martes, 31 de octubre de 2006

#libros #bisexualidad | Bisexualidades : entre la homosexualidad y la heterosexualidad

Bisexualidades : entre la homosexualidad y la heterosexualidad / Rinna Riesenfeld
México : Paidós, 2006 [10]
176 p.
Colección: Uno y los demás ; 10
ISBN 9789688536575

/ ES / ENS
/ Bifobia / Bisexualidad / Diversidad sexual / Identidad sexual

Es muy cómodo clasificar todo como malo o bueno, bonito o feo, blanco o negro, sin tomar en cuenta los innumerables matices de gris. Para la sociedad es más fácil dividir a la gente en heterosexual y homosexual, pues le resulta menos amenazante que reconocer la coexistencia de ambas inclinaciones sexoafectivas en un importante sector de la población. Hay quienes experimentan amor y atracción erótica únicamente por las personas del otro sexo, y gente que sólo por las del mismo; sin embargo, entre esos dos extremos hay miles de maneras de amar y sentir placer que no se limitan por el hecho de que la otra persona sea hombre o mujer. Incluso si se admite que ahí están, los bisexuales son poco comprendidos, a veces por sus propios compañeros sentimentales (hay que tener en cuenta que la pareja de un bisexual no necesariamente será también bisexual). Tanto desde el flanco heterosexual como desde el homosexual, son vistos con rencor o suspicacia: se los cree “homosexuales no asumidos” o “gente confundida”, se les exige “definirse” y se imagina que son incapaces de comprometerse en una relación amorosa. Este libro explica con detenimiento y claridad qué es y qué no es la bisexualidad, y desmiente numerosos mitos y prejuicios en torno a ella. Responde de manera amigable, con apoyo en numerosos testimonios, a todas las inquietudes que pueda tener alguien que se sienta atraído hacia ambos sexos o su gente cercana. Así, está dirigido a los bisexuales, a sus parejas, familias y amigos, y también a cualquiera deseoso de entender y respetar la diversidad sexual.

DOCUMENTACIÓN
Bisexualidades. Rinna Riesenfeld
Cinquijano | Cin’s Space, 2009-09-24

https://cinquijano.wordpress.com/2009/09/24/bisexualidades-%E2%80%93-rinna-riesenfeld/
“No hay una bisexualidad, hay muchas”: Rinna Riesenfeld
NotieSe, 2006-10-17

http://www.notiese.org/notiese.php?ctn_id=649

viernes, 27 de octubre de 2006

#hemeroteca #homosexualidad #animales | Un museo de Oslo expone fotografías de 1.500 especies animales homosexuales

Imagen: RTVE / Macacos japoneses

Un museo de Oslo expone fotografías de 1.500 especies animales homosexuales.

EFE | El Periódico, 2006-10-27

https://www.elperiodico.com/es/extra/20061027/museo-oslo-expone-fotografias-1-5399301

Una exposición fotográfica titulada ‘¿Contrario a la naturaleza?’ muestra en el Museo de Historia Natural de Oslo las tendencias homosexuales de insectos, perros y gatos, loros e incluso pulpos, entre 1.500 especies animales. La exposición pretende contribuir a la desmitificación de la homosexualidad en el ser humano. Ya ha acogido a unos 6.000 visitantes, y estará abierta hasta el 19 de agosto.

La muestra es la primera que examina en profundidad el tema de la homosexualidad en el reino animal, pese a ser un fenómeno conocido desde la antigüedad. El filósofo griego Aristóteles ya se refirió a casos de lesbianismo en un grupo de hienas.

"Nos basamos en una serie de artículos científicos y observaciones que muestran que animales del mismo sexo copulan entre sí", comenta el organizador de la exposición, el biólogo noruego Geir Einar Ellefsen Soeli. La homosexualidad en animales está más extendida de lo que se cree, aunque es distinta a la del ser humano, afirman los científicos. "En el hombre es un estado emocional", explica Soeli.

