Imagen: Cadena SER / Luis Argüello |
La Iglesia reitera su rechazo a los homosexuales y a que los registros civiles faciliten el cambio de nombre a los transexuales. Horas después, ha matizado sus palabras: "No quiero decir que los varones homosexuales no sean perfectamente varones".
Cadena SER, 2018-11-23
http://cadenaser.com/ser/2018/11/23/sociedad/1542973380_579989.html
La Iglesia española vuelve a mostrar su rechazo contra los homosexuales. El secretario general de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Luis Argüello, ha defendido el derecho de la Iglesia a poder seleccionar a sus candidatos al sacerdocio que, además de estar dispuestos a ser célibes, "pedimos que se reconozcan y sean enteramente varones, por lo tanto heterosexuales". Así ha respondido el recién elegido secretario general de la CEE a preguntas sobre la exclusión de los homosexuales en los seminarios y ante la que ha esgrimido la visión antropológica de la Iglesia y ha criticado que, en la sociedad actual, se haya "elevado a categoría jurídica el sentimiento a la hora de poder cambiar de sexo".
"Nosotros en nuestra comprensión del ministerio admitimos a diáconos permanentes que sean hombres casados pero en el presbiterado como en el episcopado pedimos varones célibes y dentro de esta configuración de varones célibes pedimos también que se reconozcan y sean enteramente varones y por tanto heterosexuales", ha dicho.
Luis Argüello ha mostrado además su rechazo a que los registros civiles faciliten el cambio de nombre a los transexuales. "Se ha elevado a categoría jurídica el sentimiento a la hora de poder cambiar de sexo, y de ir al registro y decir: ahora no me llamo Antonio y me llamo Mari Pili. La categoría es el sentimiento", ha señalado.
Argüello rectifica
Unas horas después de sus declaraciones, Luis Argüello ha rectificado sus palabras sobre sacerdocio y heterosexualidad y se ha disculpado por si la expresión que ha utilizado ha molestado a algunas personas. "Pedir disculpas por si la expresión que he utilizado en el contexto de la pregunta que se me hizo, ha podido molestar a algunas personas. Yo no quiero decir que los varones homosexuales no sean perfectamente varones, lo que yo he querido expresar con esta frase poco afortunada era algo más amplio", señala en un audio enviado por la Conferencia Episcopal Española (CEE), tras la rueda de prensa.
En su comparecencia, el obispo auxiliar de Valladolid había reivindicado el derecho de la Iglesia católica a elegir candidatos al sacerdocio "enteramente varones y, por tanto, heterosexuales". Si bien, unas horas después ha aclarado que lo que ha querido expresar es que la Iglesia pide candidatos "de sexo varón, de género varón" pero cuya "tendencia sexual no sea de atracción por el mismo sexo" sino que sea "lo que la corporalidad masculina puede llevar consigo".
NOTA DE IGLU: A los dos días de haber sido elegido secretario general de la Conferencia Episcopal Española, Luis Argüello se ha metido en un jardín, como bien dice el titular de esta noticia. El video con sus palabras no tiene desperdicio y deberíamos considerarlo material didáctico de primer orden en cualquier sesión formativa sobre diversidad sexogenérica. Suponiendo, aunque sea mucho suponer, que D. Luis sea uno de sus “enteramente varones y por lo tanto heterosexuales”, lo primero que nos demuestra es que la pluma no es exclusiva del mundo homosexual y que también se da perfectamente entre los supuestos heteros; es más, podemos asegurar, casi sin temor a equivocarnos, que entre los requisitos, más o menos ocultos, para seleccionar a los candidatos al sacerdocio, debe figurar como absolutamente imprescindible el de poseer una pluma que ni la más locaza del ambiente. En fin, como dice la Yogurinha, “no más plumofobia” y sigamos…
Sin embargo, el jardín en el que se ha metido tiene mucho interés, porque lo que realmente quería decir D. Luis es que los candidatos al sacerdocio tienen que cumplir un perfil imprescindible: hombre cisgénero heterosexual célibe y casto (o, de otra manera, biohombre hetero incel). En vez de decir esto, nos habla, gesticulando con ese plumón que ni la hermana Montini ni el tal Blázquez, de “varones célibes que se reconozcan y sean enteramente varones, por lo tanto heterosexuales”. Más le valdría, para no hacerse la picha un lío, dejarse de visiones antropológicas y cultivarse, aunque sea un poco, en eso que insisten en denominar “ideología de género” y, ya puestos, poner las etiquetas adecuadas. Quién nos iba a decir, tras tantos años de activismo luchando contra cualquier etiquetado y los estereotipos que conlleva, que la más o menos precisa distinción entre sexo, género y orientación (e incluso añadiendo expresión) a la que hemos llegado es todo un descubrimiento que para sí quisieran quienes impulsan el ENL alimentario, ese curioso y por el momento fracasado Etiquetado Nutricional Evolucionado.
