Imagen: La Voz de Galicia / Paula Fraga Arias |
Esta lucense lamenta que desde cierta parte del feminismo «se haya blanqueado» este abuso a la mujer.
Suso Varela | La Voz de Galicia, 2019-03-17
https://www.lavozdegalicia.es/noticia/lugo/lugo/2019/03/17/prostitucion-violencia-mujer-trabajo-sexual-libre-eleccion/0003_201903L17C3992.htm
Paula Fraga Arias (Lugo, 1988) es feminista convencida y ejerce como tal desde muy joven, por lo que ahora se felicita de que el movimiento haya cogido más protagonismo en la sociedad. Acaba de recibir el premio Entre Mulleres, que concede desde el 2002 el Concello de Lugo para reconocerle su trayectoria de en favor de los derechos de las mujeres y, especialmente, su empeño en conseguir la abolición de la prostitución. Un estudio-reflexión suyo acaba de publicarse en el libro 'Debate prostitución. 18 voces abolicionistas', que se presentó la pasada semana en el Centro de Abogados de Atocha de Madrid. Ella, como jurista de formación, reflexiona sobre un manera de explotación sexual.
-¿Por qué se especializó en este tema?
-Yo soy feminista y apoyo las reivindicaciones actuales del feminismo, pero me preocupa que siga habiendo una forma de esclavitud hacia las mujeres en el siglo XXI. Es un fenómeno de explotación sobre el que no se está poniendo el foco.
-El movimiento feminista debería hacer autocrítica por olvidarse de las prostitutas.
-Se trata de recentrar el debate. El feminismo siempre ha sido abolicionista, siempre ha intentado acabar con esta forma de violencia; pero entre la década de los 70 y la de los 80 el pensamiento neoliberal ha intentado blanquear esta violencia, con un discurso fácil y de apariencia moderna, y en vez de hablar de violencia sobre la mujer se habla de trabajo sexual. Este año, en el movimiento del 8-M, hubo infiltraciones desde el ámbito de proxenetismo o de representantes de digamos seudosindicatos para introducir términos que al final lo que hacen es confundir a la gente y que apoyan estas tesis.
-El lenguaje es importante.
-Es que es capaz de distorsionar la realidad. La prostitución es la explotación de mujeres y de niñas, es violencia contra las mujeres y violación de los derechos humanos. Ni es un empleo, ni un trabajo sexual, ni una opción libre como se nos quiere hacer ver por algunos partidos. Pasa lo mismo con la propuesta de vientres de alquiler de Ciudadanos, presentándolo como una opción libre de la mujer. No. Hay compradores de bebé, no mujeres altruistas.
-Pero los partidos están incómodos en el debate de la prostitución.
-Sí, tanto desde la izquierda como en la derecha. Hay que entender que la prostitución mueve a diario unos cinco millones de euros, somos el tercer país con más puteros. En la derecha, Ciudadanos quiere aplicar un modelo neoliberal que la regule y sacar impuestos. En el PP, hay una parte que está de acuerdo con las tesis de legalizarla, pero otra, digamos más cristiana, no lo acepta, pero por motivos distintos al movimiento feminista. Para ellos es como un pecado, y para nosotros, un ataque a los derechos humanos. Aun sí, el PP apoyó la proposición no de ley que presentó el PSOE para abolir la prostitución. Pero el ‘sumun’ de la hipocresía es Podemos, que dicen que son de izquierdas y luego no tienen una posición clara, con corrientes con regulacionistas o incluso algunos que no ven con malos ojos los vientres de alquiler. Hay círculos de Podemos que hablan de poner límites al mercado de la prostitución, pero olvidan que hablamos de cuerpos, de mujeres.
-¿Legalizar la prostitución no supone un fracaso social?
-Es que se puede hablar desde la buena fe como que supone un beneficio, pero yo solo lo veo para el proxeneta, que pasa a ser un digno empresario, o para el putero, que es un cliente que a va a recibir un servicio más. Hay mucha impunidad y silencio. La sociedad debe saber que siempre detrás de la prostitución hay trata de seres humanos para explotar. La parte de mujeres que la ejercen en libertad es ínfima. Hay informes de la policía y de la Guardia Civil que demuestran que el 85% de las mujeres prostitutas forman parte de captación, son vulnerables. Y además hay otros estudios que demuestran que una gran parte de ellas fueron víctimas de abusos sexuales reiterados cuando eran menores.
-¿Por qué se especializó en este tema?
-Yo soy feminista y apoyo las reivindicaciones actuales del feminismo, pero me preocupa que siga habiendo una forma de esclavitud hacia las mujeres en el siglo XXI. Es un fenómeno de explotación sobre el que no se está poniendo el foco.
-El movimiento feminista debería hacer autocrítica por olvidarse de las prostitutas.
-Se trata de recentrar el debate. El feminismo siempre ha sido abolicionista, siempre ha intentado acabar con esta forma de violencia; pero entre la década de los 70 y la de los 80 el pensamiento neoliberal ha intentado blanquear esta violencia, con un discurso fácil y de apariencia moderna, y en vez de hablar de violencia sobre la mujer se habla de trabajo sexual. Este año, en el movimiento del 8-M, hubo infiltraciones desde el ámbito de proxenetismo o de representantes de digamos seudosindicatos para introducir términos que al final lo que hacen es confundir a la gente y que apoyan estas tesis.
-El lenguaje es importante.
-Es que es capaz de distorsionar la realidad. La prostitución es la explotación de mujeres y de niñas, es violencia contra las mujeres y violación de los derechos humanos. Ni es un empleo, ni un trabajo sexual, ni una opción libre como se nos quiere hacer ver por algunos partidos. Pasa lo mismo con la propuesta de vientres de alquiler de Ciudadanos, presentándolo como una opción libre de la mujer. No. Hay compradores de bebé, no mujeres altruistas.
-Pero los partidos están incómodos en el debate de la prostitución.
-Sí, tanto desde la izquierda como en la derecha. Hay que entender que la prostitución mueve a diario unos cinco millones de euros, somos el tercer país con más puteros. En la derecha, Ciudadanos quiere aplicar un modelo neoliberal que la regule y sacar impuestos. En el PP, hay una parte que está de acuerdo con las tesis de legalizarla, pero otra, digamos más cristiana, no lo acepta, pero por motivos distintos al movimiento feminista. Para ellos es como un pecado, y para nosotros, un ataque a los derechos humanos. Aun sí, el PP apoyó la proposición no de ley que presentó el PSOE para abolir la prostitución. Pero el ‘sumun’ de la hipocresía es Podemos, que dicen que son de izquierdas y luego no tienen una posición clara, con corrientes con regulacionistas o incluso algunos que no ven con malos ojos los vientres de alquiler. Hay círculos de Podemos que hablan de poner límites al mercado de la prostitución, pero olvidan que hablamos de cuerpos, de mujeres.
-¿Legalizar la prostitución no supone un fracaso social?
-Es que se puede hablar desde la buena fe como que supone un beneficio, pero yo solo lo veo para el proxeneta, que pasa a ser un digno empresario, o para el putero, que es un cliente que a va a recibir un servicio más. Hay mucha impunidad y silencio. La sociedad debe saber que siempre detrás de la prostitución hay trata de seres humanos para explotar. La parte de mujeres que la ejercen en libertad es ínfima. Hay informes de la policía y de la Guardia Civil que demuestran que el 85% de las mujeres prostitutas forman parte de captación, son vulnerables. Y además hay otros estudios que demuestran que una gran parte de ellas fueron víctimas de abusos sexuales reiterados cuando eran menores.
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