Imagen: El País / Dorian Wood |
Su espectáculo ‘Xavela Lux Aeterna’ recuerda este martes el cancionero de la legendaria cantante mexicana en los Teatros del Canal.
Héctor Llanos Martínez | El País, 2020-03-02
https://elpais.com/espana/madrid/2020-03-02/dorian-wood-una-voz-apatrida-y-no-binaria-al-servicio-de-chavela.html
Una pequeña tienda cercana al metro La Latina sirve de refugio para Dorian Wood (Los Ángeles, 1975) cada vez que pasa por Madrid. Se llama Molar Discos & Libros y está repleta de vinilos y de textos en su mayoría dedicados a la música. Entre sus estantes, se siente como en casa. Aunque el término “hogar” cobra un sentido propio para alguien que se ha criado entre dos mundos, los Estados Unidos de su nacimiento y la Costa Rica de sus padres, y que recorre los escenarios del mundo reventando etiquetas con sus melodías y su rotundo físico. “Eso de sentirse de ningún sitio es un lujo y una maldición”, advierte. Conoce a los dueños de este lugar a través del artista y mediador cultural Christian Fernández Mirón, que es quien hace de anfitrión para esta inusual estrella cada vez que llega a la ciudad. “No son los objetos que hay en la tienda los que me hacen sentir apego hacia este lugar, sino las conversaciones y los encuentros que retomo en ella”, confiesa poco antes de actuar este martes en los Teatro del Canal, dentro del Festival Internacional de Arte Sacro de la Comunidad de Madrid (FIAS).
Su presencia extrañamente angelical encaja con la divina premisa de este ciclo. Y eso que ni su género, ni su fisionomía, ni el color de su piel coincide con la imagen que el arte y la cultura han creado de los ángeles. El de hoy será el segundo de una serie de conciertos especiales que le traen de nuevo a la capital con el proyecto Xavela Lux Aeterna, que también sonará este sábado 7 de marzo en el Real Coliseo de San Lorenzo del Escorial. Con este espectáculo pone su rotunda voz apátrida y no binaria, con la que representa a la comunidad LGTBI+, a los migrantes y a la belleza disruptiva, al servicio de los himnos de Chavela Vargas (1919-2012). “Ella gritaba amor a través de su música, por más dolorosa que fuera. Sus canciones son la historia de mi vida”, cuenta de quien ha sido un referente para esas mismas minorías.
El año pasado, cuando el FIAS propuso al artista estadounidense que creara este espectáculo con motivo del centenario de nacimiento de Vargas, a Wood se le presentó la oportunidad de “buscar los porqués” de la legendaria cantante. Asegura que en estos meses que lleva girando con el espectáculo por varios países, ha encontrado más porqués relacionados con la vida que con la mexicana. “Quizá es lo que Chavela estaba intentando encontrar. He aprendido que, en estos tiempos en los que se pueden poner las cosas todavía más oscuras, aún hay tiempo para tomar una pausa y celebrar aunque sean amoríos fallidos, angustias y frustraciones como las de sus canciones”, reflexiona.
En este conocido repertorio reinventado por Dorian Wood no puede faltar el canto casi ancestral de ‘La llorona’: “Representa por completo esa exaltación del dolor y, aunque hemos perdido la cuenta de las veces que se ha representado, siempre hay una lectura nueva porque puede ser lo que quiera para quien esté escuchando al otro lado del escenario”. En su caso, queda una lectura optimista a ese desgarro. Siente que los extremismos y turbulencias actuales son “una reacción a lo que las minorías han logrado avanzar en los últimos tiempos”, defiende. “Esta ola opresora va a seguir reaccionando de la única forma que sabe, que es robando derechos e imponiendo una moral falsa que solo protege a la verdadera minoría, la de la población blanca y normativa ha conquistado sus privilegios con violencia”.
El cambio de perspectiva que propone Wood pasa por normalizar un cuerpo como el suyo a través de sus redes sociales. A pesar de la continua censura, insiste en compartir en ellas imágenes de su desnudez, peleando con algoritmos que a menudo encuentran su imagen física como algo no adecuado. “Mi cuerpo ha existido desde hace mas de 40 años y seguiría haciéndolo durante un buen tiempo. Somos millones de personas los que hemos vivido en las tinieblas durante muchísimo tiempo, bajo capas de ropa para esconder nuestro cuerpo por ser gordo. Es mi deber demostrar que no tengo miedo”, defiende.
Su presencia extrañamente angelical encaja con la divina premisa de este ciclo. Y eso que ni su género, ni su fisionomía, ni el color de su piel coincide con la imagen que el arte y la cultura han creado de los ángeles. El de hoy será el segundo de una serie de conciertos especiales que le traen de nuevo a la capital con el proyecto Xavela Lux Aeterna, que también sonará este sábado 7 de marzo en el Real Coliseo de San Lorenzo del Escorial. Con este espectáculo pone su rotunda voz apátrida y no binaria, con la que representa a la comunidad LGTBI+, a los migrantes y a la belleza disruptiva, al servicio de los himnos de Chavela Vargas (1919-2012). “Ella gritaba amor a través de su música, por más dolorosa que fuera. Sus canciones son la historia de mi vida”, cuenta de quien ha sido un referente para esas mismas minorías.
El año pasado, cuando el FIAS propuso al artista estadounidense que creara este espectáculo con motivo del centenario de nacimiento de Vargas, a Wood se le presentó la oportunidad de “buscar los porqués” de la legendaria cantante. Asegura que en estos meses que lleva girando con el espectáculo por varios países, ha encontrado más porqués relacionados con la vida que con la mexicana. “Quizá es lo que Chavela estaba intentando encontrar. He aprendido que, en estos tiempos en los que se pueden poner las cosas todavía más oscuras, aún hay tiempo para tomar una pausa y celebrar aunque sean amoríos fallidos, angustias y frustraciones como las de sus canciones”, reflexiona.
En este conocido repertorio reinventado por Dorian Wood no puede faltar el canto casi ancestral de ‘La llorona’: “Representa por completo esa exaltación del dolor y, aunque hemos perdido la cuenta de las veces que se ha representado, siempre hay una lectura nueva porque puede ser lo que quiera para quien esté escuchando al otro lado del escenario”. En su caso, queda una lectura optimista a ese desgarro. Siente que los extremismos y turbulencias actuales son “una reacción a lo que las minorías han logrado avanzar en los últimos tiempos”, defiende. “Esta ola opresora va a seguir reaccionando de la única forma que sabe, que es robando derechos e imponiendo una moral falsa que solo protege a la verdadera minoría, la de la población blanca y normativa ha conquistado sus privilegios con violencia”.
El cambio de perspectiva que propone Wood pasa por normalizar un cuerpo como el suyo a través de sus redes sociales. A pesar de la continua censura, insiste en compartir en ellas imágenes de su desnudez, peleando con algoritmos que a menudo encuentran su imagen física como algo no adecuado. “Mi cuerpo ha existido desde hace mas de 40 años y seguiría haciéndolo durante un buen tiempo. Somos millones de personas los que hemos vivido en las tinieblas durante muchísimo tiempo, bajo capas de ropa para esconder nuestro cuerpo por ser gordo. Es mi deber demostrar que no tengo miedo”, defiende.
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