Mikel Martin ante la puerta del garaje donde estuvo la discoteca Apolo // |
Con 'Francis' empezó todo
Hace 42 años un policía fuera de servicio mató de un tiro en Errenteria al travesti Vicente Vadillo. Su muerte impulsó el movimiento LGTB en Euskadi
Javier Guillenea | El Diario Vasco, 2021-06-10 *** [MyNews]
https://www.diariovasco.com/gipuzkoa/vicente-vadillo-movimiento-lgtb-euskadi-20210610201029-nt.html
Miles de personas acudieron a la asamblea para organizar movilizaciones en protesta contra el asesinato de Vicente Vadillo. No era un acontecimiento especial en aquellos tiempos de plomo, donde las muertes violentas formaban parte del paisaje. Pero aquel día fue diferente. En un momento dado, varios de los asistentes tomaron la palabra y se dirigieron al resto de los congregados. «Aquí estamos y no nos ocultamos», exclamaron. Nunca había sucedido algo así en Euskadi [i.e. Gipuzkoa], era algo nuevo. Por primera vez en la historia del País Vasco [i.e. Gipuzkoa] los homosexuales alzaban la voz como colectivo y ya no iban a callar. Sucedió el 10 de junio de 1979. En Errenteria.
En la madrugada de ese día, el vecino de la localidad Vicente Vadillo Santamaría, conocido como 'Francis', tomaba unas copas con unos amigos en la discoteca Apolo, situada entonces en la calle San Sebastián del barrio de Iztieta. La celebración era a puerta cerrada, pero un individuo en estado de embriaguez llamó a la puerta y entró en el local sin que nadie pudiera impedirlo. Aquel hombre era el policía nacional Antonio Caba Laguna, que llevaba cuatro días destinado en el País Vasco. Poco después de entrar, mató de un tiro en la cara a Vicente.
Según la versión oficial, mientras el agresor y su víctima conversaban amigablemente en la barra de la discoteca, «sin mediar riña, pelea o altercado alguno, el agente sacó su arma reglamentaria para exhibirla, momento en el que se disparó». El tiro presuntamente 'accidental' alcanzó a Vicente Vadillo «en un ojo, causándole la muerte de manera instantánea».
El relato que ofrecieron los testigos fue muy diferente. «Dijeron que cuando el agente entró, gritó 'estoy harto del pueblo vasco, me voy a cargar a alguien'», asegura Mikel Martín, miembro histórico de EHGAM, el movimiento gay-les de Euskal Herria. Fue en ese momento cuando Vicente, que estaba cerca del policía, se levantó y le dijo: 'Aquí estoy yo'. La respuesta que encontró fue un disparo.
Vicente Vadillo tenía 32 años, era natural de Jaén y actuaba como travesti en un club de Trintxerpe. En el momento de su muerte, según la versión oficial, «se hallaba vestido con ropas de mujer». Su asesinato está considerado como la tragedia que dio impulso al movimiento de los derechos de los homosexuales en el País Vasco, hasta entonces en la clandestinidad y la marginalidad.
La muerte de Vadillo sacudió Errenteria, aunque Mikel Martín tiene una duda. Se pregunta si habría ocurrido lo mismo si el autor del disparo hubiera sido un vecino de la localidad en vez de un policía. «Probablemente no», responde. Aquellos primeros días de junio, el ambiente estaba muy caldeado. Una semana antes, un guardia civil había matado de un tiro en la cabeza a la activista ecologista donostiarra Gladis del Estal mientras participaba en una concentración en Tudela, y ahora llegaba esto, una nueva muerte con la versión oficial de que había sido un accidente.
A este contexto se le unieron los titulares de los periódicos que informaron sobre el asesinato. «Decían que habían matado a un hombre vestido de mujer. Se ponía el peso en cómo iba vestido, nos pareció que era una especie de justificación, que era como si estuviera menos muerto», recuerda Martín. Fue la gota que colmó el vaso. «Hicimos piña y empezamos a organizar la respuesta y a convocar movilizaciones».
