viernes, 2 de agosto de 2024

#hemeroteca #discapacidad #fiestas | Alarde de Hondarribia: “Es un orgullo ser cantinera y dar visibilidad a las personas con discapacidad”

Nahia Salaberria //

Alarde de Hondarribia: “Es un orgullo ser cantinera y dar visibilidad a las personas con discapacidad”

Nahia Salaberria Muñoz, en silla de ruedas tras un grave accidente, desfilará con la compañía Jaizkibel el próximo 8 de septiembre en Hondarribia
Jorge Napal | Noticias de Gipuzkoa, 2024-08-02
https://www.noticiasdegipuzkoa.eus/sociedad/2024/08/02/alarde-hondarribia-orgullo-cantinera-dar-8544294.html

No habló con nadie antes de dar el paso. Se presentó al sorteo y salió elegida el pasado 19 de julio. “Fue toda una sorpresa. A decir verdad, no me dio tiempo de dar la noticia a nadie porque enseguida se enteró todo el mundo”, sonríe Nahia Salaberria Muñoz. Casi sin habérselo propuesto, se ha convertido en la cantinera de la compañía igualitaria Jaizkibel de Hondarribia, una mujer de 32 años que va sobreponiéndose al duro golpe que le ha dado la vida tras sufrir una lesión medular que le dejó postrada en silla de ruedas.

“Tendré que hacer pruebas en el recorrido a ver qué tal me apaño”, sonríe un tanto nerviosa. “Y si me tienen que empujar, que empujen”, dice convencida. Se siente “emocionada”, y sobre todo “muy orgullosa de dar visibilidad a las personas con discapacidad que, en ocasiones, “parece que no tenemos los mismos derechos”. Salaberria desfilará el próximo 8 de septiembre como cantinera en la compañía que defiende la participación de la mujer como soldado.

“Me siento con más fuerzas que nunca. La vida te acaba colocando ante situaciones que hay que afrontar, y desde luego que ser cantinera lo vivo como un reto importante”, asume esta diseñadora y creadora que, por el momento, se ha visto obligada a dejar a un lado su vida laboral.

El vestuario escénico es su pasión, pero un grave accidente de tráfico se entrometió en su vida cuando más visibilidad comenzaba a alcanzar su proyecto laboral. Han pasado casi seis años del siniestro, y su salud no ha dejado de complicarse con el curso del tiempo. La última cirugía a la que se sometió para tratar su dolencia en la columna vertebral tuvo un desenlace irreversible. “Fue a los tres años del accidente. Entré andando al quirófano y salí en silla de ruedas con medio cuerpo paralizado”, describe Salaberria.

Asimilar la nueva situación vital

La hondarribitarra tiene una lesión medular doble -cervical y dorsal- además de otras muchas secuelas que no se ven. No ha sido tarea sencilla asimilar su nueva situación. Hasta hace casi tres años hacía vida normal. Vivía sola, en un tercero sin ascensor, estudiaba y trabajaba. Todo cambió de repente.

“Al principio fue muy duro. Estuve bastante tiempo sin un diagnóstico y esa incertidumbre la llevaba bastante mal, aunque es verdad que he recibido el apoyo de profesionales que me han ayudado mucho a estar firme y fuerte”, agradece Salaberria.

Con el paso del tiempo ha ido aprendiendo a asimilar su nueva situación, a darse cuenta de que, por duro que sea, se puede seguir viviendo con las limitaciones que tiene, a pesar de los dolores neuropáticos que sufre.

La vida, eso sí, la ve muy diferente desde la silla de ruedas. “Todavía hay mucho trabajo por hacer. Hay cosas que poco a poco están mejorando, pero en el día a día me encuentro con muchísimos problemas. El que peor llevo es el de los baños, a los que no puedo acceder en muchísimos lugares”, denuncia.

“Hay pasos de cebra con escalones, y aceras que no tienen ninguna rampa de acceso. Me ha ocurrido muchas veces. Ir por una acera y tener que dar toda la vuelta de nuevo a la calle porque no puedo pasar”. Reconoce que los problemas de accesibilidad se han convertido en una constante durante los últimos tres años, y que el peor trago fue al comienzo de esta nueva etapa de su vida.

“Fue un cambio muy duro. Sólo tenía la silla de ruedas, no tenía motor. De repente, de ser una persona totalmente independiente y autónoma, pasé a depender de alguien para todo. No lo llevaba nada bien. No queda otra y tienes que aprender a pedir ayuda, pero es duro”, admite la hondarribitarra.

Después de un tiempo consiguió a través de la Diputación que le instalaran una handbike, un dispositivo que se acopla a la silla de ruedas para convertirla en un vehículo adaptado eléctrico.

"La silla no me sube las cuestas"
Con ello ha ganado mucha autonomía, pero se sigue encontrando con problemas. “El tiempo meteorológico influye, porque si llueve ya vamos mal. La silla no me sube las cuestas y además me patinan las ruedas. Hay también muchos locales que hoy en día siguen sin ser accesibles. Al final voy sabiendo qué sitios son a los que puedo o no puedo ir. De alguna manera, hay que acostumbrarse a estar previamente llamando a los lugares para saber si son accesibles”, detalla Salaberria, en alusión a una rutina que va incorporando a su nuevo estilo de vida.

Es la primera cantinera que desfila en silla de ruedas en Hondarribia, algo que le hace ilusión, pero sobre todo por la posibilidad que se le ofrece de representar a todo un colectivo. “A nivel social es un paso muy importante para mí. Que todo el mundo vea abiertamente que las personas que tenemos alguna discapacidad también somos parte de esta sociedad. Es un orgullo, y la verdad es que un poco nerviosa sí que estoy. Hay algún tramo del recorrido un poco mas delicado, sobre todo en la calle Mayor, donde el suelo no está preparado. Tendré que hacer pruebas con la silla a ver qué tal me apaño”, sonríe.

Pese a todo, se siente muy respaldada por su entorno. “Todo el mundo se ha mostrado dispuesto a ayudar. Me he sentido querida y apoyada. Sé que tiraré para adelante. Salga como salga, lo haremos. Y si me tienen que empujar, que me empujen. Estoy con muchas ganas”, confiesa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.