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| Aaron, junto a la traductora que le asiste en el juicio // |
Las incógnitas del crimen del 'chemsex': un piloto y un joven que trabajaba de 'escort', el arrebato previo, drogas y un final fatal
El acusado afronta una petición de 19 años de cárcel de la Fiscalía en un juicio con jurado popular
Cristina Rubio | El Mundo, 2025-10-13
https://www.elmundo.es/cataluna/2025/10/13/68e95a4fe85ece42578b45aa.html
Aaron J. R., un piloto de helicóptero de nacionalidad británica, cogió un vuelo desde Londres con destino El Prat (Barcelona) el 16 de febrero de 2023 para tener un encuentro sexual con Óscar, un joven de 38 años, que trabajaba de ‘escort’ y con el que ya había mantenido relaciones en ocasiones anteriores. Él fue a recogerle al aeropuerto a las 19.20 horas y ambos condujeron hasta Vallgorguina, un pequeño municipio en la falda del Montseny donde Óscar tenía una casa.
El domicilio, el lugar escogido para una velada de ‘chemsex’ -largas sesiones de drogas y sexo- acabó convirtiéndose en escenario de un final fatal: a las 2:45 horas del día 17, el acusado fue a la cocina, cogió un cuchillo y lo clavó en varias ocasiones a Óscar, que falleció de las heridas tras intentar escapar de la casa. Ahora, un jurado popular juzga en la Audiencia de Barcelona al piloto británico, en prisión preventiva desde el momento del crimen, para el que la Fiscalía pide 19 años de cárcel y la acusación particular eleva a 20 por el crimen de Óscar en una fiesta ‘chemsex’.
«Dejen fuera sus prejuicios. Aquí no se juzga la prostitución masculina ni el consumo de drogas, sino que había un chico al que le quitaron la vida», avisó el fiscal Félix Martín en la primera sesión. En el juicio, lo que se debate no es la autoría, es la intencionalidad y si las drogas (metanfetaminas y GHB) afectaron a la conciencia del acusado. En este sentido, el fiscal recordó al jurado popular que la complejidad de este caso es determinar si el procesado sufrió un brote psicótico -rebajaría su responsabilidad penal- o si era consciente de lo que hacía pese a estar «alterado» por las drogas.
El jueves, tomó la palabra el acusado para negar que a día de hoy se sienta «responsable» del crimen. «Tengo la sensación de que no he sido responsable de esto», dijo a preguntas del letrado de la familia de la víctima. Aaron, con vida acomodada en Londres como él mismo reconoció, pagó a Óscar 285 euros por las drogas y 300 por los servicios sexuales de la fiesta ‘chemsex’ de Vallgorguina. Una vez allí, y «con la finalidad de alcanzar la mayor excitación sexual posible», comenzaron a injerir metanfetaminas y GHB -el acusado «en mayor cantidad» que el fallecido- e «instalaron un colchón en el salón» con distintos juguetes sexuales y las drogas mencionadas, según recoge el escrito de acusación de la Fiscalía.
En este punto y bien entrada la madrugada, Aaron aseguró que actuó con miedo y confusión tras consumir importantes cantidades de droga, la tesis que mantiene su defensa para pedir la absolución. Y armó un relato paralelo: dijo sentirse asustado ante el temor de que la sesión se estuviera retransmitiendo en directo o que Óscar le estuviera grabando; mantuvo haber escuchado un ruido y pensó que había alguien más en el salón; percibió una amenaza de «fuera de la casa, de múltiples personas»; e incluso llegó a imaginar que la víctima se comunicaba a través de gestos con terceras personas por las cámaras de videovigilancia (que estaban apagadas y la luz se veía en el salón). Fue entonces cuando dijo haber relacionado todos estos episodios hasta el punto de empezar a pensar que había gente en el exterior del domicilio de la víctima que iba a entrar al interior para violarlo.
El procesado insistió en que empezó a sentirse «aterrorizado», fue a la cocina a buscar un cuchillo para «protegerse», según su declaración, y cerró la puerta de entrada con llave para evitar que entraran en la vivienda los hombres que creía que aguardaban fuera. En este punto inmovilizó a Óscar y le asestó varias cuchilladas en el pecho y la espalda, aunque aseguró no recordar cuántas. «Mi instinto me dijo que estaba en graves problemas», mantuvo el acusado.
Sin embargo, las pruebas recopiladas por los Mossos contradicen esta versión: Óscar apagó las cámaras del interior de la vivienda antes de empezar las relaciones sexuales y solo una de fuera se activó con el movimiento de la víctima, cuando saltó por un balcón para huir antes de desplomarse y morir desangrado unos metros más adelante. En el exterior no había nadie y en las imágenes se veía también a Aaron, cuchillo en mano, en lo alto del muro de la casa y en estado de completa agitación ante el cadáver. Los vecinos que llamaron al 112 aseguraron que decía: «I'll fucking kill you!» (¡Te voy a matar, joder!. Una escena que se prolongó hasta que llegaron los Mossos d'Esquadra y lo arrestaron.
