domingo, 3 de marzo de 2019

#hemeroteca #lgtbifobia | La poca tolerancia a la diversidad sexual fuerza al “exilio” a vecinos no ‘heteros’ de pequeños pueblos de Gipuzkoa

Imagen: Noticias de Gipuzkoa
La poca tolerancia a la diversidad sexual fuerza al “exilio” a vecinos no ‘heteros’ de pequeños pueblos de Gipuzkoa.
La discriminación al colectivo LGTBI+ se dispara en localidades de menos de 10.000 habitantes. Un estudio constata que buscan el anonimato en urbes donde desarrollar plenamente su sexualidad.
Jorge Napal | Noticias de Gipuzkoa, 2019-03-03
https://www.noticiasdegipuzkoa.eus/2019/03/03/sociedad/la-poca-tolerancia-a-la-diversidad-sexual-fuerza-al-exilio-a-vecinos-no-heteros-de-pequenos-pueblos-de-gipuzkoa

Hoy por hoy los pequeños municipios de Gipuzkoa no parecen ser el escenario ideal en el que vivir con normalidad la diversidad sexual y de género. Existen muchos tipos de discriminación dirigidos a personas LGTBI+. Miradas de rechazo, insultos, comentarios... Durante el último año se han registrado 385 agresiones en espacios públicos, un porcentaje que “se dispara” en los municipios inferiores a 10.000 habitantes. Este caldo de cultivo conforma un escenario hostil que provoca un “exilio sexual” que les obliga a huir para no esconderse, abandonando su lugar de nacimiento para instalarse en grandes municipios que garanticen su anonimato y el desarrollo libre y pleno de su sexualidad.

Así lo pone de manifiesto el estudio ‘Convivencia en la diversidad. Diagnóstico de las realidades de la población LGTBI+ en Gipuzkoa’, la primera investigación de estas características que se realiza en el territorio, por encargo de la Dirección de Derechos Humanos de la Diputación.

La nueva investigación, que ha contado con la asistencia técnica de Gehitu -Asociación de Gais, Lesbianas, Transexuales y Bisexuales del País Vasco- ofrece información concisa. “Hasta ahora nunca se había realizado en el territorio un estudio similar, por lo que no existía un retrato fiel de la realidad que viven estas personas”, asegura Maribel Vaquero, directora general de Convivencia y Derechos Humanos de la Diputación Foral de Gipuzkoa.

Mediante un cuestionario electrónico se han recogido 329 respuestas, de las cuales finalmente se han dado por válidas 275. El estudio analiza diferentes ámbitos. El sanitario, por ejemplo, presenta “altos índices de discriminaciones indirectas”, lo que da lugar a una “invisibilización” de la diversidad afectivo-sexual.

En concreto, detalla que la atención sanitaria no contempla en su día a día programas y prácticas que tengan en cuenta las múltiples opciones de vida de las personas LGTBI+. “Ello deriva en una falta de conocimiento específico de los profesionales sobre la diversidad sexual y de género e incluso un trato inadecuado hacia las personas del colectivo”, constata la investigación.

En esa línea, reclaman la “despatologización de la transexualidad”, así como una especialización real y afectiva. Además, según los testimonios recabados, se ha comprobado que el propio sistema sanitario y sus profesionales “crean trabas” para dificultar el acceso a lo reclamado por estas personas, lo que puede derivar en “situaciones de riego”.

El mercado laboral es otro espejo que devuelve una imagen de la que también se extraen interesantes conclusiones. Así, hay lesbianas y gais que manifiestan ser sometidos en sus empleos “a una mayor exigencia de eficacia para ser reconocidos”, y dicen sentirse sometidos a “salir del armario continuamente”. La investigación recoge que hay ambientes de trabajo que muestran fobia hacia el colectivo y, para corregir esas conductas, plantea programas de formación en diversidad sexual y de género así como compromisos expresos de las empresas hacia sus trabajadores y trabajadoras LGTBI+. En peor situación se encuentran las mujeres trans de origen extranjero que manifiestan tener serias dificultades de acceso al mercado laboral, teniendo que acudir para su supervivencia a trabajos precarios y estigmatizados, extremándose aún más su vulnerabilidad.

Respecto a los espacios de ocio y cultura, muchas discriminaciones ocurren en las redes sociales, donde el anonimato desde el que se profieren los insultos permite saltarse el “discurso políticamente correcto” manteniendo actitudes LGTB+fóbicas sin asunción de responsabilidad. La investigación, asimismo, refleja que los lugares frecuentados por personas de 16 a 40 años suelen ser de “mayor peligro que el resto”. En ese sentido, las mujeres y las personas no binarias -término utilizado para describir a aquellas cuya identidad de género no es completamente masculina ni femenina- denuncian con frecuencia serias agresiones machistas en espacios de fiesta. Por todo ello, “se evidencia la necesidad de crear espacios que se comprometan a cuidar de la diversidad sexual y de género”, según indica Aintzane Muguruza, coordinadora de Gehitu.

En ese sentido, hay mucho por hacer en el consumo de cultura, donde aflora la necesidad de contar con más y nuevos referentes que den visibilidad a muchas otras sexualidades no normativas, “de manera que esa diversidad se inserte en la cotidianidad”.

De las respuestas obtenidas en relación a la Administración y la Justicia surge una sensación ambivalente. De una parte, son los espacios con el índice más bajo de discriminación, pero a su vez la falta de representación y respeto a la diversidad sexual queda patente. Se trata de una visión ampliamente compartida por las personas encuestadas, y supera el 50% de discriminaciones indirectas.

Cabe destacar, añade el estudio, que las personas LGTBI+ que no tienen apenas acceso a la Administración por su situación legal -irregular o en proceso de solicitud de asilo- son las de mayor vulnerabilidad social, ya que esto no le permite acceder a otros recursos.

Demandan en ese sentido una Ley de transexualidad que no vulnere sus derechos, formación en diversidad a los profesionales de las administraciones y de la Justicia, así como políticas que respondan de manera concisa y clara a sus necesidades, “que son reflejo de múltiples realidades”. Una de ellas, por ejemplo, es la de personas de este colectivo que han alcanzado la tercera edad, “que habitan en residencias dependientes de la Diputación y requieren de un abordaje específico”. Falta financiación y recursos.

Respecto a la familia y amistades, los jóvenes entre 15 y 25 años son quienes más agresiones denuncian, alcanzando el 59% de la muestra. “Habitualmente, las discriminaciones son verbales, basándose en la ridiculización o restándole valor a lo ocurrido”. También es cierto que hay encuestados que manifiestan que con el tiempo sus familiares han modificado su discurso hacia la diversidad sexual y de género.

  • La investigación
  • Objetivo. El proyecto de investigación ha buscado un retrato lo más fiel posible de la realidad que viven las personas LGTBI+. La asistencia técnica ha corrido a cargo de Gehitu.
  • Conclusiones. En los espacios públicos es donde se da el mayor número de agresiones, registrándose un total de 385 durante el último año.
  • Reflexiones
  • Tras este acercamiento a la realidad, el colectivo LGTBI+ pide acciones para vivir la diversidad.

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