Morsas, orcas, lobos y animales domésticos
Muchos animales son bisexuales aunque algunos son exclusivamente homosexuales. Una de cada cinco parejas de pingüinos reales en cautividad son del mismo sexo, los machos de las morsas copulan con machos y hembras durante la temporada de apareamiento, y hay orcas a las que solo les gusta su mismo sexo, asegura el biólogo. La homosexualidad en animales domésticos es más sencilla de observar.

Sin embargo, algunos estudios persisten en negar este hecho. Así, diversos biólogos que estudiaron la sexualidad de las jirafas africanas anotaban en sus libretas "interés sexual" si un macho olisqueaba a una hembra y calificaban de "lucha ritual", cuando el macho eyaculaba sobre otro, tras una penetración anal, explica el zoólogo noruego Petter Boeckman.

El índice de homosexualidad en el reino animal varía desde un 2% a un 15%. La especie en la que es más acentuada es en la cacatúa rosa: un 44% de ejemplares mantienen relaciones con otros de su mismo sexo, sostiene Soeli. Los animales que viven en manadas, como lobos, leones o primates, forman una red social compleja que los une en relaciones de carácter homosexual, según Boeckman.

Las causas de la homosexualidad en la fauna salvaje son un misterio. Una teoría apunta a que los animales mantienen relaciones sexuales con los que tienen más cerca. Otra hipótesis indica que contribuye a fortalecer los lazos sociales.

WIKIPEDIA
Against Nature?

https://es.wikipedia.org/wiki/Against_Nature%3F

viernes, 13 de octubre de 2006

#hemeroteca #memoria | Escultura homenajea en Tefía por primera vez en España a los homosexuales que ingresaron en la cárcel por su condición sexual

Imagen: Fuerteventura Digital / Homenaje en Tefía
Escultura homenajea en Tefía por primera vez en España a los homosexuales que ingresaron en la cárcel por su condición sexual.
Nuria González | Fuerteventura Digital, 2006-10-13
Recogido por: Federación Estatal de Foros por la Memoria

http://www.foroporlamemoria.info/noticia.php?id_noticia=162

El albergue de Tefía ha sido el mítico escenario donde durante cuatro días el colectivo Altihay LGTB ha conmemorado su tercer encuentro bianual, que este año, si cabe ha podido contar con más respaldo institucional, creando un punto de encuentro y socialización para la población que reside tanto en Fuerteventura como de toda España.

El programa de actos dio comienzo ayer por la mañana, pero hoy se llevaba a cabo uno de los más importantes al tratarse de un reconocimiento público a los damnificados durante el régimen franquista que mediante la Ley de Vagos y Maleantes estuvieron encarcelados en el Albergue de Tefía. Para ello, el día de hoy, 13 de octubre Fuerteventura, pasará a formar parte de la historia española. Esta noche, el albergue acogerá la presentación del libro de Miguel Sosa, en el que el testimonio de Octavio Garcia se ha convertido en parte de la memoria histórica de España.

Al acto han acudido representantes del Cabildo y de los ayuntamientos de Puerto del Rosario y la Oliva, además de los miembros de Altihay y el propio Octavio García, todo un ejemplo de la memoria recuperada hoy gracias a la democracia.

El Presidente del Cabildo ha destacado la importancia de que Fuerteventura cuente con colectivos como Altihay, una presencia que ha calificado como vital y necesaria. El colectivo desde su nacimiento hace 3 años ha cumplido sobradamente con los objetivos propuestos además de haber servido como ejemplo de reivindicación para otras islas del archipiélago.

El régimen franquista ha sido señalado como el principal culpable de las vejaciones cometidas contra los homosexuales, gracias a la lucha de las asociaciones y colectivos de gays y lesbianas el año 2003 fue la fecha en la que algunos de los damnificados pudieron recibir una indemnización por parte del Gobierno de Canarias por el tiempo perdido y los daños causados.

Hoy, Fuerteventura, ha logrado formar parte de la historia contando con el testimonio directo de los protagonistas, un lujo en el que Octavio García se ha alado como el héroe que nunca más caerá en el olvido.

