domingo, 31 de marzo de 2019

#hemeroteca #trans | Charlotte Clymer: “No hay nadie más patriota que un soldado transgénero”

Imagen: El País / Charlotte Clymer
“No hay nadie más patriota que un soldado transgénero”.
Veterana del Ejército de EE UU, Charlotte Clymer critica el veto del Supremo y de Trump hacia los militares 'trasns' en el Día Internacional de la Visibilidad Transgénero.
Yolanda Monge | El País, 2019-03-31
https://elpais.com/sociedad/2019/03/27/actualidad/1553707767_283660.html

Nadie va a invisibilizar a Charlotte Clymer, nadie. Ni siquiera el actual comandante en jefe de Estados Unidos y su política para 'borrar' del mapa a las personas transgénero. “Puede que Donald Trump desprecie a las personas transgénero, que aborrezca nuestra mera existencia, pero yo le digo que no existe nada ni nadie más patriótico que un soldado transgénero”. Clymer nació hace 32 años en Texas, no precisamente un lugar amable para descubrir a los tres años de edad que en ella había algo distinto, algo diferente a los demás niños. “Lo que pasa es que yo no sabía cómo hablar de ello, de hecho, no se hablaba de esas cosas”, explica Clymer en las oficinas en Washington de la organización Human Rights Campaign, donde forma parte del equipo de prensa, y que estos días preparan actos para celebrar este domingo el Día Internacional de la Visibilidad Transgénero.

Pero esto es hoy. Esta es la valiente Clymer siendo una activista en las redes y en su vida cotidiana. Antes de hoy existió una Clymer que se llamaba Charles y que trató de convencerse a sí mismo de que su cerebro le dictaba órdenes incorrectas, que decidió entrar en el equipo de fútbol americano de su instituto para hacer las cosas que hacían los chicos y no llamar la atención. Quizá, en aquel momento, esa fue la razón por la que decidió alistarse en el Ejército, para probarse a sí misma que podía ser tan hombre como el que más. “Pero uno no puede engañarse a sí mismo, al menos no para siempre”, reflexiona la activista.

A los 28 años, “la dura verdad me cayó encima como una losa”, relata. Clymer no podía seguir cargando semejante peso sobre sus espaldas y pretender que nada pasaba. “Odiaba el hecho de vivir una vida siendo alguien que no era”. No hay duda de que el paso no fue fácil, que tuvo y tiene vértigo a todos los retos que vive cada día. Pero esta veterana del Ejército sabe a ciencia cierta que cada paso dado mereció la pena. Durante su estancia en West Point nunca reveló quién de verdad era. Ni una sola vez en su periodo en el Ejército sintió que estaría segura si salía del armario. “No podía confiar en nadie”.

Pero entonces llegó Barack Obama. Y las personas transgénero podían ser visibles en el Ejército. “Fue una gran victoria, comenzaba una nueva era”, explica Clymer. Porque lo cierto es que, dependiendo de las cifras que se manejen, entre 6.500 y 15.000 personas que no se sienten identificadas con el género que nacieron sirven a día de hoy en el mayor Ejército del planeta.

Y tras Obama llegó el histriónico huracán Trump. “Un presidente que no respeta los valores constitucionales, un hombre que insulta a nuestros veteranos”, relata esta mujer transgénero. “En definitiva, Donald Trump no respeta el estamento militar y solo lo utiliza para sacar rendimiento político respecto a ciertas bases de su partido”.

El pasado enero, el Tribunal Supremo de Estados Unidos asestaba un duro golpe a unos años de apertura y normalización del colectivo LGBTIQ dentro del Ejército. La máxima corte del país se alineaba con la doctrina Trump y mantenía el veto de la Casa Blanca a los militares transgénero en el Ejército. Ese veto es efectivo desde el próximo 12 de abril, a pesar de que esta semana la Cámara de Representantes votase en contra, ya que el Senado mantiene la mayoría republicana. “Este presidente no entiende que la gente que muere en uniforme defendiendo su país es enterrada en los mismos camposantos, en las mismas tumbas de Arlington donde yacen patriotas, dependiendo de su género”, defiende la activista.

“Ni confío en él ni respeto al comandante en jefe de la nación”, mantiene. “Soldados transgénero luchan ahora mismo en las guerras de este país a las órdenes de un hombre que se avergüenza de su existencia”. Charlotte Clymer asegura que quienes a día de hoy están en las fuerzas armadas seguirán haciendo su trabajo con honor, a pesar del odio, a pesar del rechazo, porque no hay nada más patriótico que un soldado transgénero.

Esta veterana insiste en que quiere ser visible, que necesita ser visible para todos esos niños que, como ella, crecen en Texas perdidos, con la sociedad burlándose de ellos por no estar dentro del sistema binario de hombre o mujer. “Desearía vivir en una sociedad en la que no existiera el concepto género”, prosigue, tras recuperarse de la emoción que ha sufrido al recordar sus días en el servicio armado. “Ahora he decidido vivir mi vida como una mujer y, en la medida de lo posible, ser altavoz de los que no tienen voz”.

La activista desea hacer una distinción y aclarar que la identidad de género no es equivalente a sexualidad. Son dos cosas diferentes. “A algunas mujeres transgénero les atraen hombres y a otras les atraen mujeres, o se sienten atraídas por hombres y mujeres”. En cualquier caso, eso debería ser algo exclusivamente del ámbito privado. Tanto como la morbosa pregunta que le suelen hacer en muchas entrevistas y que Clymer zanja, con mucho respecto, puntualiza ella, de la siguiente manera: “¿Qué si me voy a operar? Me temo que eso no es asunto suyo”.

#hemeroteca #gais #gestacionsubrogada | Una mujer de 61 años da a luz al bebé de su hijo gay en Estados Unidos

Imagen: El País / Matthew, Cecile Eledge, Uma y Elliot
Una mujer de 61 años da a luz al bebé de su hijo gay en Estados Unidos.
Cecile Eledge, de Nebraska, se convierte en madre y abuela a la vez de la pequeña Uma, a la que gestó para ayudar a su hijo y a su marido a formar una familia.
El País, 2019-03-31
https://elpais.com/sociedad/2019/03/31/actualidad/1554036925_676179.html

Cecile Eledge, una mujer de 61 años, se ha convertido en madre y abuela a la vez al dar a luz a la pequeña Uma, a la que gestó para ayudar a su hijo Matthew y a su marido, Elliot, a cumplir su sueño de ser padres. El caso de esta familia de Nebraska (Estados Unidos) ahonda en los dilemas éticos de los llamados vientres de alquiler o gestación subrogada, a los que se añaden, en este caso, la edad de la gestante. El bebé es fruto de un óvulo donado por la hermana de Elliot, que fue inseminado con el esperma de Matthew, y nació el pasado lunes.

"Si queréis que sea la gestante, lo haré en un santiamén", se ofreció Cecile hace dos años, cuando uno de sus tres hijos, Matthew, le contó sus planes de formar una familia, según cuentan en Buzzfeed_news. Matthew Eledge, de 32 años, y Elliot Dougherty, de 29, llevaban años ahorrando para el proceso, que calculan que les ha costado 40.000 dólares solo en la fecundación ‘in vitro’, más los gastos médicos del embarazo y el parto.

Lo que la pareja entendió inicialmente como una broma, se convirtió en realidad cuando empezaron a reunirse con especialistas en reproducción asistida para discutir las opciones que tenían. Matthew mencionó la oferta de su madre, y la médica, Carolyn Maud Doherty, lo consideró seriamente. Pese a ser una mujer ya posmenopáusica, Cecile siempre había sido, en palabras de su hijo, una fanática de la salud. El equipo del Hospital Metodista para Mujeres de Omaha, ciudad en la que reside el matrimonio, le hizo una serie de pruebas —citología, análisis de sangre, de colesterol, de estrés, mamografía, ecografía—, que mostraron que estaba lo suficientemente sana como para pasar un embarazo.

Los médicos le advirtieron de los riesgos asociados a su edad, que incluían problemas pulmonares, coágulos de sangre y una mayor probabilidad de que el parto acabase en cesárea. Sin embargo, Cecile se quedó embarazada al primer intento de transferencia de embrión, tuvo una gestación normal, aunque con más náuseas de lo que recuerda en sus embarazos previos, y dio a luz de forma natural.

La pareja ha querido hacer pública su historia para mostrar que una familia como la suya puede crecer incluso en el corazón del Estados Unidos más conservador. Nebraska no tiene leyes estatales que prohíban la discriminación basada en la orientación sexual o en la identidad de género. De hecho, Matthew fue despedido en 2015 de su puesto como profesor de inglés en un instituto privado católico de Omaha cuando informó de que planeaba casarse con otro hombre.

