sábado, 11 de julio de 2015

#hemeroteca #violencia | 'Se ensañó con mi madre. Si es capaz de hacer algo así con 14 años, ¿qué no hará cuando tenga 30?'


Imagen: El Mundo
'Se ensañó con mi madre. Si es capaz de hacer algo así con 14 años, ¿qué no hará cuando tenga 30?'
La familia de la limpiadora muerta a golpes critica que falló la seguridad del Nervión Plaza. Señalan que el presunto homicida se coló por el montacargas en el vestuario femenino. Robaron otras veces las taquillas "y no se tomaron medidas", dicen los hijos a El Mundo. María Gracia Martínez, que cumplió 62 la víspera del ataque, será enterrada en Guadix.
Eduardo del Campo | El Mundo, 2015-07-11
http://www.elmundo.es/andalucia/2015/07/11/55a00f4b46163f0a2f8b45b9.html

María Gracia Martínez Morillas, que cumplió 62 años este martes 7 de julio, estaba deseando jubilarse. Llevaba toda la vida limpiando para sacar adelante a sus dos hijos, Penélope y Álvaro, con más ahínco si cabe desde que a los 41 años se separó de su marido, un sevillano al que había conocido trabajando ambos en Ibiza. Por él, ella, granadina de Guadix, se vino a vivir a Sevilla y fundó aquí su familia. Consiguió su objetivo de que sus dos hijos tuvieran estudios, la mayor de higienista dental y el pequeño de Relaciones Públicas y Publicidad en la Universidad de Sevilla. Pero ahora lo que quería era pasar más tiempo con su nieta única, Paola, de diez años, hija de su primogénita.

Una tragedia inimaginable se lo ha impedido. Ha muerto en su lugar de trabajo, en el centro comercial Nervión Plaza, el día después de su cumpleaños, machacada con una barra metálica por un ladrón de 14 años que empequeñece entre los policías que ayer lo llevaron ante la Fiscalía de Menores. Un niño grande que «no es un asesino, es un monstruo», dice con serenidad la hija de la víctima este viernes al mediodía en el tanatorio de San Jerónimo de Sevilla mientras espera con otros familiares, amigos y compañeros de María Gracia a que termine la autopsia en el Instituto de Medicina Legal, en este mismo recinto, para poder llevársela a Guadix, donde la enterrarán este sábado por la tarde junto al padre de la difunta.

Explica Penélope Guerrero Martínez, de 35 años, que la autopsia va a tardar porque hay que realizar a su madre radiografías para registrar las numerosas fracturas que sufrió por los golpes de su agresor. «Le ha abierto el cráneo por varios sitios. Tiene el brazo izquierdo reventado, como si se hubiera protegido de los golpes. Se ha ensañado con ella. Cuando llegaron las emergencias estaba en muerte cerebral», describe. «Si es capaz de hacer algo así con 14 años, ¿qué no hará cuando tenga 30?». Aludiendo a su origen marroquí, pide «que se lo lleven a reformarlo a su país». Reclama que se haga justicia con el homicida, pero también culpa a los responsables de que el menor se colase en el vestuario del personal.

Denuncia que su madre ha sido víctima de un delincuente juvenil violentísimo pero también de la «falta de medidas de seguridad» del centro comercial, por mucho que lo hayan detenido gracias a las cámaras de vigilancia. El miércoles, pasadas las 18.30 de la tarde, estaba lleno de público por las rebajas. «Se montó en el montacargas, en la terraza de los cines; bajó a la planta -3, donde están los contenedores de basura, cogió una barra, subió por las escaleras de servicio a la planta -2, donde están los vestuarios de los trabajadores, y se metió en el de mujeres». Era la hora de la merienda y su madre había bajado a descansar y comer algo. Allí se encontró a su homicida. O bien, explica su hija, la trabajadora sorprendió al ladronzuelo forzando las taquillas, o bien ella ya estaba dentro cuando apareció el asaltante. Indica que las limpiadoras tienen llave del vestuario, pero que lo dejan abierto en el descanso para que puedan entrar otras compañeras.

El ladrón pudo aprovechar esa circunstancia para colarse sin tener que forzar la puerta. En lugar de huir al encontrarse con una señora mayor, la emprendió a golpes con ella. Cree que su madre no se enfrentó al ladrón y que ella «no tuvo opción» de huir. Las múltiples fracturas la convencen de que el agresor no quiso sólo zafarse de ella al verse sorprendido, sino que quiso matarla. Al irse, se cruzó con otra limpiadora, a la que también golpeó con la barra.

Desvalijó a su víctima
Antes, robó a su víctima hurgándole en el monedero. Lo enseña su hijo Álvaro, de 26 años, que acaba de recoger en la Policía las pertenencias de su madre. Lo abre y enseña. Las fotos de carné de sus hijos y su nieta, la tarjeta del Corte Inglés, la de la Caixa... Su vida práctica cotidiana condensada bajo una cremallera. Sólo falta lo que le robó su homicida: dinero suelto y el bonobús. «¡El bonobús!», repite su hija, incrédula por este absurdo. No le quitó las tarjetas financieras, les ha dicho la Policía, porque sabría que dejan rastro. También le robó su móvil, que le costó 70 euros pero que no vale mucho hoy en el mercado negro. «Era de marca china, tenía el altavoz roto, decía que se tenía que comprar uno nuevo», cuenta su hijo con entereza. Aseguran que ya habían robado otras veces en las taquillas del vestuario. «Y no se tomaron medidas».

Dicen que tenía miedo cuando salía en turno de noche a las dos de la madrugada, y también a los ultras del Sevilla en días de partido de fútbol. Entonces se metía en su vestuario para evitarlos. La paradoja es que la han matado en pleno día.

Cuenta su hija con orgullo lo cumplidora que era. «No faltó un solo día, no sé lo que es ir con ella al médico. Iba a trabajar aunque estuviera mala. No se dio nunca de baja». María Gracia Martínez Morillas llevaba en el Nervión Plaza desde que abrió hace unos 20 años, tras limpiar en Carrefour. Les ha visitado el gerente del Nervión Plaza pero aún no algún directivo de la subcontrata Grupo Net, que empleaba a su madre.

Ahora Penélope y Álvaro, que perdieron a su padre hace seis años, quedan huérfanos del todo. Tras el entierro, tendrán que ver cómo se adaptan a la vida sin ella. Álvaro vivía con su madre en su piso de propiedad en el Parque Alcosa, no lejos de su hermana, que reside en Sevilla Este. No tenían más familia en Sevilla. La que más está sufriendo es su nieta, dice la hija. Penélope se casó hace tres semanas y mientras estaba de luna de miel su madre se llevó de vacaciones a Almuñécar a la pequeña. En su tiempo libre, le encantaba viajar con sus amigas. Había llegado hasta Rusia. En el retrato que enseñan sonríe elegante, guapa, con collares azules. No como una limpiadora en plena faena, sino como una marquesa en un día libre sin fin.

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