sábado, 30 de noviembre de 2002

#libros #sodomia | Quemando mariposas : sodomía e imperio en Andalucía y México, siglos XVI-XVII

Quemando mariposas : sodomía e imperio en Andalucía y México, siglos XVI-XVII / Federico Garza Carvajal ; Lluís Salvador Graño (trad.)
Barcelona : Laertes, 2002 [11]
318 p.
Colección: Rey de bastos ; 39
ISBN 9788475844800 / 17,75 €

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/ Andalucía / Historia – Siglo XVI / Historia – Siglo XVII / Inquisición / México / Persecuciones políticas / Sodomía

A principios del siglo XVIl fray Pedro de León denominó "mariposas" a los que practicaban la sodomía. Su argumentación era que los sodomitas son como mariposas porque "las mariposas" tentadas por la atracción de la llama "vuelan adelante y atrás, cada vez acercándose más y más al fuego" hasta que finalmente se queman en su totalidad. Los sodomitas "que no se enmiendan, llevados por el pecado acabarán por fin en el fuego como mariposas", aseguraba De León.

A través de fuentes y manuscritos originales encontrados en diferentes archivos (Archivo General de Indias de Sevilla, Archivo General de la Nación de México, Archivo General de Simancas, Archivo Histórico Nacional de Madrid, Archivo Municipal de Sevilla, Archivo Real Chancillería de Valladolid,...), a través de un metódico y exhaustivo trabajo de campo, el autor desgrana con gran rigor histórico y amenidad la actuación de los temibles tribunales de la Corona en sus juicios, torturas y posterior condena a la hoguera de los acusados de cometer el "pecado nefando".

El estudio se centra en los discursos sobre sodomía que surgieron en Andalucía, centro del colonialismo español y en México, su primer y más grande Virreinato. Los documentos de archivo consultados para este estudio cubren el período entre 1561, el año de los primeros procesos por sodomía en la España moderna y 1699, el año que marcó el fin del reinado de los Habsburgo en España y en la Nueva España.

En aquella época en que el discurso de la "hombría" española se sustentaba en textualizar la sodomía como un pecado y un crimen contra natura, una especie de plaga pestilente contagiosa a menudo importada del exterior, se desencadenó una auténtica caza contra el sodomita. Si era necesario se torturaba hasta límites insospechados para corroborar una denuncia que conduciría, casi siempre, a la muerte. Aunque el condenado fuera inocente la tortura se encargaba de que él mismo, si era necesario, se autoinculpara. Había que alimentar el fuego para que siguiera creciendo el horror.
Un libro de historia fascinante donde el autor nos descubre que la sodomía percibida como un crimen y un pecado contra natura no fue dada sino que fue fabricada activamente. Argumentos ficticios, procedimientos jerarquizantes, selectivos y artificiales, estaban subordinados a varios poderes e intereses políticos.

Federico Garza. Educado en la Universidad St. Mary’s (San Antonio, Tejas), la Universidad de Navarra, la Universidad de Texas/Austin y la Universidad de Ámsterdam, ha sido profesor adjunto de Historia en el Centro de Estudios y Documentación Latinoamericanos (CEDLA) en la Universidad de Ámsterdam. Anteriormente ejerció de profesor de Historia estadounidense en Austin Community College y dio clases en la Facultad de Pedagogía de la Universidad de Texas/Austin y en el Centro de Estudios Mexicoamericanos de la misma universidad.

Y TAMBIÉN...
University of Texas Press | Butterflies Will Burn : Prosecuting Sodomites in Early Modern Spain and Mexico / Federico Garza Carvajal
http://utpress.utexas.edu/index.php/books/garbut

domingo, 10 de noviembre de 2002

#hemeroteca #politica | La homosexualidad entra en política

La homosexualidad entra en política
Los partidos se abren a las demandas de 'gays' y lesbianas para captar votos de un colectivo cada vez más influyente
Soledad Alcaide | El País, 2002-11-10
http://elpais.com/diario/2002/11/10/espana/1036882813_850215.html

'La homosexualidad ya es política', afirma Jordi Petit, ex secretario general de ILGA, la organización internacional de gays y lesbianas, y ahora secretario de honor de la Coordinadora Gai-Lesbiana de Catalunya. Y lo sostiene en la misma semana en que en la prensa se ha debatido si abrir la posibilidad de que en las casas cuartel de la Guardia Civil convivan parejas homosexuales fue maniobra electoral o de oportunidad política por parte del Gobierno. En una semana en la que PSOE e IU han vuelto a presentar en el Congreso dos proposiciones de ley para cambiar el Código Civil, de forma que se permita el matrimonio a las parejas del mismo sexo. Y en la que el viernes el Gobierno ha mostrado su rotunda oposición a la adopción y al matrimonio entre homosexuales, reflejada en una respuesta a una pregunta parlamentaria. A favor o en contra de sus derechos, el hecho es que la homosexualidad ha entrado en el debate político.

'Creo que éste es nuestro momento. Y tenemos que aprovecharlo'. El momento que menciona Pedro Zerolo, presidente de la Federación Estatal de Gays y Lesbianas, es el que llevan esperando desde el inicio de la democracia los cuatro millones de homosexuales que esa organización estima que hay en España: que sus reivindicaciones, encabezadas por la equiparación del matrimonio, se acepten socialmente hasta el punto de que en un futuro próximo lleguen a estar en los textos legales. Y, mientras ocurre, empiezan a sentirse objeto de las miradas de los partidos políticos, que parecen acabar de descubrir que ese 10% de la población también acude a las urnas.