D. Luis, a las pocas horas, y tras la polémica desencadenada por sus palabras, se ha disculpado reconociendo que no quería decir que “los varones homosexuales no sean perfectamente varones”, volviéndose a meter, cómo no, en otro jardín, oculto tras esa recalcitrante homofobia. Sí es cierto que en la rectificación aclara los tres ámbitos que llevamos tiempo diferenciando, pues sus candidatos deben ser de sexo varón, de género varón y orientación hetero, aunque esto último lo defina como "cuya tendencia sexual no sea de atracción por el mismo sexo", lo que tampoco parece que excluya la bisexual o algo más amplio. En definitiva, ya diferencia claramente sexo, género y orientación –o tendencia, como la denomina-. Ahora sí que parece que le entendemos algo: lo que quería decir con su “enteramente varones” es que fueran “cisgénero" (*), bendita palabra y benditas sean las que la inventaron.
Lo dicho, más les valdría leer un poco sobre esa denostada teoría queer y dejarse de lecturas sobre esa antropología eclesial que vaya usted a saber a qué se dedica además de detallar un manual para ocultar los casos de pederastia. Pero, como no podría ser de otro modo, aflora su afición preferida, esa jardinería antropológica que no cesa, e intenta explicarnos qué coño es eso de “tendencia sexual que no sea de atracción por el mismo sexo”, por si pudiéramos pensar que se trata simplemente de la heterosexualidad; pues no, se trata de "lo que la corporalidad masculina puede llevar consigo". ¡Ay, dios, la jodimos tía Paca! ¿Qué será lo que esta corporalidad lleva? ¿O únicamente puede llevar? Volvemos, pues, al punto de partida y únicamente nos queda repetir aquello de “mami qué será lo que tiene el negro”.
La verdad es que no sé de qué nos sorprendemos con estas salidas del personal de este chiringuito que hace lo que sea para vivir del cuento durante un par de milenios –y lo que te rondaré, morena-, mareando la perdiz con cuestiones tan bizantinas como el sexo de los ángeles. Bueno, ahora que lo pienso, éste no deja de ser un tema de máximo interés en esta época de géneros neutros, géneros no binarios, géneros fluidos, géneros sentidos y hasta agéneros –¡ay, Soy una pringada!-. Lo que no resulta de recibo es que D. Luis se extrañe a estas alturas de que el sentimiento se pueda elevar a categoría jurídica, perteneciendo como pertenece a esa comunidad -“enteramente varones” elegidos por designio divino- que está tan acostumbrada a elevar a los altares a cualquier cosa y a dar categoría jurídica, mediante reasignación inmatriculada, al robo de cualquier espacio público. Pero debe ser que hay categorías y sentimientos… y categorías de sentimientos. ¡Ay, Mari Pili, qué mala es la transfobia!
(*) Cisgénero. Este término designa a la persona que se siente a gusto con su sexo de nacimiento. Género sexual y cuerpo están acordes. Al igual que heterosexual es lo contrario que homosexual, una persona cisgénero es lo contrario a una persona transgénero. El género sexual y la tendencia sexual (heterosexual, homosexual, bisexual) son cosas diferentes.
Tomado de:
De cisgénero a intersexual: diccionario del arcoíris LGBTI.
Cada vez más opciones sexuales se cobijan bajo el mismo paraguas de igualdad de este colectivo.
