UAB ; UOC, Barcelona : 2010.
84 p.
Colección: Cuerpo y textualidad ; 4
ISBN 9788493714390 [2010-11] / 12 €
/ ES / ENS
/ Cuerpos / Ética / Filosofía
Como seres corpóreos siempre somos los otros de nosotros mismos porque hay una alteridad que nos constituye, que nos atraviesa y que nos interpela. La identidad nunca es del todo nuestra, y jamás está absolutamente fijada. No tenemos un "yo”, no estamos a solas con nosotros mismos aunque lo deseemos. Somos inconstantes y contradictorios, nos encontramos en estrechos callejones sin salida en los que quedamos perplejos porque no podemos acudir a manuales que nos digan lo que debemos hacer, decir o pensar. Vivimos en la ambigüedad y, sobre todo, en la insatisfacción. Los buenos momentos son efímeros oasis en noches de tormenta y los paraísos encontrados resultan ser estrellas fugaces.
La ética tiene su punto de partida en esta corporeidad, porque hay algo así como una presencia extraña de la que no podemos dar cuenta, que escapa a nuestras planificaciones y organizaciones, que irrumpe en los momentos más inoportunos. Es esta extrañeza la que nos hace tremendamente vulnerables, y la que no nos deja estar a la altura de las circunstancias, la que nos impide tener buena conciencia, porque es ella la que no permite una coincidencia con lo que somos, porque es ella la que evita que seamos un proyecto, un diseño, y nos abandona a merced de los sucesos y de los acontecimientos.
La ética tiene su punto de partida en esta corporeidad, porque hay algo así como una presencia extraña de la que no podemos dar cuenta, que escapa a nuestras planificaciones y organizaciones, que irrumpe en los momentos más inoportunos. Es esta extrañeza la que nos hace tremendamente vulnerables, y la que no nos deja estar a la altura de las circunstancias, la que nos impide tener buena conciencia, porque es ella la que no permite una coincidencia con lo que somos, porque es ella la que evita que seamos un proyecto, un diseño, y nos abandona a merced de los sucesos y de los acontecimientos.
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