Aunque poco habitual, el caso de Cecile Eledge no es el primero en el que una mujer da a luz a su propio nieto, ni siquiera es el de más edad. En 1987, Pat Anthony, de 48 años, dio a luz a los trillizos de su hija en Sudáfrica. En 1996, Edith Jones, de 51 años, se convirtió en la primera abuela de alquiler de Reino Unido, al ayudar a su hija y su yerno a ser padres. En 2016, la griega Anastassia Ontou se convirtió, con 67 años, en la mujer de más edad conocida en gestar para otra persona, en este caso también su hija.

Estos ejemplos altruistas se contraponen con los casos más frecuentes, en los que parejas que no pueden tener hijos recurren a mujeres para que gesten a un bebé a cambio de una contraprestación económica. En España está práctica es ilegal, por lo que cientos de parejas acuden cada año, a través de empresas intermediarias, a otros países con legislación más permisiva para llevar a cabo el proceso. El partido que más ha defendido la gestación subrogada en España es Ciudadanos. El resto de partidos se encuentran incómodos ante esta práctica.

#hemeroteca #trans #visibilidad | El colectivo Violetas reivindica los derechos de las personas trans en La Palma

Imagen: El Diario / Violetas LGTBI La Palma
El colectivo Violetas reivindica los derechos de las personas trans en La Palma.
Plantea “la necesidad de establecer recursos específicos para las familias trans en la Isla”.
La Palma Ahora | El Diario, 2019-03-31
https://www.eldiario.es/canariasahora/lapalmaahora/sociedad/colectivo-Violetas-reivindica-derechos-LaPalma_0_883661933.html

Con motivo del Día Internacional de la Visibilidad Trans, el colectivo Violetas LGTBI La Palma ha salido a la calle estableciendo un punto de información en Los Llanos este fin de semana para acercar a la población la realidad de la comunidad trans.

Violetas se suma así a las reivindicaciones de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales que reclama la modificación de la actual ley 3/2007. El colectivo subraya que “la negación del derecho de autodeterminación es la mayor discriminación que sufren las personas trans actualmente en el territorio español” y denuncia “las discriminaciones sufridas en los ámbitos educativos, sanitarios y laborales, además de ser víctimas frecuentes de delitos de odio por motivo de transfobia”.

El objetivo de estas acciones es el de “reflexionar y concienciar de las adversidades y obstáculos que encuentra el colectivo trans, así como su integración en la sociedad, recordando al mismo tiempo la necesidad de establecer recursos específicos para las familias trans en La Palma, donde todavía no contamos con estos recursos”.

La FELGTB denuncia que “más del 40% de las personas trans encuestadas sufrieron amenazas o maltrato psicológico en 2018. Los datos son significativos, como es el hecho de que casi el 70% personas entrevistadas fueron insultadas, el 31%, acosadas y que el 42% sufrieron negación al acceso laboral”, aseguran. Además, añaden, “nos muestra que el 16% fue víctima de agresiones o abusos sexuales, mientras que el 9% sufrió violencia con lesiones y el 12% violencia sin lesiones”. Por otra parte, “el 19% reconoció haber sufrido discriminación a la hora de acceder a los servicios sanitarios, el 31% haberla sufrido al intentar acceder a otro tipo de servicios”.

sábado, 30 de marzo de 2019

#hemeroteca #trans #memoria | Mujeres trans, pioneras de la lucha por la libertad sexual y heroínas de una “doble transición” en la España posfranquista

El Diario / Mar Cambrollé, Soraya González y Raúl Solís //

Mujeres trans, pioneras de la lucha por la libertad sexual y heroínas de una “doble transición” en la España posfranquista

El periodista Raúl Solís novela las biografías de ocho mujeres que, pese a tener todos los elementos en contra, fueron ejemplo de superación personal y colectiva. “Este país tiene un importante debe con las mujeres transexuales”, explica el autor de 'La doble transición'. “Petróleo, Salvaora, Silvia, Miryam, Mar, Soraya, María José o Manolita son mujeres que se rieron de la dictadura en su cara”.
Javier Ramajo | El Diario, 2019-03-30
https://www.eldiario.es/andalucia/lacajanegra/libros/libros-la-doble-transicion-transexualidad-mujeres-transexuales-raul-solis_1_1632682.html

Repudiadas por el franquismo, marginadas, encarceladas, sobrevivieron a la intolerancia en blanco y negro y encabezaron las primeras manifestaciones de lucha por la libertad sexual en España cuando el dictador ya se había marchado para siempre. Un libro repasa las vidas de algunas de esas mujeres transexuales que “han desaparecido del relato triunfador” del movimiento LGTBI y que son verdaderas supervivientes de aquellos que no quisieron ni quieren entender la diferencia. “Petróleo, Salvaora, Silvia, Miryam, Mar, Soraya, María José o Manolita son mujeres que se rieron de la dictadura en su cara”, dice Raúl Solís, autor de 'La doble transición'.

El 31 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Visibilidad Trans. Este libro, prologado por la vicepresidenta del Consell de la Generalitat Valenciana, Mónica Oltra, surge precisamente “por la necesidad de contar la historia LGTB con los ojos de quienes la protagonizaron, que fueron las mujeres transexuales. Ellas lideraron, valientes, aquellas primeras marchas, en Andalucía, en España y, un poco antes, en 1969, en Nueva York, que es donde arrancó la lucha por la libertad sexual. ”Estaban en las cabeceras de todas las manifestaciones. Ahora no están ni en la cola. El movimento LGTBI se las ha tragado y las ha invisibilizado“, explica Solís a eldiario.es Andalucía.

Invisibilización

Cuesta trabajo ver a mujeres transexuales en las marchas LGTBI para reclamar mayores derechos, apunta el autor. En Sevilla, el pasado año, el Día del Orgullo LGTBI se dividió en Andalucía por primera vez en 40 años con dos manifestaciones paralelas. Y sobre todo, “no se ve a mujeres transexuales de más de 60 años, que son las que protagonizan el libro y que tienen la característica común de haber transitado por la exclusión social”.

Acerca de los motivos de esa invisibilización, Solís explica que las mujeres transexuales “no pueden ser productos de consumo, porque en su mayoría son pobres, porque el abandonar el hogar familiar y haber sido excluidas del mundo del trabajo, no tienen capacidad de consumo. En el mundo gay actual está muy asumido por el capitalismo. Si no tienes capacidad de consumo como grupo social, no tienes capacidad para ser visible”.

Cierto es que el respeto social hacia el colectivo transexual ha avanzado de un tiempo a este parte, pero aún falta camino por recorrer, explica el autor. “Hay familias que crían a sus hijos con cariño y hay mucha más empatía de la sociedad hacia las personas transexuales, pero eso no nos puede llevar a pensar que eso es lo general. Se siguen dando casos de chavales jóvenes que son expulsados del hogar y esa realidad hay que tenerla presente para cambiarla”.

Historias de superación

Las protagonistas de libro saben bien cómo ha evolucionado la sociedad española. A ellas, que abrieron el paso, “si les hubiera contado que un niño con 14 años puede ahora tomar bloqueadores hormonales o que en cualquier instituto de Andalucía cualquier joven transexual va a ser tratado por su sexo sentido, no se lo hubieran creído, porque ellas con esa edad recibían palizas, detenciones, violaciones y encarcelamientos. Evidentemente, se ha avanzado muchísimo a favor de la libertad sexual y, sobre todo, de las mujeres transexuales”, explica el periodista, nacido en Mérida en 1982.

Entre las historias que novela, el autor destaca quizá la de Mar Cambrollé. “Desde el barrio más pobre de España, con el rechazo de su familia desde los 10 u 11 años, durmiendo con un cuchillo debajo de la almohada, expulsada de la escuela con 13 años... y ahora es impulsora de leyes de transexualidad hiperavanzadas a nivel europeo y dando charlas a los médicos sobre cómo afrontar la realidad trans. Me parece una historia de superación brutal”. O la de Silvia Reyes, nacida en Las Palmas y que vive en Barcelona, “de una familia muy afín al régimen, de clase alta, que la repudia, encarcelada en La Modelo y en la prisión de Badajoz, y que ha vivido siempre de la prostitución y ha sido también una gran activista”.

También se narra la vida de Miriam Amaya, que vive en Zaragoza y que “su familia, gitana, pese a los clichés que se puedan tener, fue la que mejor la aceptó de todas las protagonistas del libro”. Está también Manolita Saborido, 'la otra Manolita Chen', “la primera mujer transexual con proyección pública en España a finales de los 60, además de ser la primera madre transexual, que adoptó en 1982”.

