Imagen: El Salto / Las 'abolas' preparando el asalto a la mani 8M de Madrid |
Unas 200 personas convocadas por la Asamblea Abolicionista se adelantaron a la cabecera del 8M de Madrid para hacer llegar sus pancartas a la primera línea de protesta. Activistas que intentaron detener la avanzada de este grupo acusan a estas manifestantes de incumplir los consensos y buscar la confrontación. Mientras, la Asamblea Abolicionista alega que fueron ellas las violentadas.
El Salto, 2020-03-09
https://www.elsaltodiario.com/8marzo/tensiones-intento-asamblea-abolicionista-tras-intentar-imponer-cabecera-8m-madrileno
Ayer por la tarde en Madrid, cuando la cabecera consensuada por la comisión del 8M estaba aún a una hora de llegar al escenario donde se leería el manifiesto, unas 200 personas caminaban Gran Vía abajo llevando una gran pancarta en la que se leía: “Movimiento feminista por la abolición de la prostitución”. Convocadas por el Consejo de Mujeres de Madrid, se habían concentrado en Callao con el fin de adelantarse a la llegada del grueso de la marcha. La tensión estalló cuando se enfrentaron a feministas afines a la Comisión 8M que intentaban evitar que avanzaran hasta el escenario.
Desde la comisión 8M, cuentan que la Asamblea Abolicionista había exigido abrir la manifestación, y que se les explicó que no era posible: “Esto siempre ha funcionado igual, abre un bloque no mixto de la propia comisión 8M, después van las asambleas de barrios y pueblos, y ya a partir de ahí los bloques con reivindicaciones específicas. Ese sería su lugar pues sobre la prostitución no hay una postura de consenso”. La comisión está valorando publicar un comunicado, un proceso colectivo para el que desean contar con algo de tiempo para reflexionar. “En el momento en el que ellas rompen con lo acordado y deciden ir por libre, nosotras lo que aseguramos es que la mani transcurra con normalidad y que se cumplan los consensos”, sostienen.
Por su parte, desde la Asamblea Abolicionista, en comunicación con El Salto, impugnan la legitimidad de la Comisión 8M —que es la que convoca la manifestación— para imponer el orden de los grupos. “Cada colectivo es libre de empezar donde quiera. Nos querían dejar para el final del grupo no mixto, ellas dicen que era detrás de las asambleas de pueblos y ciudades, pero en la práctica es ir detrás de todo Madrid”, comentan. Fundamentan su decisión en lo que definen como “invisibilización y estigmatización del abolicionismo en la comisión”. “No nos podíamos creer que quienes se presentan como portavoces del feminismo en Madrid eludiese el tema y dijera que no hay consenso”, aseguran.
La cabecera abolicionista se encontró de hecho con una cadena humana formada por parte de integrantes de grupos feministas autónomos no adscritos a la comisión del 8M. “Bajó un tropel a toda velocidad, que no frenaba, eran muchas más, 200 frente a 50”, cuenta J., quien participa en los grupos autónomos de autodefensa feminista de Madrid y estaba entre quienes intentaban detener al grupo. Define al situación como surrealista: “Nosotras fuimos muy decididas a no les vamos a tocar un pelo, no vamos a regalar una foto a los medios de feministas pegándose”.
Sin embargo, desde la Asamblea Abolicionista han acusado a la cadena de responder de manera violenta, y aseguran haber puesto dos denuncias. En un comunicado sobre lo sucedido, afirmaban: “La seguridad de la Comisión 8M Madrid está compuesta por mujeres y transactivistas muy jóvenes pertenecientes al movimiento antisistema, con las caras cubiertas”. En los vídeos que se han difundido tanto desde colectivos afines a la Comisión como desde cuentas abolicionistas no se aprecian estas características. En conversación con El Salto —como vienen defendiendo en las redes— han alegado que la policía tuvo que defenderlas de las agresiones y señalan los vídeos en los que integrantes de las cadenas pisan las pancartas.
J. explica que desde la línea de defensa el objetivo era impedir que las pancartas acabaran en el escenario, así que la premisa era bajarlas sin tocar a las manifestantes. La acción se convirtió en una batalla campal: “Vi clavadas de uñas, empujones, tiraron a una compa al suelo. Nosotras hacíamos resistencia pasiva. Intentábamos hablar con ellas, les decíamos: ‘Esto no es individual, es un consenso colectivo. Por favor vamos a respetar el trabajo de las compañeras que llevan un año trabajando’ y ellas respondían, ‘yo también llevo todo un año trabajando’”.