La escultura realizada por el artista Majorero Cubas recibirá a todos los visitantes que ocupen desde hoy el Albergue de Tefía, dando prueba del desarrollo social de la isla que avanza hacia el camino en el que la diferencia sea un valor y no un problema, y donde los símbolos de tolerancia e igualdad se conviertan en un motivo de sociedad donde todos sus ciudadanos gocen de los mismos derechos legales y reales.

domingo, 8 de octubre de 2006

#libros #cultura | Gays y lesbianas en la historia


Gays y lesbianas en la historia
Historiadores de nueve países analizan las relaciones entre personas del mismo sexo a lo largo de los siglos
En junio de 1969, una redada policial en un bar de copas de Nueva York desató una revuelta de travestidos que duró varios días, un hecho sin precedentes en la historia gay
La ideología y el estilo de la liberación gay llegó a ser provocativo, efusivo y en ocasiones gracioso: "Ponerse maquillaje es un estilo de vida", gritaban los 'gazolines' franceses
"El armario era una interiorización de la homofobia que sólo se podía derrumbar si uno se destapaba y declaraba su postura", según 'Gay Manifesto' (1969)
Las lesbianas se mostraron descontentas por ser apartadas de la mayoría de los grupos feministas y, a la vez, desilusionadas por el movimiento gay misógino y centralizado
El País, 2006-10-08
http://elpais.com/diario/2006/10/08/domingo/1160279557_850215.html

En el verano de 1969 se formó en Nueva York una organización política llamada Gay Liberation Front (GLF, Frente de Liberación Gay) como resultado de un encuentro entre la vida gay y la cultura política radical de la Nueva Izquierda. A finales de junio del mismo año, una redada policial en Stonewall Inn, un bar de copas de Nueva York, había desatado una revuelta encabezada por travestidos que duró varios días, un hecho sin precedentes en la historia gay. Sin embargo, el incidente se inscribe dentro del contexto general de enfrentamientos entre la policía y los radicales emergentes, tales como los Black Panthers (Panteras Negras), las activistas feministas y los pacifistas, que aparecían con relativa frecuencia.

El Frente de Liberación Gay se había creado unas semanas después de los acontecimientos de Stonewall, y al estar influido por los principios y el discurso de otras formas de radicalismo, proporcionó un medio de expresión a una nueva generación que rechazaba la política y el orden social de la posguerra y que estaba dispuesta a echarse a la calle para manifestar su descontento (como había ocurrido un año antes en París y en muchas ciudades estadounidenses). Los movimientos juveniles buscaban la autenticidad, la sensualidad y la vida en común, y se rebelaban contra lo que consideraban marginación social producida por una sociedad burocrática y consumista. Estos hombres y mujeres jóvenes se negaron también a que la familia nuclear, con las funciones que acarreaba y la sumisión a la autoridad que encarnaba, los maniatara por la fuerza.

La experiencia compartida de varias sociedades occidentales con respecto a los importantes cambios culturales en curso y a la agitación política del momento explica en parte la rapidez con la que adoptaron el modelo que ofreció el Frente de Liberación Gay. En Gran Bretaña, unos jóvenes que habían formado parte del movimiento hippy americano, de los Panteras Negras y de la Gay Activist Alliance (Alianza de Activistas Gays) formaron en octubre de 1970 una asociación a la que pusieron el mismo nombre. En ese mismo año se estableció en París el Front Homosexuel d'Action Révolutionnaire (FHAR); en agosto de 1971 se creó el Homosexuelle Aktion Westberlin alemán, y unos meses más tarde apareció en Italia el Fronte Unitario Omosessuale Rivoluzionario Italiano (su acrónimo FUORI significa también fuera). Organizaciones similares fueron creadas en Canadá, Australia y otros países europeos.