Héctor Llanos Martínez · Verne | El País, 2016-06-28
http://verne.elpais.com/verne/2016/06/27/articulo/1467024906_662429.html
Posdata. Lo que tampoco se entiende es para qué los quieren 'enteramente varones' si luego los van a vestir con faldas, algo que, según su propia lógica travesti, debe conllevar 'la corporalidad masculina'. Bueno, tampoco debería extrañarnos tanto, si cuarenta años después siguen poniendo el mantón falangista a la Pilarica esa...
"Nosotros en nuestra comprensión del ministerio admitimos a diáconos permanentes que sean hombres casados pero en el presbiterado como en el episcopado pedimos varones célibes y dentro de esta configuración de varones célibes pedimos también que se reconozcan y sean enteramente varones y por tanto heterosexuales", ha dicho.
Luis Argüello ha mostrado además su rechazo a que los registros civiles faciliten el cambio de nombre a los transexuales. "Se ha elevado a categoría jurídica el sentimiento a la hora de poder cambiar de sexo, y de ir al registro y decir: ahora no me llamo Antonio y me llamo Mari Pili. La categoría es el sentimiento", ha señalado.
Argüello rectifica
Unas horas después de sus declaraciones, Luis Argüello ha rectificado sus palabras sobre sacerdocio y heterosexualidad y se ha disculpado por si la expresión que ha utilizado ha molestado a algunas personas. "Pedir disculpas por si la expresión que he utilizado en el contexto de la pregunta que se me hizo, ha podido molestar a algunas personas. Yo no quiero decir que los varones homosexuales no sean perfectamente varones, lo que yo he querido expresar con esta frase poco afortunada era algo más amplio", señala en un audio enviado por la Conferencia Episcopal Española (CEE), tras la rueda de prensa.
En su comparecencia, el obispo auxiliar de Valladolid había reivindicado el derecho de la Iglesia católica a elegir candidatos al sacerdocio "enteramente varones y, por tanto, heterosexuales". Si bien, unas horas después ha aclarado que lo que ha querido expresar es que la Iglesia pide candidatos "de sexo varón, de género varón" pero cuya "tendencia sexual no sea de atracción por el mismo sexo" sino que sea "lo que la corporalidad masculina puede llevar consigo".
NOTA DE IGLU: A los dos días de haber sido elegido secretario general de la Conferencia Episcopal Española, Luis Argüello se ha metido en un jardín, como bien dice el titular de esta noticia. El video con sus palabras no tiene desperdicio y deberíamos considerarlo material didáctico de primer orden en cualquier sesión formativa sobre diversidad sexogenérica. Suponiendo, aunque sea mucho suponer, que D. Luis sea uno de sus “enteramente varones y por lo tanto heterosexuales”, lo primero que nos demuestra es que la pluma no es exclusiva del mundo homosexual y que también se da perfectamente entre los supuestos heteros; es más, podemos asegurar, casi sin temor a equivocarnos, que entre los requisitos, más o menos ocultos, para seleccionar a los candidatos al sacerdocio, debe figurar como absolutamente imprescindible el de poseer una pluma que ni la más locaza del ambiente. En fin, como dice la Yogurinha, “no más plumofobia” y sigamos…
Sin embargo, el jardín en el que se ha metido tiene mucho interés, porque lo que realmente quería decir D. Luis es que los candidatos al sacerdocio tienen que cumplir un perfil imprescindible: hombre cisgénero heterosexual célibe y casto (o, de otra manera, biohombre hetero incel). En vez de decir esto, nos habla, gesticulando con ese plumón que ni la hermana Montini ni el tal Blázquez, de “varones célibes que se reconozcan y sean enteramente varones, por lo tanto heterosexuales”. Más le valdría, para no hacerse la picha un lío, dejarse de visiones antropológicas y cultivarse, aunque sea un poco, en eso que insisten en denominar “ideología de género” y, ya puestos, poner las etiquetas adecuadas. Quién nos iba a decir, tras tantos años de activismo luchando contra cualquier etiquetado y los estereotipos que conlleva, que la más o menos precisa distinción entre sexo, género y orientación (e incluso añadiendo expresión) a la que hemos llegado es todo un descubrimiento que para sí quisieran quienes impulsan el ENL alimentario, ese curioso y por el momento fracasado Etiquetado Nutricional Evolucionado.
