El armario de acero : amores clandestinos en la Rusia actual / Dmitry Kuzmin … (et al.) ; prólogo Dmitry Kuzmin ; traducción Pedro Javier Ruiz Zamora
288 p.
Madrid : Dos Bigotes, 2014 [04-21]
288 p.
Autores: Dmitry Kuzmin, Slava Mogutin, Margarita Meklina, Vasili Chepelev, Sergei Finogin, Vadim Kalinin
ISBN 9788494241307 / 17,95 €
/ ES / RU* / REC / REL
/ Homofobia / Literatura / Persecuciones políticas / Poesía / Postcomunismo / Relatos / Rusia / Vladimir Putin
“El armario de acero” es una oportunidad única para descubrir a un extraordinario grupo de escritores inéditos en español que utilizan su libertad creativa para reivindicar las distintas maneras de amar y sentir. Desde maestros del relato breve como Margarita Meklina hasta magníficos poetas como Dmitry Kuzmin, pasando por el cotizado artista Slava Mogutin, todos los autores han cedido sus textos para manifestar su rechazo a la ley contra la “propaganda homosexual” dictada por Vladimir Putin. Este recorrido por la novísima poesía y narrativa rusa ofrece la posibilidad de disfrutar con una escritura audaz y moderna, en la que literatura y compromiso se dan la mano. No pongan freno a su curiosidad y sumérjanse en un libro sorprendente, transgresor y dotado de una incuestionable capacidad de provocación.
José Luis Serrano | El Huffington Post, 2014-04-29
http://www.huffingtonpost.es/jose-luis-serrano/el-armario-de-acero-literatura_b_5203329.html
Es un tiempo de héroes para la población gay, lesbiana, transexual o bisexual en Rusia. Las leyes homófobas de Putin (y la vergonzosa pasividad del resto del mundo) alimentan las agresiones casi diarias a nuestros hermanos de lucha. Nada como un enemigo interior o exterior para conjurar los propios fantasmas, para esconder nuestras debilidades y carencias (de eso sabemos mucho en nuestro país).
También es tiempo de héroes para la industria editorial: no solo por la piratería (que casi me parece lo de menos) o la falta de criterio de las editoriales grandes (eso sí que es grave) sino porque mucha gente ya no lee. Las redes sociales o la mensajería instantánea han conseguido que nuestra mente sea incapaz de concentrarse en una historia que ocupe más de 140 caracteres.
Por eso celebramos doblemente el nacimiento de una nueva editorial de nombre inolvidable: Dos Bigotes, editorial de Gonzalo Izquierdo y Alberto Rodríguez, cuyo primer lanzamiento, “El armario de acero. Amores clandestinos en la Rusia actual”, recopila textos de esos héroes rusos que se juegan la vida con cada palabra que escriben, como si de una nueva época de la samizdat se tratara.
Diecisiete autores seleccionados por Dmitry Kuzmin, la mayoría inéditos en castellano y prácticamente desconocidos (salvo, quizá Slava Mogutin, por otros motivos) que han cedido los derechos de sus textos para manifestar su rechazo a la ley contra la propaganda homosexual. Dejamos algunos nombres, para que se vayan ustedes familiarizando: Margarita Meklina, Vadim Kalinin, Vasili Chepelev, Aleksander Murasov, Aleksander Belykh, o Sergei Finogin (con solo 24 añitos).
Sí, como lo oyen. Propaganda homosexual. Como si la homosexualidad fuera algo que se compra en una tienda. Piensen ustedes en lo absurdo que resultaría que yo dijera que “Titanic” es propaganda heterosexual. Así que, imaginen.
El libro es excelente: una selección de relatos y poemas que no dejan indiferente, que, en conjunto quizá, trasmiten una sensación de cansancio, de desilusión, pero que en ningún caso anuncian rendición. También hay gozoso sexo y saludable sentido del humor. Y obviamente denuncia, crítica, compromiso y literatura, mucha literatura. De esa buena literatura rusa con dachas y nieve y trenes y alcohol y desheredados y sol de verano en aguas heladas y búsqueda constante del alma rusa. Y del mal, siempre presente.