Otras fuentes que estaban en la cadena apuntan a que desde la cabecera abolicionista se acusó a una de sus compañeras de llevar una navaja. “Le registraron la mochila y no encontraron nada, pero quedó identificada”, lamenta J., quien insiste en que no había objetos punzantes, al contrario de lo que la Asamblea Abolicionista ha afirmado en sus redes y su comunicado.
También de la Plataforma Encuentros Bolleros provenían algunas de las personas que formaron parte de esta cadena. Tras la manifestación, cuando las tensiones de Gran Vía se trasladaron al ámbito virtual, este grupo, que la mañana del domingo había protagonizado una acción en contra de la transfobia, divulgó un comunicado de denuncia. “Como movimiento transfeminista autónomo queremos condenar la violencia, la transfobia, los insultos y las agresiones físicas que hemos recibido”.
Sandra tiene afinidad política con este Bloque aunque no participe en sus asambleas. Cuando le llegó un mensaje sobre lo que estaba ocurriendo cerca del escenario, estaba con su familia, pues había decidido disfrutar de un día de movilización lejos de las tensiones que ya se presagiaban. No pudo ser, y al final terminó por sumarse en la contención de la iniciativa de la Asamblea Abolicionista.
“Nosotras les interpelábamos diciendo que se habían saltado el consenso. Su respuesta fue desde llamarnos proxenetas hasta decirnos que éramos las hijas de los puteros”, relata sobre aquellos minutos de tensión, que califica personalmente como “desagradables”. Para Sandra, la cuestión no tiene que ver con el abolicionismo, “también hay abolicionistas dentro la Plataforma Encuentros Bolleros. Yo lo veo como un tema de feminismo blanco de clase alta, frente a las trans, frente a todas las identidades diversas”. Sandra contesta que el rol de la policía en la confrontación fuese el de “proteger a las abolicionistas”, como éstas han apuntado, “la policía estaba ahí para despejar el espacio para la cabecera que estaba llegando”.
Para la periodista Nuria Alabao, presente en el cordón de seguridad del 8M que más tarde se unió a la cadena humana, que la policía estaba protegiendo a quienes intentaban contener a la Asamblea Abolicionista es evidente, desde el momento que les dan la espalda y están pendientes del grupo de 200 mujeres que intenta abrirse camino. “Estaban agrediendo de una manera que se notaba que estaban buscando esas imágenes”, comenta a El Salto, “veías ahí a una señora provocando a una jovencita mientras otra grababa”.
Alabao, quien ha publicado un hilo en twitter donde narra los hechos que presenció mientras intentaban detener a las abolicionistas, insiste en que el tema no tiene que ver con el abolicionismo:“Estas imágenes de división que quieren generar es para quedarse con la mani, eso querrían porque ellas solas no pueden”, dice en alusión a los dos centenares de personas que acudieron a su llamado. Alabao lanza una reflexión: “Habría que valorar si esto puede seguir un año más así, porque los esfuerzos se han dedicado a contener a tránsfobas y abolicionistas. También habría que replantearse si basta con denominarlas abolicionistas, pues el abolicionismo es más amplio, digamos abolicionistas reaccionarias”.
“No somos tránsfobas, pensamos que son dos luchas distintas, nosotras no discriminamos a nadie”, han contestado por su parte desde la Asamblea Abolicionista, quienes plantean que se les acusa de tránsfobas para silenciarlas. “Criticar las leyes de autodeterminación de género, o decir que no se puede definir a las mujeres por su subjetividad no es transfobia”, insisten, y niegan que, al contrario de lo que afirman desde la Comisión y personas que estaban frente al escenario, sus abucheos se intensificasen cuando Alicia Ramos, cantautora trans, leyó su parte del manifiesto.
Sandra hace memoria para recordar que ya el año pasado hubo un intento por parte de la Asamblea Abolicionista de usurpar la cabecera de la manifestación. “Fue poco después de iniciada la manifestación y eran solo unas cincuenta, la cosa se disolvió enseguida”, evoca. Se pregunta si este año, sabiendo la comisión de las intenciones de la Asamblea Abolicionista de intentarlo esta vez desde Callao, no hubiese sido posible evitar que se llegara a la situación frente al escenario, lograr hacer respetar los consensos.