Solís explica que “una de las realidades de las mujeres de esta época es que el VIH, la prostitución, la violencia y la drogadicción provocaron un genocidio entre las mujeres transexuales que nacieron durante el franquismo”. Su esperanza de vida era de 35-40 años, detalla, ejemplificando que, de la fotografía que viste el libro, de la primera manifestación en Barcelona en 1977, solo Silvia Reyes está viva, Silvia. “Son supervivientes de una época muy dura para ellas”, dice.

A juicio del autor, la sociedad española está “muy preparada para la aceptación de la transexualidad”, gracias en gran parte a las leyes que se han ido aprobando, “pero es muy importante el movimiento social”. Y ahí se detiene: “El movimiento social LGTB no ha sido muy beligerante por la causa transexual y creo que se debe de escindir de la ecuación LGTB y trabajar por su realidad. No tiene una sola ley que les reconozca derechos. La ley de 2007 lo único que hizo fue permitirles el cambio de nombre pero a cambio de su esterilización y de presentar un informe de que no están locas. España sigue tratando a las personas transexuales como enfermas mentales. El año pasado se presentó una ley pero no se llegó a tramitar”, apunta en referencia a la norma registrada por Unidos Podemos en el Congreso.

“Las minorías necesitan derechos, no ser bandera electoral”

Raúl Solís considera que “las personas transexuales han sido toda la vida visibles, lo que necesitan es igualdad, un marco que les permita ser iguales al resto de ciudadanos”. “No veo peligro de involución. No se puede hacer política en base al miedo. Las minorías necesitan derechos y no ser bandera electoral de ningún partido”, apunta.

Con pensiones de entre 400 y 600 euros, o en pisos de 40 metros cuadrados, como se cuenta en el libro. “Tienen que ir a pedir comida porque su situación es muy, muy precaria, porque al haber trabajado en la prostitución o en el espectáculo no han cotizado a la Seguridad Social. Deberían incluirse en una ley pensiones vitalicias para este tipo de mujeres para que, en el final de su vida, pudieran vivir con cierta dignidad, porque el régimen franquista lo que hizo fue matarlas en vida al no permitirles su integración en la vida civil”, señala.

El libro aporta el contexto histórico en el que estas mujeres vivieron. En 1970 se aprobó la Ley de Peligrosidad Social, por la cual muchas personas homosexuales entraron en la cárcel “pero que se llevó por delante a una mayoría de personas transexuales, un 70-80%”. Se derogó en 1979 pero no salió del Código Penal hasta 1995. En 1982, con la Ley de Escándalo Público, que hizo que personas transexuales fueran detenidas por la calle hasta el año 1988. Esto es, las personas transexuales “tardaron 29 años más que las demás en acceder a la democracia y fueron sacadas de las cárceles dos años después que los presos políticos. Este país tiene un importante debe con las mujeres transexuales”, sintetiza el periodista.

“La transexualidad no es un hecho médico sino psicosocial. Hay que sacarlo de la medicina. El discurso biomédico ha hecho muchísimo daño a las personas transexuales, como el hecho de pensar que viven en cuerpos equivocados, que les falta algo o que no son mujeres u hombres completos”, señala Solís.

#hemeroteca #transexualidad #memoria | «Vestidas de azul», la realidad de las mujeres trans hace 35 años

El País / Loren en 'Vestida de azul' //
«Vestidas de azul», la realidad de las mujeres trans hace 35 años
La periodista Valeria Vegas y la editorial feminista y LGTBI recuperan la historia de la descatalogada película.
Carmen López | SModa, El País, 2019-03-30
https://smoda.elpais.com/moda/actualidad/vestida-de-azul-la-realidad-de-las-mujeres-trans-hace-35-anos/

Hace 35 años las salas de cine españolas proyectaron un atrevido documental titulado ‘Vestida de azul’. El filme, de Antonio Giménez Rico, exponía la realidad de seis mujeres transexuales en aquella época de la transición, en la que la democracia clamaba una libertad que no llegaba a todos los estratos sociales. Valeria Vegas, periodista y escritora, revisa ahora la cinta con la perspectiva que otorga el tiempo en el libro ‘Vestidas de azul. Análisis social y cinematográfico de la mujer transexual en los años de la transición española’ (editorial Dos Bigotes, 2019).

El proceso de documentación que la autora llevó a cabo para preparar el libro fue exhaustivo. Además de diseccionar la película y la realidad de sus protagonistas, Vegas hace un recorrido por los derechos y por la representación de las mujeres trans en la cultura española. “Ha sido la tarea más difícil, porque mi misión era averiguar por igual datos judiciales y aspectos cinematográficos. Han sido muchas horas en la hemeroteca de la Biblioteca Nacional”.

De las seis protagonistas del documental, que llegó hasta el Festival de Cine de San Sebastián, sólo dos continúan con vida: Nacha y Josette. La segunda accedió a hablar con la escritora y contarle cómo recuerda aquella época –la prostitución, el mundo del espectáculo o la Ley de Vagos y Maleantes– y cuál es su situación actual. Vive como hombre y, aunque volvería a aquella época, lo haría con lo que sabe ahora: “Iría a actuar y luego al acabar me desmaquillaría y nadie sabría nada de mi”.

Su caso ilustra bastante bien cómo se utilizaban términos que no definían correctamente la realidad de las personas. ‘Travesti’ se usaba tanto para hablar de mujeres transgénero, como de transexuales o transformistas. Por ejemplo, Josette explica en la entrevista que: “Era travesti, pero no de la forma que lo entendían las demás, sino como parte del transformismo”.

Nacha, por el contrario, no quiso participar: “Contacté con su hermana, para poder llegar hasta ella, pero no obtuve respuesta. Leía mis mensajes y hacía caso omiso. Creo que había cierta vergüenza a recordar aquellos años o reconocer ciertas cosas, como un tabú del que resulta imposible desligarse. Ahora, con la salida del libro, me contactaron, animadas para hablar de ello. No sé si tendrá cabida en una segunda edición”, comenta Vegas.

Estética, sororidad y situación actual
En el volumen se incluyen diversas fotos de las protagonistas. Todas con tacones, pieles y joyas bien visibles. La sororidad no existía (al menos demasiado) entre ellas en aquel momento y sus atuendos ostentosos suplían otras muchas carencias, como expresa Vegas. “Hay que tener en cuenta que algunas de las protagonistas no lograban una estabilidad emocional y el mundo les repetía una y otra vez que eran bichos raros, que no eran dignas de muchas cosas. El mecanismo de defensa ante eso es poder alardear de bienes materiales, de haber alcanzado un estatus y replicar ‘yo seré lo peor, pero llevo ropa más cara que tú”.

Afortunadamente, la transexualidad ha empezado a retratarse mejor en la pantalla gracias a series como ‘Transparent’, de Jill Solloway, en la que el padre de una familia ya pasados los 60 años decide confesarles a sus familiares que se siente mujer. ¿Qué pasaría si el documental de Giménez Rico se estrenase ahora? “Ha envejecido muy bien, porque aun siendo un retrato de una época concreta, sirve para hacerse una idea de cómo vivían, de sus anhelos y tristezas. Hoy en día la reacción hubiese sido todavía más positiva, porque estamos ante una sociedad que, aunque está igual de mal informada, sí tiene una mentalidad más aperturista”.

Las cosas han cambiado para bien desde entonces, pese a que las personas transexuales tienen todavía mucho que reclamar, y su voz se ha hecho muy sonora dentro del movimiento feminista. Para Valeria Vegas: “hay una mayor conciencia porque hay una mayor sororidad, todavía muy reciente, pero que está cogiendo una fuerza maravillosa y necesaria. Lo importante es saber que, vengas de donde vengas, eres mujer. Aunque somos plurales, la lucha es la misma. Si preguntas a los hombres trans te van a reconocer que afortunadamente ellos no viven el mismo grado de discriminación. La mujer trans está doblemente discriminada, a ojos del ignorante ‘eligió ser mujer como una opción perdedora’. Pero, siendo positivas, se ha evolucionado bastante en los últimos años, aunque no hay que relajarse y la lucha continúa”.