Otro aspecto a tener en cuenta es el testimonio de un bailarín apodado Victory, que este lunes declara como testigo. El 14 de febrero de 2023, solo tres días antes del crimen de Óscar, el acusado se citó con él para una sesión de ‘chemsex’ donde protagonizó un «episodio de ira y violencia». «Pensaba que cogerías un cuchillo para matarme», escribió Victory a Aaron por whatsapp horas antes. «Fue un preludio macabro», resumió el abogado de la familia de Óscar.
El domicilio, el lugar escogido para una velada de ‘chemsex’ -largas sesiones de drogas y sexo- acabó convirtiéndose en escenario de un final fatal: a las 2:45 horas del día 17, el acusado fue a la cocina, cogió un cuchillo y lo clavó en varias ocasiones a Óscar, que falleció de las heridas tras intentar escapar de la casa. Ahora, un jurado popular juzga en la Audiencia de Barcelona al piloto británico, en prisión preventiva desde el momento del crimen, para el que la Fiscalía pide 19 años de cárcel y la acusación particular eleva a 20 por el crimen de Óscar en una fiesta ‘chemsex’.
«Dejen fuera sus prejuicios. Aquí no se juzga la prostitución masculina ni el consumo de drogas, sino que había un chico al que le quitaron la vida», avisó el fiscal Félix Martín en la primera sesión. En el juicio, lo que se debate no es la autoría, es la intencionalidad y si las drogas (metanfetaminas y GHB) afectaron a la conciencia del acusado. En este sentido, el fiscal recordó al jurado popular que la complejidad de este caso es determinar si el procesado sufrió un brote psicótico -rebajaría su responsabilidad penal- o si era consciente de lo que hacía pese a estar «alterado» por las drogas.
El jueves, tomó la palabra el acusado para negar que a día de hoy se sienta «responsable» del crimen. «Tengo la sensación de que no he sido responsable de esto», dijo a preguntas del letrado de la familia de la víctima. Aaron, con vida acomodada en Londres como él mismo reconoció, pagó a Óscar 285 euros por las drogas y 300 por los servicios sexuales de la fiesta ‘chemsex’ de Vallgorguina. Una vez allí, y «con la finalidad de alcanzar la mayor excitación sexual posible», comenzaron a injerir metanfetaminas y GHB -el acusado «en mayor cantidad» que el fallecido- e «instalaron un colchón en el salón» con distintos juguetes sexuales y las drogas mencionadas, según recoge el escrito de acusación de la Fiscalía.
En este punto y bien entrada la madrugada, Aaron aseguró que actuó con miedo y confusión tras consumir importantes cantidades de droga, la tesis que mantiene su defensa para pedir la absolución. Y armó un relato paralelo: dijo sentirse asustado ante el temor de que la sesión se estuviera retransmitiendo en directo o que Óscar le estuviera grabando; mantuvo haber escuchado un ruido y pensó que había alguien más en el salón; percibió una amenaza de «fuera de la casa, de múltiples personas»; e incluso llegó a imaginar que la víctima se comunicaba a través de gestos con terceras personas por las cámaras de videovigilancia (que estaban apagadas y la luz se veía en el salón). Fue entonces cuando dijo haber relacionado todos estos episodios hasta el punto de empezar a pensar que había gente en el exterior del domicilio de la víctima que iba a entrar al interior para violarlo.
El procesado insistió en que empezó a sentirse «aterrorizado», fue a la cocina a buscar un cuchillo para «protegerse», según su declaración, y cerró la puerta de entrada con llave para evitar que entraran en la vivienda los hombres que creía que aguardaban fuera. En este punto inmovilizó a Óscar y le asestó varias cuchilladas en el pecho y la espalda, aunque aseguró no recordar cuántas. «Mi instinto me dijo que estaba en graves problemas», mantuvo el acusado.
Sin embargo, las pruebas recopiladas por los Mossos contradicen esta versión: Óscar apagó las cámaras del interior de la vivienda antes de empezar las relaciones sexuales y solo una de fuera se activó con el movimiento de la víctima, cuando saltó por un balcón para huir antes de desplomarse y morir desangrado unos metros más adelante. En el exterior no había nadie y en las imágenes se veía también a Aaron, cuchillo en mano, en lo alto del muro de la casa y en estado de completa agitación ante el cadáver. Los vecinos que llamaron al 112 aseguraron que decía: «I'll fucking kill you!» (¡Te voy a matar, joder!. Una escena que se prolongó hasta que llegaron los Mossos d'Esquadra y lo arrestaron.
Otro aspecto a tener en cuenta es el testimonio de un bailarín apodado Victory, que este lunes declara como testigo. El 14 de febrero de 2023, solo tres días antes del crimen de Óscar, el acusado se citó con él para una sesión de ‘chemsex’ donde protagonizó un «episodio de ira y violencia». «Pensaba que cogerías un cuchillo para matarme», escribió Victory a Aaron por whatsapp horas antes. «Fue un preludio macabro», resumió el abogado de la familia de Óscar.

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