"Todo ese mal no tiene poder sobre la juventud, que solo quiere amar y entiende que es en el amor donde se halla la verdad", dice Dmitry Kuzmin en el prólogo. Que así sea.
Habrá más cosas pronto en Dos Bigotes: “Los deseos afines” (dieciocho relatos escritos por algunos de los mejores autores africanos contemporáneos), “Imre: una memoria íntima” (primera novela anglosajona de temática homosexual con un final feliz, allá por 1906) y otras novedades a las que permaneceremos atentos y esperaremos con deseo.
Y a Putin, que le den, que le guste y que no le vuelvan a dar nunca más.
También es tiempo de héroes para la industria editorial: no solo por la piratería (que casi me parece lo de menos) o la falta de criterio de las editoriales grandes (eso sí que es grave) sino porque mucha gente ya no lee. Las redes sociales o la mensajería instantánea han conseguido que nuestra mente sea incapaz de concentrarse en una historia que ocupe más de 140 caracteres.
Por eso celebramos doblemente el nacimiento de una nueva editorial de nombre inolvidable: Dos Bigotes, editorial de Gonzalo Izquierdo y Alberto Rodríguez, cuyo primer lanzamiento, “El armario de acero. Amores clandestinos en la Rusia actual”, recopila textos de esos héroes rusos que se juegan la vida con cada palabra que escriben, como si de una nueva época de la samizdat se tratara.
Diecisiete autores seleccionados por Dmitry Kuzmin, la mayoría inéditos en castellano y prácticamente desconocidos (salvo, quizá Slava Mogutin, por otros motivos) que han cedido los derechos de sus textos para manifestar su rechazo a la ley contra la propaganda homosexual. Dejamos algunos nombres, para que se vayan ustedes familiarizando: Margarita Meklina, Vadim Kalinin, Vasili Chepelev, Aleksander Murasov, Aleksander Belykh, o Sergei Finogin (con solo 24 añitos).
Sí, como lo oyen. Propaganda homosexual. Como si la homosexualidad fuera algo que se compra en una tienda. Piensen ustedes en lo absurdo que resultaría que yo dijera que “Titanic” es propaganda heterosexual. Así que, imaginen.
El libro es excelente: una selección de relatos y poemas que no dejan indiferente, que, en conjunto quizá, trasmiten una sensación de cansancio, de desilusión, pero que en ningún caso anuncian rendición. También hay gozoso sexo y saludable sentido del humor. Y obviamente denuncia, crítica, compromiso y literatura, mucha literatura. De esa buena literatura rusa con dachas y nieve y trenes y alcohol y desheredados y sol de verano en aguas heladas y búsqueda constante del alma rusa. Y del mal, siempre presente.
"Todo ese mal no tiene poder sobre la juventud, que solo quiere amar y entiende que es en el amor donde se halla la verdad", dice Dmitry Kuzmin en el prólogo. Que así sea.
Habrá más cosas pronto en Dos Bigotes: “Los deseos afines” (dieciocho relatos escritos por algunos de los mejores autores africanos contemporáneos), “Imre: una memoria íntima” (primera novela anglosajona de temática homosexual con un final feliz, allá por 1906) y otras novedades a las que permaneceremos atentos y esperaremos con deseo.
Y a Putin, que le den, que le guste y que no le vuelvan a dar nunca más.