Al día siguiente del asesinato, se organizó en Errenteria una manifestación que llegó hasta el cuartel de la Policía Nacional. Fue la primera que celebró el movimiento en Gipuzkoa a cara descubierta, y acabó con fuertes cargas policiales. Un día más tarde, se organizó una gran manifestación en San Sebastián, la primera que visibilizó al colectivo de gais y lesbianas agrupado en torno a EHGAM. «Hicimos una sentada en el Boulevard y leímos un comunicado de denuncia», recuerda Martín. El hielo se había roto.
«Aquello fue el inicio del proceso de lucha de liberación gay. A partir de ese momento empezamos a organizar conferencias, concentraciones, alguna fiesta, lecturas de poemas, colaboraciones con el Festival de cine de Donostia...». Empezó así un camino lleno de obstáculos como el que encontraron en la plaza de Gipuzkoa, en Donostia. «Para poder traer ponentes a nuestras conferencias pedimos dinero a la Diputación, que nos dio 19.000 pesetas, pero el diputado general, Imanol Murua [i.e. Xabier Aizarna], dijo que no cuando se enteró», afirma Martín. En respuesta a la negativa, miembros de EHGAM se encerraron en el despacho del entonces diputado de Asuntos Sociales, José Ramón Goñi Tirapu, que les dio permiso para entrar. «Desplegamos una pancarta, repartimos octavillas y a las tres de la mañana vino a sacarnos la Policía con Murua [Aizarna] al frente, que nos dijo que antes de darnos el dinero prefería pagarnos un viaje a Lourdes para que nos curáramos», sostiene Martín.
Antonio Caba fue condenado a nueve meses por imprudencia temeraria y no llegó a entrar en prisión. Los miembros de EHGAM recibieron anónimos, fueron perseguidos y golpeados, pero siguieron adelante; lo que comenzó aquel 10 de junio ya no se ha vuelto a detener. «En todo este tiempo hemos influido en la sociedad», afirma Martín. Y sin embargo aún queda mucho trabajo por hacer. El domingo pasado trece personas dieron una paliza a un joven homosexual en Basauri. «Hemos llamado a la movilización, como lo hicimos hace 42 años».
En la madrugada de ese día, el vecino de la localidad Vicente Vadillo Santamaría, conocido como 'Francis', tomaba unas copas con unos amigos en la discoteca Apolo, situada entonces en la calle San Sebastián del barrio de Iztieta. La celebración era a puerta cerrada, pero un individuo en estado de embriaguez llamó a la puerta y entró en el local sin que nadie pudiera impedirlo. Aquel hombre era el policía nacional Antonio Caba Laguna, que llevaba cuatro días destinado en el País Vasco. Poco después de entrar, mató de un tiro en la cara a Vicente.
Según la versión oficial, mientras el agresor y su víctima conversaban amigablemente en la barra de la discoteca, «sin mediar riña, pelea o altercado alguno, el agente sacó su arma reglamentaria para exhibirla, momento en el que se disparó». El tiro presuntamente 'accidental' alcanzó a Vicente Vadillo «en un ojo, causándole la muerte de manera instantánea».
El relato que ofrecieron los testigos fue muy diferente. «Dijeron que cuando el agente entró, gritó 'estoy harto del pueblo vasco, me voy a cargar a alguien'», asegura Mikel Martín, miembro histórico de EHGAM, el movimiento gay-les de Euskal Herria. Fue en ese momento cuando Vicente, que estaba cerca del policía, se levantó y le dijo: 'Aquí estoy yo'. La respuesta que encontró fue un disparo.
Vicente Vadillo tenía 32 años, era natural de Jaén y actuaba como travesti en un club de Trintxerpe. En el momento de su muerte, según la versión oficial, «se hallaba vestido con ropas de mujer». Su asesinato está considerado como la tragedia que dio impulso al movimiento de los derechos de los homosexuales en el País Vasco, hasta entonces en la clandestinidad y la marginalidad.
