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Manuel Rodríguez Vivero | Babelia, El País, 2011-08-20
http://elpais.com/diario/2011/08/20/babelia/1313799171_850215.html
Oscar Wilde nunca fue "un marido ideal" como tampoco lo era
sir Robert Chiltern, protagonista de su célebre comedia, pero hubo un
tiempo en que lo intentó seriamente. Incluso sus amigos se dieron
cuenta. Por ejemplo, el joven Yeats, que, tras una visita a la casa de
los Wilde, se refirió a la "perfecta armonía" del matrimonio, bajo la
cual percibía, sin embargo, cierta "deliberada composición estética".
Oscar y su mujer, Constance Mary Lloyd, ambos irlandeses, se casaron en
1884, se mudaron al entonces bohemio barrio de Chelsea y vivieron juntos
hasta que estalló (1895) el escándalo que llevó al dramaturgo a un
juicio ignominioso. En el entretanto hicieron dos hijos (Cyril y Vyvyan)
y se convirtieron en la pareja más deslumbrante del Aesthetic Movement,
la vanguardia intelectual y artística que agitó a la muy pacata
sociedad tardo-victoriana. Como pareja se comportaban como su propio
anuncio, mostrándose a menudo orgullosos y desafiantes. Él epataba con
su talento y su ingenio y ella se mostraba como una mujer independiente
que se enfrentaba a los tabúes de su tiempo; abogada de los derechos de
las mujeres y partidaria de la libertad de Irlanda, defendió la
"vestimenta racional", criticando el opresivo corsé y las inflamables
crinolinas entonces utilizadas por las damas, al tiempo que lucía
revolucionarios vestidos en los que la elegancia no estaba reñida con la
libertad de movimientos. Escribió artículos y cuentos para niños,
intervino en tertulias y debates, y apoyó iniciativas empresariales de
carácter feminista. Y contribuyó a convertir su casa de Tite Street en
uno de los templos de la vanguardia artística londinense. La estupenda
biografía Constance: The Tragic and Scandalous Life of Mrs Oscar Wilde,
de Franny Moyle (John Murray, 20 libras; 10,99 en e-book) recorre la
trayectoria vital de esta mujer, explorando tanto su actividad social
como su papel como esposa y madre. Descrita a menudo como una especie de
víctima pasiva de su marido, que se habría casado con ella para acallar
a los moralistas y aprovecharse de su dinero, Constance emerge en esta
biografía como una mujer valiente y decidida que trató de ayudar a Wilde
hasta el final. Tras el escándalo -y la negativa de Oscar a abandonar a
Alfred Bosie Douglas- cambió de nombre y se exilió con sus dos
hijos. Murió (1898) a los 39 años en Génova, en cuyo cementerio está
enterrada. Hasta los años sesenta del siglo pasado no se inscribió en su
lápida que había sido la esposa de Oscar Wilde.
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