La situación alemana constituye un buen ejemplo del clima general presente en aquellos tiempos. En 1970, Rosa von Praunheim (nombre que utilizaba cuando se vestía de mujer), desconocedor de los movimientos de la época en Estados Unidos, hizo una película cuya censura desencadenó la formación del movimiento de derechos gay de la región. “Nicht der Homosexuelle ist Pervers, sondern die Situation in der er lebt” (“No es malsano el homosexual, sino la situación en la que se le obliga a vivir”) es la historia de un hombre joven de provincias que se muda a Berlín y se abre camino a través de la subcultura gay, conociendo a numerosos personajes presentados de forma negativa y afectados adversamente por las circunstancias en las que les toca vivir (los actos homosexuales siguieron siendo ilegales según el párrafo 175 del Código Penal alemán, y la homosexualidad, objeto de desaprobación generalizada). Al final, el protagonista encuentra su liberación personal en una comuna gay, cuyos miembros le enseñan a admitir públicamente su propia homosexualidad y a entender que el verdadero problema no está en sus tendencias sexuales, sino en la homofobia que se consiente socialmente.

Tema clave
La liberación se convirtió en un tema clave de estos movimientos, pues implicaba una determinada visión de la naturaleza, examinaba las causas de la homofobia, esgrimía los argumentos que había que utilizar en su contra y los medios por los que se podía combatir. Mientras que los homófilos eran partidarios de un enfoque integracionista, los frentes de liberación gay adoptaban una perspectiva política muy diferente, basada en el análisis integral de las estructuras políticas, económicas, sociales y culturales, enormemente influida por el marxismo y la crítica marxista del psicoanálisis. Las causas de la homofobia eran inherentes a la clase media y a la ética capitalista: el racismo, el imperialismo y la represión sexual eran expresiones e instrumentos de explotación que se utilizaban contra un grupo social. Por consiguiente, para la lucha se consideraron esenciales las alianzas con otros grupos oprimidos (la clase trabajadora, la mujer y las minorías étnicas). Si el sistema completo (la clase dirigente) era la raíz de la opresión, los homosexuales no podían alcanzar la liberación reclamando su propio espacio; de hecho, las zonas de tolerancia creadas en algunas ciudades provocaron críticas, pues se consideraron guetos que debían abrirse y liberarse. En cambio, el objetivo de los liberacionistas gays fue el de transformar el conjunto de la sociedad.

Aunque había diferencias entre los movimientos que buscaban ante todo un tipo de transformación cultural (como sucedía en Estados Unidos) y aquellos para los que era más fuerte la tradición revolucionaria (como en Francia y Alemania), todos compartían un principio básico: "Es demasiado tarde para el liberalismo" -es decir, era demasiado tarde para esperar la inserción en la sociedad a través de peticiones educadas de reforma.

El orden liberal y de clase media se enfrentó, por tanto, al desafío de uno de sus preceptos más esenciales: la distinción entre lo público y lo privado. El eslogan "lo personal es político" expresaba confianza en la capacidad transformadora de manifestar en público el auténtico y privado ser de uno mismo; entre los homosexuales, esto significaba revelarse abiertamente, destaparse. Para las generaciones anteriores, la expresión había tenido el significado de darse a conocer a otros homosexuales dentro de una esfera pública alternativa, y, sin embargo, ahora condensaba la necesidad de afirmar la propia identidad en la esfera pública oficial, negando así una diferencia que existía entre los papeles público y privado. "La locura del armario debe terminar", escribió el activista Carl Wittman en su “Gay Manifesto” (1969): el armario era un emblema de opresión, una interiorización de la homofobia que sólo se podía derrumbar si uno se destapaba y declaraba su postura.

Para los liberacionistas gays, el acto sexual en sí era revolucionario: según Guy Hokquenghem, filósofo francés y uno de los líderes del FHAR, el patriarcado se fundó en el contraste entre el poder público del falo y la privatización del ano. Por tanto, liberar el ano a través de la sexualidad masculina era socavar los fundamentos de las relaciones sociales patriarcales. Para el escritor y activista Mario Mieli, los gays desafiaban los mismos conceptos de heterosexualidad y masculinidad al travestirse y ser penetrados, y contribuían así a la liberación de la raza humana. Para el científico político australiano Dennis Altman, la sexualidad gay masculina ofrecía la posibilidad de existencia de nuevas configuraciones de relaciones sociales. La ideología y el estilo de la liberación gay llegó a ser provocativo, efusivo y en ocasiones gracioso: "Ponerse maquillaje es un estilo de vida", gritaban los gazolines franceses, un grupo situacionista unido estrechamente al FHAR y a los herederos de los folles, estigmatizados diez años antes por Baudry y los homófilos franceses. Y añadían: "Montaremos las próximas barricadas vestidos de traje de noche".

