Imagen: El Periódico / Bob Pop // |
Bob Pop: "Ojalá quienes sufren agresiones homófobas se sientan abrazados con mi serie".
El escritor y periodista se ha basado en su propia vida para crear 'Maricón perdido', estreno importante de TNT este viernes, día 18.
Juan Manuel Freire | El Periódico, 2021-06-16
https://www.elperiodico.com/es/series/20210616/bob-pop-maricon-perdido-serie-tnt-entrevista-11828518
El escritor y periodista Roberto Enríquez, más conocido como Bob Pop, se ha basado en su propia vida para crear la serie 'Maricón perdido' (TNT, desde el viernes, día 18), relato tragicómico (o cómico-trágico) en tres tiempos sobre homosexualidad, homofobia, creación, amistad y todo lo demás. Su particular 'Dolor y gloria'. Conversamos con Bob.
¿Cómo surge la idea de hacer una serie sobre tu propia vida?
Guillermo Farré y José Skaf, de TNT, habían visto la sección de 'Late Motiv' en la que conté la historia de El Rata [el yonqui que le acosó cuando era adolescente] y mi vida en el pueblo. Me dijeron que había una serie ahí. Yo les contesté: '¿Estáis locas o qué os pasa?'. Pero volvieron a insistir, quedamos para comer y ya entonces les conté el capítulo piloto de principio a fin. Me hago muy poco de rogar.
En los últimos años se han estrenado muchas comedias protagonizadas e ideadas por mujeres o miembros de grupos vulnerabilizados. Series con un punto de vista tan personal como 'Fleabag', 'Better things', 'Special' o 'Podría destruirte', esta última también con agresión sexual en la trama. ¿Fueron estos títulos una inspiración?
No para mí. Pero vi 'Podría destruirte' después de escribir los guiones, y me encantó. Eso sí, entiendo que la productora vio que había un espacio para este tipo de proyecto, en el que la narrativa y la historia son muy personales; vienen de quien lo ha vivido. También es cuestión de la industria: hay tanto espacio para tantas cosas que no pasa nada porque los raros también tengamos derecho a contarnos.
'Maricón perdido' tiene bastante de Almodóvar hecho serie. Está su humor costumbrista, como también el tono reflexivo y existencial de 'Dolor y gloria'.
Esa película me marcó en muchos sentidos. La serie es en parte un canto de amor a Almodóvar, a todo lo que me ha enseñado y me ha permitido. Hay un homenaje a sus temáticas, pero también a su forma de quitar la barrera entre lo cómico y lo trágico.
La serie bascula realmente entre extremos: sentimentalismo y franqueza, fantasía y crudísima realidad.
Eso también lo he aprendido haciendo televisión con Andreu [Buenafuente] y con Berto [Romero]. Lo que hago en esta serie lo llevo haciendo muchos años: coger momentos terribles y convertirlos en algo con una pizca de humor. De ese modo, si doy la turra o me meto en asuntos que podrían parecer incómodos, al menos el espectador se sentirá un poco arropado. No quiero lanzarle un filete sin cocinar y que se lo tenga que comer crudo.
¿Hacer esta serie, y tener que repasar ciertos momentos oscuros, ha sido liberador o más bien un suplicio?
Ni una cosa ni otra. Para mí al final todo era un material con el que yo quería contar una historia. Y lo he utilizado como tal. El trabajo me ha evitado tener que entrar en reflexiones emocionales. Simplemente, quería contar bien la historia; que a la gente le gustara, le entretuviera, le divirtiera, le emocionara... Hay un momento en que te despegas de ese material porque lo que más te importa es que esté bien contado, independientemente de si trata de ti o no.
En ciertos momentos, su personaje se fuga a la fantasía, como los de 'A dos metros bajo tierra'.
Esas partes de fantasía tienen que ver con cómo funciona mi cabeza. En los momentos más duros de mi vida, he utilizado libros, películas y canciones para componerme un guion original alternativo y poder escaparme. Es algo que también tiene que ver con la escritura. Hay cosas que soportas solo porque eres consciente de que serás capaz de escribirlas después, de que es un material narrativo, que es una cosa que le dice en un determinado momento Lola [Alba Flores] a mi personaje: ‘A ti lo que te gusta es hacer de todo una novela’”.
¿Cómo fue el proceso de ficharse a si mismo, a sus versiones ficticias más jóvenes (de adolescente, Gabriel Sánchez, y como estudiante universitario, Carlos González)? ¿Qué buscaba en esos actores?