“Desde la Comisión 8M lo que se intenta es garantizar el normal desarrollo de la manifestación y que se cumpla lo consensuado”, cuentan a El Salto. Exponen que por ahora no tienen una posición, que están trabajando en ello, pero que sí pueden dar una “explicación de mínimos”. “Mientras la mani iba por otro lado, este grupo de personas intentaron primero desde Callao entrar con una pancarta diferente con su interpretación específica, situarse en la cabecera y querer tomar el escenario”.
Sí hay algo que quieren que quede claro: “No se tratan de posiciones ideológicas enfrentadas, es un debate que está abierto y dentro de la comisión existen todas las posturas, no es una postura divergente que nos divida en dos facciones, es una cuestión de actitud, una cuestión de la violencia que estaban desplegando contra las compañeras trans”.
Desde la comisión 8M, cuentan que la Asamblea Abolicionista había exigido abrir la manifestación, y que se les explicó que no era posible: “Esto siempre ha funcionado igual, abre un bloque no mixto de la propia comisión 8M, después van las asambleas de barrios y pueblos, y ya a partir de ahí los bloques con reivindicaciones específicas. Ese sería su lugar pues sobre la prostitución no hay una postura de consenso”. La comisión está valorando publicar un comunicado, un proceso colectivo para el que desean contar con algo de tiempo para reflexionar. “En el momento en el que ellas rompen con lo acordado y deciden ir por libre, nosotras lo que aseguramos es que la mani transcurra con normalidad y que se cumplan los consensos”, sostienen.
Por su parte, desde la Asamblea Abolicionista, en comunicación con El Salto, impugnan la legitimidad de la Comisión 8M —que es la que convoca la manifestación— para imponer el orden de los grupos. “Cada colectivo es libre de empezar donde quiera. Nos querían dejar para el final del grupo no mixto, ellas dicen que era detrás de las asambleas de pueblos y ciudades, pero en la práctica es ir detrás de todo Madrid”, comentan. Fundamentan su decisión en lo que definen como “invisibilización y estigmatización del abolicionismo en la comisión”. “No nos podíamos creer que quienes se presentan como portavoces del feminismo en Madrid eludiese el tema y dijera que no hay consenso”, aseguran.
La cabecera abolicionista se encontró de hecho con una cadena humana formada por parte de integrantes de grupos feministas autónomos no adscritos a la comisión del 8M. “Bajó un tropel a toda velocidad, que no frenaba, eran muchas más, 200 frente a 50”, cuenta J., quien participa en los grupos autónomos de autodefensa feminista de Madrid y estaba entre quienes intentaban detener al grupo. Define al situación como surrealista: “Nosotras fuimos muy decididas a no les vamos a tocar un pelo, no vamos a regalar una foto a los medios de feministas pegándose”.
Sin embargo, desde la Asamblea Abolicionista han acusado a la cadena de responder de manera violenta, y aseguran haber puesto dos denuncias. En un comunicado sobre lo sucedido, afirmaban: “La seguridad de la Comisión 8M Madrid está compuesta por mujeres y transactivistas muy jóvenes pertenecientes al movimiento antisistema, con las caras cubiertas”. En los vídeos que se han difundido tanto desde colectivos afines a la Comisión como desde cuentas abolicionistas no se aprecian estas características. En conversación con El Salto —como vienen defendiendo en las redes— han alegado que la policía tuvo que defenderlas de las agresiones y señalan los vídeos en los que integrantes de las cadenas pisan las pancartas.
J. explica que desde la línea de defensa el objetivo era impedir que las pancartas acabaran en el escenario, así que la premisa era bajarlas sin tocar a las manifestantes. La acción se convirtió en una batalla campal: “Vi clavadas de uñas, empujones, tiraron a una compa al suelo. Nosotras hacíamos resistencia pasiva. Intentábamos hablar con ellas, les decíamos: ‘Esto no es individual, es un consenso colectivo. Por favor vamos a respetar el trabajo de las compañeras que llevan un año trabajando’ y ellas respondían, ‘yo también llevo todo un año trabajando’”.
Otras fuentes que estaban en la cadena apuntan a que desde la cabecera abolicionista se acusó a una de sus compañeras de llevar una navaja. “Le registraron la mochila y no encontraron nada, pero quedó identificada”, lamenta J., quien insiste en que no había objetos punzantes, al contrario de lo que la Asamblea Abolicionista ha afirmado en sus redes y su comunicado.