Actividades públicas
Las actividades públicas de los liberacionistas gays eran provocadoras en sí mismas y constituían una ruptura con respecto a la práctica anterior. Un ejemplo de ello es la primera aparición pública importante del recién formado FUORI, que se celebró en abril de 1972 en San Remo, en una conferencia del Centro Italiano de Sexología, dedicado a las causas de la homosexualidad y a las terapias para vencerla. Entre sus insignes invitados se encontraba el psiquiatra británico Philip Feldmann, defensor de la terapia de aversión mediante el tratamiento de descargas eléctricas. Fuera del edificio protestaron cuarenta manifestantes, mientras que dentro, algunos activistas solicitaron dirigirse a la asamblea. Ante unos asistentes estupefactos, el presidente de FUORI, Angelo Pezzana, comenzó declarando: "Soy homosexual y estoy feliz de serlo".

El auge de los movimientos de liberación gay finalizó al cabo de unos años, al desaparecer el radicalismo político a partir de la segunda mitad de los años setenta. La convicción que tenían al principio de que la revolución era inminente (una revolución en la que los gays y las lesbianas solamente tendrían que subirse al tren) fue perdiendo fuerza. Además, los movimientos gays se enfrentaron a serios problemas de organización en todos los lugares y, sobre todo, tropezaron con el problema de definir su propia identidad. Ésta había sido un factor esencial en el funcionamiento de la lucha contra la opresión, y aglutinador de cara a la movilización colectiva. Sin embargo, aunque el reclamo de esa identidad dio vigor durante muchos años a las fuerzas que luchaban por el cambio, también propició la disolución de alianzas incómodas e impulsó su fragmentación en programas cada vez más específicos. Esto se manifestó de forma patente, por ejemplo, en Estados Unidos, donde los homosexuales afroamericanos creían que el movimiento no ofrecía lo suficiente a aquellos individuos oprimidos no sólo por su sexualidad, sino también por el color de la piel. En casi todos los lugares, las lesbianas se mostraron descontentas por ser apartadas de la mayoría de los grupos feministas y, a la vez, desilusionadas por el movimiento gay misógino y centralizado. La decepción dio lugar a la necesidad de nuevas teorías del lesbianismo, a la aparición de la lesbiana feminista, e incluso contribuyó a la idea del separatismo lésbico.

El declive de los movimientos de liberación gay llevó a su desintegración en una multiplicidad de ideologías, grupos y tendencias. No obstante, los liberacionistas hicieron hincapié en la salida del armario y en la destrucción de la barrera entre el yo privado y el yo público como parte de la lucha contra la homofobia. Como tal, su legado reflejó cambios generales que habían tenido lugar en la vida de gays y lesbianas, cambios que garantizaron que los objetivos y métodos de los movimientos de liberación gay de los años setenta fueran profundamente distintos de los movimientos homófilos de los años cincuenta.

El menor entusiasmo por el cambio político, hasta entonces característico de la liberación gay, había dejado el campo abierto para otro tipo de militancia: la de los llamados grupos activistas. Aunque ya existían en algunos lugares en los vertiginosos días del radicalismo de la década de 1970, los grupos activistas se multiplicaron considerablemente en los años posteriores. El más importante, la Alianza de Activistas Gays, se creó cuando un grupo disidente se separó del Frente de Liberación Gay. Su programa político, al igual que el de otras organizaciones semejantes, era bastante extenso: cambios en la legislación de los derechos civiles (incluida la despenalización de los actos homosexuales en los países donde todavía seguían siendo ilegales) y fomento de un trato más favorable de los homosexuales en los medios de comunicación. Hacían también especial énfasis en la salida del armario y en el lenguaje del orgullo y la autoafirmación, con ocasionales participaciones en protestas rebeldes y furiosas.