Para mí lo más importante en el casting era la mirada. Yo necesitaba sus miradas. Los dos me dieron una mirada maravillosa. Y además: cuerpos no normativos y una capacidad de generosidad y cariño.
¿Por qué eligieron como director a Alejandro Marín, graduado de la ESCAC? Era un director sin excesiva experiencia que iba a tener que trabajar en diversos tonos y mezclarlos con pericia.
Habíamos visto parte de su trabajo, un 'teaser' estupendo de una peli que prepara... Era alguien sin experiencia, pero me tenía a mí todo el tiempo dando el coñazo. La falta de bagaje se cubría con la presencia del creador, que estaba ahí para darle las claves.
¿Hubo muchas notas? ¿Se entrometió mucho en el trabajo de Marín?
Yo soy muy entrometido. Sobre todo en el trabajo con actores. Pero también piense que son mis personajes, con lo cual es muy difícil quedarse callado.
Las agresiones homófobas no son, por desgracia, cosa del pasado. ¿Le gustaría que 'Maricón perdido' ayudase mínimamente a generar otra clase de clima social y cultural? ¿A educar de algún modo?
Es un poco presuntuoso esperar eso. Pero ojalá, ojalá sucediera. Ojalá quienes sufren las agresiones se sintieran abrazados. Y ojalá aquellos que cometen las agresiones y se creen impunes entendieran que estamos ahí y que esto ya es otra cosa. Pero es solo una serie.
Al presentar al protagonista en diversos tiempos, la serie tiene un 'target' múltiple. No es fácil para la chavalada LGTBI encontrar referentes en la ficción. ¿Pensaba en ellos cuando escribía?
Cuando escribo, nunca pienso en el lector ni el espectador. Si no, me bloqueo. Yo pensaba en cómo contar esta historia lo mejor posible y con los elementos que yo quería utilizar. Ese cruce de líneas temporales; los referentes; mi mirada de la familia, la amistad, el sexo... Solo ahora que la he visto, pienso: 'Hostia, ojalá conectar con esos chavales'.
¿Cuáles son tus planes para la serie?
Lo que diga la industria. Si TNT/Warner me dice: 'hay segunda temporada', me lo puedo plantear porque hay ideas para otra temporada. Pero como obra acabada ya me funciona. Me quedo súper contento de haber hecho esta serie.
Una última pregunta muy importante: ¿realmente era vecino de Los Pecos?
Sí. Era vecino de Los Pecos, su madre y su hermano. De hecho, las fans de Los Pecos eran mis únicas amigas cuando yo estaba ya muy aburrido de leer y de escribir. Cruzaba la calle y me iba a pegar la hebra con fans ya talluditas.
¿Cómo surge la idea de hacer una serie sobre tu propia vida?
Guillermo Farré y José Skaf, de TNT, habían visto la sección de 'Late Motiv' en la que conté la historia de El Rata [el yonqui que le acosó cuando era adolescente] y mi vida en el pueblo. Me dijeron que había una serie ahí. Yo les contesté: '¿Estáis locas o qué os pasa?'. Pero volvieron a insistir, quedamos para comer y ya entonces les conté el capítulo piloto de principio a fin. Me hago muy poco de rogar.
En los últimos años se han estrenado muchas comedias protagonizadas e ideadas por mujeres o miembros de grupos vulnerabilizados. Series con un punto de vista tan personal como 'Fleabag', 'Better things', 'Special' o 'Podría destruirte', esta última también con agresión sexual en la trama. ¿Fueron estos títulos una inspiración?
No para mí. Pero vi 'Podría destruirte' después de escribir los guiones, y me encantó. Eso sí, entiendo que la productora vio que había un espacio para este tipo de proyecto, en el que la narrativa y la historia son muy personales; vienen de quien lo ha vivido. También es cuestión de la industria: hay tanto espacio para tantas cosas que no pasa nada porque los raros también tengamos derecho a contarnos.
'Maricón perdido' tiene bastante de Almodóvar hecho serie. Está su humor costumbrista, como también el tono reflexivo y existencial de 'Dolor y gloria'.
Esa película me marcó en muchos sentidos. La serie es en parte un canto de amor a Almodóvar, a todo lo que me ha enseñado y me ha permitido. Hay un homenaje a sus temáticas, pero también a su forma de quitar la barrera entre lo cómico y lo trágico.
La serie bascula realmente entre extremos: sentimentalismo y franqueza, fantasía y crudísima realidad.