El armario de acero: Amor a Rusia
Eduardo Nabal Aragón | Diario Progresista, 2014-04-28
http://www.diarioprogresista.es/el-armario-de-acero-amor-a-rusia-49754.htm
"En Rusia está bien ser gay si vives en una ciudad grande como San Petersburgo o Moscú, estudias en la Universidad o trabajas en una empresa liberal, pero aún así no debes sentirte absolutamente seguro. Si vives en una localidad pequeña o en áreas rurales, tienes que mantener tu sexualidad en secreto. De lo contrario te golpearán o matarán". Nikita Mironov incluido en el libro de relatos y poemas “El armario de acero: Amores clandestinos en la Rusia actual” (Editorial Dos Bigotes)
Uno de los tragos más amargos que me he tomado en mi vida (o como se dice vulgarmente uno de los sapos más grandes que me he tragado) no ha sido no poder enseñar cine en la Universidad por los intereses económicos de unos oportunistas de segunda sino lo sucedido en el verano pasado en Rusia, cuando se decretó la Ley de Propaganda Antihomosexual por el Presidente Putin. Ver al colectivo LGTBI ruso en las calles masacrado y asesinado por neonazis amparados por la policía, perseguidos por las fuerzas del desorden hasta sus casas y comprobar que las izquierdas se confundían en un silencio estremecedor me pilloótodavía con ganas de combate aunque fue peor la reflexión posterior, indescriptible. Era difícil sino imposible dirigirse a Asociaciones de Derechos Humanos en Burgos. Solo Amnistía Internacional sacó alguna carta en el diario llamando la atención sobre los asesinatos en Rusia. Resulta curioso que cuando la violencia, o la estafa o el robo vienen de fuerzas institucionales la gente no se escandalice y, en cambio, se muera de espanto ante los crímenes puntuales o los asesinos/as en serie. No nos pillaba de nuevas pero el asunto alcanzó dimensiones olímpicas por los muchos silencios cómplices que se sumaron. Vamos me explico, para que no me llamen victimista gente que no sabe ni leer y escribir pero ocupa puestos en la Universidad, algunos creados por y para ellos. La masacre en Rusia ha sido consecuencia de un régimen capitalista, endogámico prepotente y dictatorial pero parecía de mal gusto señalar a un país de mitología revolucionaria casi intocable. Los marxistas, leninistas o trotskistas nostálgicos no saben que sus líderes eran príncipes o nobles antes de coger el megáfono, pero eso es lo de menos. Desde el cine de Einsestein sé que hay gay visibles en Rusia y que lograron tener representación política. En el libro de cuentos y poemas recién editado por la también reciente “Editorial Dos Bigotes” se recogen las voces, risas y lamentos de verdaderos orfebres de la palabra y transgresores de las normas sociales y morales impuestas por la dictadura y el capitalismo tardío. Pero yo no quiero apelar a la mala conciencia de algunas izquierdas de historial homófobo ni a los que se debaten entre la subvención municipal y el ir de guays sino dirigirme a la gente común y cabal, sobre un tema que ya forma parte de la Historia Universal de la Vergüenza.
Cuando halábamos de las Pussy Riotts o de los muchos intelectuales, activistas y/o periodistas encarcelados, deportados y luego asesinados (incluso en verdaderas snuff-movies disponibles en Youtube) no estábamos haciendo ninguna tragedia victimista ni ningún paripé imperialista en plan Madonna. Estábamos viendo quemar las barbas del vecino. O sea, que nos veíamos venir el aumento de agresiones, vueltas al armario en el ámbito laboral o familiar y el recorte de derechos (como el derecho al aborto) por parte de Gobiernos cuando se alían con la Iglesia Ortodoxa y buscan grupos a los que culpar de la desestructuración social y la corrupción generalizada. Mientras compañeros eran asesinados a sangre fría en la Rusia pre-olímpica crecía nuestra estupefacción porque las izquierdas, en general (siempre hay nobles excepciones, con los que al menos se podía hablar sin tapujos ), estaban pendientes de la agonía de Hurgo Chávez como hoy todavía hay quien encuentra sexy la perilla y el aspecto de universitario chuleta y el hedor machirulo de Pablo Iglesias. Vamos que seguimos en las mismas. Mientras reclamábamos y clamábamos por el fin de un genocidio selectivo otros seguían a Maduro y Capriles llamándose maricones para desacreditarse públicamente. No hubo entonces ISI que valga, solo un narcisismo documental que nos dejó mas helados que a aquella miembro del grupo Pussy Riots a la que mandaron a Siberia. Por eso “El armario de acero”, en principio un libro de relatos y poemas del colectivo LGTBI que empezó a tener voz en los albores del nuevo siglo, adquiere una inusitada dimensión política además de la calidad irregular pero, en general, notable de los cuentos y poesías de amor. Virulentamente antimilitaristas las pequeñas y variopintas joyas recogidas en “El armario de acero” demuestran que el colectivo LGTB de verdad sabe responder ante la censura y la barbarie, incluso cuando les dejan, por lo general, solos. Diecisiete escritores y escritoras que hablan del cuerpo como desafío, goce y campo de batalla que cuentan amores hoy silenciados por las instituciones y que no tienen que envidiar nada a algunos relatistas queer en el mundo anglosajón. “El armario de acero” es un oasis de libertad en tiempos en los que la cultura se devalúa y las libertades fundamentales empiezan a ser un lujo, también en el Estado Español y no digamos ya en las ciudades de provincia. Un libro lleno de rabia y erotismo contra la violencia y la barbarie, también un libro fresco y con cuentos llenos de humor y desinhibición.