D. Luis, a las pocas horas, y tras la polémica desencadenada por sus palabras, se ha disculpado reconociendo que no quería decir que “los varones homosexuales no sean perfectamente varones”, volviéndose a meter, cómo no, en otro jardín, oculto tras esa recalcitrante homofobia. Sí es cierto que en la rectificación aclara los tres ámbitos que llevamos tiempo diferenciando, pues sus candidatos deben ser de sexo varón, de género varón y orientación hetero, aunque esto último lo defina como "cuya tendencia sexual no sea de atracción por el mismo sexo", lo que tampoco parece que excluya la bisexual o algo más amplio. En definitiva, ya diferencia claramente sexo, género y orientación –o tendencia, como la denomina-. Ahora sí que parece que le entendemos algo: lo que quería decir con su “enteramente varones” es que fueran “cisgénero" (*), bendita palabra y benditas sean las que la inventaron.
Lo dicho, más les valdría leer un poco sobre esa denostada teoría queer y dejarse de lecturas sobre esa antropología eclesial que vaya usted a saber a qué se dedica además de detallar un manual para ocultar los casos de pederastia. Pero, como no podría ser de otro modo, aflora su afición preferida, esa jardinería antropológica que no cesa, e intenta explicarnos qué coño es eso de “tendencia sexual que no sea de atracción por el mismo sexo”, por si pudiéramos pensar que se trata simplemente de la heterosexualidad; pues no, se trata de "lo que la corporalidad masculina puede llevar consigo". ¡Ay, dios, la jodimos tía Paca! ¿Qué será lo que esta corporalidad lleva? ¿O únicamente puede llevar? Volvemos, pues, al punto de partida y únicamente nos queda repetir aquello de “mami qué será lo que tiene el negro”.
La verdad es que no sé de qué nos sorprendemos con estas salidas del personal de este chiringuito que hace lo que sea para vivir del cuento durante un par de milenios –y lo que te rondaré, morena-, mareando la perdiz con cuestiones tan bizantinas como el sexo de los ángeles. Bueno, ahora que lo pienso, éste no deja de ser un tema de máximo interés en esta época de géneros neutros, géneros no binarios, géneros fluidos, géneros sentidos y hasta agéneros –¡ay, Soy una pringada!-. Lo que no resulta de recibo es que D. Luis se extrañe a estas alturas de que el sentimiento se pueda elevar a categoría jurídica, perteneciendo como pertenece a esa comunidad -“enteramente varones” elegidos por designio divino- que está tan acostumbrada a elevar a los altares a cualquier cosa y a dar categoría jurídica, mediante reasignación inmatriculada, al robo de cualquier espacio público. Pero debe ser que hay categorías y sentimientos… y categorías de sentimientos. ¡Ay, Mari Pili, qué mala es la transfobia!
(*) Cisgénero. Este término designa a la persona que se siente a gusto con su sexo de nacimiento. Género sexual y cuerpo están acordes. Al igual que heterosexual es lo contrario que homosexual, una persona cisgénero es lo contrario a una persona transgénero. El género sexual y la tendencia sexual (heterosexual, homosexual, bisexual) son cosas diferentes.
Tomado de:
De cisgénero a intersexual: diccionario del arcoíris LGBTI.
Cada vez más opciones sexuales se cobijan bajo el mismo paraguas de igualdad de este colectivo.
Héctor Llanos Martínez · Verne | El País, 2016-06-28
http://verne.elpais.com/verne/2016/06/27/articulo/1467024906_662429.html
Posdata. Lo que tampoco se entiende es para qué los quieren 'enteramente varones' si luego los van a vestir con faldas, algo que, según su propia lógica travesti, debe conllevar 'la corporalidad masculina'. Bueno, tampoco debería extrañarnos tanto, si cuarenta años después siguen poniendo el mantón falangista a la Pilarica esa...
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