#hemeroteca #lenguajeinclusivo | El lenguaje inclusivo tensa a ‘todes’ en Argentina

Imagen: El País / Manifestación 8M en Buenos Aires, Argentina
El lenguaje inclusivo tensa a ‘todes’ en Argentina.
El país suramericano plantea para la igualdad soluciones ajenas a la gramática, como que los plurales acaben en ‘e’ o ‘x’.
Jesús Ruiz Mantilla | El País, 2019-03-30
https://elpais.com/cultura/2019/03/30/actualidad/1553959465_205850.html

Entre las múltiples bipolarizaciones del mundo de hoy, Argentina apuesta con fuerza por el lenguaje inclusivo. Las polémicas por la legalización del aborto y las movilizaciones feministas en torno a los últimos 8 de marzo han salpicado a la lengua. Pero las propuestas en el país suramericano van más allá que en España, donde el debate ha capitalizado gran parte de las polémicas lingüísticas en los últimos años. Si en este país se manejan opciones que afectan a la economía del lenguaje y tratan de desdoblar, pero dentro de la norma, en Argentina la propuesta es más radical: propone cambiar bases gramaticales sustituyendo con la ‘e’ principalmente o incluso la 'x' los géneros masculino y femenino. Un problema que desquicia a 'todes'.

Caminar por Buenos Aires o por Córdoba es toparse muy probablemente con una manifestación a favor del aborto y otra en contra. Ese ambiente se ha extendido al lenguaje de género. Todo empezó en este periodo con revueltas estudiantiles y entrevistas en la televisión, comenta Juliana Rodríguez, periodista y editora de ‘La Voz del Interior’. Natalia Mira, una muchacha que ejercía de portavoz en el encierro del centro Pellegrini comenzó a utilizar con una destreza asombrosamente natural la ‘e’ como solución intermedia. Los videos fueron virales y la ruptura gramatical estalló en medio de una onda expansiva que reivindicaba igualdad en todos los frentes.

Pero Diana Maffía, feminista curtida, filósofa, fundadora de la Red Argentina de Género, Ciencia y Tecnología, entre otras asociaciones, se remonta más atrás: "Ya en los ochenta se discutía el lenguaje inclusivo referido específicamente a la diferencia entre género marcado y no marcado. Las soluciones -como en España- pasaban por duplicar", comenta.

En los noventa irrumpió fuertemente un movimiento de la diversidad no binario. "Más allá de la orientación sexual y con reclamos de identidad y derechos: travestis e intersexuales. Las travestis sugerían el uso de la @ (tod@s) que era resistido por no lingüístico y no pronunciable. Desde el movimiento trans e intersex se evolucionó hacia el uso de la x (todxs) y el del asterisco * (tod*s) para señalar la condición no fija y siempre hipotética de la asignación de género. Mas recientemente, sobre todo entre adolescentes y jóvenes, se extendió el uso de la vocal 'e", describe Maffía.

Juliana Rodríguez cree que la reciente oleada estudiantil ha sido una reacción natural, no estratégica. “La idea de quienes defienden el uso de la ‘e’ como género no marcado, para así fijar un lenguaje inclusivo, no sólo se basa en utilizarlo como lenguaje no sexista y escapar al binarismo del idioma, sino también marcar una postura generacional y, también, antiacademicista”. En ese sentido también se expresó la escritora Claudia Piñeiro en el Congreso Internacional de la Lengua que se celebró hasta este sábado en Córdoba (Argentina): “A las mujeres que lo utilizan les da exactamente igual lo que opine la Real Academia Española (RAE). Lo hacen y ya está”.

Pero quizás sí les interese lo que sostiene la Academia Argentina de las Letras, que preside José Luis Moure: “Estas polémicas se exacerban en periodos como este, cuando se celebra un congreso de la lengua. Las manifestaciones tienen, a mi modo de ver, un cariz político”.

A juicio de Moure, se trata de un asunto alentado por sectores bien formados e informados. “Siempre es necesario separar lo ideológico, cada uno tiene derecho a opinar como se le dé la gana. Es algo legítimo. Pero otra cosa es llevar eso al terreno del lenguaje, cuya propiedad resulta colectiva, más tratándose de un idioma que hablan más de 500 millones. En este caso, a mi juicio, aparece como un reclamo de un sector minoritario de clase media ilustrada, quien pretende que esa reivindicación se imponga de forma manifiesta en el lenguaje”.

Ahí observa el responsable de la Academia Argentina un problema práctico, difícil de resolver por imposición, aunque sea viral en las redes y tumultuosa por medio de manifestaciones en la calle. “La historia de la lengua nos demuestra a nosotros que los cambios vienen siempre de abajo hacia arriba, de manera paulatina y son admitidos cuando se imponen pero no afectan a la estructura de la lengua. Ésta tiene una composición morfológica en la que no es posible insertar un elemento que perturbe el equilibrio”.

Pese a todo, algunos políticos en el país han intentado llevarlo a la práctica. Con ello han ahondado en una curiosa confusión que ha dado para todo tipo de comentarios entre los mejores humoristas argentinos: “Cuando algunos políticos han intentado llevarlo a la práctica no pueden mantenerlo porque antes hay que atenderlo debidamente, como si aprendiéramos una lengua extranjera. No sólo se trata de intentar que cambien los sustantivos acabados en ‘e’ sino también los adjetivos, artículos y demás componentes de cada oración para que concorde. Eso implica un esfuerzo que contraría la tendencia natural aprendida”.

Moure no pretende denostar la tendencia: “Sólo aducir razones lingüísticas por las que, sospecho, no va a durar en el tiempo”, asegura. Diana Maffía se queja del sarcasmo que provoca el asunto: "Las reacciones han sido especialmente agresivas", comenta. "Cuanto más se avanza, más violenta se vuelve la disputa entre quienes no aceptan ser interpelados en sus convicciones binarias y rígidas sobre los géneros. Consideran banal y superficial ese activismo, como si reemplazaran cambios sustanciales en las relaciones sociales. Su extensión entre adolescentes en las escuelas suscitó incluso prohibiciones de uso por parte de las autoridades y desaprobaciones académicas por parte de docentes. Un castigo que muestra en su desmesura que estamos tocando un nudo muy sensible. La gramática no pertenece a las ciencias naturales, aunque se la pretenda eterna e inmutable", asegura la histórica feminista argentina.

Sus palabras prueban que el debate discurre con fuerza y cala en la sociedad de manera virulenta. “El tema no puede pensarse descontextualizado de todas las discusiones sobre tópicos relacionados al género que empezaron con el movimiento #NiUnaMenos de 2015”, agrega Juliana Rodríguez. Lleva mucha carga emocional. Y como la periodista expone, ciertamente política. “A los reclamos al Estado para reaccionar ante la tasa de feminicidios, los micromachismos, la despenalización del aborto, el cupo de mujeres en el Congreso, el techo de cristal en las empresas se añade al lenguaje no sexista”. Para ella, todo eso va mucho más allá de la ‘e’.

viernes, 29 de marzo de 2019

#hemeroteca #abolicionismo | El movimiento feminista crea una plataforma para abolir la pr*

Imagen: Cadena SER / Front Abolicionista PV
El movimiento feminista crea una plataforma para abolir la pr*.
El Front Abolicionista PV denuncia los intentos de disfrazar la prostitución de "trabajo sexual", tras el que está el lobby proxeneta.
Amparo Cots | Cadena SER, 2019-03-29
https://cadenaser.com/emisora/2019/03/29/radio_valencia/1553861328_967371.html

Se ha constituido el Front Abolicionista del País Valencià que es una plataforma que surge del Movimiento Feminista de València para luchar contra la mercantilización de los cuerpos de las mujeres y por la abolición de la prostitución, la pornografía y los úteros de alquiler. Mas de 30 asociaciones de mujeres forman parte de esta plataforma que tiene entre sus objetivos conseguir la legislación para abolir totalmente la prostitución.

En la presentación se ha denunciado de forma contundente y muy realista la doble moral que condena como machistas publicidad o imágenes de mujeres, o ciertas expresiones, y no condena de la misma forma la realidad de mujeres casi desnudas, explotadas 24 horas en calles, carreteras y pisos.

Amelia ha recibido este año el premio de Dones Progresistes. El manifiesto con el que se da a conocer el Front Abolicionista denuncia la infiltración de lo que denominan el lobby proxeneta en muchos ámbitos de la sociedad disfrazandose muchas veces de defensores de la libertad de la mujer a decidir sobre su cuerpo, y denominando "trabajo sexual" a la prostitución. Y lo más grave es que, como asegura Concha Hurtado, portavoz del Front, uno de los lugares donde actúa ese lobby proxeneta es en universidades y centros de educación donde se dan charlas sobre "trabajo sexual" tratando de crear una mentalización que acepte la prostitución sin tener en cuenta la vulneración de los derechos humanos ni la violencia que presupone.

