Los obispos tienen una rival
La bilbaína Elena Sanz se presenta como candidata a la presidencia de la Conferencia Episcopal para defender, entre otros, a gays y lesbianas
Isabel Urrutia | El Correo, 2008-02-22
https://www.elcorreo.com/vizcaya/20080222/gente/obispos-tienen-rival-20080222.html
La bilbaína Elena Sanz se presenta como candidata a la presidencia de la Conferencia Episcopal para defender, entre otros, a gays y lesbianas
Isabel Urrutia | El Correo, 2008-02-22
https://www.elcorreo.com/vizcaya/20080222/gente/obispos-tienen-rival-20080222.html
¿Una mujer poniendo los puntos sobre las íes a Rouco y Cañizares? ¿Ciencia ficción? Bueno, tiempo al tiempo Que aquí tenemos a Elena Sanz: una chica que pisa fuerte y sin complejos. Tiene 30 años y no le asustan «nada-nada» los tiempos que corren. Es de Bilbao y tan echada para adelante que hasta se ha presentado como candidata a la presidencia de la Conferencia Episcopal Española. Los prelados pueden echarse a temblar; su rival tiene novio, no es madre y va a misa sin cargo de conciencia.
A poco más de una semana de la renovación de los cargos ejecutivos de los obispos, Elena ha decidido dar un paso al frente y adelantarse a la celebración del Día de la Mujer Trabajadora que se conmemora el 8 de marzo. «Las responsabilidades deben compartirse. El poder no puede estar en manos exclusivamente de los hombres. Y, encima, de unos pocos. ¡Los obispos deciden por todos nosotros! Se nos considera menores de edad, personas sin criterio », se queja indignada.
El colectivo Eliza Gara-Bizkaia (un grupo cristiano de base, integrado en el movimiento internacional Somos Iglesia) ha tomado cartas en este asunto sin pensárselo dos veces: respaldan a Elena como candidata a la presidencia de la CEE, «sin más propósito que dar un puñetazo encima de la mesa, queremos hacer visibles nuestras inquietudes y yo seré la cabeza visible». Y vaya si lo consiguen. El eco de su último golpe de efecto todavía retumba en la diócesis de Bilbao. «Hace cuatro años, un compañero leyó un documento a favor de los homosexuales en una misa de Urkiola, delante de Ricardo Blázquez». La conmoción fue tal que le costó el puesto a Aitor Urresti, responsable Pastoral de Juventud en Deusto y San Ignacio, «por haber facilitado su difusión».
Sea como sea, el precedente de Urkiola no inquieta a Elena. No ejerce ningún cargo de responsabilidad, tiene un contrato temporal en una entidad de carácter social vinculada a la diócesis y se siente «libre para hacer y decir lo que quiera, de acuerdo con mi conciencia y a la luz del Evangelio». Ésa es la doctrina de la Iglesia, insiste la joven bilbaína. Así se entiende que «la mayoría de los creyentes defienda el uso del preservativo y la comunión de los divorciados». Y hay más, como gran parte de la sociedad civil, «muchos apoyamos el matrimonio de los gays y lesbianas». Ahí queda eso.
Hacia la perdición
Ante tanta heterodoxia desbocada, la propia Elena admite que «es comprensible la reacción de la Conferencia Episcopal, le ven las orejas al lobo y les da muchísimo miedo perder poder». De ahí que aprieten las tuercas y atemoricen a la grey porque «piensan que la sociedad española se encamina hacia la perdición». Y nada más lejos, tranquiliza Eliza Gara-Bizkaia; «con mi propuesta dejamos claro que hay futuro, que hay esperanza». Ellos apuestan por el cambio, con una candidatura que han bautizado 'Iglesia 2.0' «porque, como pasa con la informática, es imprescindible renovarse». Hay que ponerse las pilas y sintonizar «con el Pueblo de Dios», de lo contrario se corre el peligro de no salir del punto muerto.
«Eso sería lo peor. ¡No podemos vivir anclados en el pasado! Ése es precisamente el error de los obispos. Viven en otra galaxia». Unos y otros están a años luz. Visto lo visto, ¿será Elena Sanz la solución? Dios dirá.
A poco más de una semana de la renovación de los cargos ejecutivos de los obispos, Elena ha decidido dar un paso al frente y adelantarse a la celebración del Día de la Mujer Trabajadora que se conmemora el 8 de marzo. «Las responsabilidades deben compartirse. El poder no puede estar en manos exclusivamente de los hombres. Y, encima, de unos pocos. ¡Los obispos deciden por todos nosotros! Se nos considera menores de edad, personas sin criterio », se queja indignada.
El colectivo Eliza Gara-Bizkaia (un grupo cristiano de base, integrado en el movimiento internacional Somos Iglesia) ha tomado cartas en este asunto sin pensárselo dos veces: respaldan a Elena como candidata a la presidencia de la CEE, «sin más propósito que dar un puñetazo encima de la mesa, queremos hacer visibles nuestras inquietudes y yo seré la cabeza visible». Y vaya si lo consiguen. El eco de su último golpe de efecto todavía retumba en la diócesis de Bilbao. «Hace cuatro años, un compañero leyó un documento a favor de los homosexuales en una misa de Urkiola, delante de Ricardo Blázquez». La conmoción fue tal que le costó el puesto a Aitor Urresti, responsable Pastoral de Juventud en Deusto y San Ignacio, «por haber facilitado su difusión».
Sea como sea, el precedente de Urkiola no inquieta a Elena. No ejerce ningún cargo de responsabilidad, tiene un contrato temporal en una entidad de carácter social vinculada a la diócesis y se siente «libre para hacer y decir lo que quiera, de acuerdo con mi conciencia y a la luz del Evangelio». Ésa es la doctrina de la Iglesia, insiste la joven bilbaína. Así se entiende que «la mayoría de los creyentes defienda el uso del preservativo y la comunión de los divorciados». Y hay más, como gran parte de la sociedad civil, «muchos apoyamos el matrimonio de los gays y lesbianas». Ahí queda eso.
Hacia la perdición
Ante tanta heterodoxia desbocada, la propia Elena admite que «es comprensible la reacción de la Conferencia Episcopal, le ven las orejas al lobo y les da muchísimo miedo perder poder». De ahí que aprieten las tuercas y atemoricen a la grey porque «piensan que la sociedad española se encamina hacia la perdición». Y nada más lejos, tranquiliza Eliza Gara-Bizkaia; «con mi propuesta dejamos claro que hay futuro, que hay esperanza». Ellos apuestan por el cambio, con una candidatura que han bautizado 'Iglesia 2.0' «porque, como pasa con la informática, es imprescindible renovarse». Hay que ponerse las pilas y sintonizar «con el Pueblo de Dios», de lo contrario se corre el peligro de no salir del punto muerto.
«Eso sería lo peor. ¡No podemos vivir anclados en el pasado! Ése es precisamente el error de los obispos. Viven en otra galaxia». Unos y otros están a años luz. Visto lo visto, ¿será Elena Sanz la solución? Dios dirá.
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