Invito a que esas izquierdas, nuestras izquierdas que han hecho definitivamente el ridículo ante sus jóvenes militantes LGTBI en sus respectivos partidos incorporen a sus bibliotecas “El armario de acero”. Hasta el gran Bertold Bretch defiende y define con valentía la pasión homosexual. Solo gente muy aislada como Marina Tasvetayeva a fines del siglo XIX o cineastas como Eisenstein se atrevieron a cantar con algo de la libertad afectiva que se expande en la obra variopinta de estos jóvenes literatos. Un trago de vodka y una ola de calor humano que derriten el hielo del silencio cómplice de ignorantes, beatos y fanáticos de muchos bandos.
Uno de los tragos más amargos que me he tomado en mi vida (o como se dice vulgarmente uno de los sapos más grandes que me he tragado) no ha sido no poder enseñar cine en la Universidad por los intereses económicos de unos oportunistas de segunda sino lo sucedido en el verano pasado en Rusia, cuando se decretó la Ley de Propaganda Antihomosexual por el Presidente Putin. Ver al colectivo LGTBI ruso en las calles masacrado y asesinado por neonazis amparados por la policía, perseguidos por las fuerzas del desorden hasta sus casas y comprobar que las izquierdas se confundían en un silencio estremecedor me pilloótodavía con ganas de combate aunque fue peor la reflexión posterior, indescriptible. Era difícil sino imposible dirigirse a Asociaciones de Derechos Humanos en Burgos. Solo Amnistía Internacional sacó alguna carta en el diario llamando la atención sobre los asesinatos en Rusia. Resulta curioso que cuando la violencia, o la estafa o el robo vienen de fuerzas institucionales la gente no se escandalice y, en cambio, se muera de espanto ante los crímenes puntuales o los asesinos/as en serie. No nos pillaba de nuevas pero el asunto alcanzó dimensiones olímpicas por los muchos silencios cómplices que se sumaron. Vamos me explico, para que no me llamen victimista gente que no sabe ni leer y escribir pero ocupa puestos en la Universidad, algunos creados por y para ellos. La masacre en Rusia ha sido consecuencia de un régimen capitalista, endogámico prepotente y dictatorial pero parecía de mal gusto señalar a un país de mitología revolucionaria casi intocable. Los marxistas, leninistas o trotskistas nostálgicos no saben que sus líderes eran príncipes o nobles antes de coger el megáfono, pero eso es lo de menos. Desde el cine de Einsestein sé que hay gay visibles en Rusia y que lograron tener representación política. En el libro de cuentos y poemas recién editado por la también reciente “Editorial Dos Bigotes” se recogen las voces, risas y lamentos de verdaderos orfebres de la palabra y transgresores de las normas sociales y morales impuestas por la dictadura y el capitalismo tardío. Pero yo no quiero apelar a la mala conciencia de algunas izquierdas de historial homófobo ni a los que se debaten entre la subvención municipal y el ir de guays sino dirigirme a la gente común y cabal, sobre un tema que ya forma parte de la Historia Universal de la Vergüenza.
