Manuel, Andrés) que a los amigos nos detallaba. Más cauto era con los amores de postguerra, dentro del chalet de Velintonia, y cuyo nombre cimero y muy oculto en vida de Vicente (aunque el otro jamás calló en intimidad su pasión y admiración por el poeta) fue Carlos Bousoño, alto teórico y poeta algo preterido tras una larga vejez.

Uno de los ‘descubrimientos’ básicos del libro de Calderón es la carta de amor de Aleixandre -hay más o las hubo- a ‘Carlitines’. Un fragmento de esa carta: "Qué bonito estás Carlitines. Qué guapo y qué dulce para mi amor". Esto no es nuevo para ningún íntimo de Vicente, pero sí y mucho para el público en general. Aleixandre "epente" según la denominación lorquina de gay. No fue Bousoño el único en la postguerra, yo mismo sé otros nombres, pero Vicente era más reservado al hablar de lo cercano que de lo lejano.

Un grave error de Emilio Calderón es haber buscado la protección de los actuales herederos de Aleixandre (una sobrina nieta y el amigo que la apoya) cuando todos sabíamos lo mal que Vicente se llevaba con quien fue su segundo heredero -tras su hermana Conchita-, el primo ingeniero de caminos, padre de los actuales. En honor de aquel señor hemos de decir que aunque no apoyara en exceso a su primo, mantuvo en todo una discreta distancia. Cuando en 1988 y en un libro de la Universidad de Sevilla titulado ‘A una verdad’ yo hablé de la homosexualidad de Aleixandre, creo que por vez primera en público, a propósito de los recuerdos ‘cernudianos’ que el propio Aleixandre me había referido, el ABC de la época armó un cierto barullo llamándome "traidor a una amistad". El heredero y primo nada dijo. Pero claro, en el libro los amigos de los actuales herederos se buscan y eligen, mientras que se procura preterir a quienes defendimos que Conchita había regalado a Bousoño sus papeles personales siguiendo la voluntad del finado.

Bousoño y su ahora viuda, Ruth, son los poseedores legítimos de esos papeles según sentencia ratificada por el Tribunal Supremo, que no gusta al bando de los herederos. ¡Pobre Aleixandre al cabo, el más perjudicado sin duda!

La biografía vale porque sobreabunda en datos personales, familiares y literarios, aunque deja muchas lagunas (subsanables) sobre una intimidad revelada en lo básico, pero aún con notables sombras. Vicente fue un ser humano espléndido que llevó con dignidad una etapa muy difícil.

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