Rosa Cobo: «La pornografía no puede estar accesible en internet para nadie».
Profesora universitaria, Cobo, una de las mayores expertas en porno de España, tiene claro que el sexo no es un derecho.
Gisela Revelles | El Liberal, 2020-09-26
https://www.elliberal.cat/2020/09/26/entrevista-rosa-cobo-la-pornografia-no-puede-estar-accesible-en-internet-para-nadie/
El currículum de Rosa Cobo (Cantabria, 1956) es apabullante. Licenciada en Ciencias Políticas y Sociología por la UCM, actualmente imparte Historia de la Teoría Feminista en la Universidad de A Coruña, además de un máster en Igualdad y Equidad de la Universitat de Vic. Entre otros cargos, ha ostentado los de asesora en los ministerios de Educación y de Igualdad y su trabajo como experta en feminismo le ha llevado a recibir diversos premios. Autora de varios libros, acaba de publicar 'Pornografía el placer del poder' (Ediciones B), Cobo conoce como nadie en España la relación entre pornografía y mujer y tiene claro a estas alturas que no hay «porno bueno». Menos aún cuando este se desarrolla partiendo de fantasías masculinas cargadas de «escenas de violencia y dominio sobre las mujeres».
Presenta estos días el libro ‘Pornografía. El placer del poder’ (Ediciones B). ¿Por qué este libro y por qué ahora?
Este libro está relacionado con el anterior que publiqué, 'La prostitución en el corazón del capitalismo'. En ambos libros se analiza la expropiación del cuerpo de las mujeres. Se les expropia de su sexualidad y de sus cuerpos tanto en el porno como en la prostitución. En ese libro analizaba la prostitución como una institución fundacional del sistema patriarcal y ahora con este sobre pornografía estudio los nuevos imaginarios que se están creando en el universo pornográfico. Todos ellos representan escenas de violencia y dominio sobre las mujeres. La prostitución y la pornografía colocan en el imaginario colectivo la idea de que los hombres merecen disfrutar del derecho de tener a mujeres a su disposición para poder acceder sexualmente a sus cuerpos.
¿Qué le ha llevado a estudiar la pornografía? Es usted una de las mayores expertas en España en este área.
La pornografía es una fenómeno social global que encierra una propuesta de socialización de hombres y mujeres y, por ello, tiene una proposición de redefinición de lo femenino y lo masculino. En el porno se afirma la soberanía del deseo masculino por encima de los deseos de las mujeres. Al mismo tiempo, se define a las mujeres como seres fundamentalmente sexuales más cerca de la noción de hembra que de la de mujer. La hipersexualización y la insignificancia definen lo femenino. Los varones son representados como seres agresivos y violentos con las mujeres y ellas son dibujadas como seres sexuales que no tienen más función que la de satisfacer los impulsos masculinos. Ellos ejercen poder y violencia y ellas son las receptoras de ese poder y de esa violencia. ¿Queremos que nuestra sociedad y especialmente nuestra juventud normalice estos mensajes?
Alertar sobre los efectos de la pornografía es complicado porque mucha gente se da por aludida y reacciona negativamente. Pero estamos hablando de algo que puede llegar a destrozar vidas. ¿Por qué cree que las alertas no son atendidas?
Detrás de cualquier fenómeno social está el interés de segmentos de población, que son los que hacen posible su institucionalización. Muchos varones sienten que tienen el derecho a disfrutar de los cuerpos de las mujeres, o bien a través de la prostitución o bien a través de representaciones de mujeres hipersexualizadas en la pornografía. El consumo de porno para algunos varones se convierte en la forma fundamental de vivir la sexualidad y de ejercer el poder y la violencia sobre las mujeres. A veces llegan tan lejos en el consumo de prácticas pornográficas que no pueden experimentar gratificación sexual con sus parejas. El endurecimiento de los contenidos pornográficos hace que sea difícil revertir su forma de vivir la sexualidad con sus novias o compañeras. Estoy notando preocupación, sobre todo, por parte de padres y madres respecto al consumo de porno de sus hijos. Ahora, necesitamos que el poder político tome cartas en el asunto.
La pornografía puede llegar a destruir una relación. No solo porque el hombre (que suele el que la ve) quiera poner en práctica con la pareja lo que ve en la pantalla, sino porque el enganche puede llegar a ser tan fuerte que deje de tener relaciones reales. Es difícil admitir que se tiene una adicción y que, como casi todas las adicciones, no afecta solo al que la padece sino que puede hacer mucho daño a quien está a su lado. ¿Se puede hacer algo al respecto?