Sin embargo, los activistas gays se diferenciaban claramente del movimiento de liberación gay en al menos dos aspectos. En primer lugar, el programa de los activistas se centraba exclusivamente en los gays y lesbianas, más que en un intento de provocar una revolución social y política total. En segundo lugar, las organizaciones estaban bien estructuradas según unas líneas más tradicionales (en vez de ser frentes, colectivos y otras alianzas vagas), y sabían cómo relacionarse con el sistema político de manera eficaz -algo fundamental-, estableciendo grupos de presión que se implicaban en las campañas electorales, influyendo sobre determinadas causas, reclutando miembros y utilizando los medios de comunicación para promover sus fines. Los grupos de activistas perseguían también a otras instituciones, como las asociaciones profesionales, que consideraban partícipes de la opresión, consiguiendo resultados significativos: por ejemplo, en Estados Unidos, los activistas alcanzaron una importante victoria en 1973, cuando la Asociación Psiquiátrica Americana borró la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales, y cuando dos años después lograron convencer a la Comisión de Administración Pública estadounidense de que eliminara la prohibición de contratar a trabajadores federales gays y lesbianas, en vigor desde la década de 1950. (...)

Homofobia
A pesar de los avances logrados en los años sesenta y setenta -al menos en algunos países-, el movimiento por los derechos gays no ha acabado con los prejuicios antihomosexuales ni ha modificado la cultura heterosexual dominante. Los cambios en la legislación civil y penal de ciertos países pueden haber conducido a una discriminación menos oficial, pero como realidad social persiste. Desde finales de la década de 1960 se han abolido las leyes penales contra los varones homosexuales en Gran Bretaña, Alemania, los Países Bajos, Francia, España y otros muchos Estados europeos. La Unión Europea, por su parte, ha prohibido la legislación antihomosexual y respalda las políticas contrarias a la discriminación en los lugares de trabajo. No obstante, incluso en los Países Bajos, cuya sociedad está considerada por muchos como la más tolerante del mundo, siguen estando extendidas las actitudes antihomosexuales y la violencia homófoba. A pesar de que las nuevas generaciones han crecido en una cultura respetuosa con la homosexualidad y la heterosexualidad, muchos jóvenes (principalmente varones) albergan todavía prejuicios contra los homosexuales y actúan en consecuencia, perpetrando desde el asesinato hasta formas más encubiertas de acoso, por ejemplo, en círculos políticos e intelectuales. (...)

A comienzos del año 2004 fue noticia en toda Francia la mutilación de un gay en su jardín a manos de unos jóvenes, lo cual dejó clara la necesidad de fomentar la igualdad de derechos tales como el matrimonio para acabar con esa discriminación. No hay datos fidedignos sobre este tipo de sucesos, pero en todo caso parece que los gays se enfrentan a altos niveles de acoso verbal y físico. En los patios de los colegios siguen oyéndose con frecuencia insultos contra los homosexuales, y la discriminación, ya sea explícita o implícita, persiste en las familias, en los lugares de trabajo y en los ámbitos de la sanidad y el ocio. Se les niegan los ascensos en el trabajo y se discrimina o desatiende a sus compañeros, al tiempo que muchas regulaciones referidas a la vivienda, la sanidad, los seguros o las pensiones no abarcan a los homosexuales o a sus parejas. En el ámbito laboral, los homosexuales han de hacer frente a un techo de cristal semejante al que sufren las mujeres, y los tópicos heterosexistas de la sociedad (los gays y las lesbianas son considerados heterosexuales hasta que se demuestre lo contrario) plantean un problema persistente. (...)

Desde la década de 1960, los países europeos han ido despenalizando la homosexualidad, y en la actualidad ya ningún Estado la prohíbe explícitamente. También se ha despenalizado en países como Australia y Suráfrica. En 1989, el Tribunal Supremo de Estados Unidos decidió mantener las leyes antisodomíticas, en medio de grandes protestas. En 2003, sin embargo, anuló la decisión anterior en una resolución que marcó todo un hito al declarar inconstitucional la penalización de los actos homosexuales.