'Los políticos se están fijando en nosotros', sostiene Mili Hernández, dueña de la librería Berkana, en el barrio madrileño de Chueca, el primero manifiestamente homosexual de España. 'No es que antes no lo hicieran, pero pensaban que éramos una minoría'. Ese cambio ha sido el resultado de 25 años de lucha -no hay que olvidar que todavía en 1975 se juzgaba a las personas por homosexualidad; 152 personas pasaron ese año por los Tribunales de Orden Público de Madrid, según el libro “La sociedad gay”-, pero , como han señalado todas las personas consultadas para este reportaje, ha sido sobre todo la manifestación del pasado 29 de junio, la segunda convocatoria más numerosa que se ha celebrado en la capital (con una asistencia, según los organizadores, de medio millón de personas), la que ha dado la prueba de fuerza del colectivo de gays, lesbianas y transexuales. Desde ese día se han convertido en rostros y, por tanto, en votos.

A eso se añade que el escenario político ha cambiado en los últimos meses: con encuestas que muestran la igualdad entre PP y PSOE, el reforzamiento del líder socialista, José Luis Rodríguez Zapatero, tras el debate de Presupuestos, y unas elecciones a la vuelta de la esquina. El acercamiento ha consistido en guiños electorales de algunas personalidades políticas, más que en compromisos concretos. Como cuando el candidato del PP a la alcaldía de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, aseguró en una emisora de radio que una pareja del mismo sexo es una familia y que por lo tanto no se le puede negar el derecho de adopción, siempre que haya informes científicos favorables.

'Que los partidos integren en sus programas las reivindicaciones de homosexuales y lesbianas es un elemento de normalización que supone que recibamos un trato de ciudadanos. Ojalá hagan electoralismo con ello', añade Jordi Petit.

Pero la idea de captar el denominado “voto rosa” no es nueva ni específica de España. De hecho, el electorado homosexual -junto con el voto femenino y el de color- fue decisivo en la primera elección de Bill Clinton como presidente de Estados Unidos. Por eso, las asociaciones de gays y lesbianas españolas están apuntando ya que su voto unido puede ser determinante en muchos casos. Como en Madrid, donde calculan que viven unos 400.000 homosexuales. Sólo con la mitad de esos votos se decidió la alcaldía de la capital en las últimas elecciones municipales, en las que José María Álvarez del Manzano, por el PP, venció al socialista Fernando Morán. Y ahora los candidatos que se enfrentan, Ruiz Gallardón y Trinidad Jiménez, deberán arañar hasta la última posibilidad.

'No sé si haremos una campaña por el voto rosa, pero en el congreso que la federación celebrará a primeros de diciembre se hablará de ello. Es una de las propuestas de la ponencia política', asegura Beatriz Gimeno, la secretaria general de la federación. Aunque también hay bastantes opiniones en contra del voto rosa como voto organizado.

'Acercarnos a los políticos porque nos nombran en época de elecciones es ser gilipollas', dice Carlos Alberto Biendicho, militante del PP y presidente de la Plataforma Popular Gay (PPG), quien opina que el interés político hacia los homosexuales es la manera de captar todo un arco político que se define progresista, aunque no comparta su orientación sexual. 'Ahora, lo políticamente correcto es estar con los homosexuales, y mañana con los de Sintel o con las mujeres maltratadas. Somos otro grupo de transacción'.

'Los gays no sólo votan pensando en su condición y en si van a tener o no el matrimonio. Hay superconservadores, progres e incluso los hay que pasan... son ciudadanos como los demás', asegura Miguel Ángel Sánchez, de la Fundación Triángulo.

'Yo no creo en el voto rosa', señala también la diputada Marisa Castro, de Izquierda Unida, el único partido que ha llevado las reivindicaciones homosexuales en todos sus programas. 'Porque también si se unieran todos los pobres, los ricos tendrían que echar a correr. Pero no es de recibo que en pleno siglo XXI se cuestionen determinados derechos'.

Ésa es la batalla de los homosexuales, sea cual sea su tendencia política. Como lo asegura Carla Antonelli, de Transexualia, la asociación que representa a los transexuales españoles, que se sienten muy abandonados por los políticos: 'Nuestras reivindicaciones no son una cuestión de ideas políticas, sino de derechos humanos. Hasta ahora las hemos ido ganando a golpe de sentencia y según el criterio de cada juez'.

Muchos opinan que el partido del Gobierno debería fijarse en otras agrupaciones de centro-derecha de Europa. 'En Holanda, por ejemplo, los partidos discrepan en otras cuestiones, pero jamás en cuanto a los derechos sociales', dice Sánchez.

'Es una cuestión de tiempo', sostiene Javier Gómez, militante del PP y miembro de la directiva de la federación de gays y lesbianas. 'Siempre habrá gente que no quiera avanzar, por ideas religiosas o por cerrazón, pero ahí están las encuestas, que hablan de una mayoría de españoles que acepta el matrimonio entre homosexuales. En mi partido hay una parte que se opone, para qué lo vamos a negar, pero la sociedad está ya claramente por delante'.