Y es que, en el manifiesto se afirma que considerar la prostitución como trabajo implica una negación absoluta de la violencia y de la vulneración de los derechos humanos más básicos. Además es irresponsable y peligroso. En definitiva el Front Abolicionista pretende la erradicación de la prostitución mediante las leyes que persigan y sancionen a los proxenetas, y también a los clientes, a los que la plataforma denomina directamente "puteros". El 9 de abril, se presentará oficialmente en Valencia el Front Abolicionista.

#hemeroteca #lgtbi | Gabriel J. Martín: «Hay gais que tienen interiorizada la homofobia»

Imagen: El Correo / Gabriel J. Martín
Gabriel J. Martín - Psicólogo especialista en intersexualidad: «Hay gais que tienen interiorizada la homofobia»
El autor de 'Quiérete mucho, maricón', un manual de autoayuda para homosexuales, habla de su intersexualidad sin tapujos y ayuda a muchos hombres a salir «bien» del armario.
Itsaso Álvarez | El Correo, 2019-03-29
https://www.elcorreo.com/bizkaia/gays-interiorizada-homofobia-20190329151941-nt.html

Gabriel J. Martín (San Fernando, 1971) nació con apariencia femenina y testículos en las ingles. Le hicieron una exploración muy superficial y le llamaron Patricia. Su caso pasó desapercibido hasta la pubertad, cuando empezó a salirle bigote, nuez y pelo en las piernas. La regla no le bajaba ni desarrollaba pecho. A los 18 fue al endocrino con un volante de su médico de cabecera. Tras un periodo de pruebas médicas, vieron que tenía cromosomas XY. «Le consideraron niña falsamente y queda demostrado. Ordeno que se rectifique la partida de nacimiento. Tú eres Gabriel», sentenció un juez años después. Su peripecia de vida no acabó aquí. «La siguiente etapa comenzó cuando empecé a darme cuenta de que, además de ser hermafrodita, un término que ya no se usa, me gustaban los chicos». Gabriel forma parte del 1% de los españoles que es intersexual, la letra más desconocida de la sigla LGTBI. Salió del armario con 38 años. Es psicólogo y autor de varios libros de autoayuda para homosexuales, el más conocido, 'Quiérete mucho, maricón'. Este viernes imparte una charla en Bilbao invitado por el colectivo Ortzadar. «Ser gay tiene que ver con de quién te enamoras, no con quien te acuestas», advierte.

–Se presenta en Twitter como maricón. ¿Duele más la intención que la palabra?
–Los gais utilizamos maricón como marca lingüística de complicidad. Le hemos quitado la connotación negativa, la hemos resignificado. Pero si alguien se dirige a mí mirándome fijamente con ojos enrojecidos y me dice ma-ri-cón, ya sé que quiere insultarme.

–¿Está superado el debate de si uno nace o se hace?
–En la comunidad científica sí. Pero está el debate público va por otro lado. Cada uno dice lo quiere.

-¿Es más fácil salir del armario para una chica que para un chico?
-No, porque desafortunadamente vivimos en una sociedad machista que, además, sobre las chicas lesbianas carga un segundo componente discriminatorio. La mujer homosexual, además de por homosexual, por el hecho de ser mujer, tiene que cargar otra serie de dificultades. Y esto en el campo de la sexualidad se manifiesta todavía para sorpresa de muchos. Está incluso peor visto en una familia tener una hija lesbiana que no se vaya a casar, que no sea madre, que no se desarrolle como lo que típicamente se ha entendido que es ser mujer... Y para muchas mujeres, en el espacio público salir del armario tiene peores consecuencias que para los hombres.

-¿Un gay en su casa puede encontrar más homofobia que en la calle?
-Sí, sin duda. Algunas familias no perdonan la vergüenza que supone para ellas.

-Intersexuales, osos, daddies, twinks, amantes del leather, polisexuales... Detrás del arcoíris se esconden muchas banderas. ¡Es todo un laberinto!
- Parecen ganas de destacar, pero cada uno tiene unas necesidades afectivas específicas. Está muy bien, porque hasta ahora teníamos una visión muy monolítica de todo esto. Además, la naturaleza es variación.

-¿Se da por hecho que el hombre es XY y la mujer XX?
-Damos por hecho porque es lo que nos enseñan en el colegio. Sí que es verdad que recibo muchas solicitudes de estudiantes que tienen que presentar trabajos de investigación y quieren documentarse más.

-¿Cuándo y por qué decidió tratar sólo a gais?
-Lo hago desde hace más de una década. Empecé como psicólogo en la Coordinadora de Gais y Lesbianas de Cataluña. Pero las chicas todas preferían hablar con una mujer, lógico. Con lo cual me especialicé en hombres.

-¿Qué 'mochila' arrastran los homosexuales?
- Un heterosexual no tiene mierdo a ser como él ni lo discriminan ni lo insultan por ser como es. No sufre burlas ni insultos en la etapa escolar por serlo, ni tendrá secuelas, por tanto. El gay forma parte de un grupo que ha sido estigmatizado y ese estigma tiene un efecto pernicioso sobre su salud psicológica y emocional.

-¿Cuál es la preocupación que más escucha en su consulta?
-Depende. Cuando me llaman de países como Bolivia, Perú y Ecuador, la gran preocupación es no ser rechazado por sus familias ni por su entorno laboral. Tienen pánico a que lleguen a enterarse de su condición sexual. También depende de la edad. Se supone que cuanto más mayor eres, más superadas tienes ciertas cosas, pero lo cierto es que cuanto más mayor eres más homofobia has vivido y por tanto más secuelas te ha dejado. Los jóvenes, en cambio, tienen más preocupaciones de pareja.

-Utiliza mucho el término 'homofobia interiorizada'. ¿Cómo se detecta, incluso en uno mismo?
-La homofobia es la aversión hacia los homosexuales. Es lo que tiene una persona integrista religiosa. Cuando decimos interiorizada, es que está presente en una persona homosexual. Eso se entiende fácil porque ahora hablamos de los micromachismos y de cómo algunas mujeres pueden tener conductas machistas sin darse cuenta simplemente porque han crecido en un entorno cultural machista y han incorporado por imitación esos componentes. Eso mismo con la homofobia. Una persona homosexual que ha crecido en un entorno homofóbico le genera muchísimos conflictos. Por ejemplo, si tienes el prejuicio interiorizado de que el resto de los homosexuales son unos promiscuos, difícilmente te vas a fiar de un posible candidato a novio. Y si tienes la creencia interiorizada de que te van a rechazar o, peor, te van a agredir por el hecho de ser gay, eso te va a generar muchas dificultades para establecer vínculos con la gente que te rodea.

-¿Entiende que muchos lo oculten en su trabajo?
-Cada vez lo entiendo menos, sinceramente. No hay que llegar el primer día y decir tu nombre y apellidos y orientación sexual. Eso no. Pero con naturalidad, se puede hablar, si es pertinente, de tu vida cotidiana o del fin de semana con su pareja... Abogo por conseguir el estado de naturalidad a la hora de relacionarnos.

-¿Siguen siendo los gais foco del 'bullying'?
-En los institutos y colegios, sí. Lo tienen muy difícil. Hablando una vez con el presidente de la Asociación de Madres y Padres de alumnos gays, me decía que los que peor lo tienen son los discapacitados y todo el que sea diferente. Los niños tienen comportamientos inmaduros.

-¿Nuestros hijos lo van a tener más fácil?
-En temas de orientación sexual, sin duda. Eso no significa que debamos dormirnos. Está ayudando visibilizar la diversidad. Un niño que crece contemplando a su alrededor que hay otros niños con dos padres o dos madres, o con un niño que tiene sólo padre o madre porque así lo decidieron, lo verá como algo normal.

-¿Y la inquietud de los padres por el temor de que a su hijo, gay, le machaquen?
-Es incomprensible, lo hablo muchas veces en consulta. Toda madre sufre si a su hijo le hacen daño. Y toda madre quisiera que su hijo fuera el más hetero, el más alto, el más guapo, el más listo porque le irá mejor en la vida. Ahora, a partir de aquí, debe pensar aquí estamos y tiramos para adelante con lo que sea.

-Defiende con pasión el Orgullo gay. ¿Qué piensa de los homosexuales que lo menosprecian?
-A esos les digo, ve a un Orgullo. Cuando te pases dos horas y media viendo pasar pancartas reivindicativas y, pasado este tiempo, ves una carroza, te darás cuenta de que el Orgullo es reivindicación y activistas reivindicando derechos.

