320 p.
Serie: G
ISBN 9788492813452 / 20 €
/ ES / ENS
/ Historia / Identidades / Liberación sexual / Persecuciones políticas
"Las circunstancias obligaban" intenta fundamentar las tesis de que las relaciones homoeróticas han sido perseguidas en periodos de convulsión y, paralelamente, de que el siglo XX ha contemplado la existencia de dos generaciones de identidades homosexuales. Los representantes de la primera (maricas, bolleras) estaban marcados por el estigma de la inversión y pertenecían a la clase trabajadora, por lo que contaban con escasas herramientas de resistencia. La segunda generación, que surge a partir de los años sesenta en Estados Unidos —unos años más tarde en Europa— dio lugar a gays, lesbianas y transexuales. Las últimas identidades aparecieron dentro de una clase media en expansión, con los estudios de nivel medio/superior (e ingresos saneados) que la caracterizan.
Así, maricas y bolleras eran víctimas fáciles de una represión organizada por las autoridades con el fin de eliminar las relaciones entre personas del mismo sexo (o, en su defecto, reducirlas), pero lesbianas y gays cuentan con armas de resistencia. El libro documenta el sustrato social y material donde nacieron estas formas de homoerotismo, analiza las razones por las que fueron perseguidas y las fuerzas que las impulsan. Para ello, "Las circunstancias obligaban" se centra en la historia de dos países, Estados Unidos y España; el primero, como nación donde se fraguaron muchas de estas transformaciones, mientras el segundo es un ejemplo de acelerada modernización.
Javier Ugarte Pérez
Nació en 1963 en Asturias y en 1996 se doctoró en filosofía con una
tesis sobre Michel Foucault. En 1999 contribuyó a la fundación de
"Orientaciones. Revista de homosexualidades" —de la que fue su director
hasta el año 2003— ante la carencia de medios donde los estudiosos del
tema pudieran divulgar sus trabajos.
Con posterioridad, ha
publicado "Sin derramamiento de sangre. Un ensayo sobre la
homosexualidad" (Egales, 2005); como compilador, "La administración de
la vida. Estudios biopolíticos" (Anthropos, 2005); y como editor, "Una
discriminación universal. La homosexualidad bajo el franquismo y la
transición" (Egales, 2008) y "Hacer vivir, dejar morir. Biopolítica y
capitalismo" (Arbor-La Catarata, 2010).
Prólogo
El estado de la cuestión
La actitud del Estado español, en relación con las cuestiones
homosexuales, resulta paradójica. A partir del año 2005, el Parlamento
nacional tomó decisiones que sitúan al país en vanguardia mundial
respecto al reconocimiento y defensa de los derechos de lesbianas, gais,
bisexuales y transexuales; es el caso, por ejemplo, de la legislación
que amplía el matrimonio, la ley sobre identidad de género y la decisión
de indemnizar a las víctimas de la represión estatal en décadas
anteriores. Sin embargo, las instituciones educativas se niegan a
considerar que los estudios sobre temas sexuales y de género tengan
suficiente interés como para incluirse en el curriculum universitario, a
diferencia de lo que sucede en otros países del entorno; la situación
conlleva que la posición de quien investiga la homosexualidad en España
resulte inestable debido a los obstáculos que encuentra para desarrollar
una carrera académica. Lo que es peor, optar por esta línea de trabajo
soslaya la importancia de sus aportaciones al conocimiento de la
sociedad y le imposibilita el acceso a becas y ayudas de investigación;
por ello, queda bloqueada la promoción académica del especialista.
El desfase es llamativo en las facultades donde existen asociaciones de
estudiantes que trabajan sobre sexualidad y género. Estos
universitarios, de intentar consagrarse a la docencia, encuentran que el
suelo se resquebraja bajo sus pies porque la dedicación que se les
consentía en cuanto alumnos se les niega como profesores. Dada esa
dificultad, sorprende el elevado número de personas que han elegido este
campo de trabajo como centro de su especialización profesional. En
pocas naciones se encuentra un volumen de producción teórica sobre
género -que incluye tanto el feminismo como las nuevas masculinidades- y
orientación/preferencia sexual como en España, al tiempo que
colecciones surgidas en editoriales especializadas en otros temas (o que
nacieron para asentarse en estos). En la apuesta de las editoriales
debe verse el esfuerzo por cubrir el hueco que dejan vacío las
universidades: una vez que los temas de sexualidad en general -y las
cuestiones homosexuales en particular- se encuentran ausentes de los
planes de estudios, las instituciones académicas apenas publican libros
con esos contenidos (a diferencia de lo que sucede en Estados Unidos o
el Reino Unido); esa situación también es responsable de que escaseen
tesis doctorales sobre esos temas, así como ayudas para investigarlos.
La indiferencia ante un buen número de preocupaciones sociales puede
constituir una de las razones por las cuales las instituciones
académicas españolas ocupan los últimos lugares, entre los países
avanzados, por la calidad de su docencia e investigación (especialmente,
en el campo de las humanidades).
