Imagen: El País / Norberto Rivera |
Un editorial de la Arquidiócesis de México denosta las bodas entre parejas del mismo sexo. El justicia mexicana equiparó en junio la legalidad de estos enlaces a los heterosexuales.
Pablo de Llano | El País, 2015-07-20
http://internacional.elpais.com/internacional/2015/07/20/actualidad/1437410204_611553.html
"La Iglesia no odia a los homosexuales, los ama, y sufre si ellos sufren, por eso se opone el ‘matrimonio gay’", concluye el editorial de la Arquidiócesis Primada de México publicado este domingo en su semanario Desde la Fe. Un mes después de que en una decisión histórica el Tribunal Supremo avalase la legalidad de los enlaces entre personas del mismo sexo, el poderoso órgano eclesial de la capital mexicana presidido por el cardenal Norberto Rivera ha denostado este tipo de matrimonio basándose en su concepción de la homosexualidad como una fuente de enfermedades.
En el texto titulado ¿Por qué la Iglesia se opone al 'matrimonio gay'? se compara la actitud de la Iglesia ante estos enlaces con la preocupación de la madre que antes de mandar a su niño al colegio le recuerda "que si hace frío no se quite el ‘sweater’, que si hace calor no se asolee; que coma lo que le preparó y no lo intercambie por comida ‘chatarra’, que no beba agua de la llave y que si un compañerito estornuda, no se le acerque; todas nacidas de su corazón amoroso de madre, que no quiere que su hijito se enferme. Y no importa si sus consejos son o no bien recibidos, ella los hace de todos modos. Así pasa con la Iglesia. Ella, como Madre, se preocupa por todos sus hijos, quiere que estén lo mejor posible, y si percibe que corren algún riesgo, se lo advierte".
A continuación se afirma que "el cuerpo humano no está diseñado para la relación homosexual" y en adelante se desencadena una serie de consideraciones sobre el supuesto funcionamiento orgánico del sexo, desde que "la mujer tiene una cavidad especialmente preparada para la relación sexual" hasta que "el hombre no está diseñado para recibir, sólo para expeler. Su membrana es delicada, se desgarra con facilidad y carece de protección contra agentes externos que pudieran infectarlo".
La homosexualidad, femenina o masculina, según la Arquidiócesis Primada de México "no puede ser considerado una ‘alternativa normal’, y mucho menos saludable". El texto también presenta estas relaciones como propagadoras de virus. "Quienes participan en este tipo de unión tienen una altísima probabilidad de terminar con una grave enfermedad", dice el editorial de la Iglesia.
Objeta la eficacia del condón –"del que se sabe que deja pasar virus microscópicos"–, afirma que "la mayoría de los homosexuales reconoce tener adicción al sexo" y propugna la abstinencia sexual: "La Iglesia insiste, como pedía San Pablo, en que la continencia es la única solución".
Ya unos días después del fallo del Tribunal Supremo avalando el matrimonio gay la conferencia espiscopal mexicana había reaccionado cargando contra estos enlaces: "Los obispos reiteramos nuestra convicción, basada en razones científicas, sociales y religiosas, de que la familia, célula de la sociedad, se funda en el matrimonio de un hombre con una mujer, que por su capacidad procreativa garantizan la supervivencia de la sociedad".
El editorial de este domingo reitera esa posición de máximos y muestra una vez más la falta de sintonía del alto clero mexicano con el giro hacia la tolerancia que marca el papa Francisco desde Roma: "Si una persona es gay y busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarlo? El catecismo de la Iglesia católica lo explica de forma muy bella. Dice que no se debe marginar a estas personas por eso. Hay que integrarlas en la sociedad", dijo Bergoglio hace dos años.
La crítica de la arquidiócesis liderada por el controvertido cardenal Rivera rechina también con la línea de reconocimiento de derechos civiles que ha impulsado el gobierno de izquierdas de México DF, que en 2010 se convirtió en la primera ciudad de América Latina en celebrar matrimonios homosexuales. Actualmente también son legales en otros dos Estados mexicanos, Cohauila y Quintana Roo, y el histórico pronunciamiento de junio del Tribunal Supremo sienta las bases para que en ninguna parte de la República se puedan prohibir estas bodas argumentando que la finalidad del matrimonio sea la procreación o definiéndolo como la unión exclusiva entre hombre y mujer.
En el texto titulado ¿Por qué la Iglesia se opone al 'matrimonio gay'? se compara la actitud de la Iglesia ante estos enlaces con la preocupación de la madre que antes de mandar a su niño al colegio le recuerda "que si hace frío no se quite el ‘sweater’, que si hace calor no se asolee; que coma lo que le preparó y no lo intercambie por comida ‘chatarra’, que no beba agua de la llave y que si un compañerito estornuda, no se le acerque; todas nacidas de su corazón amoroso de madre, que no quiere que su hijito se enferme. Y no importa si sus consejos son o no bien recibidos, ella los hace de todos modos. Así pasa con la Iglesia. Ella, como Madre, se preocupa por todos sus hijos, quiere que estén lo mejor posible, y si percibe que corren algún riesgo, se lo advierte".
A continuación se afirma que "el cuerpo humano no está diseñado para la relación homosexual" y en adelante se desencadena una serie de consideraciones sobre el supuesto funcionamiento orgánico del sexo, desde que "la mujer tiene una cavidad especialmente preparada para la relación sexual" hasta que "el hombre no está diseñado para recibir, sólo para expeler. Su membrana es delicada, se desgarra con facilidad y carece de protección contra agentes externos que pudieran infectarlo".
La homosexualidad, femenina o masculina, según la Arquidiócesis Primada de México "no puede ser considerado una ‘alternativa normal’, y mucho menos saludable". El texto también presenta estas relaciones como propagadoras de virus. "Quienes participan en este tipo de unión tienen una altísima probabilidad de terminar con una grave enfermedad", dice el editorial de la Iglesia.
Objeta la eficacia del condón –"del que se sabe que deja pasar virus microscópicos"–, afirma que "la mayoría de los homosexuales reconoce tener adicción al sexo" y propugna la abstinencia sexual: "La Iglesia insiste, como pedía San Pablo, en que la continencia es la única solución".
Ya unos días después del fallo del Tribunal Supremo avalando el matrimonio gay la conferencia espiscopal mexicana había reaccionado cargando contra estos enlaces: "Los obispos reiteramos nuestra convicción, basada en razones científicas, sociales y religiosas, de que la familia, célula de la sociedad, se funda en el matrimonio de un hombre con una mujer, que por su capacidad procreativa garantizan la supervivencia de la sociedad".
El editorial de este domingo reitera esa posición de máximos y muestra una vez más la falta de sintonía del alto clero mexicano con el giro hacia la tolerancia que marca el papa Francisco desde Roma: "Si una persona es gay y busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarlo? El catecismo de la Iglesia católica lo explica de forma muy bella. Dice que no se debe marginar a estas personas por eso. Hay que integrarlas en la sociedad", dijo Bergoglio hace dos años.
La crítica de la arquidiócesis liderada por el controvertido cardenal Rivera rechina también con la línea de reconocimiento de derechos civiles que ha impulsado el gobierno de izquierdas de México DF, que en 2010 se convirtió en la primera ciudad de América Latina en celebrar matrimonios homosexuales. Actualmente también son legales en otros dos Estados mexicanos, Cohauila y Quintana Roo, y el histórico pronunciamiento de junio del Tribunal Supremo sienta las bases para que en ninguna parte de la República se puedan prohibir estas bodas argumentando que la finalidad del matrimonio sea la procreación o definiéndolo como la unión exclusiva entre hombre y mujer.
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