-Y no reniega de 'la pluma'. ¿Por qué?
-El problema de la pluma es que es un comportamiento femenino y rechazar la pluma es tener un comportamiento machista cien por cien. A una persona que tiene pluma hay que respetarla como es. Sólo faltaba que una persona no pudiera expresarse, hablar y moverse con naturalidad. Ya está bien de que a la gente la machaquen por cosas como esta. Y si hay que defender la pluma, lo hago.

jueves, 28 de marzo de 2019

#hemeroteca #abolicionismo | Nace la Plataforma Navarra por la Abolición de la Prostitución

Imagen: Naiz / Plataforma Navarra de Mujeres por la Abolición de la Prostitución
Nace la Plataforma Navarra por la Abolición de la Prostitución.
La Plataforma Navarra por la Abolición de la Prostitución ha sido presentada hoy en Iruñea. Nace con el objetivo de reclamar la desaparación de esta práctica sistémica que sirve para mantener la desigualdad y el heteropatriarcado.
Martxelo Diaz | Naiz, 2019-03-28
https://www.naiz.eus/eu/actualidad/noticia/20190328/nace-la-plataforma-navarra-por-la-abolicion-de-la-prostitucion

La presentación de la plataforma ha coincidido con la aprobación hoy por parte del Parlamento navarro de la Ley de Igualdad. Las promotoras de la plataforma ha destacado que la prostitución sirve para mantener la desigualdad, difundiendo la idea de el cuerpo de las mujeres puede ser comprado y vendido por la otra mitad de la población.

Según las datos que han facilitado, en Nafaroa existen entre 700 y 800 mujeres prostitutas, también menores. La mayoría de ellas son inmigrantes que han vivido episodios de violencia sexual e institucional. La prostitución se practica en clubs, pisos y calles y han recordado que según Médicos del Mundo en Nafarroa se realizan unos 2.000 servicios diarios.

A nivel estatal, la prostiución mueve ocho millones de euros al día, lo que supone más de 3.000 millones de euros al año, un 0,35% del PIB. Solo los anuncios de prostitución en prensa suponen 40 millones de euros.

El Estado español es el tercer país del mundo en consumo de prostitución y se estima que un tercio de los hombres ha recurrido a esta práctica.

Por ello, han reclamado a los poderes públicos que actúen contra esta práctica que fomenta la explotación de las mujeres. Han pedido a los gobiernos español y navarro que impongan medidas legales para ello.

miércoles, 27 de marzo de 2019

#hemeroteca #pr* | “Ir de pu*” como ritual grupal masculino

Imagen: Público
“Ir de pu*” como ritual grupal masculino.
Beatriz Ranea Triviño · Investigadora especializa en prostitución | Público, 2019-03-27

https://blogs.publico.es/dominiopublico/28235/ir-de-putas-como-ritual-grupal-masculino/

Según la Encuesta Nacional de Salud Sexual de 2009 se estima que en el Estado español un 32,1% de los hombres mayores de 16 años han acudido al menos una vez en su vida a la prostitución. Desde ese año no se ha vuelto a encuestar a nivel estatal sobre prácticas sexuales y, por tanto, desconocemos cifras actuales de consumo de prostitución. No obstante, la magnitud de la industria de la prostitución sirve como indicador que muestra que el porcentaje de hombres que acude a la prostitución hoy en día podría ser mayor. Según el propio Ministerio del Interior en 2013 la trata de mujeres con fines de explotación sexual movilizaba unos cinco millones de euros al día (Atencio, 2015), por ello, es necesario plantear que la industria de la prostitución estará invirtiendo esfuerzos en generar demanda; y a su vez el incremento de la demanda de prostitución seguirá alimentando una industria que percibe la explotación sexual como un negocio altamente rentable. Además, la demanda de prostitución no es sólo autóctona sino que, en distintas webs internacionales España ocupa uno de los puestos principales como destino preferido de turismo sexual.

De toda la demanda, es difícil saber cuántos hombres acuden en grupo a la prostitución, pero los estudios al respecto nos permiten afirmar que en muchas ocasiones es el grupo, o algún referente masculino, quienes actúan como elementos “facilitadores” del acceso a los espacios de prostitución por primera vez. Este hecho se convierte en un ritual grupal de iniciación que genera lazos masculinos a través de compartir experiencias y prácticas de instrumentalización y subordinación de las mujeres.

En la actualidad, el elemento grupal es especialmente significativo entre los hombres jóvenes que normalizan la prostitución como una opción de ocio masculino. Incluso siendo menores de edad nos encontramos con grupos de chavales que acuden a pisos de prostitución o calles, porque en los clubes de alterne aún no les permiten entrar. Se banaliza el consumo de prostitución mientras se busca reproducir un imaginario sociosexual aprendido de la pornografía hegemónica a la que acceden también siendo cada vez más pequeños.

Una vez que un hombre se ha iniciado en el consumo de prostitución es factible que siga acudiendo a la prostitución en grupo y/o en solitario. Si nos centramos en el ritual grupal, hay muchos motivos o excusas que hacen surgir la prostitución entre diferentes grupos de hombres: con relativa frecuencia un hombre propone ‘¡Vámonos de putas!’, y lo más probable es que no se encuentre con oposición por parte de los individuos que conforman el grupo. También es habitual la celebración de despedidas de soltero en clubes de alterne. Incluso previo a la celebración de la “despedida”, en los grupos de ‘Whatsapp’ se harán bromas sobre “ir de putas” sin que ninguno de los integrantes del grupo critique estas actitudes: algunos jalean la propuesta, otros se ríen y otros guardan silencio.

Hay más ejemplos que motivan este ritual grupal masculino como: terminar las cenas de empresa; cerrar un pacto empresarial o político en el prostíbulo; ir a burdeles tras un Congreso internacional científico o tecnológico; continuar o acabar una noche de fiesta; o simplemente acudir con el grupo de colegas para desconectar de lo que catalogan como “complicadas” relaciones con las mujeres fuera de los espacios de prostitución.

Historias y anécdotas masculinas en contextos de prostitución hay muchísimas que no suelen ser compartidas con mujeres. Para ilustrar el grado de confraternización masculina que se produce en los clubes de alterne comparto una de las muchas historias que he ido encontrando en estos años de estudio de la demanda de prostitución: en un club de alterne en el que se encontraban arriba las habitaciones, una noche mientras baja las escaleras un hombre se cruza con su yerno (el compañero afectivo-sexual de su hija) que sube esas mistas escaleras. Suegro y yerno se miran sin sorpresa y uno le dice al otro mientras le toca el hombre: “lo que ocurre aquí, se queda aquí”.

En este sentido, los contextos de prostitución se constituyen como espacios masculinos y masculinizantes donde la fratría no es interpelada, sino que se mueve de forma cómoda. Es decir, son refugios de la masculinidad hegemónica como explica Beatriz Gimeno. Estos espacios se rigen por un principio claro de exclusión y segregación: son espacios para hombres en los que las mujeres solo pueden aparecer con un carácter marcadamente instrumental, para cubrir deseos masculinos. Estos deseos que tendrán un carácter sexual, siendo su concepción del sexo claramente patriarcal, heteronormativa, androcéntrica y falonarcista -que diría Bourdieu-; pero también pueden proyectar sobre las mujeres en prostitución otros deseos como ser escuchado, ser complacido o agradado de distintas maneras. En el imaginario colectivo muchas veces aparece el estereotipo del “pobre hombre” que acude a la prostitución porque no le queda otra o porque “necesita” hablar. Estas representaciones patriarcales se cimientan sobre la idea de que las mujeres han de satisfacer los deseos de los hombres sin reciprocidad, es decir, la vida de las mujeres no tiene la misma importancia y ellas han de presentarse como buenas oyentes del hombre sin desestabilizar la relación jerárquica porque, por contrapartida, ellos no desean escuchar a las mujeres en prostitución. De hecho, si ellas muestran su humanidad, la relación de prostitución (que implica deshumanización del putero hacia la prostituta) se quiebra para ellos. Son espacios donde los puteros son sujetos y las mujeres aparecen representadas únicamente como cuerpo-objeto: ellos pagan por el acceso a su corporeidad y por la ‘performance’ de hiperfeminidad que ellas representan.

Así, se buscan espacios masculinos y masculinizantes como los contextos de prostitución, o también, las comunidades virtuales que generan en algunos foros. Es decir, la práctica de consumir prostitución adquiere un carácter colectivo no sólo cuando se acude a los espacios de prostitución acompañado de otros hombres; sino también cuando se narra la experiencia con otros hombres ya sea en persona o en foros de internet.