Eso también lo he aprendido haciendo televisión con Andreu [Buenafuente] y con Berto [Romero]. Lo que hago en esta serie lo llevo haciendo muchos años: coger momentos terribles y convertirlos en algo con una pizca de humor. De ese modo, si doy la turra o me meto en asuntos que podrían parecer incómodos, al menos el espectador se sentirá un poco arropado. No quiero lanzarle un filete sin cocinar y que se lo tenga que comer crudo.
¿Hacer esta serie, y tener que repasar ciertos momentos oscuros, ha sido liberador o más bien un suplicio?
Ni una cosa ni otra. Para mí al final todo era un material con el que yo quería contar una historia. Y lo he utilizado como tal. El trabajo me ha evitado tener que entrar en reflexiones emocionales. Simplemente, quería contar bien la historia; que a la gente le gustara, le entretuviera, le divirtiera, le emocionara... Hay un momento en que te despegas de ese material porque lo que más te importa es que esté bien contado, independientemente de si trata de ti o no.
En ciertos momentos, su personaje se fuga a la fantasía, como los de 'A dos metros bajo tierra'.
Esas partes de fantasía tienen que ver con cómo funciona mi cabeza. En los momentos más duros de mi vida, he utilizado libros, películas y canciones para componerme un guion original alternativo y poder escaparme. Es algo que también tiene que ver con la escritura. Hay cosas que soportas solo porque eres consciente de que serás capaz de escribirlas después, de que es un material narrativo, que es una cosa que le dice en un determinado momento Lola [Alba Flores] a mi personaje: ‘A ti lo que te gusta es hacer de todo una novela’”.
¿Cómo fue el proceso de ficharse a si mismo, a sus versiones ficticias más jóvenes (de adolescente, Gabriel Sánchez, y como estudiante universitario, Carlos González)? ¿Qué buscaba en esos actores?
Para mí lo más importante en el casting era la mirada. Yo necesitaba sus miradas. Los dos me dieron una mirada maravillosa. Y además: cuerpos no normativos y una capacidad de generosidad y cariño.
¿Por qué eligieron como director a Alejandro Marín, graduado de la ESCAC? Era un director sin excesiva experiencia que iba a tener que trabajar en diversos tonos y mezclarlos con pericia.
Habíamos visto parte de su trabajo, un 'teaser' estupendo de una peli que prepara... Era alguien sin experiencia, pero me tenía a mí todo el tiempo dando el coñazo. La falta de bagaje se cubría con la presencia del creador, que estaba ahí para darle las claves.
¿Hubo muchas notas? ¿Se entrometió mucho en el trabajo de Marín?
Yo soy muy entrometido. Sobre todo en el trabajo con actores. Pero también piense que son mis personajes, con lo cual es muy difícil quedarse callado.
Las agresiones homófobas no son, por desgracia, cosa del pasado. ¿Le gustaría que 'Maricón perdido' ayudase mínimamente a generar otra clase de clima social y cultural? ¿A educar de algún modo?
Es un poco presuntuoso esperar eso. Pero ojalá, ojalá sucediera. Ojalá quienes sufren las agresiones se sintieran abrazados. Y ojalá aquellos que cometen las agresiones y se creen impunes entendieran que estamos ahí y que esto ya es otra cosa. Pero es solo una serie.
Al presentar al protagonista en diversos tiempos, la serie tiene un 'target' múltiple. No es fácil para la chavalada LGTBI encontrar referentes en la ficción. ¿Pensaba en ellos cuando escribía?
Cuando escribo, nunca pienso en el lector ni el espectador. Si no, me bloqueo. Yo pensaba en cómo contar esta historia lo mejor posible y con los elementos que yo quería utilizar. Ese cruce de líneas temporales; los referentes; mi mirada de la familia, la amistad, el sexo... Solo ahora que la he visto, pienso: 'Hostia, ojalá conectar con esos chavales'.
¿Cuáles son tus planes para la serie?
Lo que diga la industria. Si TNT/Warner me dice: 'hay segunda temporada', me lo puedo plantear porque hay ideas para otra temporada. Pero como obra acabada ya me funciona. Me quedo súper contento de haber hecho esta serie.
Una última pregunta muy importante: ¿realmente era vecino de Los Pecos?
Sí. Era vecino de Los Pecos, su madre y su hermano. De hecho, las fans de Los Pecos eran mis únicas amigas cuando yo estaba ya muy aburrido de leer y de escribir. Cruzaba la calle y me iba a pegar la hebra con fans ya talluditas.
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