La distancia que media entre el reconocimiento político y la cerrazón
académica explica la posición peculiar que en España ocupa el
intelectual especializado en estas cuestiones. Como los centros de
investigación le son adversos, se dirige a la sociedad en busca de un
público que valore su trabajo; por eso, muchos especialistas se acercan a
grupos homosexuales (caso de los colectivos lgbt), movimientos
alternativos (como los queer) o corrientes de género (feminismo,
masculinidad) que hacen de intermediarios entre su trabajo y el público
general. En parte, la vinculación es positiva para la teoría porque le
obliga a estar próxima a las preocupaciones de los individuos y los
colectivos a los que se une. Se trata de una “teoría práctica” por así
decir que, como sucede con la ciencia práctica, resulta útil para lograr
objetivos concretos a corto plazo; prueba de ello son los derechos
conquistados en los últimos años. Sin embargo, entraña el peligro de
dejar de lado el conocimiento por amor al mismo -que es lo que significa
la palabra “teoría”- junto al futuro que construye una investigación
que no busca más que su propio desenvolvimiento. Si se carece de una
teoría pura en el campo de la ciencia, la filosofía y las humanidades,
la cultura se encuentra con un lastre para su desarrollo. En el trabajo
conjunto de intelectuales y colectivos radica una de las causas de la
obtención de derechos políticos; en la dificultad para generar teoría o
investigación pura, una de las limitaciones que encuentra la lucha
contra la marginación de los homosexuales a largo plazo (a la vez que la
evolución del conjunto de la sociedad).
No es necesario mencionar ahora a quienes se han dedicado a luchar por
la igualdad de derechos (o contra la homofobia) en el país porque, en
muchos casos, el lector encontrará citados sus trabajos -junto a las
editoriales donde los publicaron- a lo largo del libro y en la
bibliografía final. Lo que conviene destacar es que no eligieron estas
cuestiones como temas de investigación para incrementar sus ingresos por
medio de la venta de ejemplares o conferencias cuando, de haber elegido
otro campo, es probable que les hubiera ido mejor. Sus elecciones
tampoco pueden entenderse como el paso equivocado de quien buscaba
progresar en instituciones que se muestran impermeables a su esfuerzo
puesto que ese obstáculo resultaba evidente desde el principio. La
apuesta debe interpretarse como un compromiso por transformar una
realidad que les parecía injusta: estos autores y autoras se niegan a
aceptar que las personas sufran y vean mermado su proyecto de vida a
causa del sexo y el género de quienes desean (o en quienes se encarnan,
caso de l@s transexuales); esta posición de partida constituye el primer
mérito de su trabajo.
Agradecimientos
Varias personas leyeron un esbozo del que surgió Las circunstancias obligaban
y otras compartieron sus reflexiones sobre algunos contenidos; es el
caso de Kerman Calvo, Ana Isabel Carrasco, Antonia Díaz, Alberto Mira,
Alejandro Modarelli, Miguel Ángel Sánchez, Jordi Terrasa y Gracia
Trujillo. Cuando el texto se convirtió en libro, este fue leído y
comentado por Arturo Arnalte, Emilio Corbacho, Paula Noya y Antonio
García (a quien, junto con Emilio, debo la orientación en el mundo de la
estadística). Aprovecho este espacio para agradecerles la seriedad con
la que unos y otros se tomaron el trabajo de analizar las líneas de
investigación de la obra, lo que convierte los errores o insuficiencias
que pueda contener en responsabilidad exclusiva de su autor.
Tesis del libro e indicaciones de lectura
El libro intenta fundamentar dos tesis, una en relación con la sociedad
occidental a lo largo del tiempo y otra en relación con el siglo XX,
ambas desde una perspectiva materialista:
1º) Las autoridades han reprimido el homoerotismo en momentos de
conmoción política que, a menudo, expresaban alteraciones profundas en
el modo de producción; estas podían ser expansiones de las fuerzas
productivas que chocaban con las reglas en vigor o, por el contrario,
depresiones que dificultaban el reparto de una riqueza disminuida. La
represión tenía el doble objetivo de estimular la natalidad de las capas
menesterosas de la sociedad y dirigir su comportamiento; si la atención
se fija en los grupos privilegiados, la acusación de haber mantenido
relaciones con personas del propio sexo permitía desembarazarse de
individuos incómodos. En la conjunción de esos fines se explica la
persecución de conductas que no conllevan víctimas, la creación de
“grupos de riesgo” y el hecho de que el grueso de afectados procediera
de las clases populares;
2º) Es posible realizar una historia de las relaciones entre personas
del mismo sexo, desde la antigüedad grecorromana al siglo XXI, a partir
de las prácticas, puesto que estas se han modificado poco con el paso de
los siglos; sobre ellas se levantaron las identidades, que son vías por
las cuales el individuo persigue sus fines. El último siglo y medio
muestra la existencia de dos generaciones de identidades homosexuales.
La primera surgió a finales del siglo XIX, se mantuvo hasta los años
sesenta del siglo XX y se centró en subjetividades deudoras de la idea
de inversión (bolleras, maricas); la segunda generación alumbró identidades que continúan en nuestros días (caso de lesbianas, gais, bisexuales y transexuales),
pero se encarnan en individuos integrados en la sociedad. La
sustitución de una generación por otra fue debida a la incorporación de
los homosexuales a un sistema productivo que impulsa los empleos que
exigen alta cualificación, remuneran de acuerdo con ella y desincentivan
la natalidad.
Al margen de esos aspectos, el libro cuenta con dos lecturas posibles,
una como estudio y otra como ensayo. La primera abarca la totalidad de
la obra, mientras la segunda deja de lado los apartados que sostienen
materialmente la argumentación, que se encuentran al inicio de cada
capítulo (1.1, 2.1, 3.1 y 4.1); estos constituían un esfuerzo
obligatorio para el autor, aunque supongan un recorrido voluntario para
quien prefiera centrarse en el ensayo.
Fuente
Las circunstancias obligaban. Homoerotismo, identidad y resistencia
javierugarte.net
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