Sí, se pueden hacer muchas cosas. En primer lugar, la pornografía no puede estar accesible en internet para nadie. Y, en segundo lugar, nuestros y nuestras adolescentes necesitan una educación sexual que esté basada en el compromiso emocional y en la reciprocidad del deseo. No es aceptable un modelo de sexualidad basado en criterios de poder y violencia. No es aceptable un modelo de sexualidad en el que una de las partes puede satisfacer su deseo a costa de la otra parte.
Erika Lust se hizo famosa como directora de pornografía para mujeres. Llaman a sus películas «pornografía feminista». ¿Hay diferencias reales entre esa pornografía y el resto? Entendiendo el resto como la pornografía hecha por hombres y sin entrar en los diferentes géneros.
En la última época de escritura de este libro estuve viendo la autodenominada pornografía feminista y lo que ví es que estas representaciones pornográficas son menos violentas, pero también observé que no hay un cambio en el esquema fundamental sobre el que se ha edificado la pornografía. La pornografía es la respuesta a las fantasías que tienen muchos varones sobre lo que pueden hacer a las mujeres. Y el porno autodenominado feminista no escapa a este esquema. Por otra parte, las dos terceras partes de quien consume porno son varones y apenas una tercera parte son mujeres. El porno ‘feminista’ tiene como objetivo ensanchar el mercado de mujeres que consumen pornografía.
A pesar de que existen organizaciones que alertan sobre los peligros del porno (en España no muchas, la verdad), las administraciones hasta ahora no parecen haberse dado por aludidas. Es más, la Agencia de Salud Pública de Barcelona en estos momentos recomienda en su web el visionado de vídeos eróticos como forma segura de practicar sexo en tiempos de pandemia. ¿Le parece un buen consejo?
Me parece una indecencia, probablemente relacionada con el inmenso poder que tiene el lobby del porno. ¿O es que no saben que las mujeres que aparecen en los videos pornográficos no hacen ficción sino que todo lo que ocurre en la sala de grabación es real?
Hay personas que sin pornografía ni prostitución lo tendrían muy difícil para practicar sexo. ¿Qué se puede hacer en estos casos?
Más inaceptable me parece que haya millones de personas en nuestra sociedad que estén por debajo del umbral de la pobreza y apenas les lleguen los recursos para comer y pagar las facturas. La sexualidad no es un derecho. Debe basarse en el deseo compartido de las dos personas involucradas, no solo en el deseo de una de las partes. Esta consideración convierte en inaceptable tanto la prostitución como la pornografía. La sexualidad no es aceptable si no se basa en los deseos de ambas partes.
Parece que preocupa de verdad el uso que los menores hacen de la pornografía. Sobre todo por cómo se relacionan después. En vistas de que es imposible cerrar las webs pornográficas y de que los políticos no parecen estar por la labor de incluir la educación sexoafectiva en las escuelas, ¿qué papel juegan las familias?
Creo que sí se pueden y se deben cerrar las webs pornográficas. En los videos pornográficos se exalta la violencia contra las mujeres y en muchos de ellos hay discursos de odio contra las mujeres. Hay que acabar con la pornografía y implantar la coeducación en las escuelas. Y la educación sexual debe tener un papel crucial en la coeducación.
Otro peligro es el uso que hacen de la pornografía los pedófilos. Los portales porno tienen categorías como las de «teens», «familia» o «incesto» y no parece extrañar a nadie que eso sea así. ¿En qué nos hemos convertido cuando, sabiendo que eso existe, miramos hacia otro lado?
Parece que algunos varones quieren hacer en público lo que se han visto obligados a hacer en privado. Las tasas de abuso sexual en la infancia son de un 20% en los países de la UE, según un informe de la OMS. El hecho de que uno de los imaginarios pornográficos habituales sea el del incesto habla de la cantidad de adolescentes chicos y chicas que consumen pornografía y se están socializando con estas representaciones. La edad media de entrada en el consumo de pornografía es a los 11 años. ¿Podemos pretender que estás prácticas no tengan influencia en las cabezas de estos niños y niñas? La pornografía tienen los mismos códigos que la publicidad. Si la publicidad condiciona la conducta del consumidor, ¿cómo podemos pensar que la pornografía no condicionará la conducta de los pornófilos?