El carácter grupal en estos contextos puede derivar en que cada uno elija a una o varias mujeres y vaya con ella/s a la habitación; o que entre varios hombres se elija a una prostituta y suban con ella a la habitación. Toda esta ‘performance’ grupal tiene el carácter expresivo al que se refiere Rita Laura Segato en su libro “La guerra contra las mujeres” (2016) cuando aborda la cuestión de la violencia sexual en grupo. El cuerpo-objeto de las mujeres no es más que un instrumento para que los hombres se comuniquen entre ellos expresando su masculinidad. Es decir, se busca el reconocimiento del estatus de masculinidad (hegemónica) de los unos a los otros. Están agrediendo sexualmente a una mujer entre varios hombres porque el deseo sexual y la excitación se produce mediante la agresión colectiva y los cuerpos violentados de las mujeres son significados como elemento para reforzar el vínculo grupal masculino.

Además, tenemos que reflexionar acerca de las representaciones masculinas de lo que es una prostituta: muchos hombres identifican a la prostituta como aquella a la que es legítimo violar y agredir tanto física como verbalmente. Cuando nos acercamos a los espacios es frecuente que las mujeres en prostitución expresen que muchos hombres cuando pagan se sientan con el derecho incluso de agredirlas y de imponer prácticas sexuales que ellas en un principio habían dejado claro que no iban a realizar. Hace unos meses, un grupo de hombres identificados en los medios de comunicación como “La manada de Murcia” justificaron y legitimaron una agresión sexual a una mujer en prostitución justamente por esto: porque ella era prostituta. La prostituta es imaginada por ellos como un deshecho (y la sociedad contribuye a reforzar este imaginario estigmatizante), un cuerpo-objeto para uso y abuso por parte de los hombres. Esta es una más de las ficciones que se construyen los agresores sexuales para no reconocerse como agresores: desde que las mujeres consienten la agresión, pasando porque las mujeres disfrutan las violaciones, hasta afirmar que hay mujeres que pueden ser violadas porque son prostitutas. La masculinidad hegemónica se sostiene sobre diversas ficciones que legitiman y justifican la violencia contra las mujeres.

Es por esto, entre otras razones, por lo que la prostitución se encuentra en la encrucijada entre la violencia sexual y las lógicas neoliberales y consumistas. Sobre la violencia sexual: los hombres de forma individual o en grupo consiguen acceder al cuerpo de mujeres que no les desean, algo que fuera de la prostitución se consigue mediante la violencia o la intimidación. Por otro lado, las lógicas neoliberales –que tanto han colonizado el imaginario colectivo- nos presentan todo objeto, persona o relación, como mercantilizable; y las lógicas consumistas refuerzan la idea de que los cuerpos de las mujeres pueden ser representados como bienes intercambiables (sin subjetividad) en un mercado que satisface los deseos masculinos con inmediatez y ofreciendo una amplia gama de “productos” entre los que elegir.

Por todo esto, la masculinidad hegemónica y su carácter grupal pueden ser catalogados como un problema social que ha de ser abordado con urgencia; un problema que forma parte y sostiene la estructura patriarcal. Es probable que al afirmar esto, alguno esté pensando contestarme un ‘not all men’, “no todos los hombres”. Aquellos que no se identifican con este modelo de masculinidad no necesito/necesitamos que nos señalen que ellos no realizan estas prácticas (quizá a la espera de un aplauso o un agradecimiento por no agredir a las mujeres) sino que necesitamos que sean capaces de interpelar a sus iguales. Necesitamos hombres disidentes del patriarcado que interpelen al resto de hombres que ejecuta y reproduce el terror sexual dentro y fuera de los espacios de prostitución.

  • Bibliografía
  • Atencio, Graciela (2015): “La cultura putera mata mujeres en España” en Feminicidio: el asesinato de mujeres por ser mujeres. Madrid: La Catarata.
  • Bourdieu, Pierre (2000): La dominación masculina. Madrid: Anagrama.
  • CIS (2009): Encuesta Nacional de Salud Sexual. Madrid: CIS.
  • Gimeno, Beatriz (2012): La prostitución. Aportaciones para un debate abierto. Barcelona: Bellaterra.
  • Segato, Rita Laura (2016) La guerra contra las mujeres. Madrid: Traficantes de sueños.
  • Sobre turismo sexual: http://www.elmundo.es/sociedad/2016/10/13/57fe88b2e5fdea63208b4583.html

#hemeroteca #testimonios #mujeres | Aixa de la Cruz: "Me da congoja recordar lo enfadada que escribí este libro"

Imagen: El Mundo / Aixa de la Cruz

Aixa de la Cruz: "Me da congoja recordar lo enfadada que escribí este libro".

'Cambiar de idea' es una novela casi memoria, casi ensayo que descubre un viaje admirable desde el trauma sexual hasta el descubrimiento de la empatía.
Luis Alemany | El Mundo, 2019-03-27
https://www.elmundo.es/cultura/laesferadepapel/2019/03/27/5c93b322fc6c83e9418b4630.html 

«Escribí este libro profundamente enfadada. Me da congoja recordar lo enfadada que he estado. Enfadada conmigo misma, sobre todo, porque me indignaba pensar en los años que pasé pensando que nada es para tanto. Pensar en toda la violencia que había permitido. Claro, si eres dura contigo misma, es fácil ser dura con los demás. Recuerdo que fue una época desagradable. Perdía amistades por discusiones políticas, por discusiones sobre feminismo, me tomaba muy a pecho todo lo ideológico... Me alegro de que haya pasado esa fase porque era incapacitador. Es difícil ser propositivo si estás tan enfadada. A nivel literario no estuvo mal estar enfadada, a mí me ayudó a crear algo. En cambio, el enfado no funciona bien como activismo».

Leer ‘Cambiar de idea’, de Aixa de la Cruz (Caballo de Troya), también es una experiencia dura. Muy en resumen, el lector descubre en sus páginas a la narradora, una chica llamada Aixa que está en el quicio de su vida. Tiene veintimuchos años y se le están acabando las ganas de salir de noche y de transgredir. No se siente bien consigo misma, está irascible, trata mal a la gente que le quiere y no sabe por qué. De modo que empieza a contarse su vida en busca de alguna herida, alguna culpa, algún error.

También la forma importa: la indagación de Aixa, en principio, tiene el aspecto de un relato autobiográfico al estilo de la nueva sinceridad; al cabo, se convierte en casi un ensayo, lleno de referencias académicas. No hay secreto ni agenda oculta en la historia: el viaje y el equipaje de Aixa se ve con transparencia.

«El libro tiene un comienzo narrativo; después, hay un momento en el que la exploración del yo se vuelve reflexión. Una amiga mía dice que este libro no es autoficción, que es autoensayo. Me parece bien: el plan era exponer la experiencia personal y convertirla en pensamiento. También pesaba el deseo de escribir unas memorias políticas e ideológicas. Estoy siempre marcando distintas etapas de mi conciencia respecto a ciertos asuntos: en 2013 leía a Virginie Despentes; en 2014 creía que el feminismo era tal cosa...», explica De la Cruz.

Y continúa: «El texto final es corto, son 30.000 palabras. Pero el texto base tenía 90.000 palabras que escribí como un diario. Ahí estaban las cosas que me dolían sin que hubiese una búsqueda premeditada de nada concreto. Fue como un gran vómito. Después, con ese material, empecé a trabajar en un sentido literario y a encontrar hilos conductores: el cuerpo, la violencia estructural, el dolor del otro».

Aixa, la narradora, encuentra en su indagación varias heridas: un padre biológico con el que nunca pudo contar para nada, la crueldad de los niños de su clase, un matrimonio muy temprano y frustrado... Pero el verdadero dolor tiene que ver con la violencia sexual de la que ha sido víctima, testigo y encubridora.

«En realidad, el libro se basa en un misterio: la narradora se siente culpable y no sabe por qué. Tiene que descubrir que su silencio sostenido le genera esa sensación de culpa. Porque ser mujer es haber sido víctima y haber sido copartícipe de la violencia sexual. Todas hemos normalizado mil cosas. Yo, que he tenido relaciones sexuales y románticas con mujeres, sé que entre nosotras también hay comportamientos, gestos culturales, que no están bien».

Una hipótesis: el hilo que lleva desde la violencia sexual hasta los trastornos de personalidad son el equivalente de nuestro tiempo al hilo que unía la represión sexual con la neurosis en la época de Freud. ¿Es así?