También de la Plataforma Encuentros Bolleros provenían algunas de las personas que formaron parte de esta cadena. Tras la manifestación, cuando las tensiones de Gran Vía se trasladaron al ámbito virtual, este grupo, que la mañana del domingo había protagonizado una acción en contra de la transfobia, divulgó un comunicado de denuncia. “Como movimiento transfeminista autónomo queremos condenar la violencia, la transfobia, los insultos y las agresiones físicas que hemos recibido”.
Sandra tiene afinidad política con este Bloque aunque no participe en sus asambleas. Cuando le llegó un mensaje sobre lo que estaba ocurriendo cerca del escenario, estaba con su familia, pues había decidido disfrutar de un día de movilización lejos de las tensiones que ya se presagiaban. No pudo ser, y al final terminó por sumarse en la contención de la iniciativa de la Asamblea Abolicionista.
“Nosotras les interpelábamos diciendo que se habían saltado el consenso. Su respuesta fue desde llamarnos proxenetas hasta decirnos que éramos las hijas de los puteros”, relata sobre aquellos minutos de tensión, que califica personalmente como “desagradables”. Para Sandra, la cuestión no tiene que ver con el abolicionismo, “también hay abolicionistas dentro la Plataforma Encuentros Bolleros. Yo lo veo como un tema de feminismo blanco de clase alta, frente a las trans, frente a todas las identidades diversas”. Sandra contesta que el rol de la policía en la confrontación fuese el de “proteger a las abolicionistas”, como éstas han apuntado, “la policía estaba ahí para despejar el espacio para la cabecera que estaba llegando”.
Para la periodista Nuria Alabao, presente en el cordón de seguridad del 8M que más tarde se unió a la cadena humana, que la policía estaba protegiendo a quienes intentaban contener a la Asamblea Abolicionista es evidente, desde el momento que les dan la espalda y están pendientes del grupo de 200 mujeres que intenta abrirse camino. “Estaban agrediendo de una manera que se notaba que estaban buscando esas imágenes”, comenta a El Salto, “veías ahí a una señora provocando a una jovencita mientras otra grababa”.
Alabao, quien ha publicado un hilo en twitter donde narra los hechos que presenció mientras intentaban detener a las abolicionistas, insiste en que el tema no tiene que ver con el abolicionismo:“Estas imágenes de división que quieren generar es para quedarse con la mani, eso querrían porque ellas solas no pueden”, dice en alusión a los dos centenares de personas que acudieron a su llamado. Alabao lanza una reflexión: “Habría que valorar si esto puede seguir un año más así, porque los esfuerzos se han dedicado a contener a tránsfobas y abolicionistas. También habría que replantearse si basta con denominarlas abolicionistas, pues el abolicionismo es más amplio, digamos abolicionistas reaccionarias”.
“No somos tránsfobas, pensamos que son dos luchas distintas, nosotras no discriminamos a nadie”, han contestado por su parte desde la Asamblea Abolicionista, quienes plantean que se les acusa de tránsfobas para silenciarlas. “Criticar las leyes de autodeterminación de género, o decir que no se puede definir a las mujeres por su subjetividad no es transfobia”, insisten, y niegan que, al contrario de lo que afirman desde la Comisión y personas que estaban frente al escenario, sus abucheos se intensificasen cuando Alicia Ramos, cantautora trans, leyó su parte del manifiesto.
Sandra hace memoria para recordar que ya el año pasado hubo un intento por parte de la Asamblea Abolicionista de usurpar la cabecera de la manifestación. “Fue poco después de iniciada la manifestación y eran solo unas cincuenta, la cosa se disolvió enseguida”, evoca. Se pregunta si este año, sabiendo la comisión de las intenciones de la Asamblea Abolicionista de intentarlo esta vez desde Callao, no hubiese sido posible evitar que se llegara a la situación frente al escenario, lograr hacer respetar los consensos.
“Desde la Comisión 8M lo que se intenta es garantizar el normal desarrollo de la manifestación y que se cumpla lo consensuado”, cuentan a El Salto. Exponen que por ahora no tienen una posición, que están trabajando en ello, pero que sí pueden dar una “explicación de mínimos”. “Mientras la mani iba por otro lado, este grupo de personas intentaron primero desde Callao entrar con una pancarta diferente con su interpretación específica, situarse en la cabecera y querer tomar el escenario”.
Sí hay algo que quieren que quede claro: “No se tratan de posiciones ideológicas enfrentadas, es un debate que está abierto y dentro de la comisión existen todas las posturas, no es una postura divergente que nos divida en dos facciones, es una cuestión de actitud, una cuestión de la violencia que estaban desplegando contra las compañeras trans”.
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