Para acabar, ¿es posible una pornografía sana?
No lo creo. La pornografía se ha creado alrededor de la erotización de la violencia sexual y física sobre las mujeres. Si desaparece la erotización de la violencia, probablemente desaparecerá la pornografía. La pornografía, tanto la ‘mainstream’ como la autodenominada ‘feminista’, se ha creado también alrededor de las fantasías masculinas. No puede ser de otra forma, si no representan esas fantasías de dominio y de poder, los consumidores de pornografía dejarán de consumirla.
Presenta estos días el libro ‘Pornografía. El placer del poder’ (Ediciones B). ¿Por qué este libro y por qué ahora?
Este libro está relacionado con el anterior que publiqué, 'La prostitución en el corazón del capitalismo'. En ambos libros se analiza la expropiación del cuerpo de las mujeres. Se les expropia de su sexualidad y de sus cuerpos tanto en el porno como en la prostitución. En ese libro analizaba la prostitución como una institución fundacional del sistema patriarcal y ahora con este sobre pornografía estudio los nuevos imaginarios que se están creando en el universo pornográfico. Todos ellos representan escenas de violencia y dominio sobre las mujeres. La prostitución y la pornografía colocan en el imaginario colectivo la idea de que los hombres merecen disfrutar del derecho de tener a mujeres a su disposición para poder acceder sexualmente a sus cuerpos.
¿Qué le ha llevado a estudiar la pornografía? Es usted una de las mayores expertas en España en este área.
La pornografía es una fenómeno social global que encierra una propuesta de socialización de hombres y mujeres y, por ello, tiene una proposición de redefinición de lo femenino y lo masculino. En el porno se afirma la soberanía del deseo masculino por encima de los deseos de las mujeres. Al mismo tiempo, se define a las mujeres como seres fundamentalmente sexuales más cerca de la noción de hembra que de la de mujer. La hipersexualización y la insignificancia definen lo femenino. Los varones son representados como seres agresivos y violentos con las mujeres y ellas son dibujadas como seres sexuales que no tienen más función que la de satisfacer los impulsos masculinos. Ellos ejercen poder y violencia y ellas son las receptoras de ese poder y de esa violencia. ¿Queremos que nuestra sociedad y especialmente nuestra juventud normalice estos mensajes?
Alertar sobre los efectos de la pornografía es complicado porque mucha gente se da por aludida y reacciona negativamente. Pero estamos hablando de algo que puede llegar a destrozar vidas. ¿Por qué cree que las alertas no son atendidas?
Detrás de cualquier fenómeno social está el interés de segmentos de población, que son los que hacen posible su institucionalización. Muchos varones sienten que tienen el derecho a disfrutar de los cuerpos de las mujeres, o bien a través de la prostitución o bien a través de representaciones de mujeres hipersexualizadas en la pornografía. El consumo de porno para algunos varones se convierte en la forma fundamental de vivir la sexualidad y de ejercer el poder y la violencia sobre las mujeres. A veces llegan tan lejos en el consumo de prácticas pornográficas que no pueden experimentar gratificación sexual con sus parejas. El endurecimiento de los contenidos pornográficos hace que sea difícil revertir su forma de vivir la sexualidad con sus novias o compañeras. Estoy notando preocupación, sobre todo, por parte de padres y madres respecto al consumo de porno de sus hijos. Ahora, necesitamos que el poder político tome cartas en el asunto.
La pornografía puede llegar a destruir una relación. No solo porque el hombre (que suele el que la ve) quiera poner en práctica con la pareja lo que ve en la pantalla, sino porque el enganche puede llegar a ser tan fuerte que deje de tener relaciones reales. Es difícil admitir que se tiene una adicción y que, como casi todas las adicciones, no afecta solo al que la padece sino que puede hacer mucho daño a quien está a su lado. ¿Se puede hacer algo al respecto?
Sí, se pueden hacer muchas cosas. En primer lugar, la pornografía no puede estar accesible en internet para nadie. Y, en segundo lugar, nuestros y nuestras adolescentes necesitan una educación sexual que esté basada en el compromiso emocional y en la reciprocidad del deseo. No es aceptable un modelo de sexualidad basado en criterios de poder y violencia. No es aceptable un modelo de sexualidad en el que una de las partes puede satisfacer su deseo a costa de la otra parte.