«Es probable. En el libro menciono a Freud, la idea que hay un periodo de latencia del trauma. El momento de la agresión y el momento en el que la víctima la procesa distan. Muchas veces es un periodo largo. Yo hablo con mujeres de la generación de mi madre y, en principio, te dicen que los manoseos eran algo que pasaba y no tenía importancia. Luego, les explicas que esas experiencias tienen valor, que tienen derecho a contarlo... Y de pronto, les das un micrófono, 30 años después, y empiezan a contar. La herida se muestra y cicatriza en el mismo momento».

~¿Qué le gusta de ‘Cambiar de idea’?

~Por primera vez estoy contenta con un libro mío. Antes nunca me había sentido cómoda. Cuando hacía ficción pura sabía, en el fondo, que estaba impostando, que me escondía. Había algo que no me resultaba del todo natural. Así que buscaba algo a mitad de camino entre el lenguaje académico, que muchas veces se me queda frío estilísticamente, y el relato biográfico, con sus fronteras entre la ficción y la realidad. También estoy contenta porque ha merecido la pena arriesgarse. En el fondo siempre hablamos de nosotros mismos, ¿no? El reto era quitarse el disfraz».

«El pudor lo he perdido hace mucho», continúa De la Cruz, «pero yo no puedo ser exactamente la persona que narra la novela. Yo soy más que esos fragmentos de mí; y ella es otra cosa, un artefacto construido para que mi experiencia simbolice algunos temas. En cambio, yo no soy símbolo de nada».

Sólo nos queda hablar de los escenarios de la novela: Aixa, la narradora, vive en Bilbao su infancia y su crisis. En Granada casi le violan. Aparece por Madrid como una vagabunda. Pero los lugares clave son Sevilla y la Ciudad de México. «México es importante porque las violencias son de una escala enorme para los europeos. Viví en México muy joven, me costaba entender la violencia que veía. Pero eso me sirvió. En México entrené mis ojos en la macroviolencia y así, al volver a Europa, estuve preparada para ver las microviolencias con las que me encontraba».

¿Y Sevilla? «Parece que el feminismo lo ocupa todo en el libro, pero en realidad no, ‘Cambiar de idea’ habla de ser adulto como una manera de ser consciente del dolor de los demás. Y eso incluye la relación con mi madre. Con mi madre me pasó que sólo cuando empecé a pensar en la idea de tener un hijo, su imagen se me hizo más nítida y amable. El episodio de Sevilla es una experiencia casi epifánica. Voy a la ciudad en la que mi madre vivió cuando tenía mi edad, cuando me tuvo a mí. Y ahí, dejo de ser la niña que pide explicaciones y reparte culpas y empiezo a tomar responsabilidades».

Así que, en el fondo, ‘Cambiar de idea’ es una novela feliz, una manera de desenfadarse con el mundo.

#hemeroteca #lesbianismo | Lo que las parejas lesbianas nos enseñan acerca de la desigualdad entre hombres y mujeres

Imagen: Fundación Triángulo
Lo que las parejas lesbianas nos enseñan acerca de la desigualdad entre hombres y mujeres.
Manuel Bagues | Nada es gratis, 2019-03-27
http://nadaesgratis.es/bagues/lo-que-las-parejas-lesbianas-nos-ensenan-acerca-de-las-causas-de-la-desigualdad-de-genero
Publicado también como: 
Lo que las parejas lesbianas nos enseñan acerca de la desigualdad entre hombres y mujeres. Manuel Bagues | The Conversation, 2019-03-31
https://theconversation.com/lo-que-las-parejas-lesbianas-nos-ensenan-acerca-de-la-desigualdad-entre-hombres-y-mujeres-114515

La brecha de género en el mercado laboral se ha reducido significativamente en las últimas décadas. Sin embargo, hay una dimensión en la que las cosas cambian muy lentamente. La llegada de los hijos afecta de manera muy diferente a padres y madres. Mientras que la paternidad no afecta a la carrera profesional de los varones, las madres tienden a sufrir un descenso notable en sus ingresos y en su participación en el mercado laboral. Kleben y coautores (2018) estiman que el 80% de las diferencias salariales entre hombres y mujeres se debe a la maternidad.

Cabe preguntarse hasta qué punto el diferente efecto de la maternidad y la paternidad refleja factores biológicos o culturales. Las mujeres paren y pueden dar pecho, lo que podría inducir cierta especialización dentro de la pareja. También podrían existir diferencias en las preferencias de hombres y mujeres para dedicarse al cuidado de los niños, o normas sociales que favorecen que sean las mujeres las que se encarguen. Con el fin de cuantificar la importancia de estos factores, en un reciente trabajo, Emily Nix y Martin Eckho Andresen examinan un grupo de control muy interesante: qué ocurre con las mujeres que tienen un hijo pero cuya pareja, en lugar de ser un hombre, es una mujer. ¿Se resiente su carrera profesional de la misma manera que en el caso de las madres heterosexuales? ¿Y qué ocurre con la carrera de sus parejas?

Evolución salarial de parejas heteros (i) y parejas lesbianas (d)
Los autores utilizan información de Noruega y su base de datos incluye unas 600 parejas lesbianas y un cuarto de millón de parejas heterosexuales. Las parejas lesbianas en su mayoría concibieron a su hijo a través de la inseminación in vitro, y es posible identificar tanto a la madre biológica como a su pareja. Las siguientes gráficas ilustran de manera muy elocuente los resultados. A la izquierda se observa la evolución salarial de las parejas heterosexuales. Los ingresos de ambos padres evolucionan de manera similar pero, tras el nacimiento de su primer hijo, las madres sufren un descenso de un 20% en sus ingresos mientras que la carrera de los padres prosigue normalmente. El impacto de la maternidad en las parejas lesbianas es muy diferente (gráfica de la derecha). En este caso la madre biológica experimenta una reducción de sus ingresos de únicamente un 13%. Su pareja, al contrario de lo que ocurre con los varones heterosexuales, sufre un impacto negativo en sus ingresos de cerca de un 5%. Otra diferencia notable entre madres homosexuales y heterosexuales es que, para estas últimas, la brecha salarial se perpetúa en el tiempo. En las parejas lesbianas se cierra al cabo de 5 años.

La evidencia de las parejas lesbianas sugiere que el impacto negativo de la maternidad en la carrera profesional de las mujeres heterosexuales no se puede explicar únicamente por el impacto del parto y la lactancia. Cuando la pareja es otra mujer, este impacto es menor, es compartido, y desaparece a los pocos años.

Los autores también comprueban que esto no se debe a que las parejas lesbianas dediquen menos tiempo a sus hijos. Al contrario, observan que el desempeño escolar de los hijos de madres lesbianas es significativamente superior al de los hijos de familias heterosexuales, incluso a igualdad de ingresos familiares y nivel educativo.

Los autores también estudian la efectividad de las dos principales políticas públicas con las que los gobiernos intentan atenuar el impacto negativo de la maternidad: la baja de paternidad y el acceso a guarderías. Con la baja de paternidad se espera que los varones se impliquen más en el cuidado de sus hijos y esto permita a las madres una rápida reincorporación al mercado laboral. Para estudiar su impacto, los autores explotan la introducción en Noruega de 4 semanas de baja de paternidad a principios los 90 y las ampliaciones sucesivas hasta alcanzar las 14 semanas en 2013. Comparando las familias que tuvieron un hijo unos días antes y unos días después de cada reforma, se observa que no hay ningún impacto sobre el desempeño laboral de las madres. Sus ingresos caen en igual medida independientemente de las semanas de baja de las que disponga el padre. Tampoco se observa ningún efecto sobre la carrera profesional de los padres.

Lo que sí que resulta efectivo es aumentar la disponibilidad de plazas de guarderías. En este caso los autores estudian el impacto de un programa de subsidios a guarderías para niños de 1 a 3 años que el gobierno noruego inició en 2002 y que progresivamente fue extendido a lo largo de todo el país. Los ingresos de las madres son significativamente mayores cuando disponen de guarderías. En términos cuantitativos, las guarderías reducen en cerca de un 25% la brecha salarial producida por la maternidad.

En resumen, el excelente trabajo de Emily Nix y Martin Eckho Andresen demuestra que el impacto negativo de la maternidad sobre la carrera profesional de las mujeres (heterosexuales) no se debe únicamente al parto y la lactancia sino que refleja normas sociales y/o diferencias en preferencias. Además, el análisis de las políticas públicas muestra que, si los gobiernos desean rebajar esta brecha de género, es más efectivo mejorar el acceso a guarderías que extender las bajas de paternidad. Pero más allá de las políticas públicas, lo más importante es la selección de la pareja. Si quieren evitar que la maternidad penalice su carrera profesional, no hay nada como emparejarse con otra mujer.

Manuel Bagues. Profesor del Departamento de Economía, University of Warwick.