La muerte de Vadillo sacudió Errenteria, aunque Mikel Martín tiene una duda. Se pregunta si habría ocurrido lo mismo si el autor del disparo hubiera sido un vecino de la localidad en vez de un policía. «Probablemente no», responde. Aquellos primeros días de junio, el ambiente estaba muy caldeado. Una semana antes, un guardia civil había matado de un tiro en la cabeza a la activista ecologista donostiarra Gladis del Estal mientras participaba en una concentración en Tudela, y ahora llegaba esto, una nueva muerte con la versión oficial de que había sido un accidente.
A este contexto se le unieron los titulares de los periódicos que informaron sobre el asesinato. «Decían que habían matado a un hombre vestido de mujer. Se ponía el peso en cómo iba vestido, nos pareció que era una especie de justificación, que era como si estuviera menos muerto», recuerda Martín. Fue la gota que colmó el vaso. «Hicimos piña y empezamos a organizar la respuesta y a convocar movilizaciones».
Al día siguiente del asesinato, se organizó en Errenteria una manifestación que llegó hasta el cuartel de la Policía Nacional. Fue la primera que celebró el movimiento en Gipuzkoa a cara descubierta, y acabó con fuertes cargas policiales. Un día más tarde, se organizó una gran manifestación en San Sebastián, la primera que visibilizó al colectivo de gais y lesbianas agrupado en torno a EHGAM. «Hicimos una sentada en el Boulevard y leímos un comunicado de denuncia», recuerda Martín. El hielo se había roto.
«Aquello fue el inicio del proceso de lucha de liberación gay. A partir de ese momento empezamos a organizar conferencias, concentraciones, alguna fiesta, lecturas de poemas, colaboraciones con el Festival de cine de Donostia...». Empezó así un camino lleno de obstáculos como el que encontraron en la plaza de Gipuzkoa, en Donostia. «Para poder traer ponentes a nuestras conferencias pedimos dinero a la Diputación, que nos dio 19.000 pesetas, pero el diputado general, Imanol Murua [i.e. Xabier Aizarna], dijo que no cuando se enteró», afirma Martín. En respuesta a la negativa, miembros de EHGAM se encerraron en el despacho del entonces diputado de Asuntos Sociales, José Ramón Goñi Tirapu, que les dio permiso para entrar. «Desplegamos una pancarta, repartimos octavillas y a las tres de la mañana vino a sacarnos la Policía con Murua [Aizarna] al frente, que nos dijo que antes de darnos el dinero prefería pagarnos un viaje a Lourdes para que nos curáramos», sostiene Martín.
Antonio Caba fue condenado a nueve meses por imprudencia temeraria y no llegó a entrar en prisión. Los miembros de EHGAM recibieron anónimos, fueron perseguidos y golpeados, pero siguieron adelante; lo que comenzó aquel 10 de junio ya no se ha vuelto a detener. «En todo este tiempo hemos influido en la sociedad», afirma Martín. Y sin embargo aún queda mucho trabajo por hacer. El domingo pasado trece personas dieron una paliza a un joven homosexual en Basauri. «Hemos llamado a la movilización, como lo hicimos hace 42 años».
NOTA DE IGLU: Ese mismo día, 10 de junio de 2021, se entregaron en Leioa los Primeros Premios Empar Pineda, acto al que Mikel asistió junto a Julen. La fecha elegida era, precisamente, en recuerdo al asesinato de Francis y lo que ello supuso para nuestro activismo. Salimos hacia Donostia desde Errenteria en el topo, donde le mostró este artículo. Enseguida me di cuenta de que había cometido el error de confundir a Xabier Aizarna, diputado general de Gipuzkoa en 1979, con Imanol Murua (que lo fue a partir del 30 de enero de 1985). Mikel intentó ponerse en contacto inmediatamente con el periodista para enmendar el error, pero, además de no disponer de cobertura en el móvil, debido a los túneles del topo, ya era tarde y el artículo había sido publicado tal cual. Además, Murua no era tan 'carca' o conservador como Aizarna, y a él se le debe, por ejemplo, la creación de Arteleku (en 1987).
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