Erika Lust se hizo famosa como directora de pornografía para mujeres. Llaman a sus películas «pornografía feminista». ¿Hay diferencias reales entre esa pornografía y el resto? Entendiendo el resto como la pornografía hecha por hombres y sin entrar en los diferentes géneros.
En la última época de escritura de este libro estuve viendo la autodenominada pornografía feminista y lo que ví es que estas representaciones pornográficas son menos violentas, pero también observé que no hay un cambio en el esquema fundamental sobre el que se ha edificado la pornografía. La pornografía es la respuesta a las fantasías que tienen muchos varones sobre lo que pueden hacer a las mujeres. Y el porno autodenominado feminista no escapa a este esquema. Por otra parte, las dos terceras partes de quien consume porno son varones y apenas una tercera parte son mujeres. El porno ‘feminista’ tiene como objetivo ensanchar el mercado de mujeres que consumen pornografía.
A pesar de que existen organizaciones que alertan sobre los peligros del porno (en España no muchas, la verdad), las administraciones hasta ahora no parecen haberse dado por aludidas. Es más, la Agencia de Salud Pública de Barcelona en estos momentos recomienda en su web el visionado de vídeos eróticos como forma segura de practicar sexo en tiempos de pandemia. ¿Le parece un buen consejo?
Me parece una indecencia, probablemente relacionada con el inmenso poder que tiene el lobby del porno. ¿O es que no saben que las mujeres que aparecen en los videos pornográficos no hacen ficción sino que todo lo que ocurre en la sala de grabación es real?
Hay personas que sin pornografía ni prostitución lo tendrían muy difícil para practicar sexo. ¿Qué se puede hacer en estos casos?
Más inaceptable me parece que haya millones de personas en nuestra sociedad que estén por debajo del umbral de la pobreza y apenas les lleguen los recursos para comer y pagar las facturas. La sexualidad no es un derecho. Debe basarse en el deseo compartido de las dos personas involucradas, no solo en el deseo de una de las partes. Esta consideración convierte en inaceptable tanto la prostitución como la pornografía. La sexualidad no es aceptable si no se basa en los deseos de ambas partes.
Parece que preocupa de verdad el uso que los menores hacen de la pornografía. Sobre todo por cómo se relacionan después. En vistas de que es imposible cerrar las webs pornográficas y de que los políticos no parecen estar por la labor de incluir la educación sexoafectiva en las escuelas, ¿qué papel juegan las familias?
Creo que sí se pueden y se deben cerrar las webs pornográficas. En los videos pornográficos se exalta la violencia contra las mujeres y en muchos de ellos hay discursos de odio contra las mujeres. Hay que acabar con la pornografía y implantar la coeducación en las escuelas. Y la educación sexual debe tener un papel crucial en la coeducación.
Otro peligro es el uso que hacen de la pornografía los pedófilos. Los portales porno tienen categorías como las de «teens», «familia» o «incesto» y no parece extrañar a nadie que eso sea así. ¿En qué nos hemos convertido cuando, sabiendo que eso existe, miramos hacia otro lado?
Parece que algunos varones quieren hacer en público lo que se han visto obligados a hacer en privado. Las tasas de abuso sexual en la infancia son de un 20% en los países de la UE, según un informe de la OMS. El hecho de que uno de los imaginarios pornográficos habituales sea el del incesto habla de la cantidad de adolescentes chicos y chicas que consumen pornografía y se están socializando con estas representaciones. La edad media de entrada en el consumo de pornografía es a los 11 años. ¿Podemos pretender que estás prácticas no tengan influencia en las cabezas de estos niños y niñas? La pornografía tienen los mismos códigos que la publicidad. Si la publicidad condiciona la conducta del consumidor, ¿cómo podemos pensar que la pornografía no condicionará la conducta de los pornófilos?
Para acabar, ¿es posible una pornografía sana?
No lo creo. La pornografía se ha creado alrededor de la erotización de la violencia sexual y física sobre las mujeres. Si desaparece la erotización de la violencia, probablemente desaparecerá la pornografía. La pornografía, tanto la ‘mainstream’ como la autodenominada ‘feminista’, se ha creado también alrededor de las fantasías masculinas. No puede ser de otra forma, si no representan esas fantasías de dominio y de poder, los consumidores de pornografía dejarán de consumirla.
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