Cuando halábamos de las Pussy Riotts o de los muchos intelectuales, activistas y/o periodistas encarcelados, deportados y luego asesinados (incluso en verdaderas snuff-movies disponibles en Youtube) no estábamos haciendo ninguna tragedia victimista ni ningún paripé imperialista en plan Madonna. Estábamos viendo quemar las barbas del vecino. O sea, que nos veíamos venir el aumento de agresiones, vueltas al armario en el ámbito laboral o familiar y el recorte de derechos (como el derecho al aborto) por parte de Gobiernos cuando se alían con la Iglesia Ortodoxa y buscan grupos a los que culpar de la desestructuración social y la corrupción generalizada. Mientras compañeros eran asesinados a sangre fría en la Rusia pre-olímpica crecía nuestra estupefacción porque las izquierdas, en general (siempre hay nobles excepciones, con los que al menos se podía hablar sin tapujos ), estaban pendientes de la agonía de Hurgo Chávez como hoy todavía hay quien encuentra sexy la perilla y el aspecto de universitario chuleta y el hedor machirulo de Pablo Iglesias. Vamos que seguimos en las mismas. Mientras reclamábamos y clamábamos por el fin de un genocidio selectivo otros seguían a Maduro y Capriles llamándose maricones para desacreditarse públicamente. No hubo entonces ISI que valga, solo un narcisismo documental que nos dejó mas helados que a aquella miembro del grupo Pussy Riots a la que mandaron a Siberia. Por eso “El armario de acero”, en principio un libro de relatos y poemas del colectivo LGTBI que empezó a tener voz en los albores del nuevo siglo, adquiere una inusitada dimensión política además de la calidad irregular pero, en general, notable de los cuentos y poesías de amor. Virulentamente antimilitaristas las pequeñas y variopintas joyas recogidas en “El armario de acero” demuestran que el colectivo LGTB de verdad sabe responder ante la censura y la barbarie, incluso cuando les dejan, por lo general, solos. Diecisiete escritores y escritoras que hablan del cuerpo como desafío, goce y campo de batalla que cuentan amores hoy silenciados por las instituciones y que no tienen que envidiar nada a algunos relatistas queer en el mundo anglosajón. “El armario de acero” es un oasis de libertad en tiempos en los que la cultura se devalúa y las libertades fundamentales empiezan a ser un lujo, también en el Estado Español y no digamos ya en las ciudades de provincia. Un libro lleno de rabia y erotismo contra la violencia y la barbarie, también un libro fresco y con cuentos llenos de humor y desinhibición.
Invito a que esas izquierdas, nuestras izquierdas que han hecho definitivamente el ridículo ante sus jóvenes militantes LGTBI en sus respectivos partidos incorporen a sus bibliotecas “El armario de acero”. Hasta el gran Bertold Bretch defiende y define con valentía la pasión homosexual. Solo gente muy aislada como Marina Tasvetayeva a fines del siglo XIX o cineastas como Eisenstein se atrevieron a cantar con algo de la libertad afectiva que se expande en la obra variopinta de estos jóvenes literatos. Un trago de vodka y una ola de calor humano que derriten el hielo del silencio cómplice de ignorantes, beatos y fanáticos de muchos bandos.
Dos Bigotes | El armario de acero
http://www.dosbigotes.es/libros/el-armario-de-acero-amores-clandestinos-en-la-rusia-actual/
UDL Libros | El armario de acero
http://www.udllibros.com/libro-armario_de_acero,_el-Y850010001#
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DOCUMENTACIÓN
El armario de acero. Amores clandestinos en la Rusia actual, VV.AA.
Daniel López García | La Tormenta en un Vaso, 2014-09-16
http://latormentaenunvaso.blogspot.com.es/2014/09/el-armario-de-acero-amores-clandestinos.html
El armario de acero
Sergio Sancor | Libros y Literatura, 2014-04-21
http://www.librosyliteratura.es/el-armario-de-acero.html
Letras para la diversidad
Nace 'Dos Bigotes', una editorial joven e independiente de literatura LGTBI que huye de lugares comunes y guetos para llegar a todo tipo de lectores
Sergio Perea | El Correo, 2014-04-14
http://www.elcorreo.com/vizcaya/rc/20140427/cultura/letras-para